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SOHBET DEL SHEIJ ABD-ALQADIR BABA EN EL DERGAH DE BUENOS AIRES EL DIA

SABADO 21 DE ABRIL DEL 2007.

Bismillahi er-Rahman er-Rahim

Hemos pasado una semana más, estamos en la finalización del cuarto mes del año dos mil siete, y
no se lo que ustedes piensan o sienten, pero, yo siento mas que pensarlo, que nuestra existencia se
va con una rapidez alarmante. De alguna manera, sea la edad que tengamos, cada uno de nosotros,
está como recluido en un geriátrico. Ustedes saben que en los geriátricos se recluyen los ancianos,
por su voluntad, o por la fuerza. Algunos lo hacen con un cierto grado de conciencia, y otros ni se
dan cuenta de que los han metido en un geriátrico. Nosotros creo que estamos en la segunda
categoría. Entre aquellos que estamos en un geriátrico y no nos damos cuenta. El geriátrico es
símbolo de vejez. En los geriátricos se internan a los viejos, y los viejos generalmente también por
una costumbre mental son asimilados a los que tienen una cierta y determinada edad cronológica.
Pero desde el punto de vista desde el que yo estoy hablando la edad no tiene nada que ver. En tanto
que cada uno de nosotros no cambie, su forma de pensar, su forma de sentir y de proceder, estamos
aprisionados por los viejos significados, los viejos sentimientos, las viejas formas de pensar, las
viejas formas de proceder. De manera que aunque desde afuera luzcamos muy jóvenes, por dentro
tenemos un geriátrico del que no podemos salir. Siempre pensamos lo mismo, siempre sentimos lo
mismo, siempre procedemos de la misma manera. Estamos atados a la vejez de nuestros
mecanismos sentimentales y mentales. Y atados a esos mecanismos ha pasado ya el cuarto mes de
este año. En los geriátricos los viejitos se mueren, día tras día. No son visitados muchas veces por
sus familiares. Se los trata con lástima, un sentimiento de lástima y con un barniz de piedad, muy
débil la capa de piedad, en el fondo hay lástima, y fastidio también. Por mas que queramos hacernos
los humanitarios con lo que decimos y pensamos. Pero, que diferencia hay entre un joven de
veinticinco años que siempre esta pensando lo mismo, que siempre esta agarrado a los mismos
mecanismos mentales y emocionales. Siempre está en su salsa, siempre está sufriendo como si fuera
un viejo artrítico, sin esperanza ninguna. Que diferencia hay con un viejo de ochenta o noventa
años, sesenta años de diferencia. Pero así como se pasaron estos cuatros meses del año dos mil siete,
sesenta años se pasan muy rápido, créanme que se pasan muy rápido. Así como a ustedes se le
pasaron los veinte años, los treinta años, los cuarenta años, los sesenta años también se pasan muy
rápido. Yo diría que se pasan en un instante, como un relámpago, como decía una viejita que conocí
que se miro al espejo a los noventa años y dijo: “la vida se me ha pasado en un relámpago”.
Musulmanes, judíos, ateos, niños, jóvenes, viejos a todos se nos pasa la vida con una velocidad
similar. Y mientras no cambiemos por dentro nuestros hábitos mentales, nuestros hábitos
emocionales, nuestros hábitos de comportamiento, estamos atados a los viejos significados, estamos
en un geriátrico. Es cuestión de agregarle unos años más, para que todos esos comportamientos,
esas formas de pensar, de sentir, etc., se fijen más en nosotros, se pongan como un surco, donde
pasan siempre las misma aguja, hasta formar una especie de trinchera, en cada vuelta. Por eso los
viejos son duros de cabeza, duros de sentimientos, duros de cuerpo, a fuerza de estar así desde los
veinte años. Empecinados en su formas de sentir, de pensar y de actuar. Sábado tras sábado
escuchamos a Hasan hablar sobre la sharia’t, sobre la historia del islam, sobre los hadicez del
Profeta (BP), sobre la Sunna. Sábado tras sábado escuchamos las repeticiones que hago, en base a
repeticiones que oí, en base a repeticiones que oyó el que me la dijo, en base a repeticiones que oyó
el que oyó el que me lo dijo. Sábado tras sábado que se pasan cada siete días con una velocidad
pasmosa. Venimos, nos sentamos, escuchamos y nos vamos. Y el profeta Muhammad, que la
bendición y la paz del Señor sean con él, decía que vayamos a buscar el conocimiento hasta en la
China. Y decía que el conocimiento era el camello perdido del musulmán. Y decía muchas otras
cosas acerca del conocimiento. Decía que Alí era la puerta de la ciudadela del conocimiento. ¿Pero
que conocimiento? ¿Para que? Dijo el imám hace un ratito, el conocimiento útil. ¿Útil para que?,
¿Para hacernos mejores, para escapar de ese geriátrico que tenemos adentro? ¿O para meter ese
conocimiento en el geriátrico, para que lo usen los viejos que están ahí adentro? ¿Para que tengan
un elemento más de juego a la media tarde cuando se reúnen a tomar el té, si es que se lo dan, de
acuerdo a la calidad del geriátrico? Entonces, ¿Para eso queremos el conocimiento?, ¿Para usarlo
así? ¿Para meterlo en el geriátrico? Si ese conocimiento lo metemos en la bolsa de la memoria,
sabemos algo más, salimos sabiendo algo más, pero eso no modifica nuestra forma de pensar, no
modifica nuestra forma de actuar, sobre todo, y no modifica nuestra forma de sentir, ese
conocimiento es usado en el geriátrico por los viejitos que tenemos adentro. Yo creo que todo
conocimiento útil, pienso, se me ocurrió pensar mientras hablaba el imám, es aquel que nos permite,
para que sea útil, cambiar en una forma positiva, nuestra manera de actuar, de pensar y de sentir, en
una forma positiva. Conocer mas implica mayor responsabilidad, indica mayor comprensión.
Conocer más indica más misericordia, en la medida que conocemos más, más misericordiosos
debemos ser. Significa tener más agradecimiento por muchas cosas, significa tener más alegría.
¿Somos más misericordiosos luego de haber escuchado lo que escuchamos sábado tras sábado?
¿Somos más misericordiosos que el sábado pasado, por todo lo que vivimos en esta semana que
pasó desde el domingo hasta hoy? ¿Somos más misericordiosos por lo que estamos hablando ahora
o todo lo metimos en el geriátrico para ser utilizado en los juegos de cartas de los viejos de los
domingos por la tarde? Que es el día más desgraciado que hay de la semana, por muchas razones,
ninguna esotérica, (risas) sino que bien exotérica. Todo conocimiento que sea recibido o adquirido,
como fuese, que no cambie mi forma de sentir, de pensar o de actuar, no es conocimiento, es
información, que es muy distinto al conocimiento. Entonces estoy mejor informado, como me
informo cuando leo el diario o cuando miro el noticioso o cuando leo un libro. Entonces me vuelvo
a informar cada sábado de lo que trae el Imán, o con lo que digo yo, pero eso, ¿cambia mi forma de
pensar, de sentir o de actuar? ¿Somos más felices?, porque les puedo asegurar, como primer efecto
del conocimiento que es comprendido hay una felicidad del descubrimiento, de descubrir algo
nuevo. Aunque sea por un instante, de decir como posiblemente lo hayamos visto alguna vez,
“¡Ah!, ¡ah!... era así!” ¿Alguna vez siente eso? “Oh! Era así… ¡Mash’Allah!”. Dicen, que el
conocimiento es poder, que el que más conoce más poder tiene, y que el que menos poder tiene es
el ignorante, o sea que el conocimiento se traslada al poder. Yo conozco cosas que otro no conoce y
yo tengo un poder sobre ese que no conoce esa cosa. Y puede ser una mera información, nomás, yo
tengo más información que otro y de esa manera estoy por encima, aunque no tenga aql, hablando
del aql, (se refiere a la charla anterior del Imán). El conocimiento, el verdadero conocimiento, el
conocimiento útil, forma parte de la materia del Aql. En este universo manifestado, todo es
material, en lo manifestado. Materia más sutil, materia más densa, pero todo es material. Materia
que se ve, materia que no se ve. El aql, que es indefinible por otra parte, le podemos atribuir cosas,
pero como esencia es indefinible. El intelecto primero, el primer ser, pero cuando decimos el
intelecto primero, el primer ser, ¿Qué estamos diciendo? Si nosotros tenemos que hablar como
decía el profeta Muhammad (BP) y como es Sunna, para el límite inferior del intelecto común de
cualquiera de nosotros, decir inteligencia primera o primer ser, es lo mismo que no decir nada,
¿Verdad?, ¿Nos agrega algo de comprensión?, ¿Nos va a cambiar la forma de pensar?, ¿Nos va a
cambiar la forma de sentir?, ¿Nos va a cambiar la forma de actuar?, porque yo dije, que está en los
libros, por otra parte yo no digo ninguna novedad, que el Aql Qudsi, el intelecto divino es el primer
ser. Sin embargo el conocimiento es materia del Aql. No es que el conocimiento sea algo abstracto
que está fuera del intelecto, el conocimiento verdadero es el intelecto mismo, no es algo que esta
afuera del intelecto, entendámonos, el conocimiento verdadero es la materia que forma el intelecto.
Es el conocimiento verdadero que es el intelecto. Así como el cerebro es todo lo que piensa, el
intelecto es todo lo que comprende. Que no es lo mismo pensar que comprender. Entonces uniendo
esto que estábamos diciendo, que las semanas se pasan rápido, que los meses se pasan rápido, y que
realmente siempre estamos en el mismo caldo que nos tiene aprisionados, en ese sentir que siempre
es el mismo, en ese pensar que siempre es el mismo, en ese actuar que siempre es el mismo, o sea
una especie de reclusión de ancianos escleróticos, metidos a dentro de jóvenes de veinte, de treinta,
de cincuenta o cien años. Y decimos que el verdadero conocimiento es para el aql, cuando una de
las propiedades que tiene el verdadero conocimiento es que rejuvenece, rejuvenece al que lo recibe,
lo hace más joven. Es la fuente de la juventud eterna, el conocimiento verdadero. Un viejo de
ochenta años que recibe un conocimiento nuevo es más joven que un joven de veinte años que no
tiene conocimiento. Porque ese conocimiento del que yo hablo no tiene nada que ver con la edad
cronológica, que forma parte de un tiempo que es una ilusión del cerebro pero que nosotros
tomamos como una realidad absoluta, porque, nosotros somos el cerebro. O sea, así como yo dije
que el conocimiento es el aql, el tiempo, el espacio y los pensamientos son el cerebro. El tiempo nos
desgasta, el tiempo nos convierte de jóvenes en viejos, y nos mata. El tiempo, y el espacio que
transitamos en nuestra corta existencia, son las murallas y los cuartos del geriátrico en el cual
vivimos. El verdadero conocimiento, el conocimiento que viene de la fuente viva de una tradición,
en el caso nuestro, la del Islam, y de un profeta, en el caso nuestro de nuestro santo profeta
Muhammad (BP), ese conocimiento, pero el conocimiento no la información, nos puede
rejuvenecer y convertir, sea la edad que tengamos, en jóvenes. En la medida que tengamos la edad
que tengamos, ese conocimiento que recibimos nos hace cambiar, de forma de pensar, de forma de
sentir y de forma de actuar. Porque de lo contrario sigue funcionando como una mera información,
y la información es como leer el diario, o como escuchar la radio, o como cualquiera de esas cosas.
O sea que si es información, por más que estemos aquí en una tariqa sufi, si lo recibimos como
información externa, sin interiorizarlo, por más que estemos en una tariqa sufi es como si
estuviéramos escuchando la radio en nuestras casas, o viendo la televisión, o leyendo el diario, es
exactamente lo mismo por más que aquí estemos hablando de lo que estemos hablando. O por más
que creamos que estamos recibiendo una información esotérica o mística o metafísica, o lo que
ustedes quieran poner de nombre lo que quieran ponerle.
Yo estoy hablando acá y hay gente en la cocina que está cocinando, que no me está escuchando. Mi
voz está sonando en la cocina, pero una cosa es oír y otra cosa es escuchar. Oír me están oyendo
¿no? Escuchan palabras, oyen palabras, en castellano, pero otra cosa es escuchar. Es la misma
diferencia entre informarse y comprender. Y esto nos pasa con todas las cosas ¿no?, porque todas
las cosas que recibimos las metemos en la misma bolsa. Es más, a mi me parece que dentro nuestro,
y es una sensación que tengo, hay una especie de traductor, o sea mientras yo hablo, ustedes lo
traducen a su lenguaje. Y cada uno de nosotros tenemos nuestro lenguaje, que está formado el
nuestro vocabulario armado por nuestra forma de pensar, nuestra forma de actuar y nuestra forma
de sentir. Entonces lo que yo digo o lo que dice cualquiera, que es escuchado por nosotros, lo agarra
el traductor que está en el medio, que está escuchando, no lo recibe bien, sino que lo traduce y lo
mete en la bolsa de lo que la persona es, de manera que en esa bolsa la persona tritura todo lo que
recibió, se desinforma incluso o no le da importancia, o lo traduce a su manera, u otras veces, con
un mecanismo extrañísimo, le parece que si hay cosas, observaciones puntuales referentes a
determinadas cuestiones, esas observaciones puntuales están dirigidas a otros, no a mí. ¿Eh?, o sea
que si se habla de esto, o de la otra cosa, o de otra cosa, es para los demás, no para mí, entonces ese
traductor extraño que tenemos es como un guardián en la puerta del geriátrico. Que deja pasar lo
que los viejos puede soportar adentro, hay información que los viejos no podrían soportar y se
morirían de un infarto. Entonces, ese guardián que está en la puerta del geriátrico, traduce para los
viejitos, lo que los viejitos pueden soportar - escuchar. Y no solamente lo que pueden soportar –
escuchar, sino lo que está acorde con la forma de proceder, de pensar y de sentir de los viejitos.
Que es en definitiva, lo que pueden soportar. Estamos hablando de geriátrico, Abdur Rahman, y en
el geriátrico es donde nos van a internar a nosotros, en no mucho tiempo más.
Esa es la extraña situación en la que estamos todos, musulmanes, judíos, cristianos, ateos,
pertenecientes a tariqas, no pertenecientes a tariqas, etcétera. Por ejemplo, hablando de tariqa,
¿Ustedes se dan cuenta de que estamos en una tariqa? ¿Ustedes saben lo que es una tariqa? Estoy
hablando de algo en la cual va tu vida, tu vida va, y estoy hablando de algo que te puede salvar la
vida, a vos. ¿Y? Es más importante los platos con el café y las macitas ¿no?, y es más importante sí,
para los viejos del geriátrico es más importante, es una prueba cabal de lo que estoy hablando yo,
que es más importante para un viejito que comer, todo lo demás se va al demonio, ¿qué importancia
tiene?, no tiene ninguna importancia, a parte a un viejo que ya está cerca de la muerte ya no le
importa casi nada, ya está todo jugado. Bueno ese es el tema, que no estamos alertas en todo
momento, y esto no es una cuestión de que trate yo de sorprenderlos “in fraganti”, es la situación
nuestra, es más importante la mosca que la tumba. Porque la mosca está presente y la tumba vaya a
saber cuando me toca, además hay otra cosa muy importante, siempre se mueren los demás, yo no,
pero es cierto porque cuando yo me muera no me voy a dar cuenta. Y esto es una realidad, cuando
me muera no me voy a dar cuenta que me he muerto. No me voy a dar cuenta que me he muerto, me
puedo dar cuenta que me voy a morir, pero cuando me muera no me voy a dar cuenta, que me he
muerto. Puedo estar anoticiado que me voy a morir, me estoy sintiendo que me estoy muriendo,
estoy exhalando el último suspiro, pero en el último momento del último suspiro no me doy cuenta
de que me he muerto. Pero esto es otra cuestión, no estamos hablando de eso, entonces es cierto que
siempre se mueren los otros. Estaba diciendo que si nos damos cuenta que estamos en una tariqa y
estaba preguntando si ustedes saben que es una tariqa. Y estaba preguntando, o voy a preguntar
ahora si ustedes se dan cuenta de la terrible importancia que es estar en una tariqa, y quiero que
también reflexionen sobre la terrible importancia de dejar de pertenecer a una tariqa. No estoy
hablando de esta en particular, sino, una tariqa. De la forma que dentro del geriátrico que tenemos
adentro nos comportamos, me da la impresión que no nos damos cuenta que estamos en una tariqa,
y que no nos damos cuenta de la importancia de estar en la tariqa. Y que no nos damos cuenta de la
importancia de perder el contacto con la tariqa. No nos damos cuenta. Hay gente en la antigüedad y
no tanto, que se muere por estar en una tariqa, que hace esfuerzos de toda índole por estar en una
tariqa. Que busca por todos lados llegar a una tariqa. Que pide ser admitido en una tariqa. La
mayoría de los que estamos acá hemos recibido la tariqa de regalo. El loto, esto es el loto. Estamos
de regalo, es un regalo, hasta nos la ofrecieron, la tariqa. ¿Querés formar parte de la tariqa?, nos
fueron a buscar, casi. Y nosotros, “Voy a ver de que se trata”. A ver ¿Quién es el sheij?, Ah no, no
si él está acá yo no vengo. A ver cual es la sílsila. ¿Quién era el sheij del sheij?, ¿esto pertenece a tal
sílsila?. Y nadie nos pregunta a que caray de sílsila pertenecemos nosotros. Que historia personal
tenemos y con cuantas manchas llegamos. Nadie nos pregunta nada, nadie nos dice a ver: ¿Qué hizo
usted hasta ahora? ¿A ver cuénteme un poquito su vida?. Dejemos la sílsila de la tariqa y la persona
que está al frente de la tariqa, cuénteme de usted un poquito. A ver ¿Cómo fue su vida hasta hoy?.
¿Qué hizo?, dejando de lado que usted sea musulmán, o que usted fuera cristiano o ateo. ¿Qué hizo
de su vida, cuénteme, tiene familia, está casado? ¿Cómo se comporto con sus esposas, con sus hijos,
con el trabajo, con sus novios, con su vida sexual, con su vida emocional, con su vida mental?, no
nos preguntan nada, pero nosotros tenemos unas pretensiones increíbles. Es más a la menor prueba,
nos queremos ir. Nos pisan así, perdóneme, y ya nos queremos ir. ¿Nos preguntaron, nos hicieron
un test vocacional cuando llegamos?, no uno llegó por la hija del otro, otro llegó por padre del otro,
otro llegó porque es el amigote, “le traje un amigo”, bueno, venga, vamos a darle mano al amigo.
Vamos a darle mano a la hija, al padre, al abuelo, al tío. Pero nadie pregunta nada, bueno a ver,
¿cómo es la cosa?. ¿Usted por donde pasó, que hizo? Como hay un cartelito que dice, “Ven, ven,
aunque hayas roto mil promesas ven!, que esta no es la casa de la desesperanza y todo lo demás.
Bueno.
Vamos a tratar de hilar todo esto que estoy diciendo yo. Empezamos hablando del geriátrico,
hablamos del conocimiento, hablamos ahora de la tariqa. ¿Como se compagina todo eso? Hay un
punto que une todo, porque sino parece que yo estoy haciendo una masa para armar canelones y me
están saliendo bifes de chorizo. Según el Islam, insh’Allah, el que se convierte al Islam borra todos
sus pecados, o sea, “sale del geriátrico”, y empieza todo de nuevo. Y según la más rancia tradición
iniciativa de las tariqas, recibir una iniciación, que es el famoso “dar mano”,es como un segundo
nacimiento. Lo hemos leído, está en los libros, lo dicen los que saben, lo dice Guenón, lo dice
Corbin, lo dice la gente que sabe más que nosotros.
Las cosas están tan mal compaginadas, que hoy por hoy, en una tariqa, lo único que se puede
pretender, en una tariqa islámica, lo único que se puede pretender, es que una persona llegue a ser,
medianamente, un musulmán correcto. Lo estábamos hablando el otro, día, me has inspirado para la
charla de hoy (le dice Baba a un derviche). Medianamente un musulmán correcto, muy
medianamente. Y para ser un mediano musulmán correcto no es necesario estar en una tariqa, para
nada. Un mediano musulmán correcto, es simplemente, poniendo las cosas lo mas sencilla y directa
posible es aquel que cumple con los cinco pilares, y que se abstiene de la cosas haram y que se
abstiene de los actos makruh. Hoy por hoy como están las cosas, muy pocos de nosotros cumplimos
nada más que con los cinco pilares. Vamos a dejar los cinco, vamos a quedarnos con cuatro,
dejemos el hayy, el hayy puede ser, que si. Voy a sacar otro más, el primero, porque quien se nos va
a meter en el corazón a ver si nosotros creemos que hay un solo Dios y que Muhammad es su
Profeta, eso es un misterio del corazón de cada uno de nosotros. Nos quedamos con tres, uno es
muy interno, es muy difícil de definir en el corazón de cada uno, y el otro es una posibilidad que se
nos puede dar, o no se nos puede dar. Pero hay tres, el segundo, el Salat. Ahí empezamos a navegar
en aguas difíciles. Ahí empezamos con el primer obstáculo. Y ese primer obstáculo, choca, ¿porque
choca?, porque los viejitos del geriátrico no están acostumbrados a hacer salat, es una cosa nueva.
Entonces es muy difícil acostumbrar a viejitos chochos, que ya no pueden ni agacharse para agarrar
una moneda que está en el suelo, a posternarse cinco veces por día, es muy difícil. Muy difícil. Yo
entiendo, un hombre joven si puede posternarse cinco veces al día, pero un hombre viejo no puede,
es muy difícil. Aparte los viejos tienen mala memoria, así que se olvidan. ¿Cómo vamos a hacer
para que un viejito se acuerde de que tiene que hacer cinco salat por día?, se olvida. O sea dos
condiciones de viejo, la falta de agilidad en el cuerpo que no le permite hacer el salat, porque es
incómodo, y la falta de memoria, porque se olvida. A parte como los viejos están tan cerca de la
muerte, hay cosas que ya no le llaman la atención. ¿Para que voy a hacer el salat?,¿ para que me
sirve?, ¿como mejor?, ¿hago mejor mis necesidades?, porque los viejos tienen una gran fijación
sobre los intestinos. Es cierto, no es una cosa que yo me esté inventando .Entonces no lo hago.
Porque hay que darle alguna utilidad a la cosa. Esta práctica, el otro día me decía un derviche, ¿Qué
práctica? le dije al derviche que me dijo, el salat, pero ¿cómo el salat es una práctica?, el salat es el
segundo pilar del islam, ¿qué práctica? A que llamas, si, practicarlo, hacerlo, sí, pero yo no sé que
connotación le estás dando vos a la palabra práctica. Porque el tema es el significado que se le da a
las palabras, porque ese también es otro problema. Uno no habla por hablar, los psicólogos saben
mucho de eso. Uno dice cosas que tiene adentro, y las expresa de acuerdo a lo que tiene adentro.
Una práctica, se puede dejar de practicar. Pero el salat no es una práctica, es el segundo pilar del
Islam. Y lo juramos, y nos dijeron antes de hacer el juramento, ya nos olvidamos que hicimos un
juramento por otra parte, pero como no nos vamos a olvidar de que hicimos un juramento si somos
viejos que estamos dentro de un geriátrico. Los viejos tienen mala memoria, nos olvidamos. No
pasa nada, ya está, no hay juramento, ¿Yo juré alguna vez? Reagan decía “yo fui presidente de
Estados Unidos, ¿qué es Estados Unidos?”, cuando le agarró el mal de alzeimer, ¿sabían eso?, “¿yo
fui presidente?, decía Reagan, ¿Que es eso? Entonces nos olvidamos que hicimos un juramento.
Entonces vienen personas y me dicen, “yo estoy pasando un mal momento, y no hago el salat”, ¿Por
qué?, porque me peleé con mi novio, me echaron del trabajo, estoy cansado, llego muy tarde a mi
casa, no lo puedo hacer el salat. ¿Qué se yo? Y si es una práctica no la hagas. Total es una práctica,
dejá de practicar la práctica y punto, no pasa nada. ¿y el juramento? ¿qué juramento?, dice el viejo.
¿yo hice un juramento?, sí. ¿y en el juramento que dije yo? ¿a ver que dije?, dije: “que sobre las
manos que juran, la mano de Allah está sobre sus manos, y que aquellos que cumplan con su
promesa recibirán una recompensa inmensa, y aquellos que no cumplen actuarán contra si mismos”.
¿Y eso que es?, dice el viejo. ¿yo dije eso? Si, vos lo dijiste, y lo dijiste delante de veinte, treinta
personas. No me acuerdo. ¿Y que es eso de que actuaré contra mi mismo?, la verdad que en ese
momento yo dije cualquier cosa, total, era cuestión de repetir. Usted me lo decía y yo repetía. ¿Se
acuerda Baba? Sí, es cierto. Dice el viejito, ¿Que será eso de actuar contra si mismo? No sé, la
verdad es que no sé. ¿Se dan cuenta de que estamos adentro de un geriátrico?, ¿se dan cuenta de lo
que pasa? No estamos adentro de una tariqa. Pero si estuviéramos adentro de una tariqa tendríamos
que estar agradecidos, ¿quién caray nos trajo acá? ¿que méritos teníamos para estar acá, que
historia, que curriculum, que ahora esta de moda? ¿qué curriculum tenemos para estar en una
tariqa?. Como fue fácil la cosa, como no nos costo nada, como no tuvimos que pagar mil dolares, o
tres mil dolares, como no tuvimos que sufrir ayunos para hacerlo ni pruebas iniciaticas como se
usaban antes, o dicen que se usaban, como fue todo gratis y fácil, entonces también en forma fácil y
gratuita me voy. M e voy porque no me cuadra más esto, no pasa nada. ¿Y que es lo que tiene que
pasar? No se, pero nada pasa. No se lo que tiene que pasar, algo tendría que pasar. ¿Y que es lo que
tendría que pasar? Y no se, pero esto ya no me va más, y me voy. Entonces, ustedes ven, vamos
cerrando el círculo. A lo mejor yo lo presento de una forma demasiado dramática, pero me parece
que lo presento de una forma demasiado poco dramática, para la importancia que tiene esto. Poco a
poco vamos cerrando el círculo acerca de lo que yo estoy diciendo, de como nuestras formas de
pensar y nuestras formas de actuar y nuestras formas de sentir, siempre son las mismas, entonces
estamos encerrados en viejos significados, somos ancianos por dentro. Porque todo lo que hemos
recibidos en estos años nos tendría que haber hecho cambiar alguna cosa. Tendríamos que ver las
cosas de otras maneras. Tendríamos que haber cambiado algunas cosas nuestras. Y si no cambiamos
nada y seguimos actuando como siempre, tengamos la edad que tengamos, viejos o jóvenes, o de
mediana edad, quiere decir que todo lo que recibimos en los años que estamos acá, ha sido puesto
adentro del geriátrico que tenemos en nuestro corazón, para que los viejitos que habitan ahí,
jueguen las tardes de los domingos, a la baraja o al dominó. Mientras el sol se va poniendo
lentamente, en un domingo más, y cada domingo se van muriendo un poquito más. Sin darse
cuenta. Mientras nosotros no saltemos por encima nuestro, no hagamos un salto por encima de lo
que somos, mientras nosotros nos dejemos dominar por ese pastiche, que tenemos adentro que está
hecho siempre de las mismas cosas, mientras no veamos que estamos agarrados del cogote por eso,
siempre que me hagan así (hace el movimiento de pisar el pie de un derviche), me voy. Hemos
dicho, se ha dicho, no lo dije yo, que, y muy mal comprendido que está, que el Islam es una religión
de lucha. Pero no de lucha de poner bombas, no, es la guerra santa, y ¿que es la guerra santa?. “Iran
le declaro la guerra santa a un pobre tipo que escribió un libro y lo condenó a muerte, hace años,
cuando estaba Jomeini, qué no se si le levantaron la pena de muerte, creo que si, ¿no? (le responden
a Baba que no). ¿no?, ¿todavía tiene la pena de muerte? ¿Lo podemos liquidar y nos cobramos un
millón de dólares?. Pero esa no es la guerra santa. ¿por qué santa? ¿por qué guerra?. ¿que quiere
decir la guerra santa del Islam? ¿y es necesario hacer actos heroicos?, y para algunos, sí. Porque si
yo cada vez que me hacen así (hace el movimiento de pisar el pie del derviche), me quiero ir, la
guerra santa para ese tipo, es saltar por encima de eso, e imponerse a ese personaje trucho que cada
vez que le hacen así se quiere ir. Vencerlo en una guerra santa. Vencer en una guerra santa al
personaje que no quiere hacer el salat. Esa es la guerra santa. La guerra contra los defectos del
carácter. ¿Qué son los defectos del carácter? El ser humano debe tener un carácter específico, ¿Y
cuál es el mejor carácter que puede tener un ser humano?, para nosotros es el carácter del Profeta
Muhammad (BP), que es el de mejor carácter como dice Allah en su sagrado libro. Tenemos un
ejemplo de lo que era el Profeta Muhammad (BP). El profeta nunca abandonó la lucha. Los
compañeros de él nunca le dieron la espalda a la lucha. Pero si cada vez que nos pasa algo, o nos
tocan el pie, o no nos tocan el pie, o me aburro, acá no vengo más porque acá no pasa nada. Me
aburro, no vengo más. No me trato de imponer sobre ese geriátrico que siempre esta pensando lo
mismo, que siempre me hace ir de lugares cuando me aburro, etc, etc, etc. No estoy haciendo la
guerra santa. Estoy haciendo el gusto de los viejitos. Que se quieren acostar temprano, que se
olvidan de todo, que se cagan encima, y que no quieren hacer ningún esfuerzo, de nada. Somos más
predecibles que un duraznero, y sí, porque un duraznero, yo digo, a este yo hago así va a saltar para
allá. Le hago así, ¿a ver? Y salta para allá. Le pego acá y salta para allá, ¿como era ese personaje?,
“salta violeta”. (risas) Y es salta violeta, y “salta violeta!”. Pero somos así, es una cosa
impresionante. Yo se que digo tal cosa, este va a saltar para este lado, si digo esta otra se me va a
enojar por este otro lado. Y el otro se me va a poner sentimental para el otro lado. Bueno, chicos.
Entonces, no hay guerra santa en nosotros. Y los viejos no quieren hacer la guerra, tienen miedo.
Le hacen ¡buh!, y se asustan, audubillah. Entonces, ¿que es el conocimiento?, El conocimiento
tratándose de este caso, el conocimiento dado por una tariqa musulmana, es el conocimiento dado
por el Profeta Muhammad, que la bendición de Allah sea con él, y por el santo Corán, para tratar en
primer lugar, de islamizar nuestro carácter. Islamizar nuestro carácter, significa un montón de cosas,
un montón de cosas, que cada uno de nosotros de acuerdo al aql, ya que estamos hablando y
cerramos todo el paquete, tenemos que saber que cosas deben ser islamizar el carácter. Que yo diría
que islamizar el carácter es uno de los conocimientos útiles que tenemos que recibir. Una de las
cosas de la islamisación del carácter, es por ejemplo: Ella me habla mal de él, él y ella me conocen
a mí, saben que yo voy a hablar con él y con ella, entonces ella viene y me dice: “Iahia es un tarado,
entonces como él sabe que yo fui ha hablar con ella el dice “¿Qué dijo Mariam de mí?, islamizar el
carácter significa que yo le digo a él, dijo que sos una buena persona y te manda saludos. En el
geriátrico, ¿qué hacemos?. (Baba cuchichea al oído del derviche) “dijo Mariam que sos un tarado”.
¿Porque?, porque siempre fui así, siempre fui un buchón. Siempre fui un chismosos, estoy metido
en el geriátrico, que siempre los viejitos hicieron eso, y sigo haciendo lo mismo. No salto sobre mi
carácter, me rindo a mi carácter. Me rindo una vez, me rindo dos veces, me rindo tres veces, y
finalmente, ¿Qué hago?, me rindo del todo, entrego las armas, y me entrego prisionero. Y se
terminó el yihad al-akbar para mí. Ya está, estoy prisionero del carácter, acá estoy yo llévenme
donde quieran, al campo de concentración, al geriátrico, llévenme. Puse varios ejemplos. Si no hay
una guerra santa en nosotros, contra todas esas cosas que nos acechan todos los días. Y alguien me
preguntaba, ¿y nunca se puede salir de esto? No, hasta el día de la muerte, vamos a estar luchando
contra esas cosas. Estamos en el dunia, no estamos en el Paraíso. Y el dunia es el mundo de la
prueba. En el mundo hemos venido para ser probados. ¿Porqué hemos venidos para ser probados?,
es otra cuestión, hoy no estamos debatiendo esa cuestión. Pero hemos venido para ser probados.
Entonces en un mundo, donde sinónimo de mundo es prueba, no pidamos no tener más pruebas, las
vamos a seguir teniendo hasta el último segundo, el último suspiro. Ustedes saben que en el último
suspiro, puede hacerse creyente o no creyente, puede irse al Infierno o al Paraíso, con el último
suspiro. Que es ahí, ¿Porqué en el último suspiro?, porque es donde se juega todo, porque un
hombre que se está muriendo, en el último suspiro no tiene más tiempo para nada. Se está jugando
para todo. Entonces, ahí es todo o nada. En ese momento. Si se hace musulmán ese momento, ese
hombre se hizo musulmán, en el último instante de su vida, cuando ya no tenía más nada que jugar,
y si no se hace musulmán en el último instante de su vida, no se hace más musulmán. Con todo lo
que eso implica, yo no estoy haciendo apología de la religión. Estoy diciendo lo que implica, nada
más. Entonces nosotros deberíamos actuar en la vida como decía el Profeta Muhammad, (BP)
actúen en la vida como si fuera el último día, el último momento, el último instante, el último
suspiro. Porque tampoco lo sabemos si no es el último. Entonces yo los invito a ustedes, y me invito
yo mismo, porque si no me invito yo, no los puedo invitar a ustedes, (dice Baba susurrando) a
escaparnos del geriátrico.(risas) ¿nos vamos?¿que les parece? Nos vamos del geriátrico, dejamos de
ser siempre los mismos viejos estúpidos, actuando de la misma manera. Es una invitación que les
hago. Porque dentro del geriátrico, no vamos a luchar para nada, los viejos son cobardes, no tienen
fuerza, no quieren nada, lo único que quieren es comer, hacer sus necesidades y dormir. Y de la
manera en la que nosotros estamos, yo no creo que querramos una cosa más que eso. Y los viejos
son ávidos de información, cada vez que ven cosas nuevas se quedan así (con la boca abierta).
Nosotros también, información, a ver, a ver, que nos digan. A ver cuéntenos, ¿cómo es el tema de la
sharia’t? ¿cómo es la escuela?, a ver como es esto, ¿que dijo el Profeta (BP)? Pero es información,
información, información, información, información, ¿Nos cambia?, ¿Nos llega al corazón?
¿Hacemos algo distinto? ¿Nos sirve para algo? Entonces la última es, la verdad que yo solo recibo
información, esto no sirve para nada, no vengo más, (ríe). Le acabo de dar un argumento precioso al
que no quiere venir más. “Tiene razón Baba después de lo que yo lo escuche hablar a usted el
sábado, la verdad que no voy a venir más, porque reflexionando profundamente sobre sus palabras,
me he dado cuenta de que no tengo que venir más”. ¡MashAllah!. Que lo he escuchado también, “he
reflexionado sobre sus palabras y realmente, me he dado cuenta de que no tengo que venir más. Que
ocasión para hacer un brindis, ¿no?. Porque a alguno de ustedes se le debe pasar por la cabeza, “yo
para que voy a venir acá, si yo estoy lejos de todo lo que esta diciendo este, no vengo más”, Baba,
¿Que?, pero por email, me lo dicen. No me lo van a decir personalmente, t,t,t,t, (Baba imita al
derviche tecleando el email), (risas). Y si pudieran, pondrían abajo: “anónimo”. (risas). ¿somos
derviches?, ¿somos derviches?. ¿tenés un pañuelo verde? ¿tenés un pañuelo verde? ¿te preguntaron
tus antecedentes? ¿no? a mi tampoco. Si a mí me llegan a preguntar un antecedente, (Baba ríe). Un
derviche dice hay un registro donde se pueden pedir. Baba le contesta riendo, los registros akásicos,
pregunte los registros akásicos. Ese es el yihad al-akbar, no hay otro yihad al-akbar, para nosotros
los derviches. Y no quiero mencionar el hadiz del Profeta (BP), sobre la lucha grande y la lucha
chica, porque me da vergüenza. Porque realmente lo hemos repetido, me da vergüenza. (y ríe) No
quiero, no por favor. Para que, si todos lo conocemos, el hadiz ese. Los que no conocen el hadiz,
que se lo pregunten a los que lo conocen, yo no lo voy a decir.
Hemos hablado del aql qudsi, hemos hablado del cerebro, de los viejos, de los geriátricos, hemos
hablado de la comprensión, hemos hablado de tariqas, hemos hablado del yihad al-akbar.

Assalamu Aleykum

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