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ATAHUALPA

HUAÑUI
Rucu cuscungu
Jatum pacaipi
Huañui huacaihuan
Huacacurcami;
5 Urpi huahuapas
Janac yurapí
Llaqui llaquilla
Huacacurcami;
Puyu puyulla
10 Uiracuchami,
Curita nishpa
Jundarircami,
Inca yayata
Japicuchishpa,
15 Síripayashpa
Huañuchircami.
Puma shunguhuan,
Atuc maquihuan,
Llamata shina
20 Tucuchircami.
Runduc urmashpa,
IIlapantashpa,

Inti yaicushpa
Tutayarcami.
25 Amauta cuna
Mancharicushpa
Causac runahuan
Pamparircami.
Imashinata
30 Mana lIaquisha
Ñuca llactapi
Shucta ricushpa.
Turi cunalla
Tandanacushum,
35 Yahuar pampapi
Huacanacushum.
Inca yayalla,
Yanac pachapi
Ñuca lIaquilla
40 Ricungui yari.
Caita yuyashpa
Mana huañuni,
Shungu llugshishpa
44 Causaricuní.

ELEGÍA A LA MUERTE DE
ATAHUALPA
(Versión: Juan León Mera)
En el grande huabo
el cárabo viejo
con llanto de sangre lamentando está;
5 y arriba en otro árbol
la tórtola tierna,

con pesar intenso


sus gemidos da.
Como niebla espesa

10 vinieron los blancos,


y de oro sedientos
lIenáronse aquí

Al Padre Inca luego


duros apresaron,
15 tendiéronle en tierra
le hicieron morir,
Con fieras entrañas,
con garras de lobo.
¡Ay! le destrozaron
20 como a un recental!

Granizo caía,
el rayo brillaba
y, oculto el sol, era
todo oscuridad,
25 Los sabios temblando
de pavor, como otros
varones se hicieron
vivos sepultar.

iCómo no abrumado

30 he de estar de pena. viendo que mi patria


de un extraño es ya! Juntémonos todos,
hermanos y vamos

35 la tierra sangrienta
de llanto a regar.
Desde el alto cielo,
¡Oh Inca, padre amado! Nuestra amarga pena
40 dígnate mirar.
Viendo tantos males,
¿No me he de morir
Corazón no tengo,
44 Y aún puedo vivir?
ELEGÍA A LA MUERTE DE ATAHUALPA
(Versión: Luis Cordero)
En un corpulento guabo
un viejo cárabo está
con el lloro de los muertos llorando en la soledad;
5 y la tierna tortolilla,
en otro árbol más allá. lamentando tristemente
le acompaña en su pesar, "Como niebla vi los blancos
10 en muchedumbre llegar,
y oro más oro queriendo
se aumentaban más y más
Al venerado Padre Inca
con una astucia falaz
15 cogieronle, y ya rendido

le dieron muerte fatal ¡Corazón de león cruel,


manos de lobo voraz.
como a indefenso cordero
20 le acabasteis sin piedad!
Reventaba el trueno entonces, granizo caía asaz.
y el sol entrando en ocaso, reinaba la oscuridad.
25 Al mirar los sacerdotes
tan espantosa maldad.

con los hombres que aún vivían


se enterraron de pesar.

¿Y por qué no he de sentir?

30 ¿Y por qué no he de llorar


si solamente extranjeros
en mi tierra habitan ya?
¡Ay! Venid, hermanos míos, juntemos nuestro pesar,

35 y en ese llano de sangre lloremos nuestra orfandad


y vos, inca, padre mío,
que el alto mundo habitáis,
estas lágrimas de duelo
40 no olvidéis allá jamás.
¡Ay! No muero recordando
tan funesta adversidad
¡Y vivo cuando desgarra
44 mi corazón el pesar!

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