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Apuntes Historicos Del Desarrollo de La Radio en El Uruguay. Horacio Nigro Geolkiewsky
Apuntes Historicos Del Desarrollo de La Radio en El Uruguay. Horacio Nigro Geolkiewsky
Desde esta cátedra realizó los primeros experimentos en nuestro país en el uso de
fonógrafo de Edison, que había adquirido para el Gabinete de la Cátedra (1890);
pruebas con Rayos X (1896), descubiertos el año anterior por Roentgen; y de
telégrafo sin hilos con un pequeño aparato Marconi (1899). (1)
En sus ensayos al referirse a este invento señalaba que “mi radioconductor es fabricado
con limaduras de bismuto, fundándome en que tiene un punto de fusión muy bajo y
que tiene un aspecto cristalino que facilita la producción de contactos imperfectos”.
En una entrevista, su nieto Jorge Ricaldoni cuenta que “Guglielmo Marconi, en 1906
vivió una año en la casa de mi abuelo en 5 y 59 porque Tebaldo había inventado un
nuevo sistema para el transmisor inalámbrico de radio, suplantando al desventajoso
sistema de calderas y filamentos de oro, por un modelo de filamentos de tungsteno
que resultó un cuatro mil por ciento más económico y de mucha mayor fidelidad.
Marconi, para comprarle la patente, le ofreció el 30 por ciento del paquete accionario
de su ya multimillonaria empresa, pero como Tebaldo quería seguir con lo suyo acá
en La Plata, finalmente le regaló su invento”. Marconi ganó el Premio Nobel de
Física en 1909.
Ricaldoni, desarrolló una enorme cantidad de inventos más, además de docente y autor.
Un submarino, un ornitóptero, un reductor de voltaje, etc. Murió pobre el 22 de
setiembre de 1923, en la ciudad de La Plata.
Fuentes consultadas:
(1). https://historiasuniversitarias.edu.uy/wp-content/uploads/2016/09/Williman_Claudio-1.pdf
(2). http://la5tapata.net/tebaldo-ricaldoni-el-inventor-olvidado/
2. Las primeras estaciones radiotelegráficas en el Uruguay.
Las primeras instalaciones radiotelegráfícas que se
instalaron en el Uruguay fueron las pertenecientes a
compañías particulares. La primera, se abrió al servicio
público en Punta Yeguas, próxima al Cerro de
Montevideo, sobre la costa del Río de la Plata y
perteneció a la Compañía Telefunken, de Berlín. Era
una estación de 1 kW de potencia oscilatoria en la
antena y empleaba los dispositivos antiguos del sistema
Telefunken de chispas amortiguadas. Esta estación fue
puesta al servicio público en 1905. Su distintivo de
llamada era MV.
La otra estación
particular era la de
Punta del Este, señal
de llamada MMO,
que se libró al
servicio público en el
año 1909 y pertenecía
a la Compañía
Marconi del Río de
la Plata; el poder de
esta estación en
principio era de 1 kW de potencia oscilatoria en la antena Monolito instalado donde
se ubicó la oficina de la
y también “a chispas”. Más tarde, el poder de la estación
estación de Marconi, en el
fue aumentado a 2,60 kW de potencia oscilatoria en la predio del edificio
antena, montándose un interruptor de disco giratorio. Marconi, Rambla
Williman, Parada 10 y
Los permisos de funcionamiento de estas estaciones eran calle Talca, por Antonio
precarios; habiéndose establecido claramente al concederlos Tormo, CX8CC (SK), y su
museo, en Punta del Este.
que, en el momento en que el Gobierno del Uruguay lo
A metros del lugar, se
juzgara conveniente, cesarían de funcionar y levantarían halla una plazoleta con un
todos los aparatos e instalaciones—como sucedió—sin busto del sabio italiano.
derecho a indemnización de especie alguna.
El servicio que mantenía esta estación no era solo con vapores, sino que
comunicaba diariamente con la estación de Port Stanley (Islas Falkland o
Malvinas), a dos mil kilómetros al sur de Montevideo. Para Port Stanley,
Cerrito era muy importante, pues era el único medio de comunicación que
tenía esa lejana posesión británica, particularmente de uso intenso en la época
de ballenas en los mares del Sur.
Fuentes consultadas:
Fuentes consultadas: Archivo Horacio Nigro Geolkiewsky, CX3BZ/La Galena del Sur.com
Y más cerca, en Argentina, en especial las editadas por Orestes Arbó y su famosa
“Revista Telegráfica”. Puede afirmarse que parte de la historia de la radio
uruguaya se publicó en sus columnas, a través de los reportes regulares de los
corresponsales en Montevideo y el interior.
Durante el viaje a Buenos Aires, se dedicó a remontar antenas para lo que utilizó
cometas. Estos experimentos le costaron una insolación, pero la colectividad italiana
y las autoridades locales dieron al inventor un digno recibimiento.
Fuentes consultadas:
Estos antecedentes explicarán el fenómeno que impulsa el desarrollo del nuevo medio.
Al contrario de lo que podría pensarse, el Dr. Maggi destaca, para su propia sorpresa,
que no fue precisamente una época feliz, llena de bonanza, sino que la situación
económica y financiera del Uruguay fue muy comprometida, muy difícil, azarosa y
negativa.
En 1913, víspera de la Guerra del 14, el Banco República se fundió a tal grado que lo
tuvieron que salvar del pozo los bancos privados. La moneda era convertible en oro.
La institución se abocó a la guerra que se venía. La gente pensaba “viene la guerra” y
sacaron el oro del tesoro nacional. En 1914, la “corrida” se multiplicó por cuatro –
continúa ilustrando el Dr. Maggi- Hubo cesación de pagos. Pararon la conversión
monetaria porque el Banco República había quedado sin oro.
Después de la Guerra del 14, hacia el año 20, a diferencia del 13 y el 14, Europa
estaba quebrada. Así que los años 20 estuvieron acosados por graves problemas.
Sin embargo, afloró un espíritu muy especial. Se define como el "Animal Spirits",
definición keynesiana, según cita, y que explica cómo cambia el ánimo del pueblo, en
este caso el pueblo uruguayo. Y las consecuencias de ello son: el surgimiento de un
grupo de uruguayos identificado como “Los Atenienses”, que era el gentilicio de los
integrantes de la Troupe Ateniense, y que a la postre fundaran Radio El Espectador
(Emilio Elena, el "Loro" Collazo, los Fontaina), sobre la base de la Radio General
Electric.
Desde el punto de vista urbano, Montevideo,
romperá la Ciudadela, la muralla colonial que
lo abroquelaba y lo contenía en un pasado
colonial, derriba las casas del Bajo, mueven el
Templo Inglés y lo instalan sobre esos
escombros. Se gana tierra al mar y se
construye la Rambla, con esos muros de
granito pulido.
No hay que olvidar que de la inspiración de la «grey» Ateniense, que fue la base de
Carve, surgieron nada menos que «La Comparsita» pues Gerardo Matos Rodríguez,
su autor, también actuó en la famosa Troupe, y junto con Soliño, compuso
«Mocosita»; «Pato» y «Mama yo quiero un novio», títulos de Ramón Collazo; y
«Garufa» y «Niño bien», con partitura de Juan Antonio Collazo y letras de Soliño y
Roberto Fontaina.
Pintín Castellanos, autor de «La
Puñalada», clásica milonga uruguaya,
en la Radio «El Día», circa 1923..
Detrás del micrófono, el «Loro
Collazo», integrante de la «Troupe
Ateniense». De fondo el retrato de
José Batlle y Ordóñez, ex- Presidente
uruguayo y fundador del Diario «El
Día». (Foto, colección familia
Castellanos, CdF, IMM).
Con esta ubicación de un Uruguay en las primeras décadas del Siglo XX, en próximas
entregas, haremos foco en algunos personajes referentes, que como radioaficionados se
destacaron en el advenimiento del novel medio, la Radiotelefonía.
Fuentes consultadas:
“José Batlle y Ordoñez, legado, vida y obra”. Conferencia del Dr. Carlos Maggi en la Casa del
Partido Colorado. El 25/07/2012. En particular, los primeros veinte minutos, aproximadamente,
de su alocución. https://youtu.be/dQLNErIJ0z0. Carlos Maggi (1922-2015), dramaturgo,
periodista, ensayista, abogado, apasionado de la historia, empresario de la construcción, docente,
autor de letras de canciones, guionista, director de cine y hombre de radio.
Keynes: Espíritus animales, https://es.wikipedia.org/wiki/Esp%C3%ADritus_animales
Para escuchar radio se tenía que sacar permiso especial. Así lo confirma esta notificación de la autoridad
oficial al aficionado Emilio Elena.
A los aficionados se les permitió hacer recepción, y para tener un receptor se les
otorgaba una licencia: La licencia N° 1 correspondió a la Presidencia de la
República. La N° 3 Al Sr. José Brunet. La N° 7 al Sr. Emilio Elena. La licencia decía
que en caso de cambiar de dueño o de ubicación, debía comunicarlo a la Inspección
General.
El hundimiento del «Titanic» aceleró un proceso que continúa hasta hoy en día en
cuanto a mejorar la tecnología de las comunicaciones en el mar».
Hubo otros ensayos antes en EE.UU.; y menos, podemos desconocer el hito de los
Locos de la Azotea, en Buenos Aires, Argentina, pero se hizo mundialmente famosa
por la publicidad que la impulsó en el nuevo mercado de la radiodifusión. Mientras
Europa despierta de la guerra, los EE.UU. inician una era de perfeccionamiento y
popularización del nuevo y eficaz medio de información. Y la guerra de patentes se
hace encarnizada. La radiodifusión, llegará pronto al Río de la Plata.
Los gobernantes consideraban peligroso el uso del maravilloso medio, que era su
monopolio. Severas reglamentaciones oficiales prohibían esa "recepción clandestina
de noticias", con grandes polémicas y escándalos de órganos periodísticos de opiniones
diversas. Una vez terminada la guerra, los aficionados vuelven al aire, ya munidos
de mejores circuitos de recepción y comenzaran a utilizar la válvula electrónica, el
audión. Primero como detectora, sustituyendo al cristal o galena y como componente
de nuevos circuitos para la recepción: el regenerativo, la radiofrecuencia
sintonizada, más tarde el heterodino, y finalmente el superheterodino.
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Se utilizaron
al principio
lámparas
francesas
con 440 volts en la placa que pronto
fueron cambiadas por Telefunken
RS5, obteniendo 5 watts en la
antena. Se empleó circuito
inductivo de tres bobinas y
modulación en la grilla. En 1921 se
modificó la instalación, usándose
entonces dos lámparas Telefunken,
una moduladora y otra osciladora,
con amplificación de baja
frecuencia en el circuito del
En 1970, fue emitido un sello postal de 20
micrófono, obteniendo mejores
centavos de peso, en honor a la primera
resultados.
trasmisión radial de radiodifusión, mostrando
En 1922 se cambia la antena, se en su diseño una viñeta estilizada de una
instalan dínamos de construcción bocina, primitivo alto parlante, de un equipo de
nacional y se obtienen 1040 volts en radio recepción de la época.
placa, con 2 amperios en la antena.
Pero no estaban satisfechos aún los
esforzados pioneros y con los sacrificios imaginables de tiempo y de dinero instalan el
equipo de 500 Watts, pero que provisoriamente trabaja a 250 hasta tanto terminaran la
construcción de la torre que permitió levantar la antena.
Los nuevos dínamos producían 3000 volts y el amperaje de placa era de 200
miliamperios. La longitud de onda era de 350 metros. La instalación de los
micrófonos requirió pacientes estudios y observaciones especiales en cada local.
CLAUDIO SAPELLI
Hay que consignar aquí, que las tres primeras lámparas que llegaron al Uruguay
fueron traídas por Don Claudio en 1919.
Audión perteneciente a
Claudio Sapelli (Foto Eran dos válvulas
cortesía: Familia fabricadas por
Sapelli). Marconi en
Inglaterra y una de
las únicas cien válvulas que De Forest
construyó en Estados Unidos y que el Sr.
Sapelli supo conservar como una reliquia.
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Casa Sapelli, «la casa de radio y TV más antigua del Uruguay». La Galena del Sur, blog de
Horacio Nigro Geolkiewsky, CX3BZ, Montevideo, Uruguay.
Informe de la Comisión del Cincuentenario de la Radiodifusión Uruguaya, 1972,
ANDEBU.
“Los cien años de la Publicidad en el Uruguay” , Jacinto Duarte, Montevideo, 1952.
Ya en los primeros años del siglo XX, personas con curiosidad investigadora, e
munidos de cierto capital para invertir en elementos básicos para construir o adquirir
receptores y transmisores de radio, surgen como radioaficionados, siendo los
primeros en obtener permisos extendidos por la Dirección de los Servicios de
Radiocomunicaciones del Ministerio de Guerra y Marina. Hacen, sus primeras
experiencias personales comunicándose con otros radioaficionados de varios países
de América del Sur.
PARADIZABAL BROADCASTING
Calló la música. Entonces, con los nudillos, di dos golpecitos discretos en la puerta y empujé
un poco. La puerta cedió con un débil quejido. Un cortinado espeso, rojo, cubría el muro que
iba apareciendo por la hendidura de la puerta. Una luz grata me dio en los ojos. Dos caras
me miraron asombradas. Entré. Un piano enorme, una victrola, varios hombres con
instrumentos de música, dos señoras sentadas, una mesilla, un teléfono sin auricular, un
micrófono sostenido por dos espirales casi invisibles de alambre de cobre. Y todo acolchado,
suelo, paredes, techo. La luz lucía medio semiescondida por un repliegue del tapiz rojo.
Mientras Viapiana me
hacía las preguntas del
saludo, un altoparlante
comenzó a cantar con
inusitada fuerza y claridad
el popularísimo couplet
«La Montería».
—Trasmite la Radio Paradizábal, Montevideo. Avisamos a todos nuestros oyentes que esta
noche, a la hora 21, trasmitiremos la revista en dos actos y 18 cuadros «París qui Jazz», que
representará en el teatro Urquiza la compañía de León Volterra, del Casino de París. Número
seis, «La danza de las horas», de la ópera «Gioconda», ejecutada por la orquesta Radiozábal.
Trasmite la Radio Paradizábal, Montevideo.
Calló la voz. Entró una señora y se aposentó cerca de mí. Enseguida entró Viapiana.
Tornamos a charlar. En el trasmisor brillaban las lámparas. La música sonaba en el
altoparlante. El mozo seguía absorto ante los botones, los alambres, los relojes de la mesita.
Por el recuadro de un vidrio divisaba parte de la bahía. En lo hondo, como una enorme
silueta azul, el Cerro destacaba su mole; más acá, sobre la tersura de las aguas azuladas, bajo
un cielo rosa y violeta, caminaban despacio unos barcos diminutos que iban dejando*
una manchita de humo en el aire transparente.
Atravesé de un salto la vereda y me acurruqué en el asiento mullido del auto. Arrancó éste
con un silbido poderoso. Cuando doblamos la esquina, las torres de la antena se me
aparecieron como arañando el cielo. Y yo pensé que estas torres son el más alto escalón
logrado por el hombre en su marcha de progreso, y me figuraba a miles y miles de hombres
—diseminados por toda América— oyendo al unísono a esta estación trasmisora que yo
acababa de visitar con la rapidez de un bólido. A.M.F.
13 de noviembre de 1922. En todas las ciudades declaradas tales por la ley se han
instalado aparatos receptores. Una convulsión tecnológica a nivel primario y ni qué
hablar a nivel de rumores y chismorreo pueblerino.
«Hola, hola, hola… Más veloz que el rayo, tan rápida como esa misma luz que el
batllismo desea llevar a todas partes, devorando 300.000 kilómetros por segundo y en
todas direcciones se difundirá esta noche la palabra batllista por boca del mismo
Batlle. Sintonizad vuestros receptores con esta voz: Hola, hola, hola.»
«A todos los que escucháis os digo: poneos de pie, descubríos, que el Himno Nacional
llegará hasta vosotros, trémulos de emoción ante este misterio inmenso y agobiante.
Oid el Himno de la patria; luego oiréis al hijo más esclarecido de ésta».
No fue ésta trasmisión favorecida por la Naturaleza: una tormenta cercana llenó el
dial de ruidos estáticos. Y en muchos lugares la recepción no fue posible debido a las
descargas. Sólo muy pocos escucharon el primer «blooper» o gazapo en la
radiotelefonía uruguaya:
Cuenta la anécdota que habían llevado a don Pepe al micrófono y él -que no era
hombre fácil de conducir, incluso de hacerle tolerar novedades o cosas modernas-
tuvieron que convencerle de ponerse una especie de collar, para colgarle el
micrófono, que era una bocina como las que tenían los teléfonos antiguos.
Bellaqueó para que se lo colocaran y al terminar dijo: «Sáqueme por favor esta
porquería».
La vida de Radio Paradizábal, fue muy efímera. Luego vendió su trasmisor al diario
«El Día», que también lo usó durante poco tiempo, porque en aquella época la prensa no
se sentía muy cómoda con la radio.
Finamente se incendió. La estación que estaba instalada en ese localcito sobre el hotel
Florida, una noche, no se sabe a qué hora, si estaba operando o no, se quemó -recuerda
Emilio Elena.
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Con anterioridad, las dos compañías que, puede decirse, conservaron hasta hace pocos
años el monopolio de la fabricación de estaciones radiotelegráficas, instalaron, mediante
permiso precario del Gobierno, una estación en Punta del Este , Maldonado
(Compañía Marconi) y otra estación en Puntas de Yeguas, Montevideo (Compañía
Telefunken). En marzo de 1912 comenzó Cerrito a hacer servicio como estación
costera, sustituyendo a esas dos estaciones particulares que, hasta ese momento,
mantenían el tráfico radiotelegráfico con los vapores.
Preparándose para tal fin, los transmisores se iban mejorando con elementos nuevos
y «adecuados», considerados imprescindibles para realizar la «hazaña», que como
tal se consideraba la comunicación con los aficionados argentinos.
Los renglones
Transmisor de CX36 «Centenario
que anteceden
Broadcasting». Construido bajo la
dirección técnica de sus dan a grandes
propietarios T. Defilippi y R. A. rasgos una idea
Walder. [Nota: en el texto original de lo realizado
figura CX40]. en el Uruguay
en materia de
Radio.
Radiocomunicaciones, está
supeditado a normas que
reglamentan los dobles servicios de
ésta: militares y públicos
particulares.
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