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José María de Pereda

José María de Pereda nació en Polanco (provincia de Santander, actual Cantabria) en


1833. Perteneciente a una familia hidalga, viajó mucho por el extranjero y fue diputado
carlista, aunque más tarde se dedicó al cultivo de sus tierras y a la literatura. Contó con
la amistad de Galdós, pese su opuesta ideología política. Murió en 1906 en su pueblo
natal.

Comenzó su producción literaria como costumbrista: inclinado al realismo con dotes de


observación, publicó Escenas montañesas. Más tarde encontraría su fórmula ideal de la
novela, al insertar aquel costumbrismo en una visión enamorada del paisaje y de las
gentes de la montaña, con sus pasiones y su lenguaje característico. En sus primeras
novelas de este tipo (novela idilio), solía enfrentar la paz y la ignorancia de aquella
gente rústica con las asechanzas políticas de la vida moderna (Don Gonzalo de la
Gonzalera y De tal palo tal astilla).

Defendía una tesis que hoy en día aceptarían muy pocos. La novela idilio termina
cuando Pereda decidió renunciar a la defensa explícita de tesis alguna. A esta segunda
época pertenecen relatos como Sotileza (epopeya de unos pescadores cántabros) y La
puchera. La que es considerada su obra maestra es Peñas arriba (1895), cuyo
bucolismo descriptivo y el casticismo de su estilo puede parecer hoy en día obsoleto.
Pese a ello, José María de Pereda es considerado un gran narrador, dotado de gran
capacidad descriptiva y épica.
Leopoldo Alas (Clarín)

Clarín gozó de un gran prestigio como crítico literario. Sus artículos evidencian su gran
conocimiento y rectitud de juicio (expresado en muchas ocasiones con hiriente
sarcasmo). Sus artículos, que le dieron una temida autoridad en el panorama literario
español, fueron recopilados por el autor en volúmenes como Solos de Clarín y Paliques.

También cultivó el cuento y la novela breve; publicó más de setenta obritas de este
género. Entre los primeros relatos cortos que compuso, destaca Pipá (1879), que cuenta
la tragedia de un pillete ovetense. También merece mención Adiós, Cordera, clásico
idilio dramático.

Pero fundamentalmente se reconoce su faceta como novelista, por las dos únicas
novelas que escribió: La Regenta y Su único hijo. La primera de ellas (1885) es la más
importante. Con claras influencias de Madame Bovary de Flaubert, presenta física y
moralmente a Vetusta (nombre metafórico de Oviedo) como prototipo de una ciudad
española, dormida en el tradicionalismo. Utilizó Alas una técnica naturalista; pero no
pintó ambientes sórdidos como Zola (cuya acción transcurre en medios burgueses), sino
que el pesimismo aparece con rasgos evidentes de ternura e ironía.
Vicente Blasco Ibáñez

Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia en 1867. Mantuvo ideas republicanas radicales
por las que sufrió arrestos y destierros. Fue diputado en siete legislaturas. En el año
1909 partió a Argentina en busca de fortuna, pero su intento fracasó. Defendió a los
aliados durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918); con ese fondo escribió Los
cuatro jinetes del Apocalipsis, novela de gran éxito mundial. Siguió una vida de
millonario cosmopolita y muchos de sus relatos fueron adaptados al cine en Hollywood.
Falleció en 1928 en Menton, en la Costa Azul. Sus restos fueron trasladados a Valencia
en 1933, donde fueron recibidos triunfalmente.

Blasco produjo una enorme obra novelesca; en ella destacan las obras ambientadas en
Valencia o en su provincia, tan intensamente amada por el escritor (Arroz y tartana, La
barraca, Entre naranjos, Cañas y barro). Reflejó sus ideas políticas, sociales y
antirreligiosas en La catedral o en La bodega, aunque como se ha comentado
anteriormente, su fama se debe en gran parte a Los cuatro jinetes del Apocalipsis, que
trata sobre dramas familiares durante la Gran Guerra.

Sin embargo, el Blasco Ibáñez mejor tratado por la crítica es el de inspiración


valenciana. En ocasiones se le ha considerado como el Zola español porque comparte
con el novelista francés una actitud subversiva, predilección por los ambientes sórdidos,
preocupación por la herencia biológica, etc. Escribe intensamente y su estilo puede ser
calificado de basto, pese a que no carece de imágenes de pureza plástica. Por su edad,
pudo haber pertenecido a la Generación del 98, pero su espíritu mundano difiere de la
ascética y la cultura de estos escritores.
Pedro Antonio de Alarcón

Pedro Antonio de Alarcón nació en Guadix (Granada) en 1833. Fue uno de los
pricipales responsables de que el realismo se impusiera a la prosa romántica en boga en
aquellos momentos. Fue político además de escritor y en su ideología evolucionó desde
posturas liberales a más tradicionalistas.

Estuvo en la guerra de Marruecos como voluntario y dejó testimonio escrito sobre su


experiencia en Diario de un testigo de la guerra Africana (1859). Durante un tiempo
fue escritor de viajes relatando en sus artículos varios de sus viajes. En su tiempo
destacó por sus novelas religiosas siendo la más popular de todas ellas El escándalo
(1875), en esta novela defendía a los jesuitas lo que fue muy polémico. Su obra más
popular, sin embargo, y por la que es recordado, es El sombrero de tres picos publicada
en 1874, que inspiraría a Falla su famoso ballet.
Emilia Pardo Bazán

Entre sus estudios sobre la actualidad literaria, destaca La cuestión palpitante, y aunque
en él no acepta el materialismo naturalista, defiende una actitud realista y se enfrenta a
aquellos que sostienen que el mal solo puede aparecer en la literatura para ser derrotado.

Su estilo fue enérgico y ahonda en problemas y situaciones difíciles. Escribió cientos de


cuentos que publicó reunidos, como los Cuentos de Marianela. Pero su producción
literaria goza de mayor importancia en novelas como Un viaje de novios, que narra la
historia de un matrimonio entre un hombre maduro y una joven inculta y adinerada; o
La tribuna, la más naturalista de sus novelas, donde describe la dura vida proletaria en
una fábrica de tabaco. También son de suma importancia Los pazos de Ulloa y La
madre Naturaleza, con personajes y paisajes gallegos, con un argumento apasionado y,
en ocasiones, violento.
José María de Leopoldo Alas Vicente Blasco Antonio de Emilia Pardo
Pereda Alarcón

Nació en Polanco Sus artículos, que le En el año 1909 partió a Estuvo en la Escribió cientos
(provincia de dieron una temida Argentina en busca de guerra de de cuentos que
Santander, actual autoridad en el fortuna, pero su intento Marruecos como publicó reunidos,
Cantabria) en panorama literario fracasó. Defendió a los voluntario y dejó como los Cuentos
1833. español, fueron aliados durante la testimonio escrito de Marianela.
Perteneciente a una recopilados por el Primera Guerra sobre su Pero su
familia hidalga. autor en volúmenes Mundial (1914-1918); experiencia en producción
Sus Primeras como Solos de con ese fondo escribió Diario de un literaria goza de
Obras Fueron: Clarín y Paliques. Los cuatro jinetes del testigo de la mayor
Don Gonzalo de la También cultivó el Apocalipsis, novela de guerra Africana importancia en
Gonzalera y De tal cuento y la novela gran éxito mundial. (1859). Durante novelas como Un
palo tal astilla. breve; publicó más Siguió una vida de un tiempo fue viaje de novios,
de setenta obritas de millonario cosmopolita escritor de viajes que narra la
este género. Entre y muchos de sus relatos relatando en sus historia de un
los primeros relatos fueron adaptados al artículos varios de matrimonio entre
cortos que compuso, cine en Hollywood. sus viajes. En su un hombre
destaca Pipá (1879), Falleció en 1928 en tiempo destacó maduro y una
que cuenta la Menton, en la Costa por sus novelas joven inculta y
tragedia de un Azul. Sus restos fueron religiosas siendo adinerada; o La
pillete ovetense. trasladados a Valencia la más popular de tribuna, la más
También merece en 1933, donde fueron todas ellas El naturalista de sus
mención Adiós, recibidos triunfalmente. escándalo (1875), novelas, donde
Cordera, clásico en esta novela describe la dura
idilio dramático defendía a los vida proletaria en
jesuitas lo que fue una fábrica de
muy polémico. tabaco.

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