que corren sobre la superficie de visio-
nes y brillos inaccesibles y creencias sin
real asidero en el alma de los creadores.
Perry era exigente y veía mal la manía
deportista de su pueblo, la música sin
ritmo y con escándalo, la obsesión por
el cine y la nueva moda de las obras tea-
trales.
John Jay Champman contemplaba
también la degradación en la compe-
tencia del comercio. Decía que su país
estaba mentalmente debilitado por la
ilusión del buscado success, y que los pe-
ríodos brillantes y nobles de la historia
eran aquellos que estaban iluminados
por el fuego del espíritu, por las hogue-
ras del martirio y el sacrificio moral; y
por tanto, no podía tolerar los rostros de
los mercaderes yanquis, con sus miradas
acuosas, sin sustancia, duras, muertas.
Son los mercaderes que ven por encima
de los hombros al hombre de talento y
de sensibilidad artística.
Es curioso el poco conocimiento
que tiene el norteamericano de sus hé-
roes y poetas. Tal vez esto provenga de la
diversidad de razas que han convergido
en busca de la «libertad» y del bienama-
do Success. Quizás sea por ello mismo
por lo que ha surgido esa deificación del
Mundo de Disney bajo el cual se unen
pueblos tan dispares. Esta deificación
también está ahogando a la cultura de
América Latina, de Japón y de algunos
países árabes (por la avasallante influen-
cia de los medios de comunicación). En
esta disipación probablemente se asien-
ta ese culto maléfico de la droga y de las
mafias, y un derroche de artificio, lujo y
vaciedad. Asquean las librerías por esa
proliferación de costosos ejemplares de-
dicados a la satisfacción consumista. Un
ambiente falso, completamente a espal-
das de la poesía y del amor.
Entonces, no es raro que a causa
de esta deformación surja ese artificio
de la violencia que parece como conso-
lador del horrible hastío. Con esas pelí-
culas y esa televisión que contribuyen a
la frustración del sexo y a esa pequeñez
viril que busca refugio en el orgasmo
colectivo del terror. El terror es una for-
ma de vaciar el sexo sin tener que prac-
ticarlo. La peste emocional de la que
hablaba Wilhen Reich en sus últimas
investigaciones sobre la libido. Pronto
sólo quedarán policías y criminales en
las cintas cinematográficas, y nada de
«tipos buenos», porque la masa ansía
destruir cuanto no va con sus esperan-
zas; el acabose de las últimas salidas
donde no queda nada positivo ni noble,
grande o glorioso. Es la necesidad de la
muerte lenta a falta de valor para enca-
rarla o cambiarla; violencia preñada de
un asco hacia el hombre que crece ade-
más con la impersonalidad del sujeto-
masa. Es por ello por lo que el «hombre»
está encontrando mayor satisfacción
sexual en un automóvil o en una com-
putadora, celular, iPhone, tocadiscos
o dictáfono. Y por ello mismo una rara
venganza surge del desastre y son esas
mujeres cada vez más hermosas, pero
que sólo se regodean en su belleza y bus-
can compensaciones en la adoración de
las vitrinas y los espejos. ¿Ocurrirá esto
porque el «hombre» tiende cada vez más
a amar a su perro de lujo, a los artifi-
cios del arte, a los muñecos de Disney,
a las mascotas virtuales o al negocio de
las teorías «salvadoras» de la humani-
dad? A falta de un orgasmo liberador, el
«hombre nuevo» enciende la televisión.
La liberación es un artificio de la razón y
es tiempo de preguntarse ¿para qué sir-
ve amar? ¿Para que sirve escribir? ¿Para
qué luchar? ¿Para qué atormentarse por
el destino del país?
En EE.UU. consumir es la clave de
la felicidad y su valor cultural supremo.
Por ello, cuando el arte entró en el ne-
gocio vital del consumo, comenzó a pro-
ducirse en serie escritores-salchichas,
poetas-salchichas, pintores-salchichas.
Últimamente, en las naciones muy con-
dicionadas por la cultura que impone
EE.UU., los intelectuales junto con el
Ejército, la oligarquía y la Iglesia son
los fundamentales puntales del modelo
capitalista. El día que una nueva clase
intelectual en EE.UU. inicie una gran
batalla para derribar los dioses del mer-
cado, entonces, y sólo entonces, se po-
drá vislumbrar un sistema de valores
diferente para la liberación del espíritu,
de la conciencia, del pensamiento, de la
justicia.
Por lo que la élite norteamericana
siempre ha estado rodeada –como dice
Noam Chomsky– de una buena camada
de intelectuales que deben desempeñar
una función de propaganda, controlan-
do la mente pública. Estos intelectuales-
salchichas desde los medios deben hacer
lo imposible porque la gente se manten-
ga en el rebaño, que no se vuelva más
curiosa de lo debido, que no indague
nada o trate de pensar por sí misma. Al
rebaño ha de mantenérsele constante-
mente desconcertado.
Es decir, «los intelectuales domi-
nantes –sigue sosteniendo Chomsky–
deben ejercer una especie de sacerdocio
laico, para asegurar que se mantenga
la fe doctrinal». Ello son los que a través
de los medios escrutan el panorama en
busca de herejías para luego perseguir-
las. Ellos son los que queman en hogue-
ras públicas a los que se salen del redil;
son los policías y sicarios de las verda-
des políticas sagradas, cuya función
primordial, después de todo, radica en
hacer lo imposible para que el mercado
se mantenga como el dios supremo de la
sociedad.
Razón tenía Van Wyck Brooks al llo-
rar por su país, ¡pero hoy en día tal vez no
se quejaría! No hay tiempo para quejas
ni para meditar. Quién sabe si hoy como
nunca cada cual está más consciente de
la muerte. Como en ninguna otra época
los filósofos están de más. Es inevitable
la avidez por la muerte y debemos mar-
char con una corriente que ni el coraje
de un millar de hombres como Bolívar
podría contener. Si al lado de nosotros el
vecino, el colega, profesor, los estudian-
tes, el sacerdote, los investigadores, los
escritores de almanaque o de exhibición
de tiendas, los entregados a los negocios,
al asunto de las acciones y certificados de
finanzas, impedidos de ver el corazón de
los trasnochados y de los desesperados,
impedidos de ver sus propias miserias o,
peor aún, gozosos y regodeándose en sus
servidumbres... Atados a la ostentación y
al deseo de debutar en sociedad de los que
mandan, de estrechar manos. De recibir
aplausos e invitaciones «importantes»,
las que dan prestigio. Vendiéndose al con-
curso de la fama o del poderoso de turno;
todos oliendo a tráfago hospitalario, con
grietas en el rostro y en los ojos, pero an-
siosos por recibir honores, bendiciones,
ofrendas y condecoraciones, discursos...
¡Oh! ¡Alzas y bajas! ¡Dólar! Apaciguados
por los anuncios. Los «hombres» del dis-
curso anal, creyendo que todo es asunto
de una palabra bien dicha, elaborada con
tino y gracia. ¡Vender! ¡Vender! ¡Vender!
¡Vender! ¡Vender! ¡Vender! ¡Vender! ¡Ven-
der! ¡Vender! ¡Vender! ¡Vender! ¡Vender!
¡Vender! ¡Vender!
A Plena Voz 49
 Pidamos peras al olmo
Estados Unidos
nos las dará
IVÁN PADILLA BRAVO
S
e las pedimos a los Estados Unidos
de Norteamérica, al pueblo de los
Estados Unidos y no a su gobierno
extorsionador, imperialista y genocida. Y
no le pedimos peras, sino la revolución.
¡Hagan su revolución! ¡Las condiciones
están dadas!
Si la tarea de transmitir el mensaje
en tono metafórico, se le hubiese pro-
puesto al filósofo del Zulia, con su prover-
bial manera de comprender el mundo,
seguro no nos hubiese entendido. Por lo
tanto, tampoco hubiese sabido transmitir
la inquietud. Sin duda que su gula e igno-
rancia hubiesen convergido para, enton-
ces, querer pedir peras al horno. La tarea
encomendada al pueblo estadounidense,
se hubiese convertido en relativamente
fácil, pues en su lenguaje, se cumpliría si
se tienen las peras y el horno.
Pero en el caso presente, la alusión a
ese refrán, como siempre, está vinculada
con los imposibles. Nadie pide peras a un
olmo, por cuanto sólo los perales pueden
aportarnos como frutos a las peras. Sin
embargo, en el campo de la revolución,
los imposibles no están descartados.
Por ello, veamos qué ocurre si le pe-
50 A Plena Voz
dimos a los Estados Unidos, el lecho
imperial donde reposa el dominio del
capital, una revolución por peras. Senci-
llamente nos las dará: «Seamos realistas,
soñemos lo imposible», leí como frase en
una estampa con la imagen de nuestro
Che Guevara. Era su sentencia, masifi-
cada también como consigna estudiantil
en el mayo francés de 1968.
La fase superior
es mejor cultivo para esas peras
El imperialismo ha sido considerado
como fase superior y última en el domi-
nio del capital. Y el capitalismo es una
relación de clases mediada por la explo-
tación entre los seres humanos, a fin de
producir bienes materiales que permiten
acumular capital en pocas manos.
Toda relación desigual entre los seres
humanos reclama desde sus fibras más
íntimas, una revolución. Hay desigual-
dades y desigualdades. El propio pensa-
miento burgués y la revolución francesa,
buscaron caminos para acercarse a un
tipo de igualdad social que, finalmente,
quedó plasmada exclusivamente como
leyes donde reza-
ra que «todos somos igua-
les ante la ley». Nada cambiaría en
lo real y el dueño de los medios de pro-
ducción seguiría siendo tal y explotando,
mientras quienes no poseen nada segui-
rían en su mismo estatus de explotados.
La aparente igualdad ante la ley no se
hace patente ni siquiera en la aplicación
de la misma ante una infracción ciuda-
dana, que deja intactas las relaciones
reales de explotación.
Toda explotación, en el capitalismo,
releva el soporte de las condiciones pre-
téritas, basadas en ilusiones religiosas y
políticas, para establecer otras nuevas,
de manera «abierta, descarada, directa
y brutal» (Carlos Marx y Federico Engels.
Manifiesto del Partido Comunista. Edito-
rial Progreso. Moscú. 1976. Pág. 33.),
mediante el «cálculo egoísta», el «valor
de cambio» y «la única y desalmada li-
bertad de comercio».
Condiciones éstas que llegan a un
nivel paroxístico cuando la competencia
entre capitales conduce a que los más
fuertes eliminen a los débiles y la concen-
tración de medios se reduzca a pocas ma-

nos. La sociedad explotadora, con
rango de imperialismo, además legitima
su condición en la medida en la que los
propios explotados, productos de diver-
sos mecanismos de alienación, termi-
nan aceptando como normal, perenne e
inevitable, ese estado de cosas.
El asiento del imperialismo
cojea de una pata
En realidad el imperialismo, como
fase superior del capitalismo, no necesita
ni tiene una sede. Pero en el caso de los
Estados Unidos, lo parece. Tan lo parece
que casi siempre se suele identificar a los
Estados Unidos de Norteamérica con la
sede del imperialismo. Y aunque sus ca-
racterísticas de Estado, con altos niveles
de responsabilidad en la administración
de los intereses del capital imperialista,
lo llevan a erigirse como un imperio, de-
bemos aceptar que EEUU no es el impe-
rialismo sino el imperio.
El capital no ne-
cesita del Estado, como
delimitación geográfi-
ca y administrativa con
rasgos gubernamentales.
Él mismo es Estado, enten-
dido sí como cultura de una
sociedad que para producir sus
bienes materiales se basa en la
explotación entre los seres huma-
nos, a la par que en su fase superior
concentra capitales en pocas manos.
El derrumbe del Estado imperio
Estados Unidos no es en la actuali-
dad un Estado fuerte para el dominio del
capital. Quizás lo fue en aquel momento
cuando, en 1890, Federico Engels escri-
bía el Prefacio a la edición alemana del
Manifiesto del Partido Comunista, e
indicaba que «la emigración europea
ha hecho posible el colosal desen-
volvimiento de la agricultura en
América del Norte, cuya compe-
tencia conmueve los cimientos
de la grande y pequeña pro-
piedad territorial de Europa.
Es ella la que ha dado, además,
a los Estados Unidos, la posibi-
lidad de emprender la explota-
ción de sus enormes recursos
industriales, con tal energía y en
tales proporciones que en breve
plazo ha de terminar con el mo-
nopolio industrial de la Europa
Occidental, y especialmente con el de
Inglaterra».
El asunto fue corroborado por los
hechos, a los que se sumaba la circuns-
tancia de que «en las regiones industria-
les se forma, por vez primera, un nume-
roso proletariado junto a una fabulosa
concentración de capitales». Elementos
para evidenciar el desarrollo de una lu-
cha de clases creciente que en un curso
que no fuese decadente y alienante como
el que le correspondió padecer, segura-
mente hubiese acelerado, en condicio-
nes objetivas, el avance de la revolución
en el seno del imperio floreciente.
Pero el debilitamiento del proleta-
riado en su tarea política de organizar la
revolución, también lleva apareado el de
un Estado que crecía en poder mientras
perdía hegemonía. «La decadencia del
imperialismo yanqui no sólo se mani-
fiesta en los cambios que se operan en la
arena internacional, bajo la acción de la
ley de desigualdad de desarrollo capita-
lista», tal como lo indica Arzumanian en
su texto El Imperialismo, publicado por
la editorial Cartago a mediados de los
años 60. «Las fuerzas del imperialismo
norteamericano -prosigue el autor- se
desgastan ante todo desde dentro. Se
trata de la inestabilidad extrema en la
economía interna del primer país del ca-
pitalismo».
Pero una evaluación de los proce-
sos de entonces, por este mismo autor,
revela que en la actualidad, la crisis de
deslegitimación mundial de los Estados
Unidos ha ido en crecimiento y «la di-
rección política del imperialismo yanqui
en el mundo capitalista se pone cada vez
más en tela de juicio» y «una epidemia de
insurrecciones» crece. Y la mejor prueba
de esto es la aparición de gobiernos le-
gítimos y democráticos en toda nuestra
América, con un perfil común que les
une en los nacionalismos y en el enfren-
tamiento de la hegemonía imperialista.
Lo que hoy se observa con drama-
tismo en la crisis financiera mundial y,
particularmente en la de los Estados Uni-
dos, lleva en su haber una data de más de
medio siglo. «Si anteriormente escasea-
ban las divisas principalmente en los paí-
ses de Europa occidental y Japón, ahora
también Estados Unidos se encuentra en
situación semejante (…) Las reservas de
oro de EE. UU. y de una serie de otros paí-
ses capitalistas son ahora mucho meno-
res que su deuda exterior» (Op. Cit.).
El derrumbe del Estado imperio no
es sólo la apuesta de los pueblos que en
el mundo pugnan por el ejercicio de sus
soberanías y el desarrollo de propuestas
endógenas para la producción de sus
bienes en condiciones distintas a las de la
explotación entre los humanos. Es, por
una parte, un hecho de esos que pueden
evaluarse como objetivos, no sólo como
tema de explicación en el campo de la
economía sino también por el desgaste
en el conjunto de relaciones en las que
aquel se contextualiza.
Por ello, no basta pedir peras al
olmo, sino entender que los perales yan-
quis están en flor y la revolución boliva-
riana, mundial, en su camino al socialis-
mo, está decidida a recoger muy pronto
la cosecha.
A Plena Voz 51
 Buscando el rostro perdido
Marianella Yanes Oliveros
C
uando Christian Troy entró esa no-
che a buscar a su médico amigo,
drogadicto y envidioso, víctima de
la psicosis y el síndrome de abstinencia,
ya el horror había sido consumado. Los
protagonistas de la escena, Merril Bo-
bolit y su asistente, en la trastienda del
salón de belleza que les servía de clínica
clandestina, acababan de ser cómplices
en la muerte de una paciente mien-
tras se le practicaba una liposucción.
Bobolit se encontraba bajo los efectos
del anestesiante del cual es adicto, im-
pidiéndole tomar medidas oportunas y
profesionales. La influencia escalofrian-
te de su asistente y el estado alterado
del «médico» influyen en la decisión de
cortar en «mil pedazos» a la paciente y
desaparecerla.
Una maleta, la sangre en la mesa
de operaciones que se destendía hacia
52 A Plena Voz
el piso, los restos de material quirúrgico
esperando en la bolsa negra de la basura
y el terror en los ojos de Bobolit hacen
que a Troy no le queden dudas. Habían
asesinado a alguien y ese alguien yacía
en esa maleta. El drogadicto, quien se
sometía a una terapia gracias al padri-
nazgo de su amigo Troy, asiste a la agre-
sión de su asistente, quien golpea en la
cabeza a su amigo y le hace perder el
conocimiento, bajo la sentencia: «Hará
falta otra maleta».
Para cuando el espectacular sím-
bolo sexual de la serie norteamericana
Nip/Tuck despierte, estará amarrado en
la mesa de operaciones, bajo la mirada
enloquecida de su amigo. Ahora, Bobolit
quiere el rostro de Troy. El suyo le es in-
fame y procede a expropiarlo de su cara,
como si se tratara de la capa finísima
de una cebolla. Troy, en medio del pá-
nico, usa sus premiados conocimientos
como cirujano estético para conminar-
lo a practicarse primero las cortaduras
necesarias del rostro y evitar la necrosis
de la cara ansiada por Bobolit. Así, el
drogadicto arma el cambio de imagen
y, mirándose al espejo, comienza con el
bisturí, desde la base del cuero cabellu-
do, a execrar su rostro. Por su puesto, no
puede culminar su gran obra, cae desfa-
llecido por efecto de la droga consumida
y la sangre que corre por sus mejillas.
Envidia, ira, drogadicción, miedo,
incapacidad, dolor, inmoralidad, sole-
dad, abandono, corrupción, fragilidad,
insatisfacción, individualismo, vanidad,
perturbación, psicosis, paranoia, depre-
sión, insatisfacción sexual, desamor, sin
entrar en los contenidos transexuales,
lésbicos y homosexuales, son muchas
de las características que se evidencian
no sólo en la narrativa de esta escena,
sino en general en la mayoría de las se-
ries norteamericanas que consumimos
a través del cable y de nuestra propia
televisión nacional. Impecables produc-
ciones, magistrales direcciones, guiones
construidos con los definitivos aciertos
de las poéticas dramáticas y actuaciones
fascinantes son elementos que nos man-
tienen pegados a la tele, perversa atrac-
ción que nos hace cómplices silenciosos
de la trágica realidad de una sociedad
que no acepta su propio rostro y necesi-
ta de otros para dar contundencia a sus
propias vidas.
En la buena historia fílmica y teatral
universal los conflictos hacen el drama,
naturalmente. Pero son historias pues-
tas en la pantalla, en el escenario, para
la reflexión. Los empresarios del espec-
táculo estadounidense lo colocan fren-
te a nosotros para el consumo. Pudiera
ser sutil la diferencia, mas no. Estamos
frente a la evidente capitalización de la
imaginación. Mientras más retorcido el
cotidiano de sus protagonistas, más se
venden en el mercado internacional sus
productos, esto mantiene económica-
mente a la industria cinematográfica y
televisiva. Las consecuencias no impor-
tan. Se trata de desear con enfermedad,
de querer ver el desmoronamiento de
nuestra voluntad sin criticidad, sin opi-
nión. Nos entregamos como Cerril Bobo-
lit a su droga anestesiante. Nos disocia-
mos en Troy y su desatada búsqueda de
placer sexual. Nada satisface, nada hace
feliz. Terminamos siendo consumidores
invadidos, ingenuos hambrientos de la
distracción, de la nada, para descansar
sin sueños en la soledad de una socie-
dad que se desmorona.
Los gringos nos han vendido, a tra-
vés de sus producciones cinematográfi-
cas y televisivas, un panorama aparen-
temente abierto y sin censura. Extraña
contradicción entre el imaginario que
negocian y la realidad de lo que predi-
can. Casi siempre, al final de sus histo-
rias, después de que se ha consumado el
desastre, nos exponen el otro rostro, el
verdadero, el de la sociedad profunda-
mente moralista, esquizofrénica, racista
e invasora. Lo terrible es que para mu-
chos latinoamericanos en una defensa
irracional del individualismo y un con-
cepto falso de la libertad, también en la
búsqueda de «mejores condiciones de
vida», convierten a EE.UU. en el mejor
ejemplo de la existencia plena. Trampa
maléfica del sistema capitalista. Se tra-
ta de negociar un rostro, cueste lo que
cueste, pues el real se haya perdido en la
distracción de los nuevos templos. Cen-
tros comerciales atiborrados de estéticas
fabricadas, construidas por los mismos
mercantilistas del absurdo. Se necesi-
ta un cuerpo que nos contenga. El que
miro en mí mismo no se parece a lo que
venden en las series. Éste transita en los
aparadores de las tiendas del simulacro.
La vida mía no basta, deseo la del otro,
quiero la del otro, convirtiéndonos en
serviles criados ante lo que Fox, Sony,
Warner Bros., Max, etc., venden. Expo-
niéndonos sin defensa ante sus series y
sus Reality Shows, mientras la vida ver-
dadera de los pueblos consumidores se
hace caos bajo los efectos del neolibe-
ralismo.
En estos tiempos, millones de imá-
genes y de historias se cruzan en nuestras
vivencias. ¿Cuándo nos detenemos a ob-
servar sus estragos en nuestro interior?
La dinámica moderna nos desvincula de
la contemplación y el análisis, por esto
se nos pierde los detalles, que ya no son
subliminales, por cierto, de un sistema
que si no nos invade con bombas y me-
trallas, lo hacen a punta de construccio-
nes simbólicas como las descritas. Por
eso, estar alertas es más importante de
lo que pensamos, buscarnos en nuestra
propia historia y universo simbólico cru-
cial, porque quienes andan verdadera-
mente insatisfechos con su propio rostro
son ellos. Quienes envidian el rostro de
sus invadidos son ellos. Quienes necesi-
tan construir sin criticidad son ellos. Los
que ansían sus templos y sus simulacros
son los miles de Bush que pululan por
el congreso norteamericano. La belleza
de Troy sólo la puede desear un desqui-
ciado como Cerril Bobolit, corrupto y
drogadicto.
Es dura la tarea que tiene el pue-
blo estadounidense para reconstruir
su historia. El sueño americano se ha
convertido en su más destructora pesa-
dilla. Hoy ya se ha desenmascarado la
mayor crisis de ese Estado, la crisis ética,
la mayor desde que los Estados Unidos
de Norteamérica se adosara la inten-
cionada condición de los imperialistas:
oprimir e invadir a los pueblos que no
desean su rostro.
A Plena Voz 53
 robert
Frank:
El Fotógrafo GUaDI
Salvaje
os terrestres; de día, encerrados entre ma-
dera y argamasa, atados a mostradores, cla-
vados a los bancos, ligados a las mesas.
¿Cómo es esto? ¿Han desaparecido los cam-
pos verdes?
Herman Melville
R
obert Frank es un mito. Nunca se
sabe, si quiera, si esta vivo, muer-
to o peor, si alguna vez existió.
A pesar de esto, sus imágenes se repiten
como un eco en cada silencio de Miles
Davies, entre los párrafos de John dos
Passos o en los noctámbulos sin destino
de Edward Hopper, porque, como ellos,
él ha sabido capturar el alma america-
na. Cuando decimos capturar lo deci-
mos en serio, porque en sus fotografías
ha quedado para siempre el alma triste
de los Estados Unidos, del pueblo ameri-
cano, no de aquel que ataca y destruye
naciones, sueños e ilusiones, sino el de
la gente común que apenas puede man-
tener los suyos, y a veces ni eso.
Si tenemos en cuenta que Frank
nació en Suiza (1924), quizás sea más
complejo comprender cómo hizo para
saber disparar sobre un norteameri-
54 A Plena Voz
caLVo
cano en el momento exacto de que su
alma esta a flor de piel. No sólo atrapa la
imagen, sino una sensación, un estado
de ánimo, una manera de ser.
Su trabajo consagratorio fue justa-
mente ese libro The Americans (1958),
que llegará después de dos años de via-
je por cuarenta y ocho estados de la
Unión, donde tomó unas 28.000 foto-
grafías, de las que seleccionó 83. Con
prólogo de Jack Kerouac, financiado por
la beca Guggenheim, The Americans es
un hito en la historia de la fotografía del
siglo XX.
Desde su viejo auto, Robert Frank
recoge el paisaje desolado y desolador,
monótono y triste de los pueblos que van
apareciendo a los costados del camino.
Rutas desoladas, rostros que parecen
mapas, almas tristes que transitan en
pos de un destino que no quisieron.
Los personajes que Frank perpe-
tuó en sus fotografías parecen no en-
tender por qué y para qué están allí.
Gasolinerías que nos remiten al vacío,
rutas que se confunden con el desierto,
cafeterías repletas de almas solitarias.
Aquel libro consagratorio debió ser edi-
tado y publicado fuera de los Estados
Unidos, ya que los norteamericanos se
ofendieron con las fotografías que los re-
velaban tan íntimamente. La prestigio-
sa revista Popular Photography dijo sobre
sus fotografías: «considerablemente
opacas, porosas, exposiciones turbias,
horizontes distorsionados y, en general,
descuidadas».
A pesar de todas las protestas, las
críticas y los enojos, aquel trabajo se
constituyó en un clásico de la fotografía
norteamericana.
La búsqueda estética de Frank no
iba a terminar en aquel trabajo, evolu-
cionó hacía maneras cada vez más com-
plejas y personales de abordar su arte.
Sin duda, su estilo modificó la esencia de
los fotógrafos que lo continúan.
Subvertir la imagen es su manera de
subvertir el orden que aprisiona una so-
ciedad. Comienza entonces a intervenir
plásticamente sus propias fotografías.
Resignifica su obra inmiscuyén-
dose con frases o sólo palabras de su
propio puño, como intentando agregar
algo más que no alcanzó a capturar con
la lente, o quizás para marcar, específi-
camente, un sector del encuadre que la
realidad reducía al enfrentarla con su
cámara. Con trazos gruesos, despropor-
cionados y desprolijos, Frank agrega un
mensaje más, un aviso a los viajeros, un
grito desesperado, contradictorio, tras-
formador, acerca de que algo funciona
mal en el universo.
Frank provoca al espectador, lo in-
quieta, lo cambia de lugar. Frente a sus
fotografías toda certeza se convierte en
duda, en contrasentido, en una nueva
manera de mirar la realidad.
Después de la Segunda Guerra
Mundial, periodo que debió obligada-
mente permanecer en su país, ya que
era de origen judío, emigra a los Estados
Unidos en 1947 con una sólida expe-
riencia como fotógrafo, había estudiado
en Basilea con Hermann Eidenbenz y
con Michael Wolgensinger en Zurcí. Du-
rante 1943 y 1944 trabajó como fotope-
riodista y editó su primer libro: 40 fotos.
En su etapa europea, Frank no puede
escapar de la influencia de los grandes
maestros de entonces: Henri Cartier
Bresson, Bill Brandt, Andre Kertesz.
En Nueva York trabaja para medios
como Fortune, Harper’s Bazaar y New
York Times, y conoce a otro grande de
la fotografía norteamericana, Walker
Evans, quien también lo influenciará
particularmente.
había sido cuidadosamente planeada,
ensayada y dirigida por él y Frank, y es-
crita por Jack Kerouac.
Su documental sobre los Rolling
En los años posteriores hará un
Stones, Cocksucker Blues, (1972) es con-
largo periplo por América Latina, en es-
siderado su mejor filme, donde sigue
pecial por Perú y Bolivia, donde transita
una gira de los Stones y los muestra sin
en trenes y camiones a lo largo de seis
tapujos envueltos en el uso de drogas y
meses, relevando paisajes y personajes.
el sexo grupal. Los Rolling Stones lo de-
De ese proceso queda como testimonio
mandaron para impedir que el filme fue-
un nuevo libro: Perú.
ra lanzado. La fotografía de Frank tam-
Quizás introducirse en el mundo de
bién apareció en la carátula del álbum
los poetas de la generación Beat, como
Exile on Main St. de la banda inglesa.
el ya mencionado Kerouac y Allen Gins-
Otras de sus películas importan-
berg, le quita los últimos vestigios del
tes son Sin of Jesus (1961), The Conver-
decadentismo europeo. En 1961, Frank
sations in Vermont (1969), Keep Busy
presentó su primera exposición indivi-
(1975), Home Improvements (1985),
dual titulada Robert Frank: Photographer,
Candy Mountain (1987), Movig Pictures
en el Art Institute of Chicago, y al año
(1994) y San Yu (2000).
siguiente, en el MOMA en Nueva York.
El cine lo mantuvo mucho tiempo
Un vástago de su fructífera carrera
alejado de la fotografía, pero Frank len-
como fotógrafo puede considerarse el
tamente regresa a su primer lenguaje,
cine. En 1959, a partir de un escánda-
quizás empujado por dolorosos transes
lo, su nombre comienza a figurar como
personales. De aquel momento se cono-
director.
cerá Lines of My Hand (1972).
El filme Pull My Daisy, protagoniza-
Hasta hoy Robert Frank continúa
do por Allen Ginsberg, fue considerado
trabajando sin pausa en su arte, como
casi por una década una obra maestra
cualquier hombre, olvidando que es le-
de la improvisación, pero finalmente el
yenda.
codirector de Frank, Alfred Leslie, en no-
viembre del 1968 en un artículo de Vi-
llage Voice, confiesa que aquella película
A Plena Voz 55
 Carl Sandburg
«yo soy el pueblo,
la chusma…»
MaNUel RUaNO

Un vendedor a alta presión se arrojó del puente
de Brooklyn y fue salvado por un policía. Pero
no tardó mucho en convencer al policía. Y así
los dos juntos se arrojaron del puente.
C. S.
Y eso, sí, lo dice a todos los vientos.
Su poesía gana la calle, se mete en los
burdeles, las estaciones ferroviarias, el
muelle solitario y toda región cercana
o lejana donde existe el deambular de
do poético-literario se iniciara a finales
del siglo XIX y culminara hasta media-
dos del siglo XX.
Carl Sandburg nació en Gales-
burg, Illinois, en 1878, en una fami-

S
la genet, el trabajo, la explotación del lia de padres inmigrantes suecos po-
andburg fue poeta, folklorista, ju-
hombre […]» bres. Su padre era herrero y trabajador
glar, cronista, cantautor, tocador
Fue poeta errante por todo el te- del ferrocarril.
de banjo y guitarra española a lo
rritorio de la Unión y digno heredero A los trece años, Carl Sand-
largo de su existencia.
del gran Walt Whitman. burg abandonó la escuela pública. Y
En 1978 decíamos en la revista
Llevaba un mensaje de libertad y es a partir de allí que trabajó en múlti-
chilena Nueva Línea que el poeta: « […]
respeto hacia los hombres, como Whit- ples oficios en Illinois, Kansas, Nebras-
hacía sus versos a través de su guita-
man, lo que lo distancia de los ideales ka, Colorado, etc.
rra, donde registraba los temas cotidia-
imperialistas y genocidas que, por lo A lo largo de su vida, ganó dos
nos y los refranes populares. Creía en
general, rigen la conducta prepotente Premios Pulitzer.
esa vertiente y le dio un carácter y una
de los Estados Unidos como extermina- Tras participar en la guerra entre
naturaleza original, representativa.
dor de civilizaciones. Un ejemplo de ello España y Estados Unidos (1898), volvió
Se sentía un poeta proletario. Y es re-
es el poema Listo para matar. a Galesburg e ingresó en la Universidad
velador, porque desde allí –se aprecia,
Como primer elemento, su poesía de Lombard (hoy Knox), pero nunca se
se ve– asoma a su temperamento una
recoge los ritmos urbanos y la protesta graduó.
fibra propia, inagotable. Una raíz de
de la masa trabajadora. En 1913 se trasladó a Chicago,
cronista lírico y épico a la vez. Así, por
El poeta cantaba sus convicciones donde inició su carrera literaria publi-
ejemplo, lo demuestra en su The People,
revolucionarias en el ideal del interna- cando el poema «Chicago» en la revis-
Yes, animado por ese espíritu de reco-
cionalismo proletario y las banderas ta Poetry en 1914, con el que ganó el
ger los dichos y costumbres corrientes.
del socialismo. De ahí que su apostola- Premio Levinson. Los poemas de Chicago

56 A Plena Voz
(1915), en los que emplea el verso libre
y las técnicas del imaginismo. Su poe-
sía se ganó la reputación de realista,
exaltada en los temas contestatarios y
de contenido social.
Sandburg escribió editoriales en
el Chicago Daily News de 1918 a 1933,
período en el que escribió libros de
poemas, entre ellos, Los desmotadores
(1918), Humo y acero (1920) y Buenos
días, América (1928), en los que expre-
sa su optimismo sobre el futuro de su
país. Su poesía fue ampliamente apre-
ciada por su estilo impresionista y su
vigor coloquial.
En 1913 Sandburg se mudó con
su familia a un suburbio de Chicago.
Trabajó como redactor de una revista
comercial y publicó los artículos en la
Revisión Socialista Internacional. Sus
poemas comenzaron a aparecer entre
1860 y 1936.
En 1918, Sandburg visitó Sue-
cia. A su regreso fue acusado por las
autoridades federales de apoyar a los
bolcheviques en Rusia. Amén de otros
expedientes de los servicios secretos
del Estado por su posición política de
izquierda.
El Premio de Levinson, concedido
por Poetry en 1914, estableció a Carl
Sandburg como la nueva voz impor-
tante en la literatura norteamericana.
Su fama como historiador se apo-
ya en sus obras monumentales Abraham
Lincoln: los años de la pradera (2 volúme-
nes, 1928) Abraham Lincoln: los años de
la guerra (4 volúmenes, 1939; Premio
Pulitzer de 1940). También fue muy
famoso como cantante folk, recopilando
muchas canciones populares de Estados
Unidos en Una bolsa llena de canciones
(1927). Otras obras son: El fotógrafo:
Steichen (1920), Memorial (1943), la
novela La roca del recuerdo (1948), Poe-
mas completos (1950, Premio Pulitzer
en 1951) y la autobiografía Siempre
jóvenes y extraños (1952). También es-
cribió libros infantiles, como Relatos de
Rootabaga (1922) y sus cartas escogidas
se publicaron en 1968.
Como miembro de la Academia
Americana de Artes y Letras, recibió
su medalla de oro de Historia en 1952
y la de Poesía en 1953.
A Sandburg se le considera un re-
presentante de la llamada Escuela de
Chicago, protagonista de una poesía
viril, realista y libertaria.
Decíamos, también, en aquella re-
vista chilena (Nueva Línea) que el poeta
captó en una capacidad de asombro
poco comparable «un mundo embru-
tecedor de alarmante crecimiento e in-
cesante desarrollo», para agregar que
«no sólo la épica urbana tiene asidero
en su poesía, también ha trabajado una
veta más intemporal donde profundiza
acerca de lo efímero de la existencia».
Carl Sandburg murió el 22 de ju-
lio de 1967, a los 89 años de edad.

liSTO paRa MaTaR

Diez minutos llevo mirándolo.

Por aquí he pasado antes muchas veces y me ha extrañado.
He aquí un monumento en bronce, recuerdo de un famoso
general
a caballo, con la bandera y la espada y revólver en mano.
Cuánto me gustaría hacer añicos todo ese catafalco,
reducirlo a un montón de escombros, que se lo
lleven a la chatarrería.
Te lo diré con toda claridad:
luego de que el granjero, el minero, el tendero, el obrero,
el bombero y el camionero
hayan sido recordados en sus monumentos de bronce,
dándoles la forma del trabajo de conseguirnos a todos,
algo que comer, algo que vestir,
cuando apilen unas cuantas siluetas
recortadas contra el cielo
aquí en el parque,
y rememoren a los auténticos forzudos que hacen el trabajo
del mundo, que dan de comer a la gente en vez de
aniquilarla,
entonces, a lo mejor sí que me plantaré aquí
a contemplar con tranquilidad a este general del ejército
que enarbola su bandera al viento
y cabalga como un demonio en su montura,
listo para matar a todo el que se le ponga por delante,
listo para que corra la sangre roja por la hierba nueva y
tierna de la pradera, y que la empapen las entrañas
de los hombres.

Versión de Miguel Martínez-Lage

A Plena Voz 57
 pRiMeR liNChaMieNTO

Hubo dos Cristos en el Gólgota:

uno bebió vinagre, otro miraba.
Uno estaba en la cruz, el otro en la muchedumbre.
Uno tenía los clavos en sus manos, el otro, agarrando
un martillo, clavaba clavos.
Había muchos más Cristos en el Gólgota, muchos más
compañeros ladrones, muchos, muchos en la multitud
aullaban el equivalente judeo de: «¡Matadlo! ¡Matadlo!»
El Cristo que ellos mataron, el Cristo que no mataron,
ambos estaban en el Gólgota.

¡Piedad, piedad por estos tobillos rotos!

¡Piedad, piedad por estas muñecas dislocadas!
Los brazos de la madre son fuertes hasta el final.
Ella le sostiene y cuenta los borbotones de sangre de su corazón.

En él había el olor de los barrios bajos,

iniquidades de los barrios bajos encendían sus ojos.
Canciones de los barrios bajos se trenzaban en su voz.
Los enemigos de los barrios bajos odiaban su corazón de
barrio bajo.

Las hojas de un árbol de la montaña,

hojas con una girante estrella temblando en ellas,
rocas con una canción de agua, agua, encima de ellas,
halcones con un ojo fijo en la muerte, siempre, siempre,
el olor y el poder de esto estaban en sus mangas, en las
ventanas de su nariz, en sus palabras.

El hombre de los barrios bajos fue muerto, el hombre de

la montaña vive.

Versión de Agustí Bartra

peRSONalidad
(Cavilaciones de un policía adscrito al Despacho
de Identificación)

Has amado a cuarenta mujeres, pero sólo tienes un

pulgar.
Has llevado cien vidas secretas, pero sólo dejas una huella
dactilar.
Vas por el mundo y combates en un millar de guerras y
obtienes todos los honores del mundo, pero
cuando regresas a tu hogar la huella de uno de los
pulgares que te dio tu madre es la misma huella
del pulgar que tenías en el asilo, donde tu madre
te besó para despedirse.
Del útero revuelto del tiempo provienen millones de
hombres, cuyos pies atestan la tierra, y se rajan el
cuello unos a otros por un lugar donde seguir en
pie, y entre todos ellos no hay dos huellas de
pulgar que sean iguales.
En alguna parte debe haber un Gran Dios de los Pulgares,
capaz de contar por dentro la historia de todo esto.

Versión de Miguel Martínez-Lage

58 A Plena Voz
 NeGRO

Soy el negro.
El que canta canciones,
el que baila...
con más suavidad que el algodón...
con más dureza que la tierra oscura,
los caminos apisonados por el sol,
por los pies descalzos de los esclavos...
espumarajos entre los dientes... estridentes carcajadas...
amor rojo por la sangre de la mujer,
amor blanco por los negritos que trastabillan...
amor perezoso por el tañer del banjo...
sudoroso, obligado al jornal de la siega,
altas risotadas con las manos como dos jamones,
endurecidos los puños con el mango,
la sonrisa de los sueños, la duermevela en las junglas de
antaño,
loco como el sol y el rocío y el goteo, como la poderosa
vida en la jungla,
meditabundo, triste, farfullando los recuerdos de los
grilletes:
soy el negro.
Mírame.
Soy el negro.
Versión de Miguel Martínez-Lage

MaG

Juro por Dios, Mag, que ojalá nunca te hubiera visto.

Ojalá nunca dejaras tu trabajo para venirte conmigo.
Ojalá jamás hubiéramos pagado el permiso, ni comprado
un vestido blanco,
para que te casaras el mismo día en que fuimos corriendo
a ver al cura
y le dijimos que nos amaríamos y cuidaríamos uno al otro
por siempre jamás, siempre que el sol y la lluvia perdurasen
en algún rincón.
Sí, ahora es mi deseo que vivieras en otra parte, bien lejos
de aquí,
y que yo fuera un vagamundo montado en un mercancías,
a dos mil kilómetros, totalmente en la ruina.
Y ojalá nunca hubiéramos tenido niños
ni el alquiler, el carbón, la ropa por pagar,
ni el recadero de la tienda que viene a cobrar lo suyo,
a cobrar en metálico por alubias y ciruelas.
Ojalá nunca te hubiera visto, Mag.
Ojalá nunca hubiéramos tenido niños.

Versión de Miguel Martínez-Lage

A Plena Voz 59
 Pablo Neruda
Que despierte el leñador
(1948)
Al oeste de Colorado River
hay un sitio que amo.
Acudo allí con todo lo que palpitando
transcurre en mí, con todo
lo que fui, lo que soy, lo que sostengo.
Hay unas altas piedras rojas, el aire
salvaje de mil manos
las hizo edificadas estructuras:
El escarlata ciego subió desde el abismo
y en ellas se hizo cobre, fuego y fuerza.
América extendida como la piel del búfalo,
aérea y clara noche del galope,
allí hacía las alturas estrelladas,
bebo tu copa de verde rocío.
Sí, por agria Arizona y Wisconsin nudoso,
hasta Milwaukee levantada contra el viento y las nieve
o en los enardecidos pantanos de West Palm,
cerca de los pinares de Tacoma, en el espeso
olor de acero de tus bosques,
anduve pisando tierra madre,
hojas azules, piedras de cascada,
huracanes que temblaban como toda la música,
ríos que rezaban como los monasterios,
ánades y manzanas, tierras y aguas,
infinita quietud para que el trigo nazca.
Allí puede, en mi piedra central, extender al aire
ojos, oídos, manos, hasta oír
libros, locomotoras, nieve, luchas,
fábricas, tumbas, vegetales pasos,
y de Manhattan la luna en el navío,
el canto de la máquina que hila,
la cuchara de hierro que come tierra,
60 A Plena Voz
la perforadora con su golpe de cóndor
y cuanto corta oprime corre cose:
seres y ruedas repitiendo y naciendo.
Eres hermosa y ancha, Norte América.
Vienes de humilde cuna como una lavandera,
junto a tus ríos, blanca.
Edifica en lo desconocido,
es tu paz de panal lo dulce tuyo.
Amamos tu hombre con las manos rojas
de barro de Oregón, tu niño negro
que te trajo la música nacida
en su comarca de marfil: amamos
tu ciudad, tu substancia,
tu luz, tus mecanismos, la energía
del Oeste, la pacífica
miel, de colmenar y aldea,
el gigante muchacho en el tractor,
la avena que heredaste
de Jefferson, la rueda rumorosa
que mide tu terrestre oceanía,
el humo de una fábrica y el beso
número mil de una colona nueva:
tu sangre labradora es la que amamos:
tu mano popular llena de aceite.
 Pablo Neruda
Neruda
Bajo la noche de las praderas hace ya tiempo
reposan sobre la piel del búfalo en un grave
silencio las sílabas, el canto
de lo que fui antes de ser, de lo fuimos.
Melville es un abeto marino, de sus ramas
nace una curva de carena, un brazo

Pablo Neruda
de madera y navío. Whitman innumerable
como los cereales. Poe en su matemática
tiniebla, Dreiser, Wolfe,
frescas heridas de nuestra propia ausencia.
Lockridge reciente, atados a la profundidad,
cuántos otros, atados a la sombra:
sobre ellos la misma aurora del hemisferio arde
y de ellos está hecho lo que somos.
Poderosos infantes, capitanes, ciegos,
entre acontecimientos y follajes amedrentados a veces,
interrumpidos por la alegría y por el duelo,
bajo las praderas cruzadas de tráfico,
cuántos muertos en las llanuras antes no visitadas:
inocentes atormentados, profetas recién impresos,

Pablo
sobre la piel de búfalo de las praderas.

II

Pero además han encontrado

un huésped en la casa,
o trajeron nuevos ojos (o fueron ciegos antes)
o el hirsuto ramaje les rompió los párpados
o nuevas cosas hay en las tierras de América.
Aquellos negros que combatieron contigo, los
duros y sonrientes, mirad:
Han puesto una cruz ardiendo
frente a sus caseríos,
han colgado y quemado a tu hermano de sangre:
le hicieron combatiente, hoy le niegan
palabra y decisión: se juntan
de noche los verdugos
encapuchados, con la cruz y el látigo.
(Otra cosa se oía en ultramar combatiendo.)

A Plena Voz 61
 Neruda
Pablo Neruda
Un huésped imprevisto
como un viejo octopus roído,
inmenso, circundante,
se instaló en tu casa, soldadito:
la prensa destila el antiguo veneno, cultivado en Berlín.
Los periódicos (Times, Newsweek, etc.) se han convertido
en amarillas hojas de delación. Hearst,
que canto el canto de amor a los nazis, sonríe
y afila las uñas para que salgáis de nuevo

ablo Neruda
hacia los arrecifes o las estepas
a combatir por este huésped que ocupa tu casa.
No te dan tregua: quieren seguir vendiendo
acero y balas, preparan nueva pólvora
y hay que venderla pronto, antes de que sea adelante
la fresca pólvora y caiga en nuevas manos.

Pablo
Por todas partes los amos instalados
en tu mansión alargan sus falanges,
aman a España negra y una copa de sangre te ofrecen
(un fusilado, cien): el cocktail Marshall.
Escoged sangre joven: campesinos
de China, prisioneros
de España,
sangre y sudor de Cuba azucarera,
lágrimas de mujeres
de las minas de cobre y del carbón de Chile,
luego batid con energía,
como un golpe de garrote,
no olvidando trocitos de hielo y algunas gotas

62 A Plena Voz
 Neruda
Pablo Neruda
del canto Defendemos la cultura cristiana.
Es amarga esta mezcla?
Ya te acostumbrarás, soldadito, a beberla.
En cualquier sitio del mundo, a la luz de la luna
o en la mañana, en el hotel de lujo,
pide usted esta bebida que vigoriza y refresca
y páguela con un billete

ablo Neruda
con la imagen de Washington.

Has encontrado también que Carlos Chaplin, el último

padre de la ternura en el mundo,
debe huir, y que los escritores (Howard Fast, etc.)
los sabios y los artistas
en tu tierra
deben sentarse para ser enjuiciados por «un-american»
pensamientos

Pablo
ante un tribunal de mercaderes enriquecidos por la guerra.
Hasta los últimos confines del mundo llega el miedo.
Mi tía lee estas noticias asustada,
y todos los ojos de la tierra miran
esos tribunales de vergüenza y venganza.
Son los estrados de los Babbits sangrientos,
de los esclavistas, de los asesinos de Lincoln,
son las nuevas inquisiciones levantadas ahora
no por la cruz (y entonces era horrible e inexplicable),
sino por el oro redondo que golpea
las mesas de los prostíbulos y los bancos
y que no tiene derecho a juzgar.

En Bogotá se unieron Moríñigo, Trujillo,

González Videla, Somoza, Dutra, y aplaudieron.
Tú, joven americano, no los conoces: son
los vampiros sombríos de nuestro cielo, amarga

A Plena Voz 63
 Pablo Neruda
Pablo Neruda
es la sombra de sus alas:
prisiones,
martirio, muerte, odio: las tierras
del Sur con petróleo y nitrato
concibieron monstruos.
De noche, en Chile, en Lota

Neruda
en la humilde y mojada casa de los mineros,
llega la orden del verdugo. Los hijos
se despiertan llorando.
Miles de ellos
encarcelados, piensan.
En Paraguay
la densa sombra forestal esconde
los huesos del patriota asesinado, un tiro
suena
en la fosforescencia del verano.
Ha muerto
allí la verdad.
Por qué no intervienen
en Santo Domingo a defender el Occidente Mr. Vandenberg,
Mr. Armour, Mr. Marshall, Mr. Hearst?
Por qué en Nicaragua el señor Presidente,
despertado de noche, atormentado, tuvo
que huir para morir en el destierro?
(Hay allí bananas que defender y no libertades,
y para esto basta con Somoza.)
Las grandes,
victoriosas ideas están en Grecia
y en China para auxilio
ablo
de gobiernos manchados como alfombras inmundas.
Ay, soldadito!

64 A Plena Voz
 Allen Ginsberg

Ginsberg
América (Fragmentos)

Ginsberg
América te he dado todo y ahora no soy nada.
América dos dólares y veintisiete centavos 17 de enero, 1956.

llen Ginsberg
No puedo aguantar a mi propia mente.
América ¿cuánto terminará la guerra humana?
Anda a la mierda con tu bomba atómica.
No me siento bien no me molestes.
No escribiré mi poema hasta que no esté bien de la cabeza.
América ¿cuándo serás angelical?
¿Cuándo te sacarás los vestidos?
¿Cuándo te mirarás a través de la tumba?
¿Cuándo merecerás a tu millón de trotskistas?

Allen
América ¿por qué tus bibliotecas están llenas de lágrimas?
América ¿cuándo enviarás tus huevos a la India?
Me enferman tus demandas insanas.
¿Cuándo puedo ir a los supermercados y comprar lo que necesite sólo
con mi buen aspecto?
América después de todo somos tú y yo perfectos y no el próximo
mundo.
Tu maquinaria es demasiado para mí.
Me haces querer ser un santo.
Allen
Debe haber alguna otra manera de arreglar este asunto.
Burroughs está en Tánger. No creo que vuelva eso es siniestro.
¿Eres siniestra o ésta es una forma de broma práctica?
Estoy tratando de llegar a mi argumento.
Rehúso abandonar mi obsesión.
América, déjate de empujar yo sé lo que estoy haciendo.
América los pimpollos del ciruelo se están cayendo.
Hace meses que no leo periódicos, todos los días alguien va a prisión
por asesinato.

A Plena Voz 65
 Allen Ginsberg
América los Wobblies me ponen sentimental.
América yo era comunista cuando chico y no me arrepiento.
Fumo marihuana cada vez que puedo.

Ginsberg
Me siento en mi casa días enteros y miro las rosas en el ropero.
Cuando voy a Chinatown me emborracho y nunca me cogen.
Me he decidido va a haber líos.
Me tendrías que haber visto leyendo a Marx.
Mi psicoanalista dice que estoy perfectamente bien.
No diré la Oración del Señor.
Tengo visiones místicas y vibraciones cósmicas.
América todavía no te he contado lo que le hiciste al Tío Max después de
que llegó de Rusia.
Me estoy dirigiendo a ti.
¿Vas a permitir que la revista Time ordene tu vida emocional?
La revista Time me obsesiona.
La leo todas las semanas.
Su tapa me observa cada vez que paso por el kiosco de la esquina.
La leo en la biblioteca pública de Berkeley.
Siempre me habla de responsabilidad. Los hombres de negocio son serios.
Los productores de cine son serios. Todo el mundo es serio menos
yo.
Se me ocurre que yo soy América. Allen
Me estoy hablando a mí mismo nuevamente.
El Asia se está levantando contra mí.
No tengo la más mínima posibilidad de un chino.
Mejor que considere mis recuerdos nacionales.
Mis recursos nacionales son dos boliches de marihuana millones de genitales una literatura renovada
impublicable que va a 1.400 millas por
hora y a veinticinco mil manicomios.
No digo nada de mis prisiones ni de los millones de desamparados que
viven en mis floreros bajo la luz de quinientos soles.

66 A Plena Voz
He abolido los kilombos de Francia, los próximos serán los de Tánger.
Mi ambición es ser presidente a pesar de que soy católico.
América ¿cómo puedo escribir una letanía sagrada cuando estás tan tonta?
Continuaré como Henry Ford mis estrofas son tan individuales como
sus autos aún más porque todas ellas tienen sexos diferentes.
América libera a Tom Mooney.

Allen Ginsberg
América salva a los españoles leales.
América Sacco y Vanzetti no deben morir.
América yo soy los muchachos de Scottsboro.
América cuando tenía siete años mi mamá me llevaba a los mítines
de la Célula Comunista nos vendían garbanzos un puñado por la entrada la entrada cuesta centavos
y los discursos eran libres todos eran angelicales y sentimentales con los obreros todo tan sincero
que no tienes idea lo lindo que era el partido en 1835 Scott Nearing un gran viejo un verdadero
menche Mamá Bloor me hacía llorar. Una vez vi la pradera de Israel Amten. Todos deben haber
sido espías.
América tu realmente no quieres ir a la guerra.
América son ellos rusos malos.
Ellos rusos ellos rusos y ellos chinos. Y ellos rusos.
Rusia nos quiere comer vivos. El poder de Rusia es loco. Nos quiere
agarrar nuestros autos y nuestros garages.
Quiere aprisionar Chicago. Necesita Selecciones del Reader’s Digest.
Quiere nuestras plantas de automóviles en Siberia. El gran burocracia dirigiendo nuestras estaciones
de servicio.
Eso es bueno. Ugh. El hacer indios aprender leer. El necesitar grandes morenos negros. Jai.
Ella hacernos trabajar 16 horas por día a todos.
Ayuda. Help.
América esto es muy serio.
América esta es la impresión que tengo de ver televisión.
América ¿es correcto?
Mejor que vaya directamente a mi trabajo
Es verdad que no quiero entrar en el Ejército ni transformar espuma
en partes de precisión de fábrica, de cualquier manera soy corto
de vista y psicópata,
América estoy poniendo mi hombro maricón a la rueda.

A Plena Voz 67
FANTOMAS CONTRA
LOS VAMPIROS MULTINACIONALES
JULIO CORTÁZAR
La Colección Armando Reverón, de
la Fundación Editorial El Perro y la
Rana, rinde homenaje a uno de los
artistas más integrales y significa-
tivos de América Latina. En su Serie
Fantomas, tienen lugar historietas
y caricaturas cuya fuerza expresi-
va desmonta el servil uso de este
género. A continuación ofrecemos a
nuestros fraternos lectores un an-
ticipo de Fantomas contra los vam-
piros multinacionales, del Cronopio
Mayor, Julio Cortázar.

Esta magnífica fabulación de Julio Cortázar está

escrita desde una perspectiva nítidamente políti-
ca. Políticamente combativa se entiende: política-
mente revolucionaria, políticamente responsable.
Es un sujeto alta y genuinamente politizado el que
escribe este texto. Pero ojo, no en términos dog-
máticos y restrictivos; politizado, sí, en función de
ampliar los límites de lo políticamente imaginable
y decible […] Este texto es un rotundo mentís a
cierto esteticismo de segunda mano –que no tiene
nada que ver con una propuesta estética en sentido
fuerte– que proclama que escribir históricamente
conduce, fatalmente, a un callejón sin salida. Cor-
tázar demuestra que es posible escribir histórica-
mente sin reduccionismos, sin dogmas. Demuestra,
también, que compromiso no implica servidumbre.
Digamos, entonces, que es una posición de pelea la
que adopta Cortázar en este texto: pelea contra las
simplificaciones ahistoricistas, pero también contra
las simplificaciones falsamente revolucionarias.
[…]
Fantomas pertenece al linaje de los «superhéroes».
Pero en la versión cortazariana su intervención no
puede ser providencial. Ni con la ayuda intelectual
de Octavio Paz, Susan Sontag, Alberto Moravia y el propio Cortázar puede hacerle frente a la conjura mundial en la que participan las transna-
cionales y los dictadores, y que tiene una de sus más aterradores expresiones en la quema de libros. Fantomas se rinde ante la evidencia de que
no puede cumplir con su misión: sus superpoderes son insuficientes para vencer a la barbarie. La barbarie sólo puede ser detenida colectivamente
porque, de lo contrario, continuará reproduciéndose.
Gonzalo ramírez

68 A Plena Voz
A Plena Voz 69
70 A Plena Voz
A Plena Voz 71
 Informe político del Fantasma
Todo, o casi todo, lo recibimos de Es-
tados Unidos. Automóviles, aparatos,
máquinas, electrodomésticos, teléfo-
nos, alimentos transgénicos, vestimen-
ta, juguetes, computadoras, hojillas de
afeitar, armamento, drogas, condones,
toallas sanitarias, arbolitos de navi-
dad, televisores, películas chatarra, so-
pas deshidratadas, jabones, dentífrico,
champú, repuestos, papel, maquinaria
agrícola, semillas, pelotas de béisbol,
balones de básquet, raquetas de tenis,
zapatos, relojes, batidoras, alarmas de
seguridad, cavas Coleman, podado-
ras de césped, fungicidas, fertilizantes,
aviones, balas, tanques de guerra, rada-
72 A Plena Voz
El Duende que camina
Héctor Seijas
res, misiles, pinturas Sherwin-Williams,
güisqui, píldoras anticonceptivas, aspiri-
nas, mercuriocromo, plasma sanguíneo.
Todo, o casi todo, lo recibimos de Esta-
dos Unidos a cambio de petróleo. Esta
circunstancia nos ubica dentro de las co-
ordenadas de un sistema neocolonial de
dependencia respecto a una metrópolis
imperial ubicada al norte del norte. En
otras palabras, nuestro sistema econó-
mico nacional, para llamarlo de algún
modo, no ha sido tal, y en su lugar ha
(dis)funcionado una «economía» basa-
da, primordialmente, en la extracción
de minerales e hidrocarburos. Estos son
vendidos a bajo precio, con escasas posi-
bilidades de procesamiento debido a la
brecha tecnológica que existe respecto
a los países que forman el club de los
superhéroes, surgidos a raíz del cese al
fuego de la Segunda Guerra Mundial y
la Conferencia de Yalta, donde éstos de-
cidieron repartirse el mundo en grandes
pedazos.
Superman
Este superhéroe se salvó gracias a las
previsiones de su padre, quien lo envió
en una nave, cual Moisés escapado del
desastre, antes de que su planeta natal
Kriptón estallara y sus millones de ae-
 Santo, el enmascarado de plata
rolitos, meteoritos y peñones se espar-
cieran por el universo, dando lugar a la Luchador mexicano. En la vida real se
postulación, por parte de Albert Eins- llamaba Rodolfo Guzmán Huerta (Tula-
tein, de la ley de la relatividad y la con- cinango, 1917-1984). La proyección ma-
secuencial experimentación genocida siva de su imagen se debe, entre otros
atómica. ¿Es acaso Superman una suer- factores, a una extensa filmografía (más
te de refugiado cósmico que se salvó de de treinta películas) que lo convierten
chiripas de su Hiroshima despedazada en auténtico héroe popular latinoame-
y contaminada? ricano, entre las cuales recordamos:
manifiesta una fuerte raigambre puri-
Santo contra el cerebro del mal; Santo
¿Es un pájaro? ¿Un avión? ¿Una bala? tana: vicios privados, virtudes públicas.
contra los hombres infernales; Santo, el
Tal el caso de los numerosos homólogos
enmascarado de plata vs. la invasión de
Al llegar al planeta Tierra, junto a Su- del rico heredero Bruno Díaz, alter ego los marcianos; Santo vs. las momias de
perperro y Superniña, se encontraron de Batman, como el actual presidente Guanajuato… El auge de sus hazañas
en Washington D.C., alejados de sus res- de EE.UU. Para no hablar de la recáma- crece notablemente durante la déca-
pectivas materias patrias (la kriptonita ra de los Kennedy o la gota de semen da de los cincuenta, cuando el artista
o pedazos de planeta destruido), y des- estampada en la solapa del vestido de José Guadalupe Cruz comienza la publi-
cubrieron en ellos facultades extraordi- una ex becaria de la Casa Blanca. De cación de las historietas del Santo, lle-
narias: vista de rayos X, fuerza desco- manera similar sucede con los princi- gando a rivalizar con el legendario Kali-
munal, capacidad de vuelo..., aunque pios que universalmente proclama y mán. El Santo forma parte del panteón
en la segunda versión maquillada ideo- defiende EE.UU., a sangre y fuego: li- mexicano dedicado a los ídolos de la
lógicamente por Hollywood nos pre- bertad, igualdad, democracia. multitud, de la mano con Agustín Lara
senta a un Superman que finalmente se y Pedro Infante. De hecho, su ícono, en
acuesta con Luisa Lane, lo cual reporta Súper Ratón posición de captura y arrojo, siempre
un cambio elemental de mentalidad, al acecho del mal, preside el espacio
quizá debido a la influencia de las mi- Cuenta la historieta que un día Súper de infinidad de tabernas, barberías,
norías étnicas en los EE.UU. o a la inten- Ratón penetró los espacios de un super- restaurantes, habitaciones y otros mi-
sidad del mestizaje de las colonias de mercado. No olvidemos que EE.UU. es croespacios de la imaginación colectiva,
hispanos que logran derribar las fronte- el país donde todo es súper. Allí pudo, la identidad y el afecto. No obstante la
ras impuestas deliberadamente por el cual hambriento saqueador del Tercer arremetida cultural encabezada por los
coloso de las finanzas: Marte para los Mundo, proveerse de suficientes calo- superhéroes norteamericanos, todavía
americanos (del norte). rías, proporcionadas por la cantidad de
hoy es posible advertir a un niño dis-
ingesta precocida, así como por la va-
frazado con la vestimenta marcial del
Batman y Robin riedad de vitaminas sintéticas. Al poco
enmascarado en algún pueblo o provin-
tiempo de someterse a este régimen
cia de América Latina. Yo mismo pude
Esta pareja de intersexuales opera des- alimenticio neoliberal, surte efecto en lucirlas con gran orgullo, en medio de
de una baticueva ubicada en las afueras su vilipendiado organismo un proceso un aquelarre infantil donde El Zorro,
de Ciudad Gótica. Como la mayoría de de transformación hormonal que lo Gatúbela, el Hombre Araña, Linterna
los personajes públicos norteamerica- convierte en una especie de vampirito Verde y otros agentes de la dominación
nos, Batman y Robin poseen doble per- que duerme en la punta de una luna imperial hacían de las suyas.
sonalidad. No olvidemos que la moral coronada de queso, desde allí, cómo-
que impera en el país más fetichista del damente instalado y nutrido de ma-
mundo, que ha hecho del sexo y la mu- nera suficiente, observa el acontecer
jer objetos de manipulación colectiva, terráqueo detalle a detalle. Prescinde
de cualquier herramienta tecnológica
capaz de averiguar en lo más mínimo la
vida que transcurre en ciudades, villas
y caminos. Su poderosa vista no tiene
nada que envidiarle a ningún satélite
artificial. En cuestión de segundos salta
presuroso y cae justo donde se comete
una injusticia. No sólo es capaz de pillar
la vida del planeta a grandes distancias,
sino también discernir desde su obser-
vatorio clandestino lo que es bueno y lo
que es malo.

A Plena Voz 73
 ¿Qué hay detrás
de la economía
venezolana
y su fantástico
crecimiento?
MAnuel suTHerlAnd

importación de bienes manufactura-

ta (bolivariano) llaman la atención
del mundo, así como el avance de la
economía a pesar de las rupturas con
el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el Banco Mundial (BM). Sin
embargo, ¿qué tan rápido y radical
ha sido el cambio?
El crecimiento económico
dos.
La feroz política fiscal expansiva,
al más puro estilo keynesiano, refle-
jada en los enormes crecimientos
del gasto público, con gran énfasis
en el gasto social (las misiones socia-
les, por ejemplo) han permitido que
grandes recursos otrora secuestrados
bajen a la población de forma filtrada,
discrecional e inauditable. Dicha dis-
tribución de los recursos se ha hecho
con las más estrictas normas del in-
mediatismo, el secreto y la separación
de facto de las masas en las decisiones
de uso y empleo de los mismos. Los
mecanismos creados para acercar al
poder se han mostrado del todo ino-
cuos e interesantes para enriquecer a
una casta de «boliburgueses» ávidos

C
La abundante liquidez interna- de copiar los patrones de lujo más
on China, y más reciente-
cional, la menor aversión al riesgo, el desenfadados.
mente Argentina, Venezue-
crecimiento de la demanda de los paí- Las tasas de crecimiento son
la ha venido a representar
ses emergentes de materias primas asombrosas: la economía venezola-
en el mundo uno de los ca-
energéticas, ha permitido generar na ha crecido los últimos 15 trimes-
sos de mayor crecimiento del ingreso.
un contexto muy favorable para la tres consecutivos, y para esta fecha lo
Todo ello en un ambiente político-
economía venezolana. El precio de la ha hecho a una tasa promedio de de
económico que dista de los credos
cesta petrolera venezolana ronda los 12,4%. En el gráfico 1 se observan 14
más ortodoxos del neoliberalismo y
US$ 60, representando ello más del trimestres hasta el primer trimestre
trata de crear alguna alternativa al
doble de lo estimado por la Asamblea de 2007. El crecimiento armónico de
capitalismo, pero sin romper con él
Nacional (US$ 27), materializándo- la economía es una bofetada para los
directamente. El liderazgo del presi-
se un gran excedente en divisas que economistas liberales, quienes expre-
dente Chávez se ha constituido como
apalanca el crecimiento económico, saron una absurda teoría del rebote.
una esperanza para el proletariado
basado en la inversión, el crecimien- De los componentes del creci-
más pobre del país e incluso de La-
to de las actividades de servicios y miento, muy a pesar de los econo-
tinoamérica. Sus noveles ideas de
las actividades relacionadas con la mistas liberales, el de mayor creci-
avanzar hacia un sistema socialis-

74 A Plena Voz

miento para este último trimestre fue
el sector privado, quien se expandió
en 11,1%, el sector público lo hizo
en apenas 2%. Es decir, hay un incre-
mento en los ingresos de la burguesía
oligopólica que filtra por la vía de la
apropiación privada de la renta gran
parte del valor agregado generado,
frenando mejoras sustanciales en los
insólitos índices de pobreza que aún
se observan. Situación inaceptable
que tiene su raíz en la estructura de
producción y apropiación de la ri-
queza en una economía capitalista
de periferia, que el socialismo boliva-
riano no parece pretender subvertir,
sino «sensibilizar», como dijo María
Cristina Iglesias, ministra del Poder
Popular para las Industrias Ligeras y
Comercio (Milco): «pero donde están
los empresarios buenos, emprende-
dores, honestos». Como si el capital
fuera un asunto moral y no científi-
co.
La repartición de ese incremen-
to en la producción es un asunto
que parece importar poco, salvo la
disgregación en algunos sectores de
la economía. En ese aspecto es noto-
rio el crecimiento de la actividad no
petrolera para el último trimestre de
10,8%, y el descenso en la actividad
petrolera de 3,9% debido al cumpli-
miento efectivo del Gobierno boliva-
riano en la reducción de cuotas de
producción de petróleo de la OPEP.
Siguiendo con los sectores
que mayor aporte hicieron al creci-
miento del II trimestre de 2007, tene-
mos: servicios de transporte (14,8%),
comercio (17,9%), intermediarios
financieros (20,5%) y las comunica-
ciones (28,0%), lo que indica el alto
componente de servicios y activida-
des de gran vinculación a la impor-
tación (que creció 32,9% en el perío-
do), la reventa y especulación comer-
cial, actividades que ayudan en poco
al crecimiento de una industria capaz
de satisfacer la creciente demanda de
manufacturas y productos tecnológi-
cos en donde se genera mayor valor
agregado.
Resulta interesante examinar
algunas cifras de la manufactura y de
los alimentos. La industria alimenti-
cia ha venido creciendo de forma sos-
tenida desde el segundo trimestre de
2005 a una tasa promedio de 12,5%;
sin embargo, ante un crecimiento tan
rápido en la demanda de alimentos, la
respuesta de la oferta se ha quedado
corta. En los supermercados y demás
expendios el fantasma de la escasez
es evidente. El Gobierno ha adoptado
las medidas más progresistas dentro
del sistema capitalista. La opción de
regular desde hace ya tiempo ciertos
productos alimenticios, reducir el re-
gresivo IVA, otorgar subsidios a los
pequeños productores, incrementar
los drawbacks y otorgar créditos muy
blandos a grandes industriales.
Esta política busca solapada-
mente conciliar intereses de clases
dentro de la estructura productiva.
Hay un manifiesto esfuerzo por des-
tacar la necesidad del surgimiento
del «capital bueno», del empresario
«patriota» y del buen burgués aman-
te del dinero con esfuerzo y enemigo
de la especulación. Este discurso neo-
desarrollista se basa en algunas pre-
misas del cepalismo, y es repetido no
sólo por la derecha chavista, también
es comentado como la única solución
de avanzada en esta etapa del proceso.
Como siempre, estas especulaciones
han chocado con la realidad y han
demostrado que la lógica de domina-
ción y maximización a toda costa del
capital es muy superior a todos esos
ensueños metafísicos y morales que
anhelan al capital bueno.
El acaparamiento, la especula-
ción, el desabastecimiento inducido,
listas de espera para revender con
sobreprecio, evasión abierta de con-
troles de precio y bonanza en la ne-
gociación de divisas (en medio de un
control de cambio que lleva cuatro
años), bonos del sur, títulos y demás
business de la economía liberal de pa-
pel, le han dado una bofetada a quie-
nes continúan haciendo reformismo
con políticas tan parecidas al libera-
lismo, que con frecuencia suelen ser
aclamadas con beneplácito por los
frentes patronales, como Fedecama-
ras y Fedeindustria.
Las burguesías jamás serán pa-
trióticas, ni colaborarán productiva-
mente en el desarrollo socialista de
ningún país. Son un lastre incapaz de
generar cambio social alguno ni mu-
cho menos las burguesías rentísticas
de la periferia. Son los pueblos orga-
nizados quienes desde la dirección
completa y bajo propiedad y dirección
colectiva pueden producir para el de-
sarrollo y por el irrestricto principio
de la satisfacción de las necesidades
básicas del pueblo. Mientras se confíe
en la burguesía, no habrá revolución
de ningún tipo.
Los planes sociales del Gobierno
Según la III Encuesta Nacional
de Presupuestos Familiares sobre las
misiones sociales del Gobierno: Mer-
cal para alimentación, Barrio Aden-
tro en salud y las misiones educativas
(Robinson, Rivas, Sucre y Vuelvan
Caras), se ha determinado que han
beneficiado al 48,3% de los hogares
en Venezuela. De ese porcentaje, el
63,1% de las familias más pobres han
sido beneficiarias de al menos una
misión, lo que da una idea del gran
alcance que han tenido las mismas y
el porqué de tantas visitas y estudios
por parte de la izquierda mundial.
En el mismo estudio se utilizó el
método de Graffar para indicar que el
5,8% de las familias pertenecen a la
clase alta o estrato I; un 20,1% son de
clase media alta o estrato II; 44,8% se
define como la clase media, estrato
III; un 27,4% a la clase media baja,
estrato IV y un 1,9% a la clase baja,
estrato V. Las familias venezolanas
que tienen ingreso únicamente pro-
venientes de los salarios alcanzan el
59%, de los cuales el 71% devengan
el salario básico de alrededor de 600
mil bolívares (US$ 280) más un bono
de alimentación variable, que ronda
los US$ 120. El salario puede cubrir
la canasta básica alimentaria en un
98%, según el Instituto Nacional de
A Plena Voz 75
 Estadística (INE), cálculo que, en mi
criterio, puede parecer altamente so-
brestimado.
El índice de remuneración a
empleados y obreros por sector nos
índica una tasa de crecimiento inte-
ranual negativa de 0,11 entre los tri-
mestres I-99 a II-07 que se aprecia en
al gráfico 2:
El Índice de Desarrollo Huma-
no (IDH), que mide a grandes rasgos
alfabetismo, matricula, esperanza de
vida e ingreso, ha demostrado una
gran evolución que fue frenada sal-
vajemente por el criminal golpe de
Estado de abril de 2002, el sabotaje
petrolero adherido a la huelga pa-
tronal que le hizo perder a la nación
alrededor de 15 millardos de dólares
estadounidenses. Los culpables: me-
dios de comunicación, oligarquía y
demás opresores que están libres,
fugados y continúan haciendo nego-
cios con el chavismo. El gráfico 3 nos
muestra el IDH:
Es innegable el esfuerzo que se
ha hecho en la parte social. Grandes
incrementos en el gasto social se han
visto plasmados en mejoras para el
pueblo pobre e importantes avances
en su desarrollo cultural. El cambio
de la superestructura es vital para
continuar los procesos de consolida-
ción de un sistema alternativo al neo-
liberal. Como nunca en la historia,
libros, foros, revistas y talleres anti-
capitalistas de todo tipo se han visto
en el país, acción fundamental para
la mudanza de sistema. Sin embargo,
es menester profundizar las buenas
tareas y trabajar en otras que puedan
lograr los cambios necesariamente
radicales que se requieren para ente-
rrar ese sistema genocida. Reformar-
lo es huir con cobardía a los retos de
la historia.
La apropiación
privada de la renta
No creo hallar definición mejor
que la de Carlos Marx sobre la socie-
dad capitalista que: «En las socieda-
des de clases, la mayoría oprimida
76 A Plena Voz
y explotada trabaja para la minoría
dominante, que le devuelve sólo una
parte de la riqueza que su trabajo
genera (lo mínimo para garantizar
su subsistencia y reproducción) y se
apropia del resto (“plusvalía”)». En
efecto, la separación de los medios
de producción con el proletariado es
causal básico de su situación de de-
pauperación y lo obliga a venderse a
la burguesía como mercancía: fuerza
de trabajo.
Para la burocracia parece esto
desconocerse. Los intentos de acercar
los medios de producción al pueblo
pobre se han limitado básicamente al
desarrollo de las microfinanzas como
herramienta de democratización del
acceso a los recursos financieros. Las
experiencias de esfuerzos para incen-
tivar relaciones o incluso formas de
propiedad disímiles a las típicas del
capital han tenido escaso éxito. La
cogestión con el Estado y con la bur-
guesía ha dejado más pérdidas que
triunfos. Las experiencias de autoges-
tión, control obrero como el caso de
Sanitarios Maracay las han dejado
languidecer en la mar de prejuicios
burgueses y oficinescos. El cooperati-
vismo ha crecido de manera notable:
de aproximadamente mil cooperati-
vas para el año 1998, se han inscrito
como tales no menos de 200 mil. Sin
embargo, el desorden y la campaña de
descrédito que sufre el cooperativis-
mo por su utilización para precarizar
la relación laboral no han permitido
avances realmente cualitativos. Todo
ello sin apenas hablar de las limitan-
tes de estas relaciones de producción
al coexistir con el capitalismo.
El auge microfinanciero, carril
por el cual la derecha chavista e in-
genuamente gran parte de la vario-
pinta izquierda trata de utilizar como
mecanismo de inclusión social, es
hoy apenas un tímido esfuerzo por
arañar las migajas de las múltiples e
ingentes ganancias de la banca priva-
da. Los préstamos a las microempresa
(de cualquier naturaleza) no llegan
al 4% de la cartera total, turismo y
agricultura no rozan siquiera el 6%,
aun las barreras a la entrada son muy
grandes, a pesar de que el Gobierno
haya obligado a prestar porcentajes
de la torta crediticia a estos rubros.
Las instituciones del Gobierno hechas
para ello sufren del burocratismo e
ineficiencia del Estado burgués de la
periferia; no hay información alguna
de tasas de morosidad, re-préstamos
ni alcance social del crédito.
En este panorama, quien más ha
aprovechado el crecimiento ha sido
la casta rentística y especuladora de
la burguesía criolla, a pesar de la uti-
lización de la fraseología burguesa
universal: «nos van a expropiar, nos
van a quitar a nuestros hijos, etc.». La
plutarquía ha podido hacer pingües
negocios y ha sabido filtrar la renta,
exprimiendo más al trabajador. En el
gráfico 4 vemos que a medida que más
crece la renta nacional, la burguesía se
apropia más y más del producto. Si en
el año 1999 la distribución llegó a ser
paritaria, para el 2006 el asalariado
en su conjunto sólo accedió al 38% de
lo producido socialmente, el resto fue
expropiado a favor de la casta opresora.
Esta tendencia, lejos de disminuir, se
ha ido acentuando en el tiempo.
Expectativa
del más variopinto proletariado
Sólo la más férrea organización
de los trabajadores en su conjunto,
con la más intensa campaña de desa-
rrollo de la conciencia realmente revo-
lucionaria, podría radicalizar el pro-
ceso bolivariano y convertirlo de facto
en una revolución socialista. Sin ésta,
los trabajadores sólo tendrán acceso
a lo que el Estado pueda distribuir en
su afán popular y «caritativamente»
cristiano. Hacer revolución tiene que
pasar necesariamente por disputar-
le a la burocracia, la burguesía y sus
lacayos imperialistas la plusvalía so-
cial. Es menester romper los amarres
leguleyos burgueses para no dejar que
el proceso bolivariano de liberación
nacional termine en el más desilusio-
nante y entristecedor reacomodo o
reconstitución de la opresión.
 la noticia y sus efectos
11 de septiembre 1973
La historia es nuestra
y la hacen los pueblos
Salvador Allende
E
l tiempo histórico tiene pre-
sencia en la memoria, guar-
da para siempre lo que vale la
pena como experiencia de vida
y reafirmación de la conciencia. Recuer-
do con claridad 1973, eran tiempos de
campaña electoral en nuestro país; la
experiencia chilena de Unidad Popular
había llegado a nuestro país y el Dr. Je-
sús Ángel Paz Galárraga fue el candidato
de aquella búsqueda por presentar una
alternativa al bipartidismo adeco-cope-
yano. La Unidad Popular venezolana,
estaba conformada por el Movimiento
Electoral del Pueblo (MEP), Partido Co-
munista de Venezuela (PCV) y Unión Re-
publicana Democrática (URD), estos úl-
timos abandonaron el proyecto político
electoral para impulsar la candidatura
de Jovito Villalba.
Eran tiempos difíciles para la iz-
quierda venezolana, se venia de la de-
rrota militar de los sesentas y las divi-
siones se hacían presentes en el seno de
una izquierda debilitada, fragmentada y
con necesidad de orientarse hacia nue-
vos rumbos. Surge el deslinde ideológico
del PCV con el Movimiento Al Socialis-
alCideS hURTadO BUSTillOS
mo (MAS) con la idea del socialismo
a la venezolana y José Vicente Rangel
como su candidato presidencial, quien
fue divulgado al electorado a través de
la imagen de José Gregorio Hernández.
Eran tiempos de desilusión y búsqueda
del proyecto político que diera derrotara
al bipartidismo.
El proceso chileno se presenta en
América Latina como una alternativa de
izquierda para ser gobierno de una ma-
nera diferente al planteado por la revo-
lución cubana, cuestión que la historia
ratifico pero no pudo consolidar. El mar-
tes 11 de septiembre de 1973, en plena
campaña electoral venezolana ocurre
una de las tragedias políticas más san-
grientas en la historia de nuestra Amé-
rica, la caída del gobierno de Salvador
Allende y la Unidad Popular Chilena,
experiencia asumida e impulsada en Ve-
nezuela.
Mi memoria recuerda que el candi-
dato presidencial de la Unidad Popular
venezolana se encontraba de gira por
el occidente del estado Falcón y, yo for-
maba parte de un equipo de propaganda
de la Juventud Comunista que hacia el
trabajo de agitación y propaganda ante
de la llegada del candidato y habíamos
convocado a una concentración en Me-
nemauroa, ya sabíamos lo que estaba
ocurriendo en Chile y en el ambiente se
susurraba lo delicado de la situación y su
repercusión en nuestro proyecto político,
alrededor de las siete de la noche después
de las palabras del Dr. Paz Galárraga nos
dieron la trágica noticia de la caída del
gobierno de Salvador Allende, hubo un
silencio de dolor y luto para después gri-
tar unas consignas de solidaridad. Con la
noticia se debilito el proyecto de Unidad
Popular en Venezuela y se desvaneció
otra esperanza del pueblo latinoameri-
cano por experimentar vías pacificas-
electorales para llegar a gobernar.
Inmediatamente, el candidato de
la Unidad Popular venezolana, Dr. Jesús
Ángel Paz Galárraga, acompañado por
Jesús Faria secretario general del PCV
salieron para Maracaibo para tomar un
avión que los llevara a Caracas, en ese
momento se puso en duda la vía pacifica
de hacer revolución en América Latina;
sin embargo, lo que jamás puede sosla-
yarse es la dignidad del ejemplo revolu-
cionario de Salvador Allende y sus pa-
labras proféticas de su ultimo discurso,
el cual afirma su esperanza de que «…
se abrirán las grandes alamedas donde
pasaran los hombres libres en búsqueda
de una sociedad mejor» y a los traidores,
asesinos y fascistas de semejante horror
«¡la historia los juzgara!»
A Plena Voz 77
 Carlos Irazábal:
el problema de la esclavitud
de los africanos
y sus descendientes en Venezuela
José Marcial Ramos Guédez

78 A Plena Voz
E
l escritor, diplomático e histo-
riador Carlos Irazábal, nació
en Zaraza, estado Guárico, el
14 de agosto de 1907 y murió
en Caracas el 30 de octubre de 1991.
A lo largo de su vida intelectual plas-
mó sus múltiples ideas en torno a la
historia económica, social y política
de Venezuela en dos textos de reco-
nocida importancia titulados: Hacia
la democracia… (1ª ed.) México: Edi-
torial Morelos, 1939, y Venezuela es-
clava y feudal… (1ª ed.) Caracas: Pen-
samiento Vivo, 1964. En tal sentido,
en el presente estudio destacaremos
la concepción del materialismo histó-
rico en la primera obra citada y cómo
dicho autor interpretó el problema
de la esclavitud de los africanos y sus
descendientes, tomando en consi-
deración la trata de esclavizados, la
participación de estos últimos en la
minería, la agricultura, el servicio
doméstico y los oficios artesanales,
las rebeliones, las conspiraciones, el
proceso de abolición, etc. Asimismo,
tendremos la oportunidad de señalar
las fallas y omisiones que existen en
los libros aludidos sobre el problema
de la esclavitud tanto en el período de
la colonia como durante el siglo XIX,
deficiencias que tienen su explicación
en la no exhaustiva revisión de fuen-
tes documentales-bibliográficas y en
la aplicación mecanicista de algunas
teorías del marxismo a la realidad
histórica venezolana.
Carlos Irazábal, en su libro Hacia
la democracia. Contribución al estudio de
la historia económica, política y social de
Venezuela, se preocupó por conocer e
interpretar los hechos fundamentales
de la Venezuela colonial; por lo tanto,
destacó la función económico-social
tanto de los indígenas como de la po-
blación de origen africano, sometida a
esclavitud, y en sus efectos menciona
el interés que tuvo fray Bartolomé de
Las Casas por traer negros africanos
a América, para sustituir en el traba-
jo a la ya casi exterminada población
autóctona. En tal sentido afirma:
«[…] A fin de aliviar esa terrible situa-
ción, el fraile Bartolomé de Las Casas
luchó por la introducción de negros
esclavos oriundos de África, al Nuevo
Mundo. En 1501 llegan los primeros
a la isla Española. Persistió Las Casas
en su empeño hasta conseguir que
fueran introducidos a Tierra Firme y
al cabo de algún tiempo el tráfico de
esclavos se generalizó en el Continen-
te […]» (Irazábal, Carlos. Hacia la de-
mocracia… (4ª ed.) Caracas: Editorial
Ateneo de Caracas, 1979. p. 26). De
acuerdo a la cita anterior, aprecia-
mos que Irazábal le atribuye una res-
ponsabilidad al fraile De Las Casas de
hechos relacionados con la trata de
negros africanos en años anteriores
a la llegada de este sacerdote al conti-
nente americano, pues dicho clérigo
español vino al Nuevo Mundo en el
año de 1502 y obtuvo encomiendas
en las islas de Santo Domingo y Cuba.
Más adelante, en 1515, renunció a
los privilegios que tenía como coloni-
zador e inició su campaña en defensa
de la población indígena y la denun-
cia de los atropellos que constante-
mente los peninsulares cometían en
contra de la población autóctona.
(Véase a Díaz, Carlos. Didáctica de las
grandes religiones de Occidente: una vi-
sión sinóptica. Madrid: Ediciones del
Laberinto, 2000. pp.149-151). Ade-
más, algunas décadas antes de las
prédicas de Bartolomé de Las Casas
ya existían esclavizados africanos en
las Américas.
La sustitución de la mano de
obra indígena por la africana someti-
da a esclavitud a la larga no favoreció
a la primera, ya que siguió siendo ex-
plotada por medio de las encomien-
das, repartimientos, mitas y obrajes;
por lo tanto, quienes se beneficiaron
del trabajo ejercido por la población
originaria y la del continente del éba-
no fueron los conquistadores y colo-
nizadores tanto peninsulares como
criollos. Carlos Irazábal, con relación
a lo antes expuesto, nos señala: «[...]
los conquistadores y sus descendien-
tes puede decirse que no viven sino
del trabajo de indios y negros en las
minas, labranzas y pesquerías de per-
las» (Irazábal, Carlos, ob. cit. p. 26)
En sus efectos, cuando se consolida
la clase social de la «nobleza criolla»
o mantuanos, su base económica se
sustentó en la propiedad de las tierras
y su hegemonía sobre los indígenas
y los africanos esclavizados (Ídem).
Luego, el mismo Irazábal, destaca la
«Instrucción [que el Procurador Ge-
neral don Simón de Bolívar presentó
en el año de 1590] ante el Consejo de
Indias en nombre y representación
de los principales centros urbanos
de la Gobernación de Venezuela. La
Instrucción contiene 17 súplicas,
las más reivindicaciones económi-
cas disimuladas entre argumentos
religiosos y morales […] Se suplica
igualmente que se hiciera merced de
“tres mil licencias de esclavos negros
de Guinea… para que se repartan en-
tre los vecinos de las ciudades… por
ser la tierra nueva y la mayor parte
de los vecinos de poco caudal y ha-
cienda, y haber muchas fincas que
por falta de esclavos no se labran”»
(Ibídem, p. 27). Vemos que en la Go-
bernación de Venezuela hacia el año
de 1590 hay sumo interés en obtener
mano de obra africana sometida a es-
clavitud, para complacer los intere-
ses económicos de los colonizadores
europeos. E igualmente observamos
que Irazábal omitió la rebelión del
negro Miguel en las minas de Bu-
ría en 1553, además de todo lo que
aconteció en nuestro país durante el
A Plena Voz 79
 siglo XVII en el campo económico, so-
cial y político.
Más adelante, Irazábal destaca
el auge de la economía cacaotera en
la Venezuela del siglo XVIII y la im-
portancia de la mano de obra negra
sometida a esclavitud. También men-
ciona la labor desempeñada por la
Compañía Guipuzcoana a partir del
año de 1728 en contra de los contra-
bandistas extranjeros y criollos. Sin
omitir la sublevación de Juan Fran-
cisco de León en contra de la presen-
cia de la empresa antes mencionada;
asimismo, la rebelión de Andresote
en el Yaracuy, la cual, según Irazá-
bal, fue «[…] reprimida y aplastada
por las autoridades» (Ibídem, p. 31).
Esta última opinión no goza de plena
veracidad, ya que Andresote (el zam-
bo Andrés López del Rosario) nunca
fue capturado, y los negros y mulatos
que lo acompañaron se convirtieron
en cimarrones, «[…] y ante la impo-
sibilidad de someterlos por la vía de
las armas, las autoridades decidie-
ron que los misioneros franciscanos
fray Salvador de Cádiz y fray Tomás
de Pons en 1732, trasladaran a mu-
80 A Plena Voz
chos de ellos a Calabozo y hacia las
riberas del Orinoco» (Ramos Guédez,
José Marcial. Contribución a la historia
de las culturas negras en Venezuela colo-
nial. Caracas: Instituto Municipal de
Publicaciones, Alcaldía de Caracas,
2001. pp. 162-163). Asimismo, en el
contexto de la vida política de la Ca-
pitanía General de Venezuela, obser-
vamos que Irazábal menciona la re-
belión de José Leonardo Chirino en la
serranía coriana en 1795, la conspi-
ración de Gual y España en La Guaira
en 1797, la sublevación de Francisco
Javier Pirela en Maracaibo en 1799 y
la expedición de Francisco de Miran-
da por Ocumare de la Costa y Coro en
1806, las cuales fueron consideradas
por el autor citado como movimien-
tos precursores de nuestra indepen-
dencia.
En la obra Hacia la democracia…
observamos que Irazábal no consul-
tó suficientemente un conjunto de
fuentes documentales-bibliográficas
relacionadas con el proceso de la abo-
lición de la esclavitud en Venezuela.
Por tal motivo, omitió en el libro alu-
dido, entre otras cosas: los dos decre-
tos antiesclavistas de Simón Bolívar
del año 1816 (el primero, el 2 de ju-
nio en Carúpano, y el segundo, el 6
de julio en Ocumare de la Costa), la
Ley de Manumisión promulgada por
el Congreso de Cúcuta en 1821 y la
Ley de Manumisión elaborada por el
Congreso de Valencia (Venezuela) en
1830. Además, es conveniente des-
tacar que Irazábal mencionó que la
gestión más importante del presiden-
te general José Gregorio Monagas fue
haber aprobado la Ley de Abolición
de la Esclavitud el día 24 de marzo
de 1854 (Irazábal, Carlos, ob. cit. p.
167).
En el presente estudio, no pre-
tendemos quitarle méritos al esfuerzo
realizado por Irazábal en la elabora-
ción de su obra Hacia la democracia…,
solamente nos interesó apreciar cómo
estudió la temática relacionada con la
esclavitud de los africanos y sus des-
cendientes señalando sus múltiples
omisiones, producto de no haber con-
sultado algunas fuentes documentales
y bibliográficas relacionadas con esta
problemática de carácter histórico,
económico, político y sociocultural.
 ¿Debería considerarse realmente
el Vaticano un Estado?
Jesús contestó:
«Mi Reino no es de este mundo»
Juan, 18: 36
L
a Ciudad del Vaticano es una
ciudad-Estado que posee una
extensión de 0,44 km² y no más
de 4 km en fronteras, constituyendo
así el Estado más pequeño del mundo.
La denominación completa del mismo
es Stato della Cittá del Vaticano o Status
Civitatis Vaticanae, en su otro idioma
oficial. El Estado de la Ciudad del Vati-
cano alberga a la Santa Sede, máxima
institución de gobierno de la Iglesia Ca-
tólica Apostólica Romana, y aunque los
dos nombres son utilizados a menudo
como si fueran equivalentes, el primero
se refiere al Estado independiente y a su
territorio, mientras que el segundo lo
hace a la institución que dirige a la Igle-
sia, la cual posee personalidad jurídica
propia. Así, ambas entidades son suje-
tos soberanos con un reconocimiento
público internacional, los cuales están
unidos indisolublemente a la persona
del Sumo Pontífice, quien es cabeza vi-
sible de la Iglesia universal y, a su vez,
jefe del Estado, gozando a plenitud de los
llamados poderes Legislativo, Ejecutivo
y Judicial.
El Estado del Vaticano contiene los
elementos característicos a todo Estado,
si bien pueda decirse que de una ma-
nera peculiar. Para que un Estado sea
Marcos Antonio Fraga Acosta
reconocido en el marco del Derecho In-
ternacional Público, y entiéndase como
tal al «acto legal por el que un Estado o
un grupo de Estados declaran el carác-
ter y la extensión de sus relaciones con
un nuevo Estado considerado éste como
una persona de derecho internacional»,
son necesarios, «entre otros requisitos,
dos elementos constitutivos que son,
desde ese punto de vista, indispensables:
la existencia de un territorio y de una
población».
Con el elemento antes expuesto, y
otros que harían muy largo este artícu-
lo, se hace prácticamente inevitable du-
dar acerca del carácter estatal de la Ciu-
dad del Vaticano; pero si realizamos un
análisis más profundo desde la óptica de
la teoría del Estado, veremos que la rea-
lidad es diferente. Comenzando por los
rasgos del Estado que, como bien define
el Dr. Fernández Bulté, son «aquellos
elementos fundamentales que lo com-
ponen de una manera esencial, es decir,
a aquellos elementos que lo tipifican, lo
caracterizan y que por ello sirven para
distinguirlo […] de otros entes políticos
de la sociedad, […] u organizaciones
sociales más o menos influyentes en la
vida política», se hace obligatorio hablar
del poder político público.
La Santa Sede, como cabeza recto-
ra de una de las religiones con más fieles
a nivel mundial y con influencias en las
altas esferas políticas y la vida social,
principalmente en el hemisferio occi-
dental debido a su trayectoria histórica,
es una organización con poder, es capaz
de «imponer a otro u otros determina-
das decisiones, hacerlos observar deter-
minadas conductas». Como institución
que forma parte de la superestructura
social, dado su carácter religioso, es ca-
paz de arrastrar masas, es portadora de
una ideología que convence a no pocos
individuos en el planeta. Por tanto, la
Ciudad del Vaticano, como soporte de
esa ideología, hereda el poder de quien
es base material. Además, la intensidad
humanista de la doctrina católica juega
un papel fundamental en que ese poder
tenga un carácter político, esté dirigido
a arbitrar con los asuntos de la sociedad.
La Doctrina Social de la Iglesia alcanza
niveles en su contenido nada desprecia-
bles y la Ley Divina refleja claramente
preceptos incluidos en las más diversas
ramas del derecho.
También es base de la doctrina la
labor proselitista del cristianismo, «va-
yan y hagan discípulos a todos los pue-
blos […] enseñándoles a poner por obra
todo lo que les he mandado» está escrito
en la Biblia, libro sagrado y fuente prin-
cipal del Derecho Divino del catolicismo.
Este mandato condiciona los intereses
de un grupo social determinado que,
al adquirir el poder económico, como
A Plena Voz 81
 hiciera el papado tras las reformas cons-
tantineanas y más tarde, con la funda-
ción de los Estados pontificios, devendrá
en clase social dominante que aspirará
a poseer el poder político público que
otorga el Estado para así poder hacer
obligatorias sus decisiones. Esta inten-
ción es la expuesta por san Agustín de
Hipona (354-430), representante de la
patrística cristiana, en su libro La ciudad
de Dios, donde, como también expresa el
ya citado Dr. Fernández Bulté, se defien-
de «el poder papal por sobre los reinos
terrenales».
Otro célebre personaje de la histo-
ria, Napoleón Bonaparte (1769-1821),
observaba esta intención e inteligen-
temente advertía que «la Iglesia debe
estar en el Estado y no el Estado en la
Iglesia».
Pero sólo el poder político no es
suficiente como para determinar a un
Estado. Ese poder político debe tener
un carácter público, debe alcanzar a
toda la sociedad, debe imponerse coac-
tivamente, y es ahí, en la población a la
cual va dirigido, donde no tiene alcance
el poder del papado. El Sumo Pontífice,
como personalidad religiosa en el marco
internacional, puede pronunciarse ante
determinadas circunstancias o intentar
regular alguna situación con el objeti-
vo de que, coercitivamente, la sociedad
tome conciencia y actúe por sí sola, pero
no más. Su pensamiento, su doctrina, en
sintonía con el llamado Derecho Divino,
no tiene fuerza coactiva ante la sociedad
a la cual pretende regular.
Sus normativas no son vinculan-
tes; el alcance y la validez de su palabra
son puramente religiosos. Las «normas
adjetivas» de la Ciudad del Vaticano
presentan el ligero grado de coactividad
necesario, basado en la tradición, para
un correcto procedimiento, pero sus
«normas sustantivas» son sólo de carác-
ter coercitivo. Las normas dictadas son
normas religiosas y, por tanto, la pena
aplicable en caso de incumplimiento es
también religiosa, con toda la carga que,
religiosamente también, conlleva para
los cristianos católicos, pero no para la
sociedad en general, universal, a la cual
fueron dirigidas.
El Vaticano, en todo caso, podrá
poseer un poder coactivo sobre sus súb-
ditos, pero ellos tienen la libertad de
abandonar su fe y dejar de pertenecer al
82 A Plena Voz
llamado «pueblo de Dios». Las normas
papales son aplicables realmente a una
parte de la sociedad, la católica, pero
pueden ser evadidas, eludidas, obviadas
por sus depositarios, o sea, la sociedad
universal. Además, aunque no todos los
miembros del pueblo de Dios son «ciu-
dadanos del Vaticano», y por ello para
quienes sí ostentan esta condición el
compromiso u obligación de cumplir las
normas es mayor, para nada ello afecta
en la determinación de un individuo de
acatar o no dichos preceptos. Ya hemos
analizado las peculiaridades de la «ciu-
dadanía vaticana». De esta forma pode-
mos afirmar que la Ciudad del Vaticano
posee un poder político, pero no públi-
co; su fuerza «coactiva», su poder, no
alcanzan a toda la sociedad; por tanto,
sus normas no son jurídicas, sino mera-
mente religiosas.
De tal modo también podría ser
negada su capacidad de dictar derecho.
La Ciudad del Vaticano, apoyada en su
poder religioso, expresa sus intenciones,
su voluntad, en un complejo ordena-
miento normativo al cual con rigor no
le podemos atribuir la calidad de dere-
cho. La coactividad inherente al mismo
es inexistente y, por ende, sus normas
religiosas y administrativas no son jurí-
dicas, sino que constituyen un conjunto
de disposiciones dirigidas a arbitrar las
relaciones religiosas a las cuales regu-
lan.
El conocido Código de Derecho Ca-
nónico no es más que la sombra o el ves-
tigio del poder verdaderamente estatal
de lo que fueron los Estados pontificios.
Ya lo afirma Juan Cavigioli: el Derecho
Canónico es «el sistema de leyes con que
la Iglesia ordena su actividad social es-
pecífica y la de sus miembros en cuanto
tales». Hasta 1870, cuando la Ciudad
del Vaticano sí constituía sólidamente
un Estado, su legislación tenía, obvia-
mente, un carácter jurídico, pero en la
actualidad, dadas las condiciones ya
analizadas, la designación «Código de
Derecho», es puramente nominal.
Desde otra óptica podemos ana-
lizar también la composición social de
la Santa Sede y determinar su sentido
de «dictadura de clase dominante», la
cual Lenin definiera como una «mane-
ra de imponer cierto intereses políticos,
sociales y económicos dentro de una de-
terminada forma organizativa», y pro-
siguiendo con la opinión del Dr. Bulté,
«suele limitarse a que el Estado impone
y defiende un determinado modo de
producción». Así, es innegable la exis-
tencia de una clase, la sacerdotal, en la
dirección de la Iglesia y, por tanto, ésta
sería la portadora del poder que ese ente
le otorga; pero, como ya vimos, ese po-
der carece de fuerza coactiva.
Además, para que el elemento
clasista pueda determinar la existencia
de un Estado, como fue visto, la clase o
clases dominantes deben erigirse sobre
determinadas relaciones de producción
para sustentarse económicamente. Por
ello, encontramos que «tiene especial
significado la conexión del Estado con
las relaciones económicas, de produc-
ción, que constituyen la base de la so-
ciedad. Este nexo se expresa, ante todo,
en que el Estado existe y se desarrolla
en el marco de determinada formación
socioeconómica, la cual determina sus
rasgos más esenciales, típicos».
La Ciudad del Vaticano no inclu-
ye en su doctrina dichas relaciones, su
ideología no es portadora de un modo de
producción propio. Aunque defienda la
existencia de relaciones mercantiles de
producción, pues según la Doctrina So-
cial de la Iglesia «para llevar a cabo su ta-
rea, el Estado debe elaborar una oportu-
na legislación, pero también dirigir con
circunspección las políticas económicas
y sociales, sin ocasionar un menoscabo
en las diversas actividades de mercado,
cuyo desarrollo debe permanecer libre
de superestructuras y constricciones
autoritarias o, peor aún, totalitarias»,
éstas no constituyen las relaciones sine
qua non del desarrollo del sistema econó-
mico de la misma, el cual está basado,
a pesar de pequeñas inversiones en los
sectores turístico y bancario, en las con-
tribuciones voluntarias de diferentes
grupos e individuos y de la recaudación
de las diferentes iglesias particulares.
También es válido mencionar que
El Vaticano emitía su propia moneda,
la lira vaticana, antes de la firma de
un acuerdo con la Unión Europea me-
diante el cual se le permitía al mismo
la acuñación y circulación del euro en
su territorio. Estas monedas tienen en
su anverso las inscripciones comunes
a toda la comunidad y en su reverso,
la imagen del Papa con la inscripción
«Cittá del Vaticano».
“Con la literatura, los escritores padecemos una obsesión constante”

de puertas abiertas con edwin Madrid

MiGUel MáRQUez

« Creo que hay una verdad implícita en la poesía y es una

apuesta por el hombre y su circunstancia. Solamente
así podemos explicarnos que la humanidad, hasta aho-
ra, a pesar de todas las catástrofes, sobreviva. La poesía viene a
recuperar un espacio muy importante en la sensibilidad, que
deviene no solo en la riqueza de la lengua y sus diferentes ma-
tices, en la cultura, sino también en la esperanza; y allí apor-
tan los diferentes registros de los poetas, sus diferentes visiones
acerca del mundo y del hombre.»
Así responde Edwin Madrid (Quito, 1961), reflexivo y
destacado poeta ecuatoriano, al preguntarle sobre su relación
con la literatura y continúa: «En Ecuador, por ejemplo, y para
darle lugar y palabras geográficas, nosotros tenemos una de
las riquezas más formidables, en ese país pequeñito y hermoso,
se hablan como veinte lenguas nativas. Miradas así las coasa
podría afirmar que ese substrato original, de nuestros pueblos,
está en la raíz de mi trabajo como poeta con la lengua, pues
aunque yo soy hispanohablante trato de no perder de vista la
pluralidad sonora de algunas lenguas nativas, como el kichwa
o el shuar por ejemplo; pues en Latinoamérica el español es una
lengua tan viva que tiene muchos giros con las lenguas indíge-
nas. Y lo digo sin apostar a posturas políticas que forman parte
de nuestro legado histórico, pero ahora los escritores no esta-
mos apostando por tener una ideología concreta para pasarla
a la literatura sino que esa visión que estuvo bien para los años
sesenta no corresponde a la diversidad y a la eclosión, a la diás-
pora incluso del pensamiento. Y nos hemos, al menos yo parti-
cularmente, de que la mejor manera de trabajar políticamente
es escribiendo lo mejor que puedo, eso quiere decir, que también
hay un compromiso allí en esa escritura, aunque no tan eviden-
te ideológica y políticamente como el de las generaciones ante-
riores. Lo que significa que hay una apertura que nos permite
mirar el mundo de una manera mucho más amplia, más en este
momento político que está viviendo América Latina.»

El taller del poeta

MM: A tu manera de ver las cosas, cuáles serían las

líneas de trabajo de los poetas ecuatorianos, sean poetas
que vivan en el Ecuador o en el exilio, porque tengo en-
tendido que hay muchos y muy buenos poetas también
que se encuentran viviendo fuera de Ecuador.
EM: Bueno creo que es muy difícil aventurarse a dar un cri-
terio para señalar los caminos que está tomando la poesía con-
temporánea en Ecuador; sin embargo, creo que hay una poesía
que está más allá de la academia y de ese trabajo experimental
con la semiótica y con el lenguaje, creo que hay una apertura

A Plena Voz 83
 a mirar la poesía y entenderla y vivirla
desde una reconciliación con nosotros
mismos, es decir, con el modo y la ma-
nera de expresarnos diariamente, el del
lenguaje más inmediato, el que se arma
al calor y al fuego de nuestras miserias
y virtudes, con ese lenguaje que habla
la gente común y corriente, pero con el
que el poeta crea la belleza. Es como si
hubiesen bajado los poetas del Olimpo,
mejor dicho, de las aulas y ahora tran-
sitan como cualquier otro ciudadano
por las calles de Quito o de Guayaquil,
únicamente con la diferencia de que
para este poeta lo más importante es
darle todo el esplendor a esas palabras y
olvidarse del parnaso. No entendemos
la poesía como una cuestión elitista,
para un grupo de iniciados y un grupo
de eruditos que se dedican a trabajar
el lenguaje, sino que ahora la visión
es mucho más amplia, ya ni siquiera
los temas trascendentes que supues-
tamente daban prestigio temático a un
poema son tratados con la solemnidad
porque resulta que a la larga son fasti-
dioso que la muerte. Creo que es bueno
recordar nombre imprescindibles de la
poesía ecuatoriana para darle contexto
a lo que digo, y sobre todo a lo que pien-
so. Allí están Alfredo Gangotena, Jorge
Carrera Andrade, César Dávila Andra-
de. Seguiría con Jorge Enrique Adoum,
Hugo Mayo, Efraín Jara etc; me gustaría
que leyeras, y disculpa la publicidad,
la antología de la poesía ecuatoriana
que preparé para Visor y que este año
se publicó en España; desde esa matriz
podría decir que las más reciente voces
de la poesía ecuatoriana están más vol-
cadas a escribir sobre la ciudad, esas
contradicciones que ya anotara con es-
mero y lucidez la gran tradición de la li-
teratura occidental con los ajenjos de la
lírica moderna. Los poetas contempo-
ráneos están tratando de apropiarse de
ese espacio para desentrañarlo y en esa
lucha crean textos de amor y odio con
su espacio «natural». Y veremos tam-
bién cómo los poetas se convierten en
animales urbanos y nos permiten darle
curso y darle forma a esa sensibilidad
contemporánea de la que te hablaba.
En mi caso, quisiera referirme a
un libro que se llama Puertas abiertas
que lo elaboré sobre la premisa de la
construcción de mi casa y lo que me
interesaba es transmitir la luz que tiene
84 A Plena Voz
la alegría en la construcción física de
una casa, cuando un pobre construye
su casa es la mayor fiesta y es como que
se llena de luz su corazón porque es un
sitio que lo está haciendo con muchísi-
mo cariño. Al mismo tiempo, me parece
que el título mismo señala ese camino
de amplitud de miras del que también
hice algún comentario, como un tema
tan cotidiano como la casa banal como
la casa pueda alcanzar el esplendor de
las palabras.
Yo obedezco a una generación
que surge con unos talleres literarios
de los años ochenta que tienen, como
en otros países de América Latina, una
especie de boom. Estos talleres litera-
rios los inicia un gran escritor nuestro
que es Miguel Donoso Pareja. Él, en
los años sesenta es exiliado en México
y allí coordinó talleres de literatura, e
incluso fue en algún momento coor-
dinador nacional de los talleres litera-
rios de ese querido país. Yo pertenezco
a esos jóvenes que integran los talleres
que abrió Miguel en Quito porque tam-
bién abrió otro en Guayaquil. Cuando
nos juntábamos con Miguel, nosotros
queríamos de alguna manera ser dife-
rentes a las generaciones anteriores y
el taller fue una disciplina que nos ayu-
dó a crecer, a ser críticos y autocríticos
con los trabajos de uno mismo y de los
otros. Entendíamos que la manera de
ayudarnos mutuamente era decirnos
las cosas más honestas, por más duras
que fuesen; es una época a la que veo
a la distancia con cierta nostalgia, con
la nostalgia del rigor y la autenticidad,
pues creo que esa exigencia, lamenta-
blemente, no la hemos podido mante-
ner en el tiempo. Una verdadera crítica
literaria, tan necesaria y tan ausente
entre nosotros. Nos evitaría las autole-
gitimaciones aldeanas, como crear un
premio latinoamericano y entregarnos
nosotros mismos o andar pidiendo co-
mentarios sobre nosotros para festejar-
nos los cumpleaños. Nostalgia te dije y
también escepticismo. Un sano escep-
ticismo, el que hace capaz de descon-
fiar a tiempo y no dejarme llevar por el
río de las apariencias, tan encantador
como terrible. Escepticismo que se ve
equilibrado por la manera en que vivo
la relación con lo que ocurre en mi país
y la llegada al poder de Rafael Correa
y la generación de políticas democráti-
cas, incluyendo por supuesto a la cul-
tura, con los hacedores, con los crea-
dores. En este momento comparto con
las grandes mayorías una expectativa
extraordinaria por ver qué pasa y qué
logramos que ocurra en esta coyuntu-
ra de la asamblea constituyente, donde
se va a reescribir la Constitución. Yo
tengo mucho optimismo de que a tra-
vés de la gente que está ahora mismo
en la toma de decisiones gubernamen-
tales, como el poeta Preciado en el Mi-
nisterio de la Cultura, la poeta María
Fernanda Espinosa en la Cancillería, y
también está el poeta Raúl Vallejo en el
Ministerio de Educación, entonces creo
que estamos en un momento definitivo
de nuestro país, al igual que ocurre en
otros países de nuestra América. Te ha-
blo de compañeros de mi generación en
los que creo y apoyo con la confianza
de que lo haremos bien en Ecuador; al
igual que en Bolivia o en Venezuela, el
pueblo ecuatoriano está reescribiendo
su destino y con buena letra y mejor
pluma, la precisa, la exacta, la que es-
cribe Dignidad, Equidad y Soberanía
con mayúsculas. En lo particular, creo
que donde mejor puedo realmente rea-
lizarme, incluso políticamente, es con la
escritura. A ella me debo, por fortuna.
Edwin Madrid (Quito, Ecua-
dor, 1961). Poeta, ensayista y editor.
Premio Casa de América de Poesía
Americana, España, 2004. Lleva publi-
cados varios libros de poesía entre los
que se cuentan: La búsqueda incesante
(México, 2006); Lactitud cero° (Colom-
bia, 2005); Mordiendo el frío (Colección
Visor de Poesía, España, 2004); Puer-
tas abiertas (Líbano, 2002); Open Doors
(U.S.A., 2000); Tentación del otro (Qui-
to, 1995), Caballos e iguanas (Quito,
1993); Celebriedad (Quito, 1990); ¡Oh!
Muerte de pequeños senos de oro (Quito,
1987). Ha sido traducido al inglés, al
árabe, al portugués y al alemán. Diri-
ge la Colección de poesía Ediciones de la
línea imaginaria. Ha editado la Obra poé-
tica completa, español/inglés de Jorge
Carrera Andrade (2003); la Antología
la poesía del Siglo XX en Ecuador (Colec-
ción Visor de Poesía. Madrid-España,
2007). Dirige los Talleres de Creación
Literaria de la Facultad Latinoamerica-
na de Ciencias Sociales (FLACSO).
Memoria
de la casa
del viento
Vidal Chávez López
M
i casa fue delineada por el
viento y levantada piedra
sobre piedra por mi padre
en la soledad primitiva y
encantada de un pueblo que comen-
zaba a inventarse, como el designio
de hombres alucinados por el olor del
mene y la sibidigua.
El primer día mi padre, el capitán
Chico Chávez, construyó el cuarto del
Amor y los deseos delirantes, y se que-
dó descifrando la alegría del vientre
solemne de mi madre, Barbarita López.
Al segundo día construyó la habitación
de la Fraternidad y, después de brindar
ceremonioso con una botella de vino,
colgó las fotografías de Walt Whitman
y Antón Chéjov. res, cujíes, paujíes, camares, cactus,
Al tercer día levantó la morada
de la Solidaridad. Llenó el aposento de
lealtades y bienaventuranzas, y partió
un pan tierno en nombre de la huma-
nidad. Al cuarto día erigió el refugio
de la Paz y la Felicidad. Alegró el cobijo
con aves canoras, flores de agradables
aromas y la risa de fábulas de los niños.
En el centro del regazo puso un río de
aguas apacibles poblado de peces de co-
lores de encantamientos.
Al quinto día levantó el cuarto
de la Meditación, y oró como un ángel
ante el vendaval del tiempo: «Cuídame.
/ Yo también me cuidaré / en la medida
en que debo / de no perder un instan-
te / de equilibrio / ante los sueños / de
los espejos ilusorios. / El último día de
la espera / apiádate de mi barro delez-
nable, / que sólo merezca el olvido / lo
mejor de mí: / El pájaro que sobrevuela
la noche / el humo hollinoso que soy».
Al sexto día construyó la habita-
ción de los Sueños y la Fantasía. Con
su letra menuda escribió un poema en
la pared del cuarto: «Esta casa tiene el
fulgor del sol, / es como una calle larga
/ y camino por sus habitaciones / como
un caballo desbocado / que se adelgaza
/ en los campos de la vida».
Al séptimo día creó el jardín de la
casa. Lo sembró de sibidiguas, sucuca-
yabos, cayenas, clavellinas, rosas y
trinitarias. Parado en el centro del pa-
tio, al octavo día proyectó el cielo del
pueblo y le puso un fastuoso sol tem-
pranero, siempre sacudido por la brisa
insomne que mantiene vivo el silencio
A Plena Voz 85
 ensimismado de la península de Pa- el cuarto de la Fraternidad los poetas
raguaná. Después iluminó las noches Whitman y Chéjov me bendicen efusi-
con una luna que no aniquila el tiempo vos. Pruebo el pan repartido sobre la
y estrellas fosforescentes recogidas en amplia mesa de la habitación de la So-
sus largos viajes por las islas del mar lidaridad. Convertido en un pájaro de
Caribe. siete colores, lavo mi plumaje diluviano
Extasiado, como un encantador en las aguas tranquilas del riachuelo
de claridades, se quedó dormido y soñó del aposento de la Paz y la Felicidad.
con la ciudad que comenzaba a gestar- Enciendo una vela en el cuarto de
se desde los vínculos cotidianos de las Ofrendar y elevo mi oración afiebrada
casas y las calles inventadas por teme- por los seres amados que han muerto.
rarios aventureros que, desgarrando el Me acuesto como un náufrago en la
sortilegio de la soledad, sembraron un habitación de los Sueños y la Fantasía,
Punto Fijo para multiplicar la luz de la y repito de memoria el poema que mi
vida sobre la tierra yerma. padre escribió en la pared de la habita-
Una tarde mi madre, mientras co- ción.
sía en su vieja máquina Singer, destejió Trasnochado de revueltas y soles,
el secreto del nacimiento del pueblo. me quedo dormido y sueño que soy un
Como envuelta en un celaje, desde el animal que olisquea su aliento en vilo,
cuarto de la Meditación, me hizo una que ve crecer su pelambre en silencio,
revelación: «Este pueblo lo inventaron que muerde el viento con desparpajo
unos hombres venidos desde lejos, que y afila sus garras en el rostro olvidado
tenían los ojos llenos de nostalgia y me- del tiempo. Siento que mi lana sacríle-
lancolía. Eran hombres sencillamente ga, mi ladrido en disolución, mi furia
anónimos, soñadores y, sobre todo, de salmuera, emergen afirmándose en
grandemente enamorados. Hijo, haz el espacio de mis patas de animal sin
como ellos: asume la ciudad cada día. pertenencia y, desde la memoria de mi
Invéntala en la alegría de las canciones casa, emprendo mi marcha constelada
y en el desfile valiente de la libertad por de rayos de sol hacia recónditos domi-
las calles. Celébrala en las manos de es- nios, con días claros entre los ojos.
puma de los pescadores y en el viento
que nos cala los huesos como un río
inasible, y mantenla encendida con el
sagrado fuego de los cuerpos ardientes
de las mujeres que ames».
Desde el inconmensurable espacio
de la memoria se desliza el contorno de
la Casa del Viento eterno. En el filo del
regreso me habitan olores de hierbas
secas, aguas estancadas en el recuerdo,
pájaros de colores desolados, el temblor
del incienso redimiendo lágrimas y re-
cuerdos en el cuarto de Ofrendar. Plan-
tado en la noche, lamo el despojo de la
espuma de mi desastre, de mi desarrai-
go, de mis años de fuga.
Paso a paso recorro los cuartos de
la casa levantada por mi padre. Como
ayer, abro puertas y ventanas, camino
por los corredores, me hago invisible y
atravieso paredes como un fantasma
cósmico, recorro las habitaciones y
me pierdo en los espejos mágicos de los
cuartos.
Como un talismán secreto, coloco
una rosa roja en el sagrario de la alcoba
del Amor y los deseos insomnes. Desde

86 A Plena Voz
 90 años
del nacimiento
de Antonio lauro
JOrGe Brule

E
l 3 de agosto de este año cumpliría 90 años el gran compositor
y guitarrista venezolano Antonio Lauro. Nacido en Ciudad Bolí-
var, su infancia transcurrió en el hogar humilde que conformaron
sus padres, un inmigrante italiano, barbero de oficio, y una dama
guayanesa. Su padre gustaba de tocar la mandolina al regresar del
trabajo, y posiblemente el contacto cotidiano con la música en los momentos
de solaz haya predispuesto desde temprano la vocación del joven Antonio.
En la formación musical de Lauro concurrieron lo popular y lo acadé-
mico, pues siendo muy joven Lauro fundó junto a Manuel Enrique Pérez Díaz,
Marco Tulio Maristany y Eduardo Serrano una memorable agrupación
que se llamó Los Cantores del Trópico. Con esa conformación inicial de
cuarteto, Los Cantores recorrieron los principales escenarios de Ve-
nezuela, alcanzando gran éxito. Más tarde, con sólo tres de sus in-
tegrantes (Lauro, Pérez Díaz y Maristany), el grupo viajaría por
Colombia, Ecuador, Perú y Chile, disfrutando similar suerte
de triunfos.
De regreso a Venezuela, Lauro estudia en la Es-
cuela de Música José Ángel Lamas con algunos de
los maestros más relevantes de la época (Vicente
Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, Raúl Borges,
Salvador Llamozas) y hacia finales de 1940
obtiene el título de maestro compositor. Su
devoción por la guitarra lo llevó a con-
vertirla en el medio por el cual condujo
la mayor parte de su obra creadora, lle-
gando a ser uno de los más reconocidos
y estimados compositores de música
para ese instrumento a nivel mundial.
También compuso admirables obras
para piano, orquesta, agrupaciones
corales y otras configuraciones ins-
trumentales. Lauro ejerció una lar-
ga y productiva labor como docente
en muchos institutos de educación
media o primaria, y en el Conser-
vatorio Nacional de Música Juan
José Landaeta asumió las cátedras
de Guitarra, Formas Musicales

A Plena Voz 87
 y Análisis. Su integridad como artista y ser
humano quedó reseñada para la historia a
través de innumerables ejemplos de sencillez
y sabiduría, que siempre resultaron prover-
biales entre quienes lo conocieron. Jamás se
valió de influencias para obtener privilegio
alguno, y su sensibilidad artística nunca es-
tuvo desconectada de la realidad social de su
tiempo. Lauro simpatizaba con la izquierda
política, al igual que muchos otros intelec-
tuales y artistas de su tiempo, y asistía regu-
larmente al Instituto Venezolano-Soviético.
Precisamente allí fue detenido durante un
violento procedimiento policial en el que
se maltrató, entre otras personas, a la ma-
dre de Alejo Carpentier, en junio de 1952,
y después tuvo que exiliarse por algunos
años. Una graciosa anécdota (graciosa en
el recuerdo nada más) cuenta que durante
la persecución a comunistas que hubo en
aquellos días no sólo encarcelaron al maes-
tro Lauro, sino a cualquiera que llegaba a su
casa por los más diversos motivos, incluido
cualquier marchante vendedor de mercan-
cías. En cárcel compuso su extraordinaria
«Sonata para guitarra».
Se dice comúnmente que Lauro es el
continuador de la tradición valsística ve-
nezolana, distinguida herencia musical del
siglo XIX venezolano, y sin duda lo es, pero
además compuso gran cantidad de obras
con formas y contenidos vanguardistas en
otros niveles de complejidad, como sus con-
ciertos, boleras, sonatas, poemas sinfónicos,
etc. Su obra ha sido grabada y/o represen-
tada en los cinco continentes por los más
grandes guitarristas del mundo, incluyendo
al mítico Andrés Segovia, John Williams,
Pepe Romero, David Russel, Carlos Barbosa
Lima, Ernesto Bitetti, Abel Carlevaro, y los
venezolanos Alirio Díaz, Luis Zea, Luis Quin-
tero, Rubén Riera, Leopoldo Igarza, Douglas
Esteves y Aldo Lagruta, entre otros. Recibió
merecidos homenajes y reconocimientos
nacionales e internacionales tanto en vida
como después de muerto, incluyendo el Pre-
mio Nacional de Música. En la actualidad,
continúa celebrándose en su honor el Con-
curso de Guitarra Antonio Lauro en Ciudad
Bolívar gracias al tenaz empeño de algunos
admiradores de su legado. Antonio Lauro
fallece en Caracas el 18 de abril de 1986. El
pueblo de Venezuela perdió así a uno de sus
más ilustres y fecundos artistas. Como agrio
corolario, los derechos de gran parte de su
obra fueron vendidos por sus descendientes
a un empresario escocés, propietario de un
sello disquero.

88 A Plena Voz
Felipe Pirela,
Bolerista del universo
luis BArrerA linAres
M
uchos de mis amigos más
cercanos saben que soy
adicto convicto y confe-
so a la música de rocola,
que no tengo vergüenza al expresar
mis gustos por lo popular (el lenguaje,
la música, la cultura en general) ni por
esos cantantes que sin mucho esfuer-
zo aparente se van volviendo parte de
nuestra vida. Con ellos vivimos, pade-
cemos, soñamos y pensamos el mundo.
Y si alguien me forzara a escribir tres
nombres venezolanos ineludibles en
ese inventario, pues respondería sin
ambages que son Felipe Pirela (en el
más alto pedestal del podio), Alfredo
Sadel y Lila Morillo. Palurdeces o abe-
rraciones de clase de las que no he po-
dido desprenderme, pero que además
proclamo con orgullo. En el caso de la
música, soy rocolero obsesivo compul-
sivo, ¿y qué?
Hoy confieso que admiro mucho
más a Felipe Pirela, que me he metido
en su vida y he rememorado los tiem-
pos en que aspiraba a escribir una no-
vela o un cuento que lo fijara definiti-
vamente en la memoria de este país.
Que le dijera a otros de lo que se han
perdido quienes no lo han escuchado o
no se han familiarizado con los boleros
que consagró esa voz mágica, mara-
villosa, misteriosa, envolvente, única.
Gracias, Felipe.
También he creído siempre que,
como a los escritores, a cada cantante
popular que ha sido marginado por sus
propios congéneres le llega su sábado.
Y al menos yo creo que estamos dis-
frutando hoy la plena hora de Pirela.
Gracias, Luis Ugueto, aunque no nos
conocemos, creo que la admiración por
«Pipito» (como le decían familiarmente
a Pirela) nos acerca.
Aterrizo entonces con esta «duda
melódica» para manifestar, sin impor-
tarme si resulto cursi, estrambótico
o hiperbólico, la plena satisfacción y
contentura que he respirado desde que
(en agosto pasado) comencé a leer el li-
bro «Lo que es la vida». Felipe Pirela (Ca-
A Plena Voz 89
 racas: El Perro y la Rana, 2006). Me lo
obsequió mi entrañable amigo y com-
pañero de andanzas Cigilberto Ramí-
rez, auténtico y muy sincero cultor de
(y por) lo venezolano. Y desde que lo
hizo no hemos hecho más que comen-
tar a nuestros amigos el acierto fabu-
loso de su joven autor, Luis Ugueto, a
quien tenemos que agradecer las 319
páginas sin desperdicio ninguno en
las que, a partir de una incuestionable
y amplísima investigación documen-
tal, nos muestra completa, sin fisuras,
sin complejos, sin compromisos, con
altos y bajos, la vida del «bolerista de
América».
El autor del libro se ha metido de
verdad en la trayectoria vital de este
innegable ídolo nuestro (nacido en Ma-
racaibo, en 1941, y lamentablemente
asesinado por una oscura y, a mi jui-
cio, todavía misteriosa mano en Puerto
Rico, 1972). Ugueto ha colocado a Fe-
lipe en el justo sitial de gloria que como
héroe musical nuestro le corresponde.
El libro despierta inquietudes, gratifica,
incita a la curiosidad. La manera como
presenta la secuencia de entrevistas
realizadas a diversos personajes que
conocieron de cerca a Pirela le otorga a
su escritura una atmós-
90 A Plena Voz
fera de narración majestuosa de la que
se hace difícil desprenderse.
Y si a eso se le suma la profusa y
muy bien hilvanada documentación de
prensa, pues nada, el libro se vuelve una
fuente inagotable de presencias de Feli-
pe. Su veloz y muy exitosa carrera como
cantante se nos confunde con una vida
accidentada, marcada por la envidia
y cierto egoísmo de un contexto en el
que marcó pauta frente a otros gran-
des cantantes, signada por la fatalidad
de un matrimonio a todas luces infeliz,
impregnada por múltiples desprecios y
agravios sufridos dentro del patio, salpi-
cada de algunas actitudes sospechosas
en el entorno del cantante, y también,
claro, de voces y presencias amigas que
contribuyeron a su éxito. Aparte de alu-
dir a las preocupaciones recurrentes por
el destino de su hija Lennis Beatriz Pire-
la, de sus hermanos y de su madre co-
raje, doña Lucía Morón González, desde
siempre confiada en la voz privilegiada
del hijo.
Pero Ugueto no ha escrito sólo
la vida de un cantante al que admi-
ramos y hacemos más nuestro en
la medida en que vamos
avanzando en los capítulos del libro. Ha
mostrado además la aureola de falseda-
des, las pequeñeces de algunas personas
de nuestro ambiente musical y político,
ha desvelado algunos entretelones del
mundillo venezolano de la farándula,
cuando no una radiografía de traiciones,
zancadillas y ratapeludeces emanadas
del entorno. Y, sobre todo, ha consagra-
do para las futuras generaciones la figu-
ra majestuosa, imponente, de nuestro
mejor bolerista, requeteadmirado e ido-
latrado en otras latitudes (Puerto Rico,
México, Colombia, por ejemplo), pero
–vaya paradoja– no pocas veces dejado
de lado hasta ahora entre nosotros. Gra-
cias, Luis Ugueto, con investigaciones
obsesivas e impecables como la suya, se
contribuye de verdad a configurar una
imagen realista, sin tapujos, del país que
hemos sido, somos y podremos ser.
Lo que es la vida, mi admirado Fe-
lipe, qué maravilla que entre nosotros
haya comenzado a llegar por fin tu sá-
bado. No me cansaré de repetir y reite-
rar mi agradecimiento por ese sendero
hacia la ruta vivencial de ese héroe
musical en el que logra sumergirnos el
libro. De ahora en adelante habremos
de llamarlo a grito sostenido
y con orgullo sincero
el bolerista del
universo.
acerina
y su danzonera
FedeRiCO MOleiRO CaMeRO
U
n ejemplo muy curioso de la
música latinoamericana es
la del gran danzonero, na-
cido en Cuba y quien desa-
rrolló su carrera artística fundamen-
talmente en México, conocido como
Acerina. Llegó a fundar su propia or-
questa de danzones y se le conocía en
el mundo de la música popular como
Acerina y su danzonera. Acerina na-
ció en Santiago de Cuba en 1899; pero
ya en 1913 llega a México e inicia su
carrera musical con gran músico cu-
bano, precursor del danzón en Méxi-
co, que se llamó Juan de Dios Concha.
En la orquesta de Juan de Dios Cocha,
Acerina participaba como músico de
percusión –tocaba los timbales.
Acerina, quien participó, figuró
y actuó en el Salón México, inmorta-
lizado en la obra musical de Aaron
Copland y en la película del Indio Fer-
nández, murió en 1987 y fue realmen-
te un notable músico popular cubano.
En las reflexiones de este profano
sobre la música popular, considera-
mos a Acerina un precursor directo
de ese monstruo de la música popular
latinoamericana que fue Pérez Prado.
Acerina supo utilizar los instrumen-
tos de viento (metales) combinados
con violín, percusión y piano de una
manera magistral. Interpretó danzo-
nes de un profundo lirismo como el
famoso danzón Almendra (de Abelar-
do Valdés), que recorrió el mundo y lo
hiciera famoso. En mi opinión perso-
nal, Acerina precede a Pérez Prado en
el adecuado uso del silencio: utiliza el
silencio musical, las pausas de silencio
y las síncopas casi como una vértebra
integrante de la columna vertebral
melódica. El silencio en los danzones
de Acerina, como lo es posteriormente
en el mambo de Pérez Prado, es parte
integrante fundamental de la cons-
trucción y de la evolución melódica.
Asimismo, supo muy bien jugar con
una suerte de «polifonía» de los ins-
trumentos metálicos de viento y, por
qué no decirlo, con el contrapunto
melódico sin menoscabo, pera nada,
de la fuerte contribución de la percu-
sión, tan característica de la música
del Caribe. Si bien adoptó el formato
del danzón cubano tradicional y de fi-
nes del siglo XIX, existe en Acerina un
hecho muy curioso: así como nosotros
no podríamos considerar o concebir la
existencia de Debussy y Ravel y del im-
presionismo musical sin el anteceden-
te de la música pianística de Federico
Chopin, no es casi posible concebir
la invención de la forma musical del
mambo sin el precedente del danzón
cubano que interpretó, ejecutó y mu-
chas veces creó este gran músico po-
pular cubano.
Hay otro aspecto notable en la
obra musical de Acerina: realmente su
música lleva incluida una concepción
no sólo impresionista de la música po-
pular, sino de algo que es extraordina-
riamente difícil: expresar humor, esto
es, el humorismo musical. Un gran
maestro del impresionismo musical
por cierto, el músico francés Eric Satie,
llevó a la máxima expresión el lirismo
expresado en forma de humor en pe-
queñas obras para piano, llenas de un
profundo y notable humor. Son peque-
ñas obras maestras del humor como
pueden ser mínimos gestos, escenas o
pasajes de las películas de aquel genio
de la escena que fue Charles Chaplin.
Hay un danzón que compuso e inter-
preta Acerina que lleva por título Rigo-
letto, que es la máxima expresión que
yo haya conocido, en la música popu-
lar, del más fino humor vuelto música.
Creo que no se falta a la verdad si se dice,
incluso, que existe una concepción su-
rrealista en la expresión de la música po-
pular que ejecuta Acerina. De muchas
fue intérprete: Teléfono a larga distancia
(de Aniceto Díaz Montes), y de muchas
creador e intérprete: Rigoletto, ya citada,
o Ninón Sevilla (de Acerina). Es por eso
que creemos que este señor es un punto
importante en el desarrollo de la música
popular latinoamericana concebida en
su más trascendente concepto desde el
punto de vista de precursor, que lo fue,
del mambo de Pérez Prado y como músi-
co humorista con proposiciones decidi-
damente impresionistas y surrealistas.
Es importante difundir la obra de
este autor para que nuestros pueblos
latinoamericanos conozcamos nuestras
propias raíces, los orígenes y anteceden-
tes de nuestra cultura popular.
A Plena Voz 91
DE LA CALLE
VOCES DE LA CALLE
ES DE LA CALLE
VOCES DE LA
IVÁN LIRA
CALLE WILLIAM OSUNA

Es un ruido que se avecina, un color que pluma como acto físico.

desciende y le da forma de tajo desprendido a la
crónica contemporánea. No toca las puertas de
las academias. En el tintero de los autodidactas
se va montado en el bisonte de Altamira,
moviendo las aguas del inconsciente colectivo,
arreglando y desarreglando los bocetos de la
vida, las partes necrosadas del dibujo.
Si su maestro José Guadalupe Posada quedó
estampado en el México insurgente con sus
hombres de a caballo, pólvora en la frente y
locomotoras incendiadas. Si Gutiérrez Solana
le devolvió las telas luctuosas de España negra
siguiendo los caprichos de Goya por razones
de escritura y temperamento, no fue para que
pasara de largo. Tampoco para que se ubique
entre nosotros como una razón estética. Se trata
de una relación muy diferente que concluye en
los recursos del lenguaje.
Paz y humor, su único trabajo hasta ahora en forma
de libro, es una Divina Comedia que discurre en los
lugares de la modernidad, sus personajes constituyen
un reto teatralizado que avanza, como en el cine o en
el cómic. Desde las primeras páginas pasa del tono
humorístico, cartel poético, hasta el canto popular.
Iván nos lanza el hueso pelado de la realidad, que
se interpone entre una Venezuela agónica y otra que
pugna por nacer. En definitiva, no crea personajes
para que los personajes terminen burlándose de él.
Tampoco dibuja ranchos como pivote de prebendas
bancarias. Porvenir de la memoria de los versos
del poeta José Lira Sosa. Tengo a bien afirmar: de
esa luz que se hizo (JLS) salieron algunas de las
mejores páginas de la poesía venezolana. Hoy ya lo
sabemos; entre ambos le arrojan ácido de batería a
las amapolas mustias del surrealismo.

Iván Lira es palabra y es viñeta que cuenta. A

veces se quema en la llama del automatismo
psíquico. A veces por puro realismo, exige
más realidad. Por ello, es polifónico como el
habla de las grandes ciudades. Sabe observar
lo inefable y abismal, la tranquilidad, el terror.
Devuelve por otras vías del arte los fierros
testimoniales de los mártires que no atestiguan.
Tal autoconciencia va más allá de sostener la

92 A Plena Voz
 LA CALL
DE LA C
IZQUIERDA
(LA OTRA)
Denominada moderna por sus ve-
tustos seguidores. Va en andadera
por la historia. Su misión (abuelita
buena) es salvarnos del comunismo,

CANTO DE AMOR
Castro (dicen) Cuba. Toro mocho.
Gallina blanca.
La mitad más uno viene del stalinis-
mo feroz; el resto, un balido posmo-
Amo a Norteamérica, Nueva York, Marilyn Monroe, petulante de ahogos democráticos.
el Greyhound donde Jack Kerouac atravezó el humo y la Es criterio de esta gente llamarse
danza Comanche sobre insondables autopistas. así, sin que nada, absolutamente nada
Quiero este territorio de piedras. Parado en la gasolinera lo explique. Privatizadora, neoliberal,
el sueño de Luther King me llama. Mi deber es evitar la está sujeta al mecate del imperio.
muerte de Malcom X, desenclavar los hoteles de Mem- Si nuestro norte es el sur, en ese
phis. tarantín el norte es el norte, clérigos
América, devuélvele las dos lucas y las 50 perras a Gins- de la verdad como todo clérigo y su
berg. Todo a su tiempo. La trompeta de Miles Davis abrió dogma, rezan en sus abadías con fe.
una grieta en la oscuridad. Miles vestía de punta en blanco. Con golpes de pecho piden golpe,
Lucía lustrosos zapatos amarillos. La triste luna de Ken- transgredir cadenas de mando, qué
tucky bajaba por el ghetto como un hilo de sangre. sé yo.
Sálvate Norteamérica, ciudades, Filadelfia, Washington. Una vez tuvieron un ministro es-
Tus edificios giran por el aire como catafalcos. De vez en telar. Por una hoja de culantrillo no
cuando, alguien se arroja contra los tubos de neón. Y no es vendió PDVSA.
el poeta Hart Crane.
Tu democracia de cables humeantes no lo puede impe-
dir. Guantánamo es un misterio. Cazas mexicanos como
conejos. El viejo Walt profetizó tu lomo de acero, las cifras
de la campana. No le supiste corresponder.
William Carlos Williams se fue bajo la lluvia en una ca-
rreta mojada. El aire anida peces sobre los árboles. Jimmy
Hendrix toca duro la canción nacional, arroja candela por
la boca.
Me agrada el verbo anarquista de Sacco y Vanzetti, las
tonadas de Bob Dylan, la vida en el bosque sin impuesto,
guardo en una caja de zapatos las grandes atrapadas de
aquellos campocortos que jugaron sobre la tierra roja de
Chicago: el fantasma de la calle 43 es nuestro.
Los Hell’s Angels quieren camorra. Detesto el vino de
lata. Tengo razones para pensar que alguien les puso una
estaca entre las ruedas de la motocicleta. Si el asunto es
conmigo que me pasen una guacharaca. La ley patriota nos
condenó.
Te amo Norteamérica, tienes un descenso de hoja mar-
chita. Nos vemos en la esquina.

A Plena Voz 93
 nace una ópera prima
S
iempre anima, consuela y da
vigor la llegada de una opera
prima, más si es de alguien en-
trañable, como lo es en este caso
Veruscka Cavallaro. Se bautiza una pa-
sión, entusiasmo o ardor con fuego y al
mismo tiempo nace un nuevo desafío.
Si lo que damos a conocer por primera
vez pondera la excelencia de alguien o
algo (la obra está de miedo –decimos),
en la segunda obra el temor o recelo de
que no suceda algo contrario a lo que se
desea, es decir, que no supere la prime-
ra obra, nos sentimos fracasados, así la
segunda sea tan aplaudida o más que la
primera. No nos sentimos satisfechos
con los aplausos de la primera obra, sino
con la superación de la primera con la
segunda.. Muchas veces la primera
obra se vuelve un fantasma porque no
la podemos superar ni igualar con la
segunda. Después de la primera obra se
necesita serenidad, relectura de ella sin
apasionamiento y recopilación de la crí-
tica y los comentarios para medirle su
calidad dialéctica, importancia u otras
cualidades
El arte general y total es un meca-
nismo de defensa del yo por el que un
94 A Plena Voz
Para el poeta Jorge Gutiérrez
CésAr CHirinOs
impulso o un instinto se manifiestan
en forma de otros valores considerados
como mas elevados. La temática que
uno selecciona para escribir es produc-
to de una intensidad con que una ima-
gen psíquica aparece en la memoria, o
de una experiencia social que el autor
mediante sublimación de conciencia re-
suelve.
Toda opera prima pasa por el mis-
mo proceso dual de timidez-riesgo y
es en el desarrollo de la práctica de la
escritura donde el escritor se hace de
una técnica personal, única e indivisi-
ble; ella evoluciona en la medida que
avanza la escritura. Un proverbio chino
dice que vale más hacer que saber ha-
cer.- Saber hacer y no hacerlo es frustra-
ción. No hay cosa más auténtica que la
de probarse a sí mismo y probarse en el
yunque de la autocrítica y la crítica dia-
léctica. Los envidiosos y fracasados se
estrellan en el mundo de la resistencia
de un creador, que desde una opera pri-
ma se inclina, tiende o propende a ser
mejor que mejor cada día. Conocemos
la integridad, tesón y disciplina de esta
autora y esperamos que no se quede en
No tan duro, que me duele el corazón.
Nos ha gustado el lenguaje desenfada-
do que es producto de lo que la pala-
bra quiere decir (es decir, la autora) no
de la palabra que dice.. Podemos citar
párrafos que nos sacuden por sus exi-
gencias sociales y psicológicas. Melisa
trata de hacer conocer a quien la está
escuchando (visible o invisible) la ver-
dad sobre algo o alguien para deshacer
el engaño o error en que está y en este
estado de cosas pierde la esperanza o
ilusión de conseguir lo que pretende.
En la representación del teatro o
del discurso lo que más cuenta es la
fuerza de expresión o de entonación
con que se realza la importancia de
lo que se dice o se lee. El aplauso, ge-
neralmente, es una manifestación sin
medida. Lo que debe contar en lo gene-
ral y total planetario es la poesía que
es esencia; el valor general y total es
cualitativo no cuantitativo. Hagamos
análisis dialécticos relativos a la na-
turaleza de las cosas (su calidad), no
análisis de su cantidad, que es lo que
nos perjudica. La calidad es útil, la
cantidad es utilitaria y utilitarista. La
esencia no es masiva; viene en frascos
muy pequeños.
a pleNa
Y s u s
VOz
f r at e r no s le c t o r e s Todo venezolano interesado
en política debería leerla.
Antonio Pasquali. La cultura del régimen.
El Nacional (17-07-2005)

El Instituto Hispano Cubano de Hª de América (Sevilla) es una
fundación benéfico-docente sin ánimo de lucro. Cuenta con una
Biblioteca especializada en temas americanistas al servicio de
estudiantes e investigadores, cuyo fondo se incrementa a través de
donaciones e intercambios. Asimismo uno de sus fines principales es
la publicación de obras referentes a América, las cuales se distribuyen
a entidades americanistas en donación o canje. Por ello, conocida
la revista A Plena Voz, le solicitamos en donación o intercambio de
ejemplares. Nos ha parecido muy interesante para nuestro fondo. En
espera de sus noticias les saluda atentamente
María josé Luna Muñoz- Bibliotecaria - España
Recibí la carta de ustedes. Pueden contar con una
colaboración de mi parte. Respecto a Howard Zinn, le
haré llegar el mensaje, ya que colabora con nuestra
organización. Recuerden, sin embargo, que él escribe
en inglés. Gracias por el interés.
Rafael Rodríguez Cruz (Fundación Rosenberg)
Con aprecio a los colegas de A Plena Voz,
una revista que convierte el periodismo
en cultura.
Pascual Serrano (Co- autor del libro:
Medios Violentos. Palabras e imágenes
para la guerra – El Perro y la rana)
Me place saludarles por tan buena edición número 20 enero de 2005.
Luz Esther Varela Benjumea
Apreciados amigos: les escribo para mostrarles mi más sincero
agradecimiento por la propuesta para que participemos en el
próximo número de A Plena Voz. Para nosotros es realmente un
gran honor que una revista de la importancia de la vuestra nos
invite a colaborar. Por lo demás, quería daros también las gracias
por aceptar nuestro artículo sobre Chávez, Marx y el marxismo
y, sobre todo, quería daros las gracias en general por el trabajo
tan imprescindible que hacéis para difundir la cultura y el
pensamiento crítico en el conjunto del país y, por lo tanto, por
el trabajo que hacéis en apoyo a ese proceso en el que tenemos
todas nuestras esperanzas depositadas. Un fraternal abrazo.
Luis Alegre Zahonero
Queremos informarles que el 10 y 11 de Noviembre de 2007 en la Universidad
Bolivariana de Venezuela (UBV) ubicada en Los Chaguaramos se celebrará el
Congreso Fundacional de La Asociación Bolivariana de Economistas Socialistas
con la presencia de importantes personalidades nacionales e internacionales
vinculadas al mundo de la política y la economía. Quisiéramos saber como
podríamos colocar un anuncio en la revista A Plena Voz de la ABES y nosotros
también colocar un acceso a su publicación en nuestra página web.
Ricardo Riera
ABES

Estimados camaradas de A plena voz, he escrito un pequeño pero sentido homenaje al

Primero quisiera agradecerles la invitación
a colaborar con tan importante revista.
Intentaré cumplir con los criterios y mandarle
un texto antes del 22 de octubre. En cuanto
a Noam Chomsky, le transmitiré su mensaje
insistiendo en la importancia de la revista,
de la temática y de su participación. Saludos
fraternos,
maestro Marcel Marceau, que me gustaría que ustedes publicaran en tan importante
medio. Mi nombre es Alí Rojas y soy profesor universitario del área de la Educación
Matemática. Espero que sea de su agrado:
¡Au revoir Bip!
El hombre del rostro blanco ha decidido dormitar junto a su silencio de expresión sabia y
precisa. Una vez reí al ver el sufrimiento en el que se sumergía al tratar, por todos los medios,
de quitarse una máscara de risa bufona. Pero mi risa después se convirtió en preocupación,
después en angustia, luego en dolor, hasta que aterricé y me percaté que estaba sentado en
una silla del Teatro Municipal, viendo el alma llorar cuando el rostro reía…

Salim Laramni

Estimados amigos, gracias por la invitación. Hoy les envió un artículo para A Plena Voz.
Saludos cordiales

James Petras

A Plena Voz 95