CUADERNOS - 7
Vocacion
y apostolado
ROMA, 1986 .INTRODUCCION
Han pasado mas de cincuenta aos desde la fundacién de la Obra:
pocos, para una institucién que ha de durar mientras haya hombres so-
bre la tierra. En todo el orbe, innumerables personas conocen y aman
el espiritu de) Opus Dei, que les ensefia a hallar a Dios en su vida ordi-
naria y a acercarle muchas almas, cumpliendo el mandate apostélico
que Cristo confié a la Iglesia entera. Son personas de toda edad y con-
dicién, que se forman al calor de la Obra, reciben la savia buena de su
espiritu y colaboran con nosotros en las labores de apostolado.
Pensando también en estas personas, se publicaron en las revistas
internas los articulos sobre la vocacién y el apostolado, que se recogen
en este volumen. Con palabras de nuestro Fundador y del Padre, se en-
sefia a hacer apostolado segun el espiritu especifico del Opus Dei, y se
exponen los criterios que permiten discernir las caracteristicas de la
vocacién divina a la Obra, que el Sefior est4 empefiado en regalar a mu-
chos. Lo escribié nuestro Padre, cuando la Obra era atin una pequena
semilla que Dios habia puesto en su corazén: tengo certeza de que ta Ita-
mada —la llamada especifica de que vengo hablando en esta carta—, es
para muchos: porque en la Obra no hay clasismos, porque interesan todas
las almas; y, por lo tanto, se necesitan toda clase de instrumentos
Que la Virgen Santisima, Reina de los Apéstoles, y su Esposo San
José, obtengan de la Trinidad Santisima la gracia de que muchas mas
personas, en todos los paises y continentes, oigan esta Hamada a bus-
car Ja santidad y a hacer apostolado en medio del mundo, y que —una
vez oida— la sigan, con fidelidad proselitista, todos los dias de su vida,
en servicio de Dios, de la Iglesia y de las almas. .
(1) De nuestro Padre, Carta, 91-1932, n. 12.CUANDO DIOS LLAMA
Esta es la Wave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cie-
los: «qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in re-
gnum coelorums —el que hace la voluntad de mi Padre..., jése entrard! '.
Dios tiene una voluntad precisa, un proyecto singular para cada
hombre. No nos lanza a una existéncia ciega, sin rumbo definido. Tene-
mos una meta y un camino preparado para colmar todos los afanes, las
ambiciones mas nobles,
Ser santos
La meta es la plenitud del Amor: la santidad. jCon qué fuerza ha
predicado nuestro Fundador esta doctrina desde 1928! Una vez mds
—ha escrito— me lo propongo a mi, y os lo recuerdo también a vosotros
y ala humanidad entera; ésta es la Voluntad de Dios, que seamos santos
(..). A cada uno lama a la santidad, de cada uno pide amor: jévenes y
ancianos, solteros y casados, sanos y enfermos, cultos e ignorantes, traba-
jen donde trabajen, estén donde estén *.
Para que este proyecto de amor se realice, es precisa la coopera-
cién de la libertad humana. Somos capaces —tristemente capaces— de
rechazar el fin que Dios nos propone; de alejarnos, por tanto, de nues-
(1) Camino, n. 754. +
(2) Amniges de Dios, n. 294
‘