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Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios,

no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse…


Filipenses 2:5-6.
Las etapas que atravesó

“En el principio era el Verbo (Jesucristo), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Es
omnisciente, omnipotente, omnipresente, y no tiene la forma limitada de un hombre. Por medio de él, Dios “hizo el
universo” (Hebreos 1:2); pero Cristo Jesús: “…se despojó a sí mismo”. Para el Creador, despojarse fue tomar
voluntariamente el lugar de su criatura y poner a un lado muchos de los atributos divinos, a fin de aceptar nuestras
limitaciones.

“…tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Siervo de Dios en la tierra, se hizo también
siervo de los hombres, y como ellos fue sometido a las circunstancias exteriores del tiempo y de la vida.

“…y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo”. Jesucristo habría podido ser el Señor de su
pueblo y aun del mundo. Sin embargo, escogió nacer como un niño y vivir entre los humildes.

“…haciéndose obediente hasta la muerte”. No merecía la paga del pecado, es decir, la muerte, ya que no cometió
ningún pecado. Sin embargo, aceptó dar su vida porque éste era el plan de Dios.

“…y muerte de cruz”. Morir era el sacrificio supremo; y morir en la cruz fue aceptar, de parte de los hombres, el
sufrimiento y la humillación, y de parte de Dios, el juicio que hubiese tenido que alcanzarnos.

“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo”. Sólo nos queda doblar las rodillas y adorarlo.

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