EI Consejo de Estado Francés:
Juez de la Administracién Publica y garante
de la continuidad revolucionarioa
Luis H. Farias Mata
Magistrado de 1a C orte Suprema de Justicia de Venezucla
Magistrado (Suplente) del Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena
Profesor de las Universidades Central de Venezucla y Catdlica Andrés Bello
Revista de la Facultad de Ciencias Jurfdicas y Polfticas N? 78
Universidad Central de VenezuclaSin su propia existencia y sin la obra jurisprudencial y doctrinaria en sf
misma considerada del Consejo de Estado Francés, es casi seguro que los
principios de derecho—ya universales y de los cuales somos usufractuarios—
cuya consagracién se debe a la Revolucién Francesa, 0 no hubicran tenido
permanencia en el tiempo, o hubieran sido desvirluados por los cambios
polfticos que en forma cfclica se sucedieron a partir de 1789.
Ciertamente el Consejo de Estado no nacié con la Revolucién pues existfa
ya en el antiguo régimen como Consejo del Rey; pero los principios
revolucionarios de 1789, encontraron en é1 Ja necesaria comprensién y
receptividad asf como cl empuje indispensablé en los mds transcendentales
momentos de la historia republicana francesa. Me refiero a los momentos cn
los cuales las ideas de regreso a la monarqufa trataron de ser impuestas por los
fandticos de la realeza: alrededor de 1799, es decir, antes de la Constitucién del
afio VHI de la Revoluci6n, cuando por influencia de Bonaparte se creé el
Régimen del Consulado; y alrededor de 1870, luego de la Guerra Franco-
Prusiana, con cl advenimiento de la III Repiiblica.
Estos dos momentos, el de la creacién o restauracién del Consejo de Estado
por Bonapane cn la Constitucién det 22 frimario afio III de la Revolucién (15
de diciembre de 1799), y el del comienzo de una verdadera y auténtica
jurisdicci6n contencioso-administrativa por parte del Consejo de Estado de la
III Reptiblica —luego de la Ley del 24 de mayo de 1872—, son, como veremos
posteriormente, los ejcs 0 piczas maestras de todo el sistema jurfdico de
organizaci6n y control de la Administraci6n Publica que emana directamente
de la Revolucién de 1789.
En cada uno de esos dos momentos fue cuando con mayor énfasis se
Teafirmaron los principios republicanos de gobiemo, al mismo ticmpo que.
cobraba mayor importancia la necesidad de un cquilibrio entre 1a acci6n
revolucionaria desplegada por !a Administracién Pdblica —depositaria de la
autoridad para satisfacer los fines de interés gencral— frente a los derechos
individuales de los ciudadanos. Ambos logros fueron una y misma obra,
insigne, del Consejo de Estado, que en Ia esencia de sus bases racionalistas y
libre-pensadoras dio origen a Jo que verdaderamente pasé a ser cl Derecho14 LUIS H. FARIAS MATA
:
Administrativo: un conjunto de regias especiales —distintas de las contenidas
en los Cédigos destinados a regular las relacioncs jurfdicas entre los simples
particularcs—, las cuales constituyen a }a par que un fucro privilegiado para
la Administracién Publica, una garantfa para los derechos de los ciudadanos;
fue esto tiltimo to que no logré entender sino muy recientemente un vecino del
francés: el derecho anglosaj6n.
Bajo la égida de estos puntos cardinales nos proponemos —sin duda,
precipitadamente—, disertar: inicialmente (PRIMERA PARTE) sobre la
forma como fue concebido el Consejo de Estado de la época de Napoleén
Bonaparte, Primer Cénsul; para luego analizar cl funcionamicnto del Consejo
de Estado de Ja HI Republica, ya auténticamente convertido en verdadero jucz
de [a Administracién Publica, sin pasar no obstante a inscrtarse en cl Poder
Judicial (SEGUNDA PARTE). Finalmente, trataremos de exponer en forma
breve y por via de corolario, c6mo la misién cumplida pore] Consejo de Estado
en tanto que creador del Derecho Administrativo —a la par que garante de la
continuidad revolucionaria—, ha tenido repercusioncs en nuestra legislaci6n
y en Ja tarea cumplida por la jurisprudencia de nuestro m4s alto tribunal para
el afianzamicnto del régimen democratico, tarca esta s6lo concebible en un
régimen de respcto a la libertad individual que, cuidando del fortalecimiento
de la Administraci6n, vele al mismo tiempo por mantenerla acorralada dentro
de los linderos de ta estricta sujeci6n a la legalidad, frustrando de esta mancra
los abusos de] érgano depositario de la fuerza publica.
I, EL CONSEJO DE ESTADO DE BONAPARTE
Finalizado el perfodo del terror cn 1794 con la ejecucién de Robespicrre,
vinieron tiempos de paz interna en Francia que fucron aprovechados por los
partidarios del antiguo régimen para organizar desde el exterior —es decir,
desde los otros reinos curopeos y especialmente desde la Gran Bretafia— la
cafda del régimen Republicano. Precisamente para impedir que esa contra-
revoluci6n prosperara, la forma de gobierno del Directorio de cinco micmbros
prevista en ta Constitucién del afio III dio paso al Consulado de tres miembros,
creado por la Constitucién del afio VIII de la Revolucién. Como Primer
Cénsul, Napoleén Bonapane cumpliria no sélo Ja tarea de politica exterior
consistente en preservar el régimen Republicano de sus enemigos extcmos,
sino también la de permitir la aplicacién dentro de Francia de los principios
jurfdicos revolucionarios.