You are on page 1of 26
X-CENTRICIDAD, DI-VERGENCIAS Y CON-VERGENCIAS EN FELISBERTO HERNANDEZ. “3 ANA MARIA BA- RRENECHEA *%43 La obra de Felisberto Hernandez! llama la atencién por la actitud etimologicamente ex-céntrica (inquieta e inquietadora), y sobre todo porque esa excentricidad se manifiesta tanto en el enunciado como en la enunciacidn, tanto en el “vivir” de los personajes como en el relatar (0 “escribir”) del narrador. Varios pasajes son testigos de la anticonvencionalidad que sirve de punto de partida. Yo tenia para esto muchos ejemplos porque este era “mi juego”. Asi como mi amigo estaba siempre atento a la aparicion de cualquier niimero, yo estaba atento a la aparicién de sentimientos, pen- samientos, actos 0 cualquier otra cosa de la realidad, que sorprendie- ra las ideas que sobre ellas [sic] tenemos hechas. (V, 120) Este fragmento del relato “La casa nueva” destaca, bajo la forma de una posicién receptiva, el deseo de descubrir conexiones inusuales como motor expreso del texto. Unas veces la visién alerta del ob- servador capta la trasgresién de la ley; otras, la naturaleza o el azar muestran espontaneamente la fractura del orden. Otras, las cosas ensayan por si mismas posibilidades inéditas. Otras, el personaje abandona su pasividad y también ensaya la introduccién de un hecho inusitado en lo cotidiano. Y de pronto, cuando ya me estaba tranquilizando, tuve una idea: “Qué ocurriria si yo me pusiera a llorar aqui, delante de toda esta gente?”. Aquello me parecié muy violento; pero yo tenia deseos, Citamos por la coleccién de Obras completas, Montevideo: Editorial Arca, en 6 vols.: I, Primeras invenciones, 1969; 11, El caballo perdido (que incluye Por los tiempos de Clemente Colling), 1970; II1, Nadie encendia las lamparas, 1967; IV, Tierras de la memoria, 1965; V, Las hortensias, 1967; VI, Diario del sinvergiienza ¥ tiltimas invenciones, 1974. Van entre paréntesis el mimero de volumen y el de pagina. Para su vida (1902-1963) y la cronologia de su obra constiltese José Pedro Diaz, “F. H.: Una conciencia que se rehusa a la existencia” (recogido en Obras completas de F. H., IV, 79-128 y en Nueva Narvativa Hispanoamericana, 1V (septiembre de 1974), 117-145) y el articulo de Ida Vitale, “Tierras de la memoria, cielo de tiempo”, en Crisis (Buenos Aires), afio 2, ntim, 18 (octubre de 1974), 4-11. MLN 91 311-336 (1976) Copyright £ 1976 by The Johns Hopkins University Press All rights of reproduction in any form reserved. 312 ANA MAR{A BARRENECHEA desde hacia algtin tiempo, de tantear el mundo con algiin hecho desacostumbrado . . . (V, 90) Lo inusual en la obra de Felisberto Hernandez no se explica, como ya veremos, por la busqueda de la sorpresa a la manera superrealista,? sino por un afan de lograr la “autenticidad”. El hilo de los acontecimientos se demora en nexos desaconstum- brados: de seres humanos 0 de objetos inanimados entre ellos mis- mos, y de personas con cosas. Asi se establece una curiosa red de relaciones en las que los objetos llegan a actuar de misteriosos in- termediarios. Pero también puede ocurrir que el modo de aludir a la fisura en el continuum superficial, consista en presentar segmen- tos aislados de una entidad que nos hemos acostumbrado a percibir como un todo, es decir en romper relaciones de dependencia de las partes con respecto a la globalidad, lo cual es otro modo de innovar en los érdenes aceptados. En ciertos momentos basta con que el relato se focalice en un detalle y lo aisle de modo inusual. Notemos que en este comportamiento hay no solo una actitud ex-céntrica con respecto al modo de vivir o de percibir la vida, sino también una ruptura con las tradiciones del relatar, es decir con las costumbres literarias. Mas adelante explicaremos como se trastor- nan las relaciones entre narracién y descripcién, o entre funciones (especialmente nticleos) e indicios si se prefiere la terminologia de Barthes.? Como en muchos cuentos el narrador es el personaje que re- cuerda sus experiencias, la focalizacién a que antes aludimos puede adquirir la forma de la aventura de un narrador que roba, penetra © viola secretos en peripecias mds o menos inocentes 0 culpables, y que oscila entre arrebatar ese fragmento para gozarlo privadamente y apropidrselo, casi incorporéndolo a su yo (V, 99- 100) o en dejarse arrastrar a profundidades que a su vez aniquila- ran ese yo (II, 26). Todo unido a la idea de que bucear en tales ® Nos referimos a las sorpresas que luego se mecanizaron, como las representadas por el encuentro del paraguas y la maquina de coser en una mesa de disecciones (imagen de Lautréamont recordada por Max Ernst en Le Surréalisme au service de la révolution, 6 mai 1938), y que suscitaron la critica al surrealismo en hombres como Vallejo y Carpentier. (Véase de este tiltimo Tientas y diferencias, México, Universidad Nacional Autonoma, 1964.) 3 Roland Barthes, “Introduccién a Fanalyse structurale des récits", Communications, 8 (1966), 1 ss... MLN 313 relaciones es una forma de ir en busca del misterio y constituye a la vez la violacién de un santuario, lo cual puede pagarse con la locura (II, 26 y 27). Que los objetos se animicen y entren en relaciones impensadas 0 que un todo se fragmente y sus partes tomen vida propia‘ es casi corriente en la literatura y el arte de vanguardia (cubismo, dada- ismo, creacionismo, superrealismo). Pero los textos de Felisberto Hernandez avanzan mas en este proceso y por caminos menos frecuentados cuando hacen entrar en relacién cualidades y ac- ciones (entre ellas la memoria, el recuerdo y matices particulares de memorias y recuerdos, la tristeza, la amargura, la soledad). Por eso puede resultar interesante detenerse con cierta minucia en las varias modalidades que adoptan las redes de nexos nuevos en sus ficciones.® La forma mis tradicional seria la de la comparacién (como) u otras estructuras emparentadas con ella (hacer pensar en, parecerse a, etc.). El esquema comparativo A como B (que significa A relacionado imaginativamente con B) rara vez queda encerrado en esos limites. O construye con la entidad que es término de comparacién una micro-historia: Yo me cansaba de tener esperanzas y levantaba los remos como si fueran manos aburridas de contar siempre las mismas gotas. (V, 59) Cuando encendi la luz en la pieza de mi hotel, vi mi cama de aquellos dias. Estaba abierta y sus varillas niqueladas me hacian pensar en una loca joven que se entregaba a cualquiera. (V, 86) o deriva hacia un proceso de desarrollo de uno de los téminos con encadenamientos donde el misterio se ahonda: Volvi a encenderla y la bombita se asomé debajo de la pantalla como el globo de un ojo bajo un parpado oscuro. La apagué enseguida [. ..] pero segui viendo por un momento, en la oscuridad, la pantalla de luz. Se habia convertido a un color claro; después, su forma, como J. P. Diaz, Op. cit., desarrolla el tratamiento de los objetos junto con el del doble y la fragmentacién de la persona, relacionndolos con el pensamiento de Marx en su concepto de “alienacién” y con el de Hegel en el de “conciencia desdichada”. 3 Nuestra descripcién esta expuesta en un orden formal, de menor a mayor autonomfa de las entidades, pero no implica un orden cronolégico de aparicién en sus obras, ni una valoracién de los procedimientos.

You might also like