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Cacerolas. En una fra noche de jueves, tome pacficamente mi cacerola y sal a golpearla por la Quinta de Olivos.

Esta vez no me encontr con patotas, ni karatekas que vengan a pegarme. No me convoc la oligarqua vacuna, Cecilia Pando ni Magnetto. No vivo en Recoleta ni en Puerto Madero. No tengo un solo dlar como ahorro, consumo productos nacionales y gozo de los subsidios que generosamente me otorga el gobierno. Puedo parecer un proletario que slo tiene un pequeo departamento y un beb de unos pocos meses. No vot al actual gobierno. Pero le agradezco que me permita manifestarme con mi cacerola. Me han dicho que soy un golpista destituyente, pagado por Clarn y La Nacin. Un ser despreciable repleto de bronca, que destila odio contra las mayoras y tiene como nico proyecto poltico el golpeteo de una cacerola. La legitimidad del 54% del actual gobierno, me permite soportar altos niveles de corrupcin, un estilo fascista de conduccin, nios que comen de los tachos de basura, un populismo hipcrita, funcionarios progresistas prsperos, una impunidad intolerable, estadsticas falsas, un alto nivel de inflacin, que nos tomen el pelo, la falta de seguridad y las restricciones monetarias o al libre trnsito. Slo les pido que respeten mi dignidad y no me roben la esperanza que me da el sonido de mi cacerola. Horacio Hernndez. http://www.horaciohernandez.blogspot.com.ar/

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