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lind algo mas apropiada sea la de una semilla que ‘contiene In «eupacidads inteinseca de convertirse en una dalia o en una rom, siempre y cuando se la plante y cuide. Chomsky afirma que «el Tenguaje ercee en la mente o el cerebro» (Chomsky, 1988, p. 55) y ox plica este proceso con una cita del pensador dieciochesco James Harris: ‘cl desarrollo del conocimicnto ... [se parece més bien] ... al crecimiento de un fruto; aunque las causas externas colaboren hasta cierto punto, es la fuerza interior y Ia virtud de la planta lo que hace madurar sus jugos» (Chomsky, 1986, p. 2) En los préximos capitulos, vamos a examinar con mayor detenimien- {to la idea de que el lenguaje es una actividad especial y pre-programada. Empleando, sina vez més, las palabras de Chomsky: [A nadie le parcee extravagante preguntar qué informacion genética explica {el hecho de que tengamos beavis en lugar de alas. {Por qué habia de resultat ehocante que se plantearaa preguntas semejantes con respecto al cerebro y alas facullades mentales? [1979, p. Rd] Capitulo 2 ANIMALES QUE INTENTAN HABLAR 2Es el lenguaje algo exclusivo de los humanos? {Hlormigas que hablen Frames, galego bale? Eso no pad sr. ‘Por que no ha de Maer? Rowesr Desnos |A juzgar por lo que dicen los periddicos y los cuentos populares, hay tun gran mimero de animales que «hablan»: desde los periquitos hasta los delfines, ¢ incluso algunos peces: Ana, corte, ven; hay un per hablando en la sartén! WALTER DE LA MARE Evidentemente, la palabra shablan» puede utilizarse con dos sentidos ‘completamente distintos. Por un lado, significa seneillamente «pronun- ciar palabras», como cuando uno dice «Felipe tiene un loro que cuando Ie das con el dedo dice ";Caray!">. Por otro lado, quiere decir «utilizar cl lenguaje de forma significativa». Se sabe que ciertos animales, como Jos periquitos, ehablan» en el primero de los sentidos indicados, Pero Jos psicolingbistas pretenden averiguar si los animales también pueden hablar» en el otro sentido. Este problema les interesa porque quieren saber la respuesta al siguiente interrogante: ;es la especie humana la Sinica que posee lenguaje? En caso afirmativo, ;somos la dnica especie capaz. de adquirirlo? Estas son las euestiones que se examinan en este capitulo. En primer lugar, 10s sistemas de comunicacién animal serén comparados con el ~ 4061 mame amieuace SS Fenguaje humano para ver hasta qué punto puede decirse que los ani- ‘males chablan» en sentido estricto. En segundo lugar, se evaluarin los siversos intentos que ha habido de ensefiar lenguaje a los animales. El propésito general que se oculta tras estas pesquisas es descubrie si la especie humana es la nica que tiene el poder de la palabra. ;Somos tuna especie distinguida bioldgicamente como «mamiferos articulados» o 10 lo somes? ‘Naturalmente, si descubrimos que los animales sf hablan, no habre- ‘mos aprendido nada vitil, del mismo modo que el hecho de que seamos eapaces de nadar a braza no nos dice nada sobre las habilidades natato- sia innatas de las ranas. Como seilalaban irénicamente Fodor, Bever y Garrett, «e1 que un perro pueda ser adiestrado a caminar sobre sus patas traseras no invalid la idea de que Ia bipedestacisn se halla genéticamen- te codificada en la especie humana. El que seamos capaces de cantar como una alondra no pone en tela de juicio ta especificidad biolégica del canto de las aves» (Fodor, Bever y Garrett, 1974, p. 451). Por otra Parte, si descubrimos que tos animales no hablan, tendremos una prucba de que el lenguaje es exelusivo de Ia raza humana. No se trata de dar satisfaccion al deseo neurético de demostrar que la especie humana es superior a otras especies, como a veces se piensa. El propdsito de este capitulo es mas importante. Algunos animales, como los delfines y los cchimpancés, poseen una clevada inteligencia, Si, pese a elio, descubsi- mos que el lenguaje esta més alld de sus capacidades, habremos hallado tun indicio de que el lenguaje es una actividad genéticamente programada y bastante independiente de Ia inteligencia general. GHlablan de forma natural los animales? ‘Nuestra primera tarea ¢s descubrir silos animales disponen, de forma natural, de un auténtico slenguaje». Para responder a este interrogante, hhcmos de comparar el lenguaje humano con la comunicacién animal, Sin ‘embargo, esta comparacién presenta aia scrie de problemas que tal vez Sean irresolubles. Hay, en concreto, dos que debemos entrar a conside. ar antes de dar respuesta a la pregunta de si los animales hablan de forma natural. El primer problema a tener cn cuenta es el siguiente: estamos com= Parando sistemas que dilieren cualitativa o cuantitativamente? Por una ‘Animales quo intentan hab 44 sires a inert nabor 49 Parte, es posible que el lenguaje humano se haya desarrollado gradual- Imente, @ partir de un sistema de comunicaciéa animal més primitivo, 4 Jo largo de un curso continuo de evolucidn. A esta postura se la consce 4 veces como la teoria de la «continuidad>. For otra parte, puede que 1 lenguaje humano sea algo bastante diferente del resto de nuestra he rencia bésica animal y yuxtapuesto a ella, Esta es la teorfa de la ediscoy tinuidads. ‘Los partidarios de las teorias de la continuidad opinan que el lengua je surgié de un sistema de tlamadas utiizado por los primates muy se. mejante al que usan hoy dia los simios. Consideran que los primeros humanos dispontan de un conjunto sencillo de gritos cada uno de los cuales tenia un significado distinto; por ejemplo, «;Peligro's, «Sigue- mel» 0 «iNo toques a esa hembra, que es mfal» Poco a poco, estos gritos se fueron haciendo més elaborados y con el tiempo se convirticron en fenguaje. Una de las posibles etapas intermedias la representa los gritos de los monos vervet. Estos simios disponen de diversos gritos de alarmma uc permiten distinguir entre diferentes clases de peligro (Struhsaker, 1967). Un ruido africado sordo prolongado (semojante at sonido chi) anuncia la presencia de una vibora 0 de una cobra." Un grito articulado atrastrando ta lengua (como en rraup) avisa de un dguils. Un grito pa, recido a un chirrido se utiliza para los leones 0 leopardos. Y un sonido ‘como juth!, que indica menor peligro, sefiala la proximidad de una hiens moteada o de un nativo Masai, Segin algunos autores, entre ef grito de alarma que avisa de la presencia de una serpiente venenosa y el uso de {a seeuéncia cht como «palabra» para simbolizar una serpiente venenosa hhay una corta distancia, ‘Sin embargo, también se puede hacer otra interpretacidn de estas sefales. Es posible, por ejemplo, que los monos solamente distingan Ia inensidad de diferentes clases de peligro. A lo mejor lis vibores les ‘ssustan més que las guilas, oa la inversa, Esta explcacién, en principio Plausible, ha sido, sin embargo, deseartada tras un experimento on el {que mediante un altavez.comuflado se reprodueian los diversos gritos de alarma. Al of cht, los vervet se ergufan sobre sus patas traseras 9 se onian a buscar una serpiente. Ante el sonido rraup, se internaban cotre {a vegetacidn como si se ocultaran de un aguila. Y al notat el chimido. del le6n 0 del leopardo, se subtan répidamente a un drbol (Seyfarth, Cheney y Marler, 1980, 1980a). En suma, los simios tienen sin duda un Signo especial para cada tipo de enemigo, fe tan distintas come el idioma chino Fibs tomdlones go toguanat ates nen nece abierto, y no se sabe cual de las dos teorias, is de Ia continuida @ Is de In dscominutad, es tn accu: or conan ia bern ser ‘omadas en conideracién cuando legue ei mensenen ee one = Principal de este capitulo. a segunda gran problema an que os caconramos et qu vo ses pre enula ti determina que camluts samen Como ha sefialado un investigador, : eee el problema perma- Ee: toy del omportamiens aia am ama sobre Ia extrema difcultad de restringit Ia nocign de ‘algo menos que cualquier interaccién poteacial entre un fentorno. [MARSHALL, 1970, p. 231) snenuua Is aten ‘comunicacion a ‘organismo y su Segin esto, abe intorpretar como comunicativ id pee pre tivas actividades de muy or ejemplo, a cpa de dos pecs el bude a a pelea entre concosy as ndaindamente Alguna verse ha eet os este problema se podria resolver si se escogicran tinicamente a en los que el animal pretende intencionadamente tra pend : amet nani Sia embargo, ex muy diel estblecr eta dtncon ome en animales. Spoogamoe we un hombre se ace moment en que una aca an Tepes inconacicnte, ola hac ella? En el mar, tos tiamados «ca tes ends al cerat trscaments ued privet fos stemas na Mana por sverigunr ls ceone producto. Sin embargo, formacion, manos pelo cnc jer entra en ala Se tna oposite para lamar la atnctn de Y9}08 gates pueden produc ace sts pias. Dado que ston ere als de nae, ton tblogos marin oe ancias ue levan aston cangicjos a idle ha desert toda space Animales que intentan hablar Puede que sea una conducta informativa o puede que no. No hay manera de saber cwindo se ha dado con la interpretacién adecuada a este extra- fio fendmeno. Una vez esbozados los problemas fundamentales, y habiendo visto {que las conclusiones que se pueden extraer son s6to provisionales, po- demos regresar al tema principal: la comparacién entre el lenguaje hue ‘mano y la comunicacién animal. ;Cémo enfrentarnos a esta cuestion? Un primer paso puede ser el de definir la nociéa de «lenguaje», lo gue no es tan ficil como parece. La mayoria de las definiciones que encontramos en los libros de texto son demasiado amplias. Por ejemplo, ‘un lenguaje es un sistema de signos vocales arbitrarios en virtud de los cuales puede darse cooperacién en un grupo sociabs (Bloch y ‘Trager, 1942, p. 5). Esta definicién podsia servir para una manada de lobos au- Mando a coro. ‘Quiza el enfoque mas prometedor es el que sugirié el linguista Char- les Hockett, En una serie de articulos escritos en un periodo de diez ‘afios, Hockett trat6 de definir los diversos «rasgos de diserio» que carac- terizan al lenguaje. Por ejemplo, Ia intercambiabilidad, sepin la cual los miembros adultos de cualquier comunidad de hablantes pueden ser tanto emisores como receptores de las sefalcs lingiisticas; 0 Ia retroinforma- cid completa, bajo la cual cl emisor de una sefal lingistica es al mismo tiempo receptor del mensaje (Hockett, 1963, p. 9). Naturalmente, este enfoque 0 es perfecto. Toda lista de rasgos puede llamar a engano, ya que procede de un conjunto arbitrario de observaciones que pueden no ser coherentes de manera obvia. Emplear una lista para definir el len- ‘guaje es algo parecido a tratar de definir a un hombre diciendo que tiene tun par de brazos, dos piernas, una cabeza, un ombligo, que sangea cuan- do se le rasga ta piel y que chilla cuando le pisan un callo, Pero a pesar de todo, la definicién de lenguaje basada en rasgos de disefio 0 ecarac- teristicns esenciales» es la més stil de las que se han propuesto hasta la fecha {Cuantas caracteristicas es preciso tomar en consideracidn? ;Dos? {Diez? {Cien? El nimero de rasgos de diseiio que Hockett ha estimado importantes ha ido cambiando a lo largo de los afios. La lista ms larga conticne dieciséis (Hockett y Altmann, 1968). Tal vez haya quien piense {que diez rasgos son suficientes para reflejar la naturaleza esencial del lenguaje, y que no todos ellos han sido enunciados por Hockett. Una propuesta asi incluiia los siguientes: uso dei canal vocal-audiivo, arbi-

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