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Reflexión sobre la Humildad

Fecha Miércoles, 09 julio a las 20:21:26


Tema Opinión

Opinión

Michael A. Galascio Sánchez (*)

• Sin embargo, de los pensamientos más contundentes sobre éste tema destaca el de
Martín Lutero, cuando indica que “la humildad de los hipócritas es el más grande
y el más altanero de los orgullos”

¿Qué es la humildad? En latín, se dice “humilis”, significando


intrascendente, débil, apocado, de baja condición y otros. Sin
embargo, no es fácil precisar el concepto, aunque muchos, den por
hecho su definición.

Originalmente, se refería a una posición, representando, estar “sobre”


o “cerca” de la tierra, como en una “humilde choza” o una posición o
actitud sumisa de un individuo ante alguna autoridad. De ahí, esa frase recurrente en la
literatura, “su humilde servidor”. También está el consejo limitante de “pon los pies en
la tierra”. De éste modo, muchos desisten en desafiar sus limitaciones para seguir siendo
controlados “por los pocos”.

Existen otras concepciones sobre la definición de humildad. Por ejemplo, “el hombre
humilde”, conocido como libre de orgullo en sí o en sus proezas; en contraste, en el
sentido religioso, el “hombre humilde”, le sede a la deidad de su preferencia, todo el
crédito de sus logros. Esto es algo muy diferente al “hombre modesto”, quién tampoco
reclama crédito por ninguna de sus acciones, siendo éste poco pretensioso, aunque en
muchas ocasiones, se trate de un gran hipócrita.

Este hecho, hace evidente que dentro del concepto de la humildad existan varias
dimensiones. Desde el punto de vista espiritual, la humildad contrasta con la perspectiva
religiosa de la misma, en que la espiritualidad por definición, es frecuentemente
personal y tiene un impacto directo sobre “el yo particular” o “estado del Ser”, mientras
que las perspectivas religiosas mayormente consideradas como rígidas, dentro de un
conjunto de normas o leyes específicas, se plantean de tal modo, que se pueda discernir,
cómo ser modesto o audaz en determinada situación es apropiado o no. Por este motivo,
la espiritualidad es la vía a través de la cuál, la humildad puede ser mostrada o
explorada, sin embargo, no por las fuerzas que nos gobiernan sino por una elección del
individuo. Me pregunto, ¿si es producto del libre albedrío?

En el Budismo, la humildad es equivalente a la preocupación de cómo ser liberado de


los sufrimientos de la vida y de los fastidios de la mente humana. La finalidad última es
alcanzar un estado de iluminación a través de la meditación y otras prácticas
espirituales. La humildad puede también resultar alcanzando la liberación del nirvana,
que es el cese del sufrimiento; un estado que resulta de la extinción de los deseos, que
se logra mediante la meditación. Según ésta filosofía, cuando uno experimenta el último
vacío, el “no Ser”, está libre del sufrimiento, de fastidios y de todas las ilusiones del
autoengaño. La humildad, la compasión y la sabiduría caracterizan este estado de
iluminación.

Desde el cristianismo, la visión es un tanto parecida. Los textos católicos ven la


humildad según lo adjuntado a la virtud cardinal de la templanza. Se ve como parte
potencial de templanza, porque la misma, incluye todas esas virtudes que se refrenan o
expresan de los movimientos excesivos de nuestros deseos o apetitos. Se define la
humildad como, “una cualidad por la cual una persona en vista de sus propios defectos,
tiene una opinión humilde de sí y se somete dispuesto a Dios y a otros por el motivo de
Dios.” San Bernardo la define como, “una virtud por la cual, un hombre que conoce su
verdadera condición, se rebaja.” Por otro lado, Santo Tomás de Aquino, filósofo del
siglo XIII y teólogo en la tradición escolástica, define humildad semejantemente como
“la virtud de la humildad” que “consiste en la custodia dentro de sus propios límites, sin
intentar alcanzar las cosas que están por encima de uno, sino sometiéndose a su
superior.”

Con respecto al Islam la humildad es una de las más grandes bendiciones que Allah le
puede otorgar a Su siervo. Según el Corán, “por misericordia de Allah eres compasivo
con ellos. Si hubieras sido rudo y duro de corazón se habrían alejado de ti; perdónales,
pide perdón por ellos y consúltales en las decisiones.” 3:159 “Ciertamente eres de una
naturaleza y moral grandiosas.” 68:4 Esto se refiere a que el Profeta era un verdadero
siervo de Allah en muchas maneras y trataba a todos con la mayor amabilidad. Su
carácter era de completa humildad basada en la sinceridad hacia Allah y compasión
hacia los siervos de Allah, que son las características completamente opuestas a las del
orgulloso y la arrogancia.

Como es evidente, estas tres grandes corrientes religiosas coinciden en el beneficio que
representa para el Ser humano, la “humildad”.

Dentro del mundo filosófico, Immanuel Kant, está entre los primeros que ven el
concepto de la humildad como “esa meta-actitud que constituye la perspectiva adecuada
del agente moral, como dependiente y corrupto pero un agente racional capaz y
dignificado”. La noción de Kant sobre la humildad, es que la misma es una virtud, y de
hecho, una virtud fundamental. Por otro lado, Friedrich Nietzsche escribió sobre la
humildad (sin hablar de paciencia, de la sabiduría, y de cualquier otra virtud alabada
extensamente por las masas) como debilidad, una virtud falsa que encubre las
debilidades y la maldad oculta de quienes la sostienen. Su ubermensch idealizado
(superhombre capaz de desarrollar su propio sistema de valores) sería más conveniente
vagar alrededor sin restricciones por las pretensiones de la humildad, orgullosas de su
altura y energía, pero sin revelar lo ocioso en él, y ciertamente sin exhibir arrogancia.

En la política, se le atribuye a Mahatma Gandhi la siguiente reflexión: “intentar sostener


verdad sin humildad, es condenarla a convertirla en una “caricatura arrogante” de la
verdad.

En último lugar, están las percepciones particulares de personajes de diversas culturas,


creencias, condición y áreas del conocimiento con respecto a la humildad. La novelista
inglesa, Agatha Christie decía que, “cuando no hay humildad, las personas se
degradan.” Mientras que el escritor Henry F. Amiel, lo expresaba del siguiente modo,
“la verdadera humildad consiste en estar satisfecho”. En cambio, Ernest Hemingway,
señalaba su parecer manifestando que “el secreto de la sabiduría, del poder y del
conocimiento es la humildad.”

Sin embargo, de los pensamientos más contundentes sobre éste tema destaca el de
Martín Lutero, cuando indica que “la humildad de los hipócritas es el más grande y el
más altanero de los orgullos”. Henry Mackenzie, lo describía exponiendo que “entre
todos los vestidos que yo he visto poner al orgullo, el que más me subleva es el de la
humildad”. Un genio de la literatura, William Shakespeare, declaraba: “yo juro que vale
más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no
encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada
tristeza”.

El filósofo chino, Loa-tsé, nos ilumina con la siguiente frase: “saber que no se sabe, eso
es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.” El inmortal y
excelso escritor Miguel de Cervantes Saavedra, escribía que “alguno se estima atrevido,
cuando con otros se compara. Algunos creo que hubo tan discretos que no acertaron a
compararse sino a sí mismos.”

Ciertamente, la lista de ilustres que ha abordado el concepto de la humildad es amplia y


muy diversa. En éste sentido, Mahatma Gandhi, apuntaba que “uno debe ser tan
humilde como el polvo para poder descubrir la verdad.” Francisco de Quevedo y
Villegas, se expresaba en ésta línea, pero con cierto matiz al decir que “apocarse es
virtud, poder y humildad; dejarse apocar es vileza y delito”. Para culminar ésta reflexión
recurro al inmortal Miguel de Unamuno “quiero vivir y morir en el ejército de los
humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente”.

Finalmente, me quedo con una reflexión del escritor Charles Caleb Colton, “el mayor
amigo de la verdad es el tiempo, su peor enemigo es el prejuicio y su amigo más fiel es
la humildad”.

(*) Licenciado en Ciencias Políticas, doctorando en Psicología de la Salud y Clínica

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