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Opinión
• Sin embargo, de los pensamientos más contundentes sobre éste tema destaca el de
Martín Lutero, cuando indica que “la humildad de los hipócritas es el más grande
y el más altanero de los orgullos”
Existen otras concepciones sobre la definición de humildad. Por ejemplo, “el hombre
humilde”, conocido como libre de orgullo en sí o en sus proezas; en contraste, en el
sentido religioso, el “hombre humilde”, le sede a la deidad de su preferencia, todo el
crédito de sus logros. Esto es algo muy diferente al “hombre modesto”, quién tampoco
reclama crédito por ninguna de sus acciones, siendo éste poco pretensioso, aunque en
muchas ocasiones, se trate de un gran hipócrita.
Este hecho, hace evidente que dentro del concepto de la humildad existan varias
dimensiones. Desde el punto de vista espiritual, la humildad contrasta con la perspectiva
religiosa de la misma, en que la espiritualidad por definición, es frecuentemente
personal y tiene un impacto directo sobre “el yo particular” o “estado del Ser”, mientras
que las perspectivas religiosas mayormente consideradas como rígidas, dentro de un
conjunto de normas o leyes específicas, se plantean de tal modo, que se pueda discernir,
cómo ser modesto o audaz en determinada situación es apropiado o no. Por este motivo,
la espiritualidad es la vía a través de la cuál, la humildad puede ser mostrada o
explorada, sin embargo, no por las fuerzas que nos gobiernan sino por una elección del
individuo. Me pregunto, ¿si es producto del libre albedrío?
Con respecto al Islam la humildad es una de las más grandes bendiciones que Allah le
puede otorgar a Su siervo. Según el Corán, “por misericordia de Allah eres compasivo
con ellos. Si hubieras sido rudo y duro de corazón se habrían alejado de ti; perdónales,
pide perdón por ellos y consúltales en las decisiones.” 3:159 “Ciertamente eres de una
naturaleza y moral grandiosas.” 68:4 Esto se refiere a que el Profeta era un verdadero
siervo de Allah en muchas maneras y trataba a todos con la mayor amabilidad. Su
carácter era de completa humildad basada en la sinceridad hacia Allah y compasión
hacia los siervos de Allah, que son las características completamente opuestas a las del
orgulloso y la arrogancia.
Como es evidente, estas tres grandes corrientes religiosas coinciden en el beneficio que
representa para el Ser humano, la “humildad”.
Dentro del mundo filosófico, Immanuel Kant, está entre los primeros que ven el
concepto de la humildad como “esa meta-actitud que constituye la perspectiva adecuada
del agente moral, como dependiente y corrupto pero un agente racional capaz y
dignificado”. La noción de Kant sobre la humildad, es que la misma es una virtud, y de
hecho, una virtud fundamental. Por otro lado, Friedrich Nietzsche escribió sobre la
humildad (sin hablar de paciencia, de la sabiduría, y de cualquier otra virtud alabada
extensamente por las masas) como debilidad, una virtud falsa que encubre las
debilidades y la maldad oculta de quienes la sostienen. Su ubermensch idealizado
(superhombre capaz de desarrollar su propio sistema de valores) sería más conveniente
vagar alrededor sin restricciones por las pretensiones de la humildad, orgullosas de su
altura y energía, pero sin revelar lo ocioso en él, y ciertamente sin exhibir arrogancia.
Sin embargo, de los pensamientos más contundentes sobre éste tema destaca el de
Martín Lutero, cuando indica que “la humildad de los hipócritas es el más grande y el
más altanero de los orgullos”. Henry Mackenzie, lo describía exponiendo que “entre
todos los vestidos que yo he visto poner al orgullo, el que más me subleva es el de la
humildad”. Un genio de la literatura, William Shakespeare, declaraba: “yo juro que vale
más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no
encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada
tristeza”.
El filósofo chino, Loa-tsé, nos ilumina con la siguiente frase: “saber que no se sabe, eso
es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.” El inmortal y
excelso escritor Miguel de Cervantes Saavedra, escribía que “alguno se estima atrevido,
cuando con otros se compara. Algunos creo que hubo tan discretos que no acertaron a
compararse sino a sí mismos.”
Finalmente, me quedo con una reflexión del escritor Charles Caleb Colton, “el mayor
amigo de la verdad es el tiempo, su peor enemigo es el prejuicio y su amigo más fiel es
la humildad”.