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texto y foto jose ngel gonzlez

capturas

El Dante
Ahora duerme y es la ltima oportunidad. Aunque no alcance a resumir todo lo que deseara contarte sobre estos das infames, difunde el mensaje. Llvalo a los diarios, a la Polica, reprtelo por las redes... haz lo que puedas, pero hazlo rpido, por favor. Hay miles como este Dante. Tienes algo de margen, pero no te confes: sabr que te he escrito e ir a por ti. Te preguntars por qu no lo liquido ahora mismo, de inmediato y mientras duerme... Como si fuese tan fcil! Cuando desconect a Bea, ella estaba a punto de disparar contra la cuna con la escopeta de caza. Los Dante presienten el peligro aunque duerman, como si un sentido extra permaneciese siempre en stand by, no encendido del todo pero tampoco apagado. He cerrado ventanas y puertas, he sellado con toallas el umbral, y el gas est abierto desde hace quince minutos. Como Sylvia Plath, recuerdas? Bea, este vegetal que alguna vez fue Bea, tiene los ojos abiertos y respira, pero se est derritiendo como la cera caliente y con su mirada (todava viva!) me advierte de lo insoportable del sufrimiento. Esto tambin lo hago por ella, para ahorrarle martirio. Ser mi contribucin a la guerra que viene: acabar con este Dante, demostrar que es posible detenerlos. He mantenido la mente en blanco, siguiendo pautas de meditacin budista. El mensaje lo escribo sin pensar en el mensaje, tratando de mantenerme vaco, pero temo que pueda interceptar mis pensamientos. Ya llega la modorra del gas. Creo... [Texto de un e-mail sin enviar encontrado por la Polica en una casa donde fueron localizados restos de dos cuerpos humanos. La cuna estaba vaca. Todo indic que se trataba de otro ataque de un Dante]
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