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Retablo de S.

Vicente, Sarriá
Jaume Huguet
Federico de Montefeltro y su hijo
Guidobaldo
Pedro Berruguete
Prueba de fuego
Pedro Berruguete
Auto de fe, Pedro Berruguete
Sto. Domingo resucitando al joven Napoleón
Pedro Berruguete
San Sebastián y Juan Bautista
Pedro Berruguete
Santa Catalina, Yáñez Almedina
Última Cena, Juan de Juanes
Bodas místicas del venerable Agnesio
Juan de Juanes
Retablo de Sta. Elena,
catedral de Girona, Pedro Fernández
Crucifixión,
Alonso de Berruguete
Adoración del Niño,
Alonso de Berruguete
Virgen con el Niño
Luis de Morales
Isabel Clara Eugenia
Sánchez Coello
Anunciación
El Greco
Comparación de dos versiones --manierista y
quattrocentista-- del mismo tema: El Greco, la
Santísima Trinidad, 1577. Arriba, Masaccio, la
Trinidad, 1425. El espacio calculado y exacto de
Masaccio ha dado paso a la ausencia de espacio.
La calculada proporción de Cristo se convierte
en un desproporcionado escorzo que remite
claramente a Miguel Angel.
El sueño de Felipe II
Martirio de S. Mauricio
El Expolio
El Greco
A su llegada a Toledo se transforma

• Sustituye los paisajes por celajes con luz de tormenta, y


excepcionalmente un Toledo onírico, casi fantasmal. Paisaje de
Toledo (N. York Metropolitan Center) Prefiere no pintar
encuadres espaciales en las escenas.
• Las figuras se alargan y pierden cualquier adiposidad, hasta
reducirse a interminables hileras de formas huesudas, sobre las
que los paños flotan, afirmando todavía más la sensación de
adelgazamiento.
• Los colores son ahora fríos: gris, verde, gamas de azules; más
apropiados para plasmar sus visiones místicas.
• La composición es manierista: la falta de espacio tiende a
impulsar sus gestos y cuerpos hacia lo alto.
• El tema religioso es casi exclusivo.
Una visión milagrosa: dos
santos descienden del
cielo para dar sepultura a
un hombre de virtudes
cristianas: el señor de
Orgaz. De ese milagro se
percatan los asistentes,
que no parecen
maravillarse: el milagro
es algo cotidiano para los
hombres de virtudes
cristianas, ése parece
ser el mensaje del
cuadro. En el plano
superior, los personajes
celestiales se disponen a
recoger el alma del
difunto. Cielo y tierra se
unen absurdamente en un
espacio ilógico: la lógica
renacentista, que imponía
un estudio racional y
matemático del espacio El Greco.
arquitectónico, ha dado
Entierro del
paso a la sinrazón
manierista. señor de
Orgaz,
1586.
La parte de abajo composición y modo de
pintar más cercano a su época romana
Parte superior vehemencia veneciana y
fugacidad de la pincelada que definirá su
estilo.
Un ángel enlaza ambas partes llevando el
alma del difunto.
La Virgen y Juan Bautista debajo de
Cristo, al lado S Pablo y más allá Felipe
II.
Su hijo aparece en primer plano.
Reúne un grupo de hidalgos españoles, en
una especie de friso compacto, típicos
del XVI y XVII: preocupados por el
honor y la vida ultraterrena,
despreocupados por la vida terrena.
Recoge con naturalidad el milagro de la
aparición de S Agustín (con barba) y S
Esteban (su martirio reflejado en la
dalmática) en el entierro, que sujetan al
difunto.
Conoce su oficio, pero lo deforma a su
antojo en aras de su febril imaginación
que está de acuerdo con un trasfondo
místico y alucinante.
Peculiar es su técnica como
peculiares son sus proporciones. La
manera del Greco servirá de
inspiración a otros artistas futuros
como Velázquez o Goya.
Adoración de los pastores
Los santos Pedro y Pablo
El caballero de la mano
en el pecho

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