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Estudio sociolingüístico de la palabra “naco”

Sandra Strikovsky

Resumen
La palabra naco es un ejemplo de un término del lenguaje coloquial cuya definición no
parece clara. Su significado y uso parecen depender de otros factores sociales. En este
trabajo se aplicaron cuestionarios a informantes de distintas generaciones a fin de averiguar
si perciben la palabra de la misma manera. Los resultados revelan que el significado varía
dependiendo de la edad de los informantes, y que la tendencia a percibir el término como
ofensivo también es generacional.

Palabras clave: sociolingüística, semántica, polisemia, disfemismo, lenguaje coloquial

Abstract
The word “naco” is an example of a slang term whose definition doesn’t seem clear. Its
meaning and use seem to depend on other social factors. In this study, questionnaires have
been applied to speakers belonging to different generations, in order to find out if they
perceive the word in the same way. The results reveal that the meaning varies depending on
the age of the speaker, and that the tendency to perceive the term as insulting is based on
generational difference too.

Key words: sociolinguistics, semantics, polysemy, dysphemism, slang


UNAM-MLA Sandra Strikovsky

Introducción

El término naco es una palabra polisémica y compleja que no parece bien definida ni
delimitada. Basta con preguntar a nuestros amigos y conocidos qué entienden por la palabra
para darnos cuenta de la diversidad de opiniones. Este trabajo tiene como objetivo hacer un
primer acercamiento al significado de este vocablo tan exclusivo de la sociedad mexicana.
A pesar de ser un tema de la semántica, la lexicografía y la pragmática, el fenómeno
encuentra un nicho en la sociolingüística al interactuar con los valores culturales de una
sociedad y las actitudes de sus hablantes. ‘Naco’ no es una palabra como cualquier otra,
cuyo significado permanece relativamente estable para los hablantes. El significado,
connotación y uso que los hablantes hacen de esta depende de varios factores como pueden
ser la edad, el nivel de educación, la clase social, el sexo, etcétera.
En esta investigación me propongo demostrar que aun cuando no haya consenso
sobre la definición de la palabra naco, su significado sí varía de acuerdo con el grupo social
al que pertenecen los hablantes. En particular, creo que la edad es una variable fundamental
que influye en este cambio semántico. Asimismo considero que a pesar de la diversidad de
opiniones sobre el término, hay un consenso en que la función de la palabra es disfemística,
es decir, ofensiva. Resulta complejo hablar de este fenómeno ya que casi no hay
bibliografía sobre el tema y tampoco se han hecho estudios al respecto. Por ello considero
que esta investigación será de utilidad para futuros estudios.

Disfemismos y lenguaje coloquial

El lenguaje como fenómeno social puede reflejar los valores y creencias de una sociedad.
Los prejuicios contra cualquier minoría o grupo social que se siente desfavorecido o
perseguido por razón de su sexo, etnia, clase, edad o cualquier otro factor, muy pronto se
asoman en el lenguaje con términos peyorativos o con connotaciones negativas en los
términos empleados para designarlos. Según Allan y Burridge, parece ser que todos los
grupos humanos tienen en su lengua un término despectivo para al menos otro grupo con el
que tienen contacto (2005: 66). Los autores australianos llaman en inglés a este tipo de
disfemismos -IST dysphemisms (sexist, racist, speciesist, classist, ageist), los cuales
funcionan como insultos.

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Por disfemismo entenderé “una palabra o frase con connotaciones que son ofensivas
ya sea acerca del denotatum y/o las personas a las que se dirige la expresión o que llegan a
oírla” (Allan, 2004: 5). Un denotatum es el objeto al que los hablantes se refieren cuando
usan la expresión lingüística. Denotación es la relación entre expresiones lingüísticas y
objetos o acontecimiento en los mundos —no solamente el mundo en el que vivimos, sino
cualquier mundo y época (histórica, de ficción, imaginada) de la que se puede hablar. Las
connotaciones de una palabra o expresión más larga son efectos semánticos (matices de
significado) que surgen del conocimiento enciclopédico sobre la denotación de la palabra y
también de la experiencia, creencias, y prejuicios sobre los contextos en que la palabra se
usa típicamente.
El insulto dentro del continuo del discurso oral—discurso escrito, tiene cinco
características: la oralidad, la ambigüedad, la inestabilidad, la gradación y la fijación
(Colín, 2003: 37). Para efectos de esta investigación, únicamente profundizaremos en la
ambigüedad y la inestabilidad.
Según Colín (2003: 38), la ambigüedad es central y, citando a Casas (1999: 197),
señala que esta se produce como resultado del uso que el hablante hace de la polisemia,
situada en el plano formal de la expresión material. En cuanto a la inestabilidad, se puede
decir que “las unidades léxicas y fraseológicas que actúan como insultos, entre ellas las
llamadas malas palabras, tienen una naturaleza sincrónica dado que las acepciones
expresan las experiencias y por tanto el uso por parte de un grupo. Además, no hay que
olvidar que en el lenguaje coloquial, las connotaciones varían en la mente de un hablante
particular, “ya que las palabras evocan asociaciones emotivas y cognitivas que se pierden
de una denotación a otra” (Colín, 2003: 38-59).

En torno a la palabra “naco”

Aunque la palabra naco está consignada en algunos diccionarios regionales de México, las
definiciones parecen algo generales, escuetas, e incluso insuficientes. El Diccionario Usual
en México define naco como un adjetivo coloquial y ofensivo que tiene dos acepciones: (1)
que es indio o indígena de México; (2) que es ignorante y torpe, que carece de educación.
En la misma línea, el Diccionario Breve de Mexicanismos registra: (Posiblemente de
totonaco.) 1. Indio, indígena. || 2. De bajo nivel cultural, ignorante.

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Resulta interesante la definición de Francisco Santamaría en su Diccionario de


mejicanismos de 1959: 1. (Del otomí, naco, cuñado) m. En Tlaxcala, indio de calzones
blancos. 2. En Guerrero llaman así a los indígenas nativos del Estado y, por extensión, al
torpe, ignorante e iletrado. “Nacos llaman a los nativos y también a veces, en forma
despectiva, a los impreparados, diciendo por ejemplo: ‘tú eres naco’, dando a entender
impreparado, tonto”.
Por último, aunque no es un diccionario, el fascinante glosario de voces y frases
populares mexicanas de Jesús Flores y Escalante (2004) señala que naco es un “término
despectivo usado por el mexicano. Ser naco es no estar ‘in’, en la onda. (...) // En otro
sentido ser naco es ser indio. // Persona que viste de mal gusto”.
Uno de los principales problemas que esta palabra presenta hoy en día es que su
definición se ha ampliado con respecto a lo que significaba en un principio. Según Carlos
Monsiváis, el término–aféresis de totonaco- empieza a circular a mediados de los años
cincuenta, como referencia a lo que el mestizaje no disipa: los rasgos de origen indígena, el
signo de la Raza de Bronce (1995: p. 170). Guillermo Bonfil Batalla también apunta al
factor racista del término: “Lo naco designa también a lo indio, cualquier rasgo que
recuerde la estirpe original de la sociedad y la cultura mexicana, cualquier dato que ponga
en evidencia el mundo indio presente en las ciudades, queda conjurado con el calificativo
de naco” (1990:89).
La palabra naco encarna el sistema de exclusión que nos heredó la colonia y sus
estructuras excluyentes. “Lo naco representa la exclusión y la introyección de la exclusión,
al hacer propio el proceso de colonización y aplicarlo a los colonizados” (Mendoza
Martínez, 2004). En este sentido, “el naco” estaría más cerca, racialmente, del indígena que
del colonizador y el emigrante europeo.
Pero naco no se reduce solamente a una cuestión racial, el término, claramente
ofensivo y despectivo, tenía que ver con la clase social:

Si antes se les llamaba plebe, hoy se emplea otro término que ya alcanzó arraigo: son los
nacos. La palabra de innegable contenido peyorativo, discriminador y racista, se aplica
preferentemente al habitante urbano desindianizado, al que se le atribuyen gustos y
actitudes que serían una grotesca imitación del comportamiento cosmopolita al que aspiran
las élites, deformando hasta la caricatura por la incapacidad y la “falta de cultura” de la
naquiza (Bonfil Batalla, 1990: 89).

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En 1970 Monsiváis escribió que naco “dentro de este lenguaje de discriminación a


la mexicana, equivale al proletario, lumpenproletariado, pobre, sudoroso, el pelo grasiento
y el copete alto, el perfil de cabeza de Palenque, vestido a la moda de hace seis meses,
vestido fuera de moda. Naco es los anteojos oscuros a la media noche, el acento golpeado,
la herencia del peladito y el lépero, el diente de oro. Naco es el insulto que una clase dirige
a otra”(1989: 120).
Si bien el origen de la palabra tiene como raíz el estereotipo racial y como fondo la
discriminación, para los hablantes de mi generación el término parece haber adquirido otro
sentido. Eso se debe a que en los años ochenta, el comediante mexicano Luis de Alba
popularizó la palabra y le cambió el significado cuando inventó su famoso personaje
llamado el Pirrurris. El personaje era un joven muy rico con un corte de cabello similar al
que usaban los Beatles en los primeros años que disfrutaba criticando a la clase media baja
que tenía aires de grandeza, mal gusto y una manera de hablar particular. A este tipo de
gente la llamaba despectivamente los nacos. El Pirrurris inclusive formalizó su crítica en
un estudio del naco al que llamaba nacología y en el que el personaje aparecía sentado
detrás de un escritorio explicándole a su audiencia “el naco del día” como si fuera un
científico. Esto parece haber ampliado el alcance del término, el cual ya no se refería
únicamente a los indígenas y a los más desfavorecidos, sino más bien a todo aquél que no
fuera rico, o como él lo decía jocosamente “hijo de papi”. Si no fuera porque Luis de Alba
lo hacía chistoso, el Pirrurris sería ofensivo. En su programa de televisión la palabra naco
era un insulto y se la pasaba diciéndoles a todos “¡qué nacos son!”
Dos décadas después el término sigue usándose, pero al parecer con otro significado
y otra connotación. Veremos cómo es percibido por los hablantes.

Metodología

Se aplicaron cuestionarios a 25 hablantes de diferentes generaciones con el fin de averiguar


si la edad influye en el significado que se tiene de la palabra. Para el diseño de las
preguntas me basé en las definiciones de la palabra “naco” que aparecen en los diccionarios
citados y en lo que han escrito algunos intelectuales, particularmente Monsiváis. Las
preguntas 4, 5 y 6 responden a las motivaciones de esta investigación, ya que están basadas
en lo que a mi juicio encierra el uso actual de la palabra. La última pregunta trata de

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averiguar si la palabra es ofensiva o no para el informante, esto con el fin de confirmar si el


término tiene una función disfemística para la mayoría de los hablantes.
Dada la complejidad del término, las respuestas se ponderaron con una escala de
mucho, poco o nada. Esto se hizo así, por un lado, para obligar al informante a reflexionar
en su respuesta y evitar que contestara que sí o que no a todo por comodidad. Por otro lado,
de este modo se permitió que los encuestados que tuvieran vergüenza de sus respuestas
pudieran escudarse detrás de un “poco”.
Al final del cuestionario hay una sección para que el informante haga comentarios.
Esto se hizo con el fin de obtener datos que haya omitido y que puedan dar la pauta para
futuras investigaciones. Desde luego, soy conciente de que este cuestionario reduce la
complejidad del tema al excluir la importancia del “contexto” en el uso de la palabra naco.
Sin embargo, para efectos de esta investigación la metodología propuesta resulta útil.

Resultados

Después de aplicar los cuestionarios obtuve datos para tres rangos de edad y me fue posible
confirmar la hipótesis de que la palabra significa más o menos lo mismo para personas que
pertenecen a una misma generación.

18-25 años (6 informantes) 26-34 años (11 informantes)


Relacionas la palabra Nada Poco Mucho Relacionas la palabra Nada Poco Mucho
“naco” con: “naco” con:
1. Indígena o piel morena 83% 17% 0% 1. Indígena o piel morena 64% 36% 0%
2. Inculto o ignorante 17% 50% 33% 2. Inculto o ignorante 0% 45% 55%
3. No viste a la moda 50% 50% 0% 3. No viste a la moda 36% 64% 0%
4. Dice “haiga, dijistes, 33% 33% 33% 4. Dice “haiga, dijistes, 0% 64% 36%
fuistes” fuistes”
5. Irrespetuoso 0% 50% 50% 5. Irrespetuoso 0% 9% 91%
6. Llamar la atención 0% 50% 50% 6. Llamar la atención 36% 36% 28%

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45-54 años (8 informantes)


Relacionas la palabra “naco” con: Nada Poco Mucho
1. Indígena o piel morena 38% 62% 0%
2. Inculto o ignorante 0% 50% 50%
3. No viste a la moda 88% 12% 0%
4. Dice “haiga, dijistes, fuistes" 37% 25% 37%
5. Irrespetuoso 12% 0% 88%
6. Le gusta llamar la atención 25% 62% 12%

Sobresale el hecho de que para los tres grupos, aunque en menor medida para el
primero, lo que más se relacionó con la palabra fue “una persona que es maleducada e
irrespetuosa con los demás”. Resulta muy revelador, ya que ningún diccionario regional
consigna esta definición.
Es interesante observar que aun cuando nadie relacionó “mucho” la palabra con un
indígena o con una persona de piel morena, la mayoría de los informantes de 45-54 años
contestaron “poco”. La respuesta se vio también en el grupo de 26-34 años, aunque con
menor frecuencia y en el grupo de 18-25 solamente una persona contestó “poco” a esa
pregunta. Esto se puede apreciar mejor en el siguiente gráfico:

100.00%
80.00%
18-25
60.00%
26-34
40.00%
45-54
20.00%
0.00%
Nada Poco Mucho

Esa pregunta en particular nos parece relevante ya que como vimos la palabra
“naco” se usaba originalmente para referirse peyorativamente a los indígenas. Los
resultados sugieren que los hablantes que eran niños en los cincuenta y sesenta siguen
relacionando el término con la cuestión racial. La elección de “poco” puede interpretarse de
varias formas. Por un lado, puede ser que los informantes hayan tenido vergüenza de

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contestar honestamente y se hayan escudado detrás del “poco”. Por otro lado, puede ser que
los mismos hablantes no lo tengan muy claro. Un comerciante de 54 años dijo en los
comentarios que cuando era pequeño un naco era un “chavo de Tepito y esos rumbos”, pero
que ahora para los jóvenes es otra cosa. Aunque quizá la elección de “poco” también tenga
que ver con la manera como está planteada la pregunta. Una informante de 32 años dijo que
no relacionaba naco con un indígena, pero sí con una persona morena. Es evidente que
habría que hacer más estudios si se pretende profundizar en ese asunto.
En cuanto a la pregunta de si se considera que la palabra “naco” es ofensiva, los
resultados también revelaron datos interesantes. Nuestra hipótesis era que aunque el
significado variara según el grupo social, la función de la palabra sería la misma para todos
los hablantes, es decir, disfemística. Sin embargo, para nuestra sorpresa, en esto también
hubo variación de acuerdo con las generaciones de los encuestados. En ese caso, una vez
más, la ponderación de las respuestas incrementó conforme incrementaba la edad de los
hablantes:

¿Consideras que la palabra es ofensiva?

80.00%

60.00%
18-25
40.00% 26-34
45-54
20.00%

0.00%
Nada Poco Mucho

Discusión

Llama la atención que mientras que ninguno de los hablantes de 26-34 ni 45-54 años
consideró que la palabra fuera “nada” ofensiva, ninguno de la primera generación dijo que
fuera “mucho”. La interpretación podría ser que la palabra está perdiendo esa connotación
tan negativa que tenía en el origen y que quizás hasta se está volviendo más jocosa (¡un
informante de la primera generación comentó que “el cuestionario estaba bien naco”!). Pero

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tampoco hay que aventurarse en sacar conclusiones tan rápido. La razón podría deberse a
otra cosa, a saber, el hecho de que la pregunta está planteada fuera de contexto. No
olvidemos que las palabras ofensivas lo son dentro de un contexto dado. De hecho, varios
informantes dijeron que contestaban “poco” porque dependía de la situación o de quién lo
dijera y a quién. Una estudiante de 26 años dijo inclusive que ve “difícil expresarse
abiertamente de una persona con ese apelativo, si se encuentra con desconocidos”, ya que
frente a estos prefiere “guardarse sus opiniones discriminatorias”. Sin embargo, no deja de
ser interesante, para los propósitos de esta investigación, que los hablantes que
consideraron ofensiva la palabra en sí, es decir, fuera de contexto, pertenezcan a las
generaciones más viejas.
Aunque no nos esperábamos que las respuestas variarían dependiendo del sexo de
los informantes, para nuestra sorpresa sí hubo una variación significativa. Esto lo podemos
ver en la siguiente tabla que señala la frecuencia con la que contestaron los hombres y las
mujeres a las preguntas (esta se obtuvo calculando la moda en nuestro rango de datos):

Pregunta Frecuencia
I. Relacionas naco con: Mujeres Hombres
1. Indígena o piel morena Nada Poco
2. Inculto o ignorante Poco Mucho
3. No viste a la moda Nada Nada
4. Dice “haiga, dijistes, fuistes" Mucho Mucho
5. Irrespetuoso Mucho Mucho
6. Llama la atención Mucho Poco
II. La palabra es ofensiva Poco Mucho

Entre las mujeres, la tendencia fue a no relacionar la palabra con la cuestión racial,
mientras que en los hombres la tendencia fue a relacionarla poco. Por otro lado, las mujeres
tendieron a decir que naco es poco ofensivo mientras que los hombres tendieron a decir que
es muy ofensivo. No sabemos si esto se debe a que los hombres realmente lo piensan, o a
que las mujeres tengan más miramientos al responder. Nuevamente sería aventurado sacar
conclusiones, sobre todo porque nuestra muestra no es representativa. Habría que llevar a
cabo más investigaciones para comprobar si la palabra realmente cambia en significado y
connotación de acuerdo con el sexo de la persona.

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Conclusiones

Hemos visto que en cuanto al significado de la palabra “naco” sí hay una variación de
acuerdo con la edad (y con el sexo) del hablante, lo cual confirma la primera hipótesis de
este trabajo. Hemos visto también que, contra lo esperado, la variación por edad también se
da en la función de la palabra. Es decir, mientras que los hablantes pertenecientes a las
generaciones más viejas consideran que la palabra es disfemística, los hablantes más
jóvenes tienden a no considerarla ofensiva. Esto sugiere que tanto el significado como la
connotación de la palabra han cambiado. Pero no hay que olvidar que el contexto es muy
importante y que su ausencia en el cuestionario pudo haber afectado algunas respuestas.
Como lo dije en un principio, este es un estudio preliminar cuya intención es hacer un
primer acercamiento al fenómeno y averiguar cómo es percibido por diferentes grupos
sociales. Los resultados que obtuve revelan datos muy interesantes que podrán usarse como
base para otros trabajos que sí consideren el contexto y que, eventualmente, busquen la
correlación con otros factores, como la clase social y el nivel de estudios de los hablantes.

Referencias bibliográficas

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Tesis de Doctorado, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona: Serie Tesis de l’IULA

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Mendoza Martínez, V. (2004). “Fenomenología crítica para el análisis del uso lingüístico
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Recuperado en http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n38/vmendoza.html

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