4 www.dca.gob.
gt Nacional
ninguna empresa ha querido emplear a César Hernández después de perder un brazo. Por ahora,trabaja en una ferretería propiedad del pastor de
la Iglesia a la que asiste. Sus ingresos cayeron significativamente, su esposa y su hijo menor deben trabajar también para costear los gastos del hogar.
Un accidente en su trabajo le costó un brazo, la empresa lo despidió sin pagarle
prestaciones y tampoco quiere cumplir con indemnizarlo por los perjuicios.
El caso de César Hernández:
la lucha por la justicia en un
sistema sin reglas justas
Agustín Ortiz I DCA I
l Cuando César Hernández
emigró de su natal Guazacapán,
Santa Rosa, a la capital, hace 26
años, apenas era un niño, pero
tenía claro lo que quería en la
vida: superarse. Lo motivaban los
sueños y la ilusión de hallar en la
ciudad mayores oportunidades
para salir adelante.
Luego de dos décadas, a base
de trabajo que muchas veces
significó jornadas sin hora-
rios, desvelos y hasta maltratos,
comenzaba a lograrlo. Siendo
aún menor de edad incursionó
en la venta informal de calzado
y después como ayudante en un
beneficio de café; luego ingresó al
mundo de las maquilas.
Hasta los 33 años, la vida de
César transcurría como la de
miles de hombres y mujeres que
dejan su juventud en bodegas y
fábricas, recibiendo a cambio
ínfimos salarios y abusos; no
obstante y como el mismo César
dice, “la vida era eso: trabajar”.
Hasta que un día para él, todo
cambió.
“¿Quiere vivir o morir?”
Hacía casi seis años que César
trabajaba como operario de una
troqueladora de cartón en la fábri-
ca coreana Cajas Impresas, S.A.
(CISA) ubicada en Amatitlán, en
la que también era jefe de pro-
ducción, en jornadas de hasta 12
horas seguidas, alternadas en una
semana de día y otra de noche.
El sábado 12 de febrero de
2005 (su turno había comenza-
do a las 18:30 horas del viernes
y terminaría a las 5:00), hacia las
2:00 de la madrugada unos gritos
calaron el ruido ensordecedor de
las máquinas. César Hernández
estaba atorado entre los rodos de
la troqueladora.
César alimentaba la máquina
Guatemala, jueves 2, JUlio 2009
el juez tercero de Trabajo Moisés
Herrera, ha suspendido en varias
ocasiones el juicio contra Hansoll, y ha
permitido la reincorporación de CISA,
pese a haber incurrido en rebeldía.
fotografías: estuardo paredes I DCA I
con láminas de cartón, cuando
iba a mover una tarima donde se
alojaba el material, éste se le vino
encima. En el intento de esqui-
varlo la faja de la polea le agarró
los pantalones, al mismo tiempo
que era vencido por el peso de lo
que caía sobre él.
Intentó asirse a un tubo, sin
embargo, su zapato resbaló y
cayó sobre los rodillos que le atra-
paron la mano derecha. Sus com-
pañeros corrieron en su auxilio
intentaron apagar la máquina
pero el interruptor no servía.
Cuando consiguieron bajar la
palanca de energía ésta se detuvo
sin soltarle el brazo. Adentro de
las oficinas administrativas de la
empresa estaba la llave del mon-
tacargas, el teléfono para llamar a
los bomberos y otras herramien-
tas con las que podrían librarlo.
Para sacarlos había que romper
una puerta de vidrio. “No pueden
romper nada, sinó a mí me van a
César: David
contra Goliat
El 1 de julio de 2006, durante el
gobierno de Óscar Berger, entró
en vigencia del DR-CAFTA.
Sus defensores argumenta-
ban que uno de los grandes
beneficios del acuerdo es que
generaría una mayor presión
a las empresas que operan en
el país para cumplir con las
leyes laborales nacionales e
internacionales.
En 2005, se había publica-
do un estudio sobre la justicia
laboral en Centro América,
conocido como el Libro Blan-
co. En éste se afirma que la
observancia de los derechos
humanos es indispensable
para el éxito del CAFTA, y que
las legislaciones laborales en la
región son adecuadas, lo que
determinó la ratificación del
acuerdo por Guatemala.
El 31 de octubre de 2006,
Hansoll Guatemala es ligada
a proceso, y desde entonces
es representada por el bufete
Berger Permueller & Asociados,
fundado por el entonces presi-
dente Óscar Berger, y al que per-
tenecen dos de sus hijos. Según
César y su defensor, eso habría
influido en el estancamiento del
juicio por más de un año.
A mediados de 2008, la enti-
dad estadounidense Worker
Rights Consortium (WRC), ini-
ció una investigación paralela y
al poco tiempo la noticia llegó a
los oídos de Hansoll Textile, que
delega a la firma Sandler, Travis
& Rosenberg, encabezada por
el abogado laborista Andrew
Samet, su representante en
Washington para atender el
caso.
Poco después, WRC se reti-
ró del caso, y el bufete Berger
coordinaba la venida de Samet
a Guatemala en un intento de
conciliar. César también se pre-
paró para encarar a quien, entre
otros cargos, fue el subsecre-
tario de Trabajo de Bill Clinton
y el consultor por el Banco
Interamericano de Desarrollo
(BID) para la elaboración del
Libro Blanco.
“La reunión fue una humi-
llación y falta de respeto”, des-
cribe César al recordar que de
la oficina de Samet se habían
comunicado con él antes de la
junta en noviembre de 2008,
para expresarle la disposición
de conciliar y pagarle US$20
mil. La reclamación judicial
asciende a US$146 mil y sabién-
dolo, Samet vino a ofrecerle los
US$20 mil.
Guatemala, jueves 2, JUlio 2009
"ya no puedo abrazar a mis hijos o a mi esposa; todo eso terminó para mí",
dice César. Esta foto familiar retrata su vida antes del accidente.
“ “
No nos corresponde
ser parte demanda-
da en este proceso,
ya que el único argu-
mento del actor es que
mi representada se pro-
veía de Cajas Impresas,
SA”.
Carlos Revolorio, abogado de Hansoll.
regañar”, les dijo el guardia.
Sus compañeros salieron de
la bodega a buscar ayuda. Por fin
llegaron los bomberos, pero sin
herramientas, por lo que volvieron
a salir; regresaron con una corta-
dora y fue hasta casi las cinco de la
mañana que lograron desmontar
el armatoste, César apenas escu-
chaba a lo lejos a sus colegas.
“Señor, ¿cómo se llama?”
recuerda que le preguntaban
cuando estaba en la emergen-
cia del Hospital de Accidentes
del IGSS. No supo más. Cuando
despertó por la tarde ya no tenía
su antebrazo. Dos días después
los médicos le dijeron que debían
cortarle más arriba del codo,
porque se le había gangrenado.
César lloró, entonces los docto-
res le dijeron: “elija, ¿quiere vivir
o morir?”.
Un ángel en el camino
Cuando regresó a trabajar el 28
cortesía césar hernández I DCA I
¿Cómo es posible
que una de las acti-
vidades económicas
más importante, se esté
haciendo sobre la base
de un ambiente de tra-
bajo violento, insano y
denigrante?”.
Alejandro Argueta defensor de César.
la última audiencia, del 28 de mayo fue suspendida. Para este viernes 3
de julio está prevista la próxima, y César teme que corra la misma suerte.
de septiembre de 2005, encontró
en su puesto al que era su ayudan-
te, y a él lo pusieron de guardia
en la entrada. De ganar cerca de
Q2,400 (incluidas horas extras)
recibía casi Q600 quincenales y
Nacional www.dca.gob.gt
¿Y los códigos
de conducta?
Debido a que las marcas a las que Hansoll provee prendas expresan
públicamente el manejo de estrictos controles sobre el cumplimien-
to de códigos de conducta para garantizar que, durante el proceso
de manufacturación de sus productos se observen los derechos
laborales, César ha intentado contactarlos para que intervengan
en su caso.
Sólo Wal-Mart respondió en agosto de 2006 por medio de un correo
electrónico en el que se lee: “este asunto está fuera de nuestra área
de control por ser de un suplidor de tercera persona”; y en 2007 que el
representante de Liz Claiborne en Guatemala, y los de CISA y Hansoll
promovieron una reunión de conciliación, pero no se llegó a un acuer-
do y no volvieron a comunicarse.
inspector que lo atendió, se per-
cató que no tenía el brazo, y al
preguntar al respecto conoció
la historia; entonces le informó
que aparte de la indemnización
del IGSS, también tenía derecho
a que la empresa lo resarciera
por los perjuicios que le causó el
accidente.
Días después el inspector
visitó CISA y en su informe
consignó que la empresa “no
cuenta con medidas mínimas
de seguridad. No tiene tapade-
ra para los engranajes; no tiene
“
tolva de protección donde se
No estoy pidiendo deslizan las fajas (…) los rodos
nada regalado, estoy donde fue el accidente están sin
peleando los derechos protección (…) no existe siste-
ma automático de apagado para
que me pertenecen y por emergencias; el ruido es exage-
eso voy a llegar hasta el rado (…) cualquier trabajador
final. Se truncaron mis de este lugar corre el riesgo de
enfrentar un accidente laboral
sueños, todo cambió en por cualquier descuido o error
mi vida”. involuntario”.
César vio una luz en la oscu-
César Hernández, demandante. ridad, pero las sombras le ace-
chaban. Cuando los personeros
de CISA se enteraron que quería
demandarlos, lo buscaron en tres
ocasiones para conciliar pero
no llegaron a ningún acuerdo,
por lo que le advirtieron que lo
demandarían por abandonar sus
labores.
Los abogados que consultó le
decían “su caso no tiene caso”.
Hasta que lo refirieron con
Alejandro Argueta, abogado
laborista y director de la ofici-
na Consultoría y Negociaciones
Jurídicas (C&N). Él debía agili-
zar todo, pues había transcurri-
do un año desde el accidente y
en un mismo lapso prescribiría
la reclamación. El 11 de abril de
2006 se concretó la demanda
contra CISA.
El mayor temor de César y su
el 23 de enero de 2006 fue despe- abogado era que CISA cerrara
dido. Ese mismo día acudió a la porque sospechaban que se tra-
Inspección de Trabajo a denun- taba de una empresa subcontra-
ciar el hecho. tada, pues en el país es recurrente
Cuando César iba a firmar su que entidades “grandes” practi-
declaración, José Ángel Ortiz, el quen la tercerización de sus pro-
5
Justicia
amputada
Desde el inicio, el proceso de
César contra CISA y Hansoll se
vio empañado por la falta de
transparencia en la administra-
ción de justicia.
El 11 de abril de 2006 se pre-
senta demanda contra CISA.
El 31 de octubre de 2006,
CISA incurrió en rebeldía al no
comparecer ante el juez. Ese
día la defensa de César amplía
la demanda contra Hansoll
Guatemala.
El 4 de enero de 2007, la fábrica
de CISA fue cerrada.
El 8 de enero, CISA y Hansoll no
comparecieron; la audiencia fue
suspendida.
El 2 y 27 de junio de 2008, CISA
y Hansoll vuelven a incompare-
cer ante el juez.
El 31 de marzo de 2008 sólo
Hansoll, por medio de Carlos
Revolorio, del bufete Berger
compareció y calificó de “chan-
taje legal y público” las reclama-
ciones de César.
El 31 de marzo de 2009, CISA se
presenta a la audiencia, y el juez
Moisés Herrera acepta su reincor-
poración al juicio pese a su esta-
do de rebeldía, con el agravante
que el abogado comparece sin
documento de identificación.
El 28 de mayo de 2009, fue
la última audiencia, los repre-
sentantes de ambas empresas,
César y su abogado compa-
recieron, pero el juez volvió a
suspenderla, aduciendo que no
tenía el original y una copia del
expediente.
No se ha fijado fecha para la
próxima audiencia.
cesos productivos (subcontrata-
ción laboral, outsourcing) y así
evadir sus responsabilidades por
defraudaciones laborales.
En efecto, CISA era subcon-
tratada. Su principal cliente
era la maquila coreana Hansoll
Guatemala, S.A., subsidiaria de
Hansoll Textile, con casa matriz
en Corea, y fábricas en Honduras,
Vietnam e Indonesia, que le
manufacturan prendas de vestir
a las marcas Liz Claiborne, Wal-
Mart, JCPenney y Reebok.
César y su abogado amplia-
ron la demanda contra Hansoll,
imputando la subcontratación
de CISA. El vínculo se estable-
ció, entre otros, por la relación
comercial de las empresas y se
constató que Hyo Rim Choi, el
coreano administrador único
de Hansoll, era uno de los accio-
nistas (dueños) y fundadores de
CISA.