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Informe ambiental de Argentina

muestra tendencias preocupantes


Primero fue por la extracción de madera; ahora, por el avance
continuo de la frontera agrícola. Por estos motivos Argentina pierde
todos los años 250.000 hectáreas de bosques, más de 12 veces
la superficie de la Ciudad de Buenos Aires, advierte un estudio que
presentará hoy la Fundación Vida Silvestre Argentina.

El trabajo no habla sólo del problema de la deforestación. Bajo el


nombre "Situación Ambiental Argentina 2005", se trata de un
libro que busca abarcar los principales problemas ambientales del
país.

Más de 80 artículos realizados por más de 140 autores de cerca de 50


instituciones –académicas, ONGs, privadas– que vienen a suceder al
diagnóstico que Vida Silvestre realizó en el 2000. Clarín accedió al
Resumen Ejecutivo del trabajo que, con entrada libre y gratuita, se
presenta hoy a las 12.30 en el Auditorio Borges de la Biblioteca
Nacional.

"Según los indicadores de desarrollo sostenible elaborados por el


Estado Nacional (SAyDS, 2005), las grandes tendencias ambientales
del país siguen siendo preocupantes", señala la investigación.

Si hay un punto crítico, ése es la deforestación. El proceso de


conversión de ecosistemas en tierras de cultivo lleva a regiones como
el Chaco Seco a sufrir la pérdida del 70% del total (175.000
hectáreas). También disminuyen los bosques en el Chaco Húmedo, la
Selva Paranaense (Misiones) y en las Yungas (Salta).

La selva pedemontana de las Yungas, así como el llamado "bosque de


tres quebrachos" en el Chaco Seco, se asegura, "están en una
situación verdaderamente comprometida".

El número que se pierde por año es relevante si se considera que en


el 2002 quedaban en el país alrededor de 33 millones de
hectáreas de bosque.

Además del Chaco Seco, se afirma que apenas el 7% de la selva


misionera, refugio de una alta biodiversidad, ha sobrevivido hasta
ahora. En este caso aparece como causa el reemplazo del bosque
nativo por forestaciones para uso industrial.

El informe hace un llamado a desarrollar un modelo productivo


sustentable. Subraya, como ejemplo, que hay en este momento en el
país empresas que trabajan en bosques con normas de calidad
y control certificadas, acorde con la demanda de los consumidores
que quieren saber qué impacto ambiental tiene la elaboración de los
productos que adquieren. Y reclama la presencia del Estado en la
planificación y desarrollo de planes de ordenamiento territorial.

Otro problema es la degradación del suelo y de la vegetación, en


general asociado a la quema intencional.

En el Chaco Húmedo, se afirma, se queman entre 2 y 4 millones


de hectáreas por año, y en la ecorregión del Monte, 10 millones de
hectáreas fueron afectadas por incendios en los últimos 10 años.

En cuanto a pesca, se observaron problemas de sobreexplotación


en recursos como la merluza común, el calamar y el langostino. Se
puntualiza acá también la falta de planes de manejo, lo que
permite que de especies como el sábalo se extraigan entre 60 y 80
mil toneladas al año en la Cuenca del Plata.

El libro tiene varias recomendaciones que tienen el carácter de


necesidad. Una de ellas es elevar la cantidad de superficies
protegidas en el país.

Actualmente existen unas 360 áreas protegidas, de variadas


categorías y por distintas jurisdicciones. El promedio en el país es del
6,8% del territorio nacional protegido.

Pero en ecorregiones como "Campos y Malezales" el porcentaje


protegido es menor. Y del 6,8% general, apenas el 19%, afirma el
informe, tiene un nivel de protección aceptable.

"El objetivo estatal de proteger al menos el 15% del país debe ser
implementado con urgencia", señala el informe.

El panorama no es mejor en rubros como erosión de suelos, tanto


en términos hídricos como eólicos, o el problema de los residuos
sólidos urbanos e industriales, que aumentan.

Pero hay algunos avances, como el acceso al agua potable: en diez


años, el país pasó de 21 millones de habitantes con agua potable a
más de 28 millones (de 66% al 78% de cobertura a nivel nacional). Y
las emisiones argentinas de gases que influyen en el cambio climático
siguen siendo pequeñas.
El 46% de la gente opina que empeoró la
situación ambiental
Casi la mitad de los argentinos –exactamente el 46 por ciento–
considera que la situación ambiental en el país empeoró en los
últimos cinco años. El dato surge de una encuesta nacional
encargada por Vida Silvestre con el fin de determinar cuáles eran
para la gente los problemas ambientales que desafían a la Argentina.

La encuesta arrojó algunos resultados lapidarios. Por ejemplo:


apenas el 15 por ciento de los entrevistados evaluó
positivamente el estado del medio ambiente.

Para el sondeo –lo realizó la consultora Poliarquia– se entrevistó a


5.106 personas de todo el país. Los siguientes son otros resultados
de la encuesta:

• La contaminación es el principal problema ambiental para los


habitantes de todo el país. Después le siguen las inundaciones y el
cambio climático.

• En 15 de las 23 provincias la contaminación fue apuntada como el


problema más grave.

• Las inundaciones son el peor problema en Formosa y Corrientes,


según los habitantes de esas dos provincias.

• En La Pampa los incendios forestales encabezan las preocupaciones


ambientales.

• En las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Chaco la


segunda preocupación de la gente son las inundaciones.

• La tala de bosques aparece como la principal cuestión ambiental


para chaqueños y fueguinos.

• En Chubut, un territorio en el que la actividad pesquera es fuerte,


la pesca abusiva fue señalada como el segundo problema.

También se le preguntó a la gente quién creía que era el principal


responsable de buscar soluciones a los temas ambientales. El
46,8 por ciento contestó que eran los Gobiernos provinciales, el 26,9
por ciento dijo que "el Gobierno nacional", y el 10,7, "las empresas".
De la encuesta surge, por último, que el 56 por ciento de la población
cree que cada persona individualmente puede realizar su aporte para
una mejora ambiental.

Publicado por el diario Clarín (Buenos Aires), el 23 de mayo de 2006.


Artículo de Gabriel Giubellino. Se modificó el título de la nota en base
a su contenido. Se reproduce en nuestro sitio únicamente con fines
informativos.

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