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BOMBARDERO: MIG 29
Boletín Interno Nº 8 Año 2009
S
i hiciéramos un inventario de
nuestro arsenal bélico en
1990, encontraríamos que el
“poderío aéreo” heredado estaba
constituido por numerosas piezas
dignas de un museo: algunos
aviones Camberra del año 1956;
los Mirage M-5 de Belaunde del
año 1966, los Sukhoi 22 de
Morales Bermúdez del año 1976 y
los relativamente modernos
Mirage 2000 de Alan García del
año 1986, pero sin armas.
Si bien es cierto, esta decisión fue vital para concluir éste diferendo, también
es cierto que desencadenó la furia del gobierno norteamericano por tratarse de una
compra de aviones (ex) soviéticos que además habían perjudicado a su in-
dustria bélica. Desde entonces, la actitud de su Embajada fue hostil y de apoyo a
los acontecimientos que desembocaron en la renuncia de Fujimori el 2000.
Por el contrario, a casi nadie le interesó que luego de algunas semanas, una
comisión de técnicos rusos y peruanos presentaran un contundente informe de in-
vestigación que concluía que: “No se habían encontrado indicios de trabajo
anormal de los sistemas y motores del avión durante el vuelo” y que la causa
del accidente se había debido a un “error humano”.
Lo que se probó fue que el Comandante Ricardo García – piloto del MIG -
decidió “salir a volar con el generador de corriente continua malogrado o desco-
nectado” y que voló más de 29 minutos, al cabo de los cuales, la batería de emer-
gencia se agotó y la nave se desplomó. Es imposible que el Comandante García no
se percatara de la falla y ante el alerta trasmitidos por la nave debió permanecer en
tierra o - si ya estaba volando - debió retornar a ella. Pero, siguió volando y se
eyectó cuando la nave se desplomaba.
Durante el gobierno del presidente Belaúnde y después del Conflicto del Cóndor de 1981 – tiempo de paz -, se
adquirió a Francia una flota de aviones Mirage 2000 consistente en 26 aviones a ser entregados en un plazo de
2 años y medio y que costarían al Perú la suma de US$650 millones de dólares. En 1985, el presidente García
canceló la operación de compra de 14 aviones y redujo significativamente el equipamiento de los otros 12
aviones, convirtiéndolos en naves casi decorativas que no cumplieron su misión en 1995.