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Departamento de Ciencias Sociales

Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales


Economía Internacional

El neoliberalismo en el capitalismo mundial


Las estrategias capitalistas contemporáneas para revertir la rentabilidad decreciente

Profesor: Armando di Filippo


Estudiante: Luis Garrido

13-Julio-2009
El siguiente trabajo tratará de ver cuál es el significado del neoliberalismo en el contexto del
capitalismo mundial. Para el trabajo, nos haremos cargo principalmente de ciertos textos de Marx
así como de Raúl Prebisch, y de otros autores. Cabe destacar aquí que no haremos la historia del
neoliberalismo sino ver cuál es el trasfondo real de dicho viraje político-económico en el sistema-
mundo capitalista. Lo que veremos aquí en primer lugar, es que la “globalización” no comenzó
precisamente con el neoliberalismo y más adelante al dar como explicación de la misma a las
llamadas TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) sino que es algo inherente al
mismo capitalismo como lo menciona Marx. En segundo lugar, veremos cuáles son los supuestos
económicos del neoliberalismo y su significación en la re-mercantilización de los servicios públicos
así como en la mercantilización de la cultura formando así un consumo individual narcisista; o lo
que hoy en día se conoce como “soberanía del consumidor”. En tercer lugar, el significado del
neoliberalismo en relación a la fuerza de trabajo y la precarización del mismo a través de la
flexibilidad laboral
El neoliberalismo puede entenderse como un estadio superior de las fuerzas productivas
capitalistas pero que en modo alguno quiere decir que la “globalización” empezó con el
neoliberalismo. En ese sentido, el capitalismo y el desarrollo de las fuerzas productivas no atañen
solamente al proceso de producción material de las mercancías, sino que también incumbe el
transporte de las mismas hacia el mercado.1 El desarrollo de la tecnología entonces, no solamente
hace que se pueda producir más en menos tiempo, sino que las distancias dentro del mercado
mundial disminuyen; no geográficamente, sino temporalmente. Consiguientemente, las fuerzas
productivas atañen también a la esfera de la circulación de mercancías, ya que “la circulación se
efectúa en el espacio y en el tiempo”.2 Y si la producción de mercancías no es suficiente para que
esté disponible para la venta, entonces el transporte de las mismas también tendría que pertenecer al
proceso de producción mercantil: “el producto no está realmente terminado hasta tanto no se
encuentre en el mercado”.3 Por lo tanto, todo el capitalismo ha tendido en su devenir histórico como
tal, a desarrollar fuerzas productivas que acorten el tiempo de circulación espacial de las
mercancías; al principio era con barcos, después con los trenes, y hoy en día con aviones, en general
el transporte como tal. El capitalismo de antes era ciertamente “globalizado”, aunque no en el
sentido como lo es hoy en día, y ¿por qué?, pues porque en períodos anteriores dicha
“globalización” no era sincrónica sino diacrónica; lo que sucedía en un lugar del planeta era objeto
de conocimiento en un espacio diferencial de tiempo. Lo que quiero decir, es que el neoliberalismo

1 “La reducción de los costos de esta circulación real (en el espacio) cae dentro del desarrollo de las fuerzas
productivas por el capital, en la merma de los costos de la valorización de este último”. Véase Karl Marx, Elementos
fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858 2, Siglo XXI, 15ª edición, 2005,
México, p. 24
2 Karl Marx, Ibidem
3 Karl Marx, Ibidem
y en particular la aparición de las TIC lo que hicieron fue de hecho sincronizar a nivel mundial el
sistema-mundo capitalista; que todo se hiciera y se supiera en tiempo real. Además la circulación
tiene un componente temporal, cosa a la que Marx se refiere como costos de circulación.
Y ¿Por qué se le atribuye tal importancia a la esfera de la circulación en el capitalismo
mundial? Puesto que, como lo destacó Marx, una mercancía no es tal hasta que no ha llegado al
mercado para que se realice como tal en la venta, y esa venta posteriormente implica la
“transformación de la mercancía en dinero y reconversión del dinero en las condiciones de
producción”.4 O sea, vender para reiniciar el proceso de producción y así vender más en el mercado.
Y en este punto Marx destaca que lo verdaderamente importante no es tanto la distancia geográfica
sino la temporal.5 Marx de ahí afirma que el tiempo de transporte de la mercancía al mercado, es el
tiempo de desvalorización de la misma: “el tiempo de circulación, por ende, no es un elemento
positivo en la creación de valor; si fuera igual a 0, la creación de valor habría llegado a su punto
más alto”.6 Por lo tanto, si el tiempo de circulación geográfica de la mercancía no es positiva para la
acumulación de capital y entorpece o, mejor dicho, hace más lentos los sucesivos sendos procesos
de producción y de circulación capitalista,7 entonces Marx atribuye el tiempo de transporte al
mercado como parte del tiempo de trabajo necesario en la producción de una mercancía. Y si el
transporte es parte del trabajo necesario, quiere decir que entonces disminuye la tasa de ganancia
para los capitalistas y, por eso que Marx lo menciona como barrera inherente al proceso de
producción capitalista: “El tiempo de circulación se presenta pues, como barrera a la productividad
del trabajo = aumento del tiempo de trabajo necesario = merma del tiempo de plustrabajo = merma
del plusvalor = freno, barrera del proceso de valorización del capital”. 8 Entonces, desde una lectura
marxiana, el neoliberalismo actual puede entenderse como el máximo intento —quizás el intento
final— de acortar cada vez más el tiempo de circulación mercantil, en aras de lograr una mayor
efectividad para capturar la plusvalía y eliminar de esa forma los innecesarios tiempos de
transporte, así como los costos de transacción y de coordinación.
La disminución cada vez mayor del tiempo de circulación, y que ha sido máxima con el

4 Karl Marx, Ibíd., p. 28


5 “(hasta la lejanía espacial se resuelve en el tiempo: lo que importa, por ejemplo, no es la distancia del mercado en
el espacio, sino la velocidad —el cuanto de tiempo— en que se le alcanza)”. Véase Karl Marx, Ibíd., p. 29
6 Karl Marx, Ibíd., p. 30
7 “entonces la cantidad de productos que se pueden producir en un espacio de tiempo dado, la frecuencia con que un
capital puede valorizarse en un espacio de tiempo dado, con que puede reproducir y multiplicar su valor, dependerá de
la velocidad de la circulación, del tiempo en que se recorre esta última. De hecho, lo que se presenta aquí es, pues, un
momento de la determinación del valor, momento que no deriva de la relación directa entre el trabajo y el capital. La
proporción en la cual el mismo capital, en un espacio dado de tiempo, puede repetir el proceso de producción (creación
de valor nuevo), constituye evidentemente una condición que no ha sido puesta directamente por el proceso de
producción. Por consiguiente, si bien la circulación no genera ningún momento de la determinación misma del valor —
la cual toca exclusivamente al trabajo—, sin embargo, de su velocidad depende la velocidad con la cual se repite el
proceso de producción, se crean valores; por ende, si no los valores, [sí,] hasta cierto punto, la masa de los valores”.
Véase Karl Marx, Ibíd., p. 29
8 Karl Marx, Ibíd., p. 30
neoliberalismo, ha sido posible gracias a las TIC las cuales instantaneizaron al sistema-mundo en su
conjunto, lo cual según Harvey “suscitó la euforia alrededor de la ‘globalización’ y de todo aquello
que al parecer propiciaba por la construcción de una economía global completamente distinta y
totalmente integrada”.9 En este sentido, la particularidad del neoliberalismo no es el desarrollo
tecnológico, ni que acortara el tiempo de circulación, puesto que históricamente el capitalismo
mundial ha tendido hacia ese estadio. Entonces, ¿cuál es la particularidad del neoliberalismo?, en
que según Harvey, las TIC es la tecnología funcional por excelencia del neoliberalismo, ya que
según él “resulta mucho más útil para la actividad especulativa y para la maximización a corto plazo
del número de contratos celebrados en el mercado que para la mejora de la producción”.10 Y esa
utilidad de las TIC para el autor esta asociado a la constante financiarización del sistema capitalista
mundial, en que las ganancias a corto plazo se obtienen más de las especulaciones financieras que
de actividades productivas o comerciales. Pero aquí se pretende bajar el perfil a las TIC, puesto que
en el capitalismo ya existía dicha tendencia a la sincronización del sistema-mundo capitalista:
“mientras que el capital por un lado debe tender a arrasar toda barrera espacial al tráfico, id est al
intercambio, y a conquistar toda la Tierra como su mercado, por el otro lado tiende a anular el
espacio por medio del tiempo, esto es, a reducir a un mínimo el tiempo que insume el movimiento
de un lugar a otro”.11 Y Harvey en este sentido es muy categórico en mencionar que el capitalismo
actual neoliberal gracias a las TIC “donde la rotación es ahora casi instantánea”.12
Lo que ha provocado el neoliberalismo y la revolución tecnológica que ha ido consigo ha sido
la “suprema ‘desmaterialización del espacio’ en el campo de las comunicaciones”,13 y ahí se
encuentra el rasgo actual del capitalismo mundial. Dicha desmaterialización del espacio “fue
inmediatamente aprovechada por las instituciones financieras y el capital multinacional como
medio para coordinar sus actividades instantáneamente en el espacio”.14 Eso da la impresión de que
se ha hecho realidad una revolución con las TIC, ya que efectivamente sincronizó a nivel mundial
—valga la redundancia— los procesos de producción y de circulación capitalista. Y ¿cómo? Pues al
reducir costos de transacción; las TIC permiten en tiempo real ejecutar un intercambio comercial y
negociar. Ya no se tiene que viajar geográficamente de un lugar a otro para negociar y vender algo,
sino que solamente con las TIC ya se elimina el espacio geográfico. También se reducen los costos
de coordinación, ya que al tener información en tiempo real los procesos de producción se pueden
acomodar a la demanda de los distintos bienes. Además, las TIC reducen otro tipo de costos, como
los de venta y de litigio, aunque no los veremos aquí en profundidad. Por último, las crisis

9 David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, Akal, 1ª edición, 2007, España, p. 173
10 David Harvey, Ibidem
11 Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858 2, pp. 30-
31
12 David Harvey, Espacios de esperanza, Akal, 3ª edición. 2007, España, p. 77
13 David Harvey, Ibíd., p. 80
14 David Harvey, Ibíd., pp. 80-81
económicas actuales radican en la actual rapidez, dada por las TIC con que se llevan a cabo las
actividades financieras, ya que “gran parte del flujo, de la inestabilidad y el torbellino puede
atribuirse directamente a esta mayor capacidad de desplazamiento del capital que parece olvidar
casi por completo las restricciones de tiempo y espacio que normalmente pesan sobre las
actividades materiales de la producción y el consumo”.15 Por eso, Harvey plantea que hay que tener
cuidado con exagerar las revoluciones tecnológicas y hacer como si fuesen novedades per se: “es
fácil dar demasiada importancia a esto. La novedad de todo ello impresiona, pero también
impresionó la novedad del ferrocarril, y el telégrafo, el automóvil, la radio y el teléfono en su día”.16
Visto ya el rol de las TIC en el capitalismo contemporáneo (o tardío), ahora procederemos a ver
cuáles eran las ideas de fondo del llamado neoliberalismo. En términos muy generales, esta doctrina
político-ideológica es igual que los postulados de la economía neo-clásica; aquella que surgió como
respuesta a las teorías económicas de Marx. El neoliberalismo —así como la economía neoclásica
— valoriza en grado sumo la libertad individual y, rechaza categóricamente cualquier tipo de
intervención estatal con el fin de reparar las llamadas “fallas del mercado”. Es una ideología
claramente antiestatista y atomicista. Friedman afirma así su antiestatismo: “no le veo ningún
sentido a decir ‘Vamos a ‘privatizar’ la industria del acero por parte’ o ‘Le vamos a vender al
público un uno por ciento de la industria del acero por año’”. 17 El neoliberalismo, como muy bien lo
menciona David Harvey, se nutrió de las ideas económicas neoclásicas, las cuales rechazaron
tajantemente las ideas marxianas del valor-trabajo así como sus derivaciones.18 Y si era antiestatista,
¿cuál era el fundamento de eso? En que para los neoliberales “las decisiones estatales en materia de
inversión y de acumulación de capital siempre habrían de ser erróneas porque la información
disponible para el Estado no podían rivalizar con la contenida en las señales del mercado”.19
Ya Raúl Prebisch denunciaba en los años ‘80 al neoliberalismo —al cual lo llamaba solamente
“economía neoclásica”— afirmando que según esa ideología, la economía tendría un
funcionamiento espontáneo y libre y, que eso se daba en una situación de la más perfecta
competencia. El neoliberalismo idealmente “tiende a una posición de equilibrio general donde la
remuneración de cada factor productivo está determinada por su producto marginal respectivo, y el
precio de los bienes por su utilidad marginal”.20 Pero Prebisch refuta esa tesis, destacando que en las

15 David Harvey, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural,
Amorrortu editores, 2ª edición, 2008, Argentina, p. 189
16 David Harvey, Espacios de esperanza, p. 81
17 Milton Friedman, La economía monetarista, Gedisa, 1ª edición, 1992, España, p. 180. Además Friedman
continúa en la misma página afirmando que: “La cosa obvia que hay que hacer con la industria del acero, los
ferrocarriles y todas esas industrias actualmente operadas por el Estado es deshacerse de ellas por subasta”.
18 “La etiqueta neoliberal señalaba su adherencia a los principios del mercado libre acuñados por la economía
neoclásica, que había emergido en la segunda mitad del siglo XIX (gracias al trabajo de Alfred Marshall, William
Stanley Jevons, y Leon Walras) para desplazar las teorías clásicas de Adam Smith, David Ricardo y, por supuesto, Karl
Marx”. Véase, David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, p. 27
19 David Harvey, Ibidem
20 Raúl Prebisch, Capitalismo periférico. Crisis y transformación, FCE, 1ª edición, 1981, 2ª reimpresión, 1987,
periferias no todos los trabajadores y sus trabajos son igualmente productivos, los cuales se
diferencian por medio de la llamada heterogeneidad estructural. Pues bien, dicha heterogeneidad, lo
que provoca en la fuerza de trabajo menos cualificada es que “tanto más difícil le será a la fuerza de
trabajo de iguales calificaciones, absorbida en capas técnicas superiores, elevar su productividad
marginal y sus remuneraciones en forma correlativa al aumento de su productividad media, debido
a la competencia regresiva de la fuerza de trabajo que queda en las capas de escasa productividad,
así como a su crecimiento vegetativo”.21 Prebisch cuestiona en la economía neoclásica incluso la
posibilidad de que alguna vez pudiera tener un equilibrio general. La imposibilidad de tal
equilibrio, se debe a que según él, la sociedad de consumo privilegiada impide una mayor
acumulación de capital el cual podría absorber a la mano de obra sobrante.22 De acuerdo con
Prebisch, si el sistema tuviera un equilibro general, tendería por ende a dejar de excluir a las capas
técnicas inferiores de la economía, y “al continuar en esta forma el proceso se irían estrechando las
diferencias entre capas técnicas y, en consecuencia, las diferencias de productividad”.23
Esas eran en general, las ideas de las que estaba imbuido el neoliberalismo. Pero eso no quiere
decir que las ideas se hayan aplicado en su totalidad en la realidad social. De hecho, se podría
afirmar que la idea neoliberal de un “mercado autorregulado” es acusada hoy en día por marxistas y
movimientos altermundistas de la misma forma en que la idea de “libre comercio”, acuñada por
Adam Smith y pregonada por Gran Bretaña, fue denunciada por Friedrich List en pleno siglo XIX.
Como si fuese una idea falsa o falseadora en el sentido de que los países “desarrollados” obligan a
los “no desarrollados” a que ejecuten medidas acordes al ideario neoliberal. En este sentido el
neoliberalismo puede entenderse como la continuación del liberalismo económico decimonónico
“nacido como una mera preferencia por los métodos no burocráticos, evolucionó hasta convertirse
en una verdadera fe en la salvación secular del hombre a través de un mercado autorregulado”. 24 No
obstante, en la realidad el neoliberalismo distaba mucho de ser un sistema espontáneo. Espontáneo
en el sentido de que la economía no era intervenida por el Estado o que siquiera era regulada por
ese organismo. Pues, si el neoliberalismo no era el “mercado autorregulado”, entonces ¿qué es? En
primer lugar, el neoliberalismo puede entenderse como una respuesta, por parte de las clases
capitalistas, a la crisis de acumulación capitalista que tomó lugar desde los años’70. Como muestra
de esa crisis, Harvey expone un gráfico, en donde sale cómo han bajado sucesivamente las tasas de
crecimiento mundiales, desde 1961 hasta el 2003, en que en aquella fecha era del orden de un 3,6%
México, p. 249
21 Raúl Prebisch, Ibíd., p. 250
22 “La causa fundamental de esa crisis radica en que el potencial de acumulación del excedente se desperdicia en la
sociedad privilegiada de consumo, y en la succión exterior. Si se dedicara a la acumulación en un régimen de
capitalismo austero, podría concebirse la posibilidad de un cierto equilibrio dinámico”. Véase Raúl Prebisch, Ibíd., p.
252
23 Raúl Prebisch, Ibíd., p. 253
24 Karl Polanyi, La gran transformación. Los orígenes económicos y políticos de nuestro tiempo, FCE, 2ª edición.
2003, 1ª reimpresión, 2006, México, p. 190
mientras que en la última ronda casi al 1%.25
La crisis capitalista que llevó al neoliberalismo, viene de la crisis del régimen de acumulación
que existía anteriormente, el cual era el fordismo-keynesianismo. Pero primero, ¿qué se entiende por
régimen de acumulación? Ese régimen, se entiende como la organización de las formas de producir
y de consumir en base a determinados valores. Es más que la organización económica de los
factores de producción (incluída la fuerza de trabajo). Harvey citando a Lipietz, menciona que para
que se mantenga un determinado régimen de acumulación “debe existir ‘una materialización del
régimen de acumulación que tome la forma de normas, hábitos, leyes, redes de regulación, etc., que
aseguren la unidad del proceso, es decir, la conveniente consistencia de los comportamientos
individuales respecto del esquema de reproducción’”.26 En pocas palabras, un régimen de
acumulación, es la acomodación o mejor dicho, la correspondencia en un lapso de tiempo entre el
modo de producción y las pautas de comportamiento de la población que se dan en aquel. Ahora
que se definió más o menos lo que es un régimen de acumulación, ¿cuál era la especificidad del
régimen de acumulación fordista-keynesiano? Brevemente, se define como la producción industrial
en masa para su posterior consumo masivo. Este régimen implicaba la cuasi-automatización del
proceso productivo así como la intervención del Estado en la formación de empleo y por medio de
políticas económicas anticíclicas para que la economía “nacional” no se detuviera ante recesiones.
En palabras de Harvey el fordismo-keynesianismo fue un “reconocimiento explícito de que la
producción en masa significaba un consumo masivo, un nuevo sistema de reproducción de la fuerza
de trabajo, una nueva política de control y dirección del trabajo, una nueva estética y una nueva
psicología; en una palabra: un nuevo tipo de sociedad racionalizada, modernista, populista y
democrática”.27 Sólo después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) el régimen de
acumulación fordista-keynesiano pudo establecerse con firmeza y con toda su madurez.28 Esta
maduración del fordismo-keynesianismo, implicó en primer lugar, que la producción industrial de
automóviles y de otros artículos tuviera una demanda efectiva con respecto a lo que se producía; es
decir, ese régimen hizo que las clases trabajadoras se convirtieran en la demanda efectiva de lo que
ellos producían con su fuerza de trabajo. Y en segundo lugar, la redefinición de roles, en que el
Estado “debía asumir nuevos roles (keynesianos) y construir nuevos poderes institucionales; el
capital corporativo tenía que orientar sus velas en ciertos sentidos, a fin de moverse con menos
sobresaltos por el camino de una rentabilidad segura; y el trabajo organizado tenía que cumplir
25 David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, p. 170
26 David Harvey, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural, pp.
143-144
27 David Harvey, Ibíd., pp. 147-148
28 “Como tal, luego formó la base para el prolongado boom de posguerra que se mantuvo intacto en lo fundamental
hasta 1973. En este período, el capitalismo en los países capitalistas avanzados alcanzó fuertes tasas de crecimiento
económico, aunque de una estabilidad relativa. Se elevaron los niveles de vida, se frenaron las tendencias a la crisis, se
preservó la democracia de masas y la amenaza de guerra intercapitalista se mantuvo en un plano remoto”. Véase David
Harvey, Ibíd., p. 152
nuevos roles y funciones en los mercados laborales y en los procesos de producción”.29 Aunque no
profundizaremos más en el régimen fordista-keynesiano, sólo se dirá que duró hasta los inicios de la
década de los ‘70, fecha cuando marca el inicio de la crisis capitalista.30
Ahora bien, ¿cuáles eran las limitaciones del régimen fordista-keynesiano que obligaron hacia
la aparición del neoliberalismo? Según Harvey, se podría caracterizar con una palabra: rigidez. Y ¿a
qué tipo de rigidez se está refiriendo? Pues de acuerdo con el autor, esa era la característica
fundamental de la que estaban imbuidas las economías capitalistas “avanzadas”, lo cual acarreaba
serios problemas y que afectaba la capacidad de acumulación de capital. En palabras de Harvey, eso
implicaba “problemas de rigidez en las inversiones a largo plazo y en gran escala de capital fijo en
los sistemas de producción en masa, que excluían una gran flexibilidad de diseño y daban por
supuesto el crecimiento estable de mercados invariantes de consumo”,31 o sea un problema en que
no existía una flexibilidad que proporcionara una producción de pequeñas series para demandas
específicas. Pero también tenía insuficiencias en cuanto al proceso productivo: “había problemas de
rigideces en los mercados de la fuerza de trabajo, en la distribución de esta y en los contratos
laborales (especialmente en el llamado sector ‘monopólico’)”,32 lo que implicaba chocar
frontalmente contra los sindicatos y la sindicalización de la fuerza de trabajo. Las limitaciones del
fordismo-keynesianismo llegaron incluso a la estructura estatal: “las rigideces de los compromisos
estatales también se agravaron cuando programas de concesión de títulos (seguridad social,
derechos de pensión, etc.) crecieron por la presión de mantener una legitimidad en un momento en
que las rigideces de la producción restringían cualquier expansión de los gastos fiscales”.33 Lo único
flexible a disposición de los capitalistas era la política monetaria.34 Todos esos problemas de rigidez
que caracterizaban al régimen de acumulación imperante sumado con la única flexibilidad de la
política monetaria (por parte del Estado), llevaron a la llamada “estanflación” que mermó toda la
productividad y el crecimiento económico en los países centrales de la economía-mundo capitalista.
Ahora que hemos visto el trasfondo histórico en que surgió el neoliberalismo y la crisis de
acumulación que acarreó el régimen fordista-keynesiano, veremos a continuación las formas
concretas en que el capitalismo (o las clases capitalistas) han respondido ante la crisis. A nivel

29 David Harvey, Ibíd., p. 155


30 “Pero, a pesar de todos los descontentos y todas las tensiones manifiestas, las piezas centrales del régimen
fordista se mantuvieron firmes por lo menos hasta 1973 y, en el proceso, lograron sin duda mantener intacto un boom de
posguerra que promovía la sindicalización y que hasta cierto punto extendía los ‘beneficios’ de la producción y el
consumo masivos cada vez más allá. La masa de la población de los países capitalistas avanzados mejoró su nivel de
vida material y además prevaleció un contexto relativamente estable para las ganancias de las corporaciones. Fue sólo
en la aguda recesión de 1973, que sacudió ese esquema, cuando se inició un proceso de transición acelerada —aún no lo
entendemos bien— en el régimen de acumulación”. Véase David Harvey, Ibíd., p. 163
31 David Harvey, Ibíd., pp. 167-168
32 David Harvey, Ibíd., p. 168
33 David Harvey, Ibidem
34 “El único instrumento con capacidad de dar una respuesta flexible era la política monetaria, por su capacidad de
imprimir moneda cuando hacía falta para mantener la estabilidad de la economía”. Véase David Harvey, Ibidem
general, el capitalismo ha tendido a cambiar su régimen de acumulación, desde el fordismo-
keynesianismo hacia el posfordismo —o como lo nombra Harvey: al régimen de acumulación
flexible—. En suma, la respuesta a la crisis de los ‘70 ha sido la de flexibilizar todos —o casi todos
— los procesos productivos, incluido el proceso laboral: “apela a la flexibilidad con relación a
procesos laborales, los mercados de mano de obra, los productos y las pautas de consumo. Se
caracteriza por la emergencia de sectores totalmente nuevos de producción, nuevas formas de
proporcionar servicios financieros, nuevos mercados y, sobre todo, niveles sumamente intensos de
innovación comercial, tecnológica y organizativa”.35 En general, el régimen de acumulación flexible
a lo que lleva, como veremos, es: 1) a flexibilizar los procesos de producción con el fin de
desembolsar cada vez menos en costos de producción, a través de la subcontratación y/o de la
merma en los derechos social-laborales; 2) buscar nuevos nichos de mercantilización, es decir,
mercantilizar más “esferas” de la vida social; y 3) re-mercantilizar los servicios que anteriormente
eran otorgados por el llamado Estado de bienestar a través de las privatizaciones —o del
mecanismo que Harvey llama como acumulación por desposesión— y su consiguiente traspaso
hacia el sector privado. Todas esas estrategias además, pueden entenderse si se observa que el
capitalismo históricamente como lo menciona Wallerstein, ha funcionado por medio de expansiones
territoriales, ya sea para buscar fuerza de trabajo semiproletaria y/o para conseguir productos raros
para así venderlos en los mercados previamente constituidos.36 Y dentro de esa lógica, el
neoliberalismo ha respondido de esa forma porque el capitalismo solamente ahora ha llegado a
constituir un sistema cerrado en el sentido de que recién a mediados o finales del siglo XIX ha
ocupado geográficamente la totalidad del mundo, y por lo mismo ya no puede recurrir al expediente
de las expansiones territoriales porque al recurrir a esas acciones simplemente se acabaron las
“arenas externas”.37

35 David Harvey, Ibíd., pp. 170-171


36“A veces se ha afirmado que la explicación reside en la constante búsqueda de nuevos mercados en los que
realizar las ganancias de la producción capitalista. Sin embargo, esta explicación no concuerda con los hechos
históricos. Las áreas externas al capitalismo histórico se han mostrado en general reacias a comprar sus productos, en
parte porque no los ‘necesitaban’ en términos de su propio sistema económico y en parte porque a menudo carecían de
los medios necesarios para comprarlos. Sin duda ha habido excepciones. Pero en general era el mundo capitalista el que
buscaba los productos de la arena externa y no al revés. Siempre que un determinado lugar era conquistado
militarmente, los empresarios capitalistas se quejaban de la ausencia de mercados reales en él y actuaban a través de los
gobiernos coloniales para ‘crear aficiones’.
La búsqueda de mercados no sirve como explicación. Una explicación mucho más plausible es la búsqueda de mano
de obra a bajo coste. Desde un punto de vista histórico, prácticamente todas las nuevas zonas incorporadas a la
economía-mundo han establecido niveles de remuneración real que estaban en la parte inferior de la jerarquía de niveles
salariales del sistema mundial”. Véase Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico, Siglo XXI, 6ª edición, 2006,
México, p. 30
37 “El sistema mundial moderno nació en el siglo XVI, fundamentalmente en Europa. Por medio de una serie de
procesos internos, este sistema mundial se expandió de forma constante, aunque no continuada, hasta que hacia
mediados o finales del siglo XIX logró incorporar todas las zonas geográficas del planeta a su división social del
trabajo. De ese modo, creó una situación inédita: por vez primera en la historia de la humanidad tan sólo existía un
sistema histórico en todo el mundo. Esto, como veremos, es una de las diversas causas de su crisis posterior”. Véase
Immanuel Wallerstein, Geopolítica y geocultura. Ensayos sobre el moderno sistema mundial, Kairós, 1ª edición, 2007,
Argentina, p. 151. David Harvey, a partir de Rosa Luxemburgo plantea algo similar que Wallerstein: “El peso de las
En cuanto a los procesos de producción, la acumulación flexible a lo que tiende es a una tasa de
desempleo “estructural” y al “retroceso del poder sindical: uno de los pilares políticos del régimen
fordista”.38 En ese trasfondo de debilidad sindical, los empleadores han podido diseñar e
implementar procesos laborales mucho más flexibles que antaño. De acuerdo con Harvey, esa
flexibilidad laboral genera una organización escalonada de los trabajadores, estableciéndose así las
diferencias en relación a las condiciones laborales. Por ejemplo, el mercado laboral se compone de
un núcleo que está compuesto por los trabajadores de jornada completa, son permanentes y tiene la
mayor seguridad laboral.39 Después vendrían los sectores periféricos del mercado laboral, que a su
vez se compone de dos subsectores: “el primero está formado por ‘empleados de tiempo completo
con capacidades que son fácilmente utilizables en el mercado de trabajo, como los empleados de
menor capacitación, las funciones de secretariado y los trabajadores manuales de rutina y menos
calificados’”.40 Y el segundo grupo periférico, se compone de personal con aún mayor flexibilidad
laboral y con menos protección laboral;41 y para Harvey es este último tipo de trabajadores el que ha
tendido a crecer en el régimen de acumulación flexible a través de la subcontratación. El problema
con estos tipos de empleo, no es que sean flexibles en términos funcionales, sino que “los efectos
agregados, considerados desde la óptica de las coberturas de seguros y los derechos de pensión, así
como los niveles salariales y la seguridad laboral, no parecen ser positivos para la población
trabajadora en su conjunto”.42 Se podría mencionar en este sentido que este último grupo es el tipo
de trabajadores que desea el neoliberalismo, esa sería si situación idónea para con los trabajadores,
ya que “una fuerza de trabajo variable era por definición una fuerza de trabajo que no trabajaba
necesariamente para el mismo productor. A tales trabajadores debía, pues, preocuparles, por lo que
se refiere a su supervivencia, su nivel de remuneración en función de un período largo como para
contrarrestar las variaciones en los ingresos reales”.43 Y en ese sentido, las empresas lograron tener
al fin una fuerza de trabajo prescindible y que no fuese tan cara de utilizar por períodos de tiempo.44
pruebas histórico-geográficas ofrecidas por el siglo XX corrobora en general la tesis de la sobreacumulación. Aun así,
en la formulación de Luxemburg hay muchos aspectos interesantes. Ante todo, la idea de que el capitalismo debe tener
siempre algo fuera para estabilizarse es digna de estudio, particularmente porque se hace eco de la concepción de Hegel
(···) de una dialéctica interna del capitalismo que le obliga a buscar soluciones externas. Considérese, por ejemplo, la
argumentación de Marx con respecto a la creación de un ejército de reserva industrial. La acumulación de capital, en
ausencia de fuertes corrientes de cambio tecnológico capaz de ahorrar trabajo, requiere un aumento contínuo de la
fuerza de trabajo”. Véase David Harvey, El nuevo imperialismo, Akal, 2ª edición, 2007, España, pp. 113-114
38 David Harvey, Ibíd., p. 173
39 Cf. David Harvey, Ibidem
40 David Harvey, Ibíd., p. 174
41 “El segundo grupo periférico ‘proporciona una flexibilidad numérica aún mayor y está compuesto por los
empleados de medio tiempo, temporarios, personal con contratos de tiempo establecido, subcontratados y aprendices
públicamente subsidiados, con menos seguridad laboral todavía que el primer grupo periférico’. En los últimos años,
todo parece indicar un significativo crecimiento de esta categoría de empleados”. Véase David Harvey, Ibíd., pp. 174-
175
42 David Harvey, Ibíd., p. 175
43 Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico, p. 11
44 “Es decir, los trabajadores tenían que ser capaces de sacar de períodos en que trabajaban lo suficiente como para
cubrir los períodos en los que no recibían remuneración. Por consiguiente, una fuerza de trabajo variable a menudo
costaba a los productores más por hora y por individuo que una fuerza de trabajo fija”. Véase Immanuel Wallerstein,
El segundo punto —los nuevos nichos de mercantilización— se han resuelto por medio de la
mercantilización de nuevas esferas de la vida (o “culturales”) y también como lo mencionó Harvey
previamente, por medio de nuevas formas de otorgar servicios financieros. En este segundo punto
se asiste a la llamada “mercantilización de todas las cosas”, y ya no solamente con objetos muy
importantes para la subsistencia humana como la alimentación, vivienda, salud y educación, sino
que ahora se hace extensiva “la mercantilización de la sexualidad, de la cultura, de la historia y del
patrimonio público, así como de la naturaleza como espectáculo o como cura de reposo, y la
extracción de rentas en régimen de monopolio de la originalidad, de la autenticidad y de la unicidad
(de las obras de arte, por ejemplo) suponen, en todos los casos, poner un precio a cosas que en
realidad nunca fueron producidas como mercancías”.45 Toda esa mercantilización de las esferas
cultural-simbólicas de la vida humana, han estado bajo el amparo tanto de la llamada “soberanía del
consumidor”,46 como de lo que Harvey cataloga como consumismo narcisista promovido por el
llamado pensamiento “posmoderno”: “la retórica neoliberal, con su énfasis fundacional en las
libertades individuales, tiene el poder de escindir el libertarismo, la política de la identidad, el
multiculturalismo y, eventualmente, el consumismo narcisista de las fuerzas sociales alineadas en
pro de la justicia social a través de la conquista del poder del Estado”. 47 Esta ha sido otra de las
formas que se ha usado para revertir la crisis de acumulación capitalista de los ‘70, junto con la
flexibilización laboral. Ahora bien, en relación a los servicios financieros, éstos han empezado a
desregularse paulatinamente desde la década de 1970. Pero, como se dijo previamente, los servicios
financieros han tendido a acelerarse (en cuanto al tiempo de circulación) bajo el alero de las TIC.
De acuerdo con Harvey, ese auge en los servicios financieros, ha hecho que surja lo que él llama
iniciativa empresaria volcada a los papeles valores. Dicha iniciativa es simplemente encontrar
nuevas vetas de mercantilización en la provisión de los servicios financieros: “las técnicas van
desde la sofisticada ‘contabilidad creativa’, pasando por por el cuidadoso monitoreo de los
mercados internacionales y de las condiciones políticas por parte de multinacionales que se
proponen extraer provecho de los desplazamientos relativos de los valores monetarios o de las tasas
de interés, hasta el ataque directo a otras compañías con desagregación de los activos de
corporaciones competidoras o aun completamente ajenas”.48 Hay que entender que ese auge de la
financiarización del sistema-mundo capitalista se dio en un contexto de confusión entre los capitales

Ibidem
45 David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, p. 182
46 “La neoliberalización requería tanto política como económicamente la construcción de una cultura populista
neoliberal basada en un mercado de consumismo diferenciado y en el libertarismo individual. En ese sentido, se
demostró más que compatible con el impulso cultural llamado ‘posmodernidad’ que durante largo tiempo había
permanecido latente batiendo sus alas pero que ahora podía alzar su vuelo plenamente consumado como un referente
dominante tanto en el plano intelectual como cultural. Este fue el desafío que las corporaciones y las elites de clase
decidieron fraguar de manera velada en la década de 1980”. Véase David Harvey, Ibíd.,. 50-51
47 David Harvey, Ibíd., p. 50
48 David Harvey, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural, p. 187
productivo, mercantil y financiero, pudiéndose incluso no distinguir entre ellos.49
Ahora por último, veremos brevemente las llamadas privatizaciones de empresas público-
estatales y su consiguiente traslado al sector privado de la economía. Para el geógrafo marxista
David Harvey, eso es claramente un ejemplo de la acumulación por desposesión contemporánea
que se está llevando a cabo. No obstante, ¿qué entiende él por acumulación por desposesión?
Harvey lo entiende como la acumulación originaria de Marx, con la diferencia que para este último
ese patrón de acumulación solo se daba históricamente en los albores del capitalismo. Pues para
Harvey, ese patrón de acumulación no tendría nada de originario y ha sido llevado a cabo
históricamente a lo largo de todo el capitalismo e incluso actualmente. 50 En términos concretos, esto
tiene cuatro dimensiones. En primer lugar la privatización y mercantilización, ¿de qué? De
empresas públicas, con el objetivo de re-mercatilizarlos: “se han privatizado, en mayor o menor
grado, toda clase de servicios públicos (el suministro de agua, las telecomunicaciones, el
transporte), el sistema de provisión social gestionada por el Estado del bienestar (viviendas sociales,
educación, asistencia sanitaria, el sistema de pensiones), instituciones públicas (universidades,
laboratorios de investigación, prisiones)”.51 La segunda dimensión es la financiarización del sistema
económico (o del sistema-mundo capitalista), que le da un caríz depredador a este tipo de
capitalismo y que se dio gracias a la desregulación del sistema financiero que pudo convertirse “en
uno de los principales centros de actividad redistributiva a través de la especulación, la depredación,
el fraude y el robo”.52 En tercer lugar, está la gestión y manipulación de la crisis. Para Harvey eso
significa acumular a costa del endeudamiento de otros, esto es de otros países y lo que se conoce
como la “trampa de la deuda”: “la creación, la gestión y la manipulación de la crisis a escala
mundial ha evolucionado hacia el fino arte de la redistribución deliberada de la riqueza desde los

49 “Este mundo ‘asombroso’ de las altas finanzas abarca una diversidad igualmente asombrosa de actividades
cruzadas, en las que los bancos piden préstamos masivos de corto plazo a otros bancos, y las compañías de seguros,
fusionadas con fondos de pensión, constituyen asociaciones de fondos de inversión tan vastos que pueden funcionar
como ‘hacedores de mercados’, mientras que el capital industrial, mercantil y de bienes raíces se integra de tal forma en
operaciones y estructuras financieras que se hace cada vez más difícil discernir dónde empiezan los intereses
comerciales e industriales y dónde terminan los intereses estrictamente financieros”. Véase David Harvey, Ibíd., pp.
185-187
50 “El inconveniente de estas hipótesis es que relegan la acumulación basada en la depredación, el fraude y la
violencia a una ‘etapa original’ ya superada o que se considera, como en el caso de Luxemburg, algo ‘exterior al
capitalismo como sistema cerrado. Una reevaluación general del papel continuo y persistente de las prácticas
depredadoras de la acumulación ‘primitiva’ u ‘originaria en la amplia geografía histórica de la acumulación de capital
es, por tanto, muy necesaria, como han observado recientemente varios autores. Dado que no parece muy adecuado
llamar ‘primitivo’ u ‘original’ a un proceso que se halla vigente y se está desarrollando en la actualidad, en lo que sigue
sustituiré estos términos por el concepto de ‘acumulación por desposesión’”. Véase David Harvey, El nuevo
imperialismo, p. 116
51 David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, pp. 175-176
52 David Harvey, Ibíd., p. 177. Harvey incluso continúa en la misma página: “El sistema financiero capitalista
adoptó entre sus principales instrumentos la promoción comercial de acciones, el sistema Ponzi, la destrucción de
activos estructurados a través de la inflación, la compra de empresas en crisis para vender sus bienes mediante fusiones
y adquisiciones y la promoción del endeudamiento por parte de las autoridades públicas hasta niveles que acaban
reduciendo a poblaciones enteras (···) a un estado de servidumbre por deudas, por no mencionar el fraude empresarial, o
la desposesión de activos (como el asalto a fondos de pensiones que eventualmente se ven diezmados por crisis de
capitales y de empresas) mediante la manipulación del crédito y del valor de las acciones”.
países pobres hacia los ricos”.53 En esta dimensionalidad, se da la paradoja de que los países pobres
estén efectivamente subvencionando a los países ricos por medio de la redistribución de activos;54
esta estrategia se hizo masiva desde 1980 en adelante. Y por último, la cuarta dimensionalidad de la
acumulación por desposesión que son las redistribuciones estatales. Esto significa invertir la
redistribución de los bienes y servicios sociales que antaño tenía el Estado de bienestar (o
desarrollista en América Latina) para con los estratos desprotegidos de la sociedad y, redirigirlos
hacia las clases más privilegiadas. Se lleva a cabo en primer lugar, “a través de la búsqueda de
modelos de privatización y de recortes de aquella parte del gasto público que constituye el salario
social”;55 y en segundo lugar a través de reformas tributarias que “conceden un trato de favor a los
beneficios generados por las inversiones frente a los que proceden de los salarios y de otro tipo de
ingresos, la promoción de elementos regresivos en la legislación fiscal (como los impuestos sobre
las ventas), la imposición de tasas a los usuarios de los servicios (···) y la introducción de un amplio
elenco de subvenciones y de exenciones fiscales destinadas a las corporaciones”.56
En conclusión se puede mencionar que solo hoy en día se ha logrado sincronizar mundialmente
al sistema-mundo capitalista en su conjunto, pero eso en modo alguno quiere decir que antes de las
TIC no haya existido la globalización (o el sistema-mundo) como un conjunto de procesos. Se
puede decir, que todo ese desarrollo tecnológico que culminó en las actuales TIC se realizó con el
fin de reducir los costos de circulación de las mercancías y del dinero, y para así abaratar los
procesos de producción. No obstante, eso es solamente en la esfera de la circulación financiera, que
se lleva a cabo en la realidad virtual. En ese sentido, el cambio de régimen de acumulación, de uno
rígido a uno flexible, implicó también el abaratamiento en ciertas esferas, como por ejemplo en el
trabajo que ahora se ha hecho masivo el uso de trabajadores subcontratados y con poca o ninguna
seguridad social-laboral. Además, este régimen se sustenta en las llamadas privatizaciones (o
acumulación por desposesión, según Harvey) que no es otra cosa que una redistribución de los
activos estatales hacia manos privadas (cosa que es traicionero con el ideario neoliberal si
comprendemos que cada traspaso de un sector de la economía a otro es efectivamente una
operación redistributiva) con el fin de re-mercantilizar bienes sociales relativamente des-
mercantilizados en el Estado de bienestar. Todas esos hechos, no son mas que acciones llevadas a
cabo por parte de los capitalistas ante las rentabilidades decrecientes a partir de la década de 1970 y
de la “estanflación” (baja productividad y alta inflación) y que recomponen el alto margen de
ganancia deseado por las altas clases capitalistas.

53 David Harvey, Ibíd., p. 178


54 “Se calcula que desde 1980 ‘cerca de cincuenta planes Marshall (aproximadamente 4,6 billones de dólares) han
sido transferidos desde los pueblos de la periferia a sus acreedores en el centro’. ‘Que mundo tan curioso’, suspira
Stiglitz, ‘en el que los países pobres estén en efecto subvencionando a los ricos’”. Véase David Harvey, Ibidem
55 David Harvey, Ibíd., p. 180
56 David Harvey, Ibíd., pp. 180-181
Bibliografía

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• David Harvey, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los
orígenes del cambio cultural, Amorrortu editores, 2ª edición, 2008, Argentina
• David Harvey, Espacios de esperanza, Akal, 3ª edición. 2007, España
• David Harvey, El nuevo imperialismo, Akal, 2ª edición, 2007, España
• David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, Akal, 1ª edición, 2007,
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• Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política
(Grundrisse) 1857-1858 2, Siglo XXI, 15ª edición, 2005, México
• Karl Polanyi, La gran transformación. Los orígenes económicos y políticos
de nuestro tiempo, FCE, 2ª edición. 2003, 1ª reimpresión, 2006, México
• Raúl Prebisch, Capitalismo periférico. Crisis y transformación, FCE, 1ª
edición, 1981, 2ª reimpresión, 1987, México
• Immanuel Wallerstein, El capitalismo histórico, Siglo XXI, 6ª edición, 2006,
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• Immanuel Wallerstein, Geopolítica y geocultura. Ensayos sobre el moderno
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