Professional Documents
Culture Documents
Tío Conejo sigue a Tío Tigre, pero manteniendo cierta distancia para
evitar que lo descubra y después de un rato Tío Tigre llega al lecho de
un río. –Qué bueno que no te me escapaste Tío Morrocoy, todavía
estás como te dejé.
El pobre de Tío Morrocoy estaba boca arriba, acostado sobre su
caparazón moviendo desesperadamente sus paticas tratando de
darse la vuelta. Tío Conejo veía todo desde un escondite. – ¡Ese
desgraciado de Tío Tigre! Ya atrapó al pobre de Tío Morrocoy… es que
el pobre es tan lento…
–Bueno animalejo, ahora te meto en esta bolsa y así si te puedo llevar
para mi casa arrastrado.
Tío Conejo muy molesto se oculta nuevamente para que no lo vea Tío
Tigre. –Pobre Tío Morrocoy, tengo que ayudarlo. Ése es mi compadre
y es tan buena gente que no se merece que Tío Tigre se lo coma.
Tengo que hacer algo…
Diciendo esto Tío Conejo sale corriendo tomando un atajo en la selva.
De repente se encuentra de frente a Tío Rabipelado que también
viene corriendo. – ¡Epa Tío Rabipelado! ¿Por qué está tan apurado?
–No me haga perder tiempo Tío Conejo, que tengo que hacerle un
mandado a Tío Tigre…
Tío Conejo agarra a Tío Rabipelado del brazo. –Un momento, usted no
se me mueve de aquí. Primero dígame qué clase de mandado tiene
que hacerle a Tío Tigre.
–Bueno Tío Conejo, pero no me apriete tan fuerte. Lo que pasa es que
tengo que salir corriendo a buscarle unas verduras a Tío Tigre que
esta noche tiene unos invitados a jugar dominó y me mandó a que le
buscara las verduras para un sancocho y si tengo suerte y lo ayudo,
seguro que me dejará a mí echar aunque sea una partidita de
dominó.
Tío Conejo agarró más fuerte a Tío Rabipelado y muy molesto le
preguntó: – ¿Y ya sabe de qué va a ser ese sancocho? porque el
desgraciado de Tío Tigre atrapó a Tío Morrocoy.
–Bueno Tío Conejo, usted sabe que yo no me meto en las cosas de Tío
Tigre…
Tío Conejo soltó a Tío Rabipelado y le dijo con rabia: – ¡Váyase,
váyase! Que lo que me provoca es caerle a palos a usted por
adulante…
Cuando por fin llega Tío Conejo a la orilla de un río donde está Tío
Burro, sentado en el piso con la lengua afuera del cansancio, le
pregunta: –Caramba Tío Burro ¿Pero qué le pasó que casi me
atropella con esa carrera loca que llevaba?
–Ay Tío Conejo ¿qué le cuento? Yo estaba de lo más tranquilo
comiéndome mi almuerzo debajo de una rama cuando fui atacado por
un enjambre de avispas. Es que no me había dado cuenta del
avispero y me puse precisamente debajo…y eso que casi no me
picaron porque pude salir corriendo y no me alcanzaron.
–Ya veo, si es que usted casi me atropella a mí. Bueno Tío Burro,
como veo que no le ha pasado mayor cosa me despido y lo dejo con
sus cosas…
Tío Conejo da la vuelta y comienza a retirarse, cuando en eso se le
ocurre una idea. Devolviéndose donde está Tío Burro, le pregunta: –
Dígame otra cosa Tío Burro, ¿Ese panal de avispas no será por
casualidad el que está guindado en la mata de cují en la entrada a la
sabana?
–Sí Tío Conejo, el mismito. Tenga usted mucho cuidado al pasar por
ahí que esas bichas son muy bravas.
–Ahh…
Tío Conejo se va hacia la entrada de la sabana frotándose las manos.
–Ya sé qué voy a hacer, mi idea es genial…
No acababa de decir esto Tío Conejo cuando siente por la espalda
unos toquecitos. Tic, Tic, Tic.
Cuando voltea, mira con horror que Tío Tigre está detrás de él, quien
lo coge por las orejas. – ¡Ahora sí que te fregaste Tío conejo! ¡Por fin
te agarré! Ahora el hervido va a ser de morrocoy con conejo.
Tío Conejo totalmente sorprendido no sabía qué decir, pues estaba
completamente indefenso en las garras de Tío Tigre.
– ¿Ve ahora cómo son las cosas Tío Conejo? esta vez me tocó a mí la
suerte de agarrarlo desprevenido, si no hubiese sido por el berrido
ése tan espantoso que me desvió de mi camino, no lo hubiese
atrapado así de fácil…Ahora tengo aquí a Tío Morrocoy y al vivo de
Tío Conejo…Vamos tú también para la bolsa…
Cuando Tío Tigre está a punto de meter a Tío Conejo en la bolsa
donde está Tío Morrocoy, Tío Conejo empieza a reírse.
– ¿Y usted de qué se está riendo ahora?
–Verá Tío Tigre, me río porque si usted me llega a hacer algún daño
en este momento se le va a aparecer aquí mismito mi padrino.
– ¿Su padrino? ¿Y quién es su padrino?
–Pues Tío Burro “El destrozador”. El mismo que hizo los berridos ésos
que lo desviaron para acá.
Tío Tigre se le queda mirando a Tío Conejo. – ¿Tú no me estás
tomando el pelo?
–No Tío Tigre, mi padrino es uno de los hombres más peligrosos de la
selva ¿No se dio cuenta cómo gritaba de rabia, que hasta los pájaros
salían despavoridos?
–Mire Tío Conejo, esta vez no me va a engañar. Usted ya se fregó
conmigo. Usted es un hombre muerto…
– ¡Espere Tío Tigre! Para que vea que lo que yo le estoy diciendo es
verdad, vámonos para la orilla del río aquí mismo, que ahí está mi
padrino esperándome. Así verá que no es mentira lo que le digo. Y si
me tardo mucho mi padrino se va a enfurecer…es que le estoy
haciendo un recado.
–Bueno, pero por si acaso yo no lo suelto y si es mentira me lo como
ahí mismo y no lo guardo para el sancocho de esta tarde.
Tío Tigre se lleva a Tío Conejo agarrado por las orejas a la orilla del
río.
– ¡Mire Tío Tigre ahí está mi padrino “El destrozador Tío Burro”!
Cuando Tío Burro ve llegar a Tío Tigre se pone como loco del susto,
comienza a rebuznar, lanzar patadas y Tío Conejo le dice a Tío Tigre:
– ¡Corra Tío Tigre que mi padrino se puso furioso!
Tío Tigre también se asusta y soltando a Tío Conejo apenas tiene
tiempo para quitarse de un salto del camino de Tío Burro, que les
pasa al lado como un torbellino y destrozando todo a su paso.
–¡¡Caramba Tío Conejo!! Ese padrino suyo casi me mata.
Tío Conejo le dice a Tío Tigre: –Tranquilo que ahora arreglo esto, que
seguro mi padrino volverá a pasar para destrozarlo.
Diciendo esto Tío Conejo se pone las manos en la cara y grita en
dirección donde se fue Tío Burro, pero sabiendo que éste ya no lo
oiría: –¡¡Padrino no venga, váyase tranquilo que Tío Tigre es mi
amigooo!!!
Tío Tigre sorprendido y medio asustado le dice a Tío Conejo: –Óigame
Tío Conejo usted me está salvando la vida.
–Claro Tío Tigre, ¿Ve como yo no le decía ninguna mentira sobre mi
padrino, “El Destrozador Tío Burro”?
Tío Tigre se queda mirando todo el destrozo que dejó en su paso Tío
Burro y le dice a Tío Conejo: –A mí me gustaría conocer a ese hombre,
Tío Conejo. Porque es que a mí me gustan los hombres valientes y
duros.
–Eso va a estar difícil Tío Tigre, mi padrino es muy delicado y tiene
tan malas pulgas que no le gusta el trato con la gente.
–Pero hágame ese favor Tío Conejo, su padrino es un hombre
importante además que a mí me conviene que su padrino sea mi
amigo.
–Bueno Tío Tigre, yo voy a hacer el intento, pero recuerde lo que le
dije. No le garantizo nada. Además vamos a tener un problema, si mi
padrino me pregunta que a qué viene eso que a usted le interesa su
amistad, ¿qué le respondo, Tío Tigre? Le repito que mi padrino tiene
muy mal genio y es muy delicado con esas cosas.
–Ay Tío Conejo, no sé cómo vamos a hacer. Lo que yo no quisiera es
poner más bravo a ese hombre…
–… Hmmm déjeme pensar Tío Tigre, déjeme pensar…. ¡¡Ahh!! ¡Ya sé!
¿Y por qué no aprovechamos la excusa del sancocho que usted tiene
esta tarde y lo invita? Así yo creo que suavizamos la cosa y quizás mi
padrino acepte ir a conocerlo.
– ¿Usted cree Tío Conejo?
–Déjeme eso a mí Tío Tigre… pero a cambio ¿usted no podría
hacerme un favor?
– ¿Claro Tío Conejo ¿cuál favor?
–Dejar libre a Tío Morrocoy…
– ¡Ah no! ¿Usted ve? Ahí sí que yo no lo puedo ayudar… no se pase
Tío Conejo, no se pase; mire que sin sancocho no juego de dominó
con mis compadres Tío Caimán y Tío Tragavenados.
FIN.