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A ACER COCRCC enn mnInY Fo BTCUrter Ree eee eee SOC nT sion de un capitulo dedieado a a Cee mT mec re OST OKOSme STS del analisis del consumidor y productor individuales en con PRS Ares los teoremas relevan- CSCS TERE) ean ee ec me ToT CURR CU Cee an ant RUT reece meet eae CN aC Cee Ree DOME ae eT er Julio Segu _ Analisis rites 1) tt ee Alianza Universidad Textos ciones de dichas teorias a cum Ce OS ee ee de la vida. oferta de trabajo. ence Ca ene) cambio técnico, Con esti base se aborda el estudio del equili- brio general competitive y sus Oe erent cere SCR re etre SCE CaCO RUS mas tales como el niicleo, lt inclusion de los actives finan- STO To ace Te brio temporal, ete, Se analizan eae eT sistema competitive no asignat ORCC mS eee es oO ee eee eee ma er Ten un capitulo al tratamiento tra- dicional de ka teorist de los pre- eC Ty Cn eae PARC OG SUT SNCS Cont Te Ue rere ee eT pomennte ert nenire ST TTR RUT re rare Toes CTS ee COC PUSCU CO SUCH Um EEC ST RU eee Te PCM EMCO ery Aer eneereoee nee BRU UerOy a INDICE PRESENTACION .... NOTACION UTILIZADA .... Capitulo 1. INTRODUCCION . aeeene Bibliografia Capitulo 2. TEORIA DEL CONSUMIDOR Y DE LA DEMANDA . Pee wera Asignaci6n de recursos y eficiencia La coordinacion de las decisiones econémi Asignacién y distribucién: algunas fimitaciones del anélisis de eficiencia. EI proceso de modelacién dél andlisis econdmico . Andtsis parcial, general y problemas de ¢agrepacin Contenido del libro .. La estructura de las preferencias individuales... La funcién de utilidad como representacién de las preferencias. Equilibrio del consumidor: teoremas fundamentales .... Efectos de variaciones de precios y renta sobre las cantidades deman- dadas de equilibrio Relaciones entre bienes: complementariedad y sustitui Dualidad en el consumo: funciones de demanda compensadas Restricciones de las funciones de demanda Formas especificas de las funciones de utilida neidad, homoteticidad y separabilidad . Agregacién en la teorfa del consumo. 7 8 Indice Oe 10. La teoria de la preferencia revelada ......---.---+ 2 APENDICE 8 Bibliografia . 82 Capitulo 3. TEORIA DE LA PRODUCCION ......... 83 1. La representacion de la tecnologia . 84 2. El equilibrio del productor individual: maximizaci6n del beneficio y funciones relevantes . 88 3, Dualidad y costes en la teoria de la produccion. 93 4. Corto y largo plazos.........-- 100 5. Agregacién de funciones de oferta: del agente a la industria . 105 6. La producci6n conjunta .. 109 APENDICE 116 Bibliografia 121 Capitulo 4. TEMAS DE TEORIA DEL CONSUMO Y DE LA PRODUC- CION. . . 123 1. Sistemas completos de demanda: sistema lineal de gasto, modelo de Rotterdam y sistema casi-ideal . 123 2. Formas especificas de funciones de producci6n y costes 132 3. Comparacidn entre situaciones alternativas: excedente del consum dor, variacién equivalente y compensada. 139 4. Comparacién entre situaciones alternativas: nimeros indice de pre- cios, coste de la vida y reales... 145 5. Eleecién trabajo-ocio: oferta individual de trabajo e impuestos. Sala- rio de espera.. 152 6. Eleccion intertemporal: consumo-ahorro . 162 7. La incorporacién del cambio técnico en la funcién de produccién..... 168 Bibliografia ... Capitulo 5. TEORIA DE LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCER- TIDUMBRE .. 179 1. Introducci6n y conceptos bisicos .. 179 2. Axiomética de la eleccin en situaciones de riesgo y existencia de la funcién de utilidad esperada . 183, 3. Medida del. grado de aversién al riesgo 185, 4. La demanda de consumo bajo incertidumbre 188 5. La demanda de aseguramiento .... 189 6. Demanda de consumo temporal bajo incertidumbre 191 Indice 9 7. La empresa precio-aceptante bajo incertidumbre . 8. Limitaciones de la hipotesis de la utilidad esperada 9. Eleccién con probabilidades subjetivas.. Bibliografia Capitulo 6. TEORIA DEL EQUILIBRIO GENERAL COMPETITIVO. 1. Anilisis grafico del EGC en una economia de intercambio puro 2. El equilibrio competitivo en una economia de intercambio puro lisis formal .. 3. El equilibrio competitivo en una economia de intercambio y produc- cion: andlisis grafic 4. Existencia de equilibrio general competitive 5. Existencia de equilibrio en condiciones de incertidumbre . 6. Propiedades normativas del equilibrio competitivo: teoremas de opti- malidad... 7. Unicidad del equilibrio competitivo 8. Estabilidad del equilibrio competitivo Bibliografia ... Capitulo 7. TEMAS DE EQUILIBRIO GENERAL... El nicleo en una economia de intercambio puro . Economias regulares y criticas. Estabilidad sin recontratacién. Equilibrio temporal y desequilibrio . Dinero, activos financieros y precios en el modelo competitivo . Un caso particular de modelo de equilibrio general: el abierto de Leontief Sy eeNe Bibliografia Capitulo 8. FALLOS DE MERCADO .. Efectos externos Bienes publicos. Rendimientos crecientes....... De vuelta al equilibrio general: “6ptimos de segundo orden Optimos de segundo orden y precios 6ptimos Impuestos y eficiencia . aeeene Bibliografia .. Capitulo 9. COMPETENCIA PERFECTA, MONOPOLIO Y COMPETEN- CIA IMPERFECTA... . 1. Mercado competitivo: equilibrio 192 194 197 201 203 204 2u1 219 223 232 236 241 253 255 255 271 275 282 288 295 297 298 318 321 324 327 339 339 10 indice NO 2. Monopolio de oferta.. 3. Alpunas formas concretas de monopolio de oferta 4. Otras formas de monopolio: monopolio de demanda y monopolio bila- teral ... . . 5. Competencia imperfecta y oligopolio: una introduccién 6. Oligopolio cerrado homogéneo: soluciones cliisicas 7. Comportamiento colusivo .. 8. Barreras a la entrada... 9. Diferenciacién de producto y competencia monopoli 10. Gastos en publicidad 11, Innovacién tecnoldgica y estructura de mercado Bibliografia ... secseseee Capitulo 10. INTRODUCCION A LA TEORIA DE LA ELECCION SO- CIAL... free fm Conceptos bisicos y propiedades exigibles Algunos ejemplos de reglas de decision social Funciones de bienestar social: teoremas de imposibilidad . La condicién I: cardinalidad y comparaciones interpersonales Criterios ético-légicos .. Equidad y distribucién de la renta .. Algunas conclusiones sobre elecciGn social . Notas sobre el disefio de mecanismos de elecci6n social Sraveyne APENDICE... Bibliografia .... REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS... INDICE ANALITICO. 343 351 355, 363 365 373 378 386 392 396 399 # Z Esta edici6n incluye algunas modificaciones sustanciales. La mas importante, la inclusién de un capitulo nuevo, el 5, sobre eleccién en condiciones de incertidumbre lo que, a su vez, exigi6 1a aparicién de un nuevo epigrafe en el capitulo 6 sobre existencia de equilibrio general competitivo bajo incertidumbre. Ademés, los dos capitulos que en las ediciones anteriores discutfan aplicaciones de las teorfas de eleccién de los agentes individuales, se han refundido en uno (el nuevo 4), elimi- nando algunos temas y revisando el tratamiento de los restantes. Por tiltimo, los dos capitulos dedicados a teoria de los precios se han sintetizado en uno (el 9) que incluye sélo el tratamiento: bésico de monopolio, oligopolio (con una introduccién al tema de coaliciones y barreras), competencia monopolistica, y un tratamiento basico de la publicidad y la innovacién tecnolégica. La edici6n se ha visto notoriamente mejorada gracias a las sugerencias realizadas a diversas partes del texto por Jordi Jaumandreu y Joaquin Lorences. Madrid, octubre de 1993. " NOTACION UTILIZADA A=(x. Xn) = i med AcB A= Int A ANB AUB fAoB = el conjunto A formado por los elementos Xp oe By el elemento x, pertenece al conjunto A. A esta contenido en B (es un subconjunto de B) AcByBcA conjunto de elementos interiores a A. = interseccin de A y B (elementos comunes a ambos). = unidn de A y B (elementos pertenecientes aAoaB). = producto cartesiano de los conjuntos A, ... Ay (conjunto ordenado de k-tuplos). = conjunto n-dimensional de los nimeros rea les. = subconjuntos n-dimensionales de _némeros reales positivos y no negativos. conjunto vacio. para todo. existe, no existe. existe al menos un. tal que. Zimplica ¥ (Z es condicién suficiente para Y). Z implica ¥ e Y implica Z (¥(Z) es condi- cién necesaria y suficiente para Z(Y)). = fes una correspondencia que transforma cada elemento o subconjunto de A en un elemen- to ylo subconjunto de B. = correspondencia inversa de f. 13 En cdlculo diferencial las notaciones habituales son: P(x) 0 dF(x)/dx P(x) 0 PF (x)/dx? F(x) 0 OF(x)/ax, F(x) 0 &F(x)/8x,3x, derivada total de F(x), funci6n de una variable. = derivada segunda de F(x). derivada parcial de F(x) respecto a x,. segunda derivada parcial cruzada de F(x) res- pecto a x; y x). H(t) = de(t)/de = derivada respecto al tiempo de x. En el célculo matricial, los escalares aparecen en cursiva, los vectores en negrilla mintiscula y las matrices en negrilla mayscula. Una matriz A puede representarse también haciendo explicitos sus elementos como {a,} 0 sus filas 0 columnas como {a}. Cuando aparezcan operaciones matriciales del tipo xAy 0 Bp no se utilizarén signos de trasposicién, suponiendo que se trata de vectores filas 0 columnas segin ~ Jo requiera la operaci6n. La notacién de matrices particionadas es del siguiente tipo. El sistema de ecua- ciones: (F, = 9F/8x,8x,) La submatriz de derivadas parciales se expresa como F, el determinante de la matriz completa con otra letra negrilla, por ejemplo, D, y Dj indica el adjunto correspondiente al elemento (i, j) de D. Siendo x, e y, los componentes i-ésimos de dos vectores x ¢ y con el mismo niimero de elementos: x>y significa Wi: x, > y, x>y significa Wi: x, > y,, Ali: x) > y, x2y significa Wi: x; > y, (puede ser x = y) Simbolos econémicos de utilizacién frecuente son: relacién binaria «al menos tan deseado como». = relaci6n binaria «preferido a» = relacién binaria «indiferente con». tyw que si van acompafados de un subindice / identifican al agente h-ésimo. Estas Notacién utilizada 15 relaciones binarias cuando en el capitulo 10 se refieren no a agentes sino a relaciones sociales, se representan respectivamente por R, P, I. pa vectores de precios. xy = vectores de cantidades. Z(p), Z(p, 4) vectores de exceso de demanda. emo elasticidades de demanda, oferta y sustitucién, respectivamente, definidas con signo positivo. 1, A (a veces y, 5, a, B) multiplicadores de Lagrange. ° tasa o factor de descuento. Los teoremas, formulas y graficos se identifican por dos digitos: el primero indica capitulo y el segundo el mimero de orden dentro del mismo. Capitulo 1 INTRODUCCION Asignacién de recursos y eficiencia En cualquier economia existen unos recursos escasos que se emplean, segtin la tec- nologfa existente, para producir bienes y servicios finales que, a su vez, se dedican a satisfacer necesidades. Por tanto, toda economia tiene que resolver el problema de cémo organizar la producci6n y distribucién de los recursos productivos y los bienes. La tecnologia existente en un momento dado determina, por una parte, cudles son los bienes producibles y, por otra parte, cuales son las combinaciones factores- productos obtenibles. Es decir, la tecnologia determina la lista de bienes y los pro- gramas de produccién posibles. Ademés, toda economia tiene, en un momento dado de tiempo, una dotacién de recursos productivos en cantidades limitadas, lo que permite acotar, de entre todos los programas de produccién técnicamente posibles, aquellos que son factibles. No todos los programas productivos tienen las mismas caracteristicas desde el punto de vista de la utilizacién que hacen de los recursos. Si la dotacién de estos se usa de forma tal que podria obtenerse mayor cantidad de algunos bienes 0 ser- vicios sin por ello tener que disminuir la cantidad producida de otros, es claro que los recursos no se estan utilizando en forma eficiente. Los programas productivos factibles eficientes son s6lo aquellos que agotan la capacidad productiva de los re- cursos, entendida en el sentido de no poder ampliar la produccién de unos bienes mas que a costa de reducir la de otros. En resumen, la tecnologia y la dotacion de recursos permiten determinar los pla- nes de produccién factibles y eficientes, pero resultan insuficientes para resolver el problema de cual de los planes eficientes debe Ilevarse a cabo. Para ello sera preciso conocer, ademés, tanto las reglas de comportamiento de las empresas como la va- 18 Andlisis microsconémico Joracién que las mismas hacen de los recursos que emplean y los bienes y servicios que producen. Por su parte, cada consumidor tiene unas preferencias que le permiten valorar distintas combinaciones posibles de bienes a consumir. Si suponemos —por sencillez de discusién— que el consumidor no se satura respecto a ninguno de los bienes, cualquier cantidad, por grande que sea, de los mismos seré posible en el sentido dado al término cuando comentabamos la tecnologia. Pero no todas las combina- ciones de bienes posibles seran ademas factibles, porque las adquisiciones de! con- sumidor se verdn restringidas por el hecho de que su capacidad de gasto es limitada. ‘También desde la perspectiva de los consumidores existe una idea de eficiencia en la asignacién, Supongamos una situacién muy simplificada en que dos consumi- dores tienen unas dotaciones de bienes que pueden intercambiar. En estas condi- ciones una asignacién eficiente ser4 aquella distribucién de los bienes entre ambos consumidores de forma tal que ninguno de ellos pueda mejorar su posicién mas que a costa de empeorar la del otro. En resumen, hemos obtenido una primera propiedad relevante de las asignacio~ nes de bienes: la eficiencia. El tema de la eficiencia es un aspecto central del andlisis ‘conémico ya que un sistema que logre asignaciones eficientes siempre seré mejor —a igualdad 4e las restantes circunstancias— que otro que dé lugar a asignaciones ineficientes. Esto es ast porque la eficiencia significa la imposibilidad de que se pueda mejorar la posicin de algiin agente econdmico sin perjudicar a algiin otro. Es decir, una asignacidn eficiente de recursos es aquella que no desaprovecha re- cursos que podrian mejorar la posicién de alguien sin alterar la de los demas. Al andlisis de las asignaciones eficientes se dedicard Ia mayor parte de este libro. ‘Sin embargo, y con ser muy importante, la eficiencia no es la tinica propiedad deseable de una asignacién. Una asignaciGn eficiente puede ser considerada, con arreglo a los valores sociales predominantes, poco justa 0 equitativa en el sentido de que la sociedad preferiria otra alternativa en la que algunos agentes mejoraran a cambio de que otros empeoraran. Como es obvio, considerar una asignacién como preferible a otra desde el punto de vista social —del conjunto de los agentes— implica la formulacién de juicios de valor, tema complejo que serd tratado en la segunda parte del libro. 2. La coordinacién de las decisiones econémicas Los agentes que forman parte de una economia (productores, consumidores y, eventualmente, el sector publico) toman decisiones. Las empresas determinan la cantidad de recursos a contratar y de bienes a producir; los consumidores deciden fas cantidades de recursos que van a vender a las empresas y las de bienes y servicios que van a adquirir con su renta; el sector piblico, en la medida que es consumidor ¥ puede ser productor, toma ambos tipos de decisiones y, ademés, puede detraer ¢ inyectar capacidad de pago a los agentes individuales por medio de impuestos y subvenciones. Para que los agentes tomen sus decisiones es preciso no solo que cada unidad produetiva conozca cudles son los programas de produccién factibles y técnicamente Introduccion 19 eficientes y que cada unidad de consumo conozca la dotacién de recursos con que cuenta y sus preferencias. Es también preciso que existan valoraciones relativas de los bienes y los recursos. Todas las decisiones individuales implican intercambio de bienes y recursos (las empresas cambian bienes por recursos, los consumidores re- cursos por bienes) y para realizarlo hay que conocer cudles son las relaciones de intercambio entre los mismos 0 sus precios relativos. Cémo se determinan estas relaciones de intercambio entre todos los bienes (recursos, bienes intermedios y finales) constituye, por tanto un aspecto fundamental del proceso de toma de deci- sién de los agentes econémicos. Si cada agente econémico toma sus decisiones en forma individual, es fécil ima- ginar que no pueda Ilevarlas a cabo. Si, por ejemplo, dado un precio del pan, los consumidores desearan adquirir un millén de barras de pan y los panaderos deci- dieran fabricar s6lo novecientas mil, la economia no estarfa en equilibrio. Sin ne- cesidad de entrar en la discusi6n técnica del concepto de equilibrio, nos encontra- riamos con que las decisiones tomadas por los agentes no son compatibles entre st. Una situaci6n dificil, que harfa poco itil al mecanismo de asignacién de recursos al no existit coordinacién entre los agentes. En el ejemplo comentado, los agentes para tomar sus decisiones cuentan, ademas de con su informacién personal (tecnologia las empresas, dotacién de recursos y preferencias los consumidores), con unos precios a los que han de comprar y vender. Y estos precios son los que transmiten la informacién que permite a cada agente tomar sus decisiones. Por tanto, el problema de coordinaci6n de las decisiones in- dividuales se traduce en un problema relativo al mecanismo de transmisin de la: informacion del sistema de asignacién de recursos que hace que cada agente disponga de la necesaria para tomar sus decisiones de forma que resulten compatibles con las tomadas por los restantes agentes. Dos caracteristicas del mecanismo de asignaci6n resultan fundamentals desde este punto de vista: su grado de descentralizacién informativa y la estructura de incentivos. Discutiremos ambas con dos ejemplos concretos de mecanismos: el com- petitivo y uno planificado. Para discutir el primero, afiadamos a los consumidores y productores un agente ficticio (el llamado subastador walrasiano) encargado de hacer piblico un precio en el mercado de pan y recabar de cada agente la cantidad que a dicho precio estaria dispuesto a comprar o vender. Si la economia cumple ciertas caracteristicas (que serdn analizadas en detalle en el capitulo 6) y el subastador actia aumentando (re- duciendo) el precio del pan cuando la cantidad total demandada es mayor (menor) que la ofrecida, la repeticin de este proceso de ajuste del precio conducir4 a en- contrar uno al que ambas cantidades se igualen. En ese momento el subastador «abre» el mercado y deja que los agentes intercambien libremente a dicho precio. Ahora las decisiones de todos los agentes estardn coordinadas en el sentido de ser simulténeamente compatibles y el mercado de pan se encontraré en equilibrio a dicho precio. En el sistema descrito, la informacién relevante se trasmite exclusivamente a través del precio, y ningdn agente sale del mercado con més informaci6n de aquella con la que entré. Ningtin consumidor conoce las preferencias o capacidad de gasto de otro consumidor, ni la tecnologia de empresa alguna. Ninguna empresa tiene 20. Andlisis microeconémico Ons COCO informacién sobre la capacidad de gasto o preferencias de consumidor alguno, ni sobre la tecnologia de otra empresa. Ni siquiera el subastador tiene informacién alguna sobre los agentes, ya que s6lo conoce, a cada precio hecho piblico, las cantidades totales demandadas y ofrecidas. Pero ni siquiera tiene que almacenar esta informacién agregada. Se trata, por tanto, de un sistema informacionalmente descen- tralizado. Un corolario de la descentralizaci6n informativa es el anonimato de los agentes, ya que el sistema funcionaria exactamente igual si; numerando a los agentes del 1 al N, cambidramos los nimeros de identificacién de los mismos: el sistema no iden- tifica a los agentes individuales, Discutamos ahora un sistema distinto: ademas de consumidores y productores existe una oficina planificadora (OP) que trata de maximizar la cantidad producida del tnico bien. La OP ofrece a cada empresa unas cantidades de recursos y les pide como respuesta los valores de las productividades marginales de cada recurso. Re- cibidas las respuestas a OP ajusta las dotaciones ofrecidas a cada empresa aumen- tando (disminuyendo) los recursos asignados a aquellas empresas que declaran ma- yores (menores) productividades. Cuando, en el limite, la productividad marginal de cada recurso sea igual en todas las empresas, asignaré a cada una las cantidades de recursos correspondientes y dejar que cada productor Ileve a cabo su plan. Se trata ahora de un sistema centralizado informacionalmente en que la OP recoge la informacién suministrada por cada empresa y lo hace de forma no andnima, porque en cada intercambio informativo la OP tiene que decidir si a cada empresa concreta le aumenta o disminuye su dotacién de recursos. Los dos mecanismos descritos ejemplifican los dos polos opuestos en cuanto a descentralizacién informacional, y también se diferencian por el tipo de informacion que se intercambian los agentes para lograr un grado de coordinacién suficiente. En el mecanismo del subastador éste emite precios y recibe como respuesta cantidades, en el caso de la OP ésta emite cantidades y recibe como respuesta productividades marginales (valoraciones de cada empresa de los recursos). El segundo aspecto a considerar esta relacionado con el hecho de que, dado que los agentes individuales toman libremente sus decisiones, el buen funcionamiento del sistema slo podré garantizarse si los agentes se comportan de forma coherente con los objetivos perseguidos por el mecanismo de asignacién, es decir, si éste es compatible desde el punto de vista de los incentivos. Expresado en otros términos, para que los sistemas descritos asignen en la forma deseada, la informacién que los agentes transmiten al subastador o a la OP ser correcta, y s6lo lo sera si los agentes obtienen ventajas por hacerlo asi y desventajas por transmitir una informacién fal- seada. Si, por ejemplo, la OP sancionara fuertemente pequefias desviaciones en el cumplimiento de los planes productivos de las empresas, estas tenderian a transmitir unas productividades menores a las reales como forma de cubrirse del riesgo de incurrir en desviaciones, lo que haria que el sistema no asignara eficientemente sus recursos. En resumen, el estudio de las formas en que se organiza y coordina la produccion y distribucién de bienes exige definir con precisién el sistema de asignacién en el {que se trabaja, y ello implica especificar los agentes econémicos, formular los ob- jetivos y reglas de comportamiento de los mismos, y comprobar que la.estructura Introduccién 24 de incentivos que caracteriza la economia permite hacer compatibles los objetivos perseguidos por el sistema con el comportamiento efectivo de los agentes. iciones del anilisis de eficiencia 3. Asignacién y distribucién: algunas limi La economfa se ocupa, en general, de tres grandes grupos de problemas: de asignacién de recursos, de distribucién y de reproduccién del sistema. El primer tipo de problemas ya ha sido comentado en el epigrafe precedente, pero conviene ahora sefialar que permite tres tipos de planteamientos. (i) Tratar de definir un mecanismo de asignacién, una economia, que en con- diciones ideales asigne eficientemente. Este planteamiento conduce al andlisis de equilibrio general competitive o de un mecanismo de planificacién que dé lugar a asignaciones eficientes (tema tratado en los capitulos 6 y 7). (ii) Investigar mecanismos de asignacién que permitan asignar en forma eficien- te en aquellos casos en los que el sistema no funcione bajo condiciones ideales. Este planteamiento conduce al andlisis, por ejemplo, de mecanismos especificos para el caso de bienes puiblicos en que no existen precios individualizados de adquisicién de los mismos (tema tratado en el capitulo 8). (iii) Partir del hecho de que la sociedad formula unos juicios de valor respecto a lo que considera deseable y disefiar mecanismos de asignacién que permitan sa- tisfacer dichos criterios colectivos, estimando si se desea los costes en términos de eficiencia técnica de dicha asignacién. Este planteamiento conduce a, por una parte, analizar las formas en que se pueden generar los juicios de valor colectivos —teoria de Ia eleccién social (tratada en el capitulo 10)— y, por otra parte, a ver cémo pueden cumplirse estos en la practica —teoria de la politica microeconémica—. Como resulta obvio, en los dos primeros planteamientos del tema de la teorfa de la asignacién, el objetivo fundamental es el de la eficiencia, por lo que el andlisis terminara proporcionando una asignacién eficiente, siendo un subproducto la distri- bucién de la riqueza y renta resultantes de dicha asignacion. Esto es obvio en cuanto se tiene en cuenta que el andlisis de asignacién eficiente (y su paradigma basico, el andlisis de equilibrio competitivo [EC]) toma como dadas las dotaciones iniciales de recursos y su distribucién entre los individuos, es decir, la distribuci6n de la riqueza. Siendo esto asf, las rentas de los agentes individuales que presenta una economia competitiva tras generar un equilibrio ser4 simplemente el resultado de multiplicar la dotacién individual de recursos (exégena al modelo) que los precios de EC cuya nica propiedad, en su caso, es la eficiencia. La distribucién es un subproducto de la eficiencia asignativa y la historia familiar. Este es el motivo —como se verd en el capitulo 7— por el cual los supuestos més heroicos y ad hoc del andlisis del modelo de equilibrio general competitivo van destinados a garantizar que todos los agentes pueden sobrevivir a los precios de equilibrio de la economfa. Expresado en otros términos, a asegurar que la distribu- cién de la riqueza no sea tan desigual que los salarios de eficiencia del sistema conduzcan a que ciertos agentes obtengan unas rentas que les impidan alcanzar los consumos de subsistencia. Pese a la limitacin sefialada, la importancia del anélisis de eficiencia est fuera 22. Andlisis microeconémico de toda duda, aunque no agote el conjunto de problemas relevantes del anélisis econémico. Y ello por tres motivos. Uno primero es obvio: si el tedrico no se considera legitimado para opinar sobre si una asignacién eficiente puede considerarse mejor o peor que otra desde el punto de vista del bienestar colectivo, la caracterizacién de aquella y el andlisis de las posibles formas de alcanzarla agotard su campo de estudio. Pero aunque se consi- dere que la optimalidad social es més importante que la eficiencia, también sera esencial que conozca los resultados de la teoria de la asignacién eficiente. Por ejem- plo, una asignacién més equitativa que la de EC implicara unos costes en términos Ue uso no eficiente de los recursos que han de conocerse para poder determinar cual es la asignacién dptima desde el punto de vista colectivo. La decisién entre equidad y eficiencia s6lo puede hacerse sobre la base de conocer los costes de una en tér- minos de la otra y lograr la combinacién 6ptima entre ambas con arreglo a los juicios de valor que sean al caso. La segunda raz6n es que el andlisis de EC constituye un punto de partida idneo para introducir, a partir del mismo, diversas perturbaciones en su funcionamiento. La existencia de monopolios, rendimientos crecientes y todo tipo de indivisibilida- des, la aparicién de efectos externos, la existencia de informacién asimétrica, y un largo etcétera, plantean problemas de existencia y eficiencia de! equilibrio cuya so- lucion ha de investigarse a partir del modelo basico de EC. Por tiltimo, la tercera raz6n de la importancia del andlisis de eficiencia es que, incluso desde un punto de vista critico, el caracter prescriptivo-negativo de la teorfa del EC es esencial. Conocer las condiciones fuertemente restrictivas de las que de- pende que una economfa competitiva pura funcione de forma eficiente, constituye tuna guia indispensable para plantearse problemas relevantes, y un excelente arsenal en manos del critico del sistema. Por titimo, dado que los problemas de reproduccién de la economia constituyen la integracién en un contexto temporal y dinémico de los problemas de asignacién y distribucion, también el andlisis del crecimiento econémico resulta tratado, desde ia perspectiva de la teoria de la asignacién eficiente, como un tema subordinado a esta. La conclusién mas inmediata de toda esta discusién es que el andlisis puro de eficiencia constituye un marco insuficiente para plantearse los problemas de distri- bucién de la riqueza y del crecimiento econémico. Pero también lo es que la recu- rrente polémica sobre la relevancia del andlisis de EC carece de contenido real y slo es explicable por la existencia de dos puntos de vista. Uno primero que consi- dera que los problemas econémicos son, esencialmente, problemas politicos de dis- tribucion de poder que nada tienen que ver con asépticos andlisis de mecanismos de asignacién eficiente. Uno segundo que postula que el tedrico sélo puede trabajar en el campo de la economia pasitiva, y que la formulacién de juicios de valor es ajena al mundo del anélisis econdmico. Ambas posiciones son erroneas. La primera, porque aun aceptando la mayor, ello no implica que la teoria de la asignacion no sea relevante, sino tan s6lo que no se plantea, por ejemplo, problemas de cambio social. La segunda, porque muchos de los problemas relevantes desde el punto de vista econémico exigen para su tratamiento la formulacin de juicios de valor, y estos tiltimos se encuentran tratados en profundidad por una de las ramas mas Introduccion 23 eS: sugestivas de la teoria econémica —la teorfa de la eleccién social—, aunque no por supuesto por la teorfa del EC. Para terminar la discusién sobre los limites del andlisis de asignacién eficiente, es preciso sefialar que un enfoque tan acotado como el descrito ha de utilizarse con una gran precision y modestia si se desea no caer en el error de cometer extrapo- laciones inadmisibles. Para prevenir contra este uso inadecuado del andlisis econé- mico bastard discutir un ejemplo. El estudio del equilibrio general competitivo (EGC) permite llegar a la conclu- sién de que en un marco institucional caracterizado por la propiedad privada, la actuacién paramétrica respecto a los precios de los agentes individuales, dada la distribuci6n inicial de la riqueza, en condiciones teéricamente ideales, el sistema de mercado competitivo conduce a una asignacién eficiente de los recursos productivos. No es infrecuente que, tras obtener este resultado, algunos tedricos concluyan que la mejor forma de organizacién social es aquella que permite el funcionamiento sin roces del libre mercado, y que las deficiencias resultantes del mismo respecto a la distribucién (en caso de que existan) se derivan exclusivamente de la tecnologia, las preferencias individuales y la historia, que constituyen datos para el economista. No es infrecuente que algunos tedricos concluyan esto, pero es incorrecto, por- que dicha postura sélo podria mantenerse como minimio bajo una larga cléusula condicional que rezara: «si se considera que la mejor forma de organizaci6n social es la propiedad privada, si se considera que no existen objetivos sociales distintos de los individuales, si se considera que la participacién del agente en el proceso Productivo no conforma sus preferencias, si se considera que la eficiencia es el objetivo fundamental de la sociedad...». Y esta cldusula no puede defenderse desde el punto de vista de la teoria de la eficiencia por las limitaciones que la misma impone a sus planteamientos. Un economista puede defenderla como ciudadano, pero en este caso el respaldo cientifico se desvanece y nos encontramos, en el mejor de los casos, con un buen especialista en céleulo econémico que es, al margen de su profesién, un ciudadano muy conservador. 4. El proceso de modelacién del andlisis econémico Tanto los consumidores como las empresas son objeto de un tratamiento formal- mente idéntico en el sentido de suponer que su actuacién es el resultado de un proceso de optimizacién condicionada en el que cada agente trata de maximizar una funcién objetivo que valora los resultados de sus decisiones, viéndose sometido a unas restricciones. Las diferencias entre ambos tipos de agentes no se encuentran, por tanto, en la estructura formal de su comportamiento cuanto en el tipo de funcién objetivo que les caracteriza y las restricciones a que se ven sometidos. Lo primero que se necesita, por tanto, es disponer de una repres cuada de los objetivos de cada tipo de agente, por lo que el andli postulando una serie de axiomas que permiten garantizar la existencia de una re- presentacién funcional del objetivo perseguido por el agente. En el caso del consu- midor los axiomas garantizan que sus preferencias son representables por medio de una funcién de utilidad que permite decidir entre cualesquiera-dos combinaciones 24 Andlisis microeconémico de consumo posibles cudil es preferida. En el caso del productor los axiomas relativos a la tecnologia permiten obtener una representacién funcional de combinaciones factores-productos técnicamente eficientes Una vez formuladas las funciones objetivo, se hacen explicitas las restricciones. Por ejemplo, en el caso del consumidor, si nos planteamos cémo distribuye una renta dada entre los distintos bienes de consumo, la restriccién serd que el gasto en que incurra no puede superar a la renta disponible. En el caso del productor, po- demos suponer que dispone de unas dotaciones iniciales dadas de recursos, lo que le impide obtener cantidades de productos que requieran mayor volumen de recur- sos que los disponibles. Planteados asi los problemas de consumidor y productor, se obtiene que las cantidades demandadas de todas las mercancfas dependen de una serie de paréme- tros ajenos al comportamiento de cada agente individual (precios, rentas) y, a partir de aqui se pueden contestar preguntas operativas del tipo ;6mo reaccionan los agentes ante cambios en las variables ex6genas?, ;c6mo alteran sus decisiones los agentes ante determinados cambios del marco institucional? Como puede observarse, el método utilizado es el deductivo puro, pero la forma de trabajo del andlisis econémico presenta algunas caracteristicas especificas que merece la pena sefialar brevemente. (1) Dado que los axiomas y criterios de decision de los agentes tratan de re presentar estilizadamente las condiciones reales en que estos desarrollan sus acti Gades, es relevante preguntarse —en un modelo dado— cules son aquellos axiomas mas restrictivos y su posibilidad de relajacién. Un ejemplo tipico es el de los ren- dimientos crecientes de escala (RCE). Se sabe que el problema de maximizacion Gel beneficio no est acotado en presencia de RCE y, por ello, se postula su ausen- Gia. Sin embargo, los RCE son frecuentes en los procesos productivos del mundo real, por lo que una parte significativa del andlisis de EGC se ha dedicado a garan- tizat bajo qué condiciones pueden existir asignaciones eficientes en presencia de RCE. Por tanto, y al margen de la llamada polémica sobre el «realismo de los supues- tos», el andlisis econdmico debe tener en cuenta el grado de que los distintos axio- mas y supuestos representan adecuadamente los rasgos estilizados de la realidad o, por el contrario, suponen simplificaciones convenientes en una primera aproxima- cién, que deben relajarse en etapas posteriores del anilisis (2). Algunas veces ciertos axiomas implican la adopcién de un determinado jul- cio de valor, lo que no sucede en las ciencias de la naturaleza. Por ejemplo, para poder disponer de un criterio de elecci6n colectivo entre asignaciones alternativas, ts preciso postular un conjunto de axiomas compatibles entre sf, lo que impone restricciones a las propiedades deseables que pueden exigirse al mecanismo de elec~ Gién social, Prescindir de unas propiedades a cambio de otras implica juicios de valor, O, mas sencillo, en el andlisis de eficiencia comparativa basado en excedentes, se supone que lo importante es maximizar el excedente total de productores y con. Sumidores, lo que implica el supuesto de que una unidad de cuenta de excedente gn manos de las empresas proporciona el mismo bienestar social que si esté en manos de los consumidores. (3) Puesto que en economia no existen experimentos controlados para poder Introduccion 25 contrastar la bondad de las teorias, no suelen existir pruebas cruciales respecto a la validez de un teorema. Es frecuente encontrar trabajos empiricos que postulan de- terminados resultados y causalidades y otros que disienten de los anteriores, siendo ambos correctos desde el punto de vista de las técnicas econométricas utilizadas. Sin tratar con ello de restar importancia al contenido empirico de las proposiciones analiticas, y a su posibilidad de contraste con la realidad concreta, el estatuto del andlisis econémico como «ciencia empirica» es bastante débil, y es conveniente tener en cuenta que, con frecuencia, tras la defensa de uno u otro tipo de proposiciones (sobre todo si se refiere a formas de intervencién sobre el sistema) se encuentran intereses econémicos 0 politicos. El resumen, como recomendacién l6gicamente trivial pero no innecesaria para prevenir contra usos interesados o incorrectos del andlisis, convendria siempre tener presente que los resultados de los modelos son vélidos sdlo bajo los supuestos for- mulados, y no con cardcter universal y que, con frecuencia, existen supuestos im- plicitos cuya modificaci6n altera de forma significativa las conclusiones del andlisis. El método deductivo y el uso del instrumental matematico presentan, desde este punto de vista, la ventaja de exigir que los supuestos se hagan explicitos. Algo que, con frecuencia, no sucede en los tratamientos inductivos o estrictamente literarios. 5. Andlisis parcial, general y el problema de la agregaci6n La nocién de equilibrio como situacién en que los comportamientos optimizado- res de los agentes individuales son simulténeamente compatibles, puede analizarse en distintos planos. La diferenciacién mas importante es la existente entre andlisis general y andlisis parcial: cuando se consideran las interrelaciones existentes entre todos los agentes y variables se esta en el campo del anilisis general, y cuando se aisla una parte de la economfa y se supone que no resulta influida por el resto de la misma, nos encontramos en el campo del andlisis parcial. Es un resultado conocido, e intuitivamente evidente, que las cantidades deman- dadas de cada bien por cada consumidor dependen de los precios de todos los bienes y de su renta (andlisis general). Sin embargo, con frecuencia, el economista trabaja suponiendo que la cantidad demandada de un bien concreto slo depende de su propio precio (andlisis parcial). Una visién radical de la diferencia entre ambas formulaciones podria conducir a la conclusién de que las tnicas funciones correctas de demanda son las primeras y que, por tanto, el andlisis parcial es erréneo. Veamos cémo esto no es asi, existiendo varias formas de justificar el andlisis parcial. Una primera posibilidad es el supuesto ceteris paribus que supone que todas las. variables excepto aquella que se analiza se mantienen constantes. Este proceder resulta, sin embargo, poco satisfactorio, porque para que sus resultados sean com- patibles con el andlisis general es preciso aceptar que en una economfa puede, por ejemplo, cambiar el precio de un solo bien y seguir en equilibrio aunque no se alteren los restantes. Una via més satisfactoria desde el punto de vista tedrico de justificar el andlisis parcial es la siguiente. Es posible que si las funciones de preferencias de los consu- midores tienen determinadas caracteristicas, el andlisis general conduzca a que las 26 Andlisis microeconémico funciones de demanda de los bienes dependan s6lo de su propio precio. En este ‘caso no se trata de suponer que se mantienen constantes todos los pardmetros re- Ievantes del sistema excepto uno, sino que estos realmente no afectan a las canti- dades demandadas de un determinado bien. Bajo estas condiciones, por tanto, el andlisis parcial es ldgicamente equivalente al general, ambos daran los mismos re- sultados, y el problema reside en identificar los supuestos precisos para que esto sea asi y valorar su grado de restrictividad. La tercera justificacién teérica del andlisis parcial corresponde al caso simplifi- cado en que en la economia sélo existen dos bienes. Si ello es asi bastara con analizar un solo mercado porque su equilibrio garantiza automaticamente el del otro. Existe, por iiltimo, una razén operativa en favor del andlisis parcial. Cuando una economia esté formada por muchos agentes y bienes, la obtencién de proposiciones de cardcter general relativas a los efectos que sobre el equilibrio puede tener la alteracién de un par4metro es extraordinariamente compleja. En este caso, el and- lisis parcial puede obtener proposiciones de forma asequible que, a su vez, consti- tuyen una buena guia para el tipo de teoremas que se considera conveniente probar si son correctos 0 no en un contexto de andlisis general. Como es claro, las diferen- cias entre andlisis general y parcial es que el segundo no tiene en cuenta los efectos indirectos de una variable sobre los restantes; pero si, como cabe suponer, en una amplia categoria de problemas, los efectos directos son mas importantes cuantitati- vamente que los indirectos, ambos andlisis dardn lugar a los mismos resultados en cuanto al signo de la variacién de las variables, lo que no es una informacién irrele- vante. El hecho de que hayamos discutido las diferencias entre andlisis general y parcial en términos de agentes individuales no debe hacer pensar que se hace andlisis ge- neral slo cuando se trabaja en estos tltimos. El modelo macroeconémico mas sencillo del tipo IS-LM de determinacién de la renta es un modelo de equilibrio general si la oferta monetaria se considera exdgena, porque todas las variables se encuentran relacionadas entre si. Se trata, eso sf, de un modelo muy simplificado en que todos los consumidores se representan por uno s6lo, al igual que todos los productores, y donde s6lo existen dos bienes (uno de consumo y uno de inversi6n). Pero esta simplificacién lo que indica no es que el andlisis sea de tipo parcial, sino que tiene un elevado grado de agregacién. Suponiendo una economia de «tamafio» real con, por ejemplo, millones de con- sumidores y algunos miles de bienes y de empresas, habria miles de millones de demandas de bienes... y la dimensién del problema serfa enorme. Esta dificultad ‘aumenta en el caso de la economia aplicada por las limitaciones tanto de la infor- macién estadistica fiable como de los tratamientos computacionales 0 econométricos de los modelos. Por ello, con frecuencia, se esta interesado en reducir la dimension del problema mediante la agregacién del comportamiento de varios agentes en uno s6lo, 0 tratando grupos de bienes como si fueran uno s6lo. El problema tedrico de la agregacién es, por tanto, el estudio de las condiciones bajo las que resulta ana- liticamente correcto reducir la dimensi6n de los problemas (en agentes y/o bienes). Introduccion 27 eee 6. Contenido del libro Este libro esté dedicado a la teorfa de la asignaci6n eficiente de recursos. Los capitulos 2 y 3 tratan respectivamente del andlisis del consumidor y productor indi- viduales que actéan paramétricamente respecto a los precios en condiciones de cer- teza. El capitulo 5 analaiza la teorfa de la eleccién bajo incertidumbre y la aplica a una serie de problemas tipicos (seguros, seleccién de cartera, demanda de mercado). Los capitulos 2, 3 y 5 se conectan directamente con los capitulos 6 y 7, que forman un bloque dedicado al estudio del equilibrio: general competitivo (EGC). Sobre la base de la teoria de los agentes individuales, el capitulo 6 estudia la existencia de EGC primero en una economia de intercambio puro formada s6lo por consumido- res, después en una economia que incluye también productores, y luego en una economia con incertidumbre, cerrdndose el capitulo con el estudio de los problemas clasicos de unicidad y estabilidad del EGC. El capitulo 7 trata algunos problemas relacionados con el EGC: el nticleo de una economia competitiva, la estabilidad sin recontratacién y el EGC en un modelo lineal, entre otros. Por otra parte, y con un enfoque algo distinto, los capitulos 2 y 3 se conectan con el 4, En este caso se trata de analizar aplicaciones de las teorias de los agentes individuales: formulacién de sistemas completos de demanda, oferta y costes orien- tados hacia el trabajo empirico, indices de bienestar y de coste de la vida, oferta de trabajo, eleccién consumo-ahorro, progreso técnico. En el capitulo 8 se analiza la existencia de fallos de mercado, es decir de situa- ciones en que el EGC no constituye una asignacién éptima y se trata el tema del disefio de mecanismos de asignacién que permitan recuperar, en presencia de fallos de mercado, las propiedades de optimalidad del equilibrio que en estado puro tiene el sistema competitivo o, incluso, propiedades de optimalidad mas amplias. Quiza algun lector se sorprenda de que exista un tinico capitulo —el 9— dedi- cado a la teoria de los precios en equilibrio parcial (monopolio, competencia imper- fecta, etc.). Algunos de estos temas se tratan en un marco de equilibrio general, pero la raz6n fundamental es que, dado el desarrollo que ha experimentado en los Ultimos afios la teoria de la econom{a industrial (véase, por ejemplo Tirole (1989) © Segura (1993)), cualquier intento de incluir su estudio en este libro habria dado lugar a un volumen de tamafo disuasorio o a un tratamiento muy esquematico de los problemas. Adicionalmente, esta divisién temética no hace sino plasmar la que se ha producido en la forma de ensefiar el andlisis econémico en segundo ciclo en los tltimos afios: frente a un curso de microeconomia superior y otro de equilibrio general, ahora lo normal es un curso de microeconomfa superior y otro de economia industrial. Este libro hereda muchas cosas de mi Andlisis microeconémico (1988). De hecho los capitulos 1 a 4 son versiones ligeramente simplificadas —y espero que mejora- das— de los capitulos 1 a 5 de aquél. Sin embargo, el capitulo 5 y las partes del 6 y 7 teferidas a condiciones de incertidumbre son totalmente nuevos. 28. Anélisis microecondmico 28_Anilisis mioroeconémmicg Bibliografia Sobre asignaci6n y optimalidad una lectura de dificultad intermedia es ARROW (1971). Un planteamiento literario muy claro de mecanismos de asignacién es HURWICZ (1969, 1974). Una reflexion sobre los limites de este enfoque ver SEGURA (1977, 1990). Un texto siempre magnifico para leer, de dificultad intermedia, es KOOPMANS (1957) Capitulo 2 TEORIA DEL CONSUMIDOR Y DE LA DEMANDA Estudiaremos en este capitulo cémo se modela la eleccién del consumidor individual que dispone de una renta monetaria dada (es decir cuya oferta de factores produc- tivos y precios de los mismos estén dados) para gastar en un conjunto de n bienes X = (X,, ..., X,). El consumidor toma los precios de los bienes como dados, tiene libertad plena para adquirir las cantidades que desee de los bienes y no existen costes de transaccién. Esto tiltimo significa que, como no existen ni descuentos por cantidades, ni limites al intercambio, la restriccin presupuestaria se convierte en la tradicional recta 0 hiperplano de balance, aunque en marcos institucionales distintos (ver capitulo 4) la restriccin puede tomar otras formas. Dados los precios de los bienes p = (p;, ..., p,) y la renta monetaria y, el con- sumidor elegiré el vector de consumo x que maximice su satisfacci6n y no exija un gasto superior a y. Por tanto, se necesita disponer de una representacién de las preferencias del consumidor que ser la funcién objetivo del problema de maximi- zaci6n condicionada. Se trata, pues, en primer lugar, de analizar las preferencias del consumidor individual para determinar bajo qué condiciones son representables por medio de una funcién que retina un conjunto de caracteristicas deseables. A lo largo de este capitulo, los conceptos de renta y gasto son sindnimos, no plantedn- donos qué parte de la renta se consume y cual se ahorra, una decisién que se estudiard en el capitulo 4. 1, La estructura de las preferencias in Denotemos por x un vector concreto de cantidades (no negativas) de los n bie- nes: x = (2), ..., X,): Sea > una relaci6n binaria entre vectores de consumo tal que x° > x! indica que x° es al menos tan satisfactorio para el consumidor como x'. Las posibles relaciones légicas entre cualesquiera x°, x! € IR’, seran: 30 Andlisis microeconémico Caso 1: x9 > xt y nox! > x° Caso xi>xynow>x! Caso 3: xe xt y xt x? Caso 4: no x? > x! y no x! > x? El caso 1 significa que siendo x° al menos tan deseable como x', este dltimo no es tan deseable como x! lo que significa que x° es estrictamente més deseable que x'y se denota como x? > x!, El mismo razonamiento conduce a que el caso 2 im- plique x! > x?. El caso 3 significa que x° es al menos tan deseable como x! y x! al menos tan deseable como x°, lo que indica que ambos vectores de consumo son igualmente deseables para el consumidor o indiferentes y se denota por x’ ~ x!. El caso 4 indica que las combinaciones de consumo x? y x! no son comparables entre sf. Supondremos que las preferencias son de tal tipo que la relacién binaria > ve- rifica los siguientes axiomas. Axioma 1 (completitud) Wei, xi RY, Ox > xy nox = Xx > x! 6x! > xy no xo > x! x! > x? 6x ext y x= xox? ~ xt es decir, ante dos combinaciones cualesquiera el consumidor es capaz de comparar- las, por lo que se excluye el caso 4.Esto implica que la relacién > es completa, no siéndolo evidentemente las ~ y >. ‘Axioma 2 (reflexividad) vx e Ry, x? > x? que postula la reflexividad de >. Resulta obvio que ~ es reflexiva pero > no lo es. Axioma 3 (transitividad) Vx, x, xe Rix a xty x= eo x= que postula la transitividad de la relacién >, propiedad que comparten también las relaciones ~ y >. Los tres axiomas postulados hasta aqui garantizan que la relaci6n > constituye un preorden completo débit® en Re. Completo por el axioma 1 y débil por admitir la relacin de indiferencia entre combinaciones distintas (por tanto, > no es antisimé- trica). © Algunos autores llaman a esto un orden débil. Mantendremos aqui la terminologia matemética usual segin Ia cual el orden califica una relacién que, ademas de reflexiva y transitiva, es antisimétrica, es decir que cumple: Wal, ate Ra? aly xl aon? Teoria de! consumidor y de la demanda 31 Los axiomas 1 a 3 permiten, para cualquier x°, definir dos conjuntos: H(x*) = {x € Ry/x® > x) B(x!) = {x € Rix > x°} cuya unién es el conjunto Rt en virtud del axioma 1, y cuya interseccién es el conjunto de vectores indiferentes con el x°, I(x’): H(x°) U B(x) = Ry H(x!) 0. B(x!) = {x/x ~ x9) = I(x) Los axiomas 1 a 3 permiten, por tanto, realizar una particién en el sentido estricto de IR, por ejemplo, mediante los conjuntos H(x°) y el conjunto {x € R/x > x°}, aunque los conjuntos H(x) y B(x) no constituyan una particion por ser de interseccién no vacia. Ademés de la particién, los axiomas postulados permiten, dado un x° cualquiera, descomponer Rt, en dos conjuntos cuya intersec- cin sea la clase de indiferencia I(x°). Axioma 4 (monotonia) Vx, xt e Ri, x? > x! x? > x! Es decir, si entre dos vectores uno de ellos tiene al menos un componente mayor y ninguno menor que el otro, el primero sera siempre estrictamente preferido al segundo. Esto significa que el consumidor preferir4 disponer de mayores cantidades de cualquier bien, ¢ implica la no saturabilidad del consumidor. Axioma 5 (continuidad) Wx? © RL Hx) = {x/x? > x} y B(x®) = (x/x > x°} son conjuntos cerrados. Este axioma postula la continuidad de las preferencias. La idea intuitiva es clara: entre dos combinaciones indiferentes, por préximas que se hallen, siempre puede encontrarse otra indiferente con ambas, y la relacién de preferencia estricta entre dos combinaciones no se ve alterada si en cualesquiera de ellas se varian en cuantia suficientemente pequefia las cantidades de los bienes La idea intuitiva de continuidad es clara. Veamos su relacién con la version formalizada del axioma 5. Supongamos x’ > x!. La continuidad exige que exista un entorno de x’ —e(x)— y un entorno de x! —e (x!)— que cumplan: Vx € (x!) x > x! Wx € e(x!) : x9 > x Supongamos que no existe ningiin «(x") con la propiedad postulada. Esto significa que en cualquier entorno de x° existiran combinaciones tales que x! > x que, por lo tanto, perteneceran al conjunto H(x'). El axioma 5 exige que H(x!) sea cerrado, 32 Andlisis microeconémico enn ce Iuego ha de contener a x°, por Io que x! > x°. Esto es contradictorio con el supuesto de partida x? > x!, En suma, que los conjuntos H y B sean cerrados para cualquier combinacién posible es equivalente a postular la continuidad de las preferencias. Axioma 6 (convexidad) Vx! € Ry, Vx!, x? € B(x), Va € [0, ax! + (1 — ax? € B(x!) que es el axioma de convexidad del conjunto B(x). Este axioma es esencial para garantizar que la representaci6n de las preferencias del consumidor es la adecuada, ya que garantiza que B(x°) tiene una frontera, que es la curva o hipersuperficie de indiferencia, con la curvatura adecuada para resolver el problema de eleccién del consumidor. El axioma 6, tal y como se ha formulado, permite que B(x) sea débilmente convexo, lo que puede presentar algunos proble- mas. Si se desea evitar esta posibilidad, el axioma puede reformularse exigiendo la estricta convexidad de B(x), es decir: Axioma 6" (convexidad estricta) Vx! € RY, Wx!, x2 © B(x), x! # x7, Wa € (0,1): ax! + (1 — a)x? > x? con lo que se impide la existencia de tramos lineales en la frontera de B(x‘). Si, ademas, se desea evitar la existencia de puntos angulares en las curvas de indiferencia, puede postularse un axioma adicional: ‘Axioma 7 (diferenciabilidad}. La inclinaci6n de I(x°) es tnica en cada punto. Formulemos, por iiltimo, un axioma que no se refiere a la estructura légica de las preferencias, sino al criterio de eleccién del consumidor. Supongamos que el consumidor slo puede acceder a las combinaciones pertenecientes a un subconjunto ‘Ac Rt. Sientre ellos elige x” —que denotaremos por Ex’— es porque las restantes combinaciones de A no son preferidas a x°. Es decir: Axioma 8 (racionalidad) Ex’ + Wx Ax > x El axioma 8 parece asegurar que el consumidor puede realizar una eleccién dado un conjunto A, pero ello no es cierto a menos que A posea ciertas caracteristicas. Por ejemplo, es trivial que A debe ser no vacio para que exista eleccién. Una propiedad menos evidente es que A ha de ser cerrado. En el gréfico 2.1 se repre- senta A como el conjunto rayado sin incluir la curva FF’, su frontera. Dado un x! € A cualquiera otro situado sobre el rayo vector OL en (x!, x'] sera preferido a ©) problemas respecto a la existencia de soluciones esquina, donde las cantidades de algunos bienes pueden ser nulas, o a la existencia de més de una solucién al equilibrio del consumidor individual Teoria de! consumidor y de la demanda 33 x! por el axioma 4 de monotonfa. Si el conjunto A fuera cerrado, x? serfa el preferido del segmento [x', x'], pero si es abierto x? ¢ A, y el consumidor no podria elegir ya que en [x!, x?) hay infinitos vectores, pero ninguno es preferido a todos los demas. RK Xs \ Dei\\ Grarico 2.1 Otro caso en que no existirfa eleccién serfa aquél en que A = R’,, porque el conjunto A no estarfa acotado. En resumen, para garantizar la eleccién mediante el axioma 8 es preciso suponer que el conjunto de combinaciones accesibles A es no vacio, cerrado y acotado. Veamos, de forma intuitiva, la funcién de los axiomas postulados para garantizar que pueda Ilevarse a cabo un proceso de eleccién formulable como un problema de optimizacién condicionada. Para ello discutiremos el caso de dos bienes por ser susceptible de representacién grafica. En el grafico 2.2a se representa el tipo de resultados que garantizan exclusiva- mente los axiomas 1, 2 y 3. En dicha figura, los puntos representan las combinacio- nes indiferentes con una dada x’, los tridngulos las combinaciones preferidas a la x? y todos los restantes puntos del primer cuadrante las peores que x’. Lo tinico que garantizan los axiomas 1, 2 y 3 es que todos los puntos en IR? pueden dividirse en dos subconjuntos. El H(x°) estarfa formado por IR? excepto los tridngulos, el B(x’) formado por los tridngulos y los puntos; la interseccién entre ambos serian los pun- tos y la unién de ambos [R?. En resumen, los axiomas 1 a 3 s6lo permiten asegurar que se puede definir de forma no ambigua 1(x°), que en el grafico 2a serian los puntos. El axioma 4 de monotonia garantiza dos propiedades fundamentales del conjunto 1(x°). En primer lugar, que sus elementos se sitéian en forma decreciente, ya que: x, x! e Ru: x? ~ x! no (x? > x!) y no (x! > x) A>x? GrarIco 2.24 Xs 7 A 7 A 2. A . 4 . 4 . 4 -) 4 24 UL 0 x A>x? GRArICO 2.26 > x Grarico 2.26 GrArico 2.24 Xp 7 Ba) 10°) (2°) = 0 x GRAFICO 2.2e GrArico 2.2f Teoria del consumidor y de la demanda 35 Ademés, garantiza que dos conjuntos 1(x°) e I(x!) (x° > x! 6 x! > x°) no pueden tener un punto en comiin, por lo que, dado un x° cualquiera, los puntos més alejados del origen son preferidos, y los situados més cerca del origen peores, que los del conjunto I(x’). En’términos del grafico 2.2b se observa que los puntos de /(x°) no pueden tener Ia posicién de 2.2a, sino que han de situarse en forma decreciente. El axioma 5 de continuidad garantiza que la clase de indiferencia 1(x°), frontera del conjunto B(x’), es continua y, por tanto, sélo puede tomar formas como las de la curva del gréfi- co 2.2c. El axioma 6 de convexidad no estricta exige algo més: que la curva de indife- rencia no sea céncava respecto al origen, es decir, que el conjunto B(x*) sea con- vexo. En el grifico 2.2d B(x) es débilmente convexo. Si se exige estricta convexidad —axioma 6’— la curva de indiferencia no puede ser como la anterior sino que ha de tomar una forma como la del grafico 2.2e. Por ultimo, el axioma 7 elimina puntos angulares como el x' de los gréfi- cos 2.2c-2.2e y garantiza que la nica forma posible de una curva de indiferencia es como la mostrada en el grafico 2.2f: decreciente, continua, convexa respecto al ori- gen y con inclinacién tnica en cada punto. 2. La funcién de utilidad como representacién de las preferencias Los axiomas 1 a 7, que dan lugar a unas curvas de indiferencia como las del grafico 2.2f, permiten pensar en un procedimiento de construccién de una funcién que represente las preferencias del consumidor individual. En el grafico 2.3 aparecen una serie de curvas de indiferencia I(x°), I(x!), 10), 108) y la bisectriz del primer cuadrante, que corta a cada curva de indiferencia respectivamente en los puntos x’, x!, x y »°. A cada curva de indiferencia le podemos asociar ahora un numero real que sea la abscisa del punto de interseccién del rayo vector con la respectiva curva de indi- ferencia. Asi, en el grafico 2.3, se asocia a cada curva de indiferencia un ntimero real U(x): U(x°) > U(x"); I(x!) > Ulx'); 10?) > UGE); IG?) > UC?) Si a todo punto perteneciente a la misma clase de indiferencia se le asigna igual néimero real cabe intuir que la construccién propuesta conduce a una funcién U(x) tal que: U: Ri R, Wx! © Ri, x ~ x9 U(x) = U(x) Wx! & Ri, x > x? U(x) < U(x) Vx! € Ri, x > x > U(x!) > U(x) Si esta construcci6n es posible, se habré conseguido una representacién ordinal de las preferencias del consumidor, ya que por medio de U(x) a cada vector de Te) 0 Uw) UG) UG?) UG?) xX GrArico 2.3 consumo x € Ri le correspondera un tinico nimero real, comin para todos los élementos de la misma clase de indiferencia, ntimero real mayor para combinaciones de consumo preferidas, menor para las inferiores, ¢ igual para las indiferentes. El hecho de que U(x) sea una representacién ordinal es claro si se tiene en cuenta que la asignacién de un numero real a cada curva de indiferencia ha sido totalmente arbitraria (puede cambiarse la bisectriz por cualquier rayo vector que pase por el origen, y el procedimiento de representacién seria igualmente valido). Esto es asi porque lo tinico que se precisa es una representacién de las preferencias que Pre- porve el orden de las mismas. En suma, el valor numérico de U(x) para cada x Soncreto no nos interesa en si mds que en cuanto sea mayor, menor o igual que el valor de U(x) asociado a otro vector. Formalicemos algo esta discusin. Resulta claro que para poder elegir entre un conjunto de vectores de consumo el mejor, o al menos uno tan bueno como cual- quier otro, s6lo se precisan los axiomas de completitud, reflexividad y transitividad, puesto que ni la monotonfa ni la continuidad de las preferencias es necesaria (aun- Gue si las propiedades del conjunto de cleccién A). Pero ambos son necesarios si Geseamos disponer —como es el caso— de una funciOn que asigne a cada vector un ntimero real de forma que dicho nimero sea igual slo para vectores indiferentes y mayor (menor) para cualquier vector mejor (peor) El que la continuidad es esencial puede comprobarse discutiendo el caso de las preferencias lexicograficas. Este tipo de preferencias implica que entre dos vectores Cualesquiera x? y x! se preferiré aquel que tenga mayor cantidad del primer bien; a jgualdad de ambas cantidades, el que tenga mayor cantidad del segundo bien, y asf Teoria del consumidor y de la demanda 37 sucesivamente. Es evidente que no existe ambigiiedad alguna en estas preferencias, ‘como no existe en el orden en que aparecen las palabras en un diccionario. La Gnica diferencia con el tipo de preferencias discutidas radica en que no se permite la indiferencia, ya que para que dos combinaciones sean indiferentes han de ser idén- ticas. En el grafico 2.4 se representan tres vectores x°, x! y x’, y con arreglo al criterio lexicografico es claro que x! > x° y x? > x!, Construyamos ahora otros dos vectores de coordenadas: 8 = (xt +a,x8) y x=] — 6,4) a, b>0 Grarico 2.4 siendo a y 6 tan pequefios como queramos. Es claro que x° > x! y x! > x‘, Pero x! > x? y x > x! para vectores x’ y x? tan proximos como queramos, y x? > x! y x? > x! para vectores x? y x! tan préximos como queramos, implican una discont nuidad, que es la evitada por el axioma 5. Sin embargo, sin continuidad la elecci6n racional se produce, porque sobre AA’ se elegirfa siempre A’. Para demostrar —simplificadamente— la existencia de la funcién de utilidad sobre la base de los axiomas 1, 2, 3, 4 y 5 formalizaremos primero la construccién de la funci6n utilizada en el grafico 2.3. Llamando i al vector de unos, asignaremos a cada vector x un ntimero real U(x) tal que: x > U(x)i 38 Andlisis microeconémico 38 _Anlisis MICrOCCOM TN Es decir, el vector x es indiferente con otro que tiene idénticas cantidades de todos los bienes (U(x), .... U(x)): en términos gréficos lo que estamos buscando es el vector indiferente con el x sobre la bisectriz del ortante positivo. Para que esta construcci6n resulte valida como funcién de utilidad sera preciso demostrar tres puntos: 1° que el nimero real U(x) existe 2.°. que dicho nimero es tinico para cualquier x ¢ Ry 3° que U(x) asigne valores mayores, menores, o iguales que U(x’) segdn que x > x’, x° > x, 0 x ~ x! respectivamente, Para un x € Ri cualquiera dado el conjunto H(x) es uno vacio porque el menos contiene el vector nulo y B(x) por el axioma 4 de monotonfa, ya que cualquiera que sea x siempre existiré un ntimero real c lo suficientemente grande como para que el vector ci sea preferido a x. El axioma 5 de continuidad implica que los dos conjuntos son cerrados y al ser IR, un conjunto conexo" existe necesariamente para cualquier x € (Ry un nimero real no negativo c tal que: x~ y este miimero real ¢ es, precisamente, el valor U(x) asignado a x, con lo que se demuestra el primer punto. ‘Ademés, para cualquier x € Rt, dado, dos vectores ci y di slo pueden ser indi- ferentes si ¢ = d, por el axioma de monotonfa, de forma que el mimero real asig- nado es tinico, con lo que se demuestra el segundo punto. Para que esta asignacién de ndmeros reales no negativos a vectores de consumo constituya una representacién adecuada de la utilidad seré, ademas, preciso que asigne respectivamente mayores, iguales 0 menores niimeros a vectores de consumo preferidos, indiferentes o peores. Supongamos que para dos vectores x y X: x~ ci U(x) X~di> U®)=d Supongamos que c > d por lo que ci > di y por el axioma de monotonfa se cumplira ci > di, lo que significa que simulténeamente x ~ ci, ci > diy di ~ %, que por el axioma de transitividad implica x > X, con lo que se demuestra el tercer punto. Se habré observado que el axioma de convexidad estricta no ha sido utilizado y, en efecto, nuestra construccién de la funcién de utilidad no se resentirfa por el hecho de que las curvas de indiferencia del grafico 2.3 fuesen céncavas respecto al origen. Pero es imprescindible para que exista un maximo de la funci6n de utilidad sometido ©) Un conjunto es conexo si no puede descomponerse en dos conjuntos no vacios disjuntos. Una condicién necesaria y suficiente para que cualquier conjunto definido en R" sea conexo es que cuales- (Guiera dos de sus puntos puedan unirse por una poligonal que pertenezca al conjunto, por lo que resulta evidente que Rj es conexo. Teoria de! consumidor y de la demanda 39 a una restriccién lineal. Y tampoco se ha utilizado el axioma de diferenciabilidad, pero es conveniente porque ello permite aplicar el cdlculo diferencial a la modela- cién del comportamiento del consumidor ideal. En resumen, el conjunto de axiomas 1 a 7 garantiza la existencia de una funcién de utilidad U(x) caracterizada por: (1) U(x°) > U(x!) & x? > x! U(%) = U(x!) @ x? ~ x! (2) ser continua y diferenciable (3) ser monétonamente creciente (4) ser estrictamente cuasicéncava. Las propiedades de la funcién de utilidad U(x) hacen patente que se trata de un indicador ordinal del grado de satisfaccién que al consumidor le reportan las distin- tas combinaciones de bienes. En efecto, la propiedad (1) exige que se conserve el signo de la diferencia del valor numérico entre dos combinaciones cualesquiera, pero nada dice respecto al valor de dicha diferencia. Si, por ejemplo, U(x!) = 10 y U(x!) = 20, la tinica informacién que esto proporciona es que x! > x°; pero si divi- diéramos por dos estos valores, U(x°) = 5 y U(x') = 10 significarfa lo mismo que lo anterior. Por tanto, si U(x) es una funcién que representa las preferencias de un consumidor, cualquier transformacién mondtona creciente de U(x) también las repre- sentard (ver, mas adelante, Teorema 2.1) Esta propiedad de ordinalidad queda también reflejada en el hecho de que si consideramos dado un cierto nivel de utilidad U(x) = U°, suponiendo que sdlo va- rian las cantidades de dos bienes (—dr)/dx)» = U,/'U, = RMS), que es la relacién marginal de sustitucién entre X, y X, que expresa la variacién necesaria en la can- tidad poseida de X; para compensar en términos de utilidad una variaci6n infinite- simal —dx,— en la cantidad poseida de X,, €s independiente de las unidades de medida U(x), por lo que no resultarfa afectada por la sustitucién de U(x) por una transformacién F(U(x)) monétona creciente (F" > 0). El hecho de que las curvas de indiferencia sean estrictamente convexas respecto al origen equivale a que la RMS sea continuamente decreciente, lo que significa que las cantidades en que hay que disminuir X, ante aumentos iguales y sucesivos de X, son cada vez menores para mantener el mismo nivel de utilidad, porque a medida que (X/X,) es menor, la valoraci6n relativa de X, en términos de X, es también menor. Esta propiedad —garantizada por los axiomas— no depende ni tiene rela- cién alguna con el decrecimiento de las utilidades marginales (con el signo de U,) que con frecuencia se considera como intuitivamente razonable. En efecto: ARMS, _ (UU) , 2(U/U) dx,__UPU, + U;U, ~ 2U,UW, dx, 3x, x, dx, U y el'signo negativo de la expresién precedente es compatible con cualquier signo de U, y U, sin mas que manipular convenientemente el de U,. Solo en el caso de funciones de utilidad de forma peculiar como las aditivas (ver epfgrafe 2.8) de tipo 40. Anélisis microeconémico lil U(x) = EF (x), el decrecimiento de RMS exige el de las utilidades marginales, por- que U, = 0(i ¥ j). La axiomética postulada permite pues cualquier evoluci6n de las utilidades marginales, pero garantiza el crecimiento de la RMS. 3. Equilibrio del consumidor: teoremas fundamentales Los axiomas 1-8 permiten ya formular el equilibrio como soluci6n al problema de maximizar U(x) condicionado al gasto de la renta disponible; ya que no tendria sentido no gastar toda la renta habida cuenta del axioma de monotonia. Siendo (Dy, «+1 Px) el vector de precios de los bienes" e y la renta nominal, el problema Max. U(x) s.a: phx = f en cuya funcién auxiliar de Lagrange es: L(x, #) = Uta) — wp ~ y%) 2.2) siendo 1 el multiplicador. Las condiciones de primer orden de maximo interior de (2.2) son: L(x, w) = Ulx) - uph=0 = 1...) (2.3) L(x, H) = Px + = 0 (2.4) sistema de (n + 1) ecuaciones con (m + 1) incdgnitas (x, 2) que permite despejar los valores de equilibrio de x y u. De las condiciones (2.3) y (2.4) se obtiene: w= a0) YO) i jel) (2.5.1) © bien: io # = RMS, (i,j = yen) (2.5.2) La expresi6n (2.5.1) se conoce también con el nombre de ley de la igualdad de utilidades marginales ponderadas y su significado econémico es claro: en equilibrio la aportacién que a la utilidad total hace 1a «iltima» unidad monetaria gastada en Por sencillez de notacién supondremos que el vector p es un vector fila y x un vector columna, de forma que px es el producto escalar de ambos. A partir de aqu{ los vectores seran fila o columna segin se desprenda del planteamiento del problema. Teoria de! consumidor y de la demanda 41 la adquisicién de un bien debe ser igual para todos ellos. La expresi6n (2.5.2) sig- nifica que en equilibrio la relacién de intercambio subjetiva entre dos bienes para el consumidor —que es la RMS— debe igualarse a la relaci6n real de intercambio, que es el cociente entre sus precios. En el caso de dos bienes susceptible de repre sentaci6n grafica, la condicién (2.5.2) indica la igualdad de inclinaciones de la curva de indiferencia —RMS = —dx,/dx-— y la restriccin presupuestaria —sobre la que dx,/dx; = —p//p-— en el punto de equilibrio, es decir, la tangencia entre ambas. Las condiciones de segundo orden suficientes de maximo de (2.2) son: (2.6) ce “ayse Uy Uy pf > —Pl PP Oj. expresiones en las que las U, estén evaluadas en el punto de equilibrio x’, y cuyo cumplimiento queda garantizado por la estricta cuasiconcavidad de la funcién de utilidad. Analicemos ahora algunas propiedades que se desprenden del equilibrio obtenido. Teorema 2.1 (ordinalidad). El equilibrio es invariante ante cualquier transforma- cién monétona creciente de U(x). Sea Z(x) = F(U(x)) y F’ > 0. Dado que Z, = F'U, las condiciones (2.3) no se alterardn al relacionarlas por cociente. Como Z, = F'U, + F"U,U,, siendo F" > 0, las condiciones (2.6) también se cumplirn ya que el determinante |U,U,| es nulo. Teorema 2.2 (existencia). Las cantidades demandadas de cada bien en equilibrio y el multiplicador son funciones de los precios y la renta monetaria. Considerando precios y renta monetaria como variables exégenas, la diferencia- cin total de las funciones que definen implicitamente las condiciones (2.3) y (2.4) permite obtener: Unde, + 22. + Updy — ppd = pid, — ... — =pydy udp, = 1, ...,m) = xdp — dy sistema que puede expresarse matricialmente: dr udp 2.7) pi du. xdp — dy El determinante de la matriz de (2.7) es no nulo por la estricta cuasiconcavidad de U(x), y dicho determinante es el jacobiano relevante para aplicar el teorema de las funciones implicitas, por 1o que existen en un entorno de (p°, y°): vey) (2.8) %=2(P,y¥) G= = UP, ¥) (2.9) Teorema 2.3 (homogeneidad). Las funciones x(p, y) son homogéneas de grado cero en (p, y). Definiendo nuevos precios y renta monetaria: las condiciones de primer orden no resultan afectadas, siendo 4° = ku*. Dado que la restriccién presupuestaria es idéntica, las condiciones de segundo orden (2.6) son iguales aunque orladas por kp?, Io que siendo k positivo no altera su cumplimiento. Este teorema indica que las variables relevantes son las relativas y que un cambio en la unidad de cuenta no modifica el equilibrio (ausencia de ilusién monetaria) al no alterar la restriccién presupuestaria. Por tanto, las cantidades demandadas en equilibrio dependen de los precios relatives —algo que se desprende de las relacio- nes (2.5)— y de la renta relativa. Teorema 2.4. El multiplicador de Lagrange es la utilidad marginal de la renta gastada. Puesto que x, = x(p, y), se pueden diferenciar respecto a la renta monetaria la. funcién U(x) = U(x(p, y)) y la restriccién presupuestaria: x, due) =X US a (2.10) ax, SS dy=d) 11 ay PY (2.11) y sustituyendo (2.11) en (2.10) y por (2.3): dU) dy A Teorema 2.5 (continuidad). Si se cumplen los axiomas 1-5, 6' y 7 para cualquier p>» 0ey>0, las funciones de demanda x(p, y) son continuas. La demostracién rigurosa es compleja, por lo que aqui haremos una demostra- cién simplificada que hace uso del llamado teorema del maximo. Segin dicho teo- rema, el problema: Max. f(x) } s.a: g(x, a) <0, Teoria de! consumidor y de la demanda 43 presenta una solucién x(a) que es continua en a* —valor de los parémetros— si f(x) y g(x, @) son continuas en (x*, a*), y el rango de f es compacto. Si, ademas, f(x) es estrictamente céncava en x y g(x, @) convexa en x, x(a) es una funcién. En el caso que nos ocupa, f(x) es la funcién de utilidad que si se cumple el axioma 6’ es estrictamente ‘c6ncava en x; g(x, a) es la restriccién presupuestaria, que al ser lineal es convexa en x; la funcién U(x) es continua y la restriccin presupues- taria también. Por tiltimo, el rango de U(x) es R,, que es compacto. Por tanto, podemos aplicar el teorema del maximo al equilibrio del consumidor, y la continui- dad de las funciones de demanda dependera de la unicidad de la solucién. Supongamos que la solucién no es tinica y que tanto x* como ¥ son soluciones al equilibrio del consumidor. Es claro que: Wee [0,1] : plix* + (1- ox} U(x") = UR) y esto tiltimo es contradictorio con el supuesto de que x* y X sean soluciones al equilibrio del consumidor. Por tanto, la solucién sera nica y las funciones x) = x(P, y) continuas. 4. Efectos de variaciones de precios y renta sobre las cantidades demandadas de equilibrio Supongamos, para comenzar con el caso més general, que varian en cantidades infinitesimales todos los precios y la renta monetaria, y que estamos interesados en conocer los efectos de esto sobre las cantidades demandadas. Es decir, queremos comparar el equilibrio inicial con el que se obtiene tras la variacién de precios y renta nominal. Puesto que el equilibrio inicial viene definido —como todo equili- brio—, por las condiciones de primer orden (2.3) y (2.4), la diferenciaci6n total de dichas expresiones permitira evaluar las variaciones experimentadas por las variables endégenas del problema (2.2). Esto es lo que se denomina un ejercicio de estética comparativa, porque compara dos equilibrios sin ocuparse de la senda temporal por la que se pasa del primero al segundo. Diferenciando (2.3) y (2.4) se obtiene la expresin conocida (2.7), y llamando D al determinante de la matriz del sistema y D, al adjunto correspondiente al elemento (i, j), se obtienen las expresiones: ES H dp; Dy + [= x n~a| Pa} (2.12) a é dx, 44 Andlisis microeconémico w= {> dp, Dyas + [Ss n- 6 | Da ~} 2.13) Las expresiones (2.12) y (2.13) indican por tanto las variaciones en las cantidades demandadas y en Ia utilidad marginal del gasto producidas por una alteraci6n simul- tanea de todos los precios y la renta nominal. Lo que nos interesa conocer son, sin embargo, los efectos de cambios en cada parémetro por separado, y para ello ana- lizaremos las expresiones anteriores para algunos casos particulares. () Variaciones de la renta monetaria. Supongamos que sslo varia la renta monetaria, por lo que en (2.12) y (2-13) dp, = ... = dp, = 0, es decir: ox) ay (2.14) ou Dysine 1 woe 15) by D (2.15) La expresi6n (2.14) tiene signo indeterminado ya que si bien sabemos que (~1)"D es positivo, nada puede decirse a priori del signo de D,,,,,, Cuando (2.14) es positiva se dice que el bien X, es normal respecto a la renta, cuando es negativa que el bien es inferior. En el grifico 2.5a aparece el caso de un bien normal y en 2.5b el de uno inferior, En ambos graficos los aumentos de renta implican desplazamientos paralclos de las rectas de balance alejandose del origen. Las curvas AA son las sendas de expansién renta-consumo. En el gréfico 2.5a las cantidades demandadas de ambos bienes aumentan con la renta y en el 2.5b lo hace la cantidad de X; (bien normal), pero disminuye la de X, (bien inferior) a partir de una cierta renta. Es evidente que un bien solo puede ser inferior a partir de un determinado nivel de renta —las curvas AA no pueden presentar una curvatura hacia atras desde el ori- gen—, y que ambos bienes no pueden ser simulténeamente inferiores. Esto tltimo, que es obvio intuitivamente ya que hay que gastar toda la renta, resulta inmediato si se diferencia la ecuacién de balance respecto a la renta: que es incompatible con la posibilidad de que todas las derivadas parciales respecto a la renta sean negativas. La expresin (2.15) es también de signo indeterminado, porque las condiciones de segundo orden (2.6) nada dicen respecto a D,y1,,41- Sabemos, no obstante, que si U(X) es estrictamente céncava (—1)"Dyy1,9:1 SeF4 positivo, por lo que en este caso D y Dy.1, 1 tendran el mismo signo y du/dy <0, indicando el decrecimiento Teoria de! consumidor y de la demanda 45 x Grarico 2.5a Gadnico 2.56 de la utilidad marginal de la renta gastada, Pero si U(x) no es estrictamente céncava, aunque si sea estrictamente cuasicéncava, nada puede decirse del signo de (2.15). (ii) Variaciones del precio de un bien cualquiera (efectos renta y sustitucin generalizados). Supongamos ahora que dp, = 0 (Wj # i) y que dy = 0, por lo que (2.12) y (2.13) se convierten en: oxy D, Dysi.j =pati+ np tie (2.16) ou Lins cu 17, oat (2.17) La expresién (2.16) puede formularse teniendo en cuenta (2.14) como: ex, _ Dy oy Sy Pe 2.18) 2p, “> (2.18) La expresién (2.18) es de signo indeterminado por serlo el cociente D,/D, pero el minuendo del segundo miembro tiene un significado econémico que conviene desvelar. Supongamos que el tinico precio que varia es p,, pero que también lo hace la renta monetaria con el objeto de que el consumidor, en el nuevo equilibrio, man- tenga fija su utilidad inicial. Es decir, se produce una variacién compensada de p,. Si dicho precio aumenta (disminuye) la variacién compensatoria de la renta exigiré él aumento (disminucién) de ésta ya que el aumento (disminucién) de ‘p, reduce (amplia) las combinaciones de bienes accesibles al consumidor. 48 Andlisis microeconémico Rane eC a Matematicamente el andlisis de los efectos de una variacién compensada como la descrita se hace diferenciando (2.3) respecto a p,€ y, y como, ademés, se exige mantener constante el nivel de utilidad: U(x) = Usd, +... + U pdt, = (por (2.3)) = mpd, +. + Mpadx, = 0 En consecuencia, el sistema de ecuaciones que define los efectos de una variacién compensada de p; es: que no es sino el sistema (2.7) sustituyendo la tltima ecuacién por la condicién dU(x) = 0y haciendo nulos dp, (j # i). De donde se obtiene: (3) Pilg que es el minuendo del segundo término de (2.18). En resumen, (2.18) puede expresarse: jeden) 3x, OP: 2x) 8x i =([4) - =y-5st 19) (& v ey expresién conocida como ecuacién de Slutsky, formula general de la demanda, 0 descomposicién del efecto total de la variacién de un precio en efecto de sustitucién (s,) y efecto de renta. Es claro que s, = sj porque D es simétrico. El sentido de esta descomposici6n es claro. Una variacién de p; produce sobre la cantidad de equilibrio de X, no s6lo un efecto de precio puro porque, como hemos visto, la capacidad adquisitiva de una renta nominal dada varia cuando lo hace algdn precio. Para tratar de aislar el componente de precio puro se define la variacién compensada del precio de X,, cuyo efecto sobre la cantidad demandada se denomina efecto de sustitucién porque refleja exclusivamente el efecto de abaratamiento re- lativo de un bien en términos del otro sin que la renta real resulte alterada. La recuperacién del nivel original de renta nominal provoca un efecto puro de renta que viene medido por el sustraendo de (2.19). Es importante tener en cuenta que si bien 9x,/@p; expresa la variacién de la cantidad demandada de X, en términos del comportamiento te6rico del consumidor, la descomposicién (2.19) es de cardcter analitico, no reflejando el comportamiento observable del agente. No obstante, es una descomposici6n relevante para el estudio de la demanda y de algunos aspectos de la teorfa del bienestar, como tendremos ocasién de ver. Teoria del consumidor y de la demanda 47 (iii) Variacién del precio del propio bien. Por (2.19): ox, D, St = yp vo 2.20) gt n) (2.20) expresin en la que el efecto sustitucién s, es siempre negativo ya que por (2.6) los signos de los determinantes D y D, han de ser opuestos. Esta negatividad implica que el efecto sustitucién del precio de un bien sobre la demanda del mismo hace variar en sentidos opuestos ambas variables. Pero el cardcter negativo de s, no hace inequivoco el signo del efecto total, aunque si permite especificar las condiciones necesarias para que tenga un signo u otro. Si X, es normal, el efecto total sera negativo por (2.20). Si X; es inferior pero el efecto s, es mayor en valor absoluto que el de renta, también el efecto total serd negativo. Sélo si X, es inferior y el efecto renta es mas fuerte que el de sustitucién, la relacién precio-cantidad sera creciente. Este dltimo caso es el conocido con el nombre de bien de demanda anormal o bien Giffen. Los grificos 2.6a-2.6c representan,-suponiendo dos bienes, los tres casos posi- bles. En ellos x? es el equilibrio inicial sobre la renta de balance HH’. La reducci6n de p, tiene como efecto desplazar la recta de balance a la posicion HH", por lo que el equilibrio final se encontrara en el punto x/, y la diferencia entre las abscisas de x’ y x mediré el efecto total (8x,/dp,). Una variacién compensada de p, exige una variaci6n de la renta nominal tal que el nuevo equilibrio se mantenga sobre la curva de indiferencia que pasa por x°: las rectas de balance correspondientes a una varia- cién compensada de p, serdn las JJ' y el equilibrio «intermedio» x‘. La diferencia entre las abscisas de x‘ y x? medira el efecto de sustitucion, entre x’ y w el efecto de renta, y la distancia HJ la variacién compensada de la renta nominal medida en términos de p,. En el grafico 2.6a ambos efectos son de signo puesto a la variacién del precio, aumentando la cantidad demandada del bien X,; en el grafico 2.66 X, es inferior por lo que el efecto renta es positivo, pero el de sustitucién es mas fuerte dando lugar a una demanda normal respecto al precio. Sélo en el caso 2.6c el bien es de demanda anormal porque, siendo inferior, presenta un efecto de renta mas fuerte que el de sustitucién. Relaciones entre los bienes: complementariedad y sustituibilidad Es evidente que los bienes presentan relaciones entre s{ desde el punto de vista de la satisfacci6n de las necesidades. La idea intuitiva de estas relaciones es inme- diata: existen bienes que satisfacen conjuntamente la misma necesidad (v.g. azicar y café para quien lo toma azucarado) y otros que lo hacen de forma alternativa (v.g. mantequilla y margarina). A los primeros se les denomina complementarios y a los segundos sustitutivos. La intuicién es clara, pero su especificaci6n rigurosa requiere alguna discusi6n. La formulacién de los primeros neoclisicos mantenia todo el sabor de la intui- 48. Andiisis microeconémico @) © ” " ° wo ky Grarico 2.6 cidn. Si dos bienes satisfacen conjuntamente la misma necesidad, parece evidente que la utilidad marginal de uno de ellos aumentaré si la cantidad disponible del otro aumenta; y, reciprocamente, la utilidad marginal de un bien disminuird si aumenta la cantidad disponible de otro que satisface la misma necesidad. Puesto que el signo de U,(x) refleja la direccién en que varia la utilidad marginal de X, cuando varia la cantidad poseida de X,, el criterio diferenciador comentado es: = 0. independencia U,x) {> 0 complementariedad <0. sustituibilidad El problema de esta definicién es que como las funciones de utilidad son ordi- nales, el criterio formulado depende del signo de segundas derivadas de U(x) que no son invariantes ante cualesquiera transformaciones monétonas crecientes de di- Teoria de! consumidor y de la demanda 49 cha funci6n. En efecto, por el teorema 1 sabemos que Z = F(U(x)) representa las mismas preferencias que U(x) siempre que F’ > 0, pero Z, = FU, + F'UU, y el signo de Z, coincidira con el de U, solamente si F” = 0 lo que hace que sélo sean validas las transformaciones lineales de la funcién de utilidad®). Un segundo criterio, también con fuerte contenido intuitivo, se basa en el signo de la elasticidad cruzada de la demanda entre dos bienes. Si ésta es positiva (nega- tiva) indica que, por ejemplo, al aumentar el precio p, se demandara mayor (menor) cantidad de X,, Si el bien X; es normal el aumento de su precio disminuira la cantidad demandada del mismo y, por ello, las cantidades demandadas de ambos bienes se moverdn en distinto (igual) sentido, caracterizando a los bienes como sustitutivos (complementarios). Puesto que la elasticidad cruzada ¢, tiene el mismo signo que 8x,/ap,, el criterio es: ox, (= X; independiente de X, “<0 X, complemento bruto de X, 9; |> 0X, sustituto bruto de x, La raz6n para calificar de brutas estas relaciones proviene de que por (2.19) sabemos que el signo de la derivada anterior depende de los efectos renta y susti- tucign, y el primero nada tiene que ver con la relacién entre los bienes, de manera que este criterio puede dar lugar a una caracterizacién’ anémala (v. gr.: X, comple- mento bruto de X; y este sustituto bruto de X,). Para eliminar esta ambigitedad, Hicks propuso el concepto de relaciones netas, basado en la misma I6gica que los anteriores, pero definido segin el signo del efecto de sustituci6n cruzado, s, que es simétrico, es decir: =0 X,y X;,son independientes 5,4 <0 _X,y X, son complementos netos >0 X,y X, son sustitutos netos Las relaciones existentes entre los conceptos brutos y netos puede analizarse fécilmente con (2.19) de donde se deduce que: () Si X, y X, son sustitutos netos y X, es inferior (normal), este ultimo es sustituto bruto (puede ser sustituto 0 complemento bruto) de X,. Por hipotesis s, > 0. Si dx/ay <0, necesariamente dx,/ap, > 0; pero si x,/y > 0, el signo de 8x,/ap, puede ser cualquiera. (ii) Si X,y X, son complementos netos y X; es normal (inferior), este iltimo es complemento bruto (puede ser sustituto 0 complemento bruto) de X,. Por hipotesis s, <0. Si dx,/8y > 0, necesariamente dx,/dp, < 0; pero si 9x//y < 0, el signo de éx,/dp, puede ser cualquiera Pese a ser la més estricta, la definicién de relacién neta sesga en alguna medida () Algo caracteristico de Ia cardinalidad en que hay que mantener invariante un origen y una unidad de medida, lo que no se requiere con la ordinalidad. en favor de la sustituibilidad, ya que todos los bienes pueden ser sustitutos netos entre si, pero no complementos netos. Esto es evidente en cuanto se tiene en cuenta que, por la homogeneidad de la funcién de demanda: ey + G@=1, 0,0) por (2.19): ax, _ 8x, oH, oH 5 0 ay? ay Pt Dm y por la restriccién presupuestaria: Dpsy=0 y puesto que s,, es negativo, los restantes efectos pueden ser todos posi no negativos. El resultado anterior se deriva del cumplimiento de la restricci6n presupuestaria, porque, dada la renta nominal, es claro que ante el aumento del precio de un bien, si todos fuesen complementos netos, obtendriamos el resultado ilégico de que la cantidad demandada de todos los bienes disminuirfa y, por tanto, la renta no se gastarfa, Pese a la Igica del resultado, el mismo se deriva del proceso de maxima- cién restringida de la utilidad del consumidor y no de que intrinsecamente sea ini- maginable que todos los bienes sean complementarios entre s{ en el sentido genérico de satisfacer conjuntamente el mismo tipo (0 tipos) de necesidad(es).. 0S, pero 6. Dualidad en el consumo: funciones de demanda compensadas El equilibrio del consumidor se ha planteado analiticamente como el resultado de maximizacién de U(x) sometida a la restriccién de balance. Ahora podemos hacernos una pregunta: si se fija a priori un determinado nivel de utilidad U° y los precios son datos, ;cuél ser4 el gasto minimo en que se habr de incurrir para alcanzar U"?; o, en otras palabras, qué combinaci6n elegir4 el consumidor de forma que a esos precios minimice su coste de obtencién del nivel de utilidad U°? EI problema anterior puede formularse como: min px 5 s.a: U(x) = @2) cuya funcin auxiliar de Lagrange es: S(x, A) = p'x — A(U(x) - 0) (2.22) Teoria de! consumidor y de la demanda 51 y cuyas condiciones de primer orden de minimo interior son: S(x, A) = ph - AU(x)=0 (= 1, nd (2.23) =U(x) + = (2.24) De (2.23) se obtienen condiciones idénticas a las (2.5), siendo yt = 1/A. Las condi- ciones de segundo orden de (2.22) exigen que sean negativos todos los menores orlados sobre la diagonal principal del hessiano de S(x, A), pero esto es idéntico a las condiciones de signo (2.6), ya que el hessiano de (2.22) es: (2.25) y que todos los menores orlados sobre la diagonal principal de (2.25) sean negativos implica D(—A)" > 0. Puesto que, por (2.6), D(—1)" > 0, la condicién se cumple por ser A>0. De nuevo es posible establecer una serie de teoremas relevantes. Teorema 2.6. Existen funciones de demanda del tipo x = h (p, u)- Para aplicar el teorema de existencia de las funciones implicitas diferenciamos respecto a p y u las funciones definidas implicitamente por (2.23) y (2.24): Eb] os EI determinante de la matriz (2.26) es no nulo por las condiciones de segundo orden del dual (2.22), luego existiran funciones de demanda del tipo: =Alp.u) G1, n) (2.27) Estas funciones de demanda, no observables, indican las cantidades de bienes que se demandardn para alcanzar un nivel de satisfaccin determinado a unos pre- cios dados de forma que el gasto sea minimo. Si en (2.27) dejamos solamente que varie p, obtendremos la variacién en la cantidad demanda de X, que, manteniendo el nivel de utilidad, minimiza el coste de adquisicién al nuevo precio de X,. Si consideramos que el coste de adquisicién es la renta que el consumidor ha de tener para poder acceder a dicha combinacién de bienes, es claro que (2.27) mide los efectos de una variacién compensada de los precios o el efecto de sustitucién cruzado. Esta es la razn por la que se llama funcién de demanda compensada. Por (2.26) y llamando A al determinante del sis- tema: 52 Andlisis microeconémico D, 1 Di Ay = Seen AT Looe (2.25) 2.26) Los resultados obtenidos hasta aqui respecto al problema dual de maximizacin de la utilidad pueden sintetizarse de la siguiente forma: Era de demanda y propiedades: li rina Moxa), | *7MOY? | rms memos : p’x = y? homogéneas de grado cero en (p, y) compensadas o hicksianas o | X=h(p,u) | no observables homogéneas de grado cero en p. Es intuitivamente facil observar en el caso de dos bienes que el primal y el dual tienen idéntica solucién si, para unos precios y renta dados (p’, y°), el nivel de utilidad maxima aleanzable en el primal es U(u°) = u’ y el gasto minimo en que se incurre en el dual es y. En efecto, la solucién del primal se produce en un punto en que la restriccién de balance —dada por pe y’— es tangente a una curva de indiferencia, que es la mejor de las factibles: u'. La solucién del dual consiste en, fijada la curva de indiferencia U(x) = u, y dados unos precios p? que fijan la incli- nacién de la recta de balance, situar ésta de forma que permita alcanzar u° con una ordenada en el origen minima. Esta propiedad, puede formularse rigurosamente para el caso general. Teorema 2.8. Dados los problemas: Max. U(x) s.a: px = y, y min. px s.a: U(x) = u, si x* resuelve el primal y U(x") = u", entonces x* resuelve el dual; y si x* resuelve el dual ¢ y* = px*, entonces x* resuelve el primal. Si x* resuelve el primal pero no el dual, este titimo seré resuelto, por ejemplo, por X, por lo que px < px* y U(X) = U(x*). Por el axioma 4 de monotonia existiré una combinacién x tan préxima a Wque px < px* = y y U(X) > U(x*). Pero en este caso x* no resolveria el primal, lo que es una contradicci6n. Si x* resuelve el dual pero no el primal, habra un X que resuelva este ultimo, por lo que px* = pXy U(®) > U(x*). Por el axioma 5 las preferencias son continuas, por lo que existira un a € (0,1), tal que cumpla apx < px* y U(ax) > U(x*). Pero en este caso x* no resolveria el dual, lo que es una contradicci6n. Formulado el teorema basico de la dualidad que garantiza la existencia e iden- tidad de las soluciones primal y dual si existe una u otra, es conveniente analizar los valores de la funcién objetivo en ambos problemas para ver el comportamiento de sus valores extremales. Es claro que: Teoria de! consumidor y de la demanda 53 U = U(x) = U(x, »)) = V(p, y) = Max. (U(x)/px = y) (2.28) y = px = ph(p, u) = G(p. u) = min. (px/U(x) = u) (2.29) donde en las funciones objetivo del primal y dual se han sustituido los valores de x por las correspondientes funciones de demanda normal y compensada provenientes de la solucién optimizadora. La funcién V(p, y) se denomina funcién indirecta de utilidad, y la G(p, u) funcién de gasto, y el estudio de sus propiedades tiene interés por dos motivos. En primer lugar, V(p, y) permite tratar directamente problemas de efectos de variaciones de precios y renta nominal sobre el nivel de utilidad del consumidor sin tener que repetir cada vez el primal, por lo que sera muy util en ciertos problemas de bienestar individual en los que la maximizacin de V(p, y) constituye un camino més directo de andlisis. En segundo lugar, las propiedades de G(p, u) permiten determinar di- rectamente las funciones de demanda sin tener que conocer la funcién de utilidad —una propiedad que comparte con la indirecta de utilidad—, y también garantizar que si las funciones de demanda cumplen la simetria de los efectos de sustitucién cruzados han de provenir necesariamente de una tinica funcién U(x). Analicemos pues las propiedades de ambas funciones. Teorema 2.9. La funcién indirecta de utilidad es continua para todo (p, y) >> 0; decreciente respecto a p; creciente respecto a y; homogénea de grado cero en (p, y) ¥ cuasiconvexa respecto a p. V(p, y) es continua por serlo U(x) y las funciones de demanda x(p, y). Creciente respecto a p porque el aumento (disminucién) de cualquier precio manteniéndose constante la renta nominal reduce (amplfa) el conjunto de combinaciones accesibles, disminuyendo (aumentado) por tanto el maximo nivel de utilidad alcanzable que, por (2.28), es precisamente V(p, y). De igual forma, el aumento (disminucién) de la renta con precios dados amplia (reduce) el conjunto accesible y aumenta (dismi- nuye) el maximo alcanzable, que es lo que representa el valor V(p, y). Es homogé- nea de grado cero en (p, y) por serlo las funciones x = x(p, y). (Teorema 2.3.) Para probar la cuasiconvexidad es preciso demostrar que el conjunto {p/V(p, y) < c} para We € R, es convexo. Sean p’, p' € {p/V(p, y) > 0, creciente respecto a p, homogénea de grado 1 y céncava en p. La continuidad se deriva de forma inmediata de la continuidad —no demostra- da— de las funciones compensadas de demanda. G(p, u) es creciente respecto a u porque s6lo pueden alcanzarse mayores niveles de utilidad con mayor gasto. Creciente respecto a p porque el aumento de un precio cualquiera exige mayor gasto para mantener el nivel de utilidad. Homogénea de grado 1 en p por serlo de grado cero las funciones h(p, u). Para demostrar la con- cavidad respecto a p supongamos que p? = ap? + (1 — a)p! para a € (0,1) por lo que: G(p?, u) = ap’? + (1 — @)p'x? pero por definicién de funcién de gasto: G(p’, u) Gp’, uw) px? < px? px! < px? de donde: G(ap® + (1 — a)p', u) = aG(p®, u) + (1 — a)G(p', u) que es la definicién de concavidad. Obsérvese que esta propiedad no depende de la cuasiconcavidad de la funcién de utilidad. La obtencién de funciones de demanda tanto normales como compensadas por medio de las soluciones de los respectivos problemas de optimizacién primal y dual es siempre dificultosa, Sin embargo, dos propiedades de las funciones V(p, y) y G(p, u) permiten obtener ambos tipos de funciones de demanda sin necesidad de conocer Ia funcién de utilidad. Teorema 2.11 (Hotelling). Si la funcion de gasto es diferenciable, las derivadas de la funcién de gasto respecto a los precios son las funciones de demanda compensadas: SGP. 4) = yp, u) G1, .,n) op, Sea xf = h(p*, u*) y definamos una funcién: T(p, u*) = G(p*, u*) — px* (2.30) Teoria de! consumidor y de la demanda 55 cuyo méximo valor (nulo) se alcanza en p = p* por definicién de la funcién de gasto. Las condiciones necesarias de maximo de (2.30) son: de donde: 3G(p*, u* o, =xf=A(ptsut) (i=, ....0) expresiOn valida para cualquier (p*, u*), como queriamos demostrar. Obsérvese que la concavidad de la funcién de gasto implica que &G(p, u)/2p} = dh{(p, u)/Ap, (por el Teorema 2.11) es negativa para todo i, lo que implica el decrecimiento de h,(p, u) respecto a p,, es decir, el cardcter negativo del efecto de sustitucién propio precio s,. Teorema 2.12 (Roy). Dada la funcién indirecta de utilidad V(p, y), las funciones de demanda marshallianas se obtienen de la expresin: = Vp. Wap, (P, y) ‘Vip. »y/dy (@= 1, ..,7) Derivando la funci6n indirecta de utilidad se obtiene: av 8 + >» U,= = [por (2.3)],= 0 Sp, op, ap, 7 8 av 8x, 3x, == DU = [por (2.3)] = w sail Oy > Oy [p I} Ds Pia Diferenciando la restriccién presupuestaria respecto a p, ¢ y, y sustituyendo las expresiones anteriores se obtiene: av ap u(-x) WL oy de donde resulta inmediato: como querfamos demostrar. ee 66 Analisis microecondmico La importancia de la teoria de la dualidad en el consumo es clara al permitir obtener en forma simple las funciones de demanda normales y compensadas, de- mostrar la semejanza entre el planteamiento del problema de maximizacion de la utilidad y de minimizacién de gasto, permitir obtener en forma inmediata el efecto de sustitucién... Pero, ademas, la dualidad permite resolver el llamado problema de la integrabilidad, es decir, el de la posibilidad de obtener la funcién de utilidad subyacente al proceso optimizador a partir del conocimiento de las funciones de demanda. El tema asi planteado puede parecer un mero formalismo, pero no es asi. No se trata de saber si se puede recorrer el camino inverso al que normalmente se sigue en el proceso de optimizacién —en el que las funciones de demanda se obte- nian a partir de la de utilidad—, cuanto de saber si un sistema de ecuaciones de demanda que cumpla las propiedades prescritas por la teorfa s6lo puede provenir de una funcién de utilidad que cumpla los axiomas postulados. Si esto es asi, al existir una relacién biunivoca entre funciones de utilidad y funciones de demanda —y, por tanto, de gasto—, no sera preciso conocer la funcién de utilidad, bastando con conocer las de demanda o gasto y teniendo la seguridad de que estas dltimas responderdn al proceso de optimizacién prescrito por la teoria. ‘A partir de las funciones de demanda compensada h(p, u), de las propiedades de la funcién de gasto, de una situaci6n inicial cualquiera (p°, y®) que proporciona un vector de equilibrio x” y un nivel de utilidad w° y teniendo en cuenta los teore- mas 2.11 y 2.8: n) 8G(p, uw) _ - ap, h(p, w) = x(p, G(p,w)) = 1, (2.31) G(p’, u°) = px? sistema de ecuaciones diferenciales en derivadas parciales. No todos los sistemas del tipo (2.31) tienen soluci6n, lo que tiene un sentido econsmico claro. Si cualquier sistema como (2.31) pudiera integrarse, una funcién de utilidad dada podria generar cualquier funcién de gasto y, por tanto, cualesquiera funciones de demanda com- pensada, lo que seria un resultado absurdo. La condicién matematica para que (2.31) tenga solucién es: Shp, w) _ dh(p, w) 8} op. j= hen) 55 = 55 (i,j = 1, -.,) que no es sino la condicién de simetria de los efectos de sustitucién cruzados. Por tanto, si las funciones de demanda cumplen la condicién de Slutsky, provienen ne- cesariamente de una funci6n de utilidad Gnica y de buen comportamiento. No es, por tanto, necesario conocer ésta, porque tanto la funcién de gasto como el sistema de ecuaciones de demanda que cumplan la simetria de los efectos de sustitucién Teoria de! consumidor y de la demanda ST cruzados se tiene la seguridad de que se derivan de una funcién de utilidad que cumple los axiomas postulados. 7. Restricciones de las funciones de demanda Las propiedades analizadas hasta aqui de las funciones de demanda normal y compensada, no s6lo constituyen teoremas significativos desde el punto de vista econémico, en el sentido de sefialar caracteristicas implicaciones del proceso de optimizacién del consumidor individual que acttia paramétricamente respecto a los precios, sino que, ademas, muchas de ellas pueden interpretarse como restricciones que la teoria impone a la especificacién empirica de los sistemas completos de de- manda de bienes de consumo. Desde esta perspectiva, la teorfa elaborada supone una guia al trabajo econométrico al sefialar propiedades que, desde el punto de vista analitico, deben verificar los sistemas de demanda. Presentamos aqui las cinco res- tricciones habituales. Las dos primeras se derivan del cumplimiento de la restriccin presupuestaria, mientras que las tres tiltimas provienen del proceso de optimizacin global del consumidor. Aqui las restricciones se formulan en términos de las fun- ciones de demanda marshallianas del tipo x,(p, y), aunque también puede hacerse sobre las de demanda compensada. En el capitulo 4 haremos uso de las restricciones sobre funciones h(p, u) al estudiar algunos sistemas concretos de demanda. (i) Condicion de agregacion de Engel. Puesto que la restriccién presupuestaria ha de cumplirse, toda variaci6n de la renta debe resultar absorbida en equilibrio en su integridad por la variacién en las cantidades demandadas de los distintos bienes. Partiendo de: Spat. yay y diferenciando respecto a la renta: De multiplicando y dividiendo el primer miembro de (2.32) por yx, y llamando s| al tanto por uno de renta gastada en la adquisicin de X,, se obtiene: Dd se, =1 siendo ¢, la elasticidad-renta de la demanda de X,. dy =dy (2.32) XY) (ii) Condiciones de agregacion de Cournot. EI cumplimiento de la restriccién presupuestaria implica que una variacién en el precio de un bien cualquiera debe ser absorbida totalmente por el cambio en la combinacién de equilibrio, de forma que el gasto total siga siendo el mismo. Dife- renciando la restriccin presupuestaria respecto a p;: 8xAP, ¥) dp, = : a, dp; + xp, = 0 multiplicando y dividiendo el sumatorio por pyx, y reordenando términos: G= hn) siendo ¢; la elasticidad-precio cruzada de X, respecto a p, (iii) Condicién de simetria. Puesto que el efecto de sustitucién cruzado es simétrico, las funciones de deman- da deben verificar: 5 =H (FHM, ) (iv) Condiciones de homogeneidad. Dado que las funciones de demanda x(p, y) son homogéneas de grado cero en (p, y), aplicando el teorema de Euler: y multiplicando el primer miembro por 1/x, se obtiene: oy (v) Condicién de negatividad. ey GEA) Como s, = &G/apap, y G(p, #) es concava, la matriz {sj} ha de ser semidefinida negativa. 8. Formas especificas de las funciones de utilidad: aditividad, homogeneidad, homoteticidad y separabilidad En este epigrafe se analizan las propiedades de formas funcionales concretas de la funcion de utilidad, lo que tiene interés desde tres puntos de vista. En primer lugar, casi todos los trabajos empiricos sobre sistemas completos de demanda, que se analizaran cn el capitulo 4, postulan formas de dichas ecuaciones Teoria de! consumidor y de la demanda 59 que se derivan de especificaciones concretas de U(x) cuyas propiedades conviene, por tanto, conocer. En segundo lugar, la posibilidad de agregar las funciones de demanda individuales en funciones para grupos de agentes o de bienes depende con frecuencia, como veremos en el siguiente epigrafe, de cual sea la forma de la funcién de utilidad. Por iltimo, el cumplimiento de ciertas propiedades deseables de los equilibrios, tanto en economfas de intercambio puro como de intercambio y produc- cién, depende de supuestos que exigen caracteristicas concretas de las funciones de utilidad, tal y como veremos en el capitulo 6. (A) Funciones aditivas. Una funcién de utilidad es aditiva si se expresa como: U(x) = x F(x) (2.33) Jo que implica que cada bien afecta a la utilidad con independencia de las cantidades posefdas de los restantes bienes. La caracteristica principal de las funciones aditivas es, por tanto, la independencia que presenta la demanda de cada bien, lo que in- tuitivamente las hace atractivas si los bienes considerados constituyen categorias amplias de gasto (v.g. «alimentacién», «vestido»...), en lugar de bienes muy deta- ladamente especificados (v.g. «entradas de cine de estreno», «de reestreno»...). Teorema 2.13 (Houthakker). La funcién de utilidad es aditiva si y s6lo si la relacién entre las derivadas de las cantidades respecto a la renta es igual a la relacién entre las derivadas de las cantidades respecto a los precios para todo par de bienes. Demostraremos la condicién necesaria. Es facil comprobar que: Oxfdy _ Davi ax/8y Dyan (k#i R= 1.0) teniendo en cuenta (2.19), Dy/Dy = s/s, y en consecuencia: ox Jy _ Sy ax/By _ ax/ap, ax/dy x ax Jay — ax/ap, (k #i, j,k =1,...,0) Obsérvese que este resultado no resuelve el problema de mantener la indepen- dencia sin recurrir a la aditividad, ya que formula una condicién necesaria y sufi- ciente para la misma, pero sf indica la linea para investigar propiedades «directa- mente econémicas» de las funciones de demanda que puedan conducir a la indepen- dencia de los bienes sin recurrir a la cardinalidad de U(x). @0 Andiisis microeconémico (B) Funciones homogéneas y homotéticas. Una funcién de utilidad es homogénea de grado k si cumple: U(x) = #U(K) We> 0 (2.35) Es inmediato sobre (2.35) que: Ye) UDG pat.) (2.36) Ulex) U(x) y (2.36) implica que, sobre rayos vectores que pasen por el origen, las curvas de indiferencia mantienen invariante su inclinaci6n, es decir, que el mapa completo de curvas de indiferencia es conocido a partir de una sola cualquiera de ellas, ya que las restantes son expansiones o contracciones a escala de la misma. En otros térmi- nos (2.36) implica que las funciones de demanda son homogéneas de grado ~1 en los precios, pudiendo, por tanto, escribirse: x= spy = 1, n) (2.37) lo que significa que todos los bienes son de elasticidad-renta unitaria ya que: 2S LY gi) =» x Oy x a 8(P)y gip)=1 f= on) Las funciones homogéneas tienen grandes ventajas desde el punto de vista de la facilidad de su tratamiento matemético por poser propiedades bien conocidas®, pero el supuesto de elasticidad-renta unitaria para todos los bienes es poco realista. Una posible ampliacién de la categorfa de funciones homogéneas es la de ho- motéticas. Una funcién de utilidad es homotética si puede expresarse como: F(0) = 0, F >0 fx) homogénea en x. U(x) = FOF) } (2.38) Es claro que todas las funciones homogéneas son homotéticas ya que la trans- formacion F de (2.38) es monstona creciente, pero la reciproca no es cierta. Lo que implica la homoteticidad es que para alguna normalizacin de la funcién de utilidad se puede conseguir que ésta presente «rendimientos constantes de escala». Pese a constituir una clase mas amplia que la de las funciones homogéneas, el problema antes comentado de elasticidad-renta unitaria subsiste. Sin embargo, una propiedad (© Las derivadas parciales son homogéneas de un grado inferior en una unidad y pueden expresarse cen forma de cociente entre variables, aparte del teorema de Euler. Teoria del consumidor y de la demanda 61 de dualidad permite resolverlo al menos en parte. Una funcién del tipo (2.38) tiene asociada una funcién de gasto del tipo: G(p, u) = ub(p) (2.39) siendo b(p) lineal homogénea y céncava en p. Siu = 0 es claro que el gasto es nulo, pero si interpretamos que el consumidor tendria que sobrevivir en cualquier caso admitiendo el dominio [0, #] para la funcién de utilidad, es claro que incluso u = 0 implica realizar algin gasto en la adquisicién de bienes, identificable con el minimo de subsistencia. Llamando a(p) a dicho gasto minimo de subsistencia asociado a u = 0, se puede proponer una modificacién de (2.39) debida a Gorman: G(p, u) = a(p) + ub(p) (2.40) propiedad que se denomina de cuasi-homoteticidad (referida a la funcién de utili- dad). De (2.40) se obtiene que la funcién indirecta de utilidad asociada es: Vip, y) =2= 2) (2.41) (p) y aplicando a (2.41) el teorema 2.12: ) _ (a(p)b(p) + b(p) & Vip, y) 5(p) 5(p) = a(p) + Fe) & — a(p)) (2.42) Sobre (2.42) resulta claro que las funciones de renta-consumo siguen siendo rec- tas Ja propensién marginal a consumir cada bien es constante— como en el caso de homoteticidad, pero no pasan por el origen: la propensién media parte del infi- nito y es decreciente por la existencia de unos «costes fijos» de supervivencia a(p). Todas las clasticidades renta tienden a la unidad a medida que la renta aumenta, pero no son unitarias para valores finitos de esta. (©) Funciones separables. Parece razonable suponer que si los bienes se definen de una forma muy precisa (v.g. diferenciando entre camisetas de algodén y sintéticas) existen grupos de bienes que presentan, entre sf, relaciones més intensas que otros. La pregunta inmediata es si existe alguna forma de tratar un grupo de bienes como si fuera uno sélo. Es decir, si se puede por ejemplo definir un grupo (X; ... X,) (F<) y tratarlo como uno solo bien X,(X, ... X,), de forma que la funcién de utilidad pueda expresarse en términos de (X4, X,., ... X,). En caso de que esto pueda hacerse, se dice que la funcin de utilidad presenta separabilidad débil en X. 62. Andlisis microeconémico Renee eee ener Teorema 2.14 (Leontief). Para que U(x) sea débilmente separable es condicién necesaria y suficiente que la RMS entre dos bienes cualesquiera de un grupo sea independiente de las cantidades posetdas de los bienes que no pertenezcan a dicho grupo. La condicién suficiente es muy trabajosa de demostrar, pero resulta facil obtener la necesaria. Para el caso més simple notacionalmente de que exista un solo grupo X, —es decir, que los otros «grupos» estén formados por un solo bien— hay que analizar qué implica el que la funcién de utilidad: U = U(X py oss Xen Seat 9 Ma) (2.43) pueda escribirse en la forma: OT = H(%ACy oes Bs Seats voy Ba) 2.44) en el sentido de que (2.44) conduzca a los mismos resultados que (2.43) si primero se optimiza respecto a los grupos de bienes y, luego, se asigna el gasto dptimo de cada grupo sobre los componentes individuales del mismo. Para que esto sea asf, las dos funciones de utilidad tienen que verificar: dU =dU (2.45) Obteniendo las diferenciales totales de (2.43) y (2.44): du = y Ude, + S Ud, a if a0 = 50,2, + S Or, & x, iam puesto que para j =r +1, ..., n, es claro que U, = U;, el cumplimiento de (2.45) exige: -, @ u,= 0,54 G=1wd y relacionando por cociente dos condiciones como las anteriores: dx4/3%, 8x4/8X, (qed (2.46) y puesto que dx,/8x, (i = 1, ..., 7) no depende de los bienes que no pertenecen al Teoria de! consumidor y de la demanda 63 grupo X,, el segundo miembro de (2.46) no depende de (x,., ..- x,)s y. por tanto, tampoco el primero que es la RMS} sobre la funcién de utilidad general (2.43) EI concepto de separabilidad débil permite un enfoque de los problemas de maximizaci6n de la utilidad conocido con el nombre de drbol de utilidad, con im- plicaciones teéricas y empiricas inmediatas que pueden discutirse desde el punto de vista intuitivo y sobre las que profundizaremos en dos contextos distintos en el proximo epfgrafe —en relacién con problemas tedricos de agregacién— y en el capitulo 4 —en relacién con los problemas de estimaci6n de sistemas compietos de ecuaciones de demanda. La idea es que si la funcién de utilidad presenta separabi- lidad débil para un determinado nimero de grupos, por ejemplo, X,, X» y Xc —alguno de los cuales puede estar formado por un solo bien— el proceso de opti- mizacién puede descomponerse en dos etapas. En la primera se asigna el gasto en forma 6ptima entre los tres grupos, y en la segunda se reparte el gasto en cada grupo entre los bienes individuales que lo componen. Esto permite, por ejemplo, tratar las funciones de demanda de los bienes de un grupo como demandas condi- cionadas al valor del gasto alcanzado en los otros grupos y, en general, descompo- ner, simplificando, los procesos de estimacién. Cabe por tiltimo sefialar que la condicién de separabilidad débil puede reforzarse exigiendo la separabilidad fuerte, segin la cual al RMS entre dos bienes de distintos grupos no depende de las cantidades mantenidas de los bienes que no pertenecen a ninguno de ellos. Como es evidente esto implica independencia total entre los grupos de bienes, que es una condicién mas restrictiva y conduce a que la funcién de utilidad sea aditiva por grupos de bienes. 9. Agregacién en la teoria del consumo +s funciones de demanda x = x(p, y) son n para cada consumidor, y si existie- ran H consumidores en una economfa, un sistema completo de ecuaciones de de- manda tendrfa una dimensin nH. Si se piensa que H pueden ser millones y n miles, la dimensin del problema resulta, en la préctica, inabordable. Por tanto, un obje- tivo eimpfrico importante consiste en reducir la dimensionalidad de este problema. Ademés, en general, los datos disponibles para este tipo de trabajos consisten en informacién sobre el gasto realizado en grupos de bienes afines por conjuntos de consumidores semejantes. Por ejemplo, el gasto se descompone en 10 categorias que, necesariamente, son muy amplias, y los perceptores-de rentas se clasifican en otros 10 grupos, lo que implica que s6lo existen datos respecto a 10 «bienes» y 10 «consumidores-tipo». Nada impide que se realicen regresiones sobre estos datos y los de precios disponibles, pero si la teorfa tiene que servir de guia al trabajo em- pirico, parece conveniente analizar las condiciones bajo las cuales un grupo de bie- nes puede tratarse como uno solo, y las condiciones bajo las cuales un grupo de consumidores pueden considerarse como uno tnico. La agregacién respecto a los bienes puede analizarse de dos formas distintas. Puede suponerse que la funcién de utilidad tiene alguna propiedad de separabilidad, como hemos comentado en el epigrafe precedente, o pueden tratar de encontrarse caracteristicas de la economia, ajenas a la configuracién de las preferencias de los 64 Andlisis microeconémico agentes, que permitan dicha agregacién. Por lo que respecta a la agregacién de agentes de consumo, es claro que si se postula que todos tienen las mismas prefe- rencias, el problema no existiria porque todos los consumidores del sistema podrfan representarse como uno de ellos cualquiera magnificado H veces. Por tanto, tendrén necesariamente que ser caracteristicas de la funcién de utilidad las que permitan obtener condiciones adecuadas de agregacién. (A) Agregacién de bienes: teorema del bien compuesto. Teorema 2.15 (Hicks). Si los precios de todos los bienes excepto uno —el X;— son constantes, la funcién U(x) puede expresarse como U(x, g~'), siendo g’ el gasto realizado en todos los bienes excepto et X,, de forma que la maximizacién U sometida ala restriccién y = g~! + px, permite obtener la combinacién de equilibrio. La demostracién se basa en comprobar que las condiciones de equilibrio (2.3) y (2.4) coinciden con las que se deducen de un proceso de optimizacién en dos etapé (1) la maximizaci6n de utilidad dados tanto el gasto g~i como la cantidad de X;; y (2°) maximizaci6n la utilidad respecto a X, suponiendo que se gasta g~/ en la ad- quisicién de los restantes bienes. Pese al parecido formal con los resultados comen- tados sobre arboles de utilidad, es preciso observar que este teorema no exige se- parabilidad alguna de la funcién de utilidad, sino constancia de los precios relativos de los bienes de grupo. Planteemos ambos problemas de optimizacién. 1." La maximizacién de U(x) dados x, y g7: Max. U(x) sa: Spm -g/=0 (2.47) que siendo @ el multiplicador de Lagrange da lugar a unas condiciones de primer orden: U(x) - ap,=6 G#)) (2.48) Spx - g/=0 (2.49) ii de donde se obtienen funciones de demanda del tipo: HAPs) CFD (2.50) indicando los superindices (—j) la eliminacién del componente j-ésimo del corres- pondiente vector. 2° La maximizaci6n de U(x) dado el gasto g~/, realizado tras la anterior opti- mizacién, por sustitucin de (2.50) en la funcién de utilidad permite expresar: Teoria del consumidor y de la demanda 65 DK 8) = Oy PI, BD, 5 Xp oy ay PV, BD) (2.51) por lo que el problema puede formularse como: Max. U(x, g-)) els _ (2.52) s.a: pay + BY = y, que, siendo f el multiplicador de Lagrange, proporciona tinas condiciones de primer orden del tipo: O(8, 8°) ~ Bo, = 0 2.53) OA 8) ~ B=0 (2.54) pat ery (2.55) y los valores que verifican (2.53) y (2.55), %, y 7, son soluciones de (2.52) y también de (2.47). Es preciso ahora demostrar que las condiciones (2.48), (2.49), (2.53)-(2.55) implican el cumplimiento de las de primer orden del problema de optimizacion general sin agregar”. Por (2.50) las derivadas de (2.53) y (2.54) toman la forma: ’d, G68, €9 = > UE) + Ufa) = (por 2.48) = ad, = aD Prat UY) (2.56) id, Oy iy 8) = UG) LE = (por (2.48)) = 7 8 od, = —_ 2.57) aD, Pops 257) Por (2.50), (2.49) puede expresarse como: Dpd(x, pi, 8) — 87 = 0 (2.58) expresién que diferenciada respecto a x, resulta ser: © Omitimos aqut el andlisis de las condiciones suficientes por su complejidad. No obstante su cum- plimiento en (2.47), es trivial y en (2.52) puede demostrarse que las curvas de indiferencia que relacionan x; con g”/ son continuas y estrictamente convexas respecto al origen de coordenadas. 68 Andlisis microeconémico 8d,(x,, p?, 8) ar (2.59) y respecto a gui: Sp chee) ea Sj ag7 La sustitucién de (2.59) en (2.56) y de (2.60) en (2.57) proporciona: (8, &) = UC) (2.61) OG, FD = (2.62) Relacionando (2.53) con (2.48): _ Ue) _ Di Tec Fy 7 Be 7 08 25 ¥ 2.82) = => = (por (2.61)) = (2.63) Por iiltimo (2.55) y (2.58) implican: Y pais, p. #)- y= Dpdi-y = 0 (2.64) Pero (2.63) y (2.64) son las condiciones de optimizaci6n del problema sin agregar ya que U;(x) en (2.63) proviene de (2.48) evaluada para las condiciones de equilibrio del primer problema. En consecuencia, los valores de equilibrio que proporciona (2.47) para x7 y (2.52) para x, y g”, dada la renta total y siendo constante p, son los que provienen de (2.48), (2.49), (2.53)-(2.55) que implican el cumplimiento de (2.63) y (2.64), siendo los valores de equilibrio. (B) Agregacion de bienes: separabilidad. Si ademas de cumplirse la separabilidad débil de la funcién de utilidad, ésta es homogénea (lo que se denomina separabilidad homogénea), un grupo de bienes puede considerarse como uno solo a efectos de agregacin. Puesto que el teore- ma 2.14 constituye condicién suficiente, es claro que lo que se acaba de formular no es més que un caso particular de dicho teorema. Sin embargo, como no se demostré dicho caracter suficiente, resulta util demostrarlo ahora en un caso particu- lar. Teoria de! consumidor y de la demanda 67 Teorema 2.16. Si existe separabilidad homogénea, el grupo de bienes que la pre- Senta puede tratarse como uno solo a efectos de optimizacion. Supongamos que el conjunto de bienes (X, ... X,) (r py =y io 68 Andlisis microeconémico Enna verifica las condiciones de! equilibrio desagregado. Siendo el multiplicador de Lagrange de (2.69), las condiciones de primer orden son: Oy - ma =0 (2.70a) O,-mp,=90 Gartly..n) (2.70b) paXa+ > pay= rat yay (2.70¢) ifn Como U, = U, (j= r+ 1, «+ m), las condiciones (2:70b) son idénticas a las de equilibrio sin agrégacion. Para los bienes del grupo X, y por (2.67): Px, = BYs = BpaX, (F=hi en es decir: Pa (i=1d 2.71) pero por (2.66): aXe aa ” (2.72) y sustituyendo (2.71) en (2.72): Pa= Bxaiae aD (2.73) y sustituyendo (2.73) en (2.70a): UO, oXa _ m=0 G=1,.47) (2.74) 3x, y como U,9X,/8x, = Ux), (2.74) son las condiciones de equilibrio sin agregacién. (©) Agregacién de consumidores. Dados H consumidores, cada uno de los cuales tiene funciones de demanda del tipo x" = x'(p, »*) (i = 1, ..., H), el problema planteado consiste en saber si la suma de las cantidades demandadas por todos los consumidores de un bien puede expresarse como una funcién de los precios y de la renta del conjunto de los con- Teoria de! consumidor y de la demanda 69 sumidores. Es evidente que si en vez de utilizar la renta de los consumidores se conocieran las rentas individualizadas, existirfa una funcién agregada trivial: n Z=DHeM=Z@Oy, wy) = .,n) pero el problema consiste en saber si existen funciones del tipo: 1" 20. ¥) = x40. »") (" : yr) Getun) (275) : La importancia de las funciones del tipo (2.75) es evidente no s6lo desde el punto de vista del trabajo econométrico, sino desde el punto de vista del andlisis macroe- conémico en que la renta nacional constituye una variable clave de todos los mo- delos y donde las funciones de consumo aparecen siempre formuladas en términos de la renta agregada. Es un tema, por tanto, directamente relacionado con los fundamentos microeconémicos de la macroeconomia, es decir, con el problema de si la forma de construccién de la microeconomia es transmisible a la teoria macroe- conémica de modo tal que las propiedades de las funciones agregadas encuentren un s6lido fundamento en el plano de los agentes individuales y no sean formulacio- nes ad hoc. La dificultad de la existencia de funciones Z(p, Y) radica en que han de ser vélidas para cualquier distribucién de la renta entre los agentes econémicos. Es claro que si esto no es asi, Z(p, ¥°) arrojaria tantos valores como distribuciones de Y° entre los consumidores hubiera y, en consecuencia, no existirfa dicha funcin. Por tanto, los supuestos bajo los que las funciones agregadas existiran habran de ser supuestos bien relativos a la forma de las funciones de renta-consumo, bien a la distribuci6n de la renta y la forma en que ésta se produce ante variaciones de la misma (bien ambos tipos de supuestos). Comencemos por formular las condiciones generales de existencia de (2.75) para luego analizar qué hip6tesis permiten garantizarlas. Por (2.75) y (2.19), Hamando s4 al efecto de sustituci6n del agente h-ésimo: 8Z, axt _y od Lan Lat ep, OP Ay sy M) (2.76) Las condiciones de existencia de (2.75) exigen que estas funciones se deriven de una funcién de utilidad global optimizada con una restriccién expresada en funcién de la renta agregada, y las condiciones de integrabilidad sabemos que exigen la simetria de los efectos de sustitucién cruzados (ver (2.31)). Por tanto, las condiciones de integrabilidad de (2.75) seran: s$=sf (i,j =1,..,7) (2.77) 70 Andlisis microeconémico ee eee siendo s4 los efectos de sustitucién definidos sobre (2.75). Por (2.19): Fig 2% ) ap, ay ” por lo que (2.77) toma la forma: az, , 0%, axt az, St asp =~ Dat t4ayt 2, Daye * Fay az, 8Z, ast Zs 8 7 Sy 7 - apt ae ~ Lat * ayt GjiH ln) y como Sf = sf las condiciones de integrabilidad de (2.75) pueden finalmente expre- sarse como: [Sata- pate]- [2-H )-0 (G.j=1-.m) (2.78) a 7 En la medida en que no existe un Gnico conjunto de hipotesis que constituyan condiciones necesarias y suficientes para el cumplimiento de las condiciones de in- tegrabilidad de Z(p, Y), hay diversos teoremas que postulan condiciones suficientes. En cualquier caso, es claro que los problemas de existencia de las funciones agre- gadas provienen de su formulacién en términos de una renta agregada y que exige, por tanto, condiciones bastante restrictivas bien respecto a su distribucién entre los agentes, bien respecto a la estructura de sus funciones de utilidad, de forma tal que los efectos sean lo suficientemente «similares» como para compensarse entre sf ante cambios en el nivel y/o distribucién de Y. En un extremo, si se postula que todos los individuos son iguales (U"(x) = U(x), h = 1, ..., H), es claro que resulta inne- cesario hacer supuestos adicionales respecto a la distribucién de la renta, porque todos los consumidores son representables por uno solo y el que existan funciones x'(p, y) garantiza que se verifique (2.78). En el extremo opuesto, si la distribuci6n de la renta sigue una norma muy rigida, los supuestos suficientes respecto a la estructura de las preferencias pueden ser algo relajados. Demostraremos pues un teorema de entre los muchos que constituyen condicio- nes suficientes para (2.78) y que tiene la virtud de ocupar una posicién intermedia en cuanto a las exigencias sobre la distribucién y la estructura de las preferencias individuales. Teorema 2.17 (Pearce). Si la distribucién de la renta es en proporciones constantes ¥y las funciones de renta-consumo toman la forma x} = a(y + b)y" — ay)? (i = 1, vay My h= 1, vy H), se cumplen las condiciones de integrabilidad de las funciones de demanda agregada. Teoria de! consumidor y de la demanda 71 Usando superayados para denotar valores medios, el supuesto de participacién constante en la renta total implica: dy" = y"Y = y'/Hy (2.79) Veamos ahora la expresi6n de las condiciones (2.78) bajo este supuesto: ae Di dy = YSvny G@=1,..0) y por tanto: (2.80) y sustituyendo (2.80) en (2.78) y reordenando términos se obtiene: axt axt = Oxy) - = ato) |=0 |=... 0) [ee iy 'y") ay & y Gi Una condicién suficiente para que se cumplan las condiciones de integrabilidad es que se verifique la expresién anterior para todos y cada uno de los consumidores, es decir: xt OF gh Ey! - Bota - (h : aye ayy") (xi — ¥Fly") = 0 ijeh en) (2.81) Veamos ahora cémo si las funciones de renta-consumo son como las postuladas por el teorema la condicién (2.81) se cumple. Sobre dichas funciones: axt oy" a(F +b) 2ayh — (G= 1, nh = 1, HD expresiones que sustituidas en (2.81) y tras simplificaciones triviales proporcionan unas condiciones de integrabilidad del tipo: ( pero sobre las funciones de renta-consumo propuestas: 1X — aX) "MF + b)— 20") = 0 if XH! = Ho (eo + b)yH — = 40 + db) — aH ON 7 72. Andlisis microeconémico aS por lo que: gals + by -aaH' SO" Gah. 0 expresién que conduce a: (i, j= 1, ) por lo que se cumplen las condiciones de integrabilidad (2.81). 10. La teoria de la preferencia revelada El sistema axiomatico 1-8 no es la tnica forma posible de modelar el comporta- miento racional del consumidor individual, y a veces se ha criticado que la teoria construida sobre dicha axiomdtica se basa en la funcién de utilidad que no es ob- servable. Si bien es cierto, como ya sabemos por los resultados de dualidad e inte- grabilidad, que no es preciso conocer U(x), ello en parte es un resultado debido a la aparicién de la teoria de la preferencia revelada como una forma de detectar las preferencias del consumidor sin recurrir, formalmente, a la existencia de una funcién de utilidad. La idea bisica subyacente a la teorfa.de la preferencia revelada es muy simple: el consumidor, cuando realiza una eleccién en el mercado a unos precios y renta nominales determinados, esté manifestando una parte de sus preferencias ya que la combinacién de bienes que adquiere se «revela» como preferida a todas las restantes que podfa, con esos precios y renta nominal, haber adquirido. ‘Supongamos que para (p’, y") el consumidor adquiere la combinacién de bienes x! —hecho que denotaremos mediante x’ (p’, y") y, como simplificacin notacional, como x’. Todas las combinaciones que al consumidor le resultaban accesibles cuando eligis x° eran las que cumplian p'x < y®. Por tanto, si para un x', p'x’ > p'x!, esto implica que x° se ha revelado como preferido a x! —algo que denotaremos mediante x°RPx'. En el gréfico 2.7 se representan distintas posibilidades de las que se deducen relaciones significativas. En efecto, suponiendo que sobre la renta de balance 00 se elige x°, sobre la 11 x! y sobre la 22 x’, se puede afirmar que: — x°RPx' ya que ambas combinaciones son accesibles para (p’, y") y se ha ele- gido la x°, Esto significa también que p'x! < p'x’, que en el grafico 2.7 se cumple con estricta desigualdad. — ¥RPx? por el mismo motivo, lo que significa que p*x’ > p*x’, que en el gra- fico 2.7 se cumple con igualdad. — as relaciones entre x! y x? son ambiguas. Para la situacién (p', y') la combi- Teoria de! consumidor y de la demanda 73 - ————— — ————OOO——— TEE nacién x? no es accesible, y para la situacién (p*, y2) no Io es la x!, es decir, se cumple simulténeamente p'x! < p'x2, y p’x? < p’x', lo que significa que x! y x no son comparables si los datos de que se dispone son sélo los tres representados en el grafico 2.7. No obstante, parece razonable suponer que si se dispusiera de mds observaciones adecuadamente elegidas, podrian com- pararse ambos vectores de consumo. Grarico 2.7 EI primer axioma bésico de la preferencia revelada simplemente formaliza la discusi6n realizada. Axioma débil de preferencia revelada (ADPR) Wx, x! @ RY, x? # x!, x9RPx! > no xIRPx? ©, expresado en otros términos: px! < px? p'x? > pix! (2.82) es decir, si x° se revela como preferido a x! no puede darse la relacién inversa. Como Para que x° se revele como preferido a x! es preciso que esta tltima combinacién sea accesible para (p°, y°) —primera parte de la relaci6n (2.82)—, es claro que si 74 Andlisis microecondmico a para (p', y!)*se elige x!, esto se deberd a que en dicha situacién la combinaci6n x? no es accesible —segunda parte de la relacién de (2.82). Postulando tan sélo el axioma (2.82) es posible demostrar con sencillez. dos pro- piedades fundamentales de las funciones de demanda individual: su homogeneidad de grado cero en precios y renta nominal, y la negatividad del efecto de sustitucion del propio precio sobre la cantidad demandada. Teorema 2.18. Si se cumple el ADPR, las cantidades demandadas son invariantes ante un cambio proporcional en todos los precios y la renta nominal. Sea: pe wl vk>0 por lo que p'x! = kp%x?, Supongamos que x? # x!, y por las expresiones anteriores obtendremos p'x! = p!x°, lo que trivialmente, implica: pix! > px? (2.83) y de igual forma se obtiene p°x! = p°x’, que implica: p'x’ > p*x! (2.84) Pero (2.83) y (2.84) son contradictorios entre s{ con el ADPR. En efecto (2.83) significa que se cumple xRPx° y (2.84) que x°RPx'. Por lo tanto, x’ = x! y las cantidades demandadas no variarén ante un cambio proporcional en (p,y). Teorema 2.19. Si se cumple el ADPR, el efecto puro de variacién de la cantidad demandada debido a su propio precio (efecto de sustitucién) es negativo. Para definir un efecto del precio puro con el instrumental analitico de la preferencia revelada, no podemos utilizar la variacién compensada de la renta en el sentido de Hicks, porque no puede definirse una alteracién de renta nominal que deje invaria- ble el nivel de utilidad, al no disponer de funcién de utilidad alguna. Por ello, en el contexto de la preferencia revelada, el efecto de sustitucién se define como el resultante de una variacién del precio y de la renta monetaria tal que permite al consumidor adquirir a misma combinacién de bienes que adquiria inicialmente. En términos gréficos, el 2.8 explica las diferencias entre ambos conceptos. El punto x! es la situaci6n inicial y el »° la final ante una disminuci6n del precio _ El efecto de sustitucién tipo Hicks implica un deslizamiento sobre la curva de indiferencia correspondiente a la posici6n inicial x', siendo la recta de balance «in- termedia» la HH" tangente en x a la curva de indiferencia inicial. El efecto susti- tuci6n en la teoria de la preferencia revelada se construye, por el contrario, sobre una nueva recta de balance paralela a la HH’, tal como la SS’, ya que la variacién Teoria del consumidor y de la demanda 75 — del precio p, es la misma, pero haciéndola pasar por el punto x', obteniéndose el equilibrio intermedio por el efecto sustitucién en x%. Como es facil observar, el efecto de sustitucin asf definido implica una mejora en el nivel de utilidad respecto a la posicién inicial (en caso de conocer la funci6n de utilidad, la curva de indife- rencia correspondiente a x% seria la de puntos del grafico 2.8 de indice superior a la que pasa por x!). Los dos efectos de sustituci6n son distintos, pero para variacio- nes infinitesimales de p, puede demostrarse que difieren en un infinitésimo de se- gundo orden. Intuitivamente es facil observar que la diferencia entre ambos efectos es la que existe entre un desplazamiento sobre la curva que pasa por x! y un des- plazamiento sobre la secante a dicha curva que pasa por x', por lo que en el limite, ambos tenderdn a coincidir. Grarico 2.8 Puesto que la restriccin de balance correspondiente al efecto sustitucion en la preferencia revelada debe verificar la elecci6n inicial x', resulta claro que px? = p°x', lo que implica: 0 (2.85) 76 Andlisis microeconémico 76_Andlsis microeconémicg pero como x*RPx', por el ADPR es claro que se cumpliré p'x? > p'x!, es decir: pix - x] >0 (2.86) Pero (2.85) y (2.86) conjuntamente implican [p — p'] [x? - x'] < 0 que en el caso de que varie un solo precio implica: ApAx, <0 con lo que el teorema queda demostrado. El ADPR permite demostrar dos propiedades fundamentales de las funciones de demanda —homogeneidad y efecto sustitucin propio negativo—, pero no es sufi- ciente para garantizar las restantes. La raz6n intuitiva de esta insuficiencia se en- cuentra en que el ADPR no garantiza la transitividad de la relacién RP, lo que resulta evidente inspeccionando el grafico 2.7. Para hacer frente a este problema se formula el llamado axioma fuerte (AFPR). Definamos una relaci6n binaria R* = {(x°, x*) | x°RPx, ..., x" 'RPx’} para algu- na secuencia {x° ... x'} tal que x°R*x’ si y sélo si (x°, x’) € R*, es decir, si y s6lo si existe una cadena de relaciones RP segin el ADPR que relaciona ambos vectores x’ y x’, Esta relacién R® se lee «revelado indirectamente como preferido a>: AFPR: ®R*x' > no x°R*x° (2.87) En términos del grafico 2.7 el AFPR significa que x*R*x' y, por tanto, que no se cumple x'R*x? lo que elimina la ambigiiedad que el ADPR presentaba ante la no comparabilidad entre x? y x! en forma directa. Si el AFPR resuelve el problema de la transitividad, cabe suponer que su cum- plimiento implica el de las condiciones que garantizaban la existencia de funcién de utilidad, es decir, el contenido I6gico de los axiomas del epigrafe 2 es idéntico al de (2.87). Esta equivalencia es la que constituye el contenido del teorema de integra- bilidad relativo a la preferencia revelada. Puede construirse una aproximaci6n grafica que permite ver intuitivamente lo dicho. En el grafico 2.9 partimos de una posicién inicial como la x° que es la com- binaci6n elegida sobre la restricci6n xA. Suponiendo que se pudieran observar su- ficiente ntimero de combinaciones precios-renta nominal, podria construirse una se- rie de rectas de balance tales como las W;, W;, Ws... sobre las que se clegirian respectivamente x-!, x-2, x-® ... vectores de consumo progresivamente peores que el x’. De igual forma podria construirse una serie de restricciones como la By, Bz, By ... sobre las que se elegirian x', x2, x° ... progresivamente mejores que x’. Estas dos series permiten dividir todos los puntos del primer cuadrante que se encuentran ala derecha y por debajo de x’ en tres zonas. La Z(W) que contiene vectores peores que x’, la Z(B) que contiene vectores mejores que x? y la rayada intermedia que contiene todos los indiferentes y algunos mejores —si bien peores que x'— y otros peores —si bien mejores que x-'— que x’. Parece claro que si, a partir de la restricci6n x°A pudiésemos tener observaciones del comportamiento del agente para precios de X, ligeramente inferiores y rentas Teoria del consumidor y de la demanda 77 nominales ligeramente menores (mayores), los puntos x-! ... (x! ...) se encontrarfan muy préximos entre si, y el drea rayada se reducirfa hasta que, en el limite, tenderia a una curva continua que seria la de indiferencia I(x°). x Grarico 2.9 APENDICE (A) Elasticidad de sustitucin La elasticidad de sustitucién entre dos bienes es la relacién existente entre la variacién relativa de la proporcién en que se demandan los bienes y la variacién relativa de la proporcién entre los precios de los mismos. Es decir: _ ax M(x). on aS apse pip)“ *? . En condiciones de equilibrio-es claro que (A.1) puede expresarse como: _ ex) 8) d(xjx,)/(%/%)) d(UJU)(UJU) ~~ dRMS/RMS, Gh (A.2) % = de donde se deduce una relaci6n entre el valor de a, y el grado de curvatura de las curvas de indiferencia. Cuando 0, = ~, las curvas de indiferencia son rectas y los bienes perfectamente sustitutivos. Cuando @, = 0, las curvas de indiferencia tienen un radio de curvatura nulo (son angulares) y los bienes son absolutamente comple- mentarios. La expresin (A.2) puede desarrollarse teniendo en cuenta que: 1 1 YU, ay bids = xr) = ~ ae a) dx, (A3) Ai) aac) U, —t)}= — idx, = 3) &, U; x, | = 4_ (-2U,UjU, + U,U? + U,U?dx, (AA) a1 uy 78 Teoria de! consumidor y de la demanda 79 sustituyendo (A.3) y (A.4) en (A.2) y generalizando para n bienes: X~y ane (A5) xx, D* siendo D* el determinante D orlado con (—U, ... -U,) en vez de con (—py ... ~Pa) y dividido entre 42, es decir, el resultado de la sustitucién en D de los precios por sus valores de equilibrio p, = U;/n. Ahora se puede expresar la férmula (2.19) de descomposicién entre efecto de sustitucién y de renta en términos de elasticidades, ya que multiplicando ambos miembros de la misma por p,/x;: a pa 4a (A) Pi Ademés, en condiciones de equilibrio: . _ px XU, y Sem Dau, i 7 expresién que sustituida en (A.5) da lugar a: Pi. - Ase, peau, 8% expresiOn que sustituida a su vez en (A.6) proporciona: 3 APH oy Pigg, 4 Pm SH (a7) % OP, U, x Oy Recordando que U, = up, en equilibrio, el primer término de (A.7) es la elasti- cidad-precio de X, respecto a p,, por lo que (A.7) puede expresarse como: r= S(O, + &) (EFI) (A.8) que es la anunciada expresién de (2.19) en términos de elasticidades. (A.8) indica c6mo el efecto de sustitucién depende de la relacién de sustituibilidad entre los bienes en el consumo medida por elasticidad de sustitucién. Como resulta claro, de Ia expresin (A.8) pueden obtenerse los signos de efecto sustitucin y las relaciones de cardcter complementario o sustitutivo neto y bruto en funcién del signo de la elasticidad de sustitucién y de su valor. 80. Andlisis microeconémico (B) Agregacién de consumidores Para completar la discusién del texto, es preciso analizar bajo qué condiciones las funciones agregadas verifican las restricciones discutidas en el epigrafe 7 (Engel, Cournot, simetria, homogeneidad y negatividad). Las condiciones de Engel y Cournot es intuitivamente claro que se cumplirén, porque si cada consumidor individual agota su renta ante una variacién de su renta nominal o del precio de algdn bien, el conjunto de la renta Y también se agotaré sea cual sea la distribucién de la misma. Las condiciones de simetria de las funciones agregadas son las de integrabilidad (2.77), que se cumplen por hipdtesis en las condiciones del teorema 2.17. Las otras dos restricciones plantean més problemas. Empezando por las condi- ciones de homogeneidad, estas exigen en primer lugar que las funciones agregadas cumplan: 8Z, 8, % + yao 7 Sp; oY expresin que se verifica ya que: Soa 35 (B.1) Pero la homogeneidad de Z(p, y, Y) exige también que sean estas funciones homogéneas de grado cero en (p, ¥, Y) lo que, por el teorema de Euler, implica: 8Z, 8Z, in yi g “ay * ay que seré normalmente incompatible con (B.1) y, por tanto, no se cumplira en con- diciones generales. La razén de este incumplimiento es que existe siempre un factor de distribucién aun cuando la renta total no varie. El efecto perturbador de este factor de distribucién puede calcularse diferenciando la funcién agregada: ox! 82, dZ,= Dy, et wit at axt dy* (Zeer SEF) 7 Teoria de! consumidor y de la demanda 81 donde el factor dy"/Y afecta en general a las cantidades demandadas globales ante redistribuciones de la renta total. EI supuesto particular que permite verificar la propiedad de homogeneidad es que la propensién marginal al consumo de cada agente sea independiente de su nivel de renta, lo que hace nula la expresién: Oxt dy _ ax, dy 3 Oy" Yay ¥ para el caso de una redistribucién en que: dy=> dy=0 Por tiltimo, las condiciones de negatividad de las funciones agregadas exigen que sea semidefinida negativa la matriz de los efectos de sustitucién. Puesto que, en notacién matricial: (sp = (s 4)- >((2) wy ) (82) 7 t "y como (s}) es semidefinida negativa, la primera matriz del segundo miembro de (B.2) lo sera, por lo que el cumplimiento de la restriccién dependera del caracter semi- definido positivo de la matriz del sustraendo del segundo término. En el caso de que las funciones de renta-consumo sean como las postuladas por el teorema 2.17 y, ademas, todos los coeficientes individuales sean iguales: apsay + byy-ar (i= 1,2, mh =1,..., HD) es facil demostrar que: donde 1’ es semidefinida positiva y, al ser el multiplicador positivo, resulta serlo también la matriz del sustraendo del segundo término de (B.2). La condicién exigida respecto a las funciones individuales de renta-consumo (igua- les coeficientes para todos los agentes) es muy restrictiva ya que implica funciones del tipo x* = aby(h = 1, ..., H), pudiendo demostrarse que basta con que las pre- ferencias de todos los consumidores sean homotéticas para que se verifique la nega- tividad. En resumen, las condiciones exigidas para la existencia de funciones agregadas de demanda para los agentes de consumo son bastante restrictivas. Se sugiere como ejercicio reflexionar sobre los supuestos precisos para que las funciones agregadas de consumo sean especificaciones con fundamento microeconémico, teniendo en 82 Analisis microeconémico cuenta que normalmente se agregan para todos los agentes y, también, para un solo tipo de bien —consumo— o una pequefia desagregaci6n dei mismo (v.g. duraderos, etc.). Es claro que la agregacién exacta es algo imposible de lograr en la realidad, pero es importante tener en cuenta que las funciones agregadas serén tanto mas inexactas cuanto més lejos estén de cumplirse los supuestos exigibles para la agre- gacién perfecta (v.g. mayores errores de las predicciones agregadas respecto a los bienes si los precios relativos son volatiles que si son mas fijos). Bibliografia La demostraci6n rigurosa de existencia de funcién de utilidad puede verse en DEBREU (1954a) y en ARROW-HAHN (1971). El tratamiento clisico de los temas fundamentales de demanda tiene su origen en SLUTSKY (1915) y la revision de HICKS-ALLEN (1934). Sobre dualidad el trabajo pionero es Roy (1942), una excelente exposicién avanzada DiEweRT (1974) y otra BLACKORBY-PRIMONT-RUSELL (1978). Sobre problemas de agregacién y forma de las funcio- nes de utilidad Hicks (1939) y LEONTIEF (1936) son las referencias iniciales. La separabilidad se debe 2 GORMAN (1959). Un texto general sobre agregacién es GREEN (1964). La teoria de la preferencia revelada surge en SAMUELSON (1941) y se desarrolla en SAMUELSON (1948, 1950) y HOUTHAKKER (1950), que constituyen las primeras soluciones al problema de la integrabilidad. Un articulo interesante més reciente es VARIAN (1982). Una revision avanzada excelente de estos temas es BARTEN y BOHN (1981). Capitulo 3 TEORIA DE LA PRODUCCION En este capitulo vamos a abordar los problemas relativos al comportamiento de un agente individual de produccién que acta paramétricamente respecto a los precios en un contexto institucional idéntico al sefialado en la introduccién del capitulo 2. Se supondré que el productor acttia como optimizador condicionado, tratando de maximizar su beneficio, sometido a las restricciones que impone la técnica produc tiva y/o la disponibilidad de unos recursos limitados para la adquisicién de factores productivos. La maximizacién del beneficio puede formularse directamente como maximiza- cién de la diferencia entre ingresos derivados de la venta de los productos y los gastos en que se incurre por adquirir factores productivos, o bien de una forma simplificada, suponiendo que si, por ejemplo, el productor tiene disponibilidades limitadas para adquirir factores productivos, maximizara su volumen de produccién. O, también, que si tiene como objetivo alcanzar un determinado nivel de produc- cin, minimizaré el gasto a realizar en la adquisici6n de los recursos necesarios para ello. Como puede observarse, existen analogfas I6gicas muy fuertes entre el tratamien- to descrito del productor y el realizado en el capitulo 2 para el consumidor indivi- dual; analogias derivadas del planteamiento de ambos agentes como optimizadores condicionados. No es dificil intuir que la obtencién de la maxima produccién con un coste dado y del minimo coste para una produccién dada constituyen problemas primal y dual, y que las propiedades de dualidad en lo relativo a las funciones de costes (gasto minimo necesario para alcanzar un nivel de produccién con unos pre- cios de los factores y una tecnologia dados), serdn similares a las ya conocidas de la funcién de gasto (desembolso minimo necesario para lograr un determinado nivel de utilidad con unos precios de los bienes y una estructura de preferencias dadas). Considerando el caso del coste dado, la maximizacién del volumen de produccién exige que se disponga de una representaci6n funcional de la tecnologia, de las com- 83 84. Andlisis microeconémico 84 Aniélisis rmicrO6COG TCO binaciones factores-productos permitidas por el estado del conocimiento, represen- tacién que jugaré un papel similar formalmente al de la funcién de utilidad en la teoria del consumidor individual, aunque ahora se trate de una funcién que mida cantidades fisicas y, por tanto, de cardcter cardinal. Comenzaremos pues por la formulacién de los axiomas relativos a la caracteri- zacién de la tecnologia para abordar después los problemas de optimizacién mencio- nados La representaci6n de la tecnologia Denotamos mediante y = (y, .--» Y,) € IR’ un vector cuyos componentes nega- tivos indican cantidades de factores adquiridos por el agente y cuyos componentes positivos representan cantidades obtenidas de productos. El conjunto de vectores factores-productos posibles, Y ¢ RR’, representa, por tanto, las combinaciones per- mitidas por la tecnologia existente, conjunto sobre el que formulamos una serie de axiomas. Axioma 1.—El conjunto Y no es vacio. ‘Axioma poco restrictivo: debe haber alguna combinacién productiva posible por- que, de lo contrario, no existiria actividad productiva alguna Axioma 2.—Y es un subconjunto cerrado de R’. ‘Axioma poco restrictivo también ya que exige que si una secuencia de vectores (y’) € Y tiene un limite y*, entonces y* € Y. Obsérvese que este axioma tiene una funcién semejante al supuesto de que el conjunto A de posibles elecciones del consumidor (capitulo 2, epigrafe 1) es cerra- do, ya que si Y fuera abierto se plantearfan problemas de no poder determinar un vector y € Y «mejor» que los restantes desde el punto de vista productivo. Axioma 3.Wy? € Y; y' y'€ Y. ‘Axioma llamado de eliminacién 0 disponibilidad gratuita que indica que si una tarea productiva y" es técnicamente posible, lo es también cualquier otra que impli- que iguales 0 mayores cantidades aplicadas de los factores e iguales 0 menores cantidades obtenidas de los productos. Este axioma significa que el ortante negativo de R° pertenece al conjunto Y. Tampoco es un axioma muy restrictivo, ya que significa tan s6lo que es posible desperdiciar capacidad productiva. Axioma 4.—Y 0 RY, = {0}- ‘Axioma que excluye la produccién gratuita ya que impide que un y? # {0} fac- tible sea tal que y° € R’,, que significaria la posibilidad de producir cantidades po- sitivas de algdn producto sin uso de factores, pero habilita a «producir» el vector 0, es decir, a no realizar actividad productiva alguna. Este conjunto de axiomas permiten una representaci6n grafica del conjunto de vectores posibles de produccién tal y como se hace en el grafico 3.1. En él se supone que existen dos bienes Y, e, Y;. La curva que pasa por los cuadrantes segundo y Teoria de la produccién 85 cuarto y por el origen es la frontera del conjunto Y, suponiendo que se puede utilizar bien Y, para producir Y,, bien Y, para producir Y,, siendo la superficie rayada del gréfico el conjunto Y. Es claro que en caso de que, por ejemplo, el bien Y, fuese el factor y el ¥, el producto, el conjunto Y se restringiré eliminando la parte rayada del cuarto cuadrante. Como puede observarse, el axioma 1 garantiza que Y tiene al menos un punto, el axioma 2 que la frontera PP’ pertenece a Y, que indica, por ejemplo, que para producir y} no es posible utilizar una cantidad de factor menor que y?. El axioma 3 seftala que y? puede conseguirse con cantidades mayores del factor, tal como, por ejemplo, la y}. Es claro que el axioma 3 de eliminaci6n gratuita garantiza el decre- cimiento de la frontera de Y. El axioma 4 impide que algin punto del primer cua- drante, que no sea el origen, pertenezca a Y; y garantiza que la frontera pasa por el origen. Grarico 3.1 De todo lo discutido resulta que la frontera de Y est4 formada por las combi- naciones técnicamente eficientes en el sentido de representar vectores productivos tales que no es posible producir mayor cantidad de Y,(Y,) con igual cantidad de Y,(¥,). Por iltimo, resulta claro que si se desea pasar del conjunto de producciones posibles Y al de factibles respecto a una dotacién dada de factor productivo, bastara en el grafico 3.1 con suponer una dotacién como J, con lo que sélo los puntos de Y situados sobre y a la derecha de la vertical que pasa por (—J,, 0) serdn factibles. 36 ‘microeconémico 86 Analisis MicroeCOOCm Vamos ahora a formular unos axiomas que afectan a las caracteristicas de escala de la tecnologia. Axioma 5.—Wy, ye Y, y+ yl Y. ‘Axioma de aditividad que supone que si dos vectores son técnicamente posibles su suma también lo es, es decir, que si con 3 unidades de y, pueden obtenerse 2 de yz y con 2 y, puede lograrse 1 de y., empleando 5 unidades del factor puedan obte- nerse 3 del producto. Axioma 6.—y" € Y, ly! € Y, WA € (0,1) ‘Axioma de divisibilidad del proceso productivo, que supone la posibilidad de reducir la escala de una combinacién productiva factible tanto como se desee. Es decir, si con 3 unidades de y, pueden producirse 2 de y, también son posibles los vectores (~3/2,1); (—1; 233); (1/2; 1/3), ete. ‘Axioma 7.—Wy', y' € Y, y° = ay’ + (1 — ay! € Y, Wa € (0,1) que postula la convexidad del conjunto Y. ‘Axioma 7'—Wy!, y' € Y, y= ay? + (1 — ay! € int, ¥, Wa € (0,1) que implica Ia estricta convexidad del conjunto Y. ‘Analicemos las relaciones entre estos axiomas y el tipo de rendimientos de escala que posee Ia tecnologia, ya que el conjunto de ellos son incompatibles entre sf y seré preciso postular solo algunos para caracterizar aquella. En el gréfico 3.2 supo- niendo que Y, es el tinico input e Y, el nico putput, y’ representa un vector técni- camente posible. Si la tecnologta productiva presenta rendimientos decrecientes de escala es claro que la duplicacién de la cantidad aplicada del factor conduciré a un aumento menor que el doble del producto, situando el productor en un punto como, por ejemplo, el y*, Resulta evidente que si prevalecen rendimientos decrecientes de escala la frontera de Y adoptara una forma como la de la curva OA, c6ncava res- pecto al eje de abcisas, y que el conjunto Y sera estrictamente convexo. Un razonamiento andlogo permite observar que si los rendimientos de escala son crecientes la frontera tomard la forma OB, convexa respecto a eje de abcisas, y que el conjunto Y no seré convexo. Por tltimo, si prevalecen rendimientos constantes de escala para cualquier volumen de produccién, la frontera sera una recta que pasa por el origen como la OC, y el conjunto Y sera convexo pero no estrictamente. Es facil también comprobar en el grifico 3.2 que sobre fronteras como la OA se cumple el axioma de divisibilidad, pero no el de aditividad, lo opuesto al caso en que la frontera sea del tipo OB. Si la frontera es la OC, se cumplen ambos axiomas. En resumen: — Los axiomas 5 y 6 conjuntamente garantizan la existencia de rendimientos constantes y, por tanto, son compatibles con el axioma 7, pero no con el 7’ que exige ia convexidad estricta de Y. — Los axiomas 6 y 7’ implican rendimientos decrecientes, siendo conjuntamente incompatibles con el axioma 5. — EI axioma 5, sin postularse el 6, es incompatible con los axiomas 7 y 7’, € implica rendimientos crecientes de escala. Teoria de la produccién 87 Yi -29f) -y 0 Grarico 3.2 Resulta evidente que si se desean excluir tan sélo los rendimientos crecientes de escala, se postularén los axiomas 6 y 7, pero no el 7’ que excluiria también los constantes. Cuando existen rendimientos crecientes 0 constantes de escala, la funcién de oferta puede bien no estar definida, bien no ser una aplicacién punto a punto del conjunto de precios en el de cantidades, sino una aplicacién punto a conjunto. Para evitar todos estos problemas, sobre los que volveremos mas adelante en el capitu- lo 6, supondremos que se cumplen los axiomas 1, 2, 3, 4, y 7’ que garantizan ren- dimientos decrecientes y, ademas, que la variacién del grado de sustituibilidad entre factores es continua. Estamos ya en disposicién de analizar el comportamiento del productor indivi- dual en el contexto descrito, y para ello s6lo es preciso formular un ultimo axioma —semejante formalmente al axioma 8 de racionalidad del consumidor del epigrafe 1 del capitulo 2— sobre el objetivo perseguido por el agente. Axioma 8.—Wy°, y' € Y, py’ > py! @ y"Py!. Axioma en el cual y'Py' indica la preferencia del productor por el vector y" frente al y! por el hecho de que el beneficio asociado al mismo py’ —siendo p = (p,, «.., P.) el vector de precios—, es mayor que el asociado a y'(py!). En suma, el axioma 8 define como regla de comportamiento la maximizacion del beneficio, en el sentido 88 Andlisis microeconémico de que a unos precios dados el productor tratar4 de elegir el vector que maximice la diferencia entre sus ingresos (suma de los componentes positivos de py) y sus costes (suma de los componentes negativos de py). Para Hlegar a la formulacién tradicional de la funcién de produccién simple s6lo resta hacer un pequefio cambio de notacin. Supongamos que existe un Gnico pro- ducto final X obtenido por la aplicacin de r factores (Y,,.... Y,) (7 + 1 = 5). Ahora el vector de producciones posibles se expresard como (x, —y,, ..., ~y,). Es claro que el conjunto de vectores que permiten obtener un determinado nivel de produccién prefijado x" es: H(x") = {y € Ri/(x", —y,, «..) —y,) € Y} y que si se desea aislar dentro de H(x") aquellos vectores que son eficientes, el conjunto relevante sera: 1 (y € HoeyWx > 2", y € HO) que es la expresién formalizada de una isocuanta. Los axiomas postulados (1, 2, 3, 4, 7’) garantizan, en suma, la representabilidad de la tecnologia por medio de una funcién: fi RL. > R, que proporciona el maximo nivel de produccién obtenible para cada vector de can- tidades aplicadas de factores. Los axiomas postulados garantizan que f: (i) Incorpora sélo las combinaciones productivas eficientes. (ii) Es continua y dos veces. diferenciable. (iii) Es estrictamente céncava. 2. EI equilibrio del productor individual: maximizacién del beneficio y funciones relevantes flO... ¥,) = fly) la funcién de produccién, por lo que el problema de n del beneficio puede formularse Max. a(y) = p'x — q'y = p'fly) — ay (3.1) siendo p el precio de X y q = (q,, .--, q,) el vector de precios de los factores. Las condiciones de primer orden de (3.1) son: 9) = Ph- G29 Galen) (2) que implican que el precio del factor debe igualar al valor de la productividad marginal fisica del mismo, y que, relacionadas por pares, conducen a la igualdad de Teoria de la produccién 89 la RMS entre factores con el cociente invertido de sus precios. Si. por ejemplo. Pf, > q €l aumento de una unidad aplicada de y, produciria un aumento del pro- ducto f, cuyo ingreso adicional pf,, seria superior al coste de dicha unidad q,, por lo que aumentaria el beneficio por la aplicacin de una unidad adicional de Y, Las condiciones suficientes del problema (3.1) exigen que: lm (K\(-1Ik> 0 (k= sD) (3.3) donde |2(k)| es el determinante formado por las k primeras filas y columnas del hessiano de x(y). Como por (3.2): My = Phy G= As) G4) (3.3) implica que las productividades marginales han de ser decrecientes, y, ademés, por (3.2): |x| = ptlF(K)| y si fly) es cOncava, su hessiano F es tal que los menores sobre su diagonal principal son alternados en signo y F(k) (—1)' > 0 (k < r), por lo que se cumplen las condicio- nes (3.3). Obsérvese que en este caso no basta con que la funcién de produccién sea es trictamente cuasicéncava, como sucedia con la funcién de utilidad en la teoria del consumidor individual. Ello es debido a que una funcién de produccién cuasicéncava permite la existencia de rendimientos no decrecientes de escala, y basta pensar en el caso de rendimientos constantes en que 0 el beneficio unitario es negativo —y el maximo de beneficio se obtendrfa para x = 0— 0 es constante y positivo, en cuyo caso el beneficio no est4 acotado. Veremos, sin embargo, més adelante, cémo el planteamiento de problemas ya acotados en su propia formulacién, tales como el maximo de produccién (mfnimo coste) para un coste dado (volumen de produccién dado), cumplen las condiciones de segundo orden con funciones de produccién cua- sicéncavas. Analicemos ahora una serie de proposiciones que se derivan del problema de maximizaci6n del beneficio. Teorema 3.1 (existencia). Existen funciones del tipo: yp) sot) G.5.1) x(q, P) (3.5.2) es decir, funciones de demanda de factores y de oferta del producto. Diferenciando totalmente las funciones definidas implicitamente por (3.2) Sap + pifrdy +. + fidyd — dq; = 90 Andiisis microeconémico es decir: (Fa) Lay] = 7 fda — fat 6.6) que por (3.2) puede expresarse como: (Fi) [ay] = (4(@/p)] 6.72 Como es evidente, el determinante de la matriz de (3.6) es el jacobiano del sistema de ecuaciones (3.5.1) y como F(—1)" > 0 es no nulo, las funciones (3.5.1) existen. Como x = fly) = fly(q. p)] = x(a, p), existiré (3.5.2). Teorema 3.2 (homogeneidad). Las funciones de demanda de factores (3.5.1) y de oferta (3.5.2) son homogéneas de grado cero en (q, p). Por (3.2) y explicitamente por (3.7) las funciones (3.5.1) s6lo dependen de los precios relativos, luego verifican la homogeneidad. Como x = fly) = fly(a, p)], tam- bién lo sera. Por el teorema 3.1 de existencia, los beneficios pueden ahora expresarse expli- citamente como una funci6n de todos los precios, sustituyendo (3.5.1) y (3.5.2) en G.I): a= px — ay = px(q, p) ~ ay(a, p) = TI(@, P) G8) funcién que indica para cada (q, p) el maximo beneficio obtenible y de la que se pueden obtener proposiciones significativas. ‘Obsérvese que (3.8) es formalmente semejante a la funcién indirecta de utilidad del capitulo 2. Esta dltima resultaba de la sustitucién de los argumentos (cantidades de bienes) de la funcién objetivo (de utilidad) por las funciones que determinaban las cantidades de equilibrio de dichos argumentos (funciones de demanda marsha- lianas). En (3.8) en la funcién objetivo (beneficio) se sustituyen sus argumentos (cantidades de factores y de producto) por las funciones que determinan las canti- dades de equilibrio (funciones (3.5)). Igual que V(p, y) proporcionaba el maximo nivel de utilidad alcanzable para (p, y), [I(q, p) proporciona el méximo beneficio para un (q, p) dado. Esta semejanza hace inmediata la demostracién de las propie- dades de las funciones de beneficio (ver teorema 2.9). Teorema 3.3. La funcién de beneficio [\(q, p) es continua para (q, p) >> 0, ho- mogénea de grado uno en (q, p), creciente en p, decreciente en q, y estrictamente convexa respecto a (q, p)- La homogeneidad es obvia por (3.8) ya que por el teorema 3.2 x(q, p) € y(q, P) lo son de grado cero y aparecen multiplicados en (3.8) por p y q respectivamente. ‘También son triviales las propiedades de crecimiento y decrecimiento respecto a los precios. Teoria de la produccién 91 La convexidad es también inmediata. Sean (q°, p®) y (q', p') dos combinaciones de precios maximizadoras del beneficio y definamos: & = aq! + (1- Oey 0.) ip? + (1 — ap! , por (3.8): T@, p?) = p22 q’y? = a(p’x? — a’y’) + (1 — @) (px? = a'y?) donde x! = x(q’, p') e y' = y(q’, p'). Pero por definicién de funcién de beneficios: Px? — gy? < [I(q°s p°) pix — aly’ > 0, x > 0, creciente res- pecto aq y respecto a x, homogénea de grado uno en q, y estrictamente concava en q. Las propiedades de crecimiento son obvias ya que C(q, x) incorpora siempre el coste minimo necesario para producir x a unos precios q. Si x aumenta ser preciso emplear mayor cantidad de algtin(os) factor(es); y si algiin precio aumenta, la com- binacién de menor coste sera siempre mas costosa. La homogeneidad se deriva de que en (3.17) las funciones 9(q, x) lo son de grado cero en q por (3.15), luego C = q§(q, x) sera homogénea dé grado uno en los precios de los factores. Supongamos, para demostrar la concavidad, que: @ = aq? + (1—a)q' Ware (0,1) siendo (q°, y°) y (q', y!) combinaciones que minimizan los costes. Por tanto: C(q°, x) = a’y? = aq'y’ + (1 — a)q'y’ y por definicién de funcién de coste: Ca’, x) < aty? cq', x) aC(q?, x) + (1 — a)C(q', x) 96 Andlisis microeconémico que implica la estricta concavidad®. Por ultimo, la continuidad de C(q, x) se deriva de la continuidad —no demostrada— de las funciones de demanda de factores §(q, x). Teorema 3.9. Sobre la funcién de costes C = C(q, x) las funciones de demanda de factores §,(q, x) puede obtenerse: 3,8) =2SD = fi Teorema de demostracién semejante a los de Hotelling, para lo que definimos una funcién auxiliar: e(a) = C(q*, x*) — ay” cuyo maximo (nulo) se aleanzard para q = q*, y en él se cumplira: S9(a) _ 8C(q*. x") _ ys = = yp=0 G= 84; 34; expresi6n valida para cualquier (q*, y*) minimizador del coste. El planteamiento de la dualidad en la teoria de la produccién permite tratar el equilibrio del agente en términos de costes y precios del producto, derivando la tradicional condiciGn de igualdad entre precio y coste marginal. En efecto, un agente que actiie paramétricamente respecto a los precios considera q como un dato y su funcién de costes puede expresarse como C(q’, x) = CT(x), por lo que el beneficio sera: a(x) = px — CT(x) cuya condicién de primer orden de maximo es: a(x) = p - 4CH = 9 dx que identifica la curva de oferta del agente —x(q°, p)— con la de costes marginales, que por el teorema 3.6 se sabe es creciente en p. Este crecimiento garantiza las condiciones de segundo orden de la maximizaci6n del benefici ry = - $M) <9 © De nuevo, postular el axioma 7 implica la concavidad y que las relaciones anteriores tengan signo de desigualdad no estricta, permitiendo la igualdad. Teoria de la produccion 97 que impide la existencia de rendimientos no decrecientes de escala, por lo que el problema de maximizacion del beneficio se encuentra acotado. Por tiltimo, cabe mencionar que el problema de la integrabilidad tratado en el epigrafe 6 del capitulo 2 tiene su paralelo en la teoria de la produccién (ver Apén- dice), Para terminar este epigrafe, representaremos grdficamente las soluciones primal y dual para el caso de dos factores y realizaremos algunos ejercicios de estatica comparativa. En el grafico 3.3 aparecen representadas las isocuantas del tipo ¥ = fly, y2) para distintos valores de la producci6n, y las rectas isocostes ¢ = qfy, + gy, para distin- tos valores de los costes. Las condiciones de equilibrio (3.15) se cumplen en los puntos de tangencia isocostes-isocuantas. Si en el primal se fijase T= ¢, la soluci6n serfa la representada en el punto B, correspondiente al maximo nivel de produccin obtenible (x,) y, reciprocamente, si en el dual el nivel de produccién a alcanzar se fijard en x,, el coste minimo para lograrlo a unos precios (qf, 48) serfa el asociado a la isocoste c;, siendo de nuevo el punto de equilibrio el B, lo que constituye un resultado conocido del teorema de dualidad ya analizado en el capitulo 2. La curva OABCD del grafico 3.3 es la senda de expansién de la empresa que indica, para unos precios dados de los factores, los puntos de minimizacién condi- cionada de costes, de maximizacién condicionada de la produccién y, en suma, de maximizacién del beneficio. Del grafico 3.3 puede derivarse con facilidad tanto las funciones de demanda de factores del tipo § = §(q, x) como las funciones de costes C = C(q, x). Cada punto de la senda de expansién permite relacionar su abscisa (ordenada) con el nivel de produccién asociado a la isocuanta correspondiente, ob- teniéndose de esta forma funciones del tipo J, = 9,(q, x) (9, = 9.(a°. x). De igual forma, cada punto de la senda de expansion permite relacionar el volumen de pro- duccién asociado a cada isocuanta con el de costes asociado a cada isocoste que pasa por el punto de la senda, obteniéndose asf la funcién C = C(q?, x). En el caso representado en el grafico 3.3 las cantidades aplicadas de ambos factores aumentan con la cantidad de producto. Esto no tiene, sin embargo, por qué ser asi dado que existen factores regresivos cuya cantidad aplicada dptima varfa en sentido inverso con el nivel de produccién a partir de ciertos valores de este ultimo. Esta posibilidad es evidente en cuanto diferenciamos las condiciones de primer or- den y despejamos dy, en (3.16): OF, dy, Die dq, + hide (Gj =1,.47) (3.18) y suponiendo que solo varia el nivel de produccién (3.18) se reduce a: oh ox expresin de signo indeterminado que puede ser tanto positiva como negativa ya que sdlo se sabe que (—1) F > 0. 98 Andlisis microeconémico 0 Clq, Clg Ca, Clay yy Grarico 3.3 Volviendo al grafico 3.3, un cambio en los precios de los factores se representaria mediante un cambio en la inclinacién de las rectas isocoste. Dado que en el caso de dos factores s6lo existe un precio relativo es claro que el aumento de, por ejem- plo, q3/q; reducira necesariamente la proporcién dptima y,/y, como se observa en a senda de expansion OA’B'C’D’ del grifico 3.3. De la expresion (3.18), suponien- do dx = 0 y que sélo varia q,: FO GFR hd también de signo indeterminado a priori, que permite clasificar a los factores como complementarios 0 sustitutivos segin que aquel sea negativo © positivo respectiva- mente. Si, por diltimo, en (3.18) se supone que s6lo varia el precio del propio factor, es decir qj: Teoria de la produccion 98 25, By = ag Oth (3.19) expresin negativa por la concavidad de la funcién de produccién. Resulta también evidente que todas las funciones analiticamente relevantes —de- manda de factores, oferta de producto, costes, etc.— pueden ser objeto de repre- sentaciones gréficas explicitas, pero aqui s6lo vamos a hacer una mencién al caso de las funciones de costes. Es claro que la funcion C = C(q, x) se convierte, para precios dados de los factores, en una funcién C7(x) que hace explicito el hecho de que la funcién de oferta del productor precio-aceptante es su curva de costes marginales, lo que hace de estos una curva de representacién gréfica relevante. Las funciones de costes totales del tipo C7(x) presentan una relacién inmediata con el tipo de rendimientos de escala prevalecientes en el proceso productivo. En el grifico 3.4 aparecen repre- sentadas las funciones de costes totales, medios (CM), y marginales (Cm) que se derivan cuando se supone que primero prevalecen rendimientos crecientes y luego decrecientes que, como es claro, es lo que da lugar a las funciones de costes medios y marginales en forma de U. La justificacién de este tipo de curvas sera més claro cuando tratemos el problema de los plazos de produccién, pero en cualquier caso, la geometria de las curvas del grafico 3.4 no merece especial descripcién por ser elemental. cr cm cM cm cM t ' ' 1 0 2 x Grarico 3.4(a) GrArico 3.4(b) 100 Andlisis microeconémico 4. Corto y largo plazos En la definicién que se ha hecho de conjunto de vectores de produccién técni- camente posibles, Y, asi como en la resolucién de los problemas de maximizacion del beneficio y de minimizacién de los costes, se ha supuesto que las cantidades aplicadas de todos los factores productivos podian variar como respuesta a un cam- bio en el precio de los factores y/o del producto final. Esto significa que el andlisis realizado se ha situado en el largo plazo. Sin embargo, ante una variaci6n del vector (q. p), el agente normalmente no puede cambiar las cantidades aplicadas de todos los factores alcanzando instanténeamente la combinacin de equilibrio global, por- que existen algunos cuya cantidad esta dada durante un cierto perfodo de tiempo. No es dificil pensar, por ejemplo, que si el cambio en (q, p) hace conveniente al productor duplicar el tamafio de su empresa, esto no puede hacerse de hoy para mafiana, ya que la adquisici6n de nueva maquinaria requiere un cierto periodo de espera, la ampliaci6n de locales el paso de un tiempo de construccién, etc. ©. Parece pues razonable suponer que, ante un cambio en las condiciones de precios que el productor considere como duradero, este se adapta primero en forma parcial, alterando las cantidades utilizadas de los factores variables a corto plazo y que, pasado un cierto tiempo, se adaptara de forma total, alcanzando la combinacion factores-producto mas adecuada de todas las posibles. Si fuesen fijos en cantidad a corto plazo una serie de factores como, por ejemplo, # = (F,s1, -.-, J,), el problema que el productor resolveria a corto plazo seria: M: Pfly*, @) — ay — ga (3.20) donde el superindice (—a) indica la eliminacién de los componentes que representan factores fijos en el vector afectado. O bien, planteando el problema de minimizacion del coste: Expresado en otros términos, la optimizacién del productor se realiza a corto plazo no sobre el conjunto Y, sino sobre un conjunto de produccién mas restringido Y(a) < ¥. Suponiendo un unico producto final, se optimiza pues sobre el conjunto: min. C' = q*y* + q' i s.a: fly’, @ ¥(@) = (x, -y)/x < fly, @} SY = {(x, y)/x < fy} Resulta evidente que de la solucién del problema (3.20) se obtendrdn funciones a corto plazo de demanda de factores y oferta del producto del tipo: ©) La expresién «no puede hacerse de hoy para mafana» significa que no puede hacerse sin que ‘ambien los precios. Siempre es posible comprar su empresa a un competidor hoy, pero no podria hacerse a precios que no ineluyeran la urgencia por Ia adquisici6n. Teoria de la produccién 101 ye = ye(q.p.8@) (GG = 1... x = x(q, P, y una funcién de beneficio del tipo: Te = Tq, p, 3) De igual forma, del problema (3.21) se obtendré una funcién de costes del tipo: c# = CH(q, x, 8) = a*y"(q, x, 8) + Qa (3.22) La funcién de costes totales a corto plazo (3.22) presenta una caracterfstica pe- culiar que es la existencia de un término constante (qa), independiente del volumen de producci6n, que representa los costes fijos a corto plazo. Por tanto, dado un vector de precios de los factores para el que especificar la funcin de costes en términos del volumen de produccién, (3.22) puede escribirse: C(x, a) = CV(x, a) + CF*(a) donde CV representa los costes variables y CF los fijos. Por la propia definicién de funcién de costes, es claro que los costes a corto plazo nunca pueden ser inferiores a los costes a largo plazo, es decir: C(x, a) > C(x) y que s6lo coincidiran cuando @ sea, precisamente, la demanda éptima a largo plazo de factores fijos a corto plazo para los precios a los que se ha individualizado la funcién de costes, es decir: C(x, 8) = C(x) a = 92) Lo anterior significa que sobre cada funcién de costes a corto plazo del tipo C(x, 8) s6lo uno de sus puntos coincide con un punto correspondiente a la funcién de costes a largo plazo C(x). Graficamente esto implica el bien conocido resultado de que la funcién de costes a largo plazo es la envolvente de las infinitas funciones de costes a corto plazo obtenidas variando los valores de 0, en forma matematica, que dada la expresin de la familia de funciones de costes a corto plazo C*(x, a), el valor éptimo en cada caso de los pardmetros a se obtiene de la expresin: aCr(x, a) _ 9 3a que permite obtener a en funcién de x, valor este que susti porciona la funcién a largo plazo C(x). Es claro que para el volumen de produccién para el que se cumple la igualdad entre costes a corto y a largo plazo para un valor de a concreto, también se produce jido en C(x, a), pro- 102 Anélisis microeconémico la coincidencia entre los costes medios en ambos plazos —lo que es trivial—, y la de los marginales, propiedad esta ultima derivada del cardcter envolvente de C(x) respecto a C(x, a). Este volumen de produccién se denomina volumen de produc- cién tipico de la dimensién correspondiente al valor de a fijado. Es claro también que la existencia de factores dados en cantidades fijas hace imposible pensar en rendimientos crecientes o constantes de escala para cualquier volumen de produc- cin una vez fijada una dimensién. Normalmente, dada una dimensién concreta, se producirén para reducidos voliimenes de produccién rendimientos crecientes y, a partir de un determinado punto, apareceran los rendimientos decrecientes, combi- nacién esta que da lugar a la conocida forma de U de las funciones de costes medios y marginales a corto plazo. En el grafico 3.5 se representan las funciones de costes totales, medios y marginales a corto y largo plazo para el caso en que prevalecen primero rendimientos crecientes y luego decrecientes en el largo plazo. , En el grafico 3.5(a) la curva de costes totales a largo plazo es C(x) y se repre- sentan tres curvas de costes totales a corto plazo correspondientes a distintas canti- dades de factores fijos a’, a! y a’. Para las tres «dimensiones» de la empresa, los puntos de tangencia A, By D del grafico 3.5(a) indican los volimenes de produc- cién tipicos para cada corto plazo representado. Para dichos voliimenes tipicos en el grafico 3.5(b) coinciden los costes medios y marginales a corto y largo plazo. En el grafico 3.5(b) puede observarse también cémo para unos precios del producto inferiores al OP las tres empresas representadas obtendrian necesariamente pérdidas ya que nunca podrian cubrirse ni tan siquiera los costes medios a largo plazo. Obsérvese por tltimo, que cuando los costes marginales son crecientes, y se cumplen por tanto las condiciones de segundo orden de maximizaci6n del beneficio, las funciones de costes marginales a corto son més rigidas que las de marginales a largo. Este resultado es significativo porque las curvas de costes marginales repre sentan la funcién de oferta de la empresa en condiciones precio-aceptantes, lo que indica que la curva de oferta a largo. plazo es mas eléstica que las de corto plazo. La l6gica intuitiva del resultado es evidente, ya que a largo plazo todos los factores pueden variar y, por tanto, es de esperar se produzca una adaptacién mas completa a la nueva estructura de precios que cuando dicha adaptacién s6lo puede hacerse sobre algunos de los factores productivos. El resultado es, por lo demés, generali- zable a cualquier distinci6n entre plazos formulada en otros contextos (por ejemplo, si hubiésemos considerado plazos de adaptacin en las demandas-flujo del consumi- dor, el resultado se mantendria). Teorema 3.10 (Le Chatelier, Samuelson). Las funciones x = x(p, @) de oferta de Ia empresa competitiva a corto plazo son més rigidas que la de largo plazo. Y tanto més rigidas cuanto mayor es el niimero de factores considerados fijos. Demostraremos el caso particular de un corto plazo definido por la constancia del factor productive Y, que define un conjunto de combinaciones técnicamente posibles ¥(V;). Es decir, habra que demostrar en particular que se cumple: ha Teoria de la produccién 103 ae, (a) gla &|8 ops bf» (b) Grarico 3.5 104 Andlisis microeconémico ———e—errewe y para ello utilizaremos un teorema sobre determinantes debido a Jacobi segiin el cual para cualquier matriz cuadrada no singular A de orden r y simétrica se cumple: Ws, 0S: JAS Anal = LAL Asal = LAs? donde los subindices indican la(s) fila(s) y columna(s) eliminadas en A. Por (3.5.2) es claro que: a) 0 (3.27) Alterando ligeramente la notacién para adaptarla a la expresién del teorema de Jacobi (3.27) es: Pract Fi, — PP > 0 Teoria de la produccién "105 eee eel expresi6n que por dicho teorema es (F°,,;)?>0, con lo que el teorema queda demostrado. Obsérvese que la demostracién es totalmente general ya que si ademas de Y, se supone constante otro factor més sélo habria que eliminar en (3.25) una columna y fila més de los determinantes relacionados con F, con lo que la aplicacién de Jacobi seria igual y se demostraria cémo a medida que el mimero de factores considerado fijo aumenta, la elasticidad de la curva de oferta se reduce. 5. Agregacién de funciones de oferta: del agente a la industria En los epigrafes precedentes se han obtenido, entre otras, las funciones de oferta del producto por parte del agente individual del tipo x = x(p, q) asimilables, en condiciones competitivas, a las de costes marginales a partir del punto en que se cubren los costes variables de produccién. Desde el punto de vista de la teoria interesa conocer no s6lo las funciones de oferta de un agente particular sino las de la industria, entendida en el sentido mafs- halliano de conjunto de agentes que producen el mismo bien. Los problemas que se presentan al pasar de la oferta de un agente a la de un conjunto de agentes son intuitivamente faciles de comprender: se puede aceptar que un agente no afecte a los precios cuando decide adaptarse a cambios en las condiciones del mercado, pero este supuesto resulta irreal para el conjunto de agentes que constituyen una industria por dos motivos. En primer lugar, porque la adaptacién simultanea de todos los agentes afectaré necesariamente a los precios de los factores y del producto. En segundo lugar, porque dicha adaptacién de la industria puede crear condiciones externas no reflejadas en los precios, distintas de las preexistentes para cada agente. Si las funciones de oferta de los factores que utiliza la industria productora del bien X son infinitamente eldsticas, la curva de oferta de la industria sera la suma de las curvas de costes marginales de cada agente, y la elasticidad de la misma sera una media, ponderada por las participaciones de cada agente en la oferta de la industria, de las elasticidades individuales: En efecto, siendo x! = f'(p) las funciones individuales de oferta: : Sip) = Dro) de donde: siendo My) la elasticidad-precio de la oferta global y 7/ la de cada agente individual. Si las funciones de oferta de los factores no tienen elasticidad infinita, la adap- tacin de toda la industria a un nuevo precio del producto provocard lo que se llaman economias (deseconomias) pecuniarias externas al agente individual, que no 106 Andiisis microeconémico aE ee son sino reducciones (aumentos) del precio de los factores derivadas de la distinta cantidad demandada de los mismos por la industria. También pueden provocarse ‘economias (deseconomias) tecnologicas externas, reflejadas en la variacién de los coeficientes factor/producto, que desplazan las funciones de oferta originales de cada agente. Piénsese, por ejemplo, en la mejora de los servicios de transporte derivada de la creacién de un nicleo industrial en un 4rea geogréfica concreta, 0 de los problemas de congestién derivados de una densidad industrial excesiva. Puesto que este segundo tipo de efectos externos implica un cambio en la propia funcién de produccién, s6lo discutiremos los efectos derivados de la existencia de economias pecuniarias externas. (b) Grarico 3.6 En el grafico 3.6(a) la curva Cj corresponde a un agente de la industria que adquiere el factor variable (Y) a un precio, que es el que encuentra en el mercado de factores cuando su oferta es OR y la de los restantes agentes es tal que el precio del bien X es Op,. Cuando el precio del bien sube a Op, debido, por ejemplo, a un aumento de su demanda, si el precio de los factores no variase el agente lanzaria una cantidad OR’, pero si la cuiva de oferta del factor es creciente, su precio se elevard ya que todas las empresas de la industria aumentaran su demanda de factores. Si dicho precio sube hasta q, > qy, la curva de costes marginales de la empresa ya no sera Cj, sino ;, por lo que el nuevo punto de equilibrio seré B donde la cantidad ofrecida por el agente seré OV, inferior a la hipotética OR’. El paso de A a B cabria descom- ponerlo formalmente en dos. El primero seria de A a A’ que representaria el efecto de un aumento de p sobre el agente en caso de que solamente él se hubiera adaptado al nuevo precio Op,. El segundo, de A’ a B, representaria la reducci6n de la oferta inherente a la elevaci6n de los costes provocada por el intento de todos los agentes Teoria de la produccién 107 de la industria de desplazarse sobre sus respectivas curvas de costes marginales a corto plazo. La misma explicacién tendrfa el paso de Ba C. Por tanto, en este caso, en el que existen deseconomias pecuniarias externas, la curva de oferta del agente a corto plazo sera realmente S'S! y la de la industria resultaria de sumar horizontalmente las curvas S'S‘ correspondientes a cada agente. Es decir, Ia curva S'S' seré la de la oferta a corto plazo de la empresa i-ésima, s6lo si la suma de las distintas S'S‘ de cada empresa da lugar a una demanda de factores de la industria tal que el cambio de su precio produce los desplazamientos de costes reflejados en la figura 3.6(a). En este caso, la oferta total resultarfa mas rigida que si no existieran deseconomfas externas. En el grafico 3.6(b) aparece representado el mercado del factor variable utilizado para producir X. El paso de A a A’ se producirfa sobre C; si y sélo si la curva de oferta de este factor fuese como la 4,5}. Si, por el contrario, es creciente como la SS, el aumento de la demanda del factor de D}Dt a D3D} provocada por el au- mento de la demanda del producto final, traeria consigo el paso de A a By no a A’. Podria pensarse en el caso de que el desplazamiento hacia arriba de las curvas de costes marginales sea lo suficientemente fuerte como para hacer que la curva S'S" tenga una curvatura hacia atrés a partir de determinado valor de p. Sin embargo esto careceria de légica, porque si la industria redujera su oferta reducirfa también su demanda global de factores y, por tanto, no habria lugar a una elevacin de su precio que es lo que genera las deseconomfas externas. La discusién de las economfas pecuniarias externas es simétrica de la de las deseconomias y el lector puede hacerlo por si mismo Hasta aqui no se ha dado importancia a las deseconomias externas que afectan a los factores fijos porque no influyen en la oferta a corto plazo de la industria, al no alterar los costes marginales, pero su cardcter es decisivo cuando se trata de analizar la oferta de la industria a largo plazo, porque para que en la adaptacion a largo plazo se produzca la aparicién de nuevas empresas y/o aumento de la capaci- dad de las ya existentes, es preciso que se produzcan a corto deseconomias externas que afecten a los factores fijos. En efecto, los factores fijos tipicos son la capacidad empresarial y las instalaciones, por lo que la existencia de deseconomias externas del tipo mencionado en ultimo lugar implica un aumento de las rentas percibidas por estos factores y esto es idéntico a decir que el tipo de rentabilidad de la empresa crece con dichas rentas. Esto es importante porque el pago a estos factores tiene a largo plazo el cardcter de ingreso de transferencia, y una elevacién del tipo de rentabilidad del sector se materializar tanto en nuevas empresas como, quizés, en el aumento de dimension de las ya existentes. ‘Asi como la curva de oferta a corto plazo de la industria formada por empresas precio-aceptantes no puede ser decreciente, no sucede lo mismo con la curva de oferta a largo plazo, y bastar4 para ello pensar en que, a largo plazo, una industria puede caracterizarse por empresas tipicas con costes medios a largo plazo decrecien- tes y economias externas, en cuyo caso un aumento en la demanda del producto Se habla de rentas porque las retribuciones analizadas no tienen componente alguno de ingreso de transferencia dentro del corto plazo por tratarse de factores fijos. 108 Andlisis microeconémico eileen aE final podré provocar una reducci6n en su precio de equilibrio junto con una expan- sién en su oferta. En el grafico 3.7, aparece representado el caso en el cual la curva de oferta a largo plazo de la industria competitiva es creciente. Supongamos una situaci6n inicial en que las curvas de demanda y oferta a corto plazo de la industria sean DD y S,S, respectivamente. El precio py y la cantidad ofrecida OA seran de equilibrio a corto y largo plazo por lo que el punto R sera uno de los que forman la curva de oferta a largo plazo de la industria. El aumento de la demanda hasta D’D' hara que el precio de equilibrio a corto suba hasta el del punto R’, reflejando dicho punto R’ cualquier posible situacién de economias o deseconomias pecuniarias que afecten a la curva de costes variables. A largo plazo ser4 posible no slo obtener rendimientos de escala por el cambio en la dimensién media de las empresas, sino, también, economias externas de mas amplia gama y, por tanto, la curva sobre la que ofrecer la industria cuando acabe el corto plazo a que corresponde $,5, sera, por ejemplo, $,S, (para una demanda como la D'D') que implicaré una cantidad ofrecida de equilibrio mayor (OB) y un precio superior (Op,). Asi como R' era un punto de equilibrio a corto plazo, T lo es de nuevo a largo plazo para la industria, por lo que los puntos como R y T formardn parte de la curva S,S, de oferta a largo plazo de la industria, que seré creciente Grarico 3.7 Teoria de la produccién 109 ooo Este caso es debido a que los rendimientos de escala y economfas externas de los factores variables han sido insuficientes para conseguir un desplazamiento de la curva $,$, tal que el precio final de equilibrio a largo plazo sea menor que el inicial. Este caso aparece representado en el grafico 3.8 donde todas las curvas significan lo mismo que en el 3.7, pero el desplazamiento de la demanda conduce a una situacin de equilibrio final tal que el precio (Op,) es inferior al inicial: la curva de oferta a largo plazo es decreciente para esta industria, Obsérvese que, no obstante la forma aparentemente «anormal» de la curva S,S,, el proceso de expansion de la produccién se ha conseguido, al menos en parte, mediante un aumento de la capa- cidad instalada de la industria que ha sido provocado por la existencia de un tipo anormalmente alto de beneficio interno en la situacién a corto plazo R’ derivado de la forma creciente de la curva de oferta a corto plazo de la empresa precio- aceptante representativa de la industria. Grarico 3.8 6. La produccién conjunta Hasta aqui hemos trabajado suponiendo que se producia un tinico bien final (X), pero la mayorfa de las empresas en el mundo real obtienen mas de un producto en Condiciones lamadas de produccién conjunta. La axiomatica formulada al principio 110 Andlisis microeconémico de este capitulo sobre la tecnologia admite el caso de produccién conjunta, ya que los vectores y € Y pueden tener més de un componente positivo. Desde el punto de vista que-aqui nos ocupa, el interés del anélisis de las condiciones de equilibrio en el caso de produccién conjunta reside en que éstas son de cardcter algo més general que las de la produccién simple al incluir las relaciones de equilibrio entre productos finales distintos. Los axiomas formulados, permiten garantizar, en el caso de pro- duccién conjunta, la existencia de una funcién continua y dos veces diferenciable del tipo: fy es I ee YD =O GF FO8= 1,205 1-7) (3.28) que representa las relaciones técnicas existentes entre las cantidades obtenibles de los distintos productos finales (x), ....X,) y las utilizadas de los distintos factores (py y,)- La funcién (3.28) es una,funcién de produccién «generalizada» en el sentido de que, segiin cuales sean las variables que se supongan constantes, propor- ciona relaciones funcionales ya conocidas: (a) Si se mantienen constantes las cantidades de todos los productos menos uno (v.g.: X,), (3.28) se convierte en una funcién de produccién tipica = Wy 9 Yd (b) Si se mantienen constantes las cantidades aplicadas de todos los factores y de todos los productos excepto dos cualesquiera (v.g.: X, y X;), (3.28) se convierte en la representaciOn de la funcién de transformaci6n x; = ,(x) (©) Sisélo son variables las cantidades aplicadas de dos factores (v.g.: Y, € Y,), (3.28) proporciona una isocuanta del tipo y, = (9) especificada para can- tidades dadas de los h bienes finales y de todos los restantes factores. La formulacién de la maximizacién del beneficio es ahora: Max. 2 = px — °| "7 s.a: fix, y) = 0 (3.29) siendo p = (py, «+++ Px)» 4 = (dis ---» G)» vectores de precios. La funcién auxiliar de Lagrange de (3.29) es: L(x, y, ©) = px — ay — ef(x, y) cuyas condiciones de primer orden de méximo son: (3.30) Teoria de la produccién 111 que pueden combinarse entre si por pares para obtener expresiones del tipo: pit (i, f= 1.) 31.1) 6.t= 1.0 (3.31.2) dx, _ _ ~ fio, 4] Bab Ae tee) (3.31.3) ene, condiciones que tienen una interpretacién inmediata. (3.31.1) indica que la relacién marginal de transformacién entre dos productos finales cualesquiera debe coincidir con la relacién de intercambio entre ambos. En el grafico 3.9 la curva AA’ es la de transformacién de X,— X,, que puede interpretarse también como una curva de igual beneficio sin tener en cuenta los ingresos derivados de X, y X,, ya que sobre ella las cantidades (y;, .... y,) y los productos —excepto X, y Xj— se mantienen constantes. Por su parte, la ecuacién: PR + PAL = (3.32) representa los ingresos derivados de la produccién de X, y X,. La maximizacién del beneficio en este caso exigiré maximizar I, sobre la curva de transformacién de AA’, y ello se obtiene en el punto de tangencia E del grafico 3.9 sobre el cual la RMT) coincide con Ia inclinacién cambiada de signo de la recta isoingreso (3.32), que es Pip; pani ys = 13 Grarico 3.9 112 Analisis microeconémico Las condiciones (3.31.2) son ya conocidas y exigen la igualdad en el equilibrio de la RMS entre factores con la relacién de intercambio entre los mismos, semejante a (3.15). El gréfico 3.10 no requiere explicacién adicional alguna por ser formalmen- te idéntico al de equilibrio de la produccién simple. Y, fli, FO =O Grarico 3.10 Por tiltimo, las condiciones (3.31.3) exigen la igualdad en equilibrio de la pro- ductividad marginal de un factor cualquiera (y,) respecto a un producto dado (x) con el precio del factor relativo al del producto, condicién también formalmente idéntica a la de produccién simple (3.2). En el gréfico 3.11 la curva AA’ es la de productividad total de y, respecto a x), interpretable también como curva de igual beneficio, excluyendo los ingresos derivados de X, y los costes derivados de Y,, ya que sobre dicha curva se mantienen constantes las cantidades adquiridas de todos los factores excepto Y,, y las vendidas de todos los productos excepto el X;. Por su parte la ecuaci6n: PR Wi = Me (3.33) representa los beneficios derivados de la venta de X, y la adquisicién de Y,, La maximizacién del beneficio total exigiré en este caso maximizar x, sobre la curva de productividad AA’, y ello se logra en el punto E del gréfico.3.11 en el que la productividad marginal de Y, en la produccién de X, coincide con la inclinacién de la recta isobeneficio (3.33) que es 4,/p,- Todas las condiciones de equilibrio del tipo (3.31) indican cémo para que se obtenga un equilibrio (maximizacion del beneficio, minimizaci6n del coste para una tarea productiva dada, maximizacién del producto para unos costes determinados) se debe cumplir que las relaciones de sustituci6n entre factores-productos, factores- factores y productos-productos, que vienen determinadas por la tecnologia existente, Teoria de la produccién 113 Grarico 3.11 coincidan con las relaciones de sustitucién entre los mismos términos de sus posibi- lidades de intercambio, que vienen medidas por los precios relativos. Siempre que el grado de sustituibilidad tecnolégica no coincida con el fijado por las condiciones de intercambio, existiran posibilidades de aumentar el beneficio, y esto constituye una condicién de equilibrio totalmente general. Las semejanzas formales de las condiciones de equilibrio en el caso de produc- cién simple y conjunta, asi como su interpretacin econémica son evidentes. El tipo de ejercicios de estética comparativa que se han realizado en el caso de la produc- cién simple pueden aplicarse al de conjunta con facilidad. En efecto, las condiciones suficientes de segundo orden del problema (3.29) son, Ilamando F al hessiano de la funcién (3.28) orlado con una fila y columna (f,, ..-s fsa» 0): arth) F(k) (“1k >0 0 (k= de donde, por el teorema de la funcién implicita, se demuestra que existen funciones de demanda de factores y de oferta de productos del tipo: x =h(p.q) (= 1,.., A) (3.34) ¥= 8(P, a) (P= 1, 7) (3.35) y diferenciando totalmente las funciones definidas implicitamente por las condicio- nes de primer orden se obtienen de forma inmediata las expresiones: (3.36.1) (3.36.2) G@=1,.., A t= 1,0.) (3.36.3) (sshd (3.36.4) Es evidente que de las expresiones (3.36) tienen un signo no indeterminado s6lo las derivadas respecto a sus propios precios, ya que por las condiciones de segundo orden es inmediato que: Ox, 7 Bro Gah piso (=1,.9 lo que indica el crecimiento (decrecimiento) de las cantidades ofrecidas (demanda- das) de cada producto (factor), respecto a su propio precio. Aunque las restantes derivadas sean de signo indeternfinado es, no obstante, inmediato que existen sime- trias del tipo: ax, _ 8x, oy, a G oy op; Opi’ 9, 8G a, Por iiltimo, la funcién de beneficio puede expresarse ahora en términos de las funciones de demanda y oferta (3.34) y (3.35) de la siguiente forma: (Pp, 4) = ph(p, a) — ag(P, 4) cuya derivacién respecto a p, conduce a: op, a) _ ah(p, 4) Se(P, 4 Sh. @) - ap, op (P, 4) — 4 ap, y sustituyendo por las expresiones (3.36): ox(p,a)_ SS fi. She aT Dy Pigt he. a) Dap 7 hed Teoria de la produccién 118 De igual forma se demuestra que: propiedades semejantes a las derivadas de la funcién de beneficios de la produccién simple. APENDICE Integrabilidad en la teoria de la produccin Para tratar el problema formulado al final del epigrafe 3 comenzaremos por cons- truir un candidato de funci6n de costes a partir de las funciones de demanda h(q, x) y comprobar que posee todas las propiedades de las funciones de costes derivadas correctamente de una tecnologia verdadera. Probaremos después que, en ese caso, dicha funcién es la verdadera funcién de costes de una determinada tecnologia, y terminaremos demostrando que dicha tecnologia coincide exactamente con la origi- nalmente definida por la funcién de produccién: Sobre las funciones del tipo h(q, x) la funcién de costes a construir seria: C(q, x) = ah(q, x) (A.1) que cumple todas las propiedades derivadas del teorema 3.8. En efecto, en primer lugar (A.1) es homogénea de grado uno en q por serlo por hipstesis de grado cero enq las funciones h(q, x). En segundo lugar, C(q, x) es positiva para todo (q, x) > 0 por serlo las funciones h(q, x). En tercer lugar, (A.1) es creciente para cualquier 4, ya que derivando (A.1): OD ~ nan) +>) 7 oh(q, x) 8q; pero por la simetria supuesta por hipotesis de la matriz de efectos-precio: acta. x)_ Soha, 2) Sem Ma) + aS (a2) 116 Teoria de la produccién 117 Como las funciones h(q, x) son homogéneas de grado cero en q, el sumatorio del segundo miembro de (A.2) se anula por el teorema de Euler, y como h(q, x) > 0 es evidente que C(q, x) es no decreciente en q. Por tiltimo, en cuarto lugar, C(q, x) es cOncava en q ya que por (A.1) {8°C(q, x)/898q,) = {8h,(q, x)/8q)}, y esta se~ gunda matriz es semidefinida negativa por hipotesis. Hasta ahora lo que hemos demostrado es que para cualquier tipo de funcién h(q, x) que cumpla las propiedades de las funciones condicionadas de demanda de factores, se puede obtener una funcién que cumple las propiedades de las funciones de costes. Esto, sin embargo, no significa que la funcién (A.1) sea una funcién de costes derivada de una tecnologia que cumple los axiomas 1, 2, 3, 4 y 7’ y de un proceso de decisién del agente individual regido por el axioma 8. Teorema A.1: Cualquier funcién C(q, x) diferenciable, homogénea de grado uno en q, positiva para cualesquiera x > 0 y q = 0, céncava en q y no decreciente en q, es la funcién de costes de una tecnologia definida por el conjunto de produccién Y= {ye Ry: Va > 0, gy = Cig, x)}- Sobre la candidata a funcién de costes C(q, x) y por la homogeneidad de grado uno en q: en notacién vectorial. Para demostrar que C(q, x) es la funcién de costes de la tecnologia definida por el conjunto de vectores posibles de produccién Y, es preciso demostrar que: @»=4 (an 2) 0 para el que su cumple qy < C(@, x). Pero esto significa, a su vez, que el vector de factores ¥ es posible técnicamente por pertenecer al conjunto Y para producir el producto x y que, ademas, implica un coste menor que el asociado a la funcién de costes correctamente definida sobre la tecnologia Y. Como la funcién C(q, x) arroja, por definicién, el coste minimo para producir x a los precios @, el resultado es una contradiccién que slo puede resol- verse aceptando que: Wye YyeY (A.3) Supongamos ahora que existe un vector y" € Y pero que es tal que y’ ¢ Y. Existe un teorema matemitico, llamado teorema del hiperplano de separaci6n, segtin el cual para cualesquiera dos conjuntos A y B pertenecientes a Ri, convexos y disjun- tos (es decir, AN B = @), existe siempre una funcién lineal tal que vx > vy para todo x ¢ A cy € B (v #0). El sentido intuitivo del teorema es que si tenemos dos conjuntos convexos y sin elementos comunes, puede encontrarse siempre un hiper- plano que los «separe» en el sentido de dejar en un semiespacio a todo el conjun- to A y enel otro semiespacio a todo el conjunto B. Si se cumple el axioma 7 tanto Y como Y son conjuntos convexos. Y por definicién, e Y porque para cualesquiera y', ye Vy ae (0,1): aye Cq.x) y aye C(q, 4) por lo que: aqy' 2 aCla,x) yy (1 @ay? = 0 ~ CC, 2) de donde: aqy! + (I — aay? > @C(q, x) + (1 = @)C(a, x) = Ca, x) por lo que: ay'+(1-ajye¥ En resumen, como ambos conjuntos son convexos, la aplicacién del teorema del hiperplano de separaciGn garantiza la existencia de un vector G > 0 tal que: w<@ wey Teoria de la produccién 119 Supongamos ahora que z es el vector que hace minimo el coste de produccién de x para los precios @, de donde: C(a, x) (A.6) Pero (A.5) y (A.6) conjuntamente implican: Vy € ¥: C(q, x) = C(q, x) (A.5) La demostracién de este teorema (A.2) ha cerrado el circulo del tema de inte- grabilidad en teorfa de la produccién. En primer lugar, ha resuelto el problema planteado al comienzo al demostrar que, dadas unas funciones h(q, x) que cumplen las propiedades de las funciones de demanda de factores ya analizadas en el epigrafe sobre dualidad, dichas funciones permiten construir una C(q, x) que es la funcién de costes de la tecnologia original Y. Pero, ademés, el teorema A.2 ha demostrado también que, por tanto, las funciones de costes de una tecnologia Y que cumple los axiomas 1, 2, 3 y 4, pero que no es convexa, y de una tecnologia Y que es la convexificacién de Y, es decir, el menor conjunto convexo que contiene Y, son iguales. Si se tiene en cuenta que la funcién C(q, x) contiene toda la informacion relevante, la convexificacin no restringe excesivamente el andlisis y puede ayudar a resolver algunos problemas derivados de la existencia de rendimientos crecientes que hacen que Y no sea convexo. Un tema de cierta importancia para el anilisis del equilibrio general. 120 Andlisis microeconémico eee Trataremos ahora graficamente las relaciones existentes entre la tecnologia de- finida por el conjunto Y y la definida en el teorema A.1: Y = {ye Ri/Vq > 0, gy = Cla, x)} El conjunto Y incluye pues todas las combinaciones de factores tales que, para cualesquiera precios de los mismos, su coste sea no inferior al definido por la funcién de costes de la tecnologia «verdadera» Y. Supongamos que fijamos un nivel de produccién arbitrario ¥. Elijamos ahora un vector q’ cualquiera y calculemos C(q@?, %) = c®. Es claro que la recta isocoste cuya ecuacién es c? = q’y incluye todas las combinaciones de factores cuyo coste es igual a c’ a los precios q’ y que, por tanto, el conjunto ¥ no puede contener aquellos puntos que se encuentren en el semiplano inferior definido por dicha recta, es decir, excluye las combinaciones que cumplan c? > q°y. En términos del grafico A.1 es claro que la repeticién de este procedimiento para el mismo volumen de produccién (¥) y diversos vectores de precios de los factores, permitird ir eliminando del conjunto Y(x), todas las combi- naciones que quedan entre las sucesivas rectas isocostes y el origen de coordenadas. Si la curva isocuanta de la tecnologia Y para el volumen de produccién X es convexa y abierta, es claro que la tecnologia Y coincide exactamente con la Y ya que la envolvente de todas las isocostes del grafico A.1 serd la isocuanta de Y(x) que, por definicién de Y, es también la correspondiente a la isocuanta de Y(z). El caso en que las isocuantas de Y sean convexas pero cerradas no plantea dificultad alguna, porque la envolvente ajusta sdlo el tramo decreciente de la isocuanta Y(X) que es el econémicamente relevante, ya que fuera del mismo al menos una produc- tividad marginal sera negativa. Yo eg ela exlga codz 0 clay Clg lg: olay y Grarico Al Teoria de la produccién 121 En el grafico A.2 se representa el caso en el cual la tecnologia Y no es convexa y la curva isocuanta de Y(Z) toma la forma representada en el grafico. ;Qué curva isocuanta seria la resultante de la tecnologia Y en este caso? Dado que las isocoste han de tener inclinaci6n negativa, el tramo céncavo respecto al origen de la curva ¥() no puede ser reproducido por la tecnologia Y. Para aquella isocoste en que se produzca la tangencia comin a dos puntos de Ia isocuanta ¥(%) —uno «antes» de Megar a la concavidad y otro «después» de pasada la misma—, la tecnologia Y supondrd que la porcién de isocoste entre ambos puntos pertenece a Y(Z). Este es el sentido sefialado a la convexificacién de la economfa cuya tecnologia es Y. EI hecho de que, como sefiala el teorema A.2, incluso en este caso las funciones de costes C(q, x) y C(q, x) pertenecientes respectivamente a las tecnologias Y e Y coincidan, es grdficamente evidente: sobre ¥(Z) el tramo céncavo nunca sera elegido si se minimizan los costes, por lo que sus combinaciones no entraran nunca en la funcién C(q, x) que sdlo recoge costes minimos de produccién. Yo Pi) Y@) Grarico A.2 Bibliografia Una revision excelente, aunque de nivel avanzado, de todos estos temas, se encuentra en Nap IRI (1982). Los planteamientos generales pueden encontrarse en cualquiera de los textos comentados en la presentacién. Sobre dualidad, ademas de DieweRt (1974) y BLACKORBY- PRIMONT-RUSSELL (1978), es un texto excelente MCFADDEN (1980). Un articulo clasico, pero que sigue siendo actual, sobre funciones de costes y oferta es VINER (1952). Capitulo 4 TEMAS DE TEORIA DEL CONSUMO Y LA PRODUCCION Este capitulo analiza algunas aplicaciones practicas y ampliaciones analiticas de las teorias de los agentes individuales formuladas en los capitulos 2 y 3. Se trata de una seleccién —por tanto opinable— dentro de una lista muy amplia de posibles temas que trata de cubrir tres frentes. El primero, la especificacin de los sistemas de demanda y de las funciones de produccién y costes més utilizadas tanto en el trabajo empirico como en las ilustraciones concretas de los modelos tedricos. El segundo, algunas implicaciones del andlisis respecto a la valoracién de asignaciones alternati- vas desde la perspectiva del bienestar individual. Por tltimo, una primera aproxi- macién a ciertos problemas de dinamizacién de la eleccién de los agentes en condi- ciones de certidumbre. 1. Sistemas completos de demanda: sistema lineal de gasto, modelo de Rotterdam y sistema casi-ideal Las propiedades de dualidad estudiadas en el capitulo 2 permiten abordar la especificacién de formas funcionales concretas de los sistemas de ecuaciones de de- manda de cuatro formas fistintas que deben conducir a resultados anélogos. (i) Postular directamente una funcién de utilidad concreta U(x), obteniendo de ella las funciones de demanda. (ii) Especificar inicialmente la funcidn indirecta V(p, y) y, por medio del teo- rema de Roy (teorema 2.12) obtener las funciones de demanda. (iii) Partir de la formulacién de la funcién de gasto G(p, u) de la que por el teorema de Hotelling (teorema 2.11) se obtienen las funciones de demanda compensada para, a continuaci6n, expresar la utilidad en funcién de pre- cios y renta nominal por medio de la funcién indirecta. (iv) Formular directamente las funciones de demanda imponiendo sobre ellas 123 124 Anélisis microeconémico a priori la condicién de integrabilidad (simetrfa) y las de agregacion y homogeneidad. Desde una perspectiva analitica los cuatro procedimientos son equivalentes, por- que todos ellos garantizan el cumplimiento de las propiedades que aseguran que las funciones de demanda se derivan de una de utilidad bien definida. Desde una pers- pectiva intuitiva, sin embargo, parece que unos métodos tienen ventajas sobre otros, aunque no sea conveniente confiar en exceso en la intuicién. Puede, por ejemplo pensarse que lo ideal es permitir que las funciones de de- manda tengan una forma muy flexible que permita a priori cualquier tipo de relacién entre los bienes. Esto es cierto, pero tiene un doble coste. En primer lugar, y tras garantizar las condiciones de integrabilidad, agregacién y homogencidad, el nimero de restricciones y de pardmetros del sistema de demanda puede resultar muy clevado y plantear problemas de estimacién por falta de grados de libertad. En segundo lugar, si las funciones se separan mucho de la linealidad (directa, semilogaritmica o logaritmica) también se pueden plantear problemas de estimacién. El resultado final es que las formas funcionales muy flexibles se contrastan slo para muy pocos bie- nes, y si la definicién de «bien» es muy agregada, se pierde parte del interés de poder obtener cualquier tipo de relacin entre los bienes. O, por ejemplo, el mé- todo (ii) presenta respecto al (i) la ventaja de su mayor sencillez, pero es dificil creer que se puedan postular funciones indirectas de utilidad sobre la base de la pura intuicién si antes no se conocen las propiedades que se transfieren de las funciones directas a las indirectas. Una iltima observacién previa. Casi todos los sistemas son susceptibles de dos versiones segiin que las variables endégenas sean las cantidades fisicas de los bienes © las participaciones en el gasto (s, = p.x;/y) de cada bien. Aunque si se dispone de funciones x(p, y) es trivial obtener px(p, y)/y, el modelo de Rotterdam constituye un buen ejemplo de como las dos formas de proceder en la estimacién implican supuestos distintos desde el punto de vista teérico. Analicemos ahora los tres sistemas de demanda mas comunmente utilizados en la literatura aplicada por haber cosechado los mejores resultados desde el punto de vista de la estimacién. (A) Sistema lineal de gasto (LES). Si se desea, por razones de sencillez, que las funciones de demanda sean lineales y, por motivos de realismo, que la cantidad demandada de cada bien dependa de todos los precios, es claro que las funciones de demanda tomaran la forma: Pi 5 Pn . x =at b+. +5, +Q— Oi 2, "BP; a) (4.1) El tipo de funcién de utilidad que da lugar al sistema (4.1) es: ues = []@, - 4% Temas de teoria de! consumo y la produccién 125 sobre la que ; > 0 puede interpretarse —aunque como veremos enseguida con cier- tos costes analiticos— como el consumo minimo de subsistencia del bien X), de forma que x, > y, y B tiene que ser positivo para que U(x) sea mondtona creciente en todos sus argumentos. El célculo de las condiciones de primer orden de maximizacién sobre (4.2) per- mite identificar los parametros (a, 6,, @,) de (4.1) en relacién con los de la funcién de utilidad (7, B): Ui) = UB — 1) = HP, = A, em) (4.3) y relacionando con cociente dos exprexiones del tipo (4.3) para eliminar el multipli- cador: BP -y+py% Gi) 3 sumada la expresin anterior para todos los bienes y suponiendo que >. 8, = 1: PX; Spm =y- PES py, de donde: y -> pn (9) = + B.————_ Gsm) (44) ; formalmente idéntica a (4.1). Comparando ambas expresiones: G=1. GF) 54 = BY de donde resulta inmediato que todos los bienes son normales ya que @, = 6, > 0. Sin embargo, los bienes pueden ser de primera necesidad (elasticidad-renta inferior a la unidad) de lujo relativo (superior) ya que por (4.4): ayy By ay x Diy + BO ~ Spr) by ©) sin pérdida de generalidad ya que A, representa la participacién de X; en el gasto de «sobresub- sistencia» de forma que s6lo se han normalizado dichas participaciones. 126 Andlisis microeconémico expresion que seré mayor 0 menor que la unidad segiin que , sea mayor o menor respectivamente que on [Sox Esta condicién tiene una interpretacién clara, ya que: 6> px | Som implica que la propensién a consumir X; con cargo a la renta excedente sobre el minimo de subsistencia es mayor que sobre ésta, algo intuitivamente razonable para los bienes de lujo relative. El LES muestra, no obstante su versatilidad, dos limitaciones importantes. Una primera es que si y; > 0, lo que resulta necesario para dotar de sentido a (4.2) y a la expresién Sp,y,, todas las demandas son rigidas ya que por (4.4): &) 1-2 BD ey Gatun La segunda limitacién proviene de que todos los bienes son complements brutos entre si porque: By. Px) <0 (Fj) y sustitutos netos ya que, recordando (2.18): ox, 8x, 52 bt b= Bo +e Pi ay Pj por la que: sig. 5, = sig. x(x; — ) > 0 luego todos los bienes son sustitutos netos. Estos son los costes a que nos referimos anteriormente de suponer y; > 0. En efecto, sobre (4.2) lo tinico necesario es que y; < x, para que la funcién de utilidad tenga sentido, y esto no obliga a que y, sea no negativo. De hecho, admitir esta posibilidad dota de mayor flexibilidad al LES y deja mayor libertad al trabajo de Contrastacién, al pequeno coste de perder una interpretaci6n intuitiva de y, como «consumo de subsistencia», que no es necesari El LES es, sin duda, el modelo de demanda mas frecuentemente estimado desde su formulacién, debida a Klein y Rubin y a Stone, siendo susceptible de muchas ampliaciones que permiten dinamizar el sistema incluyendo tendencias temporales Temas de te del consumo y la produccién 127 en los valores de y, y Bj, introducir diversas hipétesis sobre la formacién temporal de habitos, etc. (B) Sistema de demanda en forma diferencial: el modelo de Rotterdam (MR). La formulacién del MR constituye un ejemplo de la forma de generar sistemas de demanda descrita en (iv), que parte de formular directamente las funciones de demanda y luego imponer las restricciones de la teorfa. Su parte de x = x( p, y) y de expresar dicho sistema en forma de aproximacién diferencial. Por ello, diferen- ciando totalmente x, = x(p, x): a dx, =a dp, + Say (= (4.5) y diferenciando logaritmicamente: 9 log 8 log «, . tal Ed Flos 4.6 23 10g py OB Pk + Sop y 7 8Y G n) (4.6) como es inmediato: Blog x, 38 Pe_ Blogs, oxy _ dlogp, Op. x alogy dyx ” por lo que (4.6) puede expresarse como: dlog x, = > &,d log p, + &,dlogy (@=1,...,m) (4.72) Multiplicando ambos miembros de (4.7) por s\(= p.x//y): 5, dlog x,= >) 54 d log py + 5¢,d logy (@= 1, ... ) (4.8) 7 y llamando: ax, = = 4.9.1 Mi = Sify = Pay (4.9.1) Oy = fy = PPL OH (4.9.2) Y Pe indicando y, el incremento en el gasto en el bien X, producido por una variacion de 128 Analisis microeconémico dg eee a la renta nominal, y siendo 4 un parémetro sin contenido intuitivo, (4.8) puede expresarse como: s,dlog x,= >, A dlogp,+udlogy @=1,-...7) (4.10) rs Las expresiones (4.5), (4.7) y (4.10) son tres formas diferenciales que puede adoptar cualquier sistema de demanda. Si bien desde el punto de vista analitico son idénticas, ya que todas ellas provienen de diferenciar las funciones de demanda sin imponer restricci6n alguna, desde el punto de vista de la formulaci6n practica sig- nifican cosas muy distintas. En efecto, los pardmetros a estimar en (4.5) son las derivadas de las cantidades demandadas 9x,/3p, y 9x,/y; en (4.7) las elasticidades-precio y renta ¢4 y &,3 en (4.10) 4 y 4 Por tanto, estimar uno de los tres sistemas significaré tener mas confianza en la estabilidad de sus pardmetros que en la de los otros dos. Ni siquiera el sistema de ecuaciones de demanda més simple (el Cobb-Douglas que proviene de U(x) = 1,22) tiéne Iderivadas respecto ‘a precios y renta'constantes. Solo dicho sistema presenta elasticidades constantes (y unitarias), lo que inhabilita a la expresi6n (4.7) como candidata a la estimaci6n por el irrealismo de las funciones de demanda que la verifican para cualesquiera precios y renta nominal. Por tanto, slo el sistema (4.10) parece candidato apropiado para la estimacién, y de hecho constituye la base del MR formulado originalmente por Theil y Barten. Para obtener de (4.10) la expresién final del MR es preciso algo més de algebra. Recordando: x, a) ox, Sta(} -5, i, k= Aye 2.19) Ps (= nay & y : y multiplicando ambos términos de (2.19) por p,/x, se obtiene: =e, (KAM om) (4.11) siendo ef la elasticidad-precio sobre la funcién de demanda compensada. Sustitu- yendo (4.11) en (4.7): d log x, =>, eh d log py + €,(d log y ~ d's. d log pd) (4.12) a (i,k = aD) y multiplicando ambos términos de (4.12) por s, y teniendo en cuenta (4.9), la expresion (4.12) resulta: 5d log x, = >” 04 d log py + (d log y ~ > sy d log p,) (4.13) Gi, k= a) Temas de teoria del consumo y la produccién 129 usando * para indicar parémetros sobre funciones compensadas. Por iltimo, si se aproxima la renta real por un indice de cantidad de Divisia®? (4.13) toma la forma definitiva del MR: sdlogx,= > Ox dlogp,+ujdlogy (i, k= 1...) (4.14) r donde F es el indice de renta real. La variable endégena del MR —s, d log x-— puede parecer complicada, pero tiene un sentido econémico claro. Teniendo en cuenta que s; = p,x//y: ds, = 5; d log p, + 5, d log x, — 5, d log y por lo que 5,d log x, = ds, — 5, d log p, + s,d log y y el primer término de (4.14) es, por tanto, el componente de cantidad del cambio experimentado por la participaci6n en la renta del bien X, cuando varian los precios y la renta, que es la variable que trata de explicar el MR. La formula (4.10) 0 su equivalente en términos compensados (4.14) son validas para cualquier especificacién de las funciones de demanda, por lo que es preciso asegurarse de que cumplen las restricciones impuestas por la teorfa. Para que esto sea asi es necesario imponer sobre (4.10) las siguientes restricciones: (i) Condicin de Engel: 5 s.¢,, = 1. Por (4.9.1): = (4.15.1) x Sy (ii) Condiciones de Cournot: >” s,¢, = (= 1, «1. n). Por (4.9.2.): (4.15.2) © Siendo y = px, es claro que d log y = d log p + d log x, y siendo dlog p=) s.dlogpy y dlogx= > 5d log x el paréntesis del segundo miembro de (4.13) es la variacién del indice de renta real calculada en la forma explicada sobre la renta nominal y. Se=-m Wid (4.15.3) (iv) Condiciones de simetria (integrabilidad). Por (4.11) la simetria implica: S(E, + S£y) = S(Ee + SEy) G#j) por lo que exigen: 6, + 5m =O, + 5m FD (4.15.4) Las condiciones (4.15.1) a (4.15.3) no son independientes entre si ya que la homogeneidad se puede derivar del cumplimiento de las restantes. En efecto, su- mando (4.15.4) para todo Ba que es exactamente la restriccién de homogeneidad (4.15.3) La condicién de negatividad (matriz (s,) semidefinida negativa) no es expresable en funcién de los parémetros 0, y ;, pero puede contrastarse calculando las races caracteristicas de la matriz de efectos de sustitucién. En términos del sistema compensado (4.14) las restricciones a imponer se tradu- cen con facilidad y serian: (i) Condicién de Engel: S° 4, = 1 (ii) Condiciones de Cournot: 7=0 = 1, m) (iii) Condiciones de homogeneidad: 5) @f=0 GJ = 1, ---.") (iv) Condiciones de simetria (integrabilidad): 67 = Of (i, f= 1m) De igual forma, las condiciones de simetria y de Cournot garantizan las de ho- mogeneidad, sin requerir la de Engel en este caso. La condicién de negatividad puede probarse de la misma forma que sobre el sistema no compensado. Temas de teoria del consumo y la produccién 131 (©). Sistemas derivados de la forma polar de Gorman: sistema casi ideal (AIDS). La obtencién de AIDS constituye un ejemplo de generacién de sistemas de de- manda del tipo (iii) en que se formula inicialmente la funcién de gasto G(p, u), obteniendo a partir de ella las funciones de demanda compensada, y por medio de la funci6n indirecta se expresa la utilidad en funcién de (p, y), obteniéndose asi las funciones de demanda no compensada. La forma polar de Gorman de la funcién de gasto fue analizada en el capitulo 2 al tratar las funciones de demanda cuasihomotéticas y tomaba la forma G(p, u) = a(p) + ub(p). La formulacién de esta forma polar por Deaton y Muell- bauer es, en términos logaritmicos: log G(p, u) = log (a(p)) + u log (b(p)) (4.16) siendo a(p) y b(p) funciones positivas, homogéneas de grado cero y céncavas en p, pudiendo interpretarse cuando u = 0 que a(p) es el gasto de subsistencia. La forma concreta que adoptan las funciones a(p) y b(p) en el AIDS es”: log (a(p)) = a +>) tog p, +35) v8 108 pa toe p, a TS log (b(p)) = Br] [ot expresiones que sustituidas en (4.16) dan lugar a: log Gp, w) = & + >a, log py + 7 (4.17) + i> Dv log py log p, + ups] [pt a ‘ Por el teorema de Hotelling: 9 log G(p, u) Pix: 7 = = =1,... 4. 8 log p, Gp, ¥) Me Bd an y diferenciando logaritmicamente (4.17) y sustituyendo en (4.18): 5 = +> ¥y log p; + BuBy T |p (vy = (rf + ¥/2) (4.19) k ©) La forma original de (4.16) en el AIDS es una combinacién lineal convexa de a(p) y b(p) por to que a(p) aparece multiplicada por (1 ~ u) y la definicién de log (b(p)) ¢s la dada en el texto mds el término log (a(p)). La ecuacién (4.17) permite expresar u en funcién de p y el gasto y sustituyendo en (4.19) se obtienen las funciones no compensadas: 5, = a, +> 7, log p, + B, log (/P) i z= (4.20) (ioe P = a +5” ay log p, + (122) >, > log» log ») eS Sobre (4.20) es facil comprobar las restricciones que hay que imponer: (1) Condiciones de agregacién (Engel y Cournot): Ds = La +r dm log pj + > Bub | Lot 1 sélo se cumple para cualesquiera precios y renta si: Le Dy 0 26-0 Giz (I) Condiciones de homogeneidad: Dn (III) Condicién de simetria: am) wet (i= horn) 2. Formas especificas de las funciones de produccién y costes La generacién de funciones de costes y demanda de factores a partir de las de produccién presenta analogias formales con lo tratado en el epigrafe precedente, siendo claro que: (i) Las propiedades de las funciones de utilidad aditivas, separables, homogé- neas, etc., analizadas en el capitulo 2 se transmiten a las funciones de pro- ducci6n, sin que se presenten problemas de cardinalidad (como sucedia, por ejemplo, con las funciones de utilidad aditivas). (ii) Se puede partir de formular directamente la funci6n de produccién, o la de beneficios, o la de costes, porque todas ellas contienen la informacién re- levante respecto a Ia tecnologia, necesaria para generar las funciones de demanda de factores y oferta de productos. En consecuencia, en este epigrafe sélo se discutirén dos temas: las propiedades Temas de teoria de! consumo y la produccién 133 de las funciones de produccién més comtinmente utilizadas en la literatura te6rica y empirica, y algunos ejemplos de generacin de sistemas de demanda de factores y oferta de productos que emplean las propiedades de dualidad. (A) Formas de la funcién de produccién (Leontief, Cobb-Douglas, CES y elas- ticidad de sustitucién variable). El tipo més sencillo de funcién de produccién es la llamada de Leontief: etmint a B>% GH tenn) (421) B cuya caracteristica definitoria es que slo se puede producir con una proporcién linica y fija entre los factores productivos. En el caso de dos factores las curvas isocuantas toman la forma de ngulos rectos, cuyos vértices se encuentran sobre la Sinica senda de expansién que es un rayo vector que pasa por el origen (de inclina- cidn B,/B,). La elasticidad de sustitucin entre factores (0) es nula y las funciones de demanda de factores toman la forma: va, x) = Bix y la de costes: Una forma algo més compleja que (4.21) es la funcién Cobb-Douglas: x=y[ [ye (7>0,q>0) (4.22) ! que presenta productividades marginales positivas y decrecientes siempre que a, < 1. Es claro que (4.22) es homogénea de grado a, y, por tanto, presentara rendimien- tos de escala constantes, crecientes o decrecientes segin que, respectivamente, Ya, sea la unidad, superior o inferior a la unidad El pardmetro y es un parmetro de eficiencia, ya que su modificacién implicarfa que la unidad de medida del producto en términos de los factores se alteraria. La sustituibilidad entre los factores productivos es fija, pero no nula ya que: SlogRMS, —— dlog(a,y,/a,y,) Es facil de comprobar que la demanda condicionada de factores toma la forma: 134. Andlisis microeconémico La funcién de elasticidad de sustitucién constante (CES) tiene como expresion: oY [s ax | (4.23) (, ¥, 6 > 0; 36, = 1,02 -1 sobre la que y es un pardmetro de eficiencia semejante al de (4.22). La funcion (4.23) es homogénea de grado v y, por tanto, el que este pardmetro sea superior, inferior o igual a la unidad implicard la existencia de, respectivamente, rendimientos crecientes, decrecientes 0 constantes de escala. Calculando la RMS sobre (4.23): (4.24) La expresi6n (4.24) implica que, dado un valor de la RMS, cuanto mayor sea la intensidad relativa con que se utiliza un factor mayor deberd ser el parametro 6, asociado al mismo. Como en equilibrio la RMS es q,/q, resulta clara la interpretacion de los 8, como pardmetros que se relacionan con la participacién de cada factor productivo en el coste final total. Ademés, por (4.24) es inmediato que: dlog Wy) aed 2(2)"] 140 (4.25) siendo la elasticidad de sustitucién constante y de valor dependiente de 9. Por (4.25) la funcién CES permite, asignando valores concretos a @ y, por tanto, a 0, generar como casos particulares otras funciones de produccién. Asi: (i) 9 = —1 implica o = © y las isocuantas son rectas (v = 1) representativas de que todos los factores son perfectamente sustituibles entre sf. (ii) 9 = 0 implica por (4.25) o = 1 que es el caso Cobb-Douglas (4.22). En efecto, tomando logaritmos en (4.23): tnx=tny-¥tn[ > 097°] Temas de teoria de! consumo y la produccién 135 )- y tomando limites cuando 9 + 0: lim.Ln x = Ln y tin, (tad by; =Ln y+) /6,Lny, y aplicando antilogaritmos: x y[ be que es la funcién de produccién de Cobb-Douglas (4.22). (iii) @ = © implica por (4.25) 0 = 0 que es el caso de la funcién de Leontief (4.21) lo que se demuestra igual que (ii). Las tres funciones analizadas se caracterizan por tener constante la elasticidad de sustitucién, Se han formulado otras funciones en las que se permite que o tome distintos valores, aunque siempre con algunas restricciones debido a que una varia- bilidad absoluta de o implica formulaciones tan complejas que no es posible obtener expresiones asequibles de las funciones relevantes. Por ejemplo, la funcién de Liu y Hildenbrand: x = (1 — d)yye + yyme yyll-mey-ve (4.26) (0) formulada para el caso de dos factores, es claro que se convierte en una Cobb-Dou- glas con rendimientos constantes de escala si 6 = 1, y que se convierte en una CES sim =0. Desde el punto de vista de la sustituibilidad entre factores (4.26) se caracteriza por dejar variar a oa lo largo de una isocuanta aunque manteniéndola constante para una misma senda de expansién. Dado que (4.26) es homogénea de grado 1 puede expresarse en términos de x/y, e y2/;: es [* - 6) +(2)" 1 (4.27) sobre la que la elasticidad de sustituci6n toma la forma simplificada: _ £00) — yf) o= LLY) =f) On & = yy) 136 Analisis microecondmico a de donde puede deducirse para (4.27): o(m) = (4.28) 149 mo2h fo) Las expresiones (4.28) y (4.25) difieren en el sustraendo del denominador de la primera, siendo y,f,/f(») la participacion del factor Y, en el producto total. Por tanto, si o> 1en la funcién CES, o(m) sera mayor y si a < 1 en la CES o(m) sera menor. (B) Aplicaciones de la dualidad a la generacién de funciones de demanda de factores y oferta de productos. Las funciones de produccién analizadas hasta aqui son muy simplificadas y es dificil suponer puedan tratar de captar una tecnologia real. Tienen, sin embargo, un interés analitico grande porque en muchas 4reas del andlisis econémico —teoria del crecimiento, discusién entre paro de componente keynesiano y neoclisico, etc.— el grado de sustituibilidad entre los factores tiene una influencia decisiva en los resul- tados relativos a la existencia de equilibrios, estabilidad de los mismos y otros pro- blemas relacionados. Por ello, las funciones (4.21), (4.22), (4.23) y, en menor me- dida, la (4.26) se emplean con frecuencia en modelos formalizados en los que se trata de «estilizar» las caracteristicas esenciales de la tecnologia. Sin embargo, si nuestro interés se centra en tratar de describir con la mayor precisién posible una tecnologia real, es claro que las formas funcionales utilizadas hasta aqui son excesivamente simples y que es preciso recurrir a las llamadas formas funcionales flexibles. ‘Analizaremos primero el caso mas sencillo que parte de formular una funci6n de costes: Cla, 2) = x. > byai2aq}? (by = 95 by = by) (4.29) llamada funcién generalizada de Leontief por motivos que serdn evidentes enseguida. ‘Aplicando el teorema 3.9 a (4.29): 8C(q, x) _ = qv? . an = via) = 22 64( 7) (=1,.9 (4.30) que son funciones lineales en b, y que permiten contrastar el cumplimiento 0 no de las condiciones de simetria dy,/8q, = ay,/8q,, ya que en dicho caso by = by(i, j = 1, «...7). En caso de que by = O(i # j) (4.30) se convierte en yAq, x) = xb, que son las funciones de demanda de factores correspondientes a la (4.21) de Leontief. El caso posiblemente més utilizado en aplicaciones empiricas es el de las funcio- nes trascendentales logaritmicas (translog) que constituyen formas funcionales flexi- bles que no imponen a priori requisitos tan restrictivos como la aditividad, homo- Temas de teoria de! consumo y la produccién 137 teticidad o la constancia de la elasticidad de sustitucién y que, ademés, presentan la ventaja de ser facilmente adaptables al caso en que exista produccién conjunta. ‘Aunque puedan postularse fronteras de posibilidades de produccién de tipo trans- log y de ellas derivar las funciones relevantes, el procedimiento seguido —por su mayor sencillez— consiste en proponer directamente funciones translog de costes y utilizar las propiedades de dualidad para obtener las funciones de demanda de fac- tores. Para el caso mas sencillo de produccién simple (un Gnico producto), estas funciones toman la forma: Ln €@,x) =a +>) Lng + 43D tm gba gi + (4.31) 1 2 +6) Lnx+>°8,Lnq,Lnx +5 Bw (Ln 3) La funcién (4.31) debe ser lineal homogénea en q lo que exige: Mast wey S4=0 (4.32) (4.33) Las funciones de tipo (4.31) no cumplen todas las condiciones impuestas por la teoria para cualesquiera vectores (q, x) > 0, pero sf constituyen buenas aproxima- ciones locales a funciones de costes lineales homogéneas en q y dos veces diferencia- bles. Es facil observar que las funciones de demanda de factores derivadas de (4.31) no son lineales en los pardmetros de la funcién de costes, ya que C(q, x) contiene productos en que q y x se encuentran elevados a dichos parametros. Sin embargo, a ventaja de la formulacién funcional flexible (4.31) consiste en que: 8Ln C(q, x) : ae He ~ 54,2) G=h.w (4.34) que es la participacién relativa de y, en los costes totales de produccién. Derivande por tanto (4.31) y por (4.34): SQ.) = a+ yy Ing +5inx G=1,..7 (4.35) que son funciones lineales en los parémetros (a; yj; 6) Resulta inmediato por (4.35) que si.se desea que la funcién de produccién sub- 138 Andlisis microeconémico yacente sea lineal homogénea habré que exigit 5) = dg = 6, = 0 (/= 1, «4 r) en cuyo caso (4.35) toma la forma (4, x) = +d ybng G=led (4.36.1) y que si, ademis, se impone y, = 0: sya G=led (4.36.2) caracteristica de las funciones de produccién Cobb-Douglas (4.22). Como puede ver- se, el hecho de ser (4.31) una forma funcional flexible permite, mediante la intro- duccién de restricciones sobre los pardmetros, obtener diversas funciones de costes correspondientes a tecnologfas diversas. Si se estiman las funciones (4.35) hay que tener en cuenta que, por definicién: sa.) por lo que sélo (r — 1) de dichas ecuaciones son linealmente independientes. Esto permite agregar a (4.35) una ecuaci6n adicional lo que, por otra parte, resulta ne- cesario ya que los pardmetros a, 5, y 5 no aparece en (4.35). Si se afiade la propia translog de costes (4.31) se pueden estimar todos los parémetros de la misma afia- diendo o no a priori las restricciones (4.32), segtin que se desee contrastar su validez © imponerlas como requisitos de buen comportamiento de las estimaciones. El tratamiento de la produccién conjunta puede hacerse por medio, por ejemplo, de la formulacién de una funcién translog de beneficios. Suponiendo que @ = (qi, ---5 g,) es el vector de precios de los productos y de los factores variables Y que ¥ = (sis --+s Ya) Son los factores fijos en cantidad: Laan=a+>, a Ln q+ LS y Leg ing + SS a ung tny, + SB kny,+ iat St im +4> SY Ay Ln y, Ln (4.37) She on cuya simetria exige yy = yy (i) = 1, 0-5 8) ¥ An = Ay GK = SH DS n). La homogeneidad de grado unidad en q de (4.37) exige: 6,20 Gaston) Temas de teoria de! consumo y la produccién 138 y la homogeneidad de grado unidad en ¥ que implicaria la existencia de rendimientos constantes de escala: Es inmediato que la aplicacién del teorema 3.9 a (4.37) implica obtener unas funciones de oferta neta expresadas en términos de participaciones del tipo: s(@¥) = a, + > y Lng + > dLny, @=1,...,8) (4.38) f 1 siendo aplicables las mismas observaciones realizadas para la funcién translog de costes (4.31) en lo relativo a la independencia de slo (s — 1) de las relaciones (4.38) y a la inclusién de (4.37) entre las ecuaciones a estimar, asi como a la imposicién © no a priori de las restricciones de homogeneidad. 3. Comparacién entre situaciones alternativas: excedente del consumidor, variacién equivalente y variacién compensada Supongamos que un consumidor, que dispone de una renta nominal y, se en- cuentra en situacién de equilibrio (p°, x°) y se reduce el precio de X, de forma que pasa a otro equilibrio (p', x') siendo p? = p} (i # j) y p? > p}. Es natural preguntarse si existe algin indicador de la mejora de bienestar que este cambio le ha reportado. En el grafico 4.1 se representa la curva de demanda marshalliana de X, supo- niendo que slo varia su precio, siendo Ey y E, las situaciones inicial y final descritas. (Qué significa intuitivamente la ordenada en el origen UA? Si el consumidor no pudiera comprar toda la cantidad que deseara de X, al precio que rige en el mer- cado, es claro que OA seria el maximo que estaria dispuesto a pagar por la primera unidad de X,. Si, una vez comprada dicha unidad, se le ofreciera la posibilidad de comprar una segunda, estaria dispuesto a pagar como maximo 2A’. De esta forma puede interpretarse la curva de demanda dibujada como representativa de la dispo- sicién mdxima a pagar por parte del consumidor. Pero realmente éste no tiene que pagar OA por la primera unidad, 2A’ por la segunda, etc., sino que en una situacion como la Ey paga p? por cada una de las x! unidades efectivamente adquiridas. En resumen, el drea Ox?E,A representa lo maximo que el consumidor estaria dispuesto a pagar por x? unidades, y el area Ox’Ep! lo que realmente paga. La diferencia es el area p?E,A —rayada en el grafico— que representa la ganancia neta obtenida por GRAFICO 4.1 adquirir x) unidades al precio pf. Idéntico razonamiento conduciria a decir que el 4rea plE,A es la ganancia neta por.adquirir x! unidades al precio p}. Por tanto, la diferencia entre ambas ganancias netas, el area p!E,E,p —cuadriculada en el gré: fico— puede interpretarse como la ganancia neta por pasar de Ey a E, 0 como la variacin entre los excedentes del consumidor (AEC). Expresando la funcién de demanda x(p,, B/, 9) en su forma inversa p, = pix). AEC puede expresarse como: PS 3 { Pp BY Yap; = | PAX )ax; + (PEX} — PP) a La intuicién que ha conducido a esta expresién debe, no obstante, inspeccionarse con cuidado, porque es preciso saber si estamos comparando magnitudes heterogé- neas y si se puede trabajar correctamente con la funcién de demanda marshalliana manteniendo constantes todos sus argumentos excepto p,. Como sabemos por el teorema 2.2, las cantidades demandadas de cada bien dependen de todos los precios y de la renta nominal, y utilizar x, = x(p, ») = f,) requiere justificacién porque, desde el punto de vista del equilibrio general, no tiene sentido pensar que s6lo varia el precio de un bien sin que se vean afectados los demas —y las rentas—, y si esto es asi, la simplificacién x, = f(p,) no es te6rica- mente valida, a menos que hagamos ciertos supuestos simplificadores. Se trata, en suma, de determinar bajo qué condiciones la funcién de demanda x, = x{p, y) toma la forma x, = f(p)), es decir, no depende ni de la renta ni de los precios de los restantes bienes. Temas ia de! consumo y la produccion 141 Para que x, no dependa de la renta, por: U(X) _ UC?) od GF j= 1 oan) (2.5.1) las vatiaciones de la renta no deben afectar al valor de 4° por lo que, dado el significado de 1° por el teorema 2.4, la utilidad marginal de la renta debe ser constante. ‘Ademés, una variacién en, por ejemplo, p? debe absorberse con un reajuste slo en el término Uj/p,, de forma que el cambio de U, sea proporcional al de p,. De lo contrario, se afectaria también a las cantidades demandadas de los restantes bienes. Pero esto solo puede conseguirse si U(x) = Uj(x), es decir, si las utilidades margi- nales de cada bien son independientes de las cantidades poseidas de los demés bienes, Esto implica que las elasticidades-precio cruzadas son todas nulas, asf como las elasticidades renta. En forma algo més general, la clase de funciones de utilidad que dan lugar a funciones de demanda marshallianas en que la cantidad demandada depende s6lo del precio del propio bien —es decir, que justifican el andlisis de equilibrio parcial—, es la cuasilineal: U(x) = x, + Ox) (4.39) fet en la que X, se considera como numerario (p, = 1) y las funciones ¢(x)) son mo- n6tonas crecientes y cSncavas. Como es inmediato, la solucién de: Max. x, + >a) * me s.a: 1+ Dewey i da como resultado: por lo que las funciones de demanda toman la forma x, = x(p), siendo los efectos renta nulos asi como los efectos cruzados de precios, y la utilidad marginal de la renta constante. En este caso, la expresién de EC no es ambigua, y se interpreta rigurosamente como la ganancia de utilidad (medida en términos de renta de utilidad marginal 142 Andlisis microeconémico EE constante) que el consumidor logra por demandar al precio p? la cantidad x) = x(p}): EG, = | x(p))dp, (4.40.1) , y la variacién del excedente del consumidor entre dos precios p? y p} (p? > P}): AEG, = - iF x{p)dp, (4.40.2) a como la variacién en la utilidad total generada por dicho cambio de p,. ‘Ademés, (4.39) permite resolver un problema algo mas técnico, pero no por ello menos importante. Supongamos que varian dos precios en vez de uno, por ejemplo P,Y p,. La expresion de la variaci6n total del excedente: AEC,, = AEC, + AEC, ” Ah [ot - f f [xap) + xp.) (4.40.3) es no es independiente del orden de integracion si x = x(p, y). Es facil darse cuenta de que si x, y x, dependen del nivel de renta, el efecto de renta que se genera por integrar primero respecto a p((p,) afectara al nivel de demanda de x,(x), y salvo que ambos efectos renta sean iguales, la expresién (4.40.3) tendré dos valores distintos segiin respecto a qué variable se integre primero. Si la funci6n de utilidad es del tipo (4.39), la nulidad de los efectos renta hard que el orden de integracién sea irrelevante, y que (4.40.3) sea no ambigua. Pese a lo discutido, los supuestos que justifican teéricamente el andlisis de equi- librio parcial, son muy restrictivos, por lo que resulta conveniente disponer de un indicador de la variacién de satisfaccién, utilidad o bienestar individual entre dos situaciones alternativas que no dependa de la constancia de la utilidad marginal de la renta. Expresado en otros términos, es interesante analizar si el area bajo la curva de demanda marshalliana tiene un significado interpretable en términos de bienestar sin exigir la constancia de y. Supongamos ahora una situacién inicial x(p°, y°) y otra que se produce cuando solamente aumenta el precio de X, y que es x!(p', y"). Una primera medida inme- diata del cambio de bienestar individual (negativo en este caso) seria la llamada variacion compensada de la renta (VC) definida como la renta que habria que dar al consumidor para que en la situaci6n final (p', y®) tuviera el mismo nivel de uti- lidad que en la inicial (p°, y"). La otra medida posible es semejante, pero conside- rando como punto de referencia la situaci6n final: la variaci6n equivalente de la renta (VE) es la renta monetaria maxima que el consumidor estaria dispuesto a pagar para evitar el cambio de la situaci6n inicial (p°, y®) a la final (p', y*). Recordando que la funci6n de gasto G(p, u) mide el minimo gasto necesario para Temas de teoria del consumo y la produccién 143 alcanzar el nivel de utilidad u a los precios p, y Hamando wu’ y u! a los niveles de utilidad asociados a la situaci6n inicial y final respectivamente, es claro que: VC = G(p', u’) — G(p®, u) (4.41) VE = G(p!, u') — G(p®, u') (4.42) La VC y la VE tienen una traduccién inmediata en términos de dreas bajo las funciones de demanda compensadas 0 hicksianas. Por el teorema 2.11 (Hotelling) sabemos que 3G(p, u)/ap, = h,(p, u). Valorando esta expresi6n en u’ y en u! € integrando suponiendo que dp! = 0 (i # j) y por (4.41) y (4.42) se obtiene: (4.43) 2) VE “| h(p, u')dp, (4.44) a En el grafico 4.2 aparecen dos curvas de demanda compensadas del bien X, correspondientes a los niveles de utilidad w’ y u', y la curva de demanda marshalliana xp, y) a lo largo de la cual el nivel de utilidad es variable (inversamente con p,). Sobre el grafico 4.2 resulta claro que vc = VE= rea p!BDp} rea pyEAp} suponiendo que el bien es normal, Es claro que VC > VE, relacién que se verificaré siempre que u’ > u! como en el caso que nos ocupa, siendo ambas variaciones positivas, y también en el caso en que la situacién inicial sea peor que la final (ante una reduccién del precio) como es evidente si se observa que ambas variaciones serian negativas pero el érea de la compensada menor que la de la equivalente. Es interesante observar también que el érea medida por el excedente del con- sumidor —en el grifico el érea pDAp} con signo negativo— resulta siempre inter- media a la VC y VE. Puesto que no estamos bajo supuestos de equilibrio parcial, es claro que el rea bajo la curva de demanda marshalliana si tiene un significado aunque no el de excedente en sentido estricto: es una medida que se encuentra entre VC y la VE, con independencia de la constancia de 1a utilidad marginal de la renta Existe una dificultad en la utilizacién de los conceptos de VE y VC. No son ambiguos desde el punto de vista tedrico, pero ello se debe a que estén definidos sobre funciones de demanda compensadas que no son observables directamente, siéndolo s6lo 'a de demanda no compensada. Y sobre ésta s6lo sabemos que el area bajo la misma se encuentra entre ambas variaciones de renta. En ciertos casos particulares —por ejemplo, en las funciones de demanda son de elasticidad-renta Grarico 4.2 constante—, se pueden obtener valores numéricos de las VC y VE a partir de la funcién de demanda no compensada observable. En caso de que la elasticidad-renta sea variable, el error cometido por utilizar como medida de la variacién del bienestar individual el area bajo la curva de demanda no compensada en vez de VC 0 VE resulta directamente proporcional al valor de dicha elasticidad e inversamente pro- porcional a la renta de la situacin considerada inicial, Aparte de las posibles formas de aproximar VC 0 VE conociendo sélo la curva de demanda marshalliana, existen otras aproximaciones que no requieren siquiera conocer esta tiltima. Si se desconoce la funci6n de gasto se puede, no obstante, desarrollar por Taylor G(p', w’) en un entorno de (p°, u): 3G 8p, HADI(AS) ot wver- ea oe) G(p!, uw) = G(p’, uw’) +3 ( ) (Pk = pr) + c wu Sp.dpi Temas de teoria del consumo y la produccién 145 Por el teorema de Hotelling la expresion anterior, eliminando infinitésimos de tercer orden y superiores, es: GOI, w) = G(p!, w) + D8 (WL - pd) + r a ) dst @t = PDO! - p» (4.45) En caso de que p' sea muy cercano a p®, es decir, si ambos vectores de precios son aproximadamente proporcionales, como: Disups (ver epigrafe 5 del capitulo 2) por (4.45): G(p', uw) = Gp’, uv) + a) (ik - pt) (4.46) cs y si sdlo varia entre p® y p! el precio del bien X,, y teniendo en cuenta (4.41) y (4.46): VC = G(pt, u!) — G(p’, u") = xf(p} — pi) (4.47) De forma semejante y desarrollando G(p°, u!) en su entorno de (p!, u!) se obten- dria: VE = G(p', u') ~ G(p', u!) = xp} ~ p)) (4.48) Es evidente que, en términos del grafico 4.2, la aproximaci6n (4.47) a la VC es el rea p)DCp} algo mayor que la verdadera VC. La aproximacién (4.48) a la VE es el drea p'FAp!} algo menor que la verdadera VE. Hemos obtenido en consecuen- cia las relaciones: |} — p}) < VE < rea bajo demanda < VC < x%(p} — p?) ae no compensada (4.49) siendo los extremos y el centro de la cadena de desigualdades (4.49) magnitudes observables, y los indicadores tedricamente no ambiguos VC y VE no observables pero acotados entre aquéllos. 4. Compar: ntimeros indice de precios, coste de la vi y reales conociera la funcién fa problema alguno La discusion del epigrafe precedente hace patente que si s de utilidad 0 la de gasto del consumidor individual no exist 148 Anélisis microeconémico para comparar entre situaciones alternativas. El problema consiste en que, normal- mente, ni se conoce la funcién de utilidad, ni la de gasto, ni el sistema completo de ecuaciones de demanda individuales —algo que por la dualidad sabemos que es equivalente—. En consecuencia la pregunta relevante a hacernos es si sobre la base de la Gnica informacién normalmente disponible —precios y cantidades demanda- das— se pueden hacer comparaciones entre dos situaciones distintas desde el punto de vista del bienestar del individuo. Una primera contestacin a dicho interrogante se ha dado en (4.49): con datos de precios y cantidades se pueden calcular unas cotas maximas y minima dentro de las que se encuentran la VE y la VC, que constituyen medidas precisas del cambio de bienestar individual. Otra forma de plantearse el problema consiste en formular indices de precios, de coste de la vida y de variaciones reales en el bienestar. (A) Indices de precios y de coste de la vida Estos indices tratan de medir la variacién del poder adquisitivo real de la renta nominal cuando varian los precios de los bienes, y se utilizan normalmente tanto en la negociacin colectiva para determinar los crecimientos salariales como en la in- diciacin de todo tipo de rentas. El problema de medir adecuadamente el coste de la vida o el efecto de las variaciones de los precios sobre la renta nominal se plantea porque al modificarse los precios absolutos varian también los precios relativos, porque en caso de que todos los precios variaran en la misma proporcién, dada la homogeneidad de grado cero en precios y renta de las funciones de demanda, el aumento del coste de la vida vendria exactamente medido por dicha proporcin. Es la variacién de los pre- cios relativos la que genera la aparicién de efectos de sustitucién entre los bienes, Jo que provoca que ninguna variacién de la renta nominal pueda dar lugar al mismo equilibrio que el alcanzado antes de que variasen los precios, plantedndose, por tanto, problemas de comparacién entre equilibrios diferentes. Para analizar las distintas formulaciones de estos indices nos ayudard el grafi- co 4.3, en el que aparece representado un equilibrio inicial x° logrado a los precios p® y otro como el x! correspondiente a los precios p! que se alcanza cuando, sin variar la renta nominal, aumenta el precio de X, pasando la restriccién presupues- taria de AB a AB’ (p} = p} = 1; y = OA) Dados (p’, x°) y (p!, x!) existen dos candidatos a indices de precios: (i) Fijando como base de comparacidn el vector de consumo de la situacion inicial x°, un indice de precios tal como: x? OL? oa al (4.50) llamado indice de Laspeyres, que imputa como aumento de precios el del gasto necesario para adquirir el vector inicial a los nuevos precios respecto al gasto en que se incurtié por adquirirlo a los precios iniciales. Temas de teoria de! consumo y la produccién 147 B" GrArico 4.3 (ii) Fijando como base de comparacién el vector de consumo de la situacién final x!, un indice de precios tal como: Bix! _ OA 4.51 px! OP! @51) llamado indice de Paasche, que imputa como aumento de precios el del gasto necesario para adquirir el vector final a los nuevos precios respecto al gasto en que se habria incurrido por adquirirlo a los precios iniciales. Supongamos que la renta nominal p’x’ se hubiera incrementado segin el indi- ce L. El consumidor recibiria, tras el aumento de p, una renta p°x"(p'x°/p!x’) = p!x?. Esto le situaria sobre la recta de balance L°B" del grafico 4.3 sobre la que podria alcanzar un equilibrio como el x°, mejorando su nivel de utilidad. Por tanto: el indice de precios L sobreestima el aumento del coste de mantener el mismo nivel de bienestar individual cuando aumentan los precios. Si la renta nominal se hubiera actualizado segin el indice P, el consumidor per- cibiria tras el aumento de p, una renta nominal p’x’(p'x!/p"x') que no le permitiria 148. Andlisis microeconémico aleanzar el nivel de utilidad u®. Por tanto: el indice de precios P subestima el aumento del coste de mantener el mismo nivel de bienestar cuando aumentan los precios. Pese a que ambos indices dan resultados distintos, ninguno es mejor que el otro, porque miden magnitudes distintas al tomar como consumo de referencia dos vec: fores diferentes. Conociendo la funcién de gasto podrfan sin embargo caleularse indices verdaderos del coste de la vida. Para mantener el nivel de utilidad u° a los precios p! la renta nominal deberia aumentarse segin el indice: Gop, w’) Me) = ops. a) (4.52) es decir, la compensaci6n exacta exigiria obtener una renta: » GR) _ Geo, py GO) - Px Gop) = OP) Ge wey Gept, uw’) inferior a la renta OL" que propotcionaria la actualizacién por el indice de precios L. ‘Como puede observarse, V(u') actualiza en funcién de la variacion compensada de la renta ya que (4.41) permite expresar (4.52) de la forma: Vw) ean +1 y el aumento de renta actualizado por 1V(u?) serfa exactamente VC. Por tanto: L> Vu) (4.53) La raz6n de (4.53) se encuentra en que 1V(u!) tiene en cuenta la posibilidad de sustitucion entre los dos bienes cuando varia p,/p2, mientras que L no la considera, por lo que el consumidor que ve actualizada su renta nominal por L puede benefi- Parse en términos de utilidad por dicha sustituibilidad entre X, y X;. Como resulta claro, si los bienes son independientes netos, L = 1V(u!). Por su parte, el indice verdadero del coste de la vida que permitiria mantener u! seria: IV) = ee (4.54) Jo que exigiria como compensacién exacta obtener una renta nominal: Gp u) 0 Gp wl) peep’, «) que en términos del grafico 5.3 serfa (OA¥/OV', superior a la (OAY/OP! que proporcionarfa la actualizacién mediante P. Temas de teoria del consumo y la produccién 149 ees eeeemeeeemyxx—E—EeE—eexee Como es claro el indice /V(u') actualiza en funcién de la variacién equivalente de la renta ya que (4.42) permite expresar (4.54) como: VE G(p', u! Vu +1 y el aumento de renta seria, en términos del grafico 4.3, VE(OA/ OV’). Por tanto: P 0) en cuyo caso P = IV = L. Bajo este supuesto es claro también que la ca- dena (4.49) es de igualdades y no hay problema para calcular exactamente variaciones de bienestar conociendo sélo datos de precios y cantidades. (b) Si las preferencias son homotéticas sabemos por (2.45) que la funcién de gasto toma la forma G(p, u) = ub(p), siendo 6(p) monétona creciente y céncava en p. En este caso es claro que: G(p!, w)/G(p?, uw) = G(pt, w')/G(p?, u!) = b(p')/b(p") por lo que: P< IV(u') = VW) < L, y si es cierto que el indice verdadero del coste de la vida se encuentra comprendido entre Py L Cualquiera de las dos posibilidades analizadas resulta insatisfactoria por la forma restrictiva que adopta la funcin de utilidad. Sin embargo, suponiendo que nos movemos en un entorno de p’ o que los precios relativos varian poco con el paso de p? a p!, el desarrollo (4.46) permite expresar: Gp wt) _ pit + px’ =p? _ py se) Iq = G0?) zy P GO’, w’) 150 Analisis microeconémico — eee y de‘igual forma por (4.48): Gp.u) __ px! pix! pix! = _=—__P'* ____P® _p 4.57 Gp w') ~ GIP.) PR pix + pix’ phe (4.57) Vw) Resultando claro que la aproximacién al problema de medir cambios en la uti- lidad individual debidos a alteraciones en los precios relatives conduce a iguales resultados a través de los conceptos de VC y VE que por medio de la formulacién de indices de precios e indices verdaderos del coste de la vida. En la préctica se utiliza como indice del coste de la vida o de precios al consumo un indice tipo L cuyo vector de consumo de referencia o cesta representativa, x°, se determina mediante una encuesta sobre los gastos de los consumidores 0 de presupuestos familiares que se repite cada cierto nimero de afos. Pese a que L sobreestima la verdadera elevacion del coste de la vida, su elecci6n se basa en dos motivos. Uno primero de orden teérico: sabemos que el limite de IV(u®) es L. Uno segundo de orden préctico: cualquier otro indice de precios, al cambiar afio a aio el vector de cantidades de referencia exigiria una nueva encuesta anual, lo que resulta caro y complejo. EI segundo motivo sefialado en favor de L constituye, también, su mayor debi- lidad. Por una parte, a medida que el tiempo pasa es de suponer que los precios relativos difieren mas entre sf de los correspondientes a la situaci6n inicial p°, por Jo que la aproximaci6n (4.56) sera menos exacta cuanto mas intensos sean los fen6- menos de sustitucién producidos entre los bienes. Por otra parte, a medida que pase el tiempo es de suponer que la cesta representativa x’ lo es en menor medida. Pero el uso de un indice P como alternativa tampoco mejorarfa las cosas porque, aparte de presentar sesgos semejantes aunque en sentido opuesto al indice L, no es susceptible de una racionalizacién tan sencilla como este tiltimo y exigirfa una en- cuesta de consumo permanente. Por tiltimo, se han propuesto indices lamados en cadena, derivados del indice de Divisia D cuya definicin considerando tiempo continuo es: . > d log D = >) dd log p, > ix,d log pi Xi y que puede aproximarse para tiempo discreto por: payee B® pe” p? ( Resulta claro que la aproximacién exacta es: o Dies 72 pox o que sigue sin alterar el resultado final Temas de teoria del consumo y la produccién 151 En este caso es claro que el indice D en el periodo 1 coincide con L, pero a partir de aqui no, ya que, por ejemplo: 2 = pI PX ~ tpor (4.48) = PMP yg 12 Di = DUK, = [por (4.48) = 2 4 Le y en general, D! = D™'(px"'/p'x!) # Li’ = p'x!/p x? Sin embargo, el indice en cadena D, ademas de presentar la dificultad practica de la base mévil, tiene el inconveniente adicional de no ser independiente de la senda temporal que sigan los precios, porque resulta claro que una senda (p°, x°), (P', x’), (p, x2), (p"x") no conduce a D® = 1 como seria deseable y como sucede con L. (B) Indices reales de bienestar individual Se trata ahora de comparar indices de bienestar individual correspondientes a dos situaciones distintas en que no slo varian los precios sino, también, la renta nominal. Se trata en suma de un problema de posible «etiquetado» de las curvas de indiferencia, y los dos candidatos evidentes a indices de bienestar real comparando dos situaciones alternativas son: Wp’, uw, uw!) = We = se segtin que se tomen como base de comparacién los precios de la situacién inicial —W'— 0 de la final —W’. Es inmediato comprobar que: 0 Gp’, u') I(t) W = CO 2) wr = GOL wl) I) We = CE por lo que 1V(x')W! e 1V(u!)W” son indices de renta nominal 0 de gasto. Los indices de bienestar son pues cocientes entre indices de gasto y verdaderos indices del coste de la vida. No es dificil imaginar que, de nuevo, el calculo de W° y W' exige conocer la funcién de gasto y que, por tanto, las aproximaciones calculadas como cocientes entre indices de gasto ¢ indices de precios L o P —y no los correspondientes indices verdaderos— presentan el margen de ambigiiedad tantas veces comentado. En efec- to, recordando (4.53) y (4.55): !u!) indice Lwi> Ge.u) _, indice de Grim) gusto = E> Wi> I se mejora G(p', uw!) _ indice de Pw> Cea? pate SP W° < 1 se empeora Este resultado puede racionalizarse con facilidad también por medio del axioma débil de la preferencia revelada (ver epigrafe 10 del capitulo 2). Si, por ejemplo, x? se revela como preferido a x', p°x’ > p’x', por lo que 1/p"x? < 1/p°x! y multiplicando ambos términos por p!x!: pix! _ G( x! p'x? y dividiendo ambos términos entre px: pix! _ Gp uw) pix’ _ px? G(p,) pix? y como consecuencia, si el indice de gasto 0 renta nominal no es menor que el de precios L el consumidor mejoraré con el paso de x? a x'. ‘Como era de esperar, si el indice de gasto es superior a P pero inferior a L nada puede decirse respecto a los indices de bienestar real. 5. Eleccién trabajo-ocio: oferta individual de trabajo, impuestos. Salario de espera A lo largo del capitulo 2 y hasta aqui se ha supuesto que U(x) tena como argumentos s6lo cantidades fisicas de bienes de consumo y que el gasto nominal era exogeno, Vamos a ampliar el andlisis suponiendo que el consumidor hace frente también a la distribucién de su tiempo entre trabajo y ocio. Esto implica dos cam- bios en la formulaci6n del equilibrio del consumidor: (i) La funcién U(x) se convierte en U(x, x) siendo x, la cantidad de ocio demandada (v.g.: horas/dia), que es un bien normal y cuyo precio es el coste oportunidad de no trabajar, es decir, el salario por unidad de tiem- po, w. (i) Los ingresos nominales del consumidor, ademas del componente exdgeno de renta no salarial —y— tendran un nuevo componente salarial. Si el total de tiempo disponible por el consumidor es /, (v.g.: 16 horas/dia), I = J, ~ x5 serd el tiempo de trabajo, y los ingresos salariales wl. Temas de teoria de! consumo y la produccién 153 EI problema del equilibrio del consumidor puede ahora formularse, por tanto, como: Max. U(x, %) } (4.58) $.a: px + wx) = wl, + y =R ‘Como estamos interesados en las novedades que comporta la elecci6n trabajo- cio, supondremos que el resto de los bienes es uno slo, lo que permite una sencilla representacin gréfica del problema (4.58). En el grafico 4.4 la renta de balance parte del punto B que corresponde a una situacion en que la oferta de trabajo es nula y maxima la demanda de ocio (OA = |) disponiendo el consumidor s6lo del componente no salarial de su renta (OC = y/p = y, ya que supondremos p = 1). A medida que el consumidor ofrece cantidades crecientes de trabajo y reduce consecuentemente su demanda de ocio, aumenta sus ingresos segtin la recta BB’ (tg. @ = w) hasta alcanzar el limite maximo B' en que su demanda de ocio se anula (CB’ = wi). Sobre BB' el equilibrio se Grarico 4.4 154 Andlisis microeconémico alcanzar en EY, punto en el que se demanda Ox} del ocio y Ox" del bien de con- sumo, ofreciendo x8 de trabajo y obteniendo una renta salarial Cx’. Un aumento del salario hasta tg. B desplazaré la restricci6n presupuestaria a BB” y el paso al nuevo equilibrio E! podria descomponerse en los conocidos efectos de sustitucién (ES) —paso de E° a EX y efecto de renta (ER) —paso de E* a B. Analicemos con detalle estos efectos. La solucién de (4.58) proporciona funciones de demanda marshallianas del tipo: x = x(p, w, R) (4.59.1) Xq = Xo(p, w, R) (4.59.2) y un cambio en el salario afectaré a la demanda de ocio, diferenciando (4.59.2), de ia siguiente forma: axe Oxy R 0 a) = (2) + OR _ oR -(2) 4 Oh aw}, \aw/_ OR aw aw), OR La descomposicién (4.60) tiene dos componentes que conviene identificar con precisién. Por una parte, (3xy/3w)g es el efecto de la variacién del salario sobre el ocio manteniendo constante la renta total, es decir, reduciendo la renta no salarial en la cuantia dw. Por otra parte, (Ox/9R)I, es un efecto renta en que se devuelve al consumidor la renta «sustraida» en el paso precedente dw. En términos del grafico 4.4 el primer efecto viene representado por el paso de E° a E® sobre la renta de balance B'A’ que corresponde al nuevo salario tg. B pero los mismos ingresos totales OB"). El segundo efecto es el paso de E* a E' que es un ER en que al consumidor se le repone la renta B’B” = I(tg. B - tg. a) = Ldw. Resulta ahora claro que el primer efecto es un efecto precio total ante el enca- recimiento del bien medido en abcisas en caso de que dicho encarecimiento no aumentara la renta, como sucedia con todos los bienes de consumo considerados hasta aqui, y que, por tanto, es susceptible de una descomposicién en ES (paso de Ea E)) y un ER (paso de E* a E°) que, como cabrfa esperar, disminuye la demanda de ocio cuando la renta decrece. En resumen, el efecto de un aumento del salario sobre la demanda de ocio puede descomponerse en los siguientes efectos: (4.60) (a) un efecto-precio total considerando que la renta nominal total no resulta afectada por la variacién del salario, que se descompone, a su vez, en los tradicionales: ©) Obsérvese que en el caso representado la reduccién de y necesaria para mantener R constante exigiria una renta no salarial negativa, Como es evidente, esto no debe preocuparnos porque la descom- posicién de ambos efectos es de cardcter meramente analitico. Temas de teoria del consumo y la produccién 155 (a.1)_ ES en que se aumenta la renta nominal para que pueda mantenerse el nivel de utilidad w ante el encarecimiento del ocio, sustituyéndose el consumo de ocio por el del otro bien. (2.2) ER en que se disminuye la renta nominal hasta la situaci6n inicial, reduciéndose las cantidades demandadas de los bienes normales. (b) un efecto-renta neto en el que se aumenta la renta nominal total en la cuantfa en que esta resulta realmente afectada por el incremento del salario, aumentando las cantidades demandadas de los bienes normales. Parece razonable esperar que para salarios suficientemente elevados el ER total, (a.2) + (b), seré més fuerte que el ES (a.1) y, por tanto, que la cantidad ofrecida dé trabajo disminuya con el salario. En el grafico 4.4 para un salario como tg. 6, el equilibrio E* implica menor oferta de trabajo que los puntos E° y E' de equilibrio Para salarios inferiores. La légica de este resultado es clara: para salarios y rentas suficientemente clevados, los aumentos de ingresos obtenibles por trabajar mas ho- ras a un salario superior no compensan el aumento de utilidad derivado de deman- dar més ocio. Esta es la raz6n por la que la curva de oferta individual de trabajo, que relaciona salario con horas ofrecidas, presenta una «curvatura hacia atras» a partir de ciertos valores del salario horario. Hasta aqui no hemos considerado la posibilidad de que el equilibrio discutido sea una solucién esquina, pero nada impide que, en un grafico como el 4.5, la solucién de (4.58) se encuentre en el punto B en cuyo caso la cantidad ofrecida de Graico 4.5 156 Analisis microeconémico ill trabajo ser4 nula. Esto ocurriré siempre que el salario sea inferior a la inclinacién de la recta BB’, que es la inclinacién de la curva de indiferencia uw) en B Esto significa técnicamente que la RMS entre consumo y ocio es superior a la relacién de intercambio entre ambos bienes (el salario real) pero la situacién es de equilibrio porque no se puede aumentar la demanda de ocio mas allé de su limite fisico (x) = 1). Este resultado se produce, en suma, cuando el salario es tan reducido que no genera incentivo alguno para el consumidor a aumentar la renta total a costa de disminuir la cantidad consumida de ocio. Este fendmeno es muy tratado en la literatura macroeconémica del mercado de trabajo y se conoce con el nombre de salario de espera, es decir, el salario por debajo del cual el parado preferir4 seguir buscando empleos mejor retribuidos man- teniéndose voluntariamente en la situacién de parado. Suponiendo, por ejemplo, que la funcién de utilidad es del tipo U(x, ua) = (ty) — 70)" — ¥)* que da lugar a las funciones de demanda tipo LES (ver epigrafe 1), la demanda de ocio seria: % Xo = to + 7 (R~ wo — PY) (4.61) y la oferta de trabajo I = /, — Xo, teniendo en cuenta que R = y + wl, es: lp, , R)= 1 W- Sy + w= ¥) PY) (4.02) Para calcular el salario de espera w, hay que despejar w en (4.61) haciendo x5 = J, 0 en (4.62) haciendo / = 0, de donde: _ —%0 = PY) (l= vo) — 0) deduciéndose inmediatamente: aw, 2, 1a BO; dy © 8% Me Me gy OM ca op” ay da que indican que el salario de espera es tanto mayor cuanto mayor es la renta no salarial, la valoraci6n relativa del ocio y el minimo de subsistencia del mismo, y cuanto menor sea el precio del bien de consumo, la cantidad minima de subsistencia del mismo y menor la valoracién relativa del bien de consumo respecto al ocio. Estos © Esta derivada se obtiene teniendo en cuenta que 1 ~ dg = a. Temas de teoria da! consumo y la produccion 187 resultados dependen en su cuantia de la estructura de la funcién de utilidad, pero son de cardcter general. Analicemos ahora un problema distinto que es el de los efectos de diferentes posibles impuestos sobre la renta en el equilibrio del consumidor individual y, por tanto, sobre la oferta individual de trabajo. La aparicin de un impuesto sobre la renta puede formalizarse con sencillez reexpresando la restriccién presupuestaria de la siguiente forma: R, R-T=(1-)y+w)-G donde T es el total de impuestos pagados sobre la renta total R, R; los ingresos efectivos tras el pago de impuestos, r el tipo de gravamen proporcional sobre la renta y G un impuesto de tanto alzado o capitacién. La ecuacién es susceptible de diversas especificaciones impositivas: (a) Si G = 0 yt>0 se obtiene un impuesto proporcional que grava al mismo tipo (£) toda la renta con independencia de su nivel absoluto. (b) Sit =0y G>0 se obtiene un impuesto de tanto alzado puro que grava con una cantidad fija cualquier nivel de renta. (©) Si desemos obtener impuestos progresivos que graven en mayor proporcién las rentas més elevadas, establecerfamos un f positivo y un G negativo, de forma que el tipo medio de gravamen T/R fuese negativo para rentas sufi- cientemente bajas (—G > ¢R) y creciera con la renta tendiendo al limite ¢. Estudiemos el caso mas simple (a) de impuesto proporcional que no introduce discontinuidades ni puntos angulares en la restriccién presupuestaria. Resulta evi- dente que nada puede decirse a priori respecto a que un impuesto proporcional 0 la elevacién del tipo del mismo aumente o disminuya la cantidad ofrecida de trabajo. En el grafico 4.6 y partiendo de un equilibrio inicial E, la aparici6n de un gravamen proporcional reduciré la inclinacién de la renta de balance de w a (1 — fw y la renta no salarial de y(=AB) a y(1 — )(=AD). Como puede observarse las dos curvas de indiferencia de trazado discontinuo dan lugar a dos equilibrios alternativos en uno de los cuales aumenta la cantidad ofrecida de trabajo (E) disminuyendo en el otro (£2). Ambas curvas discontinuas son compatibles con la de trazo continuo que pasa por E°, aunque no evidentemente entre si. Por ejemplo, en el caso de un sistema de demanda LES la existencia de un impuesto proporcional hace variar la oferta de trabajo (4.62) que toma la forma: T= (l= yo) = a) = TSE) Do 7 py) sobre la que: al Grarico 4.6 lo que corresponderia en el grafico 4.6 a un equilibrio como el £? ante la aparicion del impuesto. Un tema de interés en relacién con el impuesto proporcional sobre la renta es el de exceso de la carga triburaria que implica. El concepto de exceso de gravamen carga es la diferencia entre la disminucién de bienestar que experimenta el sujeto pasivo del impuesto y los beneficios que dicha recaudacién proporciona. Veamos esto con la ayuda de un grafico como el 4.7, semejante al 4.6, en el que un impuesto proporcional del tipo ¢ aumenta la cantidad ofrecida de trabajo por el consumidor individual, que pasa del equilibrio sin impuestos E° al equilibrio con impuesto propor- cional E'. La compensacién que el gobierno tendrfa que pagar al consumidor para que éste pudiera mantener el mismo nivel de utilidad (w!) que antes de la aparicién del impuesto seria, suponiendo p = 1, una renta FI. Si el consumidor recibiera tras el pago del impuesto la renta FJ se situaria en el punto F, de equilibrio sobre la recta de balance HH’, que corresponde a una renta no salarial AH suma de la suya tras el pago del impuesto (AD) y la compensacién recibida (DH = FJ). Pero situado en F el consumidor pagaria un impuesto proporcional al valor GJ, por lo que existe un exceso de carga cquivalente a una renta FG. Esto significa que el gobierno precisarfa de una renta adicional FG para compensar plenamente al sujeto pasivo Temas de teoria del consumo y la produccién 169 GRAFICO 4.7 Este resultado es general, excepto en el caso de que no exista sustituibilidad alguna entre el ocio y el bien de consumo, en el que las curvas de indiferencia serfan Angulos rectos y el consumidor, en caso de percibir la compensacién, no se despla- zaria, como lo haria en el caso representado graficamente, de EY a F, desplazamiento que constituye un efecto sustitucién tipico. Tratemos ahora el tema de la comparacién entre cémo afecta a la oferta indi dual de trabajo un impuesto proporcional respecto a uno de tanto alzado, para lo que nos ayudaremos del grafico 4.8 El equilibrio con impuesto proporcional es E' lo que implica unos ingresos fis- cales por valor E'F, Supongamos ahora que el impuesto proporcional se sustituye por uno de tanto alzado. Para hacer comparables ambos impuestos pueden seguirse dos Iineas de comparacién: (i) Que el impuesto de capitaci6n sea por una cuantia E'F, de igual capacidad recaudatoria que el proporcional (ii) Que el impuesto de capitacién sea tal que permita al consumidor mantener el nivel de utilidad alcanzado tras el pago del impuesto proporcional. En el caso (i), la nueva recta de balance seria la paralela a BB’ a una distancia E'P, es decir, la recta MM’ sobre ta que el equilibrio obtenido seria E°, que implica GRAFICO 4.8 una oferta de trabajo superior a la que se obtendrfa con el impuesto proporcional. Por tanto puede asegurarse que si el objetivo del gobierno es obtener una determi- nada recaudacién, la oferta de trabajo sera mayor si esto se consigue por medio de un impuesto de tanto alzado que si se logra mediante un impuesto proporcional sobre la renta. En el caso (ii) el impuesto de tanto alzado seria mayor que en el (i) ya que la nueva recta de balance seria la NN’. La situacién final del consumidor serfa peor que en el caso de mantener la recaudacién (ya que no se le permite beneficiarse del efecto renta implicito en el paso de E! a E°), pero también daria lugar a una oferta de trabajo mayor que la del impuesto proporcional. En consecuencia, desde el punto de vista del sujeto pasivo, es indiferente pagar tun impuesto proporcional que un impuesto de tanto alzado B'N’, aunque preferiria pagar s6lo M’B’ en vez del impuesto proporcional, manteniendo los ingresos fisca- les. Desde el punto de vista del gobierno, obtendria una recaudacién superior si gravase en forma de tanto alzado manteniendo al consumidor en la misma situacin Temas de teoria de! consumo y la producciin 161 que si le gravara con un impuesto proporcional, y ademas expandiria la oferta de trabajo. Cual sea la valoracién del gobierno ante las dos alternativas no depende, sin embargo, s6lo de consideraciones recaudatorias y, ademas, requeriria de infor- macién sobre la estructura de preferencias individuales para poder calcular un im- puesto de tanto alzado equivalente en el sentido (ii) al proporcional, informaci6n de dificil obtencién y, en todo caso, costosa. Veamos ahora, para acabar la serie de casos analizados, el de la existencia de un seguro de desempleo consistente en el pago de una cantidad fija —y,— en caso de que no se trabaje 0 se haga por una jornada inferior a un limite prefijado /*. En el grafico 4.9 la linea quebrada B"DFB' representa la nueva restriccién presu- puestaria: Reytytwl si 0 siendo AA’ = I* y BB’ = y,. Grarico 4.9 162 Andlisis microeconémico Aunque no pueden obtenerse conclusiones de cardcter universal respecto a cmo resulta afectada la oferta individual de trabajo y otras variables relevantes, ya que ello depende crucialmente de la estructura de las preferencias, de la cuantia relativa del seguro de desempleo y del salario, s{ pueden ilustrarse algunos fenémenos sobre los que se discute con frecuencia. (i) La posibilidad de que el seguro de desempleo desincentive la oferta de trabajo se produciré siempre que el equilibrio previo a la aparicién del seguro se establezca en el tramo FD’ de la restriccién presupuestaria ya que el seguro elimina dicho tramo como de posible equilibrio. (ii) Una marcada preferencia relativa en favor del ocio hace mAs facil la apa- ricion de este fendmeno ya que implica mayores probabilidades de que una curva tangente en el tramo D'B’ pase por debajo del punto D. (iii) Cuanto mayor sea el salario respecto al seguro menores incentivos generaré este ultimo a la reduccién de la oferta de trabajo, porque menor sera el tramo FD’ «eliminado» de la restriccin presupuestaria efectiva. (iv) La combinacién del seguro y un impuesto proporcional aumenta sensible-" mente el desincentivo a trabajar. En el caso extremo de, por ejemplo, un impuesto proporcional del 50%, que no grave el seguro, la restriccién toma la forma B’B/2, DFI2, A'FI2, OB'2, y el equilibrio nunca implicarfa una oferta mayor que /*. Este resultado no debe sorprender, ya que la simul- taneidad del seguro y un muy clevado impuesto proporcional implica una progresividad fiscal muy fuerte para rentas superiores a las obtenibles cuan- do el seguro de desempleo es efectivo. Todas las aplicaciones discutidas en este epigrafe han partido del supuesto de que la duracién de la jornada de trabajo es elegible por el consumidor. En la prac- tica esto ocurre en muy contadas ocasiones y las conclusiones obtenidas hasta aqui pueden modificarse sensiblemente en términos de una jornada de trabajo fija que implica que la opcién real es no trabajar o trabajar dicha jornada. En este caso los efectos desincentivadores del seguro de desempleo son muy inferiores. y si se con- sidera la posibilidad de trabajar horas extras a un tipo salarial mayor (1 + c)w para 1 > 1) atin menores, ya que la restriccién presupuestaria presenta un punto angular en /a partir del cual su inclinacin es mayor, reduciendo en términos del grafico 4.9 el tramo no efectivo FD’ 6. Eleccién intertemporal: consumo-ahorro Todo el contenido del capitulo 2 se ha mantenido en el terreno estatico. La dinamizacién del andlisis plantea problemas que ocuparian un libro, por lo que aqui s6lo tataremos la consideraci6n por parte del consumidor de un horizonte temporal superior a un periodo, lo que plantea problemas de eleccién intertemporal. Supongamos un consumidor que vive s6lo dos periodos: el inicial t = 0 y el final 1 = 1. Enel primero trabaja obteniendo unos ingresos w, y en el segundo se jubila no obteniendo ingreso alguno. Es claro que debe distribuir sus ingresos totales wo entre el consumo en el periodo activo ¢, y el consumo del periodo de jubilacién ¢,, Temas de teoria del consumo y la produccién 163, y que, por tanto, habra de ahorrar en el perfodo inicial una cantidad (w) — ¢) > 0 que le permitiré obtener unos ingresos (Ww) — c,)(1 + r) en el segundo periodo, sien- do r el tipo de interés fijado por el sistema. En estas condiciones es inmediato que 1 = (Wy — &) (1 +1), €s decir: a Wy = cy + pe Ver Esta expresi6n es la restriccién presupuestaria intertemporal del agente, sobre la que es facil identificar los precios del nico bien considerado —consumo— en ambos periodos. El precio del consumo en el periodo inicial es la unidad, ya que una unidad de cy cuesta una unidad de wo. El precio del consumo en el periodo final es W/(1 + r), ya que una unidad de renta ahorrada en ¢ = 0 permite adquirir (1 + r) unidades de c, EI problema a resolver por el consumidor sera, por tanto: Max. U(co, ¢,) a ltr S.A! Wo = Cy + de facil representaci6n en el grafico 4.10. La restriccién presupuestaria seré la recta AB y en el punto de equilibrio E se cumplira: es decir, la igualdad entre la RMS entre consumo en el periodo final e inicial y el precio relativo de cy) en términos de ¢. Supongamos que se produce un aumento del tipo de interés de r ar’. La res- tricci6n presupuestaria pasar a ser la AB’ (OB = wo(1 + r’)) y el consumidor ne- cesariamente mejorara. Este resultado se debe a una debilidad evidente del modelo: el consumidor s6lo puede ser ahorrador porque sélo obtiene ingresos en el periodo inicial, y por ello un aumento del tipo de interés hace crecer el rendimiento de su ahorro (Ws — ¢). Pero pese a la sencillez del modelo, puede tener interés analizar los efectos del aumento del tipo de interés sobre el consumo en ambos periodos. Es claro que Hamando a 1/(1 + r) = p: (4.63.1) (4.63.2) 164 Analisis microeconémico GraFico 4.10 y el aumento de r —disminucién de p— incrementa necesariamente el consumo del periodo final c, porque tanto el efecto renta como el de sustitucin de (4.63.2) son negativos. El efecto sobre ¢y y, por tanto, sobre el ahorro es indeterminado, porque el efecto de renta es positivo. Esto puede observarse en el grifico 4.10 en que la renta de balance de trazo discontinuo conduce a un ES representado por el paso de Ea E’ que reduce c y aumenta c,. El aumento de renta caracteristico del ER aumentard tanto cy como c, que son bienes normales, pero el efecto sobre cy global depende del valor relativo de cada uno de los dos efectos. Resulta facil en este modelo analizar los efectos de distintos impuestos. Supon- gamos, por ejemplo, que existe un impuesto proporcional sobre la renta de trabajo al tipo t, y un impuesto proporcional sobre la renta por intereses de tipo ¢,. El problema de optimizacién del consumidor seria: Max. U(Co, ¢,) S.a: Gy + = wll — t,) co 1+r(l-4) cuya solucién conduce a la obtencién de funciones de demanda de consumo tempo- ral del tipo: =e, rt, t,) (= 0,1) Temas de teoria del consumo y la produccién 165 sobre las que pueden calcularse los signos de las derivadas del consumo de cada periodo respecto a los tipos impositivos. De igual forma, suponiendo que existe una inflacion de tasa 9 y que el tipo impositivo sobre el interés nominal es 4, siendo el interés nominal i =r + @ el problema de optimizacin se convierte —considerando por sencillez interés simple— en: Max. U(co, ¢;) a a: + ———E Salo Tyr — 1) — oF = wl — 1,) cuya solucién darfa lugar a funciones: = CW, Orb) — (E= 0,1) que permitirian estimar los efectos sobre el consumo de ambos tipos impositivos, € incluso comparar los efectos de gravar el tipo nominal en vez del efectivo sobre el ahorro. La imposibilidad de analizar situaciones de endeudamiento por parte del consu- midor no proviene de considerar slo dos periodos de tiempo —una simplificacion til que permite la representacién gréfica—, sino de suponer que los tnicos ingresos se perciben en el perodo inicial, por lo que el problema de optimizaci6n intertem- poral se reduce a determinar-cuanto hay que ahorrar en el periodo inicial para consumir el siguiente. Manteniendo como marco de referencia los dos perfodos su- pondremos ahora que el consumidor posee un fondo de recursos dado del que obtiene una renta Jy en el periodo inicial y una renta y, en el final. Piénsese, por ejemplo, que el consumidor puede tener una vivienda que alquila, en cuyo caso J, estaria formada por la suma de unos ingresos salariales y el alquiler percibido e y,, si no existe pensi6n de jubilacion, serian los alquileres cobrados en el periodo final. La restriccién presupuestaria a que hace frente el agente en este caso es la AB del grafico 4.11, siendo OA = y, + ¥,/(1 +r) y OB = y, + ¥(1 +7), que puede expresarse como: = 4 Jt Ter tT 4, cy + es decir, como la igualdad entre el valor actualizado del consumo y el valor actua- lizado de la renta totales. Ahora un aumento del tipo de interés har pivotar la restriccin presupuestaria sobre el punto inicial , tomando la posicin A’B’ del grafico 4.11. De la inspeccién del grafico se deduce que si en el equilibrio inicial el consumidor era ahorrador neto —v.g. si tuviera unas preferencias como las representadas por las curvas de indiferencia de trozo continuo con un equilibrio E°— la elevacién de r mejoraria su posicién —pasarfa a E'. Sin embargo, si fuera prestatario neto en el equilibrio inicial —v.g. preferencias como las representadas por las curvas de indi- 188 Andlisis microeconémico Yee 0 Jo a z Yor 60 Grarico 4.11 ferencia de trazo discontinuo con equilibrio E*—, el consumidor mejorara 0 no segiin que las nuevas oportunidades de ahorro derivadas de un mayor tipo de interés compensen 0 no las peores condiciones de los préstamos realizados. Por ejemplo, la curva de indiferencia tantente a E® podria ser tan plana que dejara por encima de ella parte del segmento B’ lo que significarfa un grado de sustituibilidad entre consumo presente y futuro tal que una elevacién del tipo de interés pequefia podria inducir al agente a pasar de ser prestatario neto a ahorrador neto en el perfodo inicial. EI ES derivado del aumento de r implica, como antes, un aumento de ¢ y una reduccién de c). En caso de que el agente fuera. ahorrador en el equilibrio inicial —E— el ER seré también negativo por lo que c, aumentard también, pero c, puede tanto aumentar como disminuir. En caso de que el agente fuera inicialmente pres- tatario —equilibrio inicial E%— resulta imposible saber a priori si la renta aumenta o disminuye con la elevacién del tipo de interés. El modelo que acabamos de analizar puede enriquecerse considerando la posi- bilidad de que, junto a la eleccién de cy y ¢,, el consumidor realice un proceso de inversién o formacién de capital y optimice intertemporalmente sus decisiones consu- mo-inversi6n. Para esto es preciso ampliar el modelo precedente en el sentido de considerar femas de teoria del consumo y la produccién 167 que el stock inicial de recursos del que se derivaban unos ingresos fijos J, ¢ Y, puede dar lugar a unas rentas distintas porque parte de las posibilidades iniciales de renta pueden utilizarse para mejorar dicho fondo que, de esta forma, serd més rentable en el periodo final. El ejemplo tipico lo constituye la decisién de no trabajar en el periodo inicial para obtener un grado de cualificacién superior que permita obtener un mejor empleo y, por tanto, mayores ingresos en el periodo siguiente. En el grafico 4.12 se representa esta situacién. La curva FF" es la de posibilidades de inversién del consumidor, una de cuyas opciones es mantenerse en el punto inicial J = (J, ¥;) correspondiente a un proceso de inversién nulo. Pero el agente puede, por ejemplo, prescindir de una parte de sus ingresos en el perfodo inicial (G’D para mejorar su stock de recursos productivos y obtener unos ingresos supe- riores (en G’H) en el periodo final a los que obtendria en caso de no hacer inversion alguna. Esta decisin es beneficiosa para el agente ya que si en el perfodo inicial prestara G'/ unidades de renta a otro agente obtendria solamente una devolucion de G'I(1 + r) = G'G" en el periodo final, siendo el tipo de interés el correspon- diente a las inclinaciones de las dos restricciones presupuestarias A’B’ y AB del grafico 4.12. Yee 0 yet JoF fy cif A "os Co GrArico 4.12 ©) Suponemos ahora, para no considerar 3 periodos, que el agente no se jubila al final del primero, Jo que no resta generalidad al andlisis que sigue 168 Andlisis microeconémico ee Lo anterior significa que el tipo de rendimiento de la inversién G'J es superior al tipo de interés y por ello resulta beneficioso realizarla bajo el supuesto de que existe un mercado de capitales perfecto que concede préstamos al tipo vigente siem- pre que los rendimientos esperados de la inversi6n sean no inferiores a dicho tipo. {Hasta dénde llevaré el proceso de inversion el agente? Cémo el tipo de interés es un dato para él, tratard de alcanzar una restricci6n presupuestaria lo mas alejada posible del origen y esto lo conseguir alli donde la inclinacién de ésta —un dato— se iguale a la de la curva de posibilidades de inversién: el punto D del grafico 4.12 Realizaré, por tanto, una inversin en el periodo inicial por valor de GI por la que obtendra unos ingresos en el periodo final de valor GD. Sobre la restricci6n presu- puestaria B’A’ el equilibrio se lograra para unos consumos como los indicados por el punto E por lo que la existencia de posibilidades de inversin mejora el bienestar del consumidor que, sin dichas posibilidades, se situaria en un punto como, por ejemplo, el E°. Tal y como se ha construido el grafico 4.12 el resultado final es que en el equi- librio con posibilidades de inversién los niveles de consumo de ambos periodos son superiores a los que existirian sin posibilidades de inversion. Este resultado no es general, pero si lo es que, en todo caso, el nivel de bienestar mejora con sus posi- bilidades de inversién. En resumen, el consumidor, en el caso descrito, realizaria una inversin produc- tiva GI lo que le permitira obtener unas rentas (y¥f, y#). Se endeudard en el perfodo inicial en cuantia cl — yi con objeto de financiar tanto la inversin como parte de su consumo en el periodo inicial, y obtendr4 unos rendimientos que le permitiran devolver el crédito en el periodo final al tipo de interés vigente y aleanzar un nivel de consumo c¥. Un aumento del tipo de interés haria en este caso pivotar la restriccién presu- puestaria sobre el punto /, y por tanto, las rectas de balance se harfan mas rigidas, lo que conducirfa al consumidor a elegir como punto éptimo sobre la curva de posibilidades de inversién uno que se encontraré por debajo del D, ya que los proyectos de inversién con rentabilidad superior al tipo de interés serfan ahora in- feriores, porque es razonable suponer que dicha rentabilidad es decreciente con la cuantia de la inversion. 0 en la funcion de produccién La incorporacién del cambio téci La funcién de producci6n x = fly) representa las técnicas disponibles en el mo- mento del andlisis. El paso del tiempo es de esperar mejore la tecnologia productiva y, por tanto, altere la forma funcional f. El problema que se plantea en este epigrafe es el de analizar algunas de las alternativas que permiten incorporar a la funci6n de produccién el cambio tecnolégico (CT) experimentado con el paso del tiempo. Conviene seiialar que los resultados serén bastante limitados, y ello por dos motivos. Uno, fundamental, que no se trata de explicar cémo se produce el CT, sino tan s6lo de incorporarlo a fly), por lo que su consideracién sera exégena al propio proceso productivo. Esto, desde el punto de vista de una empresa que actéa paramétricamente respecto a los precios, parece una hipstesis razonable, pero no Temas de teoria del consumo y la produccién 1 lo es ni para empresas grandes con poder de determinacién sobre los precios ni para el eonjunto de la economfa. La segunda razén de la modestia de tos resultados ave Sbtendremos se debe a que la introducci6n del CT no s6lo es exégena sino, ademés, formalmente muy simple, porque de lo contrario el tratamiento matemético de las funciones de producci6n seria inabordable. El toma del CT se encuentra ligado, en sus origenes, a la teoria del crecimiento y de la macrodistribuci6n de la renta 0 producto nacionales. Veamos cémo. Supongamos que existen dos factores productivos en la economia —capital (K) y trabajo (L)— y que la dotacién que la misma tiene de ambos es tal que se man » ane constante en el tiempo su proporci6n K/L. El CT hace crecer con el paso de! tiempo las productividades marginales de ambos factores, y supongamos que Jo hace en mayor medida la del capital que la del trabajo. Si esto es asi la RMSk aumentaré y como en equilibrio ha de ser igual al cociente entre tipo de interés y salario (r/w), » fe cociente también aumentard. Pero si K/L es constante y r/w crece, es claro que cei aumentaré y eso significa que la distribucién de la renta entre capital (7K) y trabajo (wL) se haré més favorable al primero. El CT comentado —aye especifica- seek con detalle mas adelante— aparece vinculado a la macrodistribucion de Ia renta de forma inmediata. Supongamos que la funcién de produccién para la economia en su conjunto es: X = F(K, L) (4.64) siendo X el producto nacional y Ky L las dotaciones de ambos factores de 1a sere nia, todos ellos medidos en términos reales. Derivando (4.64) respecto al tiempo (1) se obtiene: a’ dt dt aX _ p, dK 4 pe (4.65) siendo F y F;, las productividades marginales de cada factor. Dividiendo entre x si tboy miembros de (4.65) y multiplicando cada uno de los dos sumandos del se- gundo miembro respectivamente por K/K y L/L: ak 1 Lax _K p Lak dt dt L Kp TM EF Xd xX K x y teniendo en cuenta que F,(K/X) y F,(L/X) son las elasticidades del producto total Tespecto al capital y el trabajo (Ex y &1). ¥ que los términos (WK)dKldt y (1/L)dLidt son las tasas de crecimiento relativas de los factores, que denotaremos mediante un punto encima de la variable respectiva: X = eK + eb (4.66) y la tasa de variacién del producto es una media ponderada de las de los factores, x endo los coeficientes de ponderacién las elasticidades del producto respecto a los ————— factores. Disponiendo de series histéricas suficientemente largas y fiables de X, K y L para una economia concreta, se pueden estimar las elasticidades de (4.66), “obtener la tasa de variacién del producto explicada por el segundo miembro de dicha ecuacién, y comparar esta con la realmente experimentada por la economia. Las primeras estimaciones sefialaron® que el X estimado segin (4.66) diferfa del real entre un 30 y un 50 por 100. {A qué podria deberse esta diferencia? Parece claro que en (4.64), X, K y L se presentan como funcién del tiempo, pero la tecnologia F es la misma. La diferencia podia provenir, por tanto, de la no consideracién del CT. Suponiendo que este pudiera representarse de una forma muy sencilla como una funci6n A(#) que afectara a F, la funci6n (4.64) se formularfa ahora, incluyendo el CT como: X() = AWF(K(), LQ) (A" > 0) (4.67) y el mismo tratamiento que conduce a (4.66) permite ahora expresar la tasa de crecimiento del producto total como: XaA+eK+ eb (4.68) cuya diferencia con (4.66) consiste en Ia inclusién de una factor que representa el ritmo de crecimiento del producto total debido al C7(A). La relacién entre el pro- blema del tratamiento del CT y el crecimiento es pues clara. Nacido el andlisis del CT en el marco del crecimiento y la macrodistribuci6n de la renta, un primer problema que se plante6 fue el de la caracterizaci6n del tipo de CT segan que afectase de una u otra forma a la distribucién funcional de la renta nacional y a la intensidad con que se aplicaban los factores productivos. El trata- miento de este problema condujo a la definicién de distintos tipos de neutralidad del CT. Tres son los conceptos de CT neutral normalmente utilizados, que discuti- remos considerando solo dos factores —Y, e Y,— que son facilmente generalizables al caso de r factores y trivialmente particularizables para el caso de suponer que se trata del capital y el trabajo agregados. (A) Neutralidad-Hicks: dada la relacion y;/y, si el CT mantiene la RMS entre ambos factores —es decir las productividades marginales de ambos crecen al mismo ritmo— este es neutral. Un grafico como el 4.13 permite representar este concepto de neutralidad. Si yyly; se mantiene constante, nos moveremos siempre sobre un rayo vector que pasa por el origen como OA. El equilibrio inicial es E° sobre la isocuanta de xo'unidades de produccién obtenidas en el periodo ¢ = 0. El CT neutral en el sentido hicksiano significa que el paso del tiempo desplaza las isocuantas hacia el origen de forma que, con el paso del tiempo, se puede alcanzar la misma produccién con menores cantidades de factores, manteniendo constante la inclinacién de las mismas sobre el (®) Realizadas para la economia estadounidense en la década de los aitos 50 Temas de teoria del consumo y la produccién 171 Grarico 4.13 rayo vector OA. Una curva isocuanta representativa de la obtencién de xy unidades en f= 1 como, por ejemplo, la x} del grafico 4.13 representaria dicha neutralidad. Si, por el contrario, la isocuanta fuese como la xf, f(y) creceria mas deprisa que fay), la RMS} = f/f, disminuirfa y el CT serfa ahorrador de Y,. De igual forma, si Ia isocuanta fuera como xt el CT seria ahorrador de Y,. Es claro que la neutralidad hicksiana se representaria mediante una funcién del tipo: (9) = a(9f0x(), yx) sobre la que la RMS es independiente del ritmo al que se produzca el CT represen- tado por a(t). (B) Newtralidad-Harrod: si dado q, el CT mantiene constante la proporcién en que se utilizan ambos factores, este es neutral. De nuevo una representacién gréfica como la 4.14 permite ilustrar este concepto. Dada una situaci6n inicial £”, una isocuanta como xj indicaria la neutralidad del CT segdn Harrod, mientras que isocuantas como la x{(x}) en la medida que aumentan (disminuyen) la proporcién y,/y, representaria un tipo de CT ahorrador de Y;(¥,). Es de observar que la neutralidad harrodiana implica que el cambio tecnolégico Grarico 4.14 sea ahorrador de Y, en el sentido hicksiano ya que la tangente a xj sobre OA tendria una inclinacién menor (en valor absoluto) que la tangente a x, en el punto E” ‘Analiticamente la neutralidad harrodiana puede representarse por medio de una funci6n: x() = fx, ay) sobre la que el paso del tiempo hace que la misma cantidad fisica de Y>, medida en unidades de eficacia, sea mayor. (©) Neutralidad de precios: si dado q,/q, el CT mantiene constante la propor- cién en que se utilizan los factores, este es neutral. Este concepto es el menos comiinmente utilizado, pero es, sin embargo, el mas razonable para una empresa individual, ya que el de Hicks implica la constancia de yyy, algo que resulta absurdo suponer para un productor individual —aunque no Temas de teoria de! consumo y la produccién 173 lo sea para una economia si la tasa de inversion neta coincide con la de crecimiento de la poblacién activa empleada— para quien los precios son datos y, por tanto, adaptaré la intensidad relativa de los factores al precio relativo de los mismos. En cualquier caso, el concepto (C) es facilmente adaptable al de Hicks formulado en términos de precios y suponiendo constante la RMS en vez de la proporci6n entre factores. Por ello, teniendo en cuenta esta salvedad, puede utilizarse el concepto hicksiano en el andlisis del productor individual. En términos generales puede decirse que todo el enfoque de neutralidad trata de explicar la evolucion de la participacién de los factores en el producto total en funcién de los sesgos inducidos en las innovaciones por el CT. Un planteamiento més amplio del tema puede hacerse definiendo dos indices: uno de CT y otro del sesgo inducido por las innovaciones, que dependera del concepto utilizado de neu- tralidad. Supongamos el caso mas simple de que la funcién de produccién incluya el CT de la siguiente forma: x= fr. Yn (4.69) siendo f homogénea de grado uno. El indice de CT puede expresarse: y el de sesgo inducido, aceptando el concepto hicksiano, como: aGilfavet _ fu fu Sill: floh siendo el CT ahorrador de Y,(¥,) si S > 0 (<0). En (4.69) se puede calcular el ritmo de variacién de las productividades margi- nales de ambos factores (f;/f, i = 1,2) y la neutralidad exige que sean iguales, por lo que por (4.70): (4.70) fu fu 1 Quy) _ Ye ho fi a 8 yy -Ss de donde puede demostrarse con facilidad que, siendo s, = q,y\/x: dy _ 1 =o/ay,lar_ ayyar a7 il sols s Ge a (71) La expresién (4.71) indica la variacién en el tiempo de la participacién del factor Y, en el producto total, que depende del sesgo inducido por las innovaciones (S) y del grado de sustituibilidad entre los factores (a). Por ejemplo, el aumento en la participacién de Y, exige un sesgo ahorrador de Y,(Y;) si la elasticidad de sustitucién es menor (mayor) que la unidad. Si suponemos que la proporcién en que se aplican 174 Andlisis microeconémico los factores es constante, la diferencia que aparece entre paréntesis en el segundo miembro de (4.71) se anula y, por tanto: ds, a 51 — 5)S y la participacién de cada factor en la renta depende s6lo del sesgo inducido por el CT, ya que la sustituibilidad entre factores no juega papel alguno al ser yy/y2 constan- te. Para cerrar el comentario sobre el tratamiento del CT por medio de los sesgos en las innovaciones, discutiremos algunos puntos concretos relativos a los problemas de identificacién de los mismos en el trabajo empirico. Utilizando funciones de produccién tipo CES la representacién del CT neutral hicksiano seria: x = em(Syze + (1 — d)yre)-"? (4.72.1) y la neutralidad harrodiana vendria representada por: x = (deeyze + (1 — d)yz2)-"? (4.72.2) siendo el significado de los parametros conocido (ver epigrafe 2): ¢ = 1/(1 + @), 6 es un pardmetro distributivo, v indica el tipo de rendimientos de escala y ay B son los pardmetros de progreso técnico. En (4.72) puede con sencillez despejarse el paréntesis del segundo miembro y utilizando la condicién de equilibrio competitivo de igualdad entre el precio de Y, y el valor de su productividad marginal fisica, obtener otra expresién de dichps pa- réntesis en funcién de q, que, sustituida en la respectiva (4.72) permite obtener tomando logaritmos una ecuacién del tipo: Lax =a) + at + a, Lng, + a Ln yy (4.73) susceptible de estimacién econométrica disponiendo de datos sobre la produccién, y el precio y cantidad aplicadas del factor y,°). Una vez estimados dy, a, a) ¥ a la identificacién de los parametros de las funciones (4.72) es facil de obtener ya que para ambas funciones resulta: l+o “1+ ev Ln (vd) "T+ ev ©) Pueden obtenerse expresiones similares suponiendo la condicién de equilibrio competitivo para el factor q,. Como puede observzrse, en las estimaciones agregadas, la no disponibilidad de series fiables de stock de capital (y,) hace necesario estimar la regresién (4.73). Temas de teoria de! consumo y la produccién 175 para (4.72.1): y para (4.72.2): = —fo_ "= TS ov de donde es inmediato que, para ambas funciones de produccién: Ln 6 fay (as — a,)/(1 — a ~ (Ln v + aja) pero el pardmetro de progreso técnico difiere: a=al(l—a@) B= al(a; ~ a,) De estas expresiones que identifican los parametros de las funciones de produc- cién (4.72) en funcién de los de (4.73), es facil comprobar que, para el caso més simple de rendimientos constantes de escala (v = 1), resulta que: (i) Sia, > 0 y o <1 el CT puede ser o bien neutral hicksiano sobre (4.72.1) © neutral harrodiano con sesgo ahorrador de Y, de tipo Hicks sobre (4.72.2). (ii) Sia, < Oy o> 1 el CT puede ser neutral segin Hicks 0 neutral harro- diano con sesgo ahorrador de Y, segiin Hicks. lo que resulta inmediato teniendo en cuenta que gf > 0 (<0) significa que RMS} disminuye (aumenta), por lo que el CT sera para Hicks ahorrador de Y,(Y,). La discusién precedente demuestra que, en ausencia de informacién externa a la necesaria para la estimacién de los pardmetros de (4.72) es posible, ¢ incluso probable, que no se pueda determinar si el CT es 0 no neutral o ahorrador de algiin factor segtin Hicks 0 segin Harrod. Aparte de las limitaciones ya mencionadas al comienzo de este epigrafe y de las encontradas recientemente en el andlisis del cambio tecnolégico a través de los sesgos de las innovaciones, es importante destacar una deficiencia adicional. No se trata s6lo de que el CT aparezca como una especie de mand de origen indetectable y a ritmo constante, sino de que el cambio en la tecnologia no se incorpora en los propios bienes de equipo que se suponen cualitativamente iguales y s6lo afectados por el paso del tiempo. Una de las posibles formas de evitar este problema, que deja fuera del concepto de CT posiblemente la parte mas importante del mismo, consiste en formular fun- ciones de produccién que periodifiquen el capital. La idea subyacente a este enfoque es muy simple: los bienes de capital, por el hecho de pertenecer a generaciones diferentes, y aunque sean fisicamente iguales, son distintos desde el punto de vista tecnol6gico, porque incorporan un proceso de aprendizaje en su utilizacién que los 176 Andlisis microeconémico hace més eficientes. Existen muchos ejemplos en [a literatura sobre innovacién de Jo que se llama curva de aprendizaje, que indican cémo el simple paso del tiempo permite a la fuerza de trabajo ser mas eficiente en el uso del mismo bien de capital y, por tanto, reducir la cantidad de factor trabajo necesaria para obtener una can- tidad dada de producto final. La idea en ultimo extremo es que la simple acumula- cién de inversion bruta a nivel agregado trae consigo un aumento de experiencia en el proceso productivo que constituye, en si mismo, un cambio tecnolégico incorpo- rado en los propios bienes de equipo. La primera, y una de las mas atractivas formulaciones de esta idea, es el proceso de aprendizaje —learning by doing— formalizado por Arrow. Supongamos que en un momento determinado G es la inversién bruta acumulada por la economia, A(G) el trabajo incorporado en la produccién de un bien de equipo cuyo «niimero de serie» es Gy 7(G) la capacidad productiva de dicho bien de equipo. En un momento determinado de tiempo —el G— sélo se encontrarén en funcionamiento los bienes de equipo cuyo numero de serie se encuentra entre G’( 0. Sin embargo, la funcién de utilidad U(x) es cardinal en el sentido de que si U,(x) genera una funcién de preferencias V,(P), U,(x) generaré una V,(P) equivalente a V\(P) si y s6lo si U,(x) = aU,(x) + b (a > 0), siendo en ese caso V,(P) = aV,(P) + 6. Una propiedad que demostraremos rigurosamente en el pr6ximo epigrafe. El hecho de que V(P) tome la forma (5.1), caracteristica de la hipétesis de la utilidad esperada, hace de la misma una funcin lineal en probabilidades, lo que equivale a exigir que las lineas iso-V sean rectas en el espacio de las probabilidades. Esto ultimo es facil de comprobar en cuanto consideremos una loterfa con tres resultados que son cantidades de dinero (x,, x3, x5) con probabilidades (p1, Pa, Ps)- Como p, + p; + ps = 1 se puede expresar p, = 1 — p, — Ps y el lugar geométrico de iso-V viene dado por la expresi6n: U,p, + Urp2 + Usps = Uz - (Uz ~ Ui)p, + (Us ~ U:)ps (5.2) En el grifico 5.1 (omitir por ahora las lineas de trazos) los ejes miden p, y Ps, de forma que el origen y los vértices del triéngulo indican resultados ciertos (lo que se denomina loterias degeneradas), y las rectas continuas representan lugares geo- métricos iso-V. Si suponemos, sin pérdida de generalidad, que x; > x; > x,, cual- quier loterfa que aumente la probabilidad p, (p,) disminuyendo p, (p,) sera preferi- da, por lo que las rectas indicarén loterias mas preferidas a medida que nos mova- mos hacia la izquierda y arriba. Formalicemos ahora esta discusi6n. Grarico 5.1 Teoria de la eleccién en condiciones de incertidumbre 183 2. Axiomética de la eleccién en situ: de la funcién de utilidad esperada mes de riesgo y existencia Supondremos que el conjunto de posibles resultados X es finito, de forma que el conjunto de eleccién ¥ sera el de todas las distribuciones de probabilidad P, = (Pay +++ Pm) Tespecto a los resultados. Indicando por «>» la relacin de pre- ferencia débil equivalente a la de la eleccién en condiciones de certeza del capitu- lo 2, de forma que P, > P; indica que la loteria P, es al menos tan buena como la P, para el agente, formularemos cuatro axiomas respecto a las preferencias sobre distribuciones de probabilidad. Axioma 1 (completitud) WP, P) € F: P, = Pry no P, > Pio P, > Pr P, > Py no P, > P,o P, > P,6 PL> Pry P,= Pi oP, ~ idéntico formalmente al axioma 1 del capitulo 2: todas las distribuciones de proba- bilidad pueden compararse entre si, admitiéndose la relacién de indiferencia entre ellas. Axioma 2 (transitividad) VP), Ps, Py € &: P, > P,y P; > P,P, > P, que no requiere explicacién adicional Axioma 3 (continuidad) Si P, > P, > Py, entonces She [0,1]: P, ~ AP, + (1 — ADP). Este axioma podria haberse formulado (como se hizo en el capitulo 2 con el axioma 5) exigiendo que los conjuntos de distribuciones de probabilidad no peores y no mejores que una cualquiera dada fueran cerrados, pero la forma elegida aqui es mas operativa para la demostracién de existencia y, ademas, es equivalente. El axioma 3 lo que garantiza es que, dadas dos loterias cualesquiera, siempre se puede definir una combinacin de ambas que resulte indiferente con una loteria «interme- dia» en el orden de preferencias. La idea intuitiva es inmediata, pero conviene detenerse en lo que significa una expresiGn del tipo AP, + (1 — A)P,. Se trata de una loterfa compuesta que consiste en jugar una loteria cuyos premios son, a su vez, las loterfas (P;, P,) con probabi- lidades (A, 1 — A). Si, por ejemplo, en el caso de tres resultados, la loteria pura Ps fuese (0,2; 0,6; 0,2), la P; (0,4; 0,2; 0,4) y A= 0,25, la loteria compuesta seria (0,2(1/4) + 0,4(3/4); 0,6(1/4) + 0,2(3/4); 0,2(1/4) + 0,4(3/4)) = (0,35; 0,3; 0,35). 184 Andlisis microeconémico Axioma 4 (independencia) WP,, Py € F: P, > Ps siy solo si AP; + (1 — A)Py >= AP, + + (1 AP, Whe (0,1) y WP, F ‘Axioma que indica que la relacién de preferencia entre dos loterfas cualesquiera se conserva si se convierten en loterfas compuestas con una tercera loterfa cualquiera con las mismas probabilidades. El axioma se denomina de independencia porque indica que las relaciones de preferencias entre dos loterfas son independientes de la valoracin que se tenga de las restantes, Un axioma crucial, que no cumplen las preferencias en condiciones de certeza, pero cuya intuicin l6gica no plantea proble- mas. Teorema 5.1. Si la relacin > entre loterias verifica las axiomas 1 a 3, existe una funcién V(P) = V(py, ..»s Py) que asigna a cada loteria P ¢ ¥ un niimero real. Este teorema es formalmente idéntico al de existencia en condiciones de certeza (capitulo 2, epigrafe 2), pero es preciso, ademés, garantizar que los niimeros reales que asigna la funcién V(P) proporcionan una ordenacién de las loterias, es decir que V(P,) > V(P:) > P, > P;, V(P,) = V(P2) <> Pi ~ Pa y V(P;) > V(P2) > P, > P,. ¥ también que V(P) toma la forma especifica de la esperanza de la utilidad de las loterfas. Teorema 5.2. Si la relacién > entre lotertas satisface las axiomas 1 a 4, existe una funcién U: x > R, tal que P, > P3 si y sélo si SU;P\, > SU;P,,. Empecemos por definir el indice de utilidad de tipo von Neumann-Morgenstern U. Para ello ordenamos los elementos de un vector genérico (x), ..., x,) del conjun- to X de forma que, sin pérdida alguna de generalidad, supondremos que: My EM Be BEM (5.3) entendiéndose x, > x, como que la loteria (degenerada) que proporciona x, con probabilidad uno (certeza) es preferida a la loteria que proporciona x, con probabi- lidad uno. Consideremos un x, cualquiera para i € (1,n), y por el axioma de continuidad es claro que existira para cada x, un escalar U, en el intervalo [0,1] tal que: x ~ Ux, + (= Us, G@ = en) (5.4) lo que equivale a acotar el indice de utilidad entre cero (U,= 0) y la unidad (U, = 1). ‘Veamos ahora cémo cualquier loteria genérica P resulta indiferente con la loteria LU psx, + (1 = SU,p)x. Puesto que P puede expresarse como pix) + p2t> + +... + pgp aplicando a esta expresion la (5.4) y veces el axioma de indepen- dencia, se obtiene: P~ py (Uix, + (1 Use] + + Pal Une + (1 — Uy) = [2Up)x, + - SU pdx (5.5) Demostremos ahora cémo Ax, + (1 — A)x, > Ox, + (1 — d)x, siy s6lo si A> 8. EI supuesto de que 4 > 6 implica que las dos loterias comparadas pueden expresarse respectivamente como (A d)x, +(1—A+6)P* y (A- dx, + (1-2 + 0)P* siendo, a su vez, P* una loterfa compuesta [5/1 — A + 6)}x, + [(1 — AY — A+ + 6)]x,, y la aplicacién del axioma de independencia 4 a estas dos loterfas demuestra el resultado deseado. Por tltimo, WP, P, € ¥, por el axioma de transitividad y (5.5) se obtiene de forma inmediata que P, > P, si y solo si: (SU pix, + (l= SU pide = (LU pr)x, + IL — SU pax, (5.6) Pero el resultado del parrafo anterior y (5.6) equivale a que SU,py > SU,p 2, es decir a que V(P,) > V(P,), por lo que para unos indices de utilidad como los defi- nidos, el valor esperado de la utilidad constituye una funcién de preferencias entre loterias que ordena las mismas en la forma necesaria para poder fundamentar una teoria de la eleccién en situaciones de incertidumbre. 3. Medida del grado de aversién al riesgo Supongamos, para simplificar, que las loterias genéricas que hemos estado ana- lizando lo son en el sentido comin del término, siendo los resultados 0 premios (&, -., X,) cantidades de dinero. Consideremos una loteria que ofrece los premios x, y X; con probabilidades respectivas de 2/3 y 1/3. En el grafico 5.2 se representa una posible curva de utilidad del dinero del agente, midiéndose esta en ordenadas y las cantidades de dinero o rentas en abscisas. La curva es céncava por razones que se veran enseguida, pero no tiene por qué adoptar esa forma. Es obvio que la abscisa x* = x,(2/3) + x,(1/3) es el valor de la esperanza de los premios, mientras que la ordenada U* = U(x;)(2/3) + U(x,)(1/3) es la utilidad es- perada de la loteria. Este valor de la utilidad esperada seria el correspondiente a una loteria degenerada que proporcionara al agente el premio x, con probabilidad uno, y a este valor x, se le denomina equivalente cierto de la loterfa analizada Cuando, como ocurre en el grafico 5.2, el equivalente cierto de cualquier loteria es inferior al valor esperado de los premios, se dice que el agente presenta aversién al riesgo, porque prefiere obtener con certeza una cantidad de dinero determinada que jugar una loterfa cuya esperanza de premio es superior. Otra forma de expresar esto mismo es decir que, para convencer al agente averso al riesgo de que juegue la loteria analizada, habria que darle antes de empezar una cantidad x* — x, que se lama prima de riesgo de la loterta. Es claro que la aversién al riesgo equivale a la concavidad de Ia curva de utilidad u(x) Grarico 5.2 del dinero; si dicha curva fuera convexa (recta) estarfamos en presencia de un agente favorable al riesgo (neutral), en cuyo caso la prima de riesgo serfa negativa (nula). Es algo generalmente admitido que los agentes individuales son aversos al riesgo, posiblemente porque ser favorables implica valorar positivamente el riesgo por cl puro placer de arriesgarse. Ademis, cuando se toman decisiones que afectan a la vida de las empresas 0 a los niveles de bienestar de los individuos, parece razonable suponer que se prefieren situaciones ciertas a situaciones inciertas aunque la espe- ranza de la utilidad de estas ultimas coincida con la utilidad obtenida con certeza en las primeras. Por eso tiene interés disponer de una medida que nos indique el grado de aversion al riesgo con precisién y que, por tanto, permita comparar cuan- titativamente distintos grados de aversiGn al riesgo. Dado que la concavidad de U(x) implica aversin al riesgo y que es claro en el grafico 5.2 que a mayor concavidad de U(x), mayor sera la prima de riesgo de una loteria dada, parece razonable suponer que el grado de concavidad de U(x) es una posible medida del grado de aversiGn al riesgo. ‘Algo mas formalizadamente, supongamos que se trata de comparar dos funciones de utilidad U,(x) y U;(x) tales que U,(x) = g[U,(x)], siendo g una funcisn creciente y cncav'a (por tanto, g’ > 0, g” < 0). Es decir, U,(x) es una transformacién céncava Teoria de la eleccién en condiciones de incertidumbre 187 de U,(x) y, por tanto, de mayor grado de concavidad que esta tiltima. En este caso, es inmediato comprobar que se cumple, para todo x: — Ui U(x) = — [(g"lg')Us + UZVU; > — UsC)/U;@x) Jo que no es sino una propiedad derivada del hecho de que —F"/F’ es una medida del grado de curvatura de la funci6n F. Esto es lo que permite utilizar el grado de curvatura de la funcién de utilidad del dinero: r(x) = — U"@IU'(x) (5.6) como coeficiente absoluto de aversién al riesgo, también llamado medida de Arrow- Pratt. Un supuesto utilizado con frecuencia en la teoria de la eleccién en condiciones de incertidumbre es la constancia de la aversi6n al riesgo, lo que en nuestro caso equivale a la constancia de r(x) y, por tanto, a que la funcién de utilidad tome la forma: UG) = en © una transformacién afin de la misma. La aversion al riesgo no tiene por qué ser constante, pero dada la frecuencia del supuesto 0, al menos, del de su no crecimien- to, cexisten razones de orden légico para suponer que la aversiGn al riesgo es no creciente? Pensemos en una loteria P®Z consistente en la loterfa P més el pago adicio- nal Z, sea cual sea el resultado de la misma, lo que puede identificarse con. una prima de riesgo pagada al agente averso al riesgo para que esté dispuesto a jugar P. Un aumento de Z es interpretable como una mayor riqueza del agente, ya que, sea cual sea el resultado de la loteria, siempre garantizard un premio seguro mayor a mayor Z. Resulta razonable pensar que el agente, a medida que se vaya haciendo més tico, exigira menores primas de riesgo para participar en una misma loteria y, por tanto, que la prima de la loteria P®Z sea no creciente con Z. Si esto es asi, resulta inmediato que la aversin al riesgo del agente sera no creciente. Ahora estamos en disposicin de volver a utilizar el grafico 5.1 para ilustrar el tema de la aversién al riesgo. Para la loteria alli representada [x; > x) > x], ya vimos que las rectas de trazo continuo eran las iso-V. Si deseéramos representar las rectas de iso valor esperado de la loterfa, estas serian: Pi + pr + Ps = 2 — (H — Mp + Ca — ps = (7) Si el agente es averso al riesgo, sabemos que sera indiferente entre, por ejemplo, una loterfa degenerada que le proporcione el premio x, con probabilidad uno y otra cuyo valor esperado sea superior a x,. La loteria degenerada x; viene representada por el origen del grafico 5.1 y la segunda por ejemplo por el punto P*. Esto implica que la recta iso-V que pase por P* seré como la de trazo discontinuo del grafico 188 Andlisis microeconémico y, por tanto, la aversién al riesgo implica que la inclinacién de (5.7) es menor que la de las rectas iso-V (5.2). Es decir: dp,|, U-U, dp,|, o—% 4 - - q =U z| aon (65.8) f . Es de observar que el primer término de la desigualdad, es decir la inclinacién de las rectas iso-V, también constituye un indice del grado de aversén al riesgo sobre el conjunto de resultados x, a x,, porque dados dos valores cualesquiera de U, y Us, siendo U, < Us, el agente sera tanto mas averso al riesgo cuanto mayor sea U;, es decir, cuanto mayor sea la inclinacién de la recta iso-V. 4, La demanda de consumo bajo incertidumbre Nuestra discusién de la eleccién en condiciones de incertidumbre se ha desarro- lado suponiendo que las loterias implicaban premios que eran cantidades de dinero. Pero, normalmente, los consumidores utilizan el dinero para adquirir bienes de con- sumo y, por tanto, resulta natural preguntarse si existen propiedades de las funcio- nes de demanda bajo condiciones ciertas que se transmiten o pueden expresarse en términos de la eleccién en condiciones de riesgo. Para ello planteamos el siguiente problema. Un consumidor participa en una loteria P cuyos premios son niveles de renta monetaria —es decir, utilizando la notacién del capitulo 2, el vector de resultados es (V1, «--. Ya)— y una vez conocido el resultado de la loteria, dedica la renta obtenida a la adquisicién de bienes en condiciones ciertas. Como puede observarse, pese a que la eleccién del vector de consumo éptimo no esta sometida'a riesgo alguno porque se elige conocida ya la renta obtenida en la loteria, sin embargo existe un riesgo derivado del hecho de que la renta a obtener es incierta. Siendo esto asi, supongamos que el consumidor tiene una funcién de utilidad de tipo von Neumann-Morgenstern respecto a los vectores de consumo (en la notacién del capitulo 2, x € Rj), es decir, que tiene una funcién de utilidad U(x) respecto a las loterias en Rt que cumple los cuatro axiomas del epigrafe 2 de este capitulo. Esta funci6n de utilidad es «doble» en el siguiente sentido. Por una parte, permite comparar los vectores de consumo en Ri y, por tanto, generar funciones de de- manda marshallianas x = x(p, y) y la correspondiente funcién indirecta de utilidad V(p, y). Por otra parte, también permite comparar loterias en IR",. En otros térmi- nos, puesto que dados los precios p de los bienes, a cada renta y le corresponde un tinico vector de equilibrio de consumo x, una funcién von Neumann-Morgenstern que ordene x también ordenard posibles loterias sobre dichos vectores de consumo. Teorema 5.3. Si las preferencias sobre loterias cuyos premios son vectores de consumo cumplen los axiomas 1 a 4, Vp, y) para p dado es una funcién de utilidad de la renta de tipo von Neumann-Margentern. Teoria de la elecci6n en condiciones de incertidumbre 189 {Cul seré la utilidad de una loteria Q que asigna probabilidades (q,, ..., q,) @ unos resultados consistentes en niveles de renta (y;, ..., y,)? Como la funci6n in recta V(p, y) es la maxima utilidad obtenible a los precios p de una renta y, la utilidad esperada de Q sera V(p. yi)q + V(p. ¥2)q2 +. + VP, Yn)qus por 0 que la funcién indirecta de utilidad de la elecci6n en condiciones ciertas es una funcién de utilidad de tipo Neumann-Morgenstern para loterias sobre niveles de renta en condiciones de incertidumbre. Y esto significa que la funcién indirecta V(p, y) tiene las propiedades de la funcién de utilidad de la renta y, en particular, las estudiadas en el epigrafe precedente. Nada de esto plantea problemas, excepto por el hecho de que si la funcin de utilidad von Neumann-Morgenstern es cOncava (el consumidor es averso al riesgo) ello implica que V(p, y) es también céncava en y, y esto no constituye una caracte- ristica general de la funci6n indirecta de utilidad (ver teorema 2.9). Teorema 5.4. Si la funcién U es céncava, es decir si el consumidor es averso al riesgo, V(p, y) es cOncava en y. Supongamos dos rentas cualesquiera y, € y, que, para precios dados, dan lugar a unas demandas de equilibrio x) = x(p, Yo) y x; = X(P, y;). Definamos una combi- nacién lineal convexa de ambos vectores ax, + (1 — a)x, [a € (0,1)], que sera ad- quirible por el consumidor si dispone de una renta combinacién lineal convexa de las dos de referencia ay, + (1 — @)y;. Como es obvio, por la definicién de V(p, y) y la concavidad de U(x): aV(p, yo) + (1 — @)V(p, y1) = @U(m) + (1 — @)U(x,) S < Uax) + (1 ~ @)x,) < Vip, ay) + (1 — @)y,) Las dos propiedades comentadas, concavidad de U(x) y de V(p, y) respecto a la renta, son las tinicas no exigidas en la teoria de la eleccién en situaciones ciertas, donde bastaba que U(x) fuera estrictamente cuasicéncava. Sin embargo, esta exi- gencia adicional no parece insensata si se admite que el consumidor individual pre- fiere un resultado seguro que un resultado incierto. En efecto, si el agente caracte- ristico prefiere obtener con seguridad 0,5x, + 0,5x, que jugar una loteria que asigne a los resultados (xo, x,) las probabilidades (1/2, 1/2), es claro que la funcién U(x) sera cOncava y que, por tanto, la funcién indirecta de utilidad, céncava respecto a la renta, sera una funci6n de utilidad de tipo von Neumann-Morgenstern cuando el consumidor elige entre loterias sobre su nivel de renta. 5. La demanda de aseguramiento * Una aplicacién natural inmediata de la eleccién en condiciones de incertidumbre es a la demanda de aseguramiento ante sucesos inciertos cuyo acaecimiento 0 no afecta a la riqueza de los agentes. Imaginemos el caso més sencillo de un consumidor que se enfrenta al siguiente problema: si mafiana el estado de la naturaleza es normal, la renta que obtenga sera y,, pero si ocurre un determinado evento (Vv. gr.: 190 Andlisis microeconémico eee ene enfermedad) seré s6lo y», siendo evidentemente y, < y. El estado de la naturaleza indeseable tiene una probabilidad de ocurrir p, por lo que el estado considerado normal la tendra (1 — p). El consumidor tiene la posibilidad de asegurarse, de forma que si paga fs hoy a una compaiiia de seguros, esta le entregard s unidades de renta mafana si se produce el suceso indeseado, no pagando nada en caso contrario. Se dice que el seguro es actuarialmente equitativo o justo si f = p/(1 — p) por razones intuitivamente obvias que se racionalizan en la propia solucién del problema. En resumen, el consumidor se enfrenta a una elecciGn relativa a la renta del periodo siguiente consistente en: (i) no asegurarse, en cuyo caso su renta futura sera y con probabilidad p e y, con probabilidad (1 — p), 0: (ii) asegurarse, obteniendo una renta futura y,-fs con probabilidad (1 — p) —si paga una prima fs y no se produce la situacién indeseada— e y, + 5 con probabilidad p —si se produce el suceso. El problema que tratard de resolver seré, por tanto, la determinacion de la cuantia Gptima de aseguramiento, que corresponde a la solucién del problema: Max. U(s) (1 = p)U(Qn ~ fs) + PUG + 5) cuya condicién de primer orden de maximo interior es: p_ Uy +5) 1-p Uy - fs) (5.9) expresi6n en la que es inmediato comprobar las tres posibilidades de aseguramiento 6ptimo del consumidor: (1) Siel seguro premia actuarialmente al consumidor [f < p/(1 — p)], éste pre- feriré asegurarse y que se produzca el suceso que reduce su renta, ya que yz ts>y,- fs. (2) Siel seguro es justo [f = p/(1 — p)] el consumidor se aseguraré totalmente y sera indiferente respecto al estado de la naturaleza en el futuro ya que ywts=y— fe (3) Si el seguro es injusto desde el punto de vista actuarial [f > p/(1 — p)] el consumidor preferiré que no se produzca el evento negativo porque y, + 5 < y, — fs Parece claro que el caso (1) es poco realista porque no es facil encontrar com- pafifas que ofrezcan seguros que implicarfan esperar pérdidas. El caso (2) tampoco lo es por razones andlogas. Por tanto, es el caso (3) el ms razonable, ademas de por lo comentado sobre los otros dos casos, porque es el que implica un comporta- miento del consumidor menos favorable a que se produzca el suceso «desastroso». La expresién (5.9) permite, ademas, observar que el valor 6ptimo del seguro (el s obtenido de dicha formula) aumenta con el valor de y,, es decir con el nivel de renta obtenible en ausencia del suceso indeseable, y disminuye con el valor del cociente f(1 — p)/p, es decir, con el grado de inequidad actuarial del seguro. Ade- Teoria de (a eleccién en condiciones de incertidumbre 191 més, también se observa que el grado de cobertura del riesgo no es total salvo en el limite del caso (2), ya que en el caso (3) siempre s < (y, — y,)/(f + 1). Expresado en otros términos, el agente prefiere suavizar el perfil temporal de su renta, ya que en vez de dejar que oscile en el intervalo [y,; y,] prefiere asegurarse y que la osci- lacién se produzca en el tramo [y, — fs; y2 + 5]. Pero si esta suavizacién tiene un coste, como es en el caso de que el seguro sea actuarialmente injusto, la suavizacién no sera total (y, + s = y, — fs), sino parcial y tanto menor cuanto mayor sea el coste implicito del seguro. También es facil obtener un resultado adicional: si un agente es mds averso al riesgo que otro, se asegurara en mayor medida, es decir, si r,(x) > r,(x), entonces 5, > 8,. El mayor valor de la medida de Arrow-Pratt indica que: UOIU(A) > ViOIV(xA) Wt Sv En el caso de que el agente tenga aversién constante al riesgo, como sabemos, la funcién de utilidad de tipo von Neumann-Morgenstern es U(x) =a + be” (6 <0), por lo que por (5.9): 2d f= p) T+t +n" lo que indica que, para valores suficientemente pequefios de la aversiGn al riesgo (n), el agente no se asegura, el seguro crece con dicho grado de aversién, y su cuantia converge al aseguramiento total [(y; — y.(f + 1)]- 6. Demanda de consumo temporal bajo incertidumbre Supongamos ahora un consumidor que hace frente a una eleccién en dos perio- dos, semejante a la analizada en el epigrafe 6 del capitulo 4, teniendo una renta cierta en el perfodo inicial tal que yp, consumiendo c, y, por tanto, ahorrando yy — cy para consumir en el segundo periodo, en el que dispondra de una renta total de cuantia y, + 0(yy — ¢o) cuyo componente y, es aleatorio —con varianza o”—, sien- do g el tipo de interés real més la unidad- La utilidad total de este consumidor dependerd, por tanto, de sus consumos, es decir, U = U(c, ¢,) y supondremos, como es usual, que U, > 0 y U, <0 (i = 0,1). Siendo el objetivo del consumidor maximizar la utilidad esperada, la estructura tem- poral Gptima de consumo sera la que solucione el problema: Max. E[U(co, ¢1)] = Max. E[U(Co, y1 + O00 ~ ))] cuya soluci6n deterministica ya conocida U, = U;, tendria lugar cuando el valor del componente aleatorio de la renta obtenida en el segundo periodo (y,) coincidiera con su esperanza. La solucién general es, sin embargo: E(Uy] = eE[U,) (6.11) Podemos ahora desarrollar por Taylor las esperanzas de (5.11) en el intervalo relevante [cy, Ely,] + @(% — ¢a)], siendo ¢, la solucién para el caso deterministico, y despreciando infinitésimos de tercer y sucesivos érdenes se obtiene: ~ oS E[U,) ~ eb [UI] = Uy - FU, Fi FW, Un) — 6.12) La expresi6n (5.12) presenta una caracteristica tipica, y dificultosa, de las solu- ciones de equilibrio en presencia de riesgo: la dependencia de terceras derivadas de las funciones objetivo. Veamos qué significa que (5.12) sea negativa. En ese caso, es claro que: aE(Uo) ee(Uil] _ ABU) _ 4 de de expresién que implica que el consumo del primer periodo obtenido de (5.12) es inferior al que se realizarfa en condiciones deterministicas (c,) siempre que el riesgo asociado a y, no sea muy elevado y el paréntesis del tiltimo término de (5.12) sea negativo: existe por tanto una demanda precautoria de ahorro para hacer frente a la incertidumbre del componente y, de la renta en el segundo periodo bajo las condiciones expuestas. La condicién mas obscura de interpretar es el cardcter nega- tivo del término (Uy, ~ eUi:), pero es facil obtener condiciones suficientes para que se verifique: sila funcién U es aditiva, las derivadas parciales cruzadas son nulas (U, = 0), y si la aversion absoluta al riesgo es creciente (Uj; > 0), dicha condicién se cumplira. 7. La empresa precio-aceptante bajo incertidumbre. ‘Analicemos ahora el caso de una empresa que no tiene influencia alguna sobre el precio de venta (p) de la mercancia no almacenable que produce (X), cuyos costes totales de produccién son CT(x) = Cy + C(x), siendo Cy el coste fijo y C(x) el coste variable que depende del nivel de produccién. Suponiendo los costes marginales crecientes, la funcién de beneficio: a(x) = px — Cy ~ C(x) (5.13) como ya sabemos (ver epigrafe 2 del capitulo 3) es céncava. La incertidumbre proviene del hecho de que la empresa determina su volumen de producci6n antes de conocer el precio de venta, que es una variable aleatoria de Teoria de la eleccién en condiciones de incertidumbre 193 la que conoce su funci6n de distribucién F(p), siendo Elp] = P. Para evitar solucio- nes triviales en que la empresa no opere (x = 0), supondremos que la esperanza de (5.13) es positiva, lo que equivale a suponer que J supera a los costes marginales para un volumen de produccién nulo. La empresa tiene por objetivo maximizar la utilidad esperada de sus beneficios, siendo estos valorados segin una funcién de utilidad concava u(2(x)), es decir, trata de solucionar el problema: Max. U(x) = Max. Elu((x))] (5.14) donde la concavidad de las funciones u(:x(x)) y x(x) aseguran la concavidad de U(x) La condici6n de primer orden de (5.14) es: Elu'(x(x))p] = C'(x) Elu'(x(x))] (5.15) Como u es céncava, u’ es decreciente en x y, por tanto, en p, y como 2(p) es creciente en p, E[u'(2)(p — p)] serd negativa" por lo que restando de ambos miem- bros de (5.15) la expresién DE|w'(zt)] obtendremos: (CQ) — p)E[u'(@)] = Elu'(a)(p — p)] < 0 de donde: CQ)

x, > x,, cualquier loteria que aumente la probabilidad p,(p,) a costa de la p,(p,) sera preferida a la inicial. En términos més técnicos, este axio- ma garantiza que siempre es preferida una loteria que domina estocésticamente a otra. Hipotesis II: Siendo r(x, F) la medida de aversion de Arrow-Pratt de la funcion de utilidad local U(x, F), si F, domina estocdsticamente a Fy, r(x, Fy) > r(x, F,). Esta hip6tesis implica que, dado el nivel de riqueza del juego (x), el grado de aversi6n al riesgo local no decrece si nos desplazamos de una distribucién de pro- babilidad a otra que la domina estocdsticamente. Como por (5.8) una mayor incli- nacién de las curvas iso-V implican mayor grado de aversi6n al riesgo, la hipéte- sis II, asegura que a medida que nos movemos hacia arriba y la izquierda en el grafico 5.3, las curvas iso-V son no menos inclinadas. 9. Eleccién con probabilidades subjetivas A lo largo del capitulo se ha formalizado la eleccién en condiciones de incerti- dumbre como una eleccién entre loterfas, es decir, entre distribuciones de probabi- lidad conocidas y dadas para el agente. Sin embargo, muchas situaciones reales implican que dichas distribuciones no son objetivas en el sentido de que la propia percepcién de las posibles alternativas por parte del individuo afecta a las probabi- lidades que el mismo asigna a cada resultado. Por ejemplo, si las probabilidades fueran objetivas, todas las apuestas deportivas carecerfan de sentido, porque indi- viduos racionales comporténdose como maximizadores de la utilidad esperada siem- pre realizarfan idénticas elecciones. O, por ejemplo, uno puede enfrentarse a una eleccién cuyo resultado dependa de la extraccién de una bola de un conjunto de bolas cuya composicién exacta no se conoce, aunque se tenga informacion parcial sobre la misma. Como cabe suponer, la eleccién con probabilidades subjetivas plantea nuevos problemas respecto a lo estudiado hasta aqui. Tres conjuntos son esenciales para 198 Andlisis microecondmico eee formalizar este tipo de eleccién y los describiremos, inicialmente, con la terminolo- gia del autor pionero en el tema, Savage. (i) El conjunto C de las consecuencias de la eleccién. (ii) El conjunto S de estados de la naturaleza, siendo cada estado de la natu- raleza una descripcién que determina exhaustivamente todos los aspectos relativos a la incertidumbre. (iii) El conjunto F de todos los actos, siendo un acto la especificacién para cada estado de la naturaleza del premio que se obtiene si dicho estado es el finalmente resultante. En principio, el conjunto C no plantea novedad alguna: las consecuencias pueden interpretarse como premios, siendo el conjunto C de Savage asimilable al X de premios de las loterias. El conjunto S de estados de la naturaleza es nuevo, y se caracteriza por el hecho de que el conjunto de los estados debe ser exhaustivo y cada estado excluyente de los restantes, es decir, en S se encuentran todos los estados de la naturaleza posibles y la naturaleza slo puede adoptar un estado con- creto. Por tltimo, el conjunto F, que es sobre el que se definen las relaciones de preferencia de los individuos, puede decirse en una primera aproximacién que es similar a lo que hemos llamado hasta aqui el conjunto ¥ de las loterias. Pero las cosas son mds complicadas de lo que parecen. Pongamos un ejemplo que aclare estos conceptos. Supongamos que hay tres actos factibles, f,, fy ¥ fa; Seis estados de la naturaleza, 51, 52, 53, S4y 5s ¥ Sei ¥ Cuatro posibles premios, cy, Cz, Cs ¥ Cy. El cuadro siguiente relaciona estos elementos, ex- presando las consecuencias resultantes de cada par (acto, estado de la naturaleza). Estido de ta naturaleza Actos st 8 5 Se Ss 56 fi a c & a cy cy fh co cy C “1 o a f & 6 os cy “1 & ‘Ahora las cosas empiezan a complicarse un poco. En primer lugar, el conjunto S ¢s infinito en el planteamiento original de Savage, pero nosotros supondremos que ¢s finito, de forma que las integrales definidas en S podrén sustituirse por sumatorios para todos los 5 € S (en nuestro caso, seis). En tltimo extremo lo que estamos haciendo al suponer S$ finito es eliminar del correspondiente conjunto de Savage todos los estados imaginables que el agente esta seguro no pueden acaecer. En segundo lugar, el conjunto F no tiene solo tres elementos. La definicién de F es la del conjunto de todas las funciones de S en C, es decir, de todos los actos imaginables sean 0 no posibles, de forma que en nuestro ejemplo F tendria 4.096 (=4*) elementos, de los que 3 serian actos factibles y 4.093 no factibles, pero la Teoria de la eleccién en condiciones de incertidumbre 199 posibilidad de ordenar los 4.096 actos (y no s6lo los 3 factibles) es esencial en este andlisis. Supongamos ahora, con Savage, que el individuo elige el f € F de entre los factibles que le proporciona la mayor utilidad esperada, utilidad que calculara sobre la base de las probabilidades subjetivas que asigna a cada posible estado de la naturaleza p(s) y de una funcién U(c) que asigna una utilidad determinada a cada consecuencia 0 premio. El criterio de la utilidad subjetiva esperada implica que, denotando por f(s) el resultado del acto f si el estado de la naturaleza es s: fi> fsiy solo si > UGG) > Y, UL) (5.19) Como puede observarse, la diferencia entre (5.19) y la hipétesis de la utilidad esperada de von Neumann-Morgenstern radica en el término p(s), que alli era una distribucién de probabilidad y aqui es la suma de las probabilidades asignadas por el individuo a todos los estados de la naturaleza para los que f(s) = c. Esto implica que en el planteamiento de Savage la valoracién de una consecuencia no depende del estado de la naturaleza en que se logre (en nuestro cuadro anterior, por ejemplo, la valoracién de la consecuencia c, es independiente de que se consiga en 53, 54, 55 oens,). Lo importante del planteamiento de Savage es que la condicién (5.19) no cons- tituye un supuesto, sino el resultado de su axiomatica, Esta axiomética, en su version original, es muy complicada (contiene siete postulados), pero puede colapsarse a los axiomas clasicos de completitud, transitividad, etc., y el llamado principio de la cosa segura (su segundo postulado) que juega un papel semejante al axioma 4 de inde- pendencia del epigrafe 2 de este capitulo. Este principio exige que para comparar dos actos cualesquiera f, y f, que en un subconjunto de estados de la naturaleza S' < $ dan lugar a las mismas consecuencias (es decir, Ws € S", f,(s) = fils)), lo tinico relevante es su comparacién en los esta- dos de la naturaleza que no pertenecen a $’ (es decir, en el conjunto complemen- tario de 5"). Pese a su aparente complejidad, este principio tiene una interpretacién inmediata: para comparar f, y f, no es necesario saber en qué condiciones sus con- secuencias son iguales. No es dificil percatarse de que la teoria de la utilidad esperada de von Neumann- Morgenstern es un caso particular de la de Savage: si el conjunto de estados de la naturaleza y el de consecuencias colapsan en el de premios y el de actos es identi- ficable con el de loterias objetivas, el principio (5.19) se convierte en la simple comparaci6n entre productos de probabilidades por utilidades asignadas a los pre- mios. Pero pese a ser una generalizacién, la teoria de Savage también presenta dificultades para su aceptacién. Seftalaremos dos de distinta naturaleza. En primer lugar, la exigencia de que la utilidad asignada a una consecuencia no dependa del estado de la naturaleza en que dicha consecuencia tenga lugar, es bastante restrictiva. Si, por ejemplo, la consecuencia es una cantidad determinada de pesetas, es dificil suponer que tenga la misma valoracién en dos estados de la naturaleza que se diferencien en el nivel de riqueza del individuo, o en el pais en que reside, 0 en el ntimero de hijos que. tiene. Sin embargo, esta dificultad puede 200 Andlisis microeconémico obviarse con facilidad si suponemos que la funcién de utilidad no esta definida para el conjunto C sino para el C X S, producto cartesiano de consecuencias y estados de la naturaleza, en cuyo caso las expresiones del tipo ULf(s)] de (5.19) deberian sustituirse por otras de! tipo U[fis), s] dando lugar a una condicién para que fi > fz més débil que la (5.19), y que técnicamente se conoce con el nombre de una repre- sentacién de las preferencias aditiva sobre los estados de la naturaleza. El segundo tipo de problemas es que, de nuevo en este caso, existen comporta- mientos experimentales paraddjicos, en el sentido de individuos que no se compor- tan eligiendo seguin (5.19) o su versin més débil del parrafo precedente. Para com- probarlo, analicemos una paradoja debida a Ellsberg. ‘A un individuo se le propone hacer una extraccién aleatoria de una urna que contiene 300 bolas de las cuales 100 son rojas y las restantes 200 son azules y verdes en una proporcién desconocida, y contestar a las siguientes preguntas: (i) suponiendo que gane 1.000 pesetas si la bola extraida es del color previsto, {apostard por rojo © por azul? (ii) Suponiendo que gane 1,000 pesetas si la bola extraida no es el color elegido, japostaré por rojo 0 por azul? Es claro que la probabilidad de extraer bola roja es objetiva (1/3), pero la asig- nada a bola verde o azul es subjetiva. Si el individuo contesta a (i) «rojo» y se comportara de acuerdo con la teorfa de Savage, es porque la probabilidad subjetiva que asigna a la bola azul es menor que la de bola roja (el porqué de ello es ajeno a la teoria), En ese caso, la contestacién coherente a (ii) tendria que ser «azul», porque la probabilidad subjetiva del individuo de extraer una bola no azul es mayor que la de extraer una bola no roja. Sin embargo, la moda de la contestacion para el conjunto de individuos preguntados es «rojo» a ambas preguntas. Puede interpre- tarse, si se desea, que la razén de esa eleccidn es que los individuos consideran que su incertidumbre disminuye si eligen la opcin que implica una probabilidad cono- cida y objetiva (bola roja), pero, sea cual sea la explicacién, ello no evita que el resultado contradiga la formulacién de Savage. Las conclusiones que pueden obtenerse de todo lo discutido en este capitulo es posible que sean desconazoradoras. Las dos teorias mas completas y mejor forma- lizadas (utilidad esperada con probabilidades objetivas y subjetivas) no permiten explicar comportamientos observables en experimentos. Aunque se puedan tener muchas dudas sobre el caracter controlado de esos experimentos, los resultados implican cierta debilidad de dichas teorfas de la eleccién en condiciones de incerti- dumbre. Y también existe la dificultad de que el tratamiento en un modelo de equilibrio general de todos los problemas en condiciones de incertidumbre resulta una tarea imposible salvo simplificaciones heroicas (ver capitulo 6), y de que el tratamiento fraccionado de los mismos (tal y como se ha hecho en los epigrafes 4 a7 de este capitulo) no es del todo satisfactorio, porque, en condiciones de incer- tidumbre, desconocemos cuéles son los requisitos que validan el andlisis de equili- brio parcial. Pero puesto que no disponemos atin de teorias con mayor grado de aceptacién, y existe el peligro de que las alternativas que traten de explicar cualquier posible comportamiento observado terminen siendo teorias enormemente complica- Teoria de la eleccién en condiciones de incertidumbre 201 das y meras representaciones tautoldgicas de la evidencia observada, lo mejor que podemos hacer es tratar de obtener predicciones contrastables de problemas concre- tos y ver si nos ayudan a comprender mejor el funcionamiento de las economias en que vivimos. Bibliografia La exposicién original de las teorfas de la utilidad esperada se encuentran en SAVAGE (1954) y VON NEUMANN y MORGENSTERN (1944). Las paradojas analizadas son de ALLAIS (1952), KAHNEMAN y TVERSKY (1979) y ELLSBERG (1961). El problema de demanda de aseguramiento se origina en ARROW (1974) y una buena lectura es LipeMAN y MCCALL (1981). La formulacién original de las Hipétesis I y II se encuentra en MACHINA (1982), y ‘un buen texto sobre el tema es MACHINA (1987). Capitulo 6 TEORIA DEL EQUILIBRIO GENERAL COMPETITIVO En los capitulos 2 y 3 se han analizado los procesos de optimizacién de los consu- midores y productores individuals en condiciones ciertas, y en el capitulo 5 bajo incertidumbre. Como se sefialé en el capitulo 1, uno de los objetivos del andlisis de los agentes individuales es servir de base para estudiar las propiedades de una eco- nomia formada por una pluralidad de agentes que toman sus decisiones simulté- neamente. Como es evidente, aunque cada agente actie paramétricamente respec- to a los precios, estos ya no serdn datos del modelo sino que, por el contrario, se determinaran de forma end6gena, como resultado de las acciones conjuntas de los agentes. A lo largo del capitulo nos moveremos dentro de un marco competitivo caracte- rizado por: (i) El comportamiento paramétrico de todos los agentes respecto a los precios. (ii) La ausencia de costes de transacci6n. (iii) La descentralizaci6n informativa. La mayor parte del capitulo discurriré en un mundo con informacién perfecta y cierta para todos los agentes, pero en el epigrafe 5 se tratarn algunos problemas relacionados con la incertidumbre. Tres son los problemas principales a resolver por el anilisis de equilibrio general competitive (EGC). En primer lugar, saber bajo qué condiciones se puede asegurar que existe al menos un equilibrio, es decir, un vector de precios que vacie los mer- cados de todos los bienes y servicios, haciendo mutuamente compatibles las deci- siones simulténeas de los agentes, tomadas por cada uno sin disponer de informacién alguna sobre las decisiones de los demas. El problema no es trivial, ni siquiera para el caso de un tinico bien, porque si, por ejemplo, la ordenada en el origen de la 203 curva de demanda fuera menor que la de la oferta, no habria precio alguno que igualara cantidades ofrecidas y demandadas. Y, desde luego, no es trivial en el sentido de que un mecanismo de asignacién de recursos que carezca de equilibrio resultaré inutil. En segundo lugar, y una vez garantizado que al menos existe un posible EGC, es conveniente saber bajo qué condiciones el equilibrio es tinico. Si no es nico cabe pensar que no puedan realizarse ejercicios de estética comparativa al no saberse cual serd el equilibrio alcanzado tras una perturbaci6n exégena del inicial. Por otra parte, ciertas propiedades de optimalidad del EGC pueden verse afectadas en caso de equilibrios miltiples. Por dltimo, es conveniente conocer bajo qué condiciones el(los) equilibrio(s) es(son) estable(s) en el sentido de que un alejamiento del (de los) mismo(s) genere en la economia reacciones de los agentes que conduzcan a que se alcance de nuevo. En resumen, los temas de existencia, unicidad y estabilidad del EGC son rele- vantes en el doble sentido de constituir tres propiedades deseables de los sistemas de asignacién de recursos y de que el conocimiento de las condiciones que garanticen dichas propiedades constituye una base indispensable para cualquier valoracién del sistema competitivo como mecanismo de asignacién de recursos. En el anilisis del EGC seguiremos una aproximaci6n sucesiva. En primer lugar se tratard el caso més sencillo de una economia pura de intercambio (trueque) en la que H consumidores intercambian entre sf las dotaciones iniciales dadas que poseen de los n bienes. Luego se analizaré el caso de una economia de intercambio y pro- ducci6n en la que, ademas de H consumidores con sus dotaciones iniciales de recur- sos, existen F productores. Y, por tiltimo, se incluird la existencia de incertidumbre en el comportamiento de los agentes. El capitulo incluye un epigrafe, el 6, dedicado al tema de las relaciones entre EGC y eficiencia. En concreto, se demostrara que, bajo determinadas condiciones —que coinciden con las que garantizan la existencia de EGC—, éste constituye una ignacién de recursos eficiente en el sentido paretiano de que no es posible mejorar la posicién de agente alguno més que a costa de empeorar la de algtin otro (lo que se conoce como primer teorema de la economia del bienestar clasica). Y también se analizan las posibilidades de que una asignacién factible y eficiente cualquiera pueda alcanzarse como EGC de la economia analizada (algo bautizado como segun- do teorema de la economfa del bienestar clésica) 1, Anali grafico del EGC en una economia de intercambio puro Supongamos una economia con dos consumidores y dos bienes (H = n = 2) re- presentable mediante una caja de Edgeworth cuyas dimensiones son las sumas de las dotaciones iniciales de ambos agentes, de forma que un punto cualquiera de la caja presenta una distribuci6n de las dotaciones entre ambos consumidores. Esta caja aparece representada en el grafico 6.1 junto con las curvas de indife- rencia del agente 1 cuyo origen es 0!. El punto ¥ representa la dotacién inicial de Teoria de! equilibrio general competitive 208 dicho consumidor —y, por tanto, medido respecto al origen 0 la del agente 2. Las rectas con inclinacién negativa que pasan por ¥ representan distintas relaciones de intercambio entre ambos bienes, ya que la ecuacién de dichas rectas sera: PaXt + pokd = pixt + poxd representando los superindices al agente y los subindices al bien. Grarico 6.1 Dado que el consumidor toma como dato la relacién de intercambio 0 precio relativo, la curva %S' que une los puntos de tangencia de curvas de indiferencia con rectas que representan distintos precios relativos es el lugar geométrico de puntos de equilibrio, ya que todos ellos cumplen: Ui’) _ pr UxK') Pr que es la condicién (2.5.2), y se denomina curva de oferta-demanda en el intercam- bio. Realizando igual representacién con el consumidor 2 obtendremos su curva de oferta-demanda XS? y la representacién conjunta de ambas curvas aparece en el grafico 6.2 con trazo discontinuo. Supongamos que la relacién de precios a la que se puede intercambiar —la que vocearia inicialmente el hipotético subastador walrasiano— fuera la inclinacin de ¥C RMSi(1) 206 _Andlisis microeconémico, 206 _Andlisis microeconomic del grafico 6.2. Ambos consumidores se encontrarian pues obligados a desplazarse sobre dicha recta a partir de la posicién inicial ¥, y por razones de construccién del gréfico 6.2, lo haran hacia abajo ya que en la direccién opuesta ambos empeorarian respecto a la situacién inicial. Cualquier punto en el tramo XA sera preferido por ambos consumidores a la posicién inicial, pero al alcanzar A, el consumidor 2 se negaria a seguir intercambiando ya que habria alcanzado el equilibrio, maximizando su utilidad. Sin embargo, sobre XC, el consumidor 1 estarfa en equilibrio en un punto como el D. Pero A y D son incompatibles en el sentido de que si el consumidor 1 se situara en D y el en A habria un exceso de demanda FG del bien X; y un exceso de % e o GrArico 6.2 oferta IJ del X), Esto significa que la relacién de intercambio no seria de equilibrio y que sobrevalora X2 en términos de X, 0, en otras palabras, que X; es demasiado Barato en términos de X». Un razonamiento semejante al realizado permite compro- bar que s6lo una relacion de intercambio como la representada por XB permite aleanzar una situacién como la E, de interseccién de las curvas de oferta-demanda de ambos agentes, de tangencia de sus curvas de indiferencia comin con la recta 3B, y gon excesos de demanda nulos para ambos bienes, situacién en que se cumple: 1 Pp RMS(1)} = a] RMS(2)z = 4 =P » U3 P2 Teoria del equilibrio general competitive 207 En el grafico 6.2 se ha trazado una curva, PP, que no hemos comentado. Definiendo una asignacién como éptimo paretiana si es tal que s6lo se puede mejorar la situacién de un consumidor a costa de empeorar la de otro, los 6ptimos paretianos vendran representados por puntos de tangencia entre curvas de indiferencia de ambos consumidores, por lo que la curva PP 0 curva de contrato es la de 6ptimos paretianos de la economia descrita. En las condiciones en que se ha definido esta economia simplificada el equilibrio competitivo seré una asignacién dptimo paretiana, 10 que constituye una propiedad importante de eficiencia del equilibrio. Ademis, es facil ver que la asignacién de equilibrio que se alcance sobre PP dependera de cual sea la dotacién inicial de bienes %, por lo que dependerd de la distribucién inicial de la Fiqueza que se considera como un dato. Del grafico 6.2 se deduce, ademés, otra relacin entre equilibrio y éptimo que es importante. Si existe algin criterio en funci6n del cual la sociedad determina que uno de los éptimos paretianos es el «mejor», éste podria alcanzarse mediante intercambio libre de los consumidores que actian paramétricamente respecto a los precios relativos, si se pudiera elegir la distribucién inicial de la riqueza, es decir, de las dotaciones iniciales. Imaginemos ahora un contexto algo distinto al de una economia competitiva, levantando el supuesto de que los consumidores actian tomando como datos los precios, y supongamos que uno de ellos —por ejemplo el 2— tiene capacidad para determinar los precios mientras que el 1 sigue siendo precio-aceptante. El grafico 6.3 representa la caja de Edgeworth con la curva de oferta-demanda del consumidor 1, el mapa de curvas de indiferencia del 2, la curva de contrato PP y el equilibrio competitivo E. En estas condiciones el consumidor 1, ante cualquier precio relativo que determine el consumidor 2 se situara en un punto correspondiente a su curva XS". Por tanto, el monopolista tomard esta como dato y determinaré el precio que le permita situarse sobre dicha curva en la curva de indiferencia propia mas alejada del origen —el punto A— fijando como precio el implicito en ¥B. El punto A no es dptimo paretiano por no encontrarse en PP, por lo que el monopolio no asigna eficazmente los bienes. Desde el punto de vista del bienestar de cada agente, en A el consumidor 2 esta en mejor situacién que en E, y lo contrario sucede con 1. Sin embargo, en la medida en que las utilidades personales no son comparables entre si, las situaciones A y E no puede compararse segin el criterio paretiano. La discusién sobre el equilibrio de una economia de intercambio supone el cumplimiento de los axiomas del capitulo 2 relativos al consumidor individual. Veamos ahora cémo dichos axiomas, y en particular los de continuidad, convexidad y no saturabilidad de las preferencias, son esenciales para garantizar la existencia de equilibrio competitivo del intercambio y para la optimalidad paretiana del mismo. Si las preferencias no fuesen continuas, es claro que en el posible punto de equilibrio —el E del grifico 6.2— una de las curvas de indiferencia podria desapare- cer. De igual forma el supuesto implicito de divisibilidad total de los bienes es imprescindible porque, si no se cumpliera, el potencial punto de equilibrio podria corresponder a una asignacién con fracciones de alguno de los bienes que s6lo pudieran demandarse por unidades. El tema de la saturabilidad requiere una mayor discusién. Supongamos, como se GrArIco 6.3 hace en el grafico 6.4 que ambos consumidores tienen un punto de saturaci6n absoluto tal como el x! y el x2. En este caso existird un dptimo si cada consumidor se sitta en su punto de saturacion, pero esta asignacién no puede alcanzarse mediante el intercam- bio a precios no negativos. El punto x* del grafico 6.4 cumple las condiciones de primer orden de maximizacion de la utilidad para cada agente con una restriccin de balance como la AA’, pero no las de segundo orden. Parece pues que la saturacién absoluta, si bien impide la existencia de equilibrio competitive en una economia de intercambio puro, puede permitir la existencia de Gptimo paretiano. Esto no es exactamente cierto. Si se invirtieran los puntos de saturacién de los consumidores en el grafico 6.4, ambos no serian factibles simultanea- mente, y el 6ptimo no seria factible. Puede analizarse otro ejemplo de cémo la saturabilidad perturba las relaciones equilibrio-6ptimo discutidas para el caso en que se cumplian todos los axiomas relativos a las preferencias de los consumidores. En el gréfico 6.5 suponemos rectas las curvas de indiferencia —que cumplen, por tanto, el axioma 6, pero no el 6’ del capitulo 2— y consideraremos que la curva U; es la de saturacién absoluta del consumidor 2. Si la restriccién presupuestaria coincide con la curva de indiferencia Uj del agente 1, serén 6ptimos paretianos todos los puntos del segmento 0°x*. En este caso se puede demostrar que si existe equilibrio competitivo este no tiene por qué ser 6ptimo en el sentido de Pareto. Si X es la dotaci6n inicial, es también equilibrio competitivo a los precios que hacen de Uj restriccién presupuesta- Teoria del equilibrio general competitive 208 Grarico 6.4 ria ya que ambos agentes maximizan su utilidad en x, y es factible. Pero X no es 6ptimo porque el agente 2 podria situarse en x* sin disminuir su utilidad, aumen- tando la del agente 1 de U}.a U}. Xy, e GRAnICO 6.5 210 _Andlisis microeconémico, 210_Andlisis micro@cOmG Ce Para terminar con el tema de la no saturabilidad analizaremos un caso en el que uno de los consumidores —por ejemplo el 2— presenta saturabilidad respecto a un bien —el X,— para el nivel de consumo 0°x? del gréfico 6.6 siendo nulas las dotaciones iniciales de X, del agente 1. Dado que la asignacién inicial es un Gptimo paretiano, ya que el consumidor 1 no puede mejorar a menos que empeore el 2 y éste alcanza su curva de indiferencia factible de mayor indice, no se producir4 intercambio alguno desde ¥. Pero esta asignacién no es de equilibrio competitivo porque no existe vector alguno de precios que haga tangente en x la restriccién presupuestaria con las curvas de indiferencia de ambos consumidores". Grarico 6.6 Es claro que alguno de los casos analizados aqui no impiden la existencia de equilibrio, sino tan s6lo sefialan su posible no existencia. Esto es asf porque la investigacién de la existencia del equilibrio permite obtener condiciones suficientes que garanticen éste, siendo, por tanto, conveniente que el conjunto de dichas condiciones sea lo menos restrictivo posible. No obstante, un sistema de asignacin que no pueda garantizar un equilibrio siempre sera peor que otro que silo garantice, a igualdad de las restantes circunstancias; y un sistema que tenga equilibrio sera tanto mejor cuanto menos restrictivas sean las condiciones que permitan garantizarlo. ©) Notese que este caso, debido a Arrow, podria tener solucién competitiva y ptimo paretiano si las dotaciones iniciales incluyeran cantidades positivas de ambos bienes para ambos consumidores. Teoria del equilibrio general competitive 211 2. El equilibrio competitivo en una economia de intercambio puro: anilisis formal Formalicemos ahora el tratamiento dado en el epigrafe precedente a los problemas de equilibrio y optimalidad paretiana en una economia de intercambio. EI problema que resuelve cada uno de los H consumidores es: Max. U"(x") } s.a: px” = px" a) siendo x" la dotaci6n inicial del consumidor h-ésimo; problema cuya solucién propor- ciona funciones de demanda individual del tipo: oxp) (h=1..H 3 j=1..n) (6.1) que se diferencian de las analizadas en el capitulo 2 s6lo en que la renta no aparece como variable explicita al ser px", y aparecer determinada por las dotaciones iniciales, que son datos, y los precios. La agregacién simple de las funciones (6.1) para cada tipo de bien proporciona funciones de demanda agregadas del tipo: D,= > 3@)= 40) G=1..n) (62) 7 sobre las que pueden definirse las fuliciones de exceso de demanda: 20) = 40) - FG = 1) (6.3) En una primera aproximacion podria definirse el equilibrio como una situacién en que todos los excesos de demanda fuesen nulos, es decir, un vector de precios p* seria de equilibrio competitivo del intercambio si el vector de excesos de demanda cumpliera: 2(p*) = 0 (6.4) Puesto que las funciones (6.1) son homogeneas de grado cero en los precios, también lo son las (6.2) y (6.3) lo que significa que podrian expresarse no en funcion de n precios nominales sino de n — 1 precios relativos. Esto significa que el sistema (6.4) tiene n ecuaciones y n — 1 incdgnitas econémicamente relevantes. Pero es facil demostrar que una de las ecuaciones de (6.4) es linealmente dependiente de las n — 1 restantes, ya que: p2(p) = ld x"(p) — > que es lo que se conoce con el nombre de ley de Walras. (6.5) > (px*(p) — px 212_ Analisis microecondmico El hecho de que el sistema (6.4) conste de n — 1 ecuaciones linealmente indepen- dientes enn — 1 precios relativos puede hacer pensar que existe equilibrio. Esto no es asi por dos razones. En primer lugar, porque la coincidencia del ntimero de ecuacio- nes ¢ incégnitas no garantiza que el sistema tenga solucién. En segundo lugar, porque aunque la tuviera, nada permite garantizar a priori que p* no tenga componentes negativos lo que haria que la aparente soluciGn careciese de significado econdmico. Es preciso por tanto utilizar métodos mateméticos mas avanzados para demostrar la existencia del equilibrio competitivo del intercambio. El grado de libertad del sistema (6.4) puede eliminarse de distintas formas. Bien fijando a priori un valor arbitrario a un precio, bien afiadiendo una restricci6n lineal arbitraria en p. Puesto que la prueba rigurosa de existencia del equilibrio exige la aplicacién de teoremas del punto fijo que utilizan aplicaciones de un conjunto cerrado, acotado y convexo en si mismo, el procedimiento de eliminacién del grado de libertad de (6.4) consiste en normalizar el vector de precios, en el sentido de definirlo dentro del simplex unitario: ~{ive re: St} (6) 7 El simplex S" es evidentemente un conjunto que cumple las caracteristicas precisas para aplicar teoremas del punto fijo, y para ello, ha de ser cerrado, lo que plantea un problema: la posibilidad de precios nulos. Si no se admitiesen precios nulos el conjunto S” seria abierto, por lo que la posibilidad de precios nulos es imprescindi- ble. Para dotar de significado econdmico a los precios nulos, basta con definir el equilibrio competitivo del intercambio de una forma algo mas amplia que en (6.4) admitiendo que los excesos de demanda puedan ser —algunos de ellos— negativos para el vector de precios p*. La condicién de equilibrio z(p*) = 0 garantiza que la asignacién resultante es factible ya que las cantidades demandadas en ningdn caso superan a las inicialmente disponibles para el intercambio. Veamos qué significa que el exceso de demanda de un bien concreto sea negativo para el vector de precios de equilibrio. Si p* es de equilibrio es claro que: xp") = 0 y como p* € Ses claro que: P*z(p*) = 0 ‘Supongamos ahora que 2(p*) < 0. Sip? > Ono se cumpliria la ley de Walras (6.5) de donde se deduce que p} = 0. Es decir, si en equilibrio el exceso de demanda de un bien es negativo su precio ser4 necesariamente nulo. Lo anterior significa que en equilibrio pueden existir bienes gratuitos, y esto pre- senta un problema relativo a la continuidad de las funciones de exceso de demanda. Es claro que del capitulo 2 se deduce que las funciones de demanda individuales son Teoria del equilibrio general competitive 213 continuas para precios estrictamente positivos (Teorema 2.5), pero nada garantiza que lo sean para precios nulos. La posible discontinuidad es facilmente explicable mediante un ejemplo muy simple. Si un consumidor tiene dotaciones iniciales de uno solo de los dos bienes que se intercambian (v.g.: X,), sus disponibilidades para el gasto sern 2X4. Mientras que p2 sea positivo, su demanda neta de X, sera negativa, es decir, la cantidad demandada 6ptima inferior a ¥4. Si p2 se anula, se anulard su demanda de X;, pero la de Xz podra hacerse tan grande como se quiera. Esto indica que para precios tan préximos a cero como se desee de X; la demanda del mismo sera menor a la dotacién inicial, y para un precio nulo de X; sufrira una discontinuidad. El problema tiene técnicamente solucién (ver proximo epigrafe) aunque aqui sdlo se deje constancia de su existencia. Por las razones antedichas no vamos a hacer una demostracién totalmente rigurosa de la existencia de equilibrio del intercambio, pero si vamos a analizar un caso particular en el que, para dos bienes, puede verse con claridad el papel que juegan en la prueba de existencia de equilibrio cada una de las propiedades de las funciones de demanda y exceso de demanda. Consideremos dos vectores de precios p' = (1, 0) y p? = (0, 1) situados en los dos extremos del simplex (0, 1] y definamos p(a) como una combinacién lineal de amb s: p(a) = ap'+(1—a)p? Wa € [0,1] (6.7) Por (6.5) sabemos que se cumple: Pi(a)zi(p(@)) + p2(a)z2(p(a)) = 0 por lo que o p(a) es de equilibrio, en cuyo caso nada hay que demostrar, 0 los signos de z\(p(a)) y z2(p(a)) seran opuestos. Pero por Walras también sabemos que: 1 z\(p') + 0 z,(p') = 0 (6.8) y salvo que p' sea de equilibrio (6.8) implica que: 2(p') = 0 zp!) > 0 a y de igual forma se obtendra: 2(p") > 0 zx(p?) = 0 (6.10) Supongamos ahora que para una a? dado se cumple: zi(p(a°)) > 0 (6.11) 214 Andlisis microeconémico_ A medida que a° tienda a la unidad, el exceso de demanda z, pasara de positivoa negativo por (6.9) y (6.11), anuléndose para algtin valor de a intermedio entre a° y la unidad si z;(p) es continua. Llamemos a* a dicho valor, para el cual: zi(p(a*)) = 0 (6.12) y de nuevo por Walras: pi(a*)zi(p(@")) + p2(a*)22(P(@")) que por (6.12) significa: P2(a*)z2(p(a*)) = 0 y como los precios son positivos z2(p(a*)) = 0, por lo que p(a*) es un vector de precios de equilibrio competitivo del intercambio. Una representacién grafica puede hacer més comprensible el mecanismo de demostracién. En el grafico 6.7 se representa las funciones de exceso de demanda de ambos bienes tal y como se derivan de (6.9) y (6.10), el signo opuesto de 2; y 22 y la continuidad. GrArico 6.7 El punto p(a°) del eje de abcisas implica exceso de demanda positivo para el bien X;, Puesto que la funcién z\(p) ha de ser negativa para algunos valores de p(a) que correspondan al intervalo a € (a°, 1) y es continua, se anularé para al menos un vector de precios concreto, como el p(a*) del grifico 6.7. Pero, como se ha demostrado, Teoria del equilibrio general competitive _ 215 cuando z,(p(a*)) = 0 ha de cumplirse z2(p(a*)) = 0, por lo que p(a*) es un vector de precios de equilibrio del intercambio. Obsérvese que el grifico 6.7 permite también ilustrar el comportamiento del hipotético subastador walrasiano. Si inicialmente voceara p(a’) se encontraria con un exceso de demanda positivo (negativo) del bien X{(X2), por lo que fijaria un nuevo vector de precios con un mayor p; y un menor p2; es decir, aumentaria a moviéndose hacia la izquierda de a” sobre el eje de abcisas. Notese también que nada garantiza que el subastador legara a obtener p(a*) como resultado final de la subasta, y que nada puede decirse sobre esto hasta que se formalice explicitamente la regla de ajuste de precios que sigue el subastador. Lo tinico seguro es que existe un vector de precios p(a*) que vacia simulténeamente los mercados de ambos bienes, pero el cémo se consiga es otro problema. Como se podra observar, la demostraci6n de existencia depende crucialmente de varios supuestos. La continuidad es clave para garantizar que las funciones de exceso de demanda se anulan al pasar de un signo a otro: sin ello nada garantizaria un punto como el a* del grafico 6.7. La homogeneidad de las funciones de demanda, y por tanto, de exceso de demanda, es crucial para trabajar en el simplex de precios S”. La ley de Walras se ha utilizado reiteradamente en la demostracién. Por tltimo, la estricta convexidad de las preferencias —axioma 6' del capitulo 2— ha garantizado que la solucién del equilibrio del consumidor individual es tnica y que, por tanto, trabajamos con funciones y no con correspondencias de demanda. Esto ultimo no es imprescindible, pero simplifica la estructura de la prueba en el sentido de permitir utilizar teoremas mas débiles de punto fijo. La estructura matematica de la prueba es ahora facil de desvelar. Se puede modelar la actuaci6n del subastador considerando que vocea inicialmente un vector cualquiera de precios p° € Sy, al recibir las respuestas de los agentes, altera dicho vector voceando otro distinto p' € S? que aumenta (disminuye) el precio relativo del bien que presenta ‘exceso de demanda (oferta). El mecanismo es pues formalizable como una aplicacién $2 S? que transforma puntos de un conjunto cerrado, acotado y convexo —el simplex de precios— en puntos de si mismo. Si la aplicacién f es continua, el teorema de Brouwer garantiza que posee al menos un punto fijo tal que p* = f(p*) que, como puede observarse en el grafico 6.7 anula ambos excesos de demanda, siendo por tanto, de equilibrio. Puede ahora generalizarse la demostraci6n para el caso de 1 bienes, siguiendo tres etapas. Primero se formula una aplicacién punto a punto que represente estilizada- mente el comportamiento del subastador. En segundo lugar se prueba que dicha aplicacién es continua y del tipo S” — S", por lo que tiene al menos un punto fijo. Por iltimo, se demuestra que dich punto fijo implica un vector de precios que hace simulténeamente no positivos los excesos de demanda de todos los bienes. Teorema 6.1. (Gale-Nikaid6). Si las funciones de exceso de demanda son continuas en el simplex de precios, homogéneas de grado cero en los precios y se cumple la ley de Walras, existe al menos un equilibrio competitivo del intercambio. Supongamos que el subastador lanza inicialmente un vector de precios cualquiera p € S", que resulta rectificado segiin la regla conocida; es decir, acta convirtiendo p 216 _Andlisis microeconémico 216_ Analisis MICTO@COMEITN Cn en p + M(p), siendo M(p) el vector de variacién de los precios subastados anterior- mente. Para representar adecuadamente la actuacién del subastador, la funcin M(p) debe cumplir: z(p) = 0 M(p) = 0 Pj + Mp) = 0 2(p) > 0 M{p) > 0 G (6.13) es decir, aumentar el precio de 198 bienes que presentan exceso de demanda, no aumentarlo cuando hay exceso de oferta, mantenerlo si es nulo, y determinar siempre precios no negativos. Sip € S”, lo normal es que p + M(p) ¢ S", por lo que para lograr una aplicacién S" — S$" habré que normalizar el vector p + M(p) haciendo que sus componentes sumen la unidad, para lo que se formula la aplicacién: = _P+M@) T(p) p+ MOI (6.14) en la que i = (1... 1”). Es claro que, sumando todos los componentes de (6.14) resulta la unidad, y como por (6.13) los componentes del numerador de (6.14) son no negativos, para asegurar que T(p) € S” bastard demostrar que el denominador de (6.14) es no nulo. Por (6.13) es claro que i(p + M(p)) no puede ser negativo. Supongamos que es nulo, y por la ley de Walras: (p + M(p))z(p) = p2(p) + M(p)2(p) = M(p)2(P) lo que exige: Vj: M(p)z(p) = 0 (6.15) y como pe S", para algin bien al menos p, > 0. Como p, + M,(p) = 0, sera necesario que M,(p) <0 y por (6.15) esto exige 2,(p) = 0, que por (6.13) implica M,(p) = 0, lo que es contradictorio. En consecuencia i(p + M(p)) > 0, por lo que T(p): S" > S”. La aplicacién (6.14) es del tipo S*— S" y sera continua si lo es M(p), por lo que tendré al menos un punto fijo: p* = T(p*) (6.16) lo que significa que al menos para un vector de precios p*, T(p) lo mantiene invariante. Es facil demostrar que el vector de precios del punto fijo es de equilibrio competitivo. Por (6.14) y (6.16): p* + M(p*) Pe TP) = Tp MD] Tora del quiero general competitive _ 247 de donde teniendo en cuenta que ip* = iM(p*)p* = M(p*) (6.17) y postmultiplicando ambos miembros de (6.17) por 2(p*): iM(p*)p*z(p*) = (por Walras) = 0 = M(p*)z(p (6.18) Pero (6.18) implica M,(p*)z(p") = 0 para todos los bienes, y si z,(p*) > 0 entonces M,(p*) = 0, lo que contradice (6.13) que exige M,(p*) > 0. Por lo tanto: Vj: z(p*) = 0 que es la definicién de equilibrio. Puede comprobarse con facilidad que existen numerosas funciones continuas que cumplen (6.13). Por ejemplo, Mj(p) = max. (—p,, k,z(p)) (k; > 0), e incluso la mas simple M,(p) = max. (0; z,(p)) para la que la demostraci6n realizada se simplifica notablemente sobre todo en lo referente a la prueba de que el punto fijo corresponde a un equilibrio competitivo del intercambio. En la prueba realizada de existencia se ha puesto cierto énfasis en el hecho de que la regla de ajuste de precios (6.13) representa el comportamiento del hipotético subastador walrasiano, y ello es itil como artificio explicativo, pero puede conducir a la idea errénea de que si el subastador se comportara como (6.13) lograria alcanzar, tras un proceso de prueba y error, el equilibrio p*. Esto no es asi y el problema de si el equilibrio es 0 no alcanzable mediante un proceso de ajuste es de naturaleza distinta al de su existencia. Esto puede comprobarse con un sencillo ejemplo de aplicacién de S" en si mismo que prueba la existencia de equilibrio pero en absoluto Tepresenta el posible comportamiento de un subastador que deseara alcanzar el equilibrio. Supongamos que, dado un vector de precios cualquiera p € S”, se calculan los excesos de demanda de todos los bienes. Sea M el conjunto de bienes para los que el valor de su exceso de demanda es maximo y N el conjunto de los restantes bienes —para los que el exceso de demanda a los precios p no es maximo—. La aplicacién consiste en convertir el vector p en un vector B: Pi _f=0 si jen >0 si jem Jrere La aplicacién tiene al menos un punto fijo y este constituye un equilibrio competitivo, pero un subastador que se comportara de acuerdo con la regla propuesta nunca vocearia el vector de precios de equilibrio ya que si, por ejemplo, anunciara p* y se encontrara 2(p*) = 0, no detendria la subasta, sino que vocearia un vector de precios nuevo (I/n; I/n; ... Un) que, salvo pura casualidad haria 2(p) # 0. © Si, por ejemplo, B 0; 0) (0,25 0,1; 0,4; 0,25 0,1) y 2(B) = 1, =2, 1, 0, ~4) el vector B serfa (0,5; 0; 0,5; 218 _Andlisis microeconémico Como ya habfamos analizado de forma grafica en el epigrafe precedente, el equilibrio competitivo del intercambio tiene la propiedad de optimalidad paretiana. Si bien se hard mas adelante —ver epigrafe 6— una demostracién més compacta de esta propiedad, resulta ilustrativo aqui obtener las condiciones analiticas que carac- terizan el equilibrio competitivo y el 6ptimo paretiano y ver cuando coinciden. Puesto que el equilibrio es una situacién en que cada agente resuelve por su cuenta la maximizacién condicionada de su utilidad, es decir: Max. U(x!) | Wh s.a: px” = px” sabemos que en equilibrio habré de cumplirse: UnGe) _ Pr _ UrQ*) _ UFO) pj UFO*) (k= 1. Hy jade) RMSI(h) = RMSI(k) (6.19) que indica la igualdad entre las RMS para dos bienes cualesquiera para todos los agentes y, a su vez, al cociente invertido de sus precios. Las condiciones de 6ptimo paretiano, dado que esta es una asignaci6n caracteriza- da por el hecho de que ningin agente puede mejorar su situacién més que a costa de que al menos uno de los restantes consumidores la empeore, puede formularse como la maximizacién de la utilidad de un consumidor cualquiera —por ejemplo el h— sometida a la restriccién de que los restantes agentes alcancen niveles de utilidad prefijados (a, k #h) y a la existencia de dotaciones dadas de bienes para el intercambio. Es decir, la formulacién del problema de optimizacién que conduce a una asignacién 6ptimo paretiana es: Max. U"(x") sa: UX(x*) Dv=LDy wp (Wk # h) cuyo lagrangiano seré: L = UMx) — SAUNA) = im -Ya(Sv-De) am siendo A, los multiplicadores de los niveles de utilidad de los consumidores, es decir, en equilibrio, las utilidades marginales de la renta gastada por cada consumidor y 5, los multiplicadores de las restricciones de recursos,- es decir, en equilibrio, las Teoria de! equilibrio general competitive _219 valoraciones en términos de U*(x*) de una variacién marginal en las dotaciones iniciales de cada bien. Las condiciones de primer orden de maximo de (6.20) son: ob ox} oe. art (6.21) oO (wi) Dw=LDy wp ied — 3 wi) Ui) _ Bila = 8 (Vj, 1 Vk # hy de donde: UR(x") _ UR) _ 8, ir que son las mismas condiciones (6.19) indicdndose ademés que los multiplicadores de las restricciones de dotaciones iniciales han de ser los precios si dicho éptimo paretiano es, ademis, equilibrio del intercambio. 3. El equilibrio competitivo en una economfa de intercambio y produccién: andlisis grifico Supongamos una economia formada por dos consumidores, dos bienes, dos factores productivos (Y; e Y2) en que cada bien es producido en régimen de produccién simple por una empresa. Cada consumidor tiene unas preferencias U"(x") (h = 1,2) y cada productor una tecnologia x; = fi(yi, ys) (i = 1, 2) que presenta rendimientos decrecientes. Existen ademas dotaciones iniciales de los factores ¥; € F2 poseidas por los consumidores en cantidades (5, 74) (A = 1, 2). Dadas las dotaciones iniciales totales (j,, ¥2) se pueden representar las posibles combinaciones eficientes desde el punto de vista productivo tal y como se hace en el grafico 6.8. La dimensién horizontal de la caja de Edgeworth representada es j y la vertical ¥2. Las curvas x1, x}... convexas respecto a 0! son las isocuantas correspon- dientes a la funcién de produccién x, = f,(y1, y}), y las curvas x4, x3... convexas 220 _Andlisis microeconémico respecto a 0? las isocuantas de la funcién x, = f,(y1, y3). Los puntos de tangencia entre ambas familias de curvas isocuantas representan asignaciones eficientes en el sentido paretiano ya que indican las maximas producciones de un bien obtenibles una vez fijada la cantidad a producir del otro. Los puntos de la curva de contrato 010? del grafico 6.8 pueden representarse en la conocida forma de curva de transformacién, obtenida sin més que trasponer la curva 0'0? del espacio de los factores Y; — Y2 al de los productos X; — X3, tal y como se hace en el grafico 6.9. Si, por ejemplo, se fija la cantidad del primer bien de consumo en x4, el maximo obtenible —dada la dotacién de factores— de X; es x3 (punto H del grafico 6.8), y el punto (x4, x3) sera el H’ de la curva de transformacién TT” del grafico 6.9. De igual forma el punto F del grafico 6.8 se corresponde con el F" del 6.9. GrArico 6.8 La curva TT’ del grafico 6.9 representa, por tanto, las combinaciones eficientes de bienes de consumo obtenibles con la tecnologia existente y las dotaciones de factores disponibles, ya que slo podré aumentarse la cantidad producida de un bien de consumo si estamos situados en TT’ reduciendo la del otro. ‘Supongamos que los productores han elegido el punto F del grafico 6.8 por lo que la economia se sitéia en el punto F’ de su curva de transformacién (grafico 6.9). Teoria de! equilibrio general competitivo 221 Existen, por tanto, las cantidades x} y x3 de bienes de consumo disponibles para el intercambio, y la caja de Edgeworth del intercambio entre consumidores OxiF'x3 representada en el grafico 6.9 proporciona las combinaciones eficientes en el sentido paretiano del intercambio por la curva de contrato OF", lugar geométrico de, las tangentes entre curvas de indiferencia del primer (Uj, U3...) y segundo (Uj, U3...) consumidores. {Cémo podria representarse un equilibrio conjunto del sistema? Es claro que la inclinacién de TT’ en el punto F’ mide la relacién marginal de transformacién entre X, y X2 que, en condiciones de maximizacién del beneficio, debe igualar a la relacién entre los precios de ambos bienes. A su vez, la inclinacién de la tangente comtin a las curvas de indiferencia en un punto como el P del grafico 6.9 es la relacién marginal de sustitucién entre X; y Xp para ambos consumidores que, en condiciones de maximizacién de la utilidad, debe igualar a la relacién entre los precios de ambos bienes, Por tanto, para que un estado de la economia sea de equilibrio competitivo la GrArICO 6.9 Andlisis microeconémico 222 _Andlisis microeconomic inclinacién de la curva de transformacién en el punto que sefiala la producci6n llevada a cabo realmente por los productores, debe ser igual a la inclinacion de las curvas de indiferencia tangentes entre si en el equilibrio del intercambio (por ejemplo, puntos P’y P del grafico 6.9). Pero con esto no basta para que la asignacién de consumo representada por el punto P y la de produccién representada por el F’ sean de equilibrio. Para ello sera ademas preciso que las rentas disponibles para el gasto por cada consumidor permitan que la tangente comin en P sea la ecuacién de balance para ambos, y ello exige volver al grafico 6.8. En el mismo, la inclinacién de la tangente comin en el punto F a dos isocuantas es, en condiciones de maximizacién del beneficio, el cociente entre los precios de los dos factores productivos, y este precio relativo de los factores es el que, dada la dotacién inicial de los mismos y su reparto entre ambos consumidores, ha de permitir que sus rectas de balance sean, precisamente, la JJ’ del grafico 6.9. La representaci6n analitica de estas relaciones es sencilla. Las condiciones de equilibrio simultaneo de maximizaci6n de utilidad y beneficios exigen que se verifi- quen, para el estado de equilibrio que denotamos mediante un asterisco: aUun(x") / 2U%(x") _ pt - ont [52 Ps (h= 1,2) (6.22.1) pixt* + pixt" = qiyt +.q3y3 (k= 1,2) (6.22.2) y) _ a 7 3y) = OF @ j= 1,2) (6.22.3) xt = fit, yb) @=1,2) (6.22.4) donde (6.22.1) y (6.22.2) son las condiciones de equilibrio de los consumidores, y las (6.22.3) y (6.22.4) las de maximizacin de los beneficios. En términos gréficos, para unos precios de los factores y productores dados, las ecuaciones (6.22.1) y (6.22.2) determinarian un punto como el P del grafico 6.9. Para unos precios dados, las condiciones (6.22.3) determinarian un punto del tipo F del grafico 6.8; y relacionando las (6.22.3) por cociente variando s6lo el subindice i relativo al bien final, determina- rian un punto como el F’ del grafico 6.9. Las relaciones de cardcter contable que cierran el sistema de ecuaciones de equilibrio: y+ x}t + x? ii G=1,2) (6.22.5) xt (= 1,2) (6.22.6) hacen coincidir el nimero de ecuaciones e incégnitas (14), y por tanto, hacen que los precios de las ecuaciones (6.22.1)-(6.22.4) sean tales que hagan compatibles simulta- neamente todas las condiciones. Desde el punto de vista grafico (6.22.5) son las Teoria del equilibrio general competitive dimensiones de la caja de Edgeworth del gréfico 6.8 y las (6.22.6) las de la caja del grafico 6.9. EI sistema (6.22.1)-(6.22.6) puede condensarse y representarse analiticamente de una forma distinta y bien conocida. En efecto, las ecuaciones (6.22.1) y (6.22.2) permiten obtener funciones de demanda total de los bienes para cada consumidor: x" = x*(p, q) (h=1,2) siendo p el vector de precios de los bienes finales y q el de los factores, mientras que las ecuaciones (6.22.3) y (6.22.4) permiten formular explicitamente las funciones de demanda de factores y oferta de productos de los agentes de produccién: y= y¥(P,9) GF = 1,2) x= xdP,a) (= 1,2) que permiten formular, conocidas las dotaciones iniciales de recursos: 2A, 4) = x1(P, 4) + x7(P, 4) — xP, 4) (= 1, 2) 2(P, 4) = yj(P, 4) + 97(B, 4) — 5; G=1,2) que son las funciones de exceso de demanda de los cuatro bienes —dos finales y dos factores— cuya anulaci6n simulténea para un vector dado de precios (p*, q*) define un equilibrio competitivo para la economia simplificada de intercambio y produccién de dos bienes, dos factores, dos consumidores y dos productores. 4. Existencia del equilibrio general competitivo La formulacién de las ecuaciones del equilibrio competitivo en una economia con produccién que posee las caracteristicas institucionales definidas en este capitulo es facil. Consideremos una economia formada por: —n bienes (X; ... X,), algunos de las cuales son de consumo final, otros interme- dios y otros factores productivos, pudiendo compartirse las dos primeras catego- rias. —H consumidores, cada uno con preferencias representadas por una funcién U*(x") que cumple los axiomas del capitulo 2. Cada consumidor tiene una dotacién inicial x" que por comodidad de notacién, y para que x" > 0, se supone vende al principio de cada periodo para obtener renta con la que demandar los bienes que desee. Si el componente positivo de ¥" corresponde a un factor (v.g trabajo), la convencién coincide con la realidad. El hecho de que el trabajo sea un argumento de la funcién de utilidad no plantea problemas ya que puede tedefinirse como un bien deseable (ver capitulo 4, epigrafe 5). —F empresas, cuyas tecnologias vienen representadas por conjuntos de posibilida- des de produccién del tipo ¥’ que cumplen los axiomas del capitulo 3, suponien- do rendimientos decrecientes. 224 Analisis microeconémico, Una asignacién de equilibrio competitivo se caracteriza por la pos todos los agentes simulténeamente maximicen sus funciones objetivo. Por parte de los productores, la resolucién de: Méx. py Wye (f=1..F) permite formular explicitamente funciones de demanda individual de inputs y oferta individual de outputs del tipo (3.5.1) y (3.5.2) que con la notacin actual serdn: y=yo ¢ que permiten, a su vez, obtener funciones agregadas para todos los productores del tipo: a) . y= > y() = y@) (6.23) a Por su parte, el equilibrio del consumidor individual es: Max. U"(x") sa: px" = pk” + >” byypy (> buy = ') 7 donde bjs la participacién (tanto por uno) del consumidor h-ésimo en los beneficios de la empresa f-ésima. De la solucin de este problema se obticnen funciones de demanda individual del tipo (2.8): x(p) (n= 1... A) de las que se derivan funciones agregadas de demanda: H x= > x'(p) = x(p) (6.24) ai Considerando conjuntamente (6.23) y (6.24) y teniendo en cuenta las convencio- nes de signo, las funciones de exceso de demanda agregadas de mercado seran: z= ¥@)- 2 ¥(@) ~ "= x(p) = v0) ~ ¥ = 210) (6.25) Teoria de! equilibrio general competitive _ 225 —— $$ err celequilbrio general competitive 225 y, como ya sabemos, un equilibrio competitivo vendra definido por un vector de precios p* para el cual: 2(P*) <0 nm) (6.26) y donde si z(p*) < 0 esto implica p? = 0, tal y como vimos en el epfgrafe 2. La dependencia lineal de una de las ecuaciones (6.26) respecto a las n — 1 restantes, se demuestra con facilidad ya que por (6.25), (6.24) y (6.23): | = > (px" ~ px") — p (= » bya!) Ds vey 0 al cumplirse las restricciones presupuestarias para todos los consumidores. Este resultado es, de nuevo, la ley de Walras para una economfa de intercambio y Produccién. A su vez, el grado de libertad del sistema (6.26) permite introducir una restricci6n adicional arbitraria en precios que ser4, como en el epigrafe 2, la definicion de estos dentro del simplex n-dimensional: pes=|y > nar:p>o} 7 Como es sabido, la demostracién de que existe al menos un vector de precios perteneciente al simplex y que cumple (6.26), exige el uso de técnicas topoldgicas que Plantean dos tipos de problemas no discutidos en detalle para el caso de la economia de intercambio. El primero es la posibilidad de que las funciones y/ = y/(p) de cada productor sean correspondencias de oferta-demanda. El segundo es la continuidad de las funciones de demanda para precios nulos, es decir, en la frontera del simplex de precios. La posibilidad de que y(p) sean correspondencias puede también afectar a las funciones de demanda de los consumidores x'(p). Este problema se evadié postulando la estricta convexidad de las preferencias individuales, y algo formalmente idéntico puede hacerse para el caso de los productores, exigiendo rendimientos decrecientes de escala, es decir, la estricta convexidad de Y/. Esto es facil de demostrar. Llamemos correspondencia de oferta al conjunto: ¥@) = (yV¥ € Y: py! > py} de vectores y/ que maximicen el beneficio a los precios p, y veamos como si ¥/ cumple los axiomas 1-5 y 6’ del capitulo 2, y'(p) tendrd un solo elemento para cada p € 5” Y, Por tanto, se trataré de una funcidn de oferta. 226 _Andlisis microeconémico 228 _Andlisis microeconémico Supongamos que y/, ¥ € y/(p) siendo ¥/ # ¥/, y definamos: ya) =af+(1-a)¥ Wae (0,1) por la estricta convexidad de Y/: y(a) € im. ¥f por lo que existird un vector 7 perteneciente a Y’ todas cuyas componentes sean mayores que las del vector y/(a): ¥>yla) , Hey Como p € S” es claro que: vp € S", py’ > py(a) (6.27) pero y/(a) es un vector de maximo beneficio por construccién, por lo que (6.27) implica una contradiccién con el supuesto ¥/, ¥/ € y/(p), y s6lo puede haber un elemento en y/(p) para cada p € S*. ‘Admitiendo, por tanto, los axiomas de convexidad estricta las correspondencias de oferta son funciones, y el problema sefialado desaparece. No obstante, la existencia de correspondencias en vez de funciones no plantearfa més problema que el de aplicacién de un teorema de punto fijo mas poderoso que el de Brouwer utilizado en la demostracién del teorema 6.1. El teorema de Kakutani no presenta dificultades especiales, pero para su aplicacién es preciso garantizar ciertas propiedades de continuidad de las correspondencias, cuya demostraci6n es muy compleja y requiere un instrumental topol6gico avanzado. El problema de la continuidad de las funciones de exceso de demanda es de solucién mas compleja. En el epigrafe 2 ya se discutié un ejemplo elemental para el que resultaba claro que las funciones de demanda no eran continuas para el vector de precios (p;, p2) = (1, 0), perteneciente a la frontera del simplex S?. Incluso, el axioma de monotonia, imprescindible entre otras cosas para el cumplimiento de la ley de Walras, puede resultar contradictorio con la continuidad estricta de las funciones de demanda para vectores de precios con algin componente nulo. La forma més simple de resolver el problema consiste en hacer un supuesto adicional ad-hoc, pero la solucién resulta poco satisfactoria si dicho supuesto no resulta consistente con el comportamiento maximizador de la utilidad de los agentes de consumo. La introduccién de produccién en el modelo no presenta problemas adicionales ya que al ser las funciones y/(p) continuas para cualquier vector de precios del simplex, incluidos los que tengan algtin componente nulo, el tema de la continuidad de las funciones 2(p) globales (6.25) depende exclusivamente de la continuidad de las x"(p).. Puesto que aqui no vamos a resolver con generalidad el problema de la continui- dad, lo que haremos seré discutir un nuevo supuesto de continuidad de las funciones de exceso de demanda, ms débil que el utilizado en el teorema 6.1, y ampliar la Teoria de! equilibrio general competitivo_ 227 demostracién para este nuevo supuesto, viendo como el mismo no es contradictorio con la maximizaci6n de la utilidad de los agentes de consumo. El nuevo supuesto de continuidad se formula de la siguiente manera: Supuesto C: 2(p) es acotada inferiormente y continua para todos los vectores de precios p € S" para los que se encuentra definida. Si para p” € S”, z(p°) no esté definida se supone que lim, > zp) oo Los vectores de precios para los que 2(p) no esté definida pertenecen a la frontera de s Teorema 6.2. Si las funciones z(p) son homogéneas de grado cero en p, cumplen la ley de Walras y el supuesto C, la economia tiene al menos un equilibrio competitivo. La demostraci6n es similar a la del teorema 6.1, pero habré que probar que la aplicacién del tipo T(p) (6.14), adecuadamente redefinida, es continua también para los vectores de precios para los que 2(p) no est definida. Llamaremos A c $ al conjunto dg vectores de precios para los que 2(p) esta definida y B < S” al conjunto para el que no lo esté. Definimos en primer lugar una funcién M(p) continua idéntica a (6.13) para el conjunto de vectores de precios A: 2(p) > 04 Mjp) >0 2(p) = 0+ M{p) = 0 (Vp € A, Wi) (6.28) pj) + M(p) = 0 y, de igual forma que en el teorema 6.1: Mjp)z(p) = 0 Vp € A; Vj (6.29.1) ip +M(p)|>0 vpeA (6.29.2) Definamos una funcin auxiliar V(iz(p)) = R(p) continua y tal que: =0 inp) <0 Vp eS" Rp) € (0, 1], R(p) } _ in(p) > > 0 (6.30) y otra funcién N(p) =i vpeB ot a | [1 — R®)IM(p) + iR(—) Vpe A (3) 228 _Andlisis microeconémico, La aplicacién cuyo punto fijo es candidato a equilibrio competitivo tiene la estructura de la (6.14) pero referida a la funcién N(p), es decir: p + N(p) ip + NO) ae T@) Para que (6.32) sea continua sera preciso demostrar que N(p) lo es y, ademas, que el denominador de T(p) es no nulo. 1.° Continuidad de N(p). a) Wp A, R(p) y M(p) son continuas y, por (6.31), lo es N(p)- b) Vp € Bel problema es la indefinicién de 2(p). Si p® € B por el supuesto C existira un entorno e(p°) en el cual iz(p) = K para todos los p € e(p°) Jo que por (6.30) implica que Vp € e(p°), R(p) = 1 y por (6.31) N(p) = i. Como, ademas, N(p°) = i, es claro que, para cualquier p’ € B, N(p) es constante, por lo que es continua. 2° Cardcter positivo de i[p + N(p)]. a) Wp eB por (6.31) ifp + N(p)] > 0. b) Vp € A podemos considerar dos tipos de valores de Mp): positivos y no superiores a la unidad. Si M,(p) > 0 como por (6.30) R(p) € [0, 1] por (6.31) Nfp) > 0 por lo que p; + Nj(p) > 0. Si Mj(p) = 1 por (6.31) Ni(p) = Mj(p) por lo que p; + Np) = pj + MiP) que es no negativo por (6.28). Por tanto, Vp € A se cumple: p; + Nj(p) > 0, Vj. Si para algin j, Mj(p) > 0 esto implica p + N(p) > 0 y, por tanto, i[p + N(p)] > 0. Si Vj Mj(p) = 0 esto implica p + N(p) = p + M(P) y, por tanto, i[p + N(p)] = ilp + M(p)] > 0 por (6.29.1). Por tanto, i[p + N(p)] > 0. En resumen (6.32) es una aplicacién punto a punto de S" en 5" y conti que el teorema de Brouwer garantiza la existencia de al menos un punto 2, por lo «= Tps) = PT tN") Pe TO) = ENO de donde: iN(p*)p* = N(p*) (6.33) Si p* € B por (6.31) resulta N(p*) = ilo que, por (6.33) implicarfa p* >> 0, que es contradictorio con el supuesto C que exige que algiin precio sea nulo para que p € B. Por tanto, p* € A. A partir de aqui la demostracién es, similar a la del teorema 6.1. La definicién de continuidad propuesta por el supuesto C para las funciones z,(p) es poco habitual. En efecto, parecerfa més razonable definir la continuidad en el sentido tradicional, es decir: la funcién z(p) toma valores finitos y si para una Teoria de! equilibrio general competitive 229 secuencia de precios {p’} cuyo limite es p°, z;(p°) = ~, entonces z(p) debe tener el mismo limite para cualquier otra secuencia de precios que converja a p®. El problema consiste en que esta definicién de continuidad para funciones que pueden tomar un valor infinito, que es la usual matematicamente, no puede derivarse de un proceso de maximizaci6n de la utilidad® y, por tanto, no es utilizable en este contexto. Por otra parte, la acotacién inferior de zp) postulada por el supuesto C no tiene cardcter restrictivo si se admite que son finitas tanto las cantidades producibles de cualquier bien, como las cantidades oftecibles de factores productivos por los consumidores y las dotaciones iniciales. Sin embargo, el tipo de continuidad formulado en el supuesto C para las funciones 2(p) es derivable del comportamiento racional de los agentes de consumo si se supone, por ejemplo, que todos los bienes son sustitutos brutos (SB) entre si, es decir, si: 2) 39 yp>0 Gj #r= pr a En efecto, supongamos que, contrariamente a lo postulado por el supuesto C, las funciones 2(p) estan definidas para un vector de precios con al menos un componente nulo tal como, por ejemplo: PG) = (Pr ++ Pj-1s 5 Ppt ++ Pn) Definamos ahora el vector kp(j): kp) = (kp «+. kiya 0, Kpjor --- KPa) WE > 1 siendo claro que para k suficientemente préxima a la unidad el vector kp(j) presenta igual precio del bien X; que el vector p(/) y precios de los restantes bienes superiores en una proporcién tan pequeiia como se desee. Esto implica, si todos los bienes son SB que: 2[PO)] < 2fkPO)) resultado contradictorio con la homogeneidad de grado cero en p de las funciones de exceso de demanda. Por tanto 2(p) no puede estar definida para vectores de precios con algiin o algunos componentes nulos ni, por tanto, en particular, para p € S" pertenecientes a la frontera de S". Esto, unido a la no saturabilidad, justifica el supuesto > z(p) © Un contraejemplo que demuestra esto, proporcionado por Arrow y Hahn, es: UNG) = Ot)? + CADP + OIE 230 _Andlisis microeconémico, 230__Andlisis microeconomic para los vectores de precios para los que 2(p) no esté definida. La exigencia de que sean SB todos los bienes es lo que permite justificar la indefinicién de 2(p) no solo para p con algén componente nulo, sino para p con todos menos uno de sus componentes nulos. El tema de la continuidad de las funciones de demanda para vectores de precios con componentes nulos est, por otra parte, relacionado con un problema fundamen- tal en cualquier modelo de equilibrio general: la garantia de que cada consumidor disponga de una renta que le permita sobrevivir. Puesto que el vector de precios de equilibrio p* admite la existencia de bienes gratuitos, es claro que si un consumidor tiene una dotaci6n inicial consistente s6lo en cantidades de un bien gratuito, su renta seré nula con lo que no se podré hablar de equilibrio en una economfa como la definida al comienzo de este epigrafe. Los supuestos més restrictivos, en términos _ generales, son pues aquellos que van destinados a garantizar que todo agente de con- sumo puede sobrevivir, y ello se consigue de varias formas, entre las que cabe sefialar las siguientes: a) Postular que el vector de dotaciones iniciales tiene para cada consumidor componentes mayores que los de un vector predeterminado que permite la supervivencia, Este es el supuesto utilizado inicialmente por Debreu y, también, por Arrow y Hahn; lo que no es sino una forma de garantizar que la renta de cada agente es mayor que la asociada a dicho vector de supervivencia para cualesquiera precios. b) Suponer que la economia es irreductible en el sentido de que los consumidores no pueden dividirse en dos grupos que no deseen intercambiar entre sf, que es el supuesto utilizado por McKenzie. ©) Suponer que cada consumidor puede ofrecer cantidades positivas de todos los bienes, por lo que para cualquier p* la renta no puede ser nula, que es la hipotesis utilizada por Gale. Vamos, por iltimo, a hacer algunos comentarios sobre las distintas estrategias técnicas de demostracién rigurosa de existencia del equilibrio en una economia de intercambio y produccién. En general un equilibrio competitivo puede definirse, ademés de por la condicion de no positividad de los excesos de demanda de todos los bienes (6.26), como un vector de precios p* y unos vectores de consumo x"” y produccién y" tales que: a) pt>o. b) dew - Te yese o) Wye YF pty” > pty (f=... 7) (6.34) d)_ x* maximiza U*(x") sometida a la restricci6n: pix” < pee" +S biypty” (A= 1... H) T Teoria del equilibrio general competitive _231 donde (a) es obvia, (b) implica la factibilidad conjunta de (x*"), (y") y (%"), (c) la maximizacién del beneficio para todos los productores y (d) la maximizaci6n de la utilidad para todos los consumidores teniendo en cuenta que su renta se compone de parte de los beneficios de las empresas y parte de la venta de sus factores. La estrategia seguida por G. Debreu parte de modelar una econom{a competitiva de intercambio y produccién con un ntimero finito de agentes como una lista de H componentes de tipo (X"; >,; X*) que son los conjuntos de posibles vectores de consumo, la estructura de las preferencias y las dotaciones iniciales de cada consumi- dor, una lista de F componentes del tipo (¥/), conjuntos de produccién de los productores, y por FH participaciones de los consumidores en los beneficios de las empresas (bjy), es decir, una economia E es: E = [(X", 2, %), (Y), (by) (6.35) siendo un estado de la economia una lista del tipo: Ip. ("), (Ys x" eX"; We Y! estado que es de equilibrio competitivo si cumple (6.34). Los supuestos formulados por Debreu respecto a los elementos de (6.35) permiten obtener directamente la prucba de existencia mediante la aplicacién del teorema del punto fijo de Kakutani para el caso general de que las funciones de oferta y demanda puedan ser correspondencias, por lo cual no necesita postular la estricta convexidad ni de ¥/ ni de =,, y también en condiciones bastante generales respecto a los conjuntos Y! ya que se pueden postular los axiomas directamente para el conjunto robo ge/rer de produccién de la economia en vez de para los Y/. Por ultimo, el tratamiento de Debreu deja explicito que el equilibrio de una economia como la (6.35) es realmente la solucién de un juego entre los agentes de la economia en los que el conjunto de estrategias posibles para cada uno de los participantes viene determinado por las estrategias adoptadas por los demas y, desde este punto de vista, la aplicacién de teoremas del punto fijo constituye una aplicacién particular de un teorema mas general debido a Nash sobre equilibrio de juegos en el que el conjunto de estrategias de cada participante es un subconjunto no vacio, compacto y convexo de un espacio euclideo, y la funcién de ganancias de cada participante es continua en el conjunto del producto cartesiano de los conjuntos de estrategias posibles de todos los participantes y lineal respecto a su propia estrategia. La estrategia seguida por Arrow y Hahn es distinta de la precedente, aunque también utilice el teorema de Kakutani, y modele la economia de una forma semejante a la de Debreu. La diferencia fundamental radica en que el énfasis de la prueba esté dirigida a resolver el problema de discontinuidad de las funciones de exceso de demanda en la frontera del simplex de precios. Para ello demuestran en 232 _Andlisis microeconémico, primer lugar, que si un vector de valores de las funciones de utilidad de cada consumidor (8) es eficiente en el sentido paretiano respecto a una dotacién dada de recursos, existe un vector de precios que cumple ciertas propiedades que permite sostener unas asignaciones de consumo y produccién factibles y que satisfacen U(X") = ic* para todos los consumidores, que cumplen la restriccién presupuestaria agregada, maximizan el beneficio de cada productor y minimizan el gasto de los consumidores preciso para alcanzar los niveles de utilidad (a). Este es el teorema central y presenta dos implicaciones destacables. En primer lugar, trabaja con funciones de demanda compensadas que no tienen los mismos problemas de continui- dad que las marshallianas y, en segundo lugar, demuestra para una economia de intercambio y produccién la existencia de un vector de precios que permite alcanzar una asignacién paretiana (i) relativa a unas dotaciones iniciales si éstas pueden redistribuirse como se desee entre los agentes. El segundo paso de la prueba de existencia es la definicin de un equilibrio compensado como un vector de precios p*, unas asignaciones de utilidad (u) unos vectores de consumo y produccion (x", y”) que cumplen (a), (b) y (c) de (6.34) y, ademas: 4") x" minimiza p*x* sujeto a U(x") > if” (h = 1... H) e) pay (hal. H) } (6.36) en que la renta y"" viene definida por la condici6n (e). A continuacién se demuestra la existencia de equilibrio compensado bajo los axiomas usuales, partiendo de una aplicacién de las asignaciones paretianas del tipo (i) en el simplex H-dimensional. Las relaciones entre (6.36) y (6.34) se derivan bésicamente de la teorfa relativa a las demandas compensadas del capitulo 2, y la existencia de un equilibrio competitive cuando existe uno compensado depende de un supuesto técnico algo complejo (la relaci6n indirecta entre todos los consumidores a través de los recursos), que juega el papel de garantizar rentas positivas para todos los consumidores. Citemos, por tiltimo, una tercera estrategia que es la seguida, por ejemplo, por Hildenbrand y Kirman y que tiene el interés de basarse en el concepto de nticleo por Jo que se deriva de la teoria de juegos e inserta el equilibrio competitivo walrasiano en el marco més amplio de las soluciones cooperativas a los problemas de asignacién, estrategia esta que ser analizada en el proximo capitulo. 5. Existencia de equilibrio en condiciones de incertidumbre Como resulta evidente, la discusi6n sobre existencia realizada hasta aqu{ no es valida si los agentes toman sus decisiones en condiciones de incertidumbre, caso en el que los aspectos formales del tratamiento se complican notoriamente. Por ello, en este epfgrafe se comenta el enfoque que modela la incertidumbre en equilibrio general en forma de mercados contingentes, se explica la estrategia de la prueba de existencia debida a Debreu y, por ultimo, se discuten las limitaciones de este enfoque y se apuntan algunos aspectos relevantes del andlisis basado en secuencias de mercados. Teoria del equilibrio general competitive _233 La idea central del planteamiento de Debreu consiste en suponer que la incerti- dumbre toma la forma de que la disponibilidad de algunos bienes en fechas futuras tiene sobre la utilidad individual un efecto que depende del estado de la naturaleza que rija en esas fechas, 0 de la ocurrencia 0 no de ciertos sucesos. Por poner un ejemplo trivial, no es lo mismo disponer mafiana de un paraguas si Iueve que si es un dfa soleado. Y la solucién inmediata al problema es ampliar la lista de bienes del modelo de EGC sin incertidumbre, suponiendo que un bien disponible en una fecha dada es un bien distinto segin el estado de la naturaleza que se dé en dicha fecha, y suponer que existen mercados contingentes (respecto a los estados de la naturaleza) para todos los bienes. Expresado en otros términos, un bien se define ahora como un trio (especificaci6n fisica+fecha de entrega+suceso al que se condiciona la entrega), y se supone que en el periodo inicial (¢ = 0) existen mercados para todos los trfos conce- bibles. Si toda incertidumbre puede expresarse en términos de distintos estados de la na- turaleza, si la lista de bienes se amplia de la forma indicada, y si existen mercados para la lista completa de nuevos bienes, en el periodo inicial los agentes pueden for- malizar contratos de entrega futura condicionada a cualquier estado de la naturaleza. Expresado en otros términos, un contrato especifica las caracteristicas fisicas del bien (paraguas), la fecha de entrega (periodo #) y un estado de la naturaleza al cual se condiciona la entrega (Iluvia). EI pago por parte del agente se hace en el perfodo inicial y es irrevocable, en el sentido de que no se produce devoluci6n en caso de que no tenga lugar el suceso que condiciona la entrega. Es decir, un agente que desee recibir un determinado bien fisico en el periodo ¢ con certeza, tendra que comprar tantos bienes como estados de la naturaleza relevantes a la entrega del bien existan en f, por lo que un precio futuro de un bien de entrega no condicionada (entrega cierta) no es sino la suma del precio condicionado para todos los estados de la naturaleza (mercancias inciertas). Esto lo que hace es eliminar a incertidumbre en lo que la misma afecta a la valoracién de los resultados por parte de los agentes y, por tanto, a los procesos de optimizaci6n indi- vidual. En efecto, las empresas no tienen que evaluar resultados inciertos, ya que optimizan eligiendo un plan de produccién aleatorio que maximiza unos beneficios que no son aleatorios. Por su parte, los consumidores, para cada conjunto de precios y planes de produccién de las empresas, conocen con certeza su restriccién presupues- taria, de forma que no se pueden generar incentivos a «volver a abrir» los mercados después del periodo inicial en que los agentes llevan a cabo su proceso de optimizacion respecto a todos los bienes (es decir, respecto a todos los bienes especificados fisica- mente, para todos los perfodos y para todos los estados de la naturaleza). {Cémo afecta esta modelacién de una economfa con incertidumbre a los conjuntos relevantes de eleccién de productores y consumidores y a la definicisn de EGC? (1) Por lo que respecta a los productores, supongamos que existen T + 1 periodos (¢=0, ..., T) y que el mimero de estados de la naturaleza 0 de eventos es finito, siendo el indice de eventos en T: er = (In, ..-. kr}. El conjunto ¥’ (¢;) es un conjunto de posibilidades de produccién asociado a la senda de estados de la naturaleza que va desde 1, hasta ey. Se trata, por tanto, de un conjunto de posibilidades de produccién cierto cuyos componentes son del tipo yer) € Ye). 234 _Andlisis microecondmico Denotando —como en el modelo sin incertidumbre— como Y¥/ al conjunto de posibilidades de produccién de la empresa f-ésima, no es dificil comprobar que las propiedades de Y’ se derivan de las de Y(er), que es un conjunto no sujeto a incer- tidumbre. Por ejemplo, es inmediato que si ¥/(e7) es convexo para cualquier e;, Y/ también lo seré. Por tanto, las propiedades de los conjuntos de posibilidades de pro- duccién bajo condiciones ciertas se transmiten a los correspondientes conjuntos bajo incertidumbre. La empresa elige el plan de produccién que maximiza py; y, para hacerlo, no precisa tener en cuenta probabilidad alguna de cada estado de la naturaleza. (2) "Por lo que respecta a los consumidores, la relaciGn binaria de preferencia débil «> analizada en el capitulo 2, se refiere en este contexto a la ordenacién de mercan- cfas, fechas de entrega, probabilidad de ocurrencia de sucesos 0 estados de la natura- leza, y refleja, como es sabido (ver capitulo 5), una actitud respecto al riesgo. De nuevo, todos los axiomas de la relacién > bajo condiciones ciertas se transfieren alla relacién bajo incertidumbre, y el Gnico que implica un supuesto adicional (respecto al capitulo 2) es el de convexidad. Como es sabido (ver capitulo 5, epigrafe 2), 1a convexidad de la relacién de preferencia entre vectores de consumo inciertos implica que el consumidor es averso al riesgo. En consecuencia, bastaré con suponer la aversiGn al riesgo de los consumidores para que todas las propiedades de la funcidn de utilidad requeridas para la demostra- cién de existencia de EGC sin incertidumbre se trasladen a un contexto incierto. 3) Por diltimo, en lo que respecta al equilibrio general de una economia como la descrita, es claro que sera formalmente idéntico al definido en el (6.33), con la tinica diferencia de que la condicién (b) serd ahora: > wen — Dive) — Xe) <0 7 7 y, como hemos visto, las propiedades de los conjuntos a los que pertenecen los vee- tores x(e7) e ye), son las requeridas para demostrar la existencia de EGC sin incerti- dumbre. Como puede observarse, el planteamiento de mercados contingentes 0 condiciona- dos a estados de la naturaleza 0 sucesos, hace que los resultados no dependan de la incertidumbre porque para cada par (mercancia fisica, fecha) existe un precio de en- trega no contingente, que es la suma de todos los precios de dicho par condicionados a cada estado de la naturaleza. Es decir, suponiendo que en el periodo t existen los k posibles estados de la naturaleza e, = {1,, .... k,), y siendo p,(J,)[l, € e,] el precio de un contrato que implica la entrega de una unidad del bien fisico X; en el perfodo ¢ con- dicionada a que el estado de la naturaleza sea /,, el precio unitario del bien fisico X, entregado sin incertidumbre en el perfodo f es, simplemente: P= > p(t): Este planteamiento presenta dos tipos de limitaciones. La primera es que exige el supuesto de que existen mercados de futuro para todos los bienes fisicos en todos los periodos y para cualquier estado de la naturaleza (0 sucesos relevantes). La segunda, Teoria de! equilibrio general competitive 238 que implica que no se puedan suscribir contratos de entrega condicionada a sucesos que slo puede observar un agente o grupo de agentes, es decir, que excluye la posibilidad de que la informacién privada sea relevante. Analicemos ambas por separa- do. Si para algunos bienes fisicos, fechas y estados de la naturaleza, no se pueden firmar contratos de entrega condicionada en el periodo 0, surgen muchos tipos de equilibrios alternativos. Obsérvese que el supuesto de existencia de todos esos merca- dos es muy restrictivo, incluso en condiciones de certeza. En efecto, que haya merca- dos para todos los bienes en todos los periodos de tiempo implica, por ejemplo, que se pueda contratar trabajo hoy de aqui a 20 afios, lo que est4 prohibido desde la abolicién de la esclavitud. La no existencia de dichos mercados implica que los agentes en f = 0 no conocen los precios de todos los bienes, sino tan sdlo los de aquellos que tienen mercado, y generan expectativas respecto a los precios de los bienes que no tienen mercado en el periodo inicial, dando lugar a problemas de equilibrio temporal, algunos de los cuales serdn tratados en el capitulo 7. No es dificil aceptar que si, ademas, existe incertidumbre, el problema de la no existencia de mercados se complica, tanto en el sentido trivial de que se carecera de mayor niimero de mercados, como en el menos obvio de que aparecen nuevos equi- librios. Por ejemplo, la economia puede modelarse como una secuencia de equilibrios instanténeos (momentary) en que los mercados corrientes se vacian en cada periodo, pero los precios dependen de las expectativas sobre los mercados en periodos futuros, y en esos mercados los precios se convierten en variables aleatorias. O bien puede pensarse que los agentes revisan sus expectativas en cada periodo porque los precios de equilibrio del mismo (y el estado de la naturaleza prevaleciente) les proporcionan informacién nueva no conocida en t= 0, de forma que las expectativas de precios futuros se revisaran cada periodo y la pregunta relevante es si existe una distribucion estacionaria de precios hacia la que converge la secuencia de equilibrios instanténeos con revision de expectativas. El tema de la relevancia de la informacion privada es de distinta naturaleza. En la medida en que los contratos no se firman «con el mercado» sino entre dos 0 més agentes, estos pueden acordar contratos condicionados a sucesos que son observables por ellos, pero no por (todos) los restantes agentes de la economia. .Ello abre un amplio abanico de situaciones en que la informacién privada de ciertos agentes es relevante en el tipo de contratos, entre las que pueden sefialarse las siguientes: (En muchas ocasiones, el que un suceso tenga 0 no lugar no es algo externo a los agentes, sino endégeno a su propio comportamiento, en cuyo caso se plantean problemas de azar moral, que suelen conducir a contratos en los cuales se establecen topes a las posibles cantidades intercambiadas, como forma de limitar los comportamientos dolosos por parte de los contratantes. (i) En otros casos, Ios compradores revelan informacisn privada —s6lo conocida hasta ese momento por ellos— por su grado de cumplimiento de los contra- tos, lo que general fenémenos de seleccién adversa 0 no adversa, en cuyo caso los vendedores tienen incentivos para ofrecer contratos diferentes a agen- tes que poseen distinta informacién privada. (ii) En general, cuando un agente obtiene en un periodo determinado ¢ informa- 236 _Andlisis microeconémico, cién privada relativa a otros agentes, aparecen incentivos a que el primero, al aumentar la informacion de que dispone, quiera volver a abrir los mercados para poder realizar contratos que en el periodo inicial (t = 0) no eran posibles por carecer de dicha informacién. (iv) Basta incluso con que en 1’ > 0 pueda crearse un nuevo mercado spot para que la aparicién de un precio de equilibrio nuevo proporcione a todos los agentes informacién no disponible en t = 0 y, por tanto, provoque la reaper- tura de todos los mercados de t' en adelante. Todos estos son casos en que la estructura de informacién de algunos individuos generan lo que podriamos llamar «efectos externos» sobre el comportamiento de otros individuos, y ello puede provocar, por ejemplo, que algunos de los axiomas de com- portamiento de los agentes individuales necesarios para demostrar la existencia de EGC no puedan ahora postularse. Pensemos, por ejemplo, en el caso del axioma 4 de eliminacién gratuita (capitulo 3) del productor. En un contexto de certeza era au- toevidente: si y es un vector de produccién factible, también lo es cualquiera que cumpla y' < y*. Sin embargo, con incertidumbre, puede suceder que y° sea factible en el sentido de ser compatible con la informacién existente en la economia, pero que y! sea una accién que corresponda a estados de la naturaleza no detectables por todos los agentes. pensemos, por ejemplo, en el punto (iv) donde aparece un nuevo mercado en un periodo 1’ > 0. Pequeiios cambios en los nuevos precios de equilibrio (para t > 1’), pese a que transmitan toda la informacién precisa para que los agentes tomen sus decisiones de optimizacién correctamente, y sean precios que vacien los mercados de todos los bienes, pueden provocar modificaciones sustanciales de la informacién dis- ponible, dando lugar a que las funciones de demanda puedan presentar discontinuida- des. En conclusién, siempre que la estructura de informacién de los (algunos) agentes pueda cambiar en algin periodo posterior al inicial, el equilibrio tipo Debreu no seré valido, porque los mercados se reabrirén en ese momento, y el modelo Debreu implica que en el periodo inicial se abren y cierran definitivamente todos los mercados, ya que los agentes pueden realizar sus planes de presente y futuro en ¢ = 0 porque la existencia de incertidumbre no afecta a la valoraci6n de sus resultados. En muchos de estos casos, el EGC ha de modelarse como una secuencia de equilibrios, y el problema de existencia del EGC plantearse no solo como el de existencia de una secuencia de precios que vacie en cada periodo todos los mercados, sino también como un problema de convergencia de esa secuencia y de consistencia entre las expectativas y los planes de los agentes. 6. Propiedades normativas del equilibrio competitivo: teoremas de optimalidad En los epigrafes 1 y 3 de este capitulo se ha visto desde el punto de vista grafico y para el caso de dos bienes y agentes cmo el equilibrio competitivo es una asignacién 6ptimo paretiana, y en el epigrafe 2 se ha demostrado la coincidencia de las expresiones analiticas del equilibrio (6.19) y el 6ptimo (6.21). Vamos ahora a analizar rigurosamente para el caso general de n bienes en economfas de intercambio y pro- duecién las relaciones entre ambos tipos de asignacién. Teoria de! equilibrio general competitivo_237 Definiendo un equilibrio competitivo mediante (6.34), una asignacién éptimo paretiana (x, y) relativa a unas dotaciones iniciales (%) sera la que cumpla: a) > xt Ds y- > b) A(R, §) tal que: (6.37) Vh: x'>)x! Vf p¥ > py’ es decir, si es una asignacién factible (a) y no existe otra que siéndolo permita a todos los agentes una situacién mejor Teorema 6.3. Si (x*, y*, p*) es un equilibrio competitivo relativo a unas dotaciones iniciales” (2" >> 0), entonces (x*, y*) es una asignacion Optimo paretiana relativa a las mismas dotaciones iniciales. Supongamos que (x*, y*, p*) es equilibrio competitivo pero no éptimo. Entonces por (6.37) existira una asignacién (x, y) tal que ¥">,x"" para todos los consumidores. Por (b) de (6.34) como x" maximiza U"(x") sometida a la restriccion pest +) diy pty” 7 pt” es claro que p*¥/ > pty” y esto contradice que (x*, y*, p*) sea un equilibrio competi- tivo al ser (%, §) factible. Para demostrar en teorema reciproco del 6.3 es conveniente redefinir algunas variables y modificar algo la notacién. ‘Seguiremos suponiendo una economia con H consumidores, F empresas y n bienes que seran ahora todos ellos de consumo final. Ademés existiran r factores de los que existen dotaciones iniciales en cantidades fijas. A partir de los conjuntos de produc- cin Y/ (f = 1... F) puede definirse el conjunto de posibilidades de produccién o transformaci6n T para unas dotaciones dadas de recursos productivos, que no es sino el conjunto de vectores de produccién final que pueden conseguirse con la tecnologia existente y los recursos dados entre todos los productores. En el caso de dos bienes, este conjunto T es evidentemente el area comprendida entre la curva de transforma- cién y los ejes de coordenadas en que se miden las cantidades de X, y Xz. Las propiedades del conjunto T son las siguientes: Supuesto (i): T es no vacio y compacto. Supuesto (ii): Wy € T: y > 0, es decir, Tc R’, i) Supuesto (iii): T es convexo, es decir: Vy, y' € T: ¥ = ay" + (1-ay'e T, Vae (0,1) lo que equivale a postular rendimientos decrecientes. 238 Analisis microecondmico 238 Analisis microeconomic Supuesto (iv): y° € T, Vy! que analizamos en el grafico 6.6. Supuesto (v): Todos los consumidores en una asignacién éptimo paretiana consu- men una cantidad positiva de algin bien cuyo precio es positivo. La formulacién original y completa del teorema que vamos a demostrar a continuacién admite la existencia de saturabilidad absoluta siempre que el punto de saturacién no sea interior al conjunto T, pero aqui vamos a excluir esta posibilidad para simplificar formalmente la prueba. Y, al igual que en dicha formulacién, supondremos un tinico consumidor, lo que no resta generalidad alguna al teorema y facilita notacionalmente la demostracién. Teorema 6.4 (Arrow). En una economia en que se cumplen los supuestos (i) @ (v), para cualquier asignacién OP & existe un vector p > 0 tal que: (1) Si U(x) = U(&) entonces px > pz. (2) Existe § = & tal que Wy € T: py > By. (3) Fes el nico vector que maximiza U(x) sujeto a px > pi. Probaremos en primer lugar que & es el tinico éptimo paretiano perteneciente a T. Por el supuesto (i) y por la continuidad de U(x), existe al menos un vector pertene- ciente a T que maximiza U(x). Supongamos que %, % € T y ambos maximizan U(x), por lo que U(x) = U(X). Definamos % = ak + (1 — a)x, a € (0, 1) y por el supuesto (iii), & € T. Pero por la estricta convexidad de las preferencias U(X) > U(X) = U(X) lo que contradice que % y X maximicen U(x) en T, por lo que si X lo maximiza sera nico. Definamos el conjunto ya conocido del capitulo 2 de vectores de consumo: B(®) = {WU(x) > U(R)} y por el cardcter tinico de & es claro que TN B(x) = {%}. Veamos ahora c6mo x ha de pertenecer a fa frontera de B(x). Supongamos que % € Int B(%), por lo que existird un entorno e(%) < B(%) y, por lo tanto, habré en dicho entorno dos puntos x y X tales que & = aX + (1 — a)X, a € (0, 1). Por la estricta convexidad de las preferencias U(R) = Ulax + (1 — a)X] > U(%), lo que implica una contradiccién por lo que & perteneceré a la frontera de B(%) y, por tanto: Int B(x) N T= ¢. Apliquemos ahora el teorema del hiperplano de separacién de Minkowski segin cl cual si dos conjuntos A y A’ pertenecientes al espacio euclideo n-dimensional son no vacios, convexos y no tienen puntos interiores comunes, existe un vector p y un escalar m tales que Wee A px m Vx € B(x) ix U(x) y pi < pi. Pero U(X) > U(®) teniendo en cuenta que % maximiza la utilidad implica Bx > pX de donde se deduce que la existencia de dos soluciones al problema de jizaci6n de la utilidad, x y X, implica . Definamos ahora una combi cién lineal de x y X de forma que: BX = apx + (1 — @) p X = px. Como en algin componente ha de ser positivo supongamos que j; > 0 y por el supuesto (v) al ser Xun O.P. & > Oy, por tanto, % > 0. Definamos ahora un vector X tal que: =% iA M)ax 48 I y para 8 suficientemente pequefio % = 0 por lo que U(X) = U(R). Si se elije 6 de forma que U(X) > U(x) y tal que si p; = 0, 8 > 0 y si p, > 0, 8 <0 es claro que BE = BX + 7; < px lo que significa que existe un X tal que incorpora un gasto a los precios p menor que &, pero como U(®) = U(&) implica pX > px se produce una contradicién con lo que no pueden existir x y X distintos sino s6lo uno, que es lo postulado en el punto (3) del teorema. La representacién grafica del teorema 6.4 para el caso de dos sencilla y se hace en grafico 6.10. Los supuestos relativos a la tecnologia garantizan la forma convexa de la frontera de T, y los relativos a las preferencias del consumidor la estricta convexidad de B(%) El punto X es el tinico comtin a Ty B(x) y, ademés, el tinico O.P. para consumidores y productores simulténeamente, garantizando el teorema que existe un vector de precios p y un escalar px que definen una recta de separacién de T y B(X) que es, precisamente, px = px. Esto significa que, sea cual sea %, siempre podré obtenerse por medio de un mecanismo descentralizado de asignacién que fijaré unos precios p si puede elegirse arbitrariamente la distribucién de la dotacién inicial de recursos entre los consumidores (si hubiese H consumidores con iguales preferencias, esa distribu- cién tendria que ser la que garantizase que la recta de balance es precisamente Bx = px) 5 ienes finales es 0 XY Grarico 6.10 Obsérvese que el teorema sefiala que, en las condiciones postuladas, un mecanis- mo descentralizado via precios que separe las decisiones de productores y consumido- res permitiria alcanzar el O.P. deseado, ya que para unos precios como p los productores, al maximizar el beneficio, elegirfan como vector agregado de producci6n & € Ty los consumidores, al maximizar su utilidad, elegirian como vector agregado de consumo & € B(x). ‘Como se habra observado, la convexidad del conjunto de posibilidades de produccién Tes fundamental para la demostraci6n del Teorema 6.4. Topol6gicamen- te esta propiedad es evidente ya que el conjunto de produecién de la economia Y'se define como y=>¥ a y la suma de conjuntos convexos es un conjunto convexo. Ademés. el conjunto T de posibles outputs dadas unas dotaciones de factores, no es més que una proyecci6n de ¥ Teoria del equilibrio general competitive 241 en el espacio de outputs, y la proyeccién de conjuntos convexos en RR" es un conjunto convexo. Sin embargo, esta convexidad puede también demostrarse por medio del célculo ya que la curva de transformacién, frontera del conjunto T, puede obtenerse resolviendo, para el caso de dos bienes y factores el problema: Max. fa(vt; y3) } s.a: x1 = fii — yis Yo — y3) de cuya soluci6n puede obtenerse que la inclinacién de la frontera de T es el cociente cambiado de signo entre las productividades marginales de cada factor en cada uno de los dos bienes finales lo que, con una dotacién de factores dada (j,; ¥2), garantiza la concavidad de la frontera respecto al origen de coordenadas siempre que cuando aumenta x, —y disminuye x-—la productividad marginal de los inputs utilizados en la produccién de X; disminuya y la de los empleados en X> aumente. 7. Unicidad del equilibrio competitive Una vez analizada la existencia de equilibrio competitivo, tiene importancia el saber si dicho equilibrio es tinico o miiltiple, ya que los teoremas de Brouwer y Kakutani garantizan la existencia de al menos un punto fijo pero no permiten afirmar nada respecto a su ntimero. Demostraremos aqui s6lo dos teoremas relativos a la unicidad del equilibrio que, como se vera, exigen supuestos muy restrictivos. Es conveniente recordar por ello que los teoremas postulan condiciones suficientes de unicidad, no necesarias y que, por tanto, existen requerimientos ldgicos algo menos restrictivos que también aseguran la unicidad, si bien son mas complejos y sobrepasan el objetivo de este libro. Teorema 6.5. Si las funciones agregadas de demanda x(p) cumplen el axioma débil de preferencia revelada —ADPR— (y los que garantizan la existencia), el equilibrio competitivo es tinico. Supongamos que p* >0 es un vector de precios de equilibrio, por lo que 2(p*) = 0 y, por tanto, para cualquier p € S” y p # p*: p2(p*) < pz(p) = (por Walras) = 0. Por la definicién de exceso de demanda (6.25), la expresin anterior implica: Plx(p*) — y(p*) ~ ¥] = p[x(p) — y(p) — &] de donde: p[x(p) — x(p*)] = ply(p) — y(p*)] (6.38) EI segundo miembro de (6.38) es no negativo porque a los precios p, y(p) maximiza los beneficios, luego (6.38) implica: px(p) > px(p*) (6.39) 242 _Andlisis microeconémico 242 Analisis: microeconomic El ADPR (ver capitulo 2, epigrafe 10) aplicado a las funciones agregadas de demanda postula que de (6.39) se deriva: p*x(p) > p*x(p*) (6.40) ya que por (6.39) si a los precios p los consumidores «eligieron» x(p) pudiéndo haber elegido x(p*), a los precios p* s6lo puede elegirse x(p*) por ser estrictamente mas barato que x(p) a dichos precios. Por otra parte, es claro que, por ser p* de equilibrio: p*y(p*) = p*y(P) (6.41) y (6.40) y (6.41) implican conjuntamente: P*[x(p) — y(p)] > p*[x(p*) — yw*)] expresi6n que, sumando p*% en ambos miembros, conduce a: p*z(p) > p*z(p*) = (por Walras) = 0 es decir: Vp ¢ S" ; p# p*— ptz(p) > 0 y como p* > Ono existe p € 5" distinto de p* que haga no positivos todos los excesos ‘de demanda simulténeamente, por lo que el equilibrio es tinico. Puede parecer que la exigencia del ADPR para las funciones x(p) no es restrictiva ya que era muy débil para el caso del consumidor individual. Sin embargo esto no es asi ya que, en el caso que nos ocupa, cuando varia p cambia la distribuci6n de la renta entre los agentes, por lo que el ADPR exige que la redistribucién derivada de cualquier cambio de los precios de los bienes traiga consigo variaciones en las cantidades demandadas individuales que se compensen exactamente entre sf. Esto exige, a su vez, que las funciones de renta-consumo de Engel de todos los individuos sean rectas que pasen por el origen y que las elasticidades-renta sean iguales para cada bien para todos los consumidores (ver capitulo 2, epigrafe 9 sobre agregacién, y en particular, teorema 2.17), condicién que resulta altamente restrictiva. Teorema 6.6. Si todos los bienes son S.B. para cualquier p, el equilibrio competitivo es unico. Del teorema 6.2 se deduce que, si se cumple el supuesto C, existe equilibrio y p* >> 0 porque de lo contrario no estan definidas las funciones 2(p). El supuesto C es deducible del comportamiento racional de los consumidores, como hemos demostra- do, si todos los bienes son S.B. entre si para cualesquiera precios, por lo que esta exigencia implica que existe equilibrio y que, ademas, este se da para un vector de precios estrictamente positivo. Teoria del equilibrio general competitivo 243 Supongamos que el equilibrio no es tinico y que tanto p* como p son vectores de precios de equilibrio. Definamos un valor ¢ tal que: t= Max. (Bj/p}) = Pulph (6.42) valor que estar definido porque al ser p* >> 0, p? > 0, que ser positivo, y que suponemos se alcanza para el precio del bien X;,. Como p* es de equilibrio y por la homogeneidad de 2(p): x(p*) = 2(tp*) = 0 (We > 0) Formemos ahora una secuencia cualquiera de precios que partiendo de mp* tenga como limite p, secuencia que se caracteriza porque, para cada vector de precios sucesivo, px sera constante (ya que x = tpi por (6.42)), ningin precio aumentaré y uno al menos disminuird (ya que tp* > 6 por (6.42)), pues de lo contrario la secuencia no convergeria a p. Si los bienes son S.B., la continuidad de 2(p) garantiza que en el 2B) <0 y como bajo el supuesto de S.B., el vector de precios de equilibrio ha de tener todos sus componentes positivos, no puede haber excesos de demanda negativos, teniendo que ser todos nulos, de donde se deduce que p no puede ser de equilibrio y, por tanto, este es tinico (p*). Veamos brevemente lo que implica el supuesto de $.B. Utilizando la definicién de 2(p) (6.25) y la fSrmula (2.18), es claro que: 324m) _ ot — x 280) _ 5 axl) Be = D+ Dw err os (6.43) donde si es el efecto-sustitucién cruzado para el consumidor h, y el término (2 — x) sustituye al (~x) por la existencia de dotaciones iniciales de los bienes. Es claro que S.B. exige que (6.43) sea positiva para cualquier j ¥ r. Discutamos primero en términos de una economia de intercambio puro, en la que, por tanto, desaparece el tercer término del segundo miembro de (6.43). Una forma de facilitar $.B. seria suponer que s} > 0 (j # r), es decir, que todos los bienes son sustitutos netos, lo que es claramente irreal. Por tanto, la garantia de $.B. ha de recaer sobre el signo del término agregado de efectos-renta, que depende de las propensiones marginales al consumo y de la distribucién de las dotaciones iniciales. Aquellas han de ser distintas para los diferentes consumidores, porque de lo contrario el efecto renta agregado se anularfa ante una variacion en p,, y esto significa que S.B. exige supuestos concretos respecto a la distribucién de los valores de 3x//ay" para los consumidores. Sin embargo, se puede comprobar que S.B. es algo menos restrictivo que el ADPR ya que unas funciones lineales de renta-consumo pueden permitir S.B. aunque no todos los consumidores las tengan de igual inclinacién, y esto Gltimo era imprescindible para el ADPR. La introduccién de la produccién mejora algo las cosas, porque el signo éy{(p)/ap, seré en la mayor parte de los casos ne- gativo, aunque esto no pueda asegurarse, por lo que el hecho de incluir la produc- cin no garantiza de forma absoluta la menor restrictividad de S.B. En resumen, 'ADPR es mis restrictivo que $.B., pero este tiltimo lo es en alto grado, por lo que deben investigarse condiciones menos fuertes de unicidad. Una de ellas es suponer substituibilidad bruta débil definida como 6z,(p)/ép, > 0 (Vj # 7), ¥ no con estricta desigualdad, como requiere la S.B.; pero la linea principal de investigaci6n se centra en el concepto de dominacién diagonal, menos restrictivo que S.B., que implica propiedades de la matriz {8z;/4p,} en cuanto a las relaciones entre los valores de su diagonal principal y de la suma de sus filas. En particular, y puesto que este concepto se utilizaré en el préximo epigrafe, si bien en el marco de demostraciones mas sencillas, se dice que A = {a,} tiene diagonal dominante negativa si los elementos de su diagonal principal son todos negativos y mayores en valor absoluto que la suma de los restantes elementos de la fila o columna correspondientes, también tomados en valor absoluto, 0 bien siz ay <0 lal > tj lay) 6s Lael > > lal rt iF siendo h; positivos. 8. La estabilidad del equilibrio competitivo Como se ha comentado al comienzo de este capitulo, la estabilidad es una propiedad deseable del equilibrio de cualquier modelo 0 mecanismo de asignacién de recursos. Sin estabilidad, nada puede decirse respecto a cémo se alteran las variables cuando se abandona el equilibrio, y en consecuencia no pueden realizarse ejercicios de estatica comparativa. Con la tnica excepcidn del concepto de estabilidad estética perfecta que analizaremos en primer lugar, el anélisis de la estabilidad de! equilibrio exige formular una especificacion dindmica del modelo en el sentido de postular de qué depende la senda temporal que siguen las variables endégenas —normalmente precios— ante situaciones de desequilibrio. El anilisis de la estabilidad puede plantearse desde dos perspectivas. Podemos estar interesados en lo que sucede en las proximidades del equilibrio, ante perturba- ciones pequefias del mismo, en cuyo caso analizaremos propiedades de estabilidad Tocal. Pero podemos también plantearnos el problema de estabilidad para desviacio- nes tan grandes como deseemos del equilibrio, en cuyo caso analizaremos propieda- des de estabilidad global. Resulta facil comprender que si el equilibrio es tinico, la estabilidad local implica la global, y menos facil de intuir, pero igualmente cierto, que si un equilibrio es globalmente estable es, ademés, nico. ‘Analicemos primero un tipo de estabilidad de cardcter estatico debido a Hicks. Teoria del equilibrio general competitive _245 Segiin este, el mercado del bien X; presenta estabilidad estdtica perfecta (EEP) si se cumple: 42,0) <9 (6.44) y, ademas, 0 todos los restantes precios son rigidos, 0 bien lo son (n — 2) y cuando p; varia p; es tal que se adapta hasta conseguir z(p) = 0; 0 bien lo son (n — 3) y cuando p; Varia, p; y p, lo hacen de forma tal que z,(p) = z,(p) = 0; etc... Teorema 6.7. Si el jacobiano de n ~ I funciones de exceso de demanda dz(p) = J dp es tal que sus menores principales cumplen la regla de signo |J,,| (~1)' > 0 todos los mercados del sistema tienen EEP. Para estudiar las condiciones de EEP podemos suponer que, por ejemplo, p; = 1, de forma que las funciones de exceso de demanda zp; ... Pn) = ZI, Po «+» Pa)s ¥ Por la ley de Walras es evidente que p~'z”'(p) = —2,(p) por lo que bastard con analizar las condiciones de EEP para (n — 1) mercados En el caso de que todos los precios excepto p, sean rigidos, (6.44) se reduce a dz(pyapp <0 (G= 1...) (6.45) Si suponemos que los precios de todos los bienes excepto p; son rigidos tendremos que exigir tanto (6.44) como la nulidad de la variacién de z,(p) cuando varian p, y p;. Por tanto, diferenciando z,(p) y zi(p): dz{p) = 2200) dp, + 2) dp, P) ; 0 = dap) = 2240) por lo que la EEP de X; implica: 8% 92 pj Opi 420) ’ 1 co (6.46) dp; 82; 02, 92,/8p; 8P; OP: ysi el mercado del bien X, presenta EEP, por (6.45) aplicado a X,, la EEP en X; exige que el determinante de (6.46) sea positivo. La reiteracién del argumento utilizado conduce al resultado formulado: para que los mercados de todos los bienes presenten 246 _Andlisis microeconémico 246 Analisis microeconomic EEP es preciso que los menores principales del determinante |3z,(p)/dp,| sean alternados en signo, es decir: 8% ows -y XO an op, 7 mw Oy’ 7 7 Pr que si los efectos-renta son simétricos para todos los consumidores puede expresarse como: 9540) Sy 4 2) [ce -+ wot} -¥ aio) (648) OP, 7 a F T T OPr el sumatorio del término entre corchetes del segundo miembro de (6.48) es nulo en condiciones de equilibrio, ya que > > bag Ye ay que es la oferta producida del bien X, 0 la cantidad global demandada si es un factor productivo, y, por tanto, el sumatorio total es z,(p). Por tanto: (6.49) az(p) | _ De _¥ ai) re ap, |. x lL. Me T 9Pr = Teoria de! equilibrio general competitive _247 Por el teorema 6.8 la condicién de EEP exige la alternancia en signo de los menotes principales de la matriz J = {82,(p)/op,}. La matriz {si} de efectos- sustitucién del consumidor h es simétrica y definida no negativa por lo que también lo serd zs} siendo sus menores alternados en signo. La matriz {—dy/(p)/ap,} también tiene menores alternados en signo, luego por (6.49) la condicién de EEP se cumplira. Es claro que la simetria de los efectos-renta garantiza la compensacién de los efectos de redistribucién de la renta entre los consumidores ante cambios en los precios, y ello es algo que era necesario para garantizar la unicidad en los casos analizados en el epigrafe precedente. Sin embargo, el teorema 6.8 formula una condicién suficiente para la EEP, lo que significa que aunque los efectos-renta no sean simétricos, el sistema puede presentar EEP siempre que los efectos de una redistribu- ci6n no alteren substancialmente a la variacién de zp). Una condicién que tiene relaciones intuitivas notables con la discusién de S.B. realizada anteriormente. Es claro que los teoremas 6.7 y 6.8 se refieren no sélo a un tipo de estabilidad estitica sino, también, local, puesto que las propiedades requeridas se referfan a un entorno del punto de equilibrio, algo explicitado en la frmula (6.49). Vamos ahora a seguir en cl marco de la estabilidad local, pero dinamica (EDL). Como ya es sabido, ésta exige la formulacién de un mecanismo de ajuste temporal de los precios en situaciones de desequilibrio que, en el caso walrasiano, implica una funcidn diferen- ciable que hace coincidir el signo de la variacién de los precios con el de los excesos de demanda, es decir: apd) _ , ae MDB) (ki > 0) G=2..0) (6.50) K[z(p*)] = K(0) = 0 cuya linealizacién en un entorno del punto de equilibrio resulta ser, por el desarrollo de Taylor, eliminando infinitésimos de segundo y superiores 6rdenes: 29 = bear) + bj Y SMP @, — 97) G= 2) que llamando P, = p, — pa la desviacién del precio respecto a su valor de equili- brio, y por (6.50) puede expresarse como: oF - =4> 32(P) p. a (6.51) 248 _Andlisis microeconémico Teorema 6.9. Una economia competitiva cuyo proceso de ajuste dindmico de precios sea del tipo (6.50) tendré EDL si las raices caractertsticas reales y la parte real de las complejas de la matriz {kj 82,(p)/9p,} son negativas. Siendo una solucién particular cualquiera del sistema de ecuaciones diferenciales homogéneas (6.51) P(t) = ce” (j = 2 ... n) es claro que: je = ky SSE) ce® = 2...) F2 opr que matricialmente puede expresarse como: az, az: az, ky 2 kg ky oy 0 Spr Ops Opn az az. az: Bo 48a 0 * op.” ops ° pa o t= (6.52) ky, Se in, gy, SE fn 0 apr ps Pn Para que exista una solucidn no trivial al sistema (6.52), la matriz del mismo ha de ser singular, es decir: |k/z/(p)/p, — All = 0 por lo que A resulta ser una raiz caracteristica de la matriz {k}8z(p)/ap,}. Si las (n — 1) raices caracteristicas son reales y distintas, la solucién general de (6.51) es de la forma: PQ = > Bre! G=2..0) (6.53) siendo ,, constantes determinadas por las condiciones iniciales —p(0)— del sistema. Si existen raices reales repetidas y/o complejas, la solucién de (6.51) toma una forma distinta de (6.53) pero en cualquier caso los términos exponenciales dominan el valor de P(t) cuando t > ~, La estabilidad local exige, recordando que P; = pj ~ pf: lim. Sp, e* =t PQ) = G n) por lo que es preciso que las raices caracteristicas de {kj 82,(p)/dp,} —o sus partes reales si son complejas— sean negativas, como postula el teorema. Teorema 6.10. Si todos los bienes son S.B. entre si en un entorno del vector de precios de equilibrio p* >> 0, el sistema presenta EDL. Diferenciando respecto a p; la expresin pz(p) = 0, se obtiene: Sp, 200) + 249) = 0 Ce) mi Pi Teorla del equilibrio general competitive 249 expresi6n que, valorada en p* y haciendo p, = 1 resulta: Spr 224P). — — 82”) = Pi aa Quen) y por el supuesto S.B. y teniendo en cuenta que 32,/dp; < 0: 7 A) -2 pt a (=2..n) expresiGn de la que, aplicando valores absolutos, se obtiene: + | 92¢P) + | 92(P) pero (6.54) puesto que p* >> 0 significa que la matriz {9z,(p)/Op;} tiene diagonal dominante negativa por lo que todas sus rafces caracteristicas tienen parte real negativa. Por tanto, por el teorema 6.9, el sistema presenta EDL. Es claro el sentido intuitivo de la dominacién diagonal negativa implicada por S.B.: en cada z)(p) el efecto de la variacién del propio precio es equilibrante y mayor en valor absoluto que la suma de los restantes efectos, ponderados por los precios. Discutamos ahora la estabilidad dindmica global del equilibrio —EDG. Por tratarse de un andlisis global, no se puede recurrir a la linealizacién de Taylor en un entorno del punto de equilibrio, y es preciso utilizar el llamado método de Liapunov, que en una de sus variantes permite conocer la estabilidad de un sistema de ecuaciones diferenciales sin tener que resolverlo. La propiedad que vamos a utilizar se formula asf: en un sistema de ecuaciones diferenciales d a) = = fly) fly*) = siendo y* la solucién estacionaria, si existe una funcién V(y) que cumple: >0 Wyty* VO} 29 yay (a) V(y)—> © cuando y—>~ (b) (6.55) dVv(y) _ dV(y) dy at dy de el equilibrio y* es uniforme, global y asintéticamente estable. En caso de que el signo de dV(y)/dt sea positivo el sistema serd uniforme, global y asintéticamente inestable. 250_Andlisis microecondmico, Teorema 6.11. Silas funciones de exceso de demanda cumplen ADPR, el equilibrio presenta EDG. Supongamos que el proceso de ajuste dinamico de precios de tipo walrasiano viene representado por el sistema de ecuaciones diferenciales: PO — b2f9) > 0) Gat) y definamos una funcién: vip) = + @ - pty (6.56) i que cumple las propiedades (a) y (b) de (6.55). De (6.56) se obtiene: dV(p) dt 2 > [p,() — pf lzAp) = (por Walras) = —2p*z(p) (6.57) expresin nula para p*. El ADPR aplicado a las funciones de exceso de demanda asegura que: pz(p*) < pz(p) — p*z(p*) < p*z(p) La primera desigualdad se cumple porque 2(p*) = 0 y por Walras pz(p) = 0, por lo que se cumpliré la segunda que, de nuevo por Walras, implica: p*z(p)>0 Vp + p* valor que sustituido en (6.57) da lugar a: aV@) <9 AV) Vp # pt dt PP que es la condici6n (c) de (6.55), lo que garantiza la EDG del equilibrio. Teorema 6.12. Si todos los bienes son S.B. entre st y p* >> 0, el sistema presenta EDG. ‘Supongamos igual proceso de ajuste y funcién de Liapunov que en el teorema 6.11 por lo que seguiré siendo valida (6.57) y se trataré, por tanto, de demostrar p*z(p) > 0, Vp + p*. Puesto que p*z(p*) = 0 bastard con demostrar que la funcién p*z(p) tiene un inico minimo en p*. La funcién tiene un minimo al menos porque por el supuesto C 2(p) esta acotada inferiormente, y ademés el minimo lo tendra para vectores p >> 0. Demostraremos en primer lugar que en p* la funcién p*z(p) tiene un minimo. Teoria del equilibrio general competitive 251 Las condiciones de primer orden de minimo de p*2(p) son: df 3 0 (=1..n) (6.58) i , Derivando la expresin pz(p) respecto a p, y valorando dicha derivada en p* se obtiene, por la ley de Walras: a i 2p, [pz(p)],. = Py Pi 2) | luego p* es un minimo de p*z(p). Esto asegura que dV/dt = —2p*z(p) <0 para alquier p # p* para el que no sea minima la funcién p*2(p). Por tanto, para climinar la posibilidad de que para algiin p que no sea de equilibrio —ya que éste es nico por el teorema 6.6— dVidt también se anule, habré que demostrar que p* es el nico minimo de la funci6n p*2(p). Supongamos que p # p* satisface (6.58) y llamemos ¢ = max. (p)/pf) = pulpt. Puesto que zx(p*) = 0, lo que por la demostracién hecha en el teorema 6.6 a partir de (6.42) implica z4(6) < 0, derivando respecto a p, la funci6n p2(p) valorada en y por la ley de Walras: a = 9: . Spy (ator, = Dv, =0)| + 2p) = 0 y como z,() < 0 es claro que: > 7 240)| >0 (6.59) " Puesto que p es minimo de p*z(p), cumplira (6.58), es decir: " 240) | =0 yor Pk multiplicando por ¢ ambos miembros y teniendo en cuenta que tpt = Px: . | P 200 | Pi +2, pf | =0 ape |, Ps "ape Ip 252 _Andlisis microeconémico puesto que tp? > B; (i # k), y por S.B. 82((p)/ap, > 0 (j # &) es claro que: S of 2200) | ya 240) | fi’ OK ape que es contradictorio con (6.59) por lo que sélo hay un minimo de p*z(p). Existen muchos otros teoremas de estabilidad y, en particular, una forma de garantizar la EDG es suponer que la matriz {8z,(p)/@p;} tiene diagonal dominante negativa. Como puede observarse, existe un paralelismo muy estrecho entre los teoremas de unicidad y de estabilidad dinémica ya que tanto el ADPR como el supuesto S.B. garantizan ambas. Esto puede conducir al error de identificar la unicidad con la estabilidad dindmica, lo que Hevaria a suponer que no existen sis- temas competitivos sin equilibrios estables. Esto no es, sin embargo, cierto, y los ejemplos proporcionados por Scarf demuestran que existen equilibrios competitivos con equilibrio inestable ante un proceso de ajuste dindmico de precios tipo walrasiano“). Es claro que si la dindmica de p(2) no es de tipo walrasiano, los casos de inestabilidad pueden presentarse con mayor facilidad. Otra idea aparentemente atractiva se deriva de la similitud formal que en muchas ocasiones presentan las condiciones de estabilidad y las de segundo orden de los problemas de optimizacin de los agentes, imprescindibles para poder discutir en términos de estética comparativa, de donde parece deducirse que la estabilidad dinamica permitiria por si misma formular propiedades de estética comparativa. Esta es la idea basica que se encuentra en el llamado principio de correspondencia formulado por Samuelson. Sin embargo, no es dificil darse cuenta de que pueden existir muchos casos en que esta correspondencia no sea estricta ya que la informacién contenida en, por ejemplo, la EDL de un equilibrio, es menor que la requerida para determinar el signo inequivoco en un ejercicio de estatica comparativa. En efecto, la existencia de EDL nos dice tan solo por el teorema 6.10 que todas las raices caracteristicas de la matriz J —dz(p) = Jdp— tienen partes reales negativas. Esto proporciona menos informacién que saber, por ejemplo, que z(p) cumple el ADPR o que todos los bienes son sustitutos brutos, para la EDL. Dicho en otros términos, es claro que para hacer ejercicios de estatica comparativa en una economia cuyo equilibrio viene definido por el sistema 2(p*) = 0, es preciso conocer el signo de {J|. Sila economfa presenta EDL sabemos que también presenta EEP hicksiana y, por tanto, por el teorema 6.7, (—1)"|J| > 0. Pero para resolver el ejercicio de estatica comparativa es preciso conocer el signo no sélo de |J| sino de sus menores del tipo [est © Ire, uml, ¥ Sobre estos nada dicen las condiciones de estabilidad dinamica. Por iltimo, sefialar algunas limitaciones adicionales al andlisis de estabilidad realizado en este epigrafe. En primer lugar, todos los ajustes dindmicos han sido de ® Uno de los ejemplos es el siguiente. Una economia de intercambio con tres bienes y agentes cuyas funciones de utilidad son: U,(x,) = min (x115 X12); Uax2) = min (xa, 23); Us(s) = min (x55, X51), CUYaS dotaciones iniciales son X, = 0 (j # h), Xx = 1 (j = A). En este caso es facil deducir que en equilibrio, pt = pt = pt y siel ajuste dindmico es del tipo més simple dp(0)/dr = 2(p), se cumple pypaps = cte que implica inestabilidad. Teoria del equilibrio general competitive _ 253 tipo walrasiano, baséndose en (6.50). Otras dindmicas de ajuste temporal dan lugar a resultados distintos. En segundo lugar, (6.50) ha sido acompafiado siempre de un supuesto implicito adicional: mientras que los precios no eran de equilibrio, no se realizaban transacciones. Si esto no sucede as{ se abre todo un campo distinto de andlisis de estabilidad, la estabilidad con comercio a «precios falsos» o sin recontrata- cién, mucho més compleja y realista. El mayor realismo es claro, ya que la estabilidad dindmica proporciona propiedades cuando ¢ > © y es absurdo suponer que «antes de infinito» no se intercambia. La mayor complejidad es evidente ya que si se intercam- bia realmente a precios de desequilibrio, Ia distribucién de la renta variaré en cada caso y el proceso dindmico de ajuste tendré distintas condiciones iniciales periodo a periodo. Bibliografia Una formulacién grafica sencilla del equilibrio es BATOR (1957). Textos clasicos sobre el tema Koopmans (1957) y, con fuertes dificultades mateméticas, DEBREU (1959) y ARROW- HAHN (1971). Los teoremas 6.1 y 6.2 del texto corresponden a ARROW-HAHN (1971), cap. 2. Sobre estrategias de la prueba de existencia la clisica se encuentra en ARROW-DEBREU (1954) y DEBREU (1959); la basada en funciones compensadas en ARROW-HAHN (1971). La existencia con incertidumbre se formula en DEBREU (1959) y mds ampliamente en RADNER (1968). Las relaciones equilibrio-6ptimo fueron formalizadas inicialmente por ARROW (1951b) y DEBREU (1954b), siendo lectura muy recomendable KooPMANs (1957) —ensayo 2, epigra- fe 2.4—. Una revisién avanzada DEBREU (1982). La estabilidad hicksiana se debe a HICKS (1939) e inicialmente discutida por SAMUELSON (1938). Los teoremas iniciales sobre sustituibilidad bruta y axioma débil de preferencia revelada aparecieron en ARROW-HURWICZ (1958) y ARROW-BLOCK-HURWICZ (1959). Una revisién del tema de estabilidad antigua pero atin titil es NEGISHI (1962). Una revision mas actual y muy avanzada HAHN (1982a). EI principio de correspondencia se debe a SAMUELSON (1947). Una interpretacién mode- rada ARROW-HAHN (1971). Capitulo 7 TEMAS DE EQUILIBRIO GENERAL 1. El nicleo en una economia de intercambio puro En el capitulo anterior mencionamos un tipo de estrategia que podia conducir a la demostracién de existencia de equilibrio general competitivo basada en la idea de cooperacién entre los agentes y que se articulaba en torno al concepto de niicleo de una economia. Tanto las pruebas de existencia como la propia descripcién estilizada de la ‘economia competitiva realizadas en el capitulo 6 se basaban en la idea central de que los individuos competian entre si tomando los precios como datos. Una lectura importante del resultado final de este tipo de economia era —ver teorema 6.4— que las decisiones de los agentes se tomaban independientemente teniendo como Gnica informacién los precios 0, dicho en otros términos, que la economia era descentraliza- ble via precios. No se trataba s6lo de que los agentes tuvieran como tinica informacion los precios sino que, ademas, con la misma tomaban decisiones éptimas mutua y simultaneamente compatibles. El tema del que nos vamos a ocupar ahora, debido a Edgeworth, se basa en la idea de que los agentes pueden cooperar entre si en el intercambio alcanzado acuerdos que resultan beneficiosos para todos ellos, y puesto que los términos de los acuerdos son libres los precios implicitos en los mismos no son datos. Parece intuitivo que un agente tenderd a comportarse més a la Walras en caso de ser poco importante, es decir, si actéa en una economia con muchos agentes, mientras que los acuerdos a la Edgeworth parecen mas adecuados posibles para agentes importantes 0 en economfas con escaso ntimero de agentes. Aunque esto pueda ser cierto no constituye sin embargo nuestro principal interés. No se trataré aqui tanto de discernir si la competencia 0 la cooperacién describen de forma més exacta el comportamiento de los agentes en distintos tipos de economia, cuanto de ver qué 255 256 _Andlisis microeconémico resultados analiticos relevantes pueden obtenerse con el nuevo enfoque de los problemas del intercambio. Volvamos, por tanto, a la economia de intercambio de dos agentes y dos bienes —ver epigrafe 1 del capitulo 6— y permitamos que establezcan acuerdos entre si. En el grafico 7.1 se han trazado las curvas de indiferencia de cada agente correspondien- tes al nivel de utilidad de la situacion inicial (U(X) = Ud y U*(%) = UG). Sean cuales sean los acuerdos a que lleguen ambos consumidores, estos s6lo podran producirse en algin punto del area XBDC del grafico 7.1 porque ninguno de ellos aceptara empeorar su situacién inicial como resultado de un acuerdo libre, ya que en dicho caso bloquearta el acuerdo. Grarico 7.1 Ni siquiera todo el érea comprendida entre las curvas de indiferencia que pasan por la posicién inicial constituyen asignaciones posibles finales detivadas de acuerdos entre los agentes. En la realidad el acuerdo lo seré respecto a una situacién final, pero por facilidad expositiva supongamos una negociacién por etapas como artificio para demostrar que slo una pequena parte de las asignaciones paretianamente no peores que % pueden ser de equilibrio final de la negociacién. Supongamos que el consumidor 2 ha sido tan habilidoso en la primera ronda negociadora que ha conseguido situarse en A, su equilibrio de monopolista del grafico 6.3. Pese a ello, ambos consumidores preferiran seguir negociando porque existen atin posibilidades de mejora para.ambos, representadas por las asignaciones comprendi- Temas de equilibrio general_257 das entre las curvas de indiferencia que pasan por A(U, y U4). La reiteracion de este argumento conduce a la conclusién de que el equilibrio final de la negociacién se situaré en algin punto del tramo CB de la curva de contrato, porque sélo las asignaciones en CB agotan las posibles ventajas derivadas del intercambio. Expresado en términos algo mds formalizados, dada una situaci6n inicial X, el conjunto de posibles asignaciones de equilibrio final bajo los supuestos mas amplios posibles de negociacién es el de aquellas asignaciones no bloqueables por ningin agente 0 grupo de agentes coaligados —en caso de que haya mas de dos—, y este conjunto es el que se denomina niicleo de la economia En el caso simplificado que hemos analizado resultan claras las relaciones entre el equilibrio competitivo, la eficiencia paretiana y el nticleo de la economia. El equilibrio competitivo es un 6ptimo paretiano y pertenece al niicleo; el nticleo esta contenido en el conjunto de asignaciones dptimo paretianas y depende de cuales sean las dotaciones iniciales. ‘Ademés de estas relaciones, el nticleo presenta una propiedad importante no intuitivamente evidente que es su reducci6n con el nimero de agentes de la economia. Supongamos que duplicamos la economia de intercambio analizada considerandola formada por dos agentes del tipo 1 y dos agentes del tipo 2, y analicemos el comportamiento de una coalicién formada por los dos consumidores de tipo 1 y uno de los de tipo 2. En el grafico 7.2 supongamos que los integrantes de la coalicién estudian la posibilidad de intercambiar bienes entre si a un precio relativo representado por la recta XC. Si, por ejemplo, los dos agentes del tipo 1 se sitéan en H entregaran 2FG del bien X; al agente de tipo 2 a cambio de recibir de éste 21/ unidades del bien X,. Este e Grarico 7.2 258 _Andlisis microecondjnico liltimo se situaria en el punto H’ (sobre la recta de intercambio a una distancia de ¥ doble de la H) y los dos agentes del tipo 1 en el punto H. Esto significa que la coalicién puede, con las dotaciones iniciales que tiene en su poder, y excluyendo del intercambio al otro agente, cambiar los bienes de forma tal gue los dos consumidores del tipo 1 alcancen una curva de indiferencia U} y el de tipo 2 la U3. Esto elimina al punto C —y como resulta claro a otros muy proximos a ék— ‘como asignacin perteneciente al micleo de la economia duplicada, porque implica menores niveles de utilidad para los agentes de la coalici6n que las posiciones Hy H’ del grafico 7.2. Expresado en términos mas formales, la coalici6n analizada bloquea- ria la asignaciOn C porque podria, intercambiando sus dotaciones iniciales, mejorar la posicién de todos sus miembros respecto a C. Parece pues claro que a medida que aumenta el numero de agentes de Ia economfa, las asignaciones que pertenecen al niicleo de Ia misma se reducen. ‘Adicionalmente resulta trivial aceptar que cuando se replica la economia no pueden aparecer nuevas asignaciones que antes no pertenecieran al néicleo y ahora si. Cualquier coalicién posible en una economia determinada puede repetirse en una de mayor tamafio, por lo que cualquier asignacién bloqueable en la primera podria serlo en la segunda. Esta propiedad de reduccién del nticleo contiene una posible estrategia de demostracién de existencia de equilibrio competitivo: la asignacién de equilibrio nunca saldré del micleo y si este se reduce a medida que la economia aumenta de tamafio, en el limite —para un numero de consumidores tan grande como deseemos— coincidiré con el conjunto de las asignaciones de equilibrio competitivo. Por tanto, bastard con demostrar que el micleo de una economia tan grande como deseemos no es un conjunto vacfo para demostrar la existencia de equilibrio competitivo. Pero lo anterior es, por ahora, una intuicién y debemos ahora formalizar algo los conceptos utilizados hasta aqui. En el capitulo anterior ya definimos un equilibrio competitivo en una economia de intercambio puro (EC) como un p* y una asignacién x* relativos a unas dotaciones iniciales & tales que: Ye <> (7.1.1) i 7 Wh: xt > x! > ptx! > pix!” = prt (7.1.2) y un optimo paretiano (OP) como una asignaciGn & relativa a unas dotaciones iniciales % tal que: Yv< dD xe a a y ademé a Dts De D (7.2) Wh: 3,3 Temas de equilibrio general _ 250 Por iiltimo, el niicleo (N) de una economia de intercambio puro esta formado por el conjunto de asignaciones del tipo x relativas a unas dotaciones iniciales que verifican: Seed x a a y ademas: age Sts Se (Cet... mH) het het (7.3) Wh € C: >) es decir, asignaciones que son factibles y que no existe coali bloquearlas en el sentido de poder proporcionar a sus miembros una asignacién factible y preferida a x. Las relaciones entre los conceptos de EC y OP fueron analizadas en los teoremas 6.3 y 6.4 y ahora formularemos las existentes entre el concepto de niicleo y los de EC y op. Teorema 7.1. Si (p*, x*) es un equilibrio competitivo de una economia de intercam- bio con dotaciones iniciales (Wh: 2" >> 0), la asignacién x* pertenece al niicleo de dicha economia. Supongamos que x* es EC a los precios p* pero no pertenece al nticleo. Esto significa por (7.3) que existira alguna coalicién C y alguna asignacién factible para la misma & preferida a la x* para todos sus miembros, es deci acs: vt = Sx me AWE Cr By> "hy Pero si x* es EC por (7.1.2) resulta: pt > 8 > pt x het het que es contradictorio con lo anterior. Por tanto, no existiré asignacién como & que domine a la x* para coalicién alguna por lo que esta tiltima pertece al micleo de la economia. 260 _Andlisis microeconémico Teorema 7.2. Toda asignacién x que pertenezca al N de la economia de intercambio es un OP. Supongamos que % pertenece al miicleo pero no es OP. Por (7.2) existiré una asignacién X factible y estrictamente preferida para todos los consumidores a la x. Pero en este caso x seria bloqueada al menos por la coalicién de todos los agentes, lo que es contradictorio con el hecho de que pertenezca al nicleo. Establecidos estos resultados basicos introduzcamos ahora algo de notacién que permite trabajar con economias replicadas y que, ademés, servira para discutir mas adelante economias mas complejas. ‘Supongamos una economfa con H consumidores (1 ... H) identificado cada uno de ellos por unas dotaciones iniciales ¥* € RY. y por unas preferencias definidas en el conjunto %. La economfa utilizada en los teoremas del capitulo 6 puede formalizarse como: E: (1... H} > xRt es decir, como una aplicacién que asigna a cada agente unas preferencias —definidas en P—y unas dotaciones iniciales —definidas en IR’, Una réplica de dimension t de la economias E puede, por tanto, definirse como: ES (1... H)x(1... ) > PxRY E'constante en{r}x{1...f} (re (1... H) es decir, como una economia con 1 agentes de cada clase, definida la clase de agente por la igualdad de las dotaciones y preferencias de los que la componen. Con arreglo a la definicién dada de E' cualquier agente de la misma puede identificarse por dos ntimeros (h, q) indicadores del consumidor q-ésimo (q = 1... t) de la categoria h-ésima (h H). La funci6n de utilidad del agente (h, q) puede expresarse como U"(x") toda vez que su caracteristica funcional depende de su clase, y por igual raz6n sus dotaciones iniciales seran x". Teorema 7.3. (Igual trato en el nticleo). Toda asignacién x perteneciente al N de una economia replicada E' contiene, si las preferencias son estrictamente convexas, el ‘mismo vector de consumo para todos los agentes que pertenecen a la misma clase. Supongamos que X pertenece al niicleo de E' pero no proporciona iguales vectores de consumo a los agentes de la misma clase. Denominemos %, al vector de consumo del agente de la clase h-ésima que menor utilidad percibe, es decir: UN) < UN) Por la estricta convexidad de las preferencias: VAG) < UF ( y x) (74) Temas de equilibrio general 261 Ademés, si x pertenece al niicleo es factible por lo que: Side -#)> 0 (Wh), el conjunto de asignaciones de equilibrio competitivo coincide con el nticleo. Vamos a realizar una demostracién simplificada para el caso de dos bienes y dos clases de agentes lo que permite el uso de la representacién grafica mediante cajas de Edgeworth. En el grafico 7.3 se representa una economia en la cual AB son OP y x* es la tinica asignacién de EC. Como sabemos, cualquier punto que no se encuentre sobre AB sera bloqueado por la economia sin replicar (E"), por lo que para f = 1 s6lo los puntos comprendidos en AB pertenecen al N. Elijamos una asignacién cualquiera perteneciente al N para E! pero distinta de x* como, por ejemplo, la &. Se trata de demostrar que, para toda asignacién de estas caracteristicas, existir4 siempre un valor de ¢ y una coalicién tales que bloquean ¥en E'. Es decir, si podemos replicar sin limite la economfa siempre habra una réplica que permita una coalicién que bloquee cualquier asignacién que, siendo OP, no sea EC. Si ello es cierto se deduce que, para una réplica adecuadamente grande, las asignacio- nes pertenecientes al N y que son EC tienden a coincidir. Trazando las curvas de indiferencia que pasan por X — Wy i2 — se observa que el segmento x contiene asignaciones preferidas por el agente 1 a la X, y a partir de x contiene asignaciones preferidas por el agente 2 a la X. Esto sucederé siempre a menos que X sea EC. Repliquemos ahora la economia y consideremos una coalicién formada por m, agentes de la clase 1 y m, de la clase 2, coalicién que reparte unos vectores de consumo x!(m) y x°(m) a los agentes de cada clase, y supongamos que x pertenece al N. '262_Andlisis microeconémi GrAFico 7.3 Para que el reparto de la coalicin (rm, mz) sea factible y teniendo en cuenta por el teorema 7.3 que en el N los vectores de consumo recibidos por los agentes de la misma clase son iguale myx'(m) + max?(m) = m,X! + mx” (7.6) ‘Supongamos que la coalicién decide dar a cada agente del tipo 2 perteneciente a la misma un vector de consumo como el correspondiente al punto &, lo que significa que (7.6) se convierte en: myx!(m) + m3? = myx! + mx? (7.72) siendo ahora x!(m) el vector de consumo que la coalicién puede repartir a cada agente de la clase 1 si a los de la 2 se les sittia en %. Reordenando (7.7): (78) y teniendo en cuenta que X° — — x!, (7.8) se convierte en: x'(m) = (1 - a) xi + 72g! (7.9) m m En consecuencia, una coalicién (m,, m) siempre puede lograr un reparto tal que todos los agentes de la clase-2 se encuentren igual que en la asignacién OP que no es Temas de equilibrio general EC y los miembros de la clase 1 perciban un vector como el (7.9). En términos del grdfico 7.3 el vector (7.9) es una combinacién lineal convexa de los vectores‘® y x por lo que si se puede elegir arbitrariamente el valor de m,/m, es seguro que x!(m) se podrd situar en el segmento Rx por lo que todos los miembros de la coalicién de la clase 1 se encontrardn en una posicién mejor que en X. En consecuencia, si el valor de m,/m, puede elegirse arbitrariamente siempre existira una coalicién (m,, m;) que bloquee cualquier asignacién x OP y no EC porque podrd conseguir otra que, siendo factible por (7.6), mejore la situacién de todos los agentes de la clase 1 y no empeore la de los de la clase 2. Pero elegir el valor deseado de ma/m, no es mas que elegir un tamajio adecuado de la réplica t, por lo que para t suficientemente grande s6lo las asignaciones de EC pertenecerdn al N. Obsérvese que toda la clave de la demostracién se encuentra en la aplicacién del teorema de equitrato en el nticleo que es lo que permite formular (7.6) y (7.7) en términos de x'(m) y x°(m) sin diferenciar entre los agentes de cada clase. Y también en la convexidad estricta de las curvas de indiferencia —necesaria por otra parte para la demostracién del teorema 7.3— que impide la existencia de tramos rectos de las mismas que puedan hacer coincidir la de alguno de los agentes con el segmento Xx, en cuyo caso nada garantizaria la obtencién por parte de la coalicién de una posicién estrictamente mejor a X para los agentes de clase 1. El sentido de este teorema es claro. Por una parte sefiala una propiedad importan- te de los sistemas descentralizados de asignacién via precios y es que en el caso de un nimero suficientemente elevado de agentes —identificable con la competencia per- fecta—las asignaciones del niicleo tienden a coincidir con las de equilibrio compe vo, por lo que las ganancias en términos de un marco institucional que permita acuerdos entre los agentes se reducen con el némero de agentes. Sin embargo, el teorema tiene otra lectura tan importante como esta que sefiala la inestabilidad inherente a este tipo de sistemas de asignacion: la tendencia a formar coaliciones que permitan ampliar las soluciones finales del intercambio, dando cabida a asignaciones més convenientes para la coalicién que la de equilibrio competitivo. La desigualdad institucional de los agentes a la hora de formar posibles coaliciones es, pues, un factor de inestabilidad en los mecanismos de asignacién descentralizados via precios. También el teorema tiene un corolario inmediato en términos de la demostracién de la existencia de EC. Bastar4 con probar que el micleo de una economia replicada nunca es vacfo para demostrar dicha existencia de EC. La economia replicada E‘ es una economia con un ntimero tan grande de agentes ‘como deseemos siempre que t > ©, pero presenta ciertas dificultades en su tratamien- to formalizado que exige el empleo de complejos teoremas limite. Para soslayar algunos de estos problemas se suele trabajar con una economia con un continuo de agentes en la que se sigue suponiendo que existen H clases de consumidores, pero cada una de ellas tiene un numero de agentes igual al de puntos en el intervalo cerrado [0,1]. Por tanto, una economia de este tipo —E‘— puede modelarse como: E*: {1... H)x{0, Ib Px Rt E® constante en {r}s{0, 1] (re (1... H}) 264 Analisis microecondmico 264 _Andlisis MICTOCOMG TC Una asignacién en E no es mds que una funcién que asigna a cada agente (h, 4) (he (1... H}, 4 € [0, 1]) un vector de consumo x"? definido en R’,, es decir: fi (1... H)x(0, 1] > RY Una economia de este tipo presenta ciertos rasgos que, intuitivamente, le convier- ten en adecuada para la demostracién del teorema 7.4. En primer lugar, permite analizar economias en las cuales cada agente, individualmente considerado, carece de influencia alguna sobre los resultados finales del intercambio. En segundo lugar, y profundizando algo més en dicha idea, es claro que para cualquier subintervalo [0, &] < (0, 1] existe «igual» numero de agentes que para la economia definida en [0,1] 10 que asegura la posibilidad de reproducir en economias E* de menor dimensi6n cualquier asignacién que se haya producido en las de mayor. Por ultimo, una economia E* puede considerarse como el limite de una secuencia de economias replicadas E’ cuanto 1 se hace tan grande como queramos, lo que permite probar en forma mis sencilla teoremas limite sobre el niicleo y el equilibrio competitivo. Profundizando en la idea de que el concepto de economfas replicadas constituye una simplificacién util pero presenta dificultades para la generalizacién de sus resultados, consideremos una economia que se va haciendo mas grande, pero no en forma replicada. Esto es lo que sucede en la realidad en la que el crecimiento del niimero de agentes de la economia no se produce proporcionalmente por clases. Una economia «grande» pero no replicada, presenta inmediatamente dificultades, la primera de las cuales radica en que sus asignaciones de nticleo no presentan la propiedad del tratar igual a todos los agentes de la misma clase (teorema 7.3), propiedad esencial para las demostraciones de reduccién del niicleo hacia las asigna- ciones de equilibrio competitivo. Para hacer clara esta dificultad, supongamos una economia que ampliamos por el procedimiento de aumentar el numero de agentes de la clase 1 pero manteniendo un solo consumidor de la clase 2 que va aumentando sus dotaciones iniciales en proporcién al niimero de agentes de la clase 1. Es decir, una economia «grande» de tamaiio ¢ sera: t agentes con U'(x') y dotaciones ! EX) { 1 agente con U(x?) y dotaciones £ lo que podrfamos identifica con una sociedad en que los pobres aumentan su nimero y siguen siendo en términos absolutos igual de pobres y los ricos no aumentan su numero pero van siendo cada vez més ricos, algo normal como representacion estilizada de la realidad. Es facil ver como el rico es cada vez més influyente en esta economia y los pobres cada vez menos, tanto en un marco competitivo como en uno cooperativo. El grafico 7.4 representa la economia E'(g). El tinico equilibrio competitivo es x* que, a medida que f aumenta representa mayores niveles de utilidad para el tnico agente de la clase 2, ya que mejora su posicién de partida (132), mientras que mantiene invariantes los niveles de utilidad de cada agente de la clase 1. Esto es as{ porque cada Temas de equilibrio general_265 vez que aparece un nuevo consumidor de la clase 1 compite con las «nuevas» dotaciones iniciales del agente 2 aumentadas en x y, por tanto, compite con lo mismo que lo hacfan sus compaiieros de clase antes de su aparicion —cada uno de ellos con dotaciones iniciales X' «contra» unas dotaciones iniciales x. GrArICo 7.4 En caso de situaciones cooperativas, la ventaja del agente 2 se debe a que cualquier coalicién operativa tendra que contar con él ya que una coalici6n de agentes idénticos en preferencias y dotaciones iniciales no puede obtener ventajas del inter- cambio entre si), Puesto que en situacién no cooperativa el agente 2 siempre podria alcanzar el cquilibrio competitive v*. es claro que ninguna coalicién puede obligarle a aceptar asignaciones finales comprendidas en el tramo de 6ptimos paretianos x*B, por lo que el nticleo de la economia analizada est4 formado sélo por las asignaciones OP comprendidas entre x* y el punto A del grafico 7.4. Por tanto, en la economia grande Eg) el nticleo no tiende con el aumento de su tamafio al conjunto de asignaciones de EC y sus propiedades limite son muy distintas de las de la economia replicada 0 con continuo de agentes. De hecho el agente 2 es facil imaginar que puede beneficiarse de establecer una.coalicién con algunos de los consumidores de la clase 1, beneficiéndo- © Esto no quiere decir que no se pueda hacer nada. Los agentes de clase 1 podrfan cometer un magnicidio y repartirse 1x? o podrian intentar cambiar la legislacién impidiendo la acumulacién de riqueza por encima de cierto limite. Pero en ambos casos la economia seria distinta de £'(g): en el primer caso por ‘cambio en el ntimero de agentes y en el segundo-por cambio en las caracteristicas del segundo, los a su vez a ellos, y que puede hacerlo en forma discriminada ya que solo él puede ofrecer mejoras a sus coaligados. Pese a estas dificultades pueden obtenerse resultados bastantes fuertes para economias grandes no replicadas que no presenten las dificultades que acabamos de analizar. Los resultados —muy complejos formalmente de obtener— pueden sinteti- zarse de forma sencilla. Se parte de un concepto formal de sucesién de economias puramente competitiva que es, en términos aproximados, una sucesién de economias caracterizadas por un cierto mimero de clases y con una ley de crecimiento libre. Es decir, el ntimero de agentes de cada clase no tiene por qué coincidir —como en las replicadas— y puede diferir tanto como se desee. Sin embargo, y para evitar casos excesivamente perversos como el analizado anteriormente, se piden tres propiedades de la economia cuando esta crece. Una primera es que de una u otra forma el mimero de agentes de la economia tienda a infinito. Una segunda es que cuando esto sucede la proporcién que cada clase representa respecto al total de agentes tienda a estabilizarse. Como resulta inmediato, la economia que hemos llamado E"(g) cumple ambas caracteristicas ya que cuando f tiende a infinito el ndmero de agentes de la misma tiende a infinito, y la proporcién de la clase 1 tiende a estabilizarse en el valor 1 y la de la clase 2 a estabilizarse en el valor 0. Por ello se exige una tercera propiedad de las sucesiones de economias puramente competitivas y es que estos valores hacia los que tienden las proporciones de agentes de cada clase sean positivos (algo que no cumple E'(g)). Aceptando estas tres propiedades se pueden demostrar dos tipos de resultados limite de cardcter aproximativo. Uno es que cuando se trata de una secuencia de economias como la descrita, cuando el numero de agentes tiende a infinito, para cualquier asignacién perteneciente al niicleo, existe un vector de precios tal que las demandas de todos los agentes se acercan tanto como deseemos a las de equilibrio competitivo. En términos graficos esta propiedad limite implica que existiré un vector de precios que permita descentralizar una asignacién tan proxima en cantidades fisicas como se desee a cualquier x € N. El otro resultado limite aproximativo es que puede acotarse el numero de agentes para los que, cuando la economia es suficientemente grande, el mecanismo de precios no les permite alcanzar una asignaci6n perteneciente al nticleo. La proporcin de agentes para los que esto sucede depende del grado de proximidad al nucleo que se desea alcancen los agentes para los que el sistema de precios funciona bien. El resultado de estos teoremas limite sobre economias grandes tiende, por tanto, a sefalar que las asignaciones pertenecientes al nicleo de una economia pueden, bajo ciertas condiciones, ser aproximadamente descentralizables por medio del sistema de precios. 2, Economias regulares y criticas Uno de los temas centrales de la teorfa del equilibrio general competitivo, y como acabamos de ver también del nucleo, es el de las condiciones bajo las cuales el sistema de precios es capaz de descentralizar las decisiones 6ptimas de los agentes individua- les. Esto significa, a su vez, que los precios transmiten toda la informacién necesaria Temas de equilibrio general 267 para tomar las decisiones en el ‘sistema y que las variables reales —cantidades demandadas— son relativamente sensibles a las variaciones de los precios. Aunque esta tiltima idea no se haya formulado hasta ahora de forma explicita resulta intuitivamente clara: si los precios han de ser suficientes para gobernar las asignacio- nes de la economfa, es claro que estas habran de presentar una cierta sensibilidad a los precios. Bastarfa con imaginar el caso extremo de que todas las demandas fueran absolutamente rigidas para darse cuenta de que en dicho caso el sistema de precios seria incapaz de corregir situaciones de desequilibrio. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta importante tratar de determinar si es frecuente 0 no que las economias competitivas presenten caracteristicas que hagan que el sistema de precios no funcione adecuadamente atin cuando exista equilibrio. Analicemos un caso de economia que presenta problemas de este tipo por medio de la caja de Edgeworth del grafico 7.5. Cuando la situaci6n inicial de ambos consumidores es ¥ existe un continuo de equilibrios entre los puntos A y B. Esta es una situacién poco deseable porque el cxistir infinitos equilibrios ser4 imposible saber hacia cual tiende la economia ante una pequefia perturbacién, imposibilitando por tanto los ejercicios de estdtica comparativa. Pero, ademas de esta caracterfstica indeseable de la existencia de infinitos —no s6lo miltiples— equilibrios, la economfa del grafico 7.5 presenta un problema adicional. Supongamos que las dotaciones iniciales se distri- buyen entre los dos consumidores de una forma ligeramente distinta de forma que la situaci6n inicial pasa a ser ¥: aparece un tinico equilibrio competitivo en C. No s6lo se e GRAFICO 7.5 268 _Andlisis microeconémico 268 Andlisis MiCrOCCO CO trata pues de que en una situaci6n inicial determinada (2) existan infinitos equilibrios sino, ademés, cuando se produce una perturbacién muy pequefia en la economia, esta se comporta en forma discontinua «saltando» del continuo de equilibrios AB a uno nico C comparativamente muy alejando de los existentes inicialmente. Expresado esto en términos del grafico convencional del exceso de demanda del bien X, —por la ley de Walras basta al haber dos bienes con analizar la funcién de exceso de demanda de uno de ellos—, obtendremos un grafico como el 7.6 en el de la economia con dotaciones iniciales X se representa con trazo continuo y la economia con dotaciones iniciales ¥ mediante trazo discontinuo, apareciendo claras las dos propiedades indeseables: existen infinitos equilibrios con , y un pequefio cambio en la distribucién de las dotaciones ini fuerte cambio en los precios y en el ntimero de equilibrios. 0 2p) GrArico 7.6 Si las economias fuesen normalmente como la comentada, el sistema de precios no funcionaria y por ello dicha economia es denominada como «critica». Pese a la gravedad de la situaci6n representada, parece intuitivo que la criticidad depende de forma crucial de que se esté inicialmente en ¥, porque en ¥ el sistema de precios se comporta de forma satisfacoria con un tnico equilibrio que, ademés, es estable con arreglo a la dinamica walrasiana estudiada en el epigrafe 8 del capitulo anterior. Sin embargo, también es cierto que un pequefio salto «hacia atrés» permite aparecer otra economia con equilibrio inico pero para un precio muy inferior de X,, provocando la discontinuidad indeseable de la reaccién del precio a un cambio pequefo en las condiciones iniciales. Temas de equilibrio general 268 Otro caso poco deseable es el representado en el grafico 7.7 que ejemplifica una economia con dos equilibrios. El correspondiente al punto E? es un equilibrio con buenas propiedades, pero el representado por el punto £! vuelve a presentar la poco deseable propiedad de reaccionar en forma brusca a pequefios cambios en las dotaciones iniciales, haciendo variar el niimero de equilibrios existente. 0 2p) GRarico 7.7 Tras los dos ejemplos analizados, parece evidente que es fundamental saber si las ‘economias del tipo descrito hasta aqui constituyen un subconjunto grande o pequefio del conjunto total de las posibles economias, ya que en el primer caso serd pequefia la confianza que pueda tenerse en el sistema de precios —atin aceptando todas las hipotesis que conducian a probar la existencia de equilibrio general—, mientras que en el segundo esta se vera robustecida. ‘Vamos a formalizar algo las ideas comentadas, pero parece en cualquier caso claro que podemos caracterizar aproximadamente las economias de intercambio como pertenecientes a una de dos clases: a) economtas regulares que presentan un ndmero finito de equilibrios y en las que los precios responden en forma suave a pequefias alteraciones locales de as dotaciones iniciales, y b) economéas criticas que presentan un ndmero finito 0 infinito de equilibrios y en las que los precios responden en forma brusca a pequerios cambios de las dotaciones iniciales. 270_Andlisis microeconémico Expresado en términos algo mas formalizados, las economias criticas descritas en los dos ejemplos precedentes se caracterizan por el hecho de que si 2:(p*) = 0 entonces (32;(p)/Sp1)p+ es también nula, mientras que en las economias regulares dicha derivada sera distinta de cero. Se habra observado que las economias que estamos tratando vienen definidas por los vectores de dotaciones iniciales (x! ... ¥) = ¥, ya que los restantes elementos —nimero de consumidores y sus preferenicas— se mantienen invariables” Por lo tanto, el espacio de las economias es R’,,. Normalizando todos los precios haciendo que su norma euclidea sea la unidad, es decir definiendo el espacio de los precios como S = {p/p >> 0; ||p|| = 1} se puede definir una correspondencia de pre- cios de equilibrio: IME): e> S que asigna a cada economia E definida por unas dotaciones iniciales determinadas un vector de precios perteneciente a Sy que cumple que: > (x"(p, Px Por el cumplimiento de Ia ley de Walras, basta que (1 — 1) de los excesos de demanda sean nulos para que se produzca equilibrio general por lo que el grafo © de la correspondencia de precios de equilibrio eliminando uno de los excesos de demanda sera @: © x S> R™. Se puede demostrar que el grafo © es una variedad multiple diferenciable de dimensién Hn homeomorfa respecto a un hiperplano, lo que en términos mas intuitivos significa que dicho grafo es un hiperplano deformado de forma suave en IR"4+D_ Esto significa que para el caso general de n bienes el grafo puede represen- tarse tal y como se hace en el grifico 7.8 en el que la economia Ey representa el caso del grafico 7.5 y del 7.6 y las economias E. y E,: dos casos de la categoria representada en el grafico 7.7 Las economfas E, y Ep del grafico 7.8 representan dos tipos de economias regula- res. La primera es de equilibrio nico y cualquier modificacién de la misma de cardcter local, altera en forma suave los precios de equilibrio. La economia E, presenta tres equilibrios, y aunque uno de ellos sea inestable desde el punto de vista de la dinamica de precios walrasiana, responden todos ellos en forma suave a cambios locales en las condiciones iniciales, ante los que el nimero de equilibrios se mantiene invariante. Lo importante del andlisis de economfas criticas es que se han obtenido teoremas que demuestran que las mismas son poco importantes desde el punto de vista de las probabilidades de que se presenten en la realidad. Aceptando que las funciones de demanda son diferenciables y todos los bienes son deseados, se demuestra que el © Por facilidad de representacién gréfica se ha supuesto © ¥* constante, pero esto no tiene por qué ser asi de forma que los cambios a que nos referimos en la economia pueden considerar alteraciones —locales— en las dotaciones iniciales totales. Temas de equilibrio general_271 conjunto de economias criticas en IR. es un conjunto cerrado de medida nula—o cerrado y no denso— lo que implica que la probabilidad de encontrarnos en una economia critica es nula aunque no sea un suceso imposible. Estos resultados se obtienen por medios muy potentes de topologia diferencial que superan el nivel de este libro, pero el resultado intuitive es claro: es de esperar que siempre nos encontremos con economias que tienen un mimero finito de equilibrios, nimero invariante ante pequefios cambios en las condiciones iniciales y que responden en forma suave a estos. Grarico 7.8 3. Estabilidad sin recontratacion En el epigrafe 8 del capitulo precedente se analizaron algunas condiciones suficientes de estabilidad del equilibrio general competitivo bajo el supuesto de un proceso de satonnement en el cual el subastador walrasiano iba voceando precios y acercindose hacia los de equilibrio. El supuesto implicito en dicho andlisis era que cuando el subastador voceaba unos precios distintos de los de equilibrio no se izaban intercambios efectivos a dichos precios. O, expresado en otros términos, realizadas las transacciones a precios de desequilibrio, al detectar el subastador la existencia de excesos de demanda positivos en algunas mercancfas, anunciaba que los intercambios no eran validos y los agentes volvian a «recontratar» las cantidades que habfan intercambiado. 272_Andlisis microeconémico 272_Andlisis MiCCOCCON OM CO Este es un supuesto absolutamente irreal. Si en el momento £ los precios son p(?), lo normal seré que en dicho periodo se intercambie efectivamente entre los agentes y que, por tanto, las dotaciones iniciales de los mismos cambien de periodo en periodo. Un ejemplo grafico ayudard a distinguir entre el caso en que existe y no existe recontratacién a precios de no equilibrio. En el grafico 7.9 en que las dotaciones iniciales en el momento inicial X(0) son las representadas por el punto ¥, existe un tinico equilibrio competitivo (x*) para unos precios de los bienes tales que XE fuese la restriccién presupuestaria de ambos agentes. Supongamos que el equilibrio no se conoce y que el subastador vocea un vector de precios que hace las restricciones presupuestarias de los consumidores ¥A que no es de equilibrio ya que el del agente 1 seria E' y el del agente 2 E? presentndose un exceso de demanda (oferta) de Xi(X2). e GrArico 7.9 Si, por ejemplo, los excesos de demanda se reparten por mitades entre los dos agentes, estos llegarian al acuerdo de situarse en X punto en el que ambos mejorarfan respecto aX. Ahora, al comienzo del perfodo r = 1, las dotaciones iniciales de los consumidores han cambiado, y habiendo el subastador observado la presencia a los precios antes voceados de un exceso de demanda de X; alteraré los precios de los bienes segiin la regla dinamica que se especifique. Como resulta inmediato, en caso de rts oe ecqiionio gorvoral 273 que ambos procesos de ajuste al equilibrio dieran resultados satisfactorios en el sentido de ser estables —es decir de alcanzar con el paso del tiempo el equilibrio—, los equilibrios competitivos alcanzados por ambos procedimientos serfan distintos: en el caso de recontratacién ya analizado el equilibrio final seria x* y en el de no recontratacién serfa un 6ptimo paretiano cualquiera de los comprendidos en la lupa que forman las curvas de indiferencia de ambos agentes que pasan por X (tramo CC’ de la curva de contrato). Parece intuitivamente claro que la estabilidad sin recontratacién debe ser menos exigente que la derivada de un proceso de fatonnement walrasiano, porque el cambio de las dotaciones iniciales perfodo a periodo va acotando en cada paso las posibles asignaciones en que ambos agentes mejoran, pero nada evita que la dinémica de precios sean tal que el equilibrio no pueda alcanzarse a partir de un cierto punto. Esto dependerd crucialmente de qué hipotesis se haga respecto a cémo se distribuyen los excesos de demanda no nulos ante precios de no equilibrio entre los agentes. El tratamiento formal de la estabilidad sin recontratacién es mas complejo que el ya realizado en el capitulo 6 y por ello aqui vamos a demostrar cmo bajo el supuesto de sustituibilidad bruta (SB) cualquier regla de reparto entre los agentes de los excesos no nulos de demanda conduce a la estabilidad, y expondremos los resultados de dos teoremas que no exigen SB para la estabilidad pero que especifican de forma algo compleja dicho reparto. Teorema 7.1. (Negishi). En una economia de intercambio con SB de todos los bienes el equilibrio es globalmente cuasiestable bajo cualesquiera condiciones de intercambio a precios de no equilibrio. Un proceso de no tétonnement (NT) implica una dindmica de precios, que podemos suponer de la forma tradicional: Pit) = xp, %) — 7) (7.10) y una regla de realizacién de los intercambios a precios de no equilibrio del tipo: HQ = FMD, (h= 1... Hej = 1... n) (7.11) que indica cémo cambiardn periodo a periodo las dotaciones iniciales de cada consumidor en funcién de los precios y las dotaciones iniciales de todos los agentes. Como estamos en una economia de intercambio puro, las cantidades de los bienes se mantienen constantes por lo que: V#=DAHeD=0 7 7 7) (7.12) condicién que acota p(!). 274 Andlisis microeconémic EI proceso dindmico de Negishi especifica una condici6n adicional: Spt = Dp Fe) = 0 a1.) (7.13) ; 7 que implica tan s6lo que cada agente ha de cumplir la restriccién presupuestaria periodo a periodo de forma tal que el valor del saldo neto de sus intercambios habré de ser nulo. Para probar la cuasiestabilidad global de este proceso dindmico bajo el supuesto de SB entre los bienes se define una funcién de Liapunov distinta de las normalmente utilizadas en las pruebas con recontratacién (que era la suma de las desviaciones cuadraticas de los precios respecto a los de equilibrio): VO = > be - DI (7.14) i que cumple las condiciones (6.55) ya que cuando p # p* siempre existiré intercambio y, por tanto, x; # ¥}, cuando p > la funcidn V(#) se haré tan grande como se desee, y siempre sera positiva por ser un valor absoluto, Para ver si cumple la tercera condicién de (6.55) —su decrecimiento respecto al tiempo— diferenciamos totalmente (7.14) respecto a f: 32> pay - Hl 3 > bi - Bl vo = >) + —— in + a 7.15) T Px WT Oxf aa El primer sumando del segundo miembro de (7.15) es siempre negativo si p # p* bajo el supuesto de SB. En efecto, todos los bienes se pueden descomponer en tres grupos segxin que su exceso de demanda a unos precios determinados distintos de los de equilibrio sea nulo, positivo o negativo. Los del primer grupo no cuentan ya que si el exceso de demanda de X; es nulo p; = 0. Aquellos bienes para los que el exceso de demanda es positivo implican por (7.10) que su precio crece y al revés con los que el exceso de demanda es negativo, por lo que todos los sumandos del primer miembro de (7.15) son negativos. Queda pues por demostrar que el segundo sumando es no positivo. Dicho segundo sumando puede expresarse: 38> bie - Bl Oy oy 7 sts ae et > pet = (por (7.13) = 0 7 Temas de equilibrio general_275 €n consecuencia el segundo sumando del segundo miembro de (7.15) es nulo y V(0) < 0 para cualquier p # p* tal y como postula el teorema. El resultado obtenido ha exigido suponer SB para todos los bienes, lo que constituye una exigencia que ya sabfamos proporcionaba estabilidad global al proceso con recontratacién (teorema 6.12). Sin embargo, como ya sc ha sefialado, la estabili- dad con NT es menos exigente que la estabilidad con recontratacién y ello puede demostrarse mediante la especificacién de una regla concreta de intercambios a precios de desequilibrio. Dos resultados merecen sefialarse en este campo. El primero, debido a Uzawa, demuestra que si el intercambio a precios de desequilibrio se realiza sélo si las nuevas dotaciones iniciales a que conduce son preferidas para algin consumidor pero no inferiores para ninguno, basta con exigir (7.12) y (7.13) para probar la estabilidad del proceso de NT. El segundo, debido a Hahn, postula que si, ademés de (7.12) y (7.13) se cumple para todos los consumido- res y bienes que el signo de x — x} es el mismo que el de x; — 3 six! # ¥ y que si 4; — 3 = 0 entonces x} = ¥, el proceso de NT es estable. Con independencia del tipo de supuestos que se hagan respecto a las reglas de intercambio fuera del equilibrio, parece claro que estos son menos restrictivos que supuestos como SB o el axioma débil de preferencia revelada de las funciones de exceso de demanda para todos los bienes, lo que confirma la idea intuitiva apuntada al comienzo del epigrafe sobre la mayor flexibilidad —aunque al coste de una muy superior complejidad formal— de las condiciones de estabilidad bajo procesos dindmicos de NT. 4. Equilibrio temporal y desequilibrio Tal y como hemos tratado hasta aqui, el andlisis del equilibrio general competitivo (EGC) presenta un interés inmediato en lo que respecta a su cardcter prescriptivo- negativo al hacer explicitas la cantidad y restrictividad de los supuestos precisos para garantizar que una economia competitiva presente un equilibrio que sea tinico y estable. Sin embargo, alguno de los supuestos pueden suavizarse en buena medida, y el modelo es lo suficientemente flexible como para incorporar ciertos elementos del mundo real sin por ello perder algunas de sus propiedades. Desde este punto de vista el modelo de EGC es un buen punto de partida para analizar modelos mas complejos que traten de reflejar estilizadamente ciertos rasgos significativos de la realidad. En esta linea se hardn algunas reflexiones relacionadas fundamentalmente con problemas de previsin no cierta por parte de los agentes y con la posible existencia de restricciones cuantitativas en los intercambios que permitirén esbozar una linea de investigacién muy amplia relacionada con el concepto de equilibrio temporal y la posible existencia de desequilibrios duraderos en un marco competitivo. Resulta inmediato el hecho de que el modelo de EGC tiene una lectura estdtica: trata de resolver problemas de asignacién eficiente en el contexto de mercados que se abren hoy y se cierran tras realizar las transacciones sin preocuparnos de qué pueda suceder cuando se vuelvan a abrir mariana. Pero también tiene una lectura temporal inmediata: si todos los bienes tienen mercados a futuro y los agentes conocen con certeza los conjuntos Y(t) y las dotaciones iniciales x(t) de perfodos futuros, la economia competitiva resuelve el problema de asignacién intertemporal eficiente y todos los teoremas del capitulo 6 le son aplicables. Dos problemas plantea sin embargo esta lectura temporal: la no existencia de mercados a futuro para todos los bienes y el conocimiento perfecto y cierto de ¥¥(i) y (0) por parte de los agentes. La no existencia de mercados a futuro para todos los bienes no es s6lo un supuesto realista, sino que ciertas caracteristicas juridicas de las sociedades actuales impiden su existencia: la abolicién de la esclavitud implica que no hay mercados a futuro de trabajo para cualquier horizonte temporal. El requisito informativo de que todos los agentes conozcan con certeza sus dotaciones y posibilidades tecnol6gicas futuras es, a todas luces, excesivamente fuerte. El tema del conocimiento incierto tiene cabida en el modelo de EGC. Los bienes no sélo son distintos cuando se diferencian fisicamente o cuando estan disponibles en distintos momentos de tiempo, sino que también pueden considerarse como dis segiin cual sea el estado de la naturaleza en un momento dado de tiempo, es decir segiin tenga 0 no lugar un suceso concreto. Por ejemplo, puede considerarse que un paraguas es un bien distinto en ¢ = 1 segdn que llueva o no Hlueva. En este caso el precio actual del paraguas p(0) se interpreta como la cantidad de dinero que se paga ent = 0 por un contrato a futuro consistente en la entrega de un paraguas en ¢ = 1 si llueve y la no entrega si no Ilueve; algo semejante a un contrato de seguro. En estas con- diciones la incertidumbre podria ser incluida en el modelo de EGC sin especiales com- plicaciones, si bien resultaria preciso redefinir ¥(0) y U'(x'). En el caso de las funciones de utilidad se demuestra que si los agentes presentan aversiGn al riesgo, el conjunto de alternativas de consumo no peores que una cualquiera dada es convexo. En el caso de Jos conjuntos de produccién, su tamafio y forma dependen de que se den 0 no sucesos futuros no ciertos, pero no altera sus propiedades topoldgicas (ver epigrafe 5 del capitulo 6). La solucién apuntada al problema de la incertidumbre en el modelo de EGC sigue sin embargo suponiendo la existencia de mercados de futuro para todos los bienes, periodos de tiempo y ante cualesquiera sucesos. {Qué sucede cuando no existen mercados a futuro para todos los bienes? Supongamos una situacidn en la cual todos los bienes fisicamente distintos tienen mercados corrientes (f = 0) y uno al menos un mercado a futuro (t > 0). Este tltimo no es un supuesto restrictivo ya que sdlo implica la existencia de al menos un tipo de activo financiero o dinero cuya funcién es permitir transferir poder de compra entre periodos, y cuyo tipo de rendimiento serd el cociente entre dos cualesquiera de sus precios sucesivos), Llamando p al vector de precios de todos los bienes corrientes y de los bienes con mercados a futuro y q al vector de precios de los bienes sin mercado a futuro desde ¢ = 1 hasta el final del horizonte temporal considerado, es claro que los axiomas postulados —homogeneidad en precios, continuidad, ley de Walras...— ga rantizan a existencia de al menos un vector de precios (p*, q*) tal que 2(p*, 4*) <0 que constituye lo que se denomina un equilibrio temporal competitive (ETC). EI problema que plantea el ETC es claro: los agentes actéan paramétricamente ©) El tema de la inclusi6n del dinero en un modelo de EGC se discutiré con algin detalle en el proximo epigrafe Temas de equilibrio general_277 respecto a los precios p* que son conocidos y ptiblicos en los mercados, pero no conocen q* y cada uno tendré sus propias expectativas respecto a cuales sean los precios que prevalecerén realmente en el futuro. Esto introduce el tema de las expectativas de precios de los agentes y de las condiciones bajo las cuales dichas expectativas pueden dar lugar a un ETC en el sentido de que las decisiones de los agentes sean mutuamente compatibles para p* y los q esperados por cada uno de ellos. Es claro que el problema no es trivial porque —incluso en el caso mas sencillo de economia de intercambio puro— las funciones de demanda de cada consumidor seran del tipo x" = x"(p, (q")*), siendo (q")’ los precios esperados por el agente h-ésimo, y las funciones agregadas de demanda tomarin la forma z = 2(p, (q')° ... (a”)*), resultando razonable suponer que divergencias fuertes entre las expectativas de los distintos agentes pueden provocar la inexistencia de un (p*, q*) de ETC. En conse- cuencia, la investigacién sobre la existencia del ETC en los términos en que lo hemos descrito se convierte en el andlisis de las caracteristicas que deben cumplir las expectativas de los agentes para que puedan resultar mutuamente compatibles. Una solucién consiste en postular las lamadas expectativas racionales que son precisamente aquellas que hacen que todos los agentes esperen que los precios futu.0s sean q* y que, por tanto, sus planes se puedan realizar y ser compatibles para (p*, q*). Otro tipo de planteamientos mas amplios permiten demostrar la existencia de ETC bajo ciertas condiciones de formacién de expectativas de precios que, expresadas en términos intuitivos, exigen que los precios esperados no sean demasi: do sensibles a los cambios en los precios presentes y que exista un cierto grado de acuerdo entre los agentes sobre las relaciones entre precios presentes y futuros. En forma algo més técnica estas condiciones suelen estar relacionadas con la denominada elasticidad de las expectativas, que es el tanto por uno de variacién de los precios esperados cuando se produce una variacién del 1 por 100 de los precios actuales, y que se exige sea inferior a la unidad para todos los bienes. EI equilibrio descrito en los parrafos precedentes se denomina competitivo porque supone que los precios varian con suficiente rapidez dentro de cada periodo como para ajustar todos los posibles desequilibrios que puedan presentarse, de forma que el ETC implica por definicién la no existencia de desequilibrios duraderos. Los precios siguen transmitiendo toda la informacion necesaria para que los agentes tomen sus decisiones y, por tanto, el sistema de precios es capaz de descentralizar una asignacién de ETC. Obsérvese que, pese a esta limitacién, el ETC permite incluir un tipo de desequilibrios que el modelo de EGC no temporal no permitia albergar: dado que en cada periodo los agentes s6lo ejecutan en el mercado sus planes para dicho periodo pero no expresan sus planes a futuro, estos pueden ser simultaneamente incompatibles. Sin embargo, la realidad muestra que ciertos precios no se ajustan con rapidez a situaciones de desequilibrio bien por la existencia de restricciones legales (v.g.: precios administrados), bien por ciertas caracteristicas institucionales que los hacen poco flexibles (v.g.: la rigidez a la baja de los salarios monetarios keynesianos), bien Porque para algunos bienes las cantidades se ajustan con mayor rapidez que los precios a situaciones de desequilibrio. Esto plantea el problema del equilibrio temporal con precios fijos que, como resulta intuitivamente claro, puede conducir a 278 Anilisis microeconémico —— situaciones de desequilibrio persistentes y que constituye un tema de investigacion dentro del 4rea mas amplia de andlisis de situaciones de desequilibrio. Sia corto plazo—dentro de cada periodo— algunas cantidades se ajustan con mas. rapidez que los respectivos precios a situaciones de exceso de demanda u oferta, apareceran asignaciones de desequilibrio que no se resolveran mediante el cambio en los precios sino por medio del racionamiento del mercado. En este caso los agentes no s6lo tendran que cumplir restricciones renta-precios de cardcter presupuestario sino que, también, sufrirén restricciones cuantitativas en forma de cotas inferiores 0 superiores a sus intercambios: de hecho un problema de este tipo fue analizado cuando se comentaron en el epigrafe precedente los procesos din4micos sin recontra- tacién. Para tratar estos problemas comentaremos primero la idea basica de la llamada hipétesis de decisién dual, debida a Clower, que permite diferenciar entre demandas nocionales —sin restricciones cuantitativas— y demandas efectivas, para pasar des- pués a formalizar el concepto de equilibrio con restricciones de cantidad y exponer por diltimo un modelo muy sencillo debido a Benassy que permite analizar el caso de desempleo permanente de recursos en el marco de una economia agregada en desequilibrio EI proceso de maximizacién de la utilidad de los agentes que se encuentra en la base de la formulacién de las funciones de exceso de demanda y que ha sido analizado en el capitulo 2, supone que la renta obtenida por los agentes es la prevista en los cilculos de optimizaci6n individuales. Esto significa, por tanto, que las demandas y ofertas que constituyen sefiales del mercado con precios fijos son demandas y ofertas «nocionales» relativas a una renta esperada. Utilizando la notacién de Clower y lamando d, a la demanda del tinico bien, s, a la oferta del unico recurso y ra la renta no derivada de la venta del recurso, el comportamiento nocional del consumidor consiste en resolver: Max. U(dy, 52) dus, s.a: pidy = pas) +r problema de cuya solucién de obtienen la demanda df y oferta s$ nocionales de equilibrio. Supongamos ahora que 5 < sf siendo 5, la oferta del factor realmente cfectuada (v.g.: el agente desearia trabajar 9 horas diarias pero la legislacién laboral mpide trabajar mds de 7), por lo que su problema de optimizacin se convertira realmente en: Max. U(d,, 52) s.a: pd, = pos, tr que conduce a una demanda «efectiva» d, distinta de la nocional (df) y que es la realmente percibida en el mercado. Por tanto, el mercado recibe como senales del agente una demanda y oferta (dj, 53) distintas de las nocionales (df, s$). Resulta inmediato que el planteamiento original de Clower, ideado para tratar de Temas de equilibrio general 279 explicar el desequilibrio keynesiano, puede ampliarse —como hizo Grossman— para el caso en que dt > dy, siendo d; la demanda efectiva del bien bajo restricciones de cantidad, en cuyo caso la soluci6n de: Max. U(d,, 52) | s.a: pidy = pos, + r daria lugar a que el mercado percibiera como sefiales (d;, §) que corresponderian a demandas y oferta efectivas distintas de las nocionales, que serian las mismas que en el caso anterior. Todo lo comentado sobre las diferencias entre valores nocionales y efectivos significa que el agente, ademas de tomar como datos p; y p2, sufre una restriccién del tipo 52 0 d). Generalizando un poco esta idea y suponiendo que el consumidor h-ésimo tiene cotas inferiores (z/(m)) 0 superiores (2/(M)) a sus intercambios tales que: O<2(M)>xt- xe cMm) <0 (j n) la sefial de mercado que percibe dicho agente no es —como en los casos de EGC 0 ETC— el vector de precios, sino un vector (p, z"(m), 2"(M)) por lo que su eleccién se encuentra restringida por dos tipos de condiciones, una de cardcter presupuestario y otra de tipo cuantitativo, es decir, resuelve: Max. U"(x") px" = px" zim) = x" — x = 2M) ‘ (7.16) de donde se obtienen unas funciones de demanda &"(p, z(m), 2"(M)) que coincidiran con las tradicionales x"(p) sélo si las restricciones cuantitativas no son efectivas. En este caso es posible definir un equilibrio con restricciones de cantidad como un conjunto de intercambios netos (z") y de sefiales (s") = (p, z"(m), 2"(M)) para h = 1... H que cumplen: (a) z= s'(p, 2'(m), 2(M)) — Ry pe =0 (h= (b) si para algun bien j # n existe un agente cuya restriccion 2z}(M) es efectiva, Para los restantes agentes la restriccién z}(m) no es efectiva. La condicién (a) indica que cada agente cumple (7.16) y la (b) que solamente un lado del mercado —el comprador 0 el vendedor— puede estar racionado, ya que exige que si un consumidor no puede adquirir todo lo que desea de un bien, ningtin otro agente puede desear ser oferente neto de dicho bien y no poder vender todo lo que desee del mismo. El concepto definido de equilibrio es muy amplio ya que no especifica la forma en La exigencia j # n se debe a que el bien X;, es en este tipo de modelos el dinero. Ver epigrafe siguiente 280_Andlisis microeconémico nen es que se reparten entre los agentes los bienes sometidos a racionamiento efectivo, y es facil imaginar que distintos esquemas de racionamiento (el primero que Hega se sirve, cupones, reparto alicuota de los excesos de demanda...) dardn lugar a distintos conjuntos de condiciones que garanticen la existencia de un equilibrio con precios fijos. Para terminar este epigrafe vamos a desarrollar un modelo simplificado de corte macroeconémico, en el que se consideran tres bienes: uno de consumo (X), el trabajo (L)y el dinero (M) cuyos precios respectivos son p, w y la unidad, y donde existen tres agentes: (i) una empresa que produce el bien segin una funcién de produccién x = f(D), y que trata de maximizar su beneficio 7 = px — wl que transfiere dentro del propio perfodo a (ii) un consumidor que posce un stock inicial de dinero Mo, ofrece trabajo en cuantia limitada superiormente /p y trata de maximizar su funci6n de utilidad U(z, |, M) sometido a la restriccién pz + M = Mo + wl + 7, y (iii) un sector pablico cuyo consumo G financia con emisin de dinero de forma que pG = AM, siendo x = ¥ + G. Supongamos que la funcién de utilidad toma la forma concreta U(é, M) = alog & + ag log M (a + a2 = 1; a, @ > 0). Omitir el trabajo —o el ocio— de la funcién de utilidad significa una simplificacién muy cémoda: la oferta nocional de trabajo seré siempre fo de forma que resultar muy sencillo introducir restricciones cuantitativas a la oferta del mismo El problema que resuelve el productor es: Max. pf) — "| I G para asegurar que p* sea positivo. (Esta condicién puede interpretarse en forma intuitiva como razonable ya que significa que la preferencia por el dinero del consumidor multiplicada por el total de la produccién sea mayor que el gasto que el sector publico financia con aumento de dinero que ha de colocar al consumidor. La condicién exige, por tanto, que el sector ptiblico no trate de endosar al privado una cantidad inadmisible de dinero a cambio de menor consumo). {Como podria representarse en este modelo el paro neoclésico, involuntario, caracterizado por una situacién de desequilibrio en la cual existe exceso de demanda del bien y exceso de oferta de trabajo? Supongamos que los precios existentes (p, w) son distintos de los de equilibrio temporal (p*, w*), siendo (wip) > (w*/p*). A estos precios el productor no sufre restriccién alguna en su comportamiento de forma que segin (7.17) demandaré una cantidad de trabajo que cumpla: *=F0 P pero como la productividad marginal del trabajo es decreciente y el salario real mayor que el de equilibrio temporal, la cantidad demandada de trabajo 7 seré menor que la de ET ly. Esto provoca una restriccién cuantitativa en el comportamiento del consumidor consistente en que su oferta nocional de trabajo (Io) es mayor que la efectiva. Pero el consumidor se encuentra también sometido a una segunda restriccién cuantitativa. Su demanda nocional del bien de consumo Z corresponde a la éptima para una renta cuyo componente salarial es wlo, pero su renta salarial verdadera es 282 _Andlisis microeconémico s6lo wi por lo que se encontrard con que no puede Hlevar a cabo su demanda nocional de consumo. Visto desde otro punto de vista, si el sector ptiblico mantiene su valor de G, como la produccién total f(/) es menor que f(/o), el consumidor no podré adquirir sino sélo f() — G. Resulta claro que en estas condiciones s6lo una reduccién del salario real puede eliminar las restricciones cuantitativas y hacer desaparecer la situacin de desequil brio, y que un aumento del gasto publico no tendré efecto alguno sobre la economia ya que cualquier expansién de! mismo, dada la produccién total del bien de consumo x = (J), conducirfa a una reducci6n en igual cuantia del consumo privado. Pero el sencillo modelo expuesto también es capaz de representar una situacién de desequilibrio duradero de cardcter keynesiano en que coexiste un exceso de oferta del bien de consumo y del trabajo. En estas condiciones el productor recibe una restriccién cuantitativa ya que su produccién total es superior a la suma del consumo privado y piblico, y el consumidor percibe otra restriccién cuantitativa derivada de que su oferta nocional se trabajo Jy no es retirada del mercado en su totalidad. Teniendo en cuenta que la renta debe igualar al output y por (7.18) resulta que aquella es: a1 Mo, S (7.20) @ pa y un aumento del consumo publico presenta un efecto multiplicador sobre la renta y el empleo por (7.20) ya que a2 < 1; y una disminucién de los precios de consumo expande por (7.20) la renta y, por tanto, el empleo. Unos resultados en la ms pura tradicién keynesiana. El tinico resultado de este corte que no se mantiene es el efecto de un cambio en el salario nominal que aqui no existe por el supuesto de que los beneficios se distribuyen al consumidor dentro del mismo perfodo de anilisis, lo que implica que un efecto expansivo (depresivo) sobre w disminuye (aumenta) en igual cuantia los beneficios y mantiene invariable la renta percibida por el consumidor. El modelo expuesto no pasa de ser casi una trivializaci6n del original, pero es suficiente para mostrar cémo el andllisis de equilibrio temporal permite construir sobre bases de una cierta solidez microeconémica modelos de comportamiento agregados que habilitan a compatibilizar esquemas de funcionamiento de la economia que, desde el punto de vista macroeconémico, corresponden a modelos incompatibles. 5. Dinero, activos financieros y precios en el modelo competitivo La economia que hemos tratado hasta aqui —con la excepcién del epigrafe precedente en que hemos pospuesto toda justificacién de la existencia de dinero— ha sido una economia en que los bienes se intercambiaban entre si en régimen de trueque. Supongamos ahora que deseamos introducir el dinero en la forma mas sencilla de puro medio de cambio y no como activo financiero en el modelo de EGC y no en el de equilibrio temporal, es decir, existiendo mercados a futuros de todos los bienes Temas de equilirio general_283 Puesto que la posesi6n de papel-moneda en el modelo de EGC no reporta utilidad alguna a los consumidores por no existir incertidumbre, existir mercados de futuro para todos los bienes y no haber costes de transaccién, es claro que su funcin de exceso de demanda no puede obtenerse del proceso de optimizacién de los consumi- does porque los billetes no aparecen como argumentos en la funcién de utilidad u(x). Una solucién aparente a este problema consiste en recurrir a algdn supuesto de cardcter institucional o a alguna regla de apariencia «razonable» que permita definir una funcién de demanda individual de dinero. Lo més inmediato es suponer que los. consumidores desean mantener en forma de billetes una cierta proporcién del valor de sus tenencias iniciales de bienes, de su riqueza. Suponiendo por simplificacién que los beneficios son nulos y llamando X,,.1 al papel-moneda, el exceso de demanda de dicho bien para el consumidor h-ésimo ser4, bajo dicho supuesto: BipR" — Fhe siendo f" el tanto por uno del valor de las dotaciones iniciales que se desea mantener en forma de dinero. La funcién agregada de exceso de demanda de dinero sera, por tanto: ) (7.21) 2nvs() = >) Btve — y una ampliacién natural del concepto de equilibrio competitivo seria: z(p*) = 0 G=1...n) (7.22.1) Zn+i(p*) = 0 (7.22.2) EI sistema (7.22) presenta en forma simplificada la Hamada dicotoméa neoclasica existente entre los sectores real y monetario de la economia y que se deriva directamente de la forma de introduccién del dinero —como un «velo»— materializa- da en (7.21). En efecto, mientras que las funciones z(p) (j = 1 ... n) son homogéneas de grado cero en p, la funcién z,,,. lo es de grado uno en p y el stock total inicial de dinero dada la distribucién del mismo entre los agentes. Esto es facil de comprobar en (7.21): si los precios p aumentan proporcionalmente hasta kp(k > 1), Zn+1 aumenta. Si, ademés, variamos las dotaciones iniciales de dinero de cada consumidor desde x7,, hasta ki ,, la funcién (7.21) multiplica su valor por k. Lo anterior significa que, partiendo de una situacién inicial de equilibrio p* relativa a X,+1, si el stock de dinero aumenta en proporcién k (7.22.2) exige que lo haga en la misma proporcién el vector de precios p* para mantener el equilibrio monetario. Pero como z(p*)=0 (j=1...n) no depende de %p41 y z(kp*) = z(p*) = 0, ni los precios ni las asignaciones de produccién y consumo se verdn afectados. Es facil comprobar sin embargo que una perturbacién de origen real 284 Analisis microeconémico _ —por ejemplo una variacién en ¥ (j = 1 ... n)—altera el equilibrio real (7.22.1) y ademas, por (7.21), también el monetario (7.22.2). La dicotom(a asf planteada deja sin embargo dos puntos abiertos. En primer lugar, el equilibrio (7.22.1) determina p* pero no el valor absoluto de los precios. La solucin neoclésica consiste en afiadir (7.22.2) para determinar este, que seré, por tanto, una funcién de la cantidad de dinero existente en la economfa, postulando adicionalmente la llamada ley de Say —cla oferta genera su propia demanda»— que en términos del modelo tratado implica: S Pz(P) = 0 Sin embargo, considerando al dinero como un simple medio de pago en el marco del EGC la ley de Say no es mas que la identidad de Walras que, al ser afiadida a (7.22.1) no aumenta la informaci6n existente —no elimina el grado de libertad— al tratarse de una mera identidad. En segundo lugar, y esto es més importante atin, toda la construccién teérica en que se apoya (7.22.2) es falsa. Si el dinero no es un bien ya que de su posesién no se deriva utilidad alguna, no existe raz6n para suponer que los agentes deseen mantener en forma de dinero una parte de su riqueza inicial y, por tanto, la Gnica posibilidad de que z,41(p) sea nula es que lo sean las tenencias iniciales de dinero, porque si Hyves positivo el consumidor h-ésimo trataria de convertir sus tenencias de dinero en bienes que le reportan utilidad. En otros términos, z,+1(p) = Oy ¥,+1 > Oson incompatibles con la maximizaci6n de la utilidad si X,,,. no es un argumento de las funciones de utilidad. En resumen, la nica forma posible con fundamento teérico de introducir el dinero en un modelo de equilibrio general es considerarlo como un bien, incluido, por tanto, como argumento de las funciones de utilidad de los consumidores, y derivar su funcién de exceso de demanda del comportamiento optimizador de estos. Pero esto exige que el dinero reporte utilidad a los agentes, algo que resulta imposible en un modelo de EGC en que no existe imperfeccién alguna, hay mercados a futuro de todos los bienes, la previsin es perfecta y los costes de transaccin nulos. Tratemos de determinar algunas caracteristicas que debe presentar el modelo de equilibrio general para que pueda ser capaz de representar una economia monetaria. En términos generales el problema consiste en determinar qué especificaciones debe presentar una economfa para que en ella el dinero tenga un valor positivo en cualquier momento. Puede observarse que la exigencia de que el dinero tenga valor positivo en todo momento es distinta de la que nos planteariamos para cualquier bien que puede perfectamente en un momento determinado ser un bien gratuito sin plantear problemas. {Por qué el dinero no puede tener un valor nulo en un momento dado? Imaginemos por un instante que en un periodo (’ el dinero careciera de valor y esto fuese sabido por todos los agentes. En este caso ningin agente desearia mantener dinero en ¢’ — 1 por lo que el dinero careceria de valor también en dicho periodo, y la reiteraci6n del argumento conduciria a que el dinero no tuviera valor en ningin periodo. Esto constituye un problema técnico de cierta importancia que aqui sdlo Temas de equilibrio general_285 errs 0, olibTiO General 28 apuntaremos: o el horizonte temporal de la economia es infinito, lo que es inaceptable desde el punto de vista del realismo, o es preciso buscar condiciones que garanticen que, para cualquier horizonte temporal finito, el dinero tiene un valor positivo. De la discusi6n del parrafo precedente se deduce que, para introducir el dinero es preciso tratar con economfas en que los intercambios se desarrollen en forma secuen- cial a lo largo del tiempo. En una economia de EGC del tipo Arrow-Debreu —analizada en el capitulo 6—el dinero es innecesario, entre otras razones, porque los planes de los agentes se realizan en ¢ = 0 para todo el horizonte temporal previsto y no en forma secuencial como, por ejemplo, en el caso del equilibrio temporal. Pero si se contemplan economias en que los intercambios se desarrollan en forma secuencial es preciso también tener en cuenta las expectativas sobre los precios futuros por parte de los agentes y no s6lo incluir expectativas sobre posibles estados de la naturaleza, algo que, como vimos en el epigrafe 5 del capitulo 6, si podia hacer el modelo de EGC gracias a la existencia de mercados de futuro de los bienes. Posiblemente el esquema tedrico més sencillo que permite analizar el papel del dinero es el de los modelos de generaciones sucesivas. Supongamos que en cada periodo coexisten en la economia dos generaciones, formadas por agentes que viven dos periodos. Por tanto, en cada periodo existiré una generacién de jvenes (j) que disponen de dotaciones iniciales del tinico bien considerado (X) y otra de viejos (v) que, ademés de dotaciones iniciales del bien, poseen todo el dinero de la economia que, por razones evidentes si no existe la herencia, tratardn de cambiar por bienes de consumo a los jévenes. En este esquema el dinero juega el papel de transferir poder de compra de cuando se es joven a cuando se es viejo: los jévenes ofrecerdn parte de sus dotaciones iniciales a cambio de dinero a los viejos para poder expandir sus posibilidades de consumo al perfodo siguiente cuando ellos sean viejos. Siendo constantes la poblacién y la cantidad de dinero, el problema de los viejos consiste en deshacerse de todo el dinero, y, por tanto, tratan de cumplir: vO + = 2H + mo Po) siendo M la cantidad total de dinero existente y m el valor real de dicha cantidad, x"(0) la demanda del bien de consumo y ¥"(t) la dotaci6n inicial del mismo en poder de los viejos en ¢. El problema a resolver por los jévenes sera: ro Max. U(x(), x"(¢ + 1) PDX) + MD) = p(x) Pet De + 1) = pe + DR +1) + MO s.at donde p*(t + 1) denota el precio esperado por los jévenes para el bien de consumo cuando sean viejos. Para que exista intercambio intergeneracional, es decir, para que el dinero cumpla su funcién y tenga valor positivo, es preciso que el cociente p‘(t + L)/p(t) no sobrepase un valor critico p para el que los jévenes no estarfan dispuestos a transferir 286 _Andlisis microeconémico, 286 Analisis micro@COMG TMC consumo presente hacia el futuro. En otras palabras, un precio esperado suficiente- mente alto en relacién con el precio actual del bien de consumo hard que los jvenes no estén dispuestos a endeudarse para consumir cuando sean viejos una cantidad superior a sus futuras tenencias iniciales. Cual sea este valor critico dependera de la estructura de las preferencias temporales de los jévenes, pero en cualquier caso es claro que la condicién imprescindible para poder analizar el funcionamiento del dinero en la economia descrita es que el crecimiento esperado de los precios no sobrepase la cota p. ‘Supongamos que prevalecen expectativas racionales (ER) —ver epigrafe prece- dente— y que, por tanto, el precio del bien de consumo en el futuro coincide con el esperado: p'(t + 1) = p(t + 1); y veamos bajo qué condiciones existira un equilibrio monetario con ER. Por razones de sencillez supondremos que las dotaciones iniciales de ambas generaciones son iguales. Si, por ejemplo, la relacién critica p es inferior a la unidad es claro que con ER p(t + 1) < p(t). Las generaciones intercambiardn entre si —el dinero cumplira su funcién y tendrd un valor positivo— pero siendo los precios decrecientes y el stock de dinero fijo, su valor crecera con el paso del tiempo de forma tal que m(t) —> » por lo que con el paso del tiempo la demanda de los viejos tender a ser tan grande como se quiera de forma que, antes o después, la restriccién x) + x") = PH) + F() no podra cumplirse (al tender x*(0) a infinito) y el equilibrio no existiré. En el caso de que P fuese mayor que la unidad un razonamiento andlogo conduciria al resultado de que el valor de los saldos monetarios tenderfa a anularse por lo que el valor del dinero tenderia a cero y la economia seria, en el limite, autarquica porque los viejos terminarian por consumir s6lo sus dotaciones iniciales. En consecuencia, el modelo comentado sélo presenta equilibrio con ER sip = 1, de forma que los precios son constantes, el valor de los saldos monetarios también lo es y el dinero siempre tiene, incluso tendencialmente, un valor positivo y finito, Resumiendo los resultados obtenidos bajo los supuestos enormemente simplifica- dores postulados el modelo o presenta un equilibrio estacionario con ER 0 conduce a situaciones tendenciales autarquicas en que las generaciones coincidentes no inter- cambian y en las que el valor del dinero o tiende a ser cero o infinito. Podria parecer que otra posibilidad de equilibrio seria que los precios fueran crecientes (p > 1) y que m(#) se mantuviera constante aumentando la cantidad de dinero en la proporcién p cada periodo. Esta situacién plantearia sin embargo otro tipo de problemas ya que si en un estado estacionario de equilibrio con ER se expande de una vez por todas la cantidad de dinero, el modelo absorbe esta perturbaci6n sin alteracién real alguna incrementando los precios de una vez por todas de forma que el valor real de los saldos monetarios se mantenga constante; pero si M(t) varia a una tasa constante, los intercambios intergeneracionales se alterardn y ello significara la aparicin de efectos de caracter real. Esto conduce a otro tipo de problemas que no trataremos aqui pero que conviene apuntar: incluso dentro de la sencillez del modelo utilizado un equilibrio con ER experimenta alteraciones reales ante una norma de © Sin embargo, no se plantearia el problema de que el dinero no tuviera valor en un momento finito y, por tanto, no lo tuviera nunca ya que las generaciones «anteriores» a ¢ = utilizarian el dinero. Temas de equilibrio general _287 politica monetaria perfectamente anticipada por todos los agentes consistente en una expansi6n a ritmo constante de la cantidad de dinero. Y, como corolario, el modelo también permite ver cémo una politica monetaria anticipada puede evitar trayectorias temporales de la economfa que conduzcan a la autarquia y a la pérdida de valor del dinero. Mencionaremos para terminar un tiltimo problema que es el de la introduccién de més de un activo financiero, es decir, el problema de la consideracién de al menos un activo financiero alternativo al dinero (v.g.: los bonos de renta fija). La consideraci6n de un activo adicional exige tener en cuenta explicitamente la incertidumbre porque si el futuro es cierto sera més beneficioso 0 tener dinero o tener dicho activo, pero no tendrian sentido situaciones de cartera mixta. De hecho, la demanda especulativa individual de Keynes en un mundo con dinero y bonos es una demanda de todo 0 nada segiin que el tipo de interés esperado por el individuo sea mayor o menor respectivamente que el actual, y el hecho de que haya incertidumbre respecto al futuro es lo que permite que distintos agentes tengan distintas expectativas respecto al tipo de interés futuro que prevalecera y la economia, en su conjunto, pueda presentar simulténeamente demanda positiva de dinero y de bonos. No es dificil demostrar en el marco del modelo de generaciones sucesivas antes utilizado que la introducci6n de bonos impide la existencia de un equilibrio estaciona- rio con ER. Considerando la existencia de incertidumbre y de bonos, el sistema tendré dos precios p(t, s) y b(t, s) en cada perfodo, asociados a cual sea el estado de la naturaleza (s) en dicho periodo. Supongamos que existe un estado de la naturaleza 5 tal que, si tiene lugar, el precio de los bonos sera menor que para cualquier otro estado, es decir b(t, 5) < b(t, s) para cualquier s # 5. Es evidente que si el estado de la naturaleza fuera 5 no se mantendria dinero porque resultaria beneficioso con certeza mantener bonos. Por tanto, el valor del dinero en 5 seria nulo. Pero si se sabe que la economia no va a mantenerse permanentemente en 5 y que, por tanto, el dinero tendra un valor positivo en un periodo posterior, la demanda de dinero para 5 seria no acotada. Un resultado intratable. Sin embargo sf es posible un equilibrio monetario con ER no estacionario si se garantiza que la economia nunca se situard en 5. En suma para que dicho equilibrio exista es preciso garantizar que el bono nunca podré ser, sea cual sea el estado de la naturaleza, un activo mas beneficioso que el dinero para todos los agentes con certeza absoluta, y ello exige como condicién para introducir los bonos en el modelo que el dinero cumpla algdn tipo de funcién que los bonos 0 cualesquiera otros activos financieros no puedan cumplir. Por ejemplo, la demanda transaccional de dinero lleva implicita la idea de que s6lo el dinero permite adquirir bienes de consumo 0 que permite adquirirlos de forma més barata que los restantes activos financieros del sistema. Algo que puede racionalizarse por diversas vias: la desincronizacién ingresos- gastos utilizada por Baumol en su demanda de dinero transaccional, la indivisibilidad de los activos alternativos al dinero... © Esto exige que el conjunto de estados de la naturaleza sea finito, 288 Analisis microecondmico 6. Uncaso particular de modelo de equilibrio general: el abierto de Leontief Vamos a estudiar en este epigrafe un modelo de equilibrio general para el caso particular en que la tecnologia es lineal con coeficientes constantes del tipo Leontief. Supondremos que en la economia existen H consumidores y F empresas, n bienes finales ¢ intermedios (X, ... X,) y m factores primarios (¥, ... Y¥,)- La tecnologia presenta rendimientos constantes de escala y viene definida por dos tipos de coeficientes constantes. Llamando a, la cantidad fisica del bien X, necesaria para producir una unidad fisica del bien Xj, y by a la cantidad fisica del recurso primario Y;, necesaria para obtener dicha unidad: y= xylay Gi x5 = Yul 1... m) } (7-23) lo que implica que la funcién de produccién del bien X; tomard la form: min. (22 ; nl , te {i bay Mee Supongamos que la economfa desea generar un vector de usos finales 0 demandas finales de los bienes ¢ = (¢; ..- ¢,)- Para conseguirlo ser4 preciso no s6lo producir las. cantidades ¢, sino también las cantidades de los bienes utilizados como intermedios necesarias para producir e: Sauytasn 7 siendo x; la produccién total de X; (usos intermedios y finales). Por (7.23) la expresion precedente resulta: 1...) Saxtaax Ci n) 7 que en notacién matricial, llamando A a la matriz de coeficientes ay y x al vector columna de producciones totales puede expresarse como: Ax+ce=x de donde. -Ayle=x (7.24) Temas de equilibrio general 289 Pueden también calcularse las cantidades precisas de cada factor primario para evar a cabo la tarea productiva (7.24). Teniendo en cuenta (7.23) la cantidad necesaria del recurso Y;, es: > bux) = Ye (k= 1m) lo que, en notacién matricial, llamando B a la matriz de coeficientes by € y al vector columna de recursos primarios puede expresarse como: Bx=y (7.25) Podemos ahora calcular los costes de produccion de cada bien, que tendran dos componentes. En primer lugar, los costes intermedios que, llamando p, al precio unitario de X; resultardn ser, para la produccién de X;: Dri = (Por (7.23)) =D ayxp, GG = 1... n) (7.26.1) En segundo lugar, los costes derivados del uso de recursos primarios que, Hamando q, al precio unitario del recurso Y, serdn, para el bien Xj: D> yeige = (Por (7.23)) = >) byxiqe = G = 1m) (7.26.2) cs cs Sumando (7.26.1) y (7.26.2) se obtienen los costes totales: = ( Yap+ > bane) G siendo el paréntesis del segundo miembro de (7.27) los costes medios y marginales, iguales entre si y constantes para unos precios y matrices A y B dadas, resultado del supuesto de rendimientos constantes. En condiciones de equilibrio competitivo y con rendimientos constantes de escala, el precio del producto no puede exceder de los costes medios unitarios de produccién, por lo que llamando p y qa los vectores fila de los precios y recursos respectivamente, y por (7.27): CQ (7.217) PA+qB>p 6 p(l-A) 0 existira siempre un vector x > 0 que cumpla (I — A)x > ¢. Este resultado viene garantizado por las lamadas condiciones de Hawkins-Simon que exigen que todos los menores principales de (I — A) sean positivos. Otra forma, més general, de discutir esta condicién se basa en la aplicacién del teorema de Perron-Frobenius sobre matrices cuadradas no negativas. La ecuacién caracteristica de la matriz A es: lal - A] =0 polinomio de orden n en 2 cuyas soluciones (A, ... 4,) son las raices caracteristicas de ‘A. Cada raiz A, tiene asociado un vector caracteristico z, que verifi (al A)e, = 0 El teorema mencionado garantiza que si A es no negativa y cuadrada existe una raiz A* llamada de Frobenius que es la mayor de todas las raices caracteristicas en valor absoluto y tal que: 12 a 20. 2.° El vector caracteristico asociado z* > 0. 3.2. Si Az < pz para w > O real y z > O entonces 2* < p. 4° (ol — A)" > Osiy solo sig > a*. Temas de equilibrio general _201 Y Por otro teorema de célculo matricial (Fisher-Takayama) se sabe que para una matriz A con las anteriores caracteristicas la rafz de Frobenius se encuentra entre los valores maximo y minimo de los elementos de cada columna de A. Como dicha suma se encuentra entre cero y la unidad, sin llegar a esta Ultima ya que es preciso usar factores primarios para producir cualquier bien, es claro que 4* < 1 y por el punto 4.° (1 A)! > 0 por lo que sic > 0, resultard (I — A)~'e > 0. Ademés, por el punto 3.° y tomando p = 1, es claro Ax < x para todo x > 0 lo que indica que no toda la produccién se utiliza como input intermedio, quedando, por tanto, un excedente para usos finales, es decir, x — Ax > 0. Si ademds la matriz A es indescomponible® las relaciones precedentes se cumplen con estricta desigualdad. La ecuacién (7.25) se formulé inicialmente en forma de igualdad estricta pero en (7.31) aparece con el signo <. La raz6n es que en (7.25) calculébamos las necesidades de recursos primarios para obtener unas producciones totales x, y en (7.31) se admite que exista exceso de oferta de algin recurso lo que le convertiria en gratuito. No obstante, por comodidad, supondremos que en equilibrio Bx* = y*. De forma similar (7.28) si se cumple con desigualdad para algiin bien implica que los costes medios de producci6n son mayores que el precio, por lo que la produccin de equilibrio de dicho bien seria nula. Ahora estamos en disposicién de delinear la prueba de existencia. Para ello partimos de un (p°, q’) € S”*” lo que permite obtener por (7.29) y (7.30) ©%(p°, q°) € y°(p°, 4°). A partir de ¢° y por (7.24) puede obtenerse x° = (I — A)~'e”. Nada garantiza sin embargo que este x” sea factible porque puede no cumplir (7.25) dadas unas dotaciones de recursos y°. En este caso, se determina un escalar positivo a tal que ax” verifique (7.25) con estricta igualdad, es decir, Bax’ = y°. El sentido de esta ‘operacién es claro: si a < 1 significa que x° no era factible y si a > 1 que siéndolo no era eficiente por pertenecer al conjunto {x/Bx < y°}. En suma, el vector ax° implica un uso eficiente de y° que se ofrece a los precios (p°, q°). Es claro que si x° no es un vértice del poliedro convexo Bx = y°, el vector de precios asociado es tinico, pero si es un vértice habra un conjunto de vectores de precios asociados a dicho vértice. Llamando P al conjunto de precios asociados al vector ax®, es decir: P = {p/x° es max. p(I — a)x, s.a: Bx < y, y > 0} (7.32) existira un conjunto de precios de los recursos primarios asociado a P, es decir: © = (a/qes min. gy s.a: p(l — A) (P, Q)< S™*". ‘Si dicha correspondencia cumple ciertas propiedades® se le puede aplicar el teorema del punto fijo de Kakutani que garantiza la existencia de al menos un punto fijo de dicha correspondencia que no es dificil demostrar satisfaré, por construccién, las condiciones (7.31). El equilibrio competitive definido en (7.31) es equivalente al planteamiento y resolucién de un problema de programacién lineal. En efecto, para unos precios dados p y unas ofertas conocidas de factores primarios J, el problema: Max. p(I — A)x(= Be) sa: Bxsy x>0 (7.34) permite obtener la maximizaci6n del valor de la demanda final o producto neto de la economia sometida a la restriccién de recursos (7.25) de forma que la propia definicién de la funcién a maximizar garantiza el cumplimiento de (7.24). Por su parte, el problema dual: min. q¥ s.a: p(l — A) < qB (7.38) a>0 es la minimizacién de los costes totales de produccién para unos precios de los bienes y cantidades disponibles de recursos dadas sometida a la restricci6n de beneficio no positivo (7.28). Es claro que (7.35) proporciona el vector o vectores de precios q ¢ definido en (7.33) mientras que (7.34) trabaja con unos precios de los bienes finales que pertenecen al P definido en (7.32). Cuando B e ¥ de ambos problemas sean tales que los q y x éptimos satisfagan las condiciones de demanda ¢(p, q) y oferta y(p, q) nos encontraremos con una asigna- cién de equilibrio competitivo que, por el teorema fundamental de la dualidad (teorema 2.5), cumplira p*e* = q*y* lo que indica la igualdad entre el valor del producto neto y de la renta generada por la economfa. © En concreto la llamada semi (0 hemi) continuidad superior de la correspondencia, es decir, si la correspondencia T de S en $ cumple para todo X € S que si para todo conjunto abierto © que conticne a T(x) existe un entorno de ¥, e(8), tal que para cualquier x’ e(%) se cumple T(x’) c . En términos grificos la semicontinuidad superior en X implica que el grafo de T no puede explotar o ampliarse stibitamente. Temas de equilibrio general_283 La representaci6n grafica de (7.34) y (7.35) para el caso de dos factores primarios y dos productos puede hacerse sin dificultad. En el gréfico 7.10 se representa el problema (7.34): las restricciones Bx < J vienen representadas por el érea rayada y s6lo los puntos en la poligonal ABC son eficientes. Si el vector x se encuentra entre A y B, sin incluir este iltimo, los precios de los bienes finales asociados vienen dados por el vector normal a, si se encuentra entre B y C, sin incluir el primero, los precios asociados viene dados por ¢, y si coincide con B todo el cono de origen B y fronteras a y c—dual del conjunto rayado— indica vectores de precios asociables a la asignacién eficiente B. Obsérvese que si el vector x° obtenido por la construccién de la cortespondencia analizada es como el x° del grafico 7.10 un apropiado @ <1 convertira x? en x eficiente (X), y que si es del tipo x” un adecuado a > 1 lograré el mismo resultado. x Jilbra buy + bite = Fo > Jalboa bays + boats = Jo Ls Xx GrArico 7.10 El grdfico 7.11 representa el problema dual (7.35) siendo el area rayada la que verifica la restriccién de beneficios. La minimizacién del coste se conseguir sobre la frontera ABC que implicar4 asignaciones eficientes dado p. Puesto que tanto la funcién a maximizar del primal como la a minimizar del dual son lineales su representacién sera una familia de rectas de inclinacién negativa en ambos graficos. En el caso primal p(I — A)x = k sera una recta cuya inclinaci6n viene 294 _Andlisis microecondmico 704 _Andlsis MiCCO®CON iC determinada por el precio de los bienes finales y los coeficientes de usos intermedios y que estaré tanto més alejada del origen cuanto mayor sea k. En el caso dual la funci6n GF = Kk’ seré una recta de inclinaci6n determinada por el precio de los recursos y tanto més cercana al origen cuanto menor sea k’. Es claro que las soluciones a ambos problemas han de encontrarse en puntos de las respectivas poligonales ABC y que, ademés, deben coincidir normalmente con algan vértice de las mismas. ” as LL bug © bags =P Baba A 2 bia + brads = Pr v Bulbs bald GRArFICO 7.11 Los casos degenerados vendrian dados por soluciones del tipo A 0 C que tienen interpretacién inmediata en términos de bienes cuyo precio es inferior al coste de produccién (grafico 7.10) o de recursos gratuitos (grafico 7.11). En el caso simplificado de dos bienes y dos factores, los ejercicios de estatica comparativa son muy sencillos. Por ejemplo, un aumento en la dotacién de un recurso hard desplazarse paralelamente y hacia la derecha la restriccién del mismo en el gréfico 7.10 aumentando, por tanto, la produccién de equilibrio del bien que mas intensamente utiliza dicho recurso en su produccién. En caso de que, por ejemplo, aumentara el precio de un bien final, un razonamiento semejante sobre el gréfico 7.11 hace ver cémo aumentarfa el precio de equilibrio del recurso primario utilizado mas intensamente en la produccién de dicho. bien. Estos resultados, cuya generalizacion no es trivial, constituyen teoremas bien conocidos de la teorfa pura del comercio internacional debidos respectivamente a Rybezynski y Samuelson-Stolper. Temas de equilibrio general 295 Bibliografia Sobre el micleo, la mejor lectura es HILDENBRAND-KIRMAN (1976) y muy avanzada HILDENBRAND (1982). Economias regulares es un tema necesariamente complejo, siendo una revisi6n excelente DIERKER (1982). Estabilidad sin recontratacion puede ampliarse por ARROW-HAHN (1971) y con mayor sencillez en NEGISHI (1962). Los teoremas comentados son de UZAWwa (1962) y HAHN-NEGISHI (1962). Una revisién muy amplia de equilibrio tem- poral y desequilibrio es GRANDMONT (1982) y el modelo de corte keynesiano es de BENASSY (1978). La hipotesis de decision dual se debe a CLOWER (1965) y su generalizacién a BARRO y GROSSMAN (1971). El tema de la introduccién del dinero y los activos en el modelo de ‘equilibrio general se ha basado en un resumen de algunas de las ideas expuestas en HAHN (1982b). EI modelo lineal puede encontrarse ampliamente discutido en DORFMAN-SAMUEL- SON-SOLOW (1958) y la prueba de existencia en INTRILIGATOR (1971). Su formulacién original parte de LEONTIEF (1941). En VILLAR y HERRERO (1985), puede consultarse una ampliacién del modelo al caso de no linealidad. Capitulo 8 FALLOS DE MERCADO La propiedad del equilibrio general competitive (EGC) de ser una asignacién eficiente (OP) depende crucialmente del cumplimiento de una serie de axiomas que, por lo analizado hasta aqui, son los precisos para demostrar la existencia de EGC y el supuesto (v) necesario para demostrar el teorema 6.3. En el capitulo 6 ya se han analizado gréficamente ciertos casos en los que el incumplimiento de algin axioma por parte de los consumidores conducia a situaciones en que bien el EGC no era OP, bien las asignaciones Pareto eficientes no podian alcanzarse de forma descentralizada por medio de los precios. En general las situaciones en las que la asignacién de EGC no es OP se conocen bajo el nombre de fallos de mercado y suelen deberse a la existencia de indivisibilida- des en Ia economia —tales como rendimientos crecientes de escala— o al hecho de que los agentes se influyen reciprocamente al margen de los precios. En el primer caso ya sabemos (ver capitulo 3) que se plantean problemas con la propia existencia del equilibrio del productor competitivo. En el segundo es claro que no toda la informa- cin relevante se transmite a través de los precios y, por tanto, la descentralizacion de asignaciones eficientes por medio de estos no podra lograrse. En este capitulo analizaremos tres categorias de fallos de mercado correspondien- tes a los casos de efectos externos, bienes ptiblicos y rendimientos crecientes, haciendo especial hincapié en dos problemas. En primer lugar, cual es la diferencia entre las asignaciones competitivas y las OP en estos casos y a qué se deben dichas divergencias. En segundo lugar, si existen mecanismos correctores que permitan al sistema de precios funcionar adecuadamente en presencia de dichos fallos, sin necesidad de sustituirlo por un sistema de asignacién distinto. 297 298 _Andlisis microeconémico 1. Efectos externos Un efecto externo existe siempre que una variable sobre la que decide un agente concreto constituye un argumento en las funciones objetivo de otros agentes distintos. Esto significa que, en presencia de efectos externos, las funciones de utilidad U"(x") no tienen como tnicos argumentos las cantidades demandadas de los bienes por el consumidor (x} ... x) y que las funciones de produccién xf = x/(y’) no tienen como Ginicos argumentos las cantidades utilizadas de factores por el productor (y4 ..- yf). sino que ambas incluyen también otras variables cuyo valor no puede ser controlado por el agente afectado. Los efectos externos son muy frecuentes y ejemplos bien conocidos son los de una empresa que contamina un curso fluvial, empeorando la calidad del agua que puede ser utilizada como bebida por un niicleo urbano (efecto externo negativo sobre ‘consumidores) 0 como agua de riego por agricultores (efecto externo negativo sobre productores); 0 los casos en que la satisfacci6n derivada para el consumidor individual de una determinada cantidad de bienes de consumo depende de los niveles de consumo relativos de sus vecinos (el llamado efecto demostracién); 0, por buscar un efecto externo positivo en la produccién, el que representa para la produccién de miel el hecho de que las abejas liben nectar de flores que no son cultivadas por el productor de miel. Dos elementos son caracteristicos de estos efectos externos. Uno primero, que dichos efectos no se reflejan directamente en el sistema de precios lo que les diferencia de las economias pecuniarias externas analizadas en el capitulo 3. En efecto, en ausencia de regulacién legal, el contaminante no tiene por qué compensar a los damnificados por la contaminacién, ni el fabricante de miel a la naturaleza por tener unas flores mejores que en otra zona. Como es facil imaginar es precisamente este cardcter de efecto externo que no se articula a través de los precios lo que plantea problemas ya que crea alteraciones en los costes de produccién que no son soportadas por el causante de las mismas. El segundo aspecto a destacar es que los efectos externos no son evitables por quien los sufre o se beneficia de ellos. En este aspecto los efectos externos se diferencian claramente de los bienes privados que hemos analizado hasta ahora en la medida en que estos pueden «evitarse» sin mas que no adquirirlos. Desde el punto de vista técnico es facil imaginar donde puede residir la dificultad de tratamiento del equilibrio competitivo en presencia de efectos externos: variables que no son precios y que no son controlables por los agentes, afectan a los resultados de los mismos. Incluso, puede pensarse que la introduccién de otros argumentos en las funciones objetivo de los agentes puede llegar a hacer que estas pierdan las propiedades de concavidad que son imprescindibles para no solo lograr el equilibrio sino asegurar que este constituye una asignaci6n eficiente. ‘Comencemos por el caso mas simple de un efecto externo en la produccién susceptible de representacién grdfica. Imaginemos una economia formada por dos empresas que producen dos bienes. La primera tiene una funcién de produccién x = fas) y la segunda x2 = fo(V2, 11), de forma que la produccién de la primera ‘empresa provoca un efecto externo sobre la de la segunda que ser positivo o negativo dependiendo del signo de af;/8x. La cantidad disponible para ambas empresas del Fallos de mercado _299 inico factor productivo (Y) es fija e igual a y. Llamando p, y p2 a los precios de os bienes, las condiciones de EGC consistentes en la maximizacién del beneficio sabemos que implican: pi _ Shleys 1 ps dfldy, ee) Calculemos ahora la relacién marginal de transformaci6n entre ambos productos diferenciando las dos funciones de produccién y Ia restriccién de la dotacién del factor: dr, = Li dy, (8.2.1) dy; de, = L2 gy, + L ar, (8.2.2) By oxy dy, + dy =0 (8.2.3) y sustituyendo (8.2.1) y (8.2.3) en (8.2.2) se obtiene: dr, = — P12 ag, at dx, : df,/dy, de donde: =(— 42) ~ ley. _ oh eon = (#2) = 9292 3b 3) ' dx), dfldy, ax, 63) Comparando (8.1) y (8.3) se observa que la relacién de intercambio es mayor 0 menor que la RMT segin que respectivamente el efecto externo sea positivo o negativo. Esta situacién puede representarse en el grafico 8.1 en el que la curva AA’ es la de transformacion entre X; y X2“). La condicién de que la RMT sea igual al cociente invertido de los precios de los bienes se cumple en los puntos B, Cy D del grafico si la relacién de precios viene dada por la inclinacién de las rectas trazadas continuas. En los tres casos se cumplen las condiciones de maximizacién del beneficio de las dos empresas. Sin embargo, slo en el punto B dicha maximizacién implica el méximo de utilidad (U(B)) para el consumidor ya que también en dicho caso la relacion entre los precios se iguala a su RMS entre los bienes. En los puntos C y D sin embargo, ain traténdose de asignaciones eficientes, la RMS para el consumidor es, © La curva AA’ es e6ncava, En efecto, el conjunto de posibilidades de produccién de la economia es la suma de los individuales y la suma de conjuntos convexos es un conjunto convexo. Como el conjunto de posibilidades de produccién es la proyeccién del anterior en el espacio de los bienes, serd también convexo ¥y. en consecuencia, la curva de transformacién céncava respecto al origen 300__Anélisis microeconémico, respectivamente, mayor y menor que la RMT, lo que implica el logro de niveles de utilidad no maximos para el mismo. GRAFICO 8.1 La conclusion inmediata es pues que en presencia de efectos externos negativos (positivos) se alcanzan por medios competitivos puntos de equilibrio como el D(C) que no constituyen Optimos paretianos (B). No es dificil ver que la produccién del bien que genera el efecto externo negativo (positivo) es excesiva (insuficiente) para alcanzar la eficiencia, pero esto lo estudiaremos con un modelo algo més amplio. Supongamos que en la economia descrita hacemos explicita la existencia de un consumidor cuya funcién de utilidad es U(x, x2, Xo) siendo x9 su demanda de ocio. Ahora la cantidad total disponible del tnico factor —trabajo— ofrecido por el consumidor se reparte entre tres usos: la produccién de cada uno de los bienes y la demanda de ocio®, En estas condiciones la economia alcanzard una asignacién 6ptimo paretiana resolviendo el problema: Max. U(x1, x2, X0) Sar xy AO) 2 = fio *) 64) Y= + y2 + 20 xy20 @) Ein el caso del gréfico 8.1 no hemos considerado al consumidor como demandante de ocio para poder trazar una dnica curva de transformaciOn, que exige dada la dotacién del factor productive. Fallos de mercado_ 301 es decir, si se maximiza la utilidad del dnico consumidor sometida a las restricciones impuestas por la tecnologia y la dotacién existente de factor trabajo (5). La funcién auxiliar de Lagrange de (8.4) suponiendo un maximo interior es: LX, yy May Aas As) = UCR) + ArGer = fin) + Aer — far» 1) + + AH — y1 — Yo — Xo) cuyas condiciones de primer orden de maximo son: aLlox, = U, + - a 2 =0 an AL/ax, = Uz + Ay = 0 8L/dx) = Up ~ As = 0 aLlay, = wa -a=0 1 aL/ayz = —y 22 - a, =0 3 ayn y las restricciones de (8.4). Estas condiciones permiten obtener: hae-k-Tt 65) Uo As Ofrldye +A dfilem _ 1 _ aflox As dfiidy, . fs/dye (8.6) La solucién competitiva de la economia descrita es bien conocida, ya que la maximizacién de la utilidad del consumidor sujeta a la restriccién px = w(y — xo) y de los beneficios de ambas empresas conduciran a las condiciones tradicionales: Ui = Be = i (8.7) Ro’ (G=1,2) (8.8) yi Pi siendo w el salario. Por (8.7) y (8.8) es claro que: Ue Un = afi/8yi (@ = 1,2) (8.9) '302_Andlisis microeconémico y las condiciones de EGC (8.9) coinciden para el bien X2 con las de éptimo (8.5), pero para el bien X; s6lo coincidiran en caso de que df,/x, = 0, es decir, sino existe efecto externo. Supongamos que el efecto externo es negativo, es decir, que la produccién de X, afecta desfavorablemente a la de Xo, y en ese caso por (8.6) y (8.9): all [i 7 < Uo low (8f:/8x, < 0) lo que indica que la RMS entre el ocio y el consumo de X; es inferior en EGC a la 6ptima y el consumidor aumentaria su utilidad incrementando su consumo de ocio a cambio de un menor consumo de X, 0, dicho en otros términos, el mecanismo competitivo produce una cantidad excesiva del bien que provoca el efecto externo. Este exceso dé produccién desde el punto de vista de la optimalidad tiene una I6gica evidente: en la medida en que la empresa que provoca el efecto externo negativo no asume sus costes, que hace recaer sobre el otro productor, su maximiza- cién de beneficios se calcula sobre unos costes privados inferiores a los sociales, y, por tanto, se produce una cantidad excesiva del bien en términos de la optimalidad de la economia. Las divergencias entre equilibrio competitive y optimalidad pueden también analizarse en términos de las condiciones que afectan a los productores. Sustituyendo (8.7) en (8.5) y (8.6), las condiciones de dptimo puede expresarse como: fe af dfildyy a ae 10) Pay” ax, afley2 6.10) ofr py =w 8.11 ay oe siendo (8.11) idéntica a (8.8) para Xo, pero (8.10) distinta de (8.8) para el bien X). La diferencia radica en el sustraendo del segundo miembro de (8.10) —que solo desapareceré cuando no exista efecto externo— y que suponiendo un efecto negativo implica: [n 4] < [r 1] (alan, < 0) soc oe iy, dy, siendo el valor de la productividad marginal del factor utilizado en la produccién de X, menor en equilibrio competitivo del deseable desde el punto de vista de ta ficiencia. Este resultado es coherente con el ya obtenido de produccién excesiva en condiciones competitivas de X,, ya que la utilidad aumentaria en caso de que creciera el valor de la productividad marginal del trabajo utilizado en la produccin de X,, que al ser decreciente exige dedicar menor cantidad de trabajo en la producci6n del bien que provoca el efecto externo negativo y, por tanto, disminuir su produccion. La conclusién obtenida es clara: el sistema competitive no asigna en forma Fallos de mercado _303 eficiente los recursos en presencia de efectos externos. Y la explicacién de este hecho es también clara: los efectos externos no se internizan porque carecen de mercado y, al no tener un precio asociado, provocan asignaciones no deseables desde el punto de vista del bienestar colectivo. Por tanto, una posible soluci6n al problema seria tratar de crear un mercado para los efectos externos. Otra posible solucién seria fusionar ambas empresas, de forma que, al maximizarse los beneficios conjuntos, se tengan en cuenta los costes derivados del efecto externo en la produccién de X>. En caso de que ninguna de las dos soluciones anteriores sean posibles, la alternativa tendré que ir por la via de estudiar posibles medidas fiscales que, impuestas en un régimen competitivo, conduzcan a un equilibrio que cumpla las propiedades de eficiencia paretiana. (i) Mercado para el efecto externo (derechos de propiedad). Supongamos que existe un mercado para el efecto externo y que el mismo tiene asignado un precio p, que ha de pagar quien produce el efecto. Dicho de otra forma, se trata de suponer que existe una norma legal que exige al generador de efectos externos negativos (v.g.: contaminante) adquirir previo pago el derecho a contami- nar. Dado que dichos derechos a contaminar los «vende» quien sufre el efecto externo adverso, las funciones de beneficio de ambas empresas en nuestro caso serdn ahora: 01) = Pf) — wr — Pei OD) } (8.12) (25%) = p2fs'2» ¥1) — WY2 + PefilYs) siendo p, positivo (negativo) en caso de que el efecto externo sea negativo (positivo). Las condiciones de primer orden de maximo interior de (8.12) son: dz/dy, = p, pa -we (8.13.1) , omy, = p, 2 -w=0 (8.13.2) Oy amex, = p, 22 + p, (8.13.3) La interpretacién de estas condiciones es sencilla: (8.13.1) es la regla competitiva de maximizacion libre del beneficio, teniendo en cuenta que la primera empresa adquiere ahora un nuevo «factor» que es el derecho a generar el efecto externo, inherente a la produccién de X;; (8.13.3) es la misma regla pero teniendo en cuenta que ahora el productor de X3 percibe ingresos por «vender» derechos de contamina- cin. Esta tltima expresion indica que el segundo productor vendera derechos a ser contaminado hasta el punto en que el ingreso por su venta (p.) se iguale a la pérdida de ingresos que se deriva del efecto externo (p2df/8x,) en el margen. La solucién de equilibrio no implica, por tanto, un volumen nulo de efectos externos negativos, pero sf inferior al que se producirfa si no existiera mercado para los mismos, que es lo que indicaban las condiciones de eficiencia (8.6). 904 _Andlisis microeconémico Sustituyendo (8.13.3) y (8.13.2) en (8.13.1) se obtiene: Pa 1 _ ofpldx w dfiidy, — afefOy2 que sustituida en (8.7) proporciona la condici6n de eficiencia (8.6). EI resultado de esta discusién tiene un fuerte atractivo ya que parece indicar la solucién para que un mecanismo de asignacién descentralizado via precios pueda conseguir asignaciones de equilibrio competitivo que sean eficientes en presencia de efectos externos. Sin embargo, existen varios inconvenientes a la puesta en practica de esta soluci6n. EI primer problema que surge es que la organizacién de los mercados de efectos externos puede ser muy costosa. Si, por ejemplo, el causante del efecto externo nocivo es un ganadero que se instala en una zona agricola y no valla su propiedad (pastando, por tanto, su ganado en parte en zona cultivada), los afectados son facilmente identificables, los agricultores colindantes, y normalmente seran poco numerosos. En este caso es muy posible que se pueda llegar a un acuerdo éptimo por medios menos formalizados institucionalmente que el mercado y que el resultado final sea el vallado de la propiedad ganadera. Sin embargo, en el caso de una empresa quimica que contamina una cuenca fluvial, los afectados pueden set muy numerosos y la organizacién de un mercado puede requerir el empleo de cuantiosos recursos. En el caso de que el efecto externo sea positivo y tan generalizado que no se puede determinar con exactitud su «precio» 6ptimo por la imposibilidad de identificar censalmente a los beneficiarios del mismo, tampoco esta solucién seria posible y el mercado competitive conduciria a una produccién insuficiente de estos efectos positivos. Este es un tema que se analizar4 al tratar los bienes ptblicos. En suma, esta primera dificultad puede sintetizarse: si las ganancias de bienestar derivadas de la existencia de un mercado para el efecto externo son inferiores a los costes de organizacin de aquel, la solucién apuntada no es valida. El otro problema proviene de la posibilidad de que la tecnologia de produccién de los efectos externos no sea convexa, en cuyo caso la equivalencia entre EGC y OP se rompe. La no convexidad en este caso conduce a una discontinuidad de la funcién de oferta del efecto externo que no permite garantizar un equilibrio con asignacién eficiente. Es claro que el problema de no convexidades —tecnolégicas y/o de preferencias— es mucho mas fécil que tenga lugar en el caso de los efectos externos, ya que, a partir de un cierto volumen de los mismos, el perjudicado puede optar por no sufrirlos (v.g.: abandonando el lugar) siendo no obstante fuertemente indemniza- do si el sistema de derechos de propiedad le concede la misma sobre el efecto externo. Conviene por tiltimo sefialar que el haber supuesto que el causante del efecto externo paga y el perjudicado cobra por el mismo no es necesario para alcanzar una asignacién eficiente. Si se supusiera lo contrario, que el perjudicado tiene que compensar al generador del efecto externo para que reduzca el tamafio del mismo, las. condiciones de eficiencia serian las mismas, lo que es facil de comprobar sin mas que cambiar el signo de p, en las funciones de beneficio (8.12). El tema de quien paga, si cl perjudicado por serlo en menor cuantia o el causante del perjuicio para resarcir a Fallos de mercado _305 quienes lo sufren, es algo que afecta tan sélo a la distribucién de la renta entre los agentes, pero no a las condiciones de eficiencia del equilibrio. (ii) Integracién de empresas: internizacin del efecto. Supongamos que ambas empresas deciden integrarse, de forma que su objetivo en condiciones competitivas sera la maximizacion del beneficio conjunto: = pifil) + pa2fa2 fi) — wr + Ya) (8.14) cuyas condiciones de primer orden de maximo son: oxJ8y, = p, fi + p, fa fi _y =o 8.15.1 1 Phy Pe oe dy,” 615.1) OnJay, = pe Ea -w=0 (8.15.2) siendo (8.15.2) idéntica a la condici6n de OP (8.11) y sustituyendo en (8.15.1) resulta: ffi 2 wy — wh Hild dy Ox, Ofx/dy2 que es la otra condicién de OP en presencia de efectos externos (8.10). En el caso de integracién de empresas el resultado tiene una légica inmediata: el equilibrio competitivo constituye una asignacién eficiente, porque al integrarse ambas empresas el efecto que la primera produce sobre la segunda se interniza en el sentido de que se tiene en cuenta al maximizar el beneficio conjunto de ambas, por lo que deja de cumplir su papel distorsionador. (iii) La soluci6n fiscal: gravamen sobre el efecto externo. Una forma de conseguir que los agentes actien con arreglo a los costes reales y no s6lo privados es gravar con un impuesto al causante del efecto externo negativo. No basta sin embargo con gravar con un impuesto cualquiera, porque si lo que se desea es lograr la eficiencia del equilibrio competitivo sera preciso que el impuesto refleje exactamente la valoracién del efecto externo. Por (8.13.3) es claro que la evaluacién del dafio en términos del beneficio del segundo productor es p23fy/9x1, y que dicha expresién tendr4 que ser conocida para determinar el impuesto 6ptimo que logre las condiciones de eficiencia. Llamemos ¢ al tipo impositivo unitario sobre el producto X, que, siendo pagado por el causante del efecto y transferido al que lo sufre, trata de conducir a una asignaci6n eficiente. Las funciones de beneficio de los productores serdn ahora: m= (1 = Opin) ~ wyr } Me = afr, *1).— wY2 + ifr) 6.16) 306 _Andlisis mioroeconémico 306 _Anélisis mmicrOeCOnG MC funciones semejantes a las (8.12) en que ‘p, juega el papel de p.. Las condiciones de primer orden de maximo de (8.16) que dan lugar al impuesto 6ptimo 1* son: dajldy, = (1—*)pr a -w=0 (8.17.1) 1 onJdy2 = (8.17.2) anon, = pr 22 + ep, = 0 (8.17.3) x, y sustituyendo (8.17.1) en (8.17.3) y con (8.17.2) se obtiene: —_ p26 flox1 6.18) © prdfian — wi(dfildy,) expresion positiva en caso de efecto externo negativo ya que tanto el numerador como el denominador son negativos, ¢ inferior a la unidad por ser mayor en valor absoluto el denominador. Pese a su atractivo, la solucién fiscal tampoco resulta facil de aplicar, porque requiere que el gobierno disponga de una informacién dificil de lograr: la valoracién precisa del efecto externo (3f,/8x,). En la medida en que se analiza un mecanismo de asignacién descentralizado informativamente, el gobierno no conoce las tecnologias de los productores individuales por lo que para poder determinar (8.18) tendré que preguntar al productor de X2 sobre el valor del efecto externo que sufre. Pero si el productor sabe que el gobierno va a fijar un impuesto segiin (8.18) es claro que tendra incentivos a declarar un «dafio» mayor del real porque de esta forma el tipo impositivo serd superior y sus ingresos se verén aumentados por (8.16). Este problema de existencia de incentivos para falsear la informaci6n volveremos a encontrarlo en el caso de los bienes publicos en el que ser tratado con algo de detalle. En resumen, la solucién al problema de ineficiencia de los efectos externos en régimen competitivo es dificil. En primer lugar, la creacién de un mercado para el efecto externo, atin en caso de ser posible y no prohibitivamente costosa, puede no resolver el problema en presencia de no convexidades fundamentales en las funcio- nes objetivo de los agentes; y esto no es dificil que se produzca en presencia de efectos externos. En segundo lugar, los posibles acuerdos al margen del mercado entre agentes que producen y que experimentan los efectos externos pueden ser 0 tan costosos que sean impracticables 0 producirse entre un mimero tan pequefio de agentes que la solucién alcanzada no se acerque siquiera a la competitiva (recordar que el niicleo de una economfa con pocos agentes contiene muchas asignaciones que no son de equilibrio competitivo). En tercer lugar, aunque el acuerdo sea posible, los efectos del mismo sobre la distribucién de la renta entre los agentes pueden ser muy diversos. En cuarto lugar, las soluciones fiscales exigen una informacién que, en caso de que pudiera lograrse con precisién, resultarfa de obtencién muy costosa. Fallos de mercado_307 2. Bienes pablicos La definicién precisa de los efectos externos no ha sido objeto de discusién detallada, ya que los mismos son facilmente formalizables introduciendo como argumento de la funcién objetivo de un agente una variable objetivo de otro. La discusi6n de los bienes piblicos requiere algunas precisiones conceptuales. Los bienes a que se ha referido toda la teorfa de los capitulos precedentes es lo que se denominan bienes privados puros que se caracterizan por poser dos propiedades que no todos los bienes presentan. Pensemos en una barra de pan o en una jornada de trabajo de una cualificacién concreta. Si un consumidor adquiere dicha barra o un productor contrata la jornada, ninggn otro agente de la economia podrd consumir esa barra ni utilizar dicha jornada de trabajo en otro proceso productivo. Tanto el bien de consumo como el factor considerado son bienes rivales porque su consumo o uso por parte de un agente impide que otro agente distinto de la economia pueda emplearlos. Ademés, si un consumidor no desea adquirir pan puede no comprarlo, y si un productor desea no contratar trabajo de una cualificacién determinada puede no hacerlo. Ambos son ejemplos de bienes de uso excluyente 0 evitable. Los bienes que cumplen los principios de rivalidad y exclusién son bienes privados puros. No es dificil percatarse de que los efectos externos analizados en el epigrafe precedente se caracterizan por el hecho esencial de que no son de uso excluyente 0 evitable —con independencia de que sean o no rivales—. Los bienes que no cumplen ninguno de los dos principios mencionados se denominan bienes piiblicos puros, un ejemplo de los cuales puede ser la defensa nacional: nadie puede ser excluido de sus supuestos beneficios y todos los agentes de la economia consumen la dosis total de defensa. Existen muchos casos de bienes mixtos que cumplen alguna de las propiedades de los bienes piblicos y otras de los privados. Si un bien es rival pero no excluible, como es el caso de las carreteras nacionales cuyo uso por parte de un conductor no impide su utilizaci6n a los restantes, pero en las que se circula peor cuanto mayor es la densidad de trafico, nos encontraremos ante un caso en que el servicio tiene un componente de bien piiblico: la no exclusin. En el otro extremo, una autopista de peaje es un bien excluible, porque es preciso pagar una tarifa por su uso, pero no es rival en caso de no haber congestién de tréfico. Como puede observarse, la gradacién entre bienes privados, efectos externos y bienes piblicos no es tajante. Por ello cuando planteemos modelos formalizados lo haremos para el caso de bienes piiblicos puros que no ofrezcan ambigiiedades o elementos comunes con el caso de los efectos externos. A la vista de la discusién precedente, surgen algunos problemas inmediatos en lo que respecta a la eficiencia en presencia de bienes ptiblicos tanto puros como mixtos. En primer lugar, los derivados del hecho de que muchos bienes piblicos generan efectos externos (v.g.: sanidad 0 educacién), lo que plantea problemas respecto a la provisi6n 6ptima de los mismos ya que la solucién competitiva seré corta en su oferta. En segundo lugar, los bienes piblicos, dada una oferta cualquiera de los mismos, pueden ser integramente utilizados por todos los agentes que, al no pagar un precio personalizado por su uso, no emiten sefiales de mercado respecto a la valoracién individual del bien publico. En tercer lugar, es facil que en el caso de estos bienes se 908 _Anélisis microeconémico presenten costes decrecientes ya que, una vez dada su oferta, el mayor grado de utilizacién por parte de los agentes puede reducir los costes medios de uso (una vez construida una carretera, el aumento del ntimero de usuarios reduce el coste medio del servicio). ‘Analicemos en primer lugar cémo la existencia de un solo bien piiblico, incluso siendo eXcluible, conduce a que la asignacién competitiva no sea Sptima en el sentido paretiano. Identifiquemos primero donde se encuentran las diferencias en el funciona miento del mecanismo competitivo entre el caso de un bien piiblico excluible y el de un bien privado. La tecnologia productiva es la misma ya que no existen diferencias entre construir una autopista de peaje por el sector ptiblico o por un agente individual privado. Tampoco la estructura de las preferencias sera distinta ya que la titularidad privada 0 piblica del bien no afecta a su deseabilidad para los consumidores. Las diferencias, pues, han de encontrarse en el equilibrio del mercado competitivo. Esto puede comprobarse en cuanto se observa que la forma de agregar las funciones de demanda individual para obtener la de mercado es distinta en el caso de los bienes privados y piblicos. En los primeros, como es sabido, para cada precio se suman las cantidades demandadas por cada agente, obteniéndose asi la demanda de mercado. En los bienes ptiblicos, dado que no son rivales, una misma cantidad puede ser simultaneamente consumida en su totalidad por todos los agentes; por tanto, el precio que realmente se paga por el bien piblico es la suma de los precios que cada agente estar dispuesto a pagar por una cantidad a consumir del bien: la curva de demanda del mercado se formara sumando, para cada cantidad, los precios pagados por todos los consumidores. En términos graficos la diferenciacién es muy simple. En el grafico 8.2 las rectas dd, y dad, son las de demanda de dos agentes de consumo. La curva d;D serfa la de demanda de mercado para el bien si fuese privado, y la d2D' si fuese piiblico: para una cantidad Or del bien, si este fuese publico se pagaria un precio Op, suma de Op! y Op’, y la cantidad consumida por cada agente seria Ox, dada la no tivalidad del bien. Si él bien fuese privado, una oferta OX se venderfa a un precio Op a pagar por cada agente, consumiendo el primero la cantidad Or! y el segundo la OF", cuya suma es OX. ‘Supongamos una economia en la que X; es un bien pilico y X, un bien privado existiendo H consumidores. La tecnologia viene representada por una funcién de transformacion F(x, x;) = 0. Una asignacin éptima paretiana vendré dada por la solucién del problema: Max. U'(x), x4) UNG, x4) F («. > 2) 0 7 ya que por ser X; un bien piiblico x} = xy (h = 1 nda sat (8.19) H) y por ser Xp privado: Fallos de mercado_309 Grarico 8.2 La funcién auxiliar de Lagrange del problema (8.19) es: a Ley th oo ad Ay one Ay) = U(x, 238) — > aa = UNG, xD) = & cle cuyas condiciones de primer orden de maximo interior son: 1 aLlax, = 2U! (8.20.1) ax, au! oF avers = 2U — 4, F a9 20.2 eo ax (6.20.2) avert =i, 24, 2F a0 (h=2..H) (8.20.3) axh Ox, 310_Andlisis microeconémico y las restricciones del problema (8.19). Despejando 4, en (8.20.3) y sustituyendo en (8.20.1) se obtiene: dy Oxy” Ox 5 1 1 ou! | OF y sustituyendo el valor de A, obtenido en (8.20.2) y reordenando términos, obtendre- mos: OU*Ax, _ AFlax, 8.21 > BU"Axh — BFlaxy (6.21) que es la condicin de eficiencia paretiana para el caso de bienes piblicos: la suma de las relaciones marginales de sustitucién entre bien privado y piblico para todos los consumidores debe ser igual a la relacién marginal de transformacién entre ambos bienes. Es evidente que en equilibrio competitivo se verifica: aU"lax, _ aFlbn _ pr 8U"ex4 OFX, pa (h=1...H) (8.22) que es incompatible con (8.21). En consecuencia, en presencia de bienes ptiblicos la asignacién de equilibrio competitivo no es 6ptimo paretiana. Ademas, comparando (8.21) y (8.22) resulta inmediato que: [22x = [22s (n= BU" axs |. LaU"/ax4]o, lo que indica que la asignacién competitiva podria mejorarse desde el punto de vista de los consumidores si disminuyera la RMS entre bien privado y puiblico que, al ser decreciente por la cuasiconcavidad de las funciones de utilidad, implica una sustitu- cién del consumo del bien privado por el piblico. Esto indica que en EC la oferta de bienes piiblicos es inferior a la éptima y podria aumentarse el bienestar colectivo sustrayendo recursos de la produccién de los bienes privados y dedicandolos a la de bienes piiblicos. Es de destacar ademés que, al igual que en el caso de los efectos externos, la mejora del bienestar inherente a esta transferencia de recursos no sdlo tiene sentido paretiano, sino mas general, ya que el problema (8.19) conduce a idénticos resultados si se plantea en términos de maximizar una funcién de bienestar colectivo W = W(U' ... U) (W, > 0, WA), lo que es facil de comprobar. Por tanto, el mecanismo competitivo conduce a asignaciones no éptimas ante bienes ptblicos y efectos externos bajo cualquier definicién de optimalidad, sea esta paretiana o no. El problema de no optimalidad de la solucién competitiva se debe al hecho de que en el mercado no se manifiesta el precio que cada consumidor estaria dispuesto a Fallos de mercado_311 Pagar por la oferta del bien publico, es decir, porque ¢l mercado competitive no revela las preferencias de los agentes. Al seleccionar su demanda éptima del bien piiblico, el agente individual valorara este en términos del beneficio privado que le reporta, sin tener en cuenta las ventajas que se derivan para el resto de la sociedad de una oferta mayor del bien piblico. Cabe pensar, por tanto, que una posible solucién serfa el disefio de algin mecanismo institucional que permitiera que se revelaran correctamente las preferen- cias individuales por el bien piiblico, es decir, que ante una oferta determinada del bien ptblico cada agente manifestara su verdadera RMS entre este y el bien privado —o en caso de varios bienes entre el publico y el privado utilizado como numerario. A este tema nos dedicaremos enseguida pero es conveniente analizar antes otra posible soluci6n, El sector piblico podria decidir ofrecer el bien piiblico en forma gratuita y financiar el coste del mismo por medio de impuestos. Esta segunda posibilidad, que implica que la oferta del bien puiblico la hace el sector piblico y no empresas privadas, tiene su légica desde el punto de vista de la eficiencia. En el grifico 8.3 se reproducen las curvas did;, dad» y dpD' del grafico 8.2, aftadiendo la curva de costes marginales del bien ptiblico C’(x,). La solucién que implica la correcta revelacién de las preferencias 0 de la disposicién a pagar por parte de los consumidores, daria lugar a que la cantidad Ox fuese cobrada a dos precios distintos a ambos consumidores —Op! y Op*—, pero esto implica que el precio pagado es distinto al coste marginal. Ademés, si bien el coste marginal de producir Ox del bien pablico viene medido por C’(O2), el coste marginal de que, una vez construido el bien ptblico, cualquier nuevo consumi- 0 x dy 4 x Grarico 8.3 312_Andlisis microeconémico dor acceda a su uso es nulo, por lo que el bien puiblico deberia ofrecerse a un precio nulo por razones de eficiencia productiva. 4Cémo funcionarfa una economfa privada para solucionar el problema de los bienes piiblicos? Es claro que la no eficiencia de la solucién competitiva se debe a que el vector de precios de equilibrio p* contiene una informacién insuficiente para alcanzar el 6ptimo de forma descentralizada. Una posibilidad consistiria, por tanto, en personalizar individualizar los precios del bien publico de forma que el nuevo vector de precios ampliado contenga suficiente informacién. Supongamos como antes que existe un bien piiblico (X;) y uno privado (X2). Existiendo H consumidores el vector de precios de EC p* = (pi, p3) no contiene como hemos visto la informacion necesaria, pero un vector de precios ampliado p** = (p}* ... pt”*, p3) si. Esta es la solucién propuesta por Lindahl, cuya optimalidad puede comprobarse en forma simplificada. Si el consumidor h-ésimo tiene que pagar un precio p? por el bien piblico y p por el privado, sus condiciones de maximizacién de la utilidad conducirén a: aU"/ax, _ pt sud TL (8.23) Puesto que el precio percibido por el productor del bien piblico es la suma de los precios individualizados que cada consumidor estarfa dispuesto a pagar por la oferta existente del bien publico, la maximizacién del beneficio de los productores conduci- ria a: (8.24) ph ES autiax, Flax, ya. =" ay : BUA Joey) OFIAX2 Spersy que es la condicién de optimalidad (8.21) de los bienes puiblicos. EI equilibrio ampliado de Lindahl no es, sin embargo, un equilibrio competitivo en el sentido estricto de la palabra, sino mas bien un pseudoequilibrio ya que no hay raz6n alguna para suponer que en un sistema de economfa privada los productores puedan obtener precios personalizados. Si el bien es no excluible, los productores no dispondran de medio alguno para imponer pagos distintos a los diferentes consumido- res, y el equilibrio a precios p** no podra ser efectivo. La tinica posible reinterpreta- cién de la economia individualizada tipo Lindahl es considerar los precios personaliza- dos como indicadores de la carga fiscal que cada usuario del bien piblico estaria dispuesto a soportar, y esto exige la existencia de un sector puiblico, la produccién por parte del mismo del bien pablico y su financiacién por medios fiscales. Fallos de mercado_313 EI equilibrio de Lindahl permite ademas comenzar a analizar los problemas tan- tas veces mencionados de correcta revelacién de las preferencias de los consumido- res individuales. Sabemos que dicho equilibrio constituye una asignaci6n eficiente de los bienes piiblicos, pero vamos a ver cémo un sector piblico que actuara de la forma sugerida por Lindahl no podria alcanzar la asignaci6n caracterizada por (8.21). Un gobierno tipo Lindahl enfrentado al problema de determinar la oferta ptima del bien piblico actuaria de la siguiente forma: 1.2 Preguntarfa a cada consumidor cual es su disposicién a pagar por una oferta dada del bien piiblico. Recibirfa como contestaciones unos valores w*por parte de cada agente. 2° Calcularia el precio real percibido en caso de cargar a cada agente con un precio unitario w', es decir, consideraria py = >. w'. a 3.° Determinaria como oferta dptima del bien ptiblico aquella cantidad que igualara p; determinado en el paso anterior al coste marginal de produccién del bien publico. EI problema de esta forma de proceder es que el gobierno a la Lindahl genera incentivos a que los agentes individuales contesten unos w’ distintos de los verdaderos ©, expresado en otros términos, esta forma de actuar del gobierno harfa beneficioso a los consumidores falsear la informacion que transmiten al gobierno, dando lugar, por tanto, a una oferta subéptima del bien publico. Esto es facil de demostrar. Si el consumidor sabe cual es la regla que va a seguir el sector puiblico una vez recibida la informacién w', maximizara su satisfaccin resolviendo el siguiente problema: Max. U*(x,, x4) saz wire, + poet y} cuya funci6n auxiliar de Lagrange es: Lx, x4, Ay) = UM, 24) — Awa + pd — y) cuyas condiciones de primer orden de maximo interior son: aLlax, = Ut - a, Sea = Ut - Ay (w+ x) =0 (8.25.1) 1 1 aL/ox} = US — Ayp2 = 0 (6.25.2) © Suponemos una renta sin entrar en complicaciones relativas a —en un modelo con produccin— ‘c6mo se genera esta, 10 que nos llevaria a tener que discutir la necesidad de que el sector pablico tuviera equilibrio presupuestario para que se cumpliera la ley de Walras imprescindible para demostrar la existencia del equilibrio. 314 Andlisis microeconémico La condicién (8.25.1) toma una forma distinta de la habitual porque el consumidor no acttia paramétricamente respecto a w", ya que esta es una variable controlada por ély que dependera de cual sea la oferta que haya de absorber del bien publico; (8.25.2) es sin embargo la condici6n habitual ya que p2 es un dato. Sumando ahora las condiciones (8.25.1) para todos los agentes y recordando que por la regla de actuacién del gobierno p; seré la suma de las disposiciones a pagar declaradas por los consumi- dores: we WH . oe ayy wen Po P2 Ox; Po expresion que si” ae 2 40 es distinta de la RMT entre el bien privado y el pa- 7 X1 P2 blico, no cumpliéndose, por tanto la condicién de optimalidad (8.21). El ejemplo discutido constituye un caso claro de problema de incentivos en el disefio de un mecanismo de asignacién de recursos, del tipo de los comentados en el capitulo 1. El equilibrio a la Lindahl es un equilibrio que proporciona una asignacion eficiente, pero un gobierno que tratara de llevar a la prictica dicho equilibrio por el procedimiento descrito, generaria incentivos a que los agentes falsearan la informa- Gién transmitida al mismo y no podria, por tanto, alcanzarlo. Otro ejemplo en el cual el mecanismo disefiado por el gobierno para hacer frente al problema de la oferta Gptima de bienes pablicos presenta el mismo tipo de problemas de incompatibilidad del sistema de incentivos generado es el siguiente. Supongamos un ayuntamiento enfrentado al problema de iluminar 0 no una calle determinada. Aqui no existe problema respecto a la cantidad de alumbrado pablico a ofrecer, para simplificar el problema, ya que supondremos que la calle se iluminard 0 no. Es claro que, en términos de equilibrio parcial, si la suma de las disposiciones a pagar por parte de cada beneficiario del alumbrado es superior al coste del mismo, el bienestar colectivo mejorar4 en caso de que el bien ptiblico se instale. Para decidir, por tanto, la produccién 0 no del bien piblico el gobierno local sigue la siguiente regla: 1° Pregunta a los agentes afectados (H) cuales son sus disposiciones a pagar por el alumbrado ptblico, y estos le responden w*. 2.° Silasuma de w* es mayor que el coste del alumbrado el ayuntamiento decide instalarlo. 3.2. Una vez instalado, la financiacién del alumbrado se hace mediante una tasa igual para todos los vecinos de la calle tal que su coste medio (coste total alumbrado/H). {Qué informacién transmitirian al ayuntamiento los vecinos en caso de conocer la regla de comportamiento que va a seguir para tomar su decision? Cada agente conoce cual es la tasa con que va a ser gravado en caso de que el alumbrado se instale (1) y sabe que es la alicuota del coste total. Si su verdadera disposici6n a pagar es superior a 1, no tiene sentido que declare.la misma ya que sabe que lo que declare va a ser Fallos de mercado_315 considerado como un sumando en Ia decisién de alumbrar o no la calle. Como el agente individual gana con el mismo, pero nunca tendrA que pagar mas de f en caso de que se instale, tendré un incentivo a declarar una disposicién a pagar muchisimo mayor que la verdadera. De forma inversa, aquellos vecinos para los que la verdadera disposicién a pagar sea inferior a la tasa ¢, tendrdn tendencia a declarar incluso perjuicios netos derivados de la instalacién del alumbrado para tratar de evitar que este se instale. El ejemplo que acabamos de discutir es extremo y tendrfa una primera solucién facil. Llamando w* a la disposicin a pagar declarada por el agente y v" ala verdadera disposicién a pagar, que es la que se trata de que revele al gobierno, si éste anunciara la imposicién de pagos suplementarios de cuantia vit S wh — He he es claro que: (i) Si el agente desea que se produzca el bien (v* > ¢) no ganaré nada declaran- do una disposicién w* superior a la verdadera, y se asegurar4 que el bien se produzca si w* = v* —dice la verdad— sin pago adicional alguno. (ii) Si el agente no desea que se produzca el bien (v" < f) y este no se va a producir porque la suma de w* es menor que Ht, si declara la verdad, no se Produciré y no tiene por qué declarar una disposicién a pagar inferior a la real. El mecanismo descrito, con independencia de lo ingenioso que es, presenta el problema de que puede dar lugar a pagos colaterales o suplementarios enormemente elevados que hacen del mismo algo impracticable. Sin embargo existen soluciones a este problema en las que no vamos a entrar aqui por tratarse de mecanismos muy concretos que en nada ayudan a obtener conclusiones de cardcter general sobre el problema de la revelacién de las preferencias verdaderas de los agentes por los bienes puiblicos. Para terminar el tema de los bienes piblicos, vamos a tratar de formalizar en alguna medida el comportamiento del gobierno de manera que pueda abordarse en un marco més general el tema de los incentivos, Los ejemplos comentados hasta aqui describen la economia que estamos analizan- do como una economia de intercambio y produccién como la tratada en el capitulo 6 a la que se afiade un nuevo agente —el gobierno. Las funciones del mismo en el modelo son claras: intercambia informacién con los agentes individuales por medio de un lenguaje que ha de definir, con esta informacion determina la cantidad éptima de bienes ptiblicos que debe existir en la economfa y, por iltimo, fija cual es la carga fiscal de cada agente para financiar la produccién de dicha oferta de bienes piblicos. Denominando por m = (m! ... m') el conjunto de respuestas que los consumido- res envian al gobierno ante una pregunta del mismo (por ejemplo, las disposiciones a pagar por determinadas cantidades de bienes piiblicos), M al lenguaje definido por el 316 _Andlisis microeconémico, S18_Analisis microeconC gobierno en sus intercambios informativos con los agentes individuales, y suponiendo que existen K bienes piblicos en la economia, un gobierno viene definido por: un lenguaje, una regla de fijaci6n de la oferta de bienes piblicos y una regla impositiva para financiar los bienes piblicos, y la clase de gobiernos que pueden permitir que las asignaciones de EC de la economia asi definida sean asignaciones OP caracteriza los tres elementos anteriores de la siguiente forma: (1) M= (mn: RE R| m' estrictamente céncava y dos veces diferenciable} (2) xx(m, p) maximiza > mix) ~ Px 7 s.ai xx € RE siendo xx y px los vectores de cantidades y precios de los bienes ptiblicos. @) Om, p) = apaxa(m, p) — > Cm (xan, p)) ~ of pexx(on, p)) + tm + R'(m~*, p). Siendo > a" = 1, R* un escalar y m~* el conjunto de mensajes a de todos los agentes excepto el h-ésimo. Pese a la aparente complejidad formal de la expresiGn precedente, su interpreta cin es muy simple. (1) significa que la funcidn de respuesta de cada agente consiste en que el mismo recibe del gobierno una determinada oferta de los K bienes piiblicos, contestando un numero real m que es la disposicién a pagar por dicha oferta. (2) significa que el gobierno tiene como objetivo maximizar el excedente total declarado por los consumidores (recordar que px es el precio total). (3) indica que la regla impositiva que sigue el gobierno consiste en gravar a cada agente por la oferta xx de bienes publicos repercutiéndole una participaciOn en el coste de los mismos (a"p xXx) menos el excedente total declarado por los restantes agentes y dejando abierta la posibilidad de realizar alguna transferencia positiva 0 negativa de tanto alzado R" que no depende del mensaje emitido por el propio agente. Obsérvese que, en términos del sencillo ejemplo de pagos colaterales para el caso del alumbrado que hemos discutido anteriormente, la regla impositiva (3) precisa- mente consiste en gravar a cada agente con una parte del coste del servicio mas 0 menos un pago adicional que depende del comportamiento de los demas agentes y que, por tanto, no puede ser afectado por el propio consumidor alterando su mensaje al Gobierno. Una complicada demostracién permite probar que un EC de la economia descrita —que es un conjunto de vectores de consumo de los bienes privados y piblicos, de mensajes, de oferta de los bienes piblicos y de precios {(x"), m, xx, P} para un gobierno definido por las reglas (1)-(3)— es una asignacién OP. Fallos de mercado_317 La regla impositiva conviene sefialar que no es arbitraria, ya que en este tipo de economias el gobierno debe mantener el equilibrio presupuestario porque de lo contrario no se cumpliria la ley de Walras, al no ser saciables los consumidores, y si la ley de Walras no se cumple no se puede demostrar la existencia de EGC como ya sabemos por los teoremas 6.1 y 6.2. Por lo tanto, la suma de los impuestos cobrados a todos los agentes tiene que igualar a pxxx. Dada la regla (3) esto implica que la suma de pagos colaterales ha de ser nula para el conjunto de consumidores, lo que en términos del viejo ejemplo del alumbrado, no impide que los mismos puedan ser muy clevados. El gobierno definido por las reglas (1)-(3) presenta dos dificultades derivadas de su elevado grado de abstracci6n. La primera es que la generaci6n de los mensajes puede ser muy compleja ya que se encuentra poco limitada, y la segunda —algo més técnica— tiene relacin con el hecho de que la demostracién de existencia de equi- librio puede ser muy compleja. En general estos dos problemas pueden resolverse por medio de una definicién més restrictiva del espacio de los mensajes M y de la tegla fiscal. Este tipo de definicién implica: (A) Definir M como en (1) y, ademés, exigir que para cualesquiera m™" « M"-!, pe RX*“ (existiendo L bienes privados) y xx € RK, existe un mi" € M tal que para todo bien ptiblico se cumple: om" Om" Sd «9 Fatah j Wa Ox (B) La regla fiscal —de expresién muy compleja— consiste en gravar a cada agente con una participacién en los costes de produccién de los bienes publicos més un miltiplo positivo de la desviacion cuadratica de su mensaje respecto a la media de los mensajes de los demas agentes y menos un miiltiplo positivo de la varianza de los mensajes de los demés agentes, de forma que el impuesto a pagar ser4 mayor cuanto en mayor medida se desvie la cantidad de bien ptblico deseado por el agente de la media deseada por los demas y menor cuanto mayor sea la desviacién respecto a la media de los mensajes de los otros agentes. La condicién (A) exige simplemente que, dados los mensajes de todos los agentes menos uno, exista un mensaje de este definido en el lenguaje utilizado, que le permita mgximizar su utilidad sometido a la restriccin presupuestaria, sabiendo cual va a ser la regia fiscal efectivamente aplicada por el gobierno. La importancia de (A) radica en que bajo las condiciones fiscales descritas, el mejor mensaje mm" que cada agente puede enviar al gobierno dados unos precios de los bienes privados y piiblicos p y unos mensajes de los demas agentes m™" es, precisamente, su verdadera disposicién a Pagar por la cantidad de equilibrio de los bienes publicos que le ofrece el gobierno, con lo que queda resuelto el problema de correcta revelacién de las preferencias. Otro problema, en el que no entraremos aqui, es el de los costes de poner en préctica un sistema de intercambio informativo caracterizado por las reglas (1)-(3) con las especificaciones (A) y (B), que puede llegar a ser lo suficientemente costoso como para absorber los beneficios derivados de alcanzar una oferta dptima de bienes piblicos. Por tltimo, la regla fiscal (B) es la encargada de garantizar que los pagos colaterales se mantengan dentro de unos limites razonables. 3. Rendimientos crecientes La existencia de empresas que actiian en condiciones de costes medios decrecien- tes por la presencia de indivisibilidades, plantea problemas que el mecanismo compe- titivo no es capaz de resolver, como ya se habfa puesto de manifiesto en el capitulo 3 Esto es facil de comprobar mediante un sencillo ejemplo de equilibrio parcial. En el grafico 8.4 se representa el caso de una empresa cuya curva de costes a largo plazo medios (CML) y marginales (CmL) son decrecientes y que hace frente a una curva de demanda DD de la que se deriva la curva de ingresos marginales Im. P, Cm, CM Pe Grarico 8.4 La solucién de maximo beneficio en régimen de monopolio (ingreso marginal = coste marginal) conduce a un punto como el Ey con un precio Opyy superior a los costes marginales a largo plazo, lo que implica una asignacién ineficiente. Si se Fallos de mercado_319 obligara a la empresa a seguir la politica de igualar el precio al coste marginal, o si la curva de demanda fuera infinitamente eléstica, el equilibrio E implicaria un precio inferior Opg y menor que el coste medio a largo plazo, lo que significaria que la iniciativa privada no se haria cargo de la empresa por sufrir esta necesariamente pérdidas. Por otra parte, una politica dirigida a cubrir costes de produccién daria lugar a un equilibrio como el Eg y plantearia problemas similares de ineficiencia a los del monopolio en la medida en que el precio excederfa al coste marginal. El dilema que plantea este tipo de tecnologia es pues claro: los precios que permiten obtener beneficios no negativos son superiores al coste marginal y, por tanto, provocan una asignacién ineficiente; el principio de eficiencia de igualacion del precio al coste marginal conduce a pérdidas. ‘Antes de entrar en la discusi6n sobre las posibles soluciones a estos problemas, es preciso sefialar que el caso de empresas con rendimientos crecientes es en la practica frecuente. Servicios tales como el suministro de energia eléctrica, los transportes ferroviarios, los teléfonos 0 correos, son ejemplos claros de una tecnologfa que presenta fuertes indivisibilidades y, por tanto, concede ventajas absolutas de costes a la existencia de una sola empresa. Todos los ejemplos comentados constituyen casos en los cuales los costes fijos son muy elevados y los marginales muy reducidos, casos, por tanto, en los que la aparicién de una empresa publica o la regulacién del monopolio natural pueden encontrarse justificados. Existen dos posibles enfoques al problema sefialado. Uno primero parte del principio de igualar precio a coste marginal y tratar de encontrar procedimientos para financiar el déficit en que se incurre. Es un enfoque que trata de maximizar el bienestar colectivo en condiciones de equilibrio parcial, ya que en condiciones competitivas y bajo los supuestos de equilibrio parcial (ver capitulo 4) los beneficios marginales sociales vienen medidos por el precio del bien; es decir, la maximizacién de los beneficios sociales medidos en unidades de renta de utilidad marginal constante menos los costes de produccién conduce a la igualdad entre precio y coste marginal. Desde la perspectiva de este primer enfoque, una alternativa es subsidiar el déficit de explotacién —érea rayada del grafico 8.4— de las empresas que siguen la regla de precio igual a coste marginal. El problema que esta soluci6n plantea es evidente: la financiacién de estas subvenciones tiene que obtenerse gravando a las empresas con costes recientes o de otras fuentes fiscales. En el primer caso la informaci6n precisa para que la operacién presupuestaria fuera equilibrada seria enorme, y en caso de haber déficits 0 superdvits agregados se producirfan efectos distorsionadores sobre la eficiencia productiva. En el segundo caso (v.g.: impuesto sobre la renta) las distorsio- nes se producirian de igual forma. Sobre estos temas discutiremos mas adelante. Una segunda alternativa para cubrir costes sin abandonar el principio de eficiencia consistia en discriminar la venta del producto. En el grafico 8.4 puede observarse que sise elige adecuadamente un valor ¥ tal que el 4rea cuadriculada se iguale ala AEGF, una empresa que vendiera las Oz primeras unidades a un precio Op y las Oxg-Ox restantes al precio Ope cubriria sus costes de producci6n ofreciendo la cantidad total Oxy correspondiente a la solucién eficiente. Esta técnica es la utilizada en servicios tales como el telef6nico o el suministro de energfa eléctrica, en los que existen distintas tarifas para diferentes cantidades consumidas. Otra forma de financiar el déficit derivada de una politica de precios de eficiencia 320_Anal 820 _Anélisis 1micrOCCOMO TCO consiste en obligar a los usuarios del servicio a pagar una cuota fija por acceder a su consumo, cargdndoles después con un precio por unidad consumida. Es el caso, frecuente, de las cuotas de instalacién. Tanto en este caso como en el anterior pueden evitarse las pérdidas y mantener condiciones de eficiencia para la empresa analizada. No obstante, en términos de equilibrio general, estas soluciones plantean problemas derivados de los efectos secundarios sobre la eficiencia de los impuestos, del hecho de que las condiciones de eficiencia se refieren sélo a las cantidades ofrecidas del bien considerado, y de que implican esquemas distributivos muy distintos entre si. El segundo enfoque del problema planteado se basa en la llamada politica de precios dptimos, que parte del principio de que una empresa con pérdidas es socialmente indeseable y que trata de determinar unos precios tales que satisfagan ciertas condiciones de optimalidad al mismo tiempo que imponen restricciones al beneficio de la empresa. Discutiremos aqui un caso sencillo de determinacién de precios 6ptimos, aunque el tema ser4 ampliado en un epfgrafe posterior. ‘Supongamos una empresa que produce s bienes independientes en el consumo y que, por tanto, hace frente a funciones de demanda del tipo x; = x(p;, y) generadas por el tinico consumidor de la economia o por H consumidores con idénticas preferencias para evitar problemas de agregacién. Siendo la funci6n indirecta de utilidad del consumidor V(p, y), el problema de determinacién de precios éptimos consistira en: Max. Vip, y) s (8.26) s.a: > PnP y) — C(x, y)) = 0 629 El problema (8.26) para tener como tinicas variables los precios exige suponer que los bienes considerados son todos finales y no forman parte de las dotaciones iniciales del 0 de los consumidores, lo que no parece muy restrictivo habida cuenta del tipo de Servicios que suelen presentar el problema comentado. Una simplificacién menos justificable, pero que se eliminard més adelante, es que no existen efectos cruzados entre los bienes (8x/dp; = 0) (i # j). La funcién auxiliar de Lagrange de (8.26) es: L(p, A) = Vip, y) — A (3; PxADis Y) — CXR, ») oat cuyas condiciones de primer orden de maximo interior son: L(p. 4) _ eV ( ax, _ aC 2x) =D _ ay, + p, 2 - C24) = 0 =lis 8.27) 8p; 8p, NX" Bp; 8X; AD, uM > en y la restriccién de (8.26). Por el teorema 2.12 sabemos que 3V/dp, = —x,9V/2y por lo que (8.27) puede expresarse como: A ax, A _(x, + %@-¢ stay (s+ H0-@) Fallos de mercado _ 321 donde lamando 8 a la expresién VOV/ay y multiplicando ambos términos por pj/x; se obtiene: G=1...5) (8.28) endo ¢; la elasticidad-precio de la demanda de X;. La expresion (8.28) tiene una interpretacién inmediata: la divergencia relativa entre precio y coste marginal es inversamente proporcional al valor de la elasticidad precio de la demanda, de forma que aquellos bienes para los que la demanda es muy elastica el precio se aproximard mucho al coste marginal, y para aquellos cuya demanda es muy rigida sera bastante superior al mismo. El resultado es légico: todos los precios superan al respectivo coste marginal, y como los beneficios han de ser nulos, si para algunos bienes el precio es inferior al coste medio para otros tendré que suceder lo contrario. {Qué bienes habra que sobrecargar en precio? Puesto que la optimalidad social depende por la funcién a maximizar de (8.26) de las cantidades demandadas de los bienes, aquellos que tienen elasticidad-precio pequefia disminui- rén muy poco su cantidad demandada de equilibrio aunque su precio se eleve bastante, mientras que para bienes de alta elasticidad una corta elevacién del precio repercutiré muy negativamente en su demanda“). Dos observaciones finales resultan significativas. Una primera que el anélisis realizado s6lo es vlido en términos de equilibrio parcial. El hecho de que algunas ‘empresas importantes no sigan la regla de precio igual a coste marginal implica que los. restantes productores tampoco deberdn hacerlo ya que el sistema de ecuaciones de equilibrio general se vera trastocado en su totalidad (un problema que analizaremos al tratar los éptimos de segundo orden). La segunda, que la solucién al problema planteado en (8.26) presenta semejanzas formales evidentes con el de determinar los impuestos indirectos sobre los productos que logren condiciones de optimalidad definidas por medio de V(p, y), ya que el segundo miembro de (8.28) es facilmente interpretable como la proporci6n entre el impuesto unitario que grava al bien X;y el precio percibido por el productor més el impuesto, y la restriccién de (8.26) como condicidn de equilibrio presupuestario de la empresa ptiblica que produce (X; ... X,). Un problema sobre el que también volveremos més adelante. 4. De vuelta al equilibrio general: 6ptimos de segundo orden En el epfgrafe precedente se ha supuesto implicitamente que el resto de la economia no se vefa afectada por el hecho de que una empresa fijara precios distintos ‘ EL factor de elasticidad viene, ademas, ponderado por el término (1 + 8/6, decreciente con 6. El aumento de 6 tendré, por tanto, igual efecto que el de la elasticidad del bien correspondiente. Teniendo en cuenta que 6 = 18Vidy es la relacin entre la valoracién marginal social del beneficio de la empresa (A) y la utilidad marginal social de la renta (8V/2y) esto permitiria analiza el efecto de una variacién de la utilidad ‘marginal de la renta y de la valoraciGn social del déficit sobre los precios éptimos. 922 _Andlisis microeconémico del coste marginal, de forma que toda la discusi6n se ha llevado sobre la base de que el resto de la economia seguia un comportamiento competitivo. La pregunta es inmediata: si una empresa 0 un sector productivo no cumplen las condiciones de optimalidad jqué deben hacer las restantes empresas? El anilisis precedente ha supuesto que el resto de la economfa debfa cumplir las mismas condiciones de optimalidad que en ausencia de la perturbacién sefialada, pero esto es intuitivamente incorrecto desde una perspectiva de equilibrio general. Matemética- mente es evidente que si se altera una de las condiciones de dptimo, la solucién del sistema de ecuaciones definitorias del mismo para la economia en su conjunto ser4 distinta, lo que no hace sino expresar el hecho obvio de que —salvo supuestos herdicos— sien un sistema determinado de m ecuaciones se altera una de ellas, los valores de todas las variables que sean solucién del sistema alterado (m — 1 ecuacio- nes iguales y una distinta) seran distintos. Por ejemplo, si las empresas que venden un bien sustituto cercano de otro producido en régimen de monopolio igualaran precio a coste marginal, el monopolista seguirfa manteniendo su politica. Pero si estas vendieran a un precio también superior al coste marginal, compensarian en parte la subproduccién del monopolio. El problema de determinar las condiciones de asignaci6n eficiente cuando alguna de las de 6ptimo de primer orden (paretiano) no se cumple, es decir, las condiciones de 6ptimo de segundo orden o second-best, tiene una formulaci6n sencilla. Teorema 8.1. (Second-best). Sea U(x) una funcién continua, encontrindose x restringido por F(x) = 0. Sean H,(x) = 0 (j = 1... n) las n condiciones de maximo de primer orden del problema L(x, 2) = U(x) — AF(x), ademds de F(x) = 0. Si se anade una restriccién adicional de la forma H,(x) #0, el maximo de U(x) sometido a F(x) = 0 y H,(x) # 0 implicaré normalmente que H,(x) # 0 (j # n). La optimalidad paretiana puede definirse en términos de la maximizacién de la utilidad de un Gnico consumidor, o consumidor representativo, U(x), sometida a las restricciones tecnolégicas y de recursos resumidas en la funcién de transformacin F(x) = 0. Es decir: . (8.29) Max. U(x) F(x) = 0 cuyo lagrangiano L(x, 4) = U(x) — AF(x) conduce a las conocidas condiciones de igualdad entre relaciones marginales de sustitucién y transformacién para todos los bienes. Supongamos ahora que estas condiciones no se cumplen para un bien (v.g. el X,), de forma que para dicho bien U,(x) # AF,(x), restriccién que puede expresarse en la forma: U,(x) — 8F,(x) = 0 (8 #2) (8.30) Fallos de mercado_ 323 En este caso las condiciones de 6ptimo, ya no de primer orden por la existencia de (8.30), se derivan de la soluci6n del problema: Max. U(x) sa: F(x) U,(x) ~ BF (x) = 0 cuyo lagrangiano asociado es: L(x, , €) = U(x) — F(x) — e[U,(x) — 8F,(x)] que, en caso de que la solucién sea interior, conduce a unas condiciones de primer orden: SEG HD = (6) — whe) ~ eUa(x) — BF yO] =O = 1 nm) (831) y el cumplimiento de las restricciones. Comparando dos ecuaciones cualesquiera de (8.31) se obtiene: U, _ BE, + €(U py ~ 5F nr) U, BE, + €(U ps — 5F ns) (r,s=1...n) (8.32) que implican el incumplimiento de fodas las condiciones de 6ptimo de primer orden, a menos que Uy(x) = Fy,(x) = 0(r = 1... n), lo que exigiria la separabilidad total de la funci6n de utilidad en todos los bienes producidos en condiciones no competitivas y tecnologias lineales, supuestos muy restrictivos. Obsérvese ademés que, incluso con una funci6n de utilidad separable en los bienes sometidos a la «perturbacién» (8.30), el término —e6F,,,(x) seguiria afectando al segundo término de (8.32). En suma, la Gnica forma de lograr un dptimo de segundo orden seria poder calcular (8.32) para todos los bienes de la economia; y las soluciones parciales del tipo: U, _F, AU ee st -1 uF «set » U, - BF, = 0 no serén, ni siquiera, 6ptimos de segundo orden, y menos atin asignaciones pareto- eficientes. El tema de los éptimos de segundo orden tiene implicaciones directaé en el area de la intervencién del estado en la economia y, en particular, en el de la empresa publica. En primer lugar, una prescripcién negativa clara: si el sector piblico actia en ciertos sectores productivos por medio de empresas puiblicas que compiten con otras privadas de cardcter oligopolista, la regla de fijacién del precio segiin el coste marginal por parte de la empresa ptiblica dejar de tener sentido desde el punto de vista de la 324 _Andlisis microeconémico optimalidad conjunta de la economfa, ya que esta presenta desviaciones respecto al 6ptimo paretiano provocadas por el sector privado de cardcter oligopolistico que no fijard sus precios bajo supuestos de competencia perfecta. En segundo lugar, una prescripcién positiva: el logro del 6ptimo de segundo orden puede ser el criterio mas adecuado para determinar las reglas de actuacion de la empresa publica. Esta ultima afirmacién no debe conducir, sin embargo, a un optimismo excesivo ya que, como resulta claro, lo que dice es simplemente que, ante problema concreto de perturba- cién de las condiciones de optimalidad paretiana, habr4 que plantearse un problema de déptimo subsidiario que no es susceptible de tratamiento de cardcter general. Sélo las condiciones de EGC permiten una prescripcién absolutamente general en la regla de determinacién de los precios: la del coste marginal. En cualquier otro caso, y ante la presencia de perturbaciones de cualquier tipo —de las que ya hemos analizado algunas a lo largo de este capitulo— lo mejor que se puede hacer es plantearse el problema de éptimo de segundo orden, porque el mantenimiento a ultranza de las reglas de optimizacién caracteristicas del EGC cuando alguna de las condiciones que lo definen se rompe, conduciré a asignaciones que se encuentran incluso por debajo de las correspondientes al éptimo subsidiario. Puesto que no existe nada parecido a una teorfa general de los éptimos de segundo orden en el sentido de prescripciones te6ricas aplicables a cualesquiera perturbaciones de las condiciones de EGC, lo tinico que puede hacerse es estudiar casos concretos de perturbaciones que puedan considerarse relevantes desde el punto de vista de las economias reales. En esta linea vamos a discutir a continuacién un caso de deter- minacién de precios éptimos por parte de una empresa publica 5. Optimos de segundo orden y precios 6ptimos Supongamos una economia cuya divergencia inicial respecto a la situacién compe- titiva proviene de la existencia de un monopolio privado en la producci6n del bien X;. Puesto que suponemos que la nica forma de influir sobre esta situacién por parte del sector piiblico es por medio de una empresa ptiblica, este se instala como monopolista de la produccién de un bien X2, sustituto cercano en el consumo del bien monopoliza- do por la iniciativa privada. Dado que la empresa piiblica persigue lograr mediante su actuaci6n una situacién de 6ptimo de segundo orden, tomando como restriccién la existencia del monopolista privado en el sector X;, su objetivo sera maximizar el excedente global de la sociedad, que bajo los supuestos de equilibrio parcial, puede expresarse de la siguiente form E(&1, x2) t I Pil, X2)dxy + I Pa{X1, X2)dx2 — Cy(x1) — Cole2) (8.33) o o ‘Ademis, la empresa publica tendré alguna hipstesis respecto a cuales serdn las reacciones del monopolista privado ante sus decisiones, hipotesis que tendra en cuenta tanto la funcién de demanda a que se enfrenta la empresa publica como la estimacién que esta haga de la demanda del bien X; y sus expectativas respecto al Fallos de mercado_325 comportamiento del monopolista privado. Esta hipétesis puede formularse por medio de una funcién x; = p(x) —una funcién similar a las de reaccién que se veran en el caso del oligopolio en el préximo capitulo. La maximizaci6n del excedente (8.33) exige: E(x, x2) = Pr — (x1))dx, + (P2 — Ci(x2))dx2 = 0 de donde se obtiene: PE — Ci(x2*) = —(pt — Ci(xt)) a (dxldx, = $') (8.34) 2 La interpretacién formal de (8.34) es inmediata: la empresa publica no debe comportarse como competitiva ni, por tanto, seguir la regla de igualacién entre precio y coste marginal. En efecto, puesto que X, se produce en régimen de monopolio privado py > C;(x7), y puesto que los bienes son sustitutos cercanos es facil admitir que el signo de la variacion conjetural dx,/dx2 sea negativo™), por lo que el segundo miembro de (8.34) sera positivo y la empresa publica deber4 fijar un precio superior al coste marginal de produccién. Este comportamiento monopolistico por parte de la empresa ptiblica seré ademas tanto mas acentuado cuanto mayor sea el poder del monopolio privado, es decir, cuando mayor sea la divergencia precio-coste marginal en la produccién de X;. Sélo en caso de que dr,/dx2 = 0 el precio piiblico Sptimo se fijaria segin el coste marginal, pero este seria un caso en el que la empresa publica no podria considerarse instrumento para reducir los efectos negativos sobre el bienestar colectivo del monopolio privado. La interpretacién de la légica econémica subyacente tras (8.34) tampoco es dificil. El primer miembro, 3E(x1; x2)/x2, es el excedente marginal provocado por la produccién piiblica en el mercado del bien X3 y el segundo miembro, 9E(x1; x2)/3x1, es el excedente marginal derivado de la producci6n publica en el mercado del bien monopolizado X;, por lo que (8.34) implica que ambas aportaciones marginales deben igualarse para maximizar E(x; x2). Puede ahora verse con claridad como la regla P2 = Cyno maximizarfa el excedente. En caso de que p2 = C; el excedente marginal en el mercado de la empresa publica seria nulo y el de la privada positivo. Una reduccién infinitesimal de la produccién de la empresa publica desde una hipotética situaci6n inicial caracterizada por pz = C} daria lugar a una reduccién aproximada- mente nula del excedente marginal en el mercado de X>, pero como p; > Ci, dicha reduccién provocaria un aumento en el excedente marginal generado en el mércado de X; que vendria medido aproximadamente por “1 dx; on-ca(-t)>0 © Pignsese que dx/dx. = dxy/dp2. dpzidt,. Por el cardcter sustitutivo de los bienes dx/dp, > 0 y normalmente dpsidt <0 aunque se trate de una variacién total calculada sobre la funcién de demanda 2 = Pal, X2)-

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