Rocío Corcuera
Promovemos una educación que percibe a los niños y niñas como seres
únicos que forman parte de una colectividad con determinadas
características, por ende con potencialidades particulares. Creemos que el
propósito de la vida es la felicidad entonces éste debe ser también el
propósito de la educación.
Junto con Herbert Read ratificamos la convicción de que el arte debe ser la
base fundamental de la educación (Read, 1960) y emprendemos un camino
para que los niños y niñas gocen de sus múltiples beneficios, ya
demostrados en experiencias a lo largo del mundo como en las propuestas
Reggio Emillia y Waldorf, entre otros. Desde la convicción de la necesidad
de una educación contextualizada y que tome como punto de partida la
cultura local nos alimentamos de los postulados de los maestros peruanos
José María Arguedas y José Antonio Encinas, que abrieron las puertas de la
valoración de lo nuestro en la educación peruana. Con relación al papel del
arte en la educación y el modo de favorecer los aprendizajes específicos de
sus diversos lenguajes suscribimos las ideas de Efland (2003), Arnheim
(1980) y Martínez (2004), entre otros, que reconocen la importancia de
favorecer los procesos de simbolización en la primera infancia así como la
necesidad de dar al arte mayor cabida en los programas curriculares
apuntando tanto a sus objetivos específicos como a la transversalidad del
arte en la educación.
Estos postulados que dan forma a nuestra propuesta se han ido nutriendo
de la experiencia con los proyectos emprendidos en Warmayllu para la
educación primaria y luego de una experiencia piloto en el nivel inicial, en
una de las comunidades de Cajamarca (Sierra norte) en el 2005. Para ello se
recurre a la investigación de las prácticas locales de crianza, la
investigación acerca de experiencias innovadoras en el nivel, el estudio de
teorías y prácticas educativas en la primera infancia y la experiencia
particular de los integrantes del equipo en el campo del arte y la educación
inicial. En este proceso, asumimos una concepción de educación liberadora
en la que nadie educa a nadie sino que todos nos educamos entre sí (Freire,
1970), reconociendo que los niños y sus familias tienen muchos saberes y
que la “enseñanza” no debe darse en un solo sentido, sino que estamos
llamados a educarnos en el intercambio y la convivencia.
Entre los beneficios del arte que los integrantes del equipo de Warmayllu ya
hemos constatado desde experiencias anteriores podemos mencionar: el
autoconocimiento, el fortalecimiento de la identidad, la autoestima, la
expresión auténtica, el desarrollo de la sensibilidad, la creatividad, la
socialización, el conocimiento de los demás, el pensamiento crítico, las
habilidades de investigación, el pensamiento holístico, la conciencia del
cuerpo, la conciencia del tiempo y del espacio, las coordinaciones motoras,
la perseverancia, la curiosidad, la iniciativa, el trabajo en equipo, la toma de
decisiones, etc. Es así que queremos remarcar la presencia de las diversas
manifestaciones del arte y la cultura en general en varios aspectos de
nuestra labor:
En la transmisión de saberes:
La propuesta Wiñaq Muhu se rige del Diseño Curricular Nacional que tiene
como norma promover una educación acorde con la realidad cultural
particular. Sin embargo, esto no suele ser considerado por los docentes y no
se suele promover en la formación de los docentes.
WARMAYLLU/Comunidad de niños
Bibliografía
ARNHEIM, Rudolf
CABANELLAS, Isabel