E n 1 9 8 4 , m i e n t r a s a l g u n o s m e d i o s l e p r e s e n t a b a n como

Jordi Pujol fue elegido espaol del ao en 1984 por la Redaccin de

ABC en atencin a su victoria electoral sobre el PSOE y a la firmeza
con la que el presidente de la Generalidad hizo frente a la maniobra
irresponsablemente montada contra l desde Madrid. En lugar de
rebelarse y emprender una poltica nacionalista radical, el seor Pu-
jol mantuvo serenamente su postura en favor de Catalua dentro
u n d e l i n c u e n t e , ABC l e eligi El e s p a o l d e l ao
de Espaa y evit una crisis constitucional que sin su moderacin y
prudencia se hubiera podido producir a causa de la torpeza del
PSOE. En la imagen, el presidente Pujol durante el importante dis-
curso que pronunci en la Casa de ABC en el transcurso del home-
naje que se le ofreci en abril de 1985 y al que asistieron las
ms relevantes personalidades del centro y la derecha espaoles
Alfonso Gu e r r a acus de
d e l i n c u e n t e a Pujol
En abril de 1984, Alfonso Guerra dijo:
Cuando un seor como ese al que acaban
de detener en Francfort hace un agujero
econmico de 250.000 millones de pesetas y
pone en peligro a 55.000 trabajadores, los
socialistas lo expropiamos, lo procesamos y
lo detenemos, y cuando aqu un seor hace
un agujero de las mismas dimensiones en
Banca Catalana, lo proponen como candi-
dato a la presidencia de la Generalidad
J u s t o Fernndez: Es un ladrn, aunque
sea presidente de l a Generalidad
Una de las ms recientes declaraciones
contra Pujol desde sectores sociaJistas
fue la del diriaente de UGT Justo Fernn-
dez, quien el pasado 14 de noviembre
di j o que Pujol tendra que ir a la
cfel. porque ha cometido tantos deli-
tos o ms que Ruiz-Mateos. Un ladrn
es un ladrn, aunque sea presidente de
la Generalidad, aadi el lder del sec-
tor bancario del sindicato socialista
Toms Azorn: Vamos a m e t e r
en l a c r c e l a J o r d i Pujol
En abril de 1985, el delegado del Gobier-
no en Andaluca, Toms Azorn, afirm
ante un grupo de periodistas que va-
mos a meter a Pujol en la crcel. La
frase provoc la inmediata reaccin de
los partidos del centro-derecha y de sec-
tores de la soci edad andal uza. La
desautorizacin por parte de Gobierno
del propio Azorn, cuyas declaraciones
fueron calificadas de improcedentes
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ABC (Madrid) - 22/11/1986, Pgina 7
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