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TRABAJO PRÁCTICO Nº 3: GÉNERO

E.C.O.: ÚLTIMAS PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN CIENCIAS SOCIALES Y EN


PARTICULAR EN HISTORIA
PROFESORA: LAURA P

CONSIGNAS

1. Extraer los conceptos vinculados a género de los cuatro primeros textos de


Scott, Farge, Lamas y Cano/Radkau. Extraer definiciones y conceptos
vinculados.
2. Enumerar los temas y problemas que plantea cada texto.
3. ¿Qué aportes hace cada uno a la historia social?

Joan W. Scott

La autora comienza haciendo un acercamiento desde distintas perspectivas sobre el


concepto de género y analizando algunas cuestiones:
o Desde el punto de vista de las feministas, género es tomado como la
organización de las relaciones entre los sexos.
o Menciona también el significado gramático de género, como la forma de
clasificar fenómenos, un sistema de distinciones socialmente acordadas más
que una descripción objetiva de rasgos inherentes; relación entre categorías
que posibilitan distinciones o agrupamientos separados.
o Las feministas norteamericanas, emplean género como la cualidad social de
las distinciones basadas en el sexo, resaltan aspectos relacionales.
o Analogías entre género, clase y raza. Esto permite la historia de la gente
oprimida, su naturaleza y su significado (opresión); y entender que las
desigualdades de poder se organizan sobre los tres ejes.
o Género como sinónimo de mujeres, concepto relacional que busca legitimidad
académica.
o Género como sustituto de mujeres, el estudio sobre las mujeres implica el
estudio sobre los hombres y viceversa. Rechaza la idea de las esferas
separadas y explicaciones biológicas y acepta las relaciones sociales entre los
sexos. Con esto busca detonar así, las construcciones culturales de ideas de
roles “apropiados” par mujer y hombre. Género es una categoría social
impuesta sobre un cuerpo sexuado.
Plantea varios enfoques para el análisis del género:
o Teóricas del patriarcado: este enfoque surge del análisis de los orígenes del
patriarcado. Centran su atención en la necesidad del varón de dominar a la
mujer, trascendiendo su alienación de los medios de reproducción de la
especie; poniendo en primer lugar preponderante a la paternidad por sobre la
realidad social del trabajo de las mujeres en el parto. También habla de la
desigualdad entre los sexos. Problemas: primacía del sistema de género sobre
toda la organización social, pero no demuestra cómo afecta. Si el problema
reside sobre la objetivación sexual y reproductora del hombre sobre la mujer
esto descansa sobre una diferencia física, lo que lleva a la ahistoricidad de
género. Representantes: Mary O’Brien, Shulamith Firestone.
o Las feministas marxistas: su perspectiva es más histórica. Le da prioridad a la
causalidad económica, ya que el patriarcado cambia en función de las
relaciones de producción. Los sistemas de género está al margen de la división
sexual del trabajo. Joan Kelly planteó la idea de una “realidad social de base
sexual”, pero tendió a recalcar términos de relaciones económicas de
producción. También en estos estudios hay un acercamiento a “estructuración
psíquica de género” para comprender la relación entre sociedad y estructura
psíquica permanente. Se las acusa de querer reconciliar el psicoanálisis y el
marxismo; fusionándolos. Sobre todo las norteamericanas e inglesas.
Problemas: género como producto secundario de estructuras económicas
cambiantes, carece de status analítico independiente.
o La revisión de la teoría psicoanalítica: diferentes escuelas nacionales. Anglo
norteamericana: trabajan dentro de los términos de la teoría de las relaciones
objetales, entre sus representantes se encuentran, Nancy Chodorow y Carol
Gilligan. El inconsciente para la anglo americana es sujeto de la comprensión
consciente. Escuela francesa: realizan lecturas estructuralistas y pro
estructuralistas de Freud en términos de teorías de lenguaje, uno de sus
representantes es Jacques Lacan. El inconsciente es un factor crítico en la
construcción del sujeto, además es la ubicación de la división sexual y de
inestabilidad del sujeto generizado. El deseo reprimido se presenta en el
inconsciente las ideas conscientes de masculino y femenino no son fijas y
varían de acuerdo al contexto. Varón y mujer como construcciones subjetivas o
ficticias. El lenguaje es el medio para el análisis. Ambas escuelas se interesan
en los procesos por los que se crea la identidad del sujeto, estudian las
primeras etapas de desarrollo de la niñez. La primera hace hincapié en la
experiencia real y la segunda en la función central del lenguaje en la
comunicación, interpretación y representación del género. Problemas:
Subjetividad del antagonismo entre varones y mujeres, universaliza las
categorías y la relación entre hombre-mujer. Para los historiadores reduce el
pasado. Falta un modo de concebir la realidad social en términos de género.
Noción implícita, ahistórica de mujer.
Además de hacer un recorrido por los distintos enfoques dentro de las escuelas
feministas también realiza una definición personal de género.
La definición que realiza de género consta de dos partes y varias subpartes.
La primer parte presenta dos proposiciones: el género es un elemento constitutivo de
las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos; y el
género es una forma primaria de las relaciones significantes de poder. Los cambios en
la organización de las relaciones sociales siempre corresponden a cambios en las
representaciones de poder, pero no necesariamente tiene un solo sentido.
El género como elemento constitutivo de las relaciones basadas en las diferencias
entre los sexos, comprende cuatro elementos interrelacionados: 1) Símbolos
culturalmente disponibles que evocan representaciones múltiples y a menudo
contradictorias (Eva y María); 2) los conceptos normativos que limitan y contienen las
posibilidades metafóricas de esos símbolos culturales, que afirman el significado de
varón y mujer, masculino y femenino; producto del consenso social (doctrinas
religiosas, educacionales, legales y políticas); 3) Nociones políticas y referencias a
instituciones y organizaciones sociales (familia, mercado del trabajo, educación y
política); y 4) Identidad subjetiva, investigar las formas en que se construyen las
identidades genéricas y relacionar sus datos con una variedad de actividades,
organizaciones sociales y representaciones culturales históricamente específicas. Con
estos elementos el género facilita un modo desentrañar el significado y comprender las
complejas conexiones entre varias formas de interacción humana.; legitimando para
los historiadores la construcción de las relaciones sociales y entendiéndose más
claramente la relación recíproca entre género y sociedad; y género y política. Estas
son las características de la primera definición de género que ofrece la autora, estos
elementos funcionan conjuntamente, no simultáneamente y ninguno de ellos funciona
sin los demás.
En el segundo concepto es donde teoriza género: el género es una forma primaria de
las relaciones significantes de poder, es el campo en donde se articula el poder. El
género es una de las referencias recurrentes por las que se ha concebido, legitimado y
criticado el poder político, da significación a la oposición varón/mujer y también la
establece por la exclusión de la mujer del ámbito político. En este campo del género es
donde se ha desarrollado la historia política, tratando a la oposición varón/mujer como
algo problemático, definido contextualmente.

La utilización de género en la historia social podrá abrir nueva perspectivas y redefinirá


viejos problemas, hará visible a las mujeres como participantes activas, posibilitará
pensar estrategias políticas feministas actuales y sobre el futuro; y reestructurar todo
lo concebido sobre el género. Transformaría los paradigmas de la disciplina, aportaría
nuevos temas, reconsideraría las premisas y normas de producción académica.
Pero todavía que amplio camino por recorrer, pues aún quedan baches que resolver
con respecto a la teorización que necesita para ser considerada dentro del campo
académico de la historia.

Arlette Farge

La historia de las mujeres toma impulso en 1970 con la explosión del feminismo y el
auge de la antropología y de la historia de las mentalidades; asimismo incluyendo la
significación de la historia social y las nuevas investigación de la memoria popular.
No sin claro presentar claras debilidades para ser tomadas en cuenta o marginadas
totalmente por la disciplina. Algunas de las debilidades y obstáculos que la alejan del
campo académico son:
o Predilección por el estudio del cuerpo, de la sexualidad, la maternidad, la
psicología femenina y de las profesiones próximas a una naturaleza femenina.
o La dialéctica entre dominación y opresión, reiterada sin analizar o comprender
como se ejerce esa dominación en determinado tiempo y espacio.
o La omisión en los estudios de los discursos normativos, de las prácticas
sociales y la resistencia a ellos.
o Ignorancia de la historia del feminismo y de su articulación con la historia
política y social.
o Falta de reflexión metodológica y teórica.

Debido a las diferencias presentadas en las creencias, actitudes y códigos en las


sociedades de acuerdo a la pertenencia a un sexo determinado; ha abierto nuevos
campos de estudio de investigación. Esto pone de manifiesto las categorías de lo
masculino y lo femenino, que hasta entonces se veía oculto en un neutralismo sexual
del mundo de lo masculino; sin embargo la relación de los sexos no puede explicarse
únicamente desde esta perspectiva; ya que las mujeres poseen su propia visión del
sentido social.
Es por esto que esta capacidad de ver y analizar lo social de diferente manera debe
reorientar el debate general y proponer nuevas lecturas.
Pero aún cuando esta división sexual se hace evidente, es innegable la
complementariedad del hombre y de la mujer, sin embargo esta no igualitaria sino que
contiene un sistema jerárquico de valores, subordinado uno del otro. Se presenta así
una diferencia jerárquica entre prácticas masculina y femenina.
Lo que se propone a hacer más que marcar la división sexual es desentrañar la cultura
femenina del interior de un sistema desigualitario, poniendo de relieve los conflictos de
determinados tiempo y espacio. Esta cultura femenina encierra la violencia que
genera la dominación masculina, así también cuestionarla o transformarla tiene su
precio, la exclusión y esto es negado académicamente de los estudios intelectuales
sobre las mujeres y negado así también, el análisis de la diferencia de sexo a un
mismo nivel de abstracción teórica que el parentesco, lo político y lo económico. Por
eso realizar un análisis puramente desde lo cotidiano no resulta enriquecedor para
explicar las relaciones entre los sexos, por eso debe tenerse en cuenta el contexto
político y económico, las dependencias entre los sexos, con el grupo social, con el
conjunto del dominio cultural y de esta forma establecer una cualificación de los sexos
en su totalidad no en un determinado aspecto.
Las relaciones entre los sexos son relaciones sociales, construcciones sociales y su
estudio es el mismo tipo que el de otras relaciones igualitarias o desigualitarias, entre
grupos sociales. Así la dominación masculina es una expresión de la desigualdad de
las relaciones sociales. La dominación se da a través de la desviación de definiciones
de estatutos o papeles que no conciernen únicamente a las mujeres sino al sistema
de reproducción de la sociedad entera.
Esta dominación se extiende al modo de producción de los bienes que excluye a las
mujeres de los beneficios del trabajo. En la producción doméstica las mujeres son
explotadas al mismo tiempo en su trabajo y en su capacidad de reproducción.
Si bien lo político tiene su origen en lo social es necesario distinguir su función
específica: determinar las reglas comunes que deben regir la vida colectiva, lo político
delimita aquello que históricamente encierra a lo público de lo privado. En vez de tratar
de ahondar en la ausencia de las mujeres en la vida política, propone reevaluar la
intervención política de la mujer en la historia; quitando de por medio pensar a la
historia de las mujeres como la “evolución” de la “condición femenina”. De esta forma
se rompería con el reparto binario de pretendidos papeles sexuales, en derecho del
individuo a escogerse a sí mismo. Esto sin duda desembocaría en la producción de un
neutro, obtener la igualdad provocaría una pérdida de identidad sexual, de forma
provisional y operatoria.
Farge propone en su hipótesis de trabajo de un modo metodológico y teóricos el
abordaje de la historia de las mujeres sacando a la luz la transformación de la vida de
las mujeres, analizando la relación de los sexos y trabajar sobre los sistemas de
representaciones vigentes ampliar el campo de la historia social hacia nuevos
parámetros de interpretación de la historia.

Marta Lamas

Plantea género a la diferenciación de hombre y mujer en jerarquías distintas, no desde


la anatomía, sino de la simbolización que las sociedades hacen de ella. Esta
diferenciación entre lo “propio” del hombre y lo “propio” de la mujer, es abordado
también en la dicotomía en que se funda la tradición intelectual occidental, que
además es androcéntrica, lo cual sesga la producción de conocimiento y genera
ciertos postulados que legitiman mecanismos de dominación y exclusión.
El movimiento feminista se enfocó en estudiar los principios androcéntricos y sexistas,
también los códigos patriarcales de la ética y la política.
Mientras las académicas y teóricas investigaban y criticaban la supuesta objetividad y
universalidad del discurso científico, basado en la concepción de un sujeto
teóricamente neutro pero simbólicamente masculino, el movimiento feminista incorporó
el término género como razón explicativa de la desigualdad. Con esto se trató de
romper con el determinismo biológico y socavaba las nociones tradicionales de qué
son las mujeres y los hombres.
El género se conceptualizó como una forma de referirse a los orígenes exclusivamente
sociales de las identidades sociales de las identidades subjetivas de hombres y
mujeres; y con él se eludió el papel inconsciente en un sistema total de relaciones que
incluye la subjetividad y la sexualidad.
Butler, plantea al género como performance, como algo que se construye social e
individualmente.
Las feministas influidas por el psicoanálisis lacaniano, considera que la determinación
sexual está en el inconsciente, así el sexo se asume en el inconsciente
independientemente de la anatomía.
Si bien comprender el género plantea la necesidad de analizar lo intercultural
(costumbres y tradiciones sexistas, homófonas, machistas, clasistas y racistas) hay
que completar dicha comprensión con una concepción no esencialista de lo humano,
donde lo inconsciente juega un papel determinante.
Bourdieu presenta el sentido práctico, plantea que todo conocimiento descansa en una
operación fundamental de división: la oposición entre masculino y femenino; aprendido
en las prácticas cotidianas que estructuran la percepción y la organización concreta y
simbólica de toda la vida social. Presenta el concepto de habitus, como sistemas
perdurables y transponibles de esquemas de percepción, apreciación y acción,
resultantes de la institución de lo social en los cuerpos. Muestra como las diferencias
sexuales están inmersas en el conjunto de oposiciones que organizan todo el cosmos,
la división de tareas, actividades y los papeles sociales. También advierte que el orden
social masculino está tan arraigado que no requiere justificación, se impone a sí
mismo como auto-evidente y es considerado como “natural” por el consenso social. La
dominación masculina está arraigada en nuestro inconsciente, en las estructuras
simbólicas y en las instituciones de la sociedad. Esta aceptación radica en lo biológico.
Destaca la violencia simbólica como un mecanismo eficaz de opresión por la
introyección que las personas hacen con respecto al género. Bourdieu presenta al
cuerpo como un ente físico y simbólico, natural y cultural; situado en un momento
histórico concreto y una cultura determinada.
Tanto Butler como Bourdieu consideran las diferencias esenciales entre mujeres y
hombres obedecen a una inmersión profunda en las especialidades culturales e
históricas del género. Butler por su parte subraya la dimensión individual mientras
Bourdieu, habla de revolución simbólica que cuestione los fundamentos mismos de la
producción reproducción del capital simbólico y señala que la liberación de la mujer
solo podrá realizarse mediante una acción colectiva.
Aunque género está inscripto culturalmente e inculcado inconscientemente, es
transformable, alterable y reformable, no a voluntad, sino histórica, cultural y
psíquicamente.
Por esto hoy en día la política feminista tiene dificultades para pensar toda la
experiencia como marcada por el género a pensarla también por la diferenciación
sexual, entendida no como anatomía sino como subjetividad inconsciente.
El género produce un imaginario con eficacia política contundente y da lugar a las
concepciones sociales y culturales sobre la masculinidad y la feminidad que son la
base del sexismo, homofobia y la doble moral sexual.
Una aspiración feminista es avanzar en el conocimiento de nuestra realidad u afinar
nuestro quehacer teórico para alcanzar objetivos ético-políticos.
A partir de la comprensión psíquico/social que permite el género se puede plantear la
construcción de la ciudadanía moderna.
Para la historia social desde este punto de vista género abre caminos hacia otras
disciplinas –psicología, ciencias políticas, filosofía- que permiten no sólo ampliar el
campo histórico sino enriquecer conceptualmente y teóricamente la disciplina
ahondando no sólo en la historia del pasado de las mujeres, sino también otorgando
mayores herramientas para el futuro.

Gabriela Cano y Verena Radkau

La participación de las mujeres en la historia es vista como casos “especiales”, al


margen de l análisis de la historia pública, como acontecimientos privados y
ahistóricos. Es por esto la invisibilidad histórica de las mujeres.
Para poder abrir la inclusión de las mujeres en la historias es necesario cambios en los
puntos de vistas, redefiniciones, conceptuaciones heterodoxas.
A través de la historia oral es posible introducir a las mujeres en la historia, sus
narraciones incluyen también género, posición social, generación y elementos
individuales.
Para su trabajo toman como eje (no único) al género, comprendido “1como una red de
creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores, comportamientos
y actividades que hacen diferentes a los hombres de las mujeres mediante un proceso
de construcción social que tiene una serie de características distintivas. Es un proceso
histórico que se desarrolla en diversas esferas macro y micro, como lo son el Estado,
el mercado de trabajo, las escuelas, los medios de comunicación masiva, la
legislación, la familia, la unidad doméstica y las relaciones interpersonales. Supone la
jerarquización de los rasgos personales y actividades de tal manera que normalmente,
se les dé un mayor valor a aquellas acciones y características asociadas a los
varones”.
También toman la categoría de experiencia para el análisis histórico, como la variedad
de manifestaciones de la existencia humana, capaz de recoger la respuesta mental y
emocional de los sujetos históricos individuales o colectivos.
A través de las técnicas de la historia oral tratan de introducir el concepto de género y
también así el estudio de las mujeres.
El aporte que hace a la historia social, más allá de la ampliación de los temas nuevos,
la revisión de viejos y el acercamiento a otras disciplinas, aporta además la inclusión
de la historia oral como herramienta para extraer nuevas fuentes que enriquezcan la
historia.

1
Lourdes Beneria y Marta Roldán.
Noelia

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