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Una especie de pequeo coche para una o dos personas arrastrado por un hombre. (N. del T.)
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hueso, tal como usted o yo. Siendo alguna vez un joven gallardo y
apuesto de venticinco aos, ahora se ha visto reducido a un
anciano de cabellos blancos, de miembros flcidos, afeado y lleno
de arrugas.
Ah, qu triste situacin! Y qu irona!
Suspirando profundamente, aquel anciano se enderez, tal
como si de pronto hubiese despertado de un trance.
- Bueno, le he contado una larga historia, - seal.- Y le aseguro
que todas y cada una de las palabras que le he dicho son
ciertas. Usted me cree, verdad?
- Por supuesto, por supuesto!,- le asegur.
- Me hace sentir verdaderamente feliz saber, - replic, - que mi
relato no se ha desperdiciado.
Entonces se volvi hacia la pintura y comenz a hablar en
voz baja, con el arrullo de una paloma.
- Mi queridos hermano y cuada, ambos deben estar cansados,
y tambin deben sentirse perturbados al haber contado la
historia en su presencia. Pero algrense, pues los pondr en la
cama ahora.
Con estas palabras, nuevamente envolvi la pintura con
todo cuidado en el envoltorio de tela.
Cuando lo hizo, capt una visin fugaz de los rostros de
aquellas dos figuras, y hubiese podido jurar que ambas me
dirigieron una sonrisa, saludndome amablemente. En cuanto al
anciano, se sumi en el silencio.
El tren segua corriendo y corriendo a toda velocidad.
Unos diez minutos ms tarde, el traqueteo de las ruedas se hizo
cada vez ms lento, y ahora unas luces dispersas podan verse
titilando a travs de las ventanillas.
Muy poco despus, el tren lleg a mitad de una pequea y
oscura estacin arriba en las montaas. Mirando al exterior, tan
solo vi a un guardia de la estacin parado sobre el andn.
El anciano se puso de pie.
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Fin
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