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2010

Madre,
Te llevarè a Paris …

Cèsar Calvo Soriano

“Sous le ciel de Paris”

Avance Automático
César Calvo
Madre , te llevarè a Paris

Madre, cuando quedemos solos...


Cuando hermano y hermanas, en sucesivos días de anochecer,
hacia su propio corazón se vayan
te llevaré a París
París lejano como el viento,
como tú, como yo,
mientras el soplo del otoño, bajo tus pies,
es como un Sena de miel.
Aunque , tal vez, primero a Buenos Aires,
porque en los muelles veas
como un montón de arena mi recuerdo,
bajo la lluvia de febrero, ,solo,
en los muelles de 1963.
O, tal vez
- porque oigas en tu pecho,
sin límites, mi sangre –
vayamos a la selva,
al Amazonas rojo,

cuando los pescadores guardan


el sol entre sus redes
y se olvidan, sudorosos de amor,
sobre la hierba.
Viajaremos a Nínive, a Santiago de Chile, a Samarkanda.
Te presentaré a mis hermanos que harapientos vocean
las primeras noticias del invierno,
y tu silencio deslumbrado hará ríos sin fin sobre la nieve,
entre las ramas desaliñadas de los últimos sauces.
Después iremos a Moscú;
cogida de mi mano conocerás Moscú;
allí un río invisible como los sueños
te incendiará la frente,

y por primera vez sobre tu rostro,


sobre mi rostro,
por primera vez, ha de caer el sol.
Te llevaré a Venecia,
a Roma,
a Alejandría.
Iremos a todas las comarcas
donde un río atraviese,
Sólo para que veas, para que escuches, Madre
que ninguno es tan dulce, tan hermoso,
como el que tus ojos tendieron sobre mí
en los ancianos días oscuros de la infancia.

César
Cuando hermano y hermanas, en sucesivos días de anochecer,
hacia su propio corazón se vayan, te llevaré a París, París lejano como el viento,
como tú, como yo, mientras el soplo del otoño, bajo tus pies,
es como un Sena de miel.

Aunque tal vez, primero, a Buenos Aires, porque en los muelles veas
como un montón de arena mi recuerdo, bajo la lluvia de febrero, ,solo,
en los muelles de 1963.

O tal vez, - porque oigas en tu pecho, sin límites, mi sangre – vayamos a la selva,
al Amazonas rojo, cuando los pescadores guardan el sol entre sus redes
y se olvidan, sudorosos de amor, sobre la hierba.

Viajaremos a Nínive, a Santiago de Chile, a Samarkanda.


Te presentaré a mis hermanos que harapientos vocean
las primeras noticias del invierno, y tu silencio deslumbrado hará ríos sin fin sobre la nieve,
entre las ramas desaliñadas de los últimos sauces.

Después iremos a Moscú; cogida de mi mano conocerás Moscú;


allí un río invisible como los sueños te incendiará la frente, y por primera vez sobre tu rostro,
sobre mi rostro, por primera vez, ha de caer el sol.

Te llevaré a Venecia, a Roma, a Alejandría.


Iremos a todas las comarcas donde un río atraviese, sólo para que veas,
para que escuches, Madre, que ninguno es tan dulce, tan hermoso,
como el que tus ojos tendieron sobre mí
en los ancianos días oscuros de mi infancia.
Repetidas veces he leído la hermosa carta que el Poeta César Calvo Soriano
dirige a su Mamá, la Sra. Graciela Soriano de Calvo.
Al respecto, comprometida con los sentimientos expresados, leyendo entre líneas,
debo decir que no sólo se trata de una carta: es un verdadero poema
por la rima y el ritmo que el Autor imprime a su obra.
También se trata de un Poema hecho Canción.
La melodía surge pues se impone la cadencia de las palabras.
La destinataria debe haberse sentido arrullada por las palabras de su hijo,
tanto como él se sintió de niño en los brazos que lo acunaban,
mientras su Madre cantaba para que durmiera.
Conmueve. Las palabras visualizadas siguen una ruta: la que lleva al corazón.
Tienen un triple efecto...
El amor escrito en cada frase tan sentida del hijo, del hijo hecho hombre,
incapaz de decirlo en persona para no emocionarse
y mostrar abiertamente su amor.
La ternura con que lleva a su mamá de la mano, felices ambos, de caminar juntos...
Feliz, él... por mostrar los lugares que recorrió solo.
La sensación de soledad, tristeza que deja escapar cuando escribe:
“... bajo la lluvia de febrero, ,solo, en los muelles de 1963.”
El Alma de César es translúcida, queda al descubierto, se revela para quien quiera verla,

Me considero afortunada.... Soy una de las elegidas.

Elena Maura

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