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CHIRAJITO
Crónica de un Artista
“Voy a seguir siendo payaso mientras siga habiendo niños.”
el resplandor.
LUCAS, 11, 33
niños huele pega que hicieron a golpes huir a Chirajito. Ahora la historia
Teatro Nacional, en donde cientos de niños conviven, unos sin nada que
pueblo salvadoreño, niños con su piel quemada, que comparten con sus
Diciembre se lleva a cabo una fiesta de lujo, en honor a todos estos niños
que no tienen una navidad, no tienen un estreno, que nunca Santa Claus
prepara para llevar esa fiesta a las niños más necesitamos de alegría de
Durante el desayuno Sandra revisa que todo esté para la fiesta, los
de goma roja, sus cejas blancas puestas entre los ojos, los labios llenos de
una sonrisa blanca con su contorno negro y más allá de eso, el amor de
un payaso para con los niños, que desde su peluca artística se puede ver
de que falta una hora para el show, todo se vuelve catastrófico, hay que
el don de la risa, era parte esencial saber que los niños eran los dueños
del reino de los cielos, así que no había duda que había que trabajar por
trabajaban vendiendo en las aceras de San Salvador, así que dejar un rato
del mundo, ganaban premios, dulces, bombones, pero más aún ganaban
del más pequeño al más grande, estaban ansiosos por darle con el palo a
niños, esperanzado que esa alegría los llene, dándoles esperanzas, con
fiesta que Chirajito prepara año con año dedicada a quienes no pueden
ver a Santa Claus pero que si tienen un sonrisa escondida, esperando ser
encontrada.
era increíble como cada año tenía toda una gama de chistes nuevos, cada
vez divertía más y más. El dos mil diez comenzaba con proyecto en
mente para el payasito, con una familia hermosa a la cual amaba y con su
Pasados ocho días del mes de enero, el mundo iba a girar al revés
del tráfico asfixia en el interior de los buses, en fin era viernes. Luego de
temprano, la edad ya era más que notoria y la fuerza se iba poco a poco.
Eran las nueve cuarenta y cinco, Sandra buscaba ese sueño que
fuerte, pero no tan rápido como esa vez. Arístides despertó, sentía la
debía poner más empeño para seguir respirando. En ese momento como
Angustiada sin saber qué hacer, fue en busca de un vaso con agua, corrió
catástrofe, como pudo bebió un poco de agua, hacía mayor esfuerzo para
atenuante que quema por dentro, que apunta a un lugar específico para
tus ojos y esto lo último fue lo que Arístides Samper vio a las diez de la
su esposa junto a él. Allí vio que su vida había tenido una suerte como de
ningún otro, era su tercer infarto y a pesar de ello había sobrevivido, era
increíble y milagroso y con su edad era muy difícil creerlo. Sus años
pesaban cada vez más y más, pero tenía el vigor y las ganas de seguir
sus mejores amigos, todos ellos payasos, y así Sandra, con dolor y
impotente, no sabía qué hacer, quise llorar, gritar, irme contigo, pedir
esperé, sentía que nunca llegaría, tenía miedo de perderte para siempre.
llevaron sobre una camilla, me fui contigo, viendo como los médicos
importaba nada más que ver tus ojos de nuevo viendo los míos.
para pensar sobre lo hermoso que su vida había sido y de cómo el orgullo
lo llenaba por dentro, por llegar a ser el hombre y el payaso que siempre
quiso ser. Como no podía seguir con sus payasadas con los niños,
fácilmente. Muchas enfermeras reían felices con él, les traía recuerdos de
elenco artístico y cultural de nuestro país. Así que cada vez que podían
más que querido, alagado por todas aquellas personas que habían escrito,
que su cuerpo adquiría más fuerzas, por dentro tenía la certeza de que sus
días podían estar contados. Habían transcurrido dos semanas desde que
había sido internado, tenía cuidados todos los días, tratamiento especiales
llamó a la enfermera para que abriera las ventanas por él, quería ver lo
cerraba los ojos para sentir lo hermoso que era ver, movía lentamente sus
dedos de las manos, luego los de los pies, y podía sentir cada parte de sus
podía mover sus orejas como intentando volar con el movimiento lento
sobre el suelo, mientras el cada vez estaba más cerca del techo. Por ser la
así fue buscando una salida del hospital, quería ver el exterior desde el
cielo. Luego de recorrer todos los pasillos, salió en busca de una mejor
vista. Vio como la luz del sol iluminaba el hospital por fuera, el sol
estaba más radiante que nunca, podía ver a los lejos multitudes
calles parecían trazos dibujados sobre el suelo, que hacía ver a la ciudad
jugando sobre ellas, había uno que otro chico fuera de clase buscando
momento a otro, empezó a cobrar velocidad, cada vez más y más. Sentía
los labios resecos por el aire y el poco pelo que tenía se había moldeado
podía ver las calles, no había distinción alguna del suelo, sólo veía las
partes verdes y nada más. Estaba tan alto que su cabeza daba vueltas y
leche, era como un rito en la mañana y a pesar de que tenía una dieta
muy estricta, se podía dar el lujo de comer galletas. Así que ansiosa, con
había sido mi vida desde que lo conocí, los momentos gratos que
pudiera. Eso fue lo que me enamoró, su corazón era tan grande, que
enfermo pensaba cada vez que podía, no sé porque, pero a veces sentía
la necesidad de hacerlo.
había vuelta mi hogar, allí era el único lugar donde podía compartir con
siempre había estado allí, era imposible que lo hubieran trasladado, dejé
angustia. Me sentía en paz, sabía que esa paz significaba mi partida, que
iría a un lugar mejor, pero por alguna razón no me dejaban ir, escuchaba
apenas palabras aventadas, no sabía que pasaba, pero esa paz no era
momento el campo, el cielo donde me encontraba, veía la luz del sol que
poco a poco fue desapareciendo, sentí como los sonidos se alejaban cada
vez más y más, el sentido se alejaba de mí, la paz era cada vez más