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PRÓXIMAMENTE { DOS VECES CUENTO }

La segunda temporada
de In Treatment
En este preciso instante, el
psiquiatra Paul Weston está pa-
sando consulta en la HBO. Se
ha mudado a Brooklyn. Nuevos

pacientes, nuevos conflictos… y
la misma intensidad dramática.
Pegados
a la pantalla
el libro de friends
Todo lo que siempre quiso
saber sobre estos seis ami-
gos… ¡ya tiene respuesta!
María del Mar Grandío
[Com01, PhD06] ha publica-
do un documentado estudio
sobre esta exitosa comedia
de referencia. Audiencia,
fenómeno fan y ficción tele-
visiva. El caso de Friends ya
está en las librerías.
L
a palabra mochila parece que tie-
ne parentesco con el euskera. El
Diccionario de la Real Academia
lo hace proceder del vasco motxil,
un diminutivo de motil, o mutil,
que significa muchacho. Mochil
era el muchacho que servía a los
labradores para llevar o traer re-
cados a los mozos del campo.
Las palabras y las cosas cam-
bian, se suceden y heredan la
vida. Así lo hace ver el escritor
mejicano Rogelio Guedea
(1974), abogado, doctor en Letras
y profesor de la Universidad de
Otago (Nueva Zelanda), que es
Joseluís González
también poeta de corazón, de
libros y de premios.
En este texto inédito que, a
petición mía, me envió hace unos
meses, refleja en literatura lo que
vive con su familia en los días
normales en Nueva Zelanda, los
días de escuela, por ejemplo. Los
símbolos cotidianos que encuen-
tra la naturaleza de la paternidad
trascienden el ras de las aceras
y los recreos y las despedidas
cortas.
Guedea insiste en esta narra-
ción reflexiva en lo que hace y
observa un padre. Ver y mirar son
los verbos que se enraman en es-
te microrrelato tan personal, con
tanta intimidad, que identifica al
autor con la biografía menuda de
quien lo escribe.
Cuando nació mi primer hijo,
mi suegra me dijo mientras lo
mirábamos juntos una frase llena
de verdad y de tiempo: “Ya eres
padre para toda la vida”. Un árbol
lleno de pájaros, desde luego.
Un árbol que no es una jaula sino
más bien una escuela que no deja
de crecer en todas las ramas y en
todas las direcciones. Un árbol
diferente de su propio bosque.

—Vitalidad e ingenio. Las tramas de esta serie se basan en un grupo de treintañeros.

CÓMO CONOCÍ A
pre un extravagante y divertido
contrapunto. De hecho, el éxito

VUESTRA MADRE
Esta refrescante comedia
romántica sigue la estela
de Friends
Un narrador, desde el año
2030, cuenta a sus hijos la his-
toria de How I Met your Mother.
Los ingredientes clásicos de
la comedia romántica se ade-
rezan aquí con una voz en off
juguetona, que camufla ele-
mentos de la trama, altera la
temporalidad y saca partido
cómico a los desfases entre lo
que pudo suceder y lo que anti-
heroicamente ocurrió.
Como ocurría en Friends,
Cómo conocí a vuestra madre
presenta a un grupo de treinta-
ñeros que viven en Nueva York
y tratan de encaminar la madu-
rez de sus vidas. Ted, el narra-
dor, es idealista y romántico,
Marshall y Lilly son unos tor-
tolitos bonachones e ingenuos,
Robin, bella e irónica, y Barney…
Barney es un seductor trajeado,
un caradura XXL que se ha con-
vertido en la estrella del show.
Aunque a su personaje se le va-
ya la mano con la sal gorda de
vez en cuando, es el engranaje
que garantiza el ritmo cómico
en el grupo, que genera siem-
de How I Met Your Mother radi-
ca en su equilibrio estructural:
los momentos de sensibilidad
romántica y de reflexión sobre
las dificultades por encontrar el
amor se combinan con secuen-
cias de humor disparatado, que
arranca carcajadas en momen-
tos antológicos.
Las dos últimas temporadas
se escoran demasiado hacia
el humor físico, pero la serie
sigue mostrando vitalidad e
ingenio. Los 21 minutos de ca-
da capítulo se devoran con la
rapidez de una limonada en el
desierto. ¡Otra ronda, pues!
Alberto N. García [Com00, PhD05]
diamantesenserie.blogspot.com
perdidos en cuatro
Aunque haya perdido au-
diencia en USA, Perdidos
sigue siendo el fenómeno
fan por excelencia de la tele-
visión actual. Las andanzas
de la isla siguen moviendo
mucha tinta, agitando infini-
dad de blogs y fomentando
las especulaciones narrato-
lógicas de salón. Para quien
quiera ponerse al día, Cuatro
ha comenzado a emitir la se-
rie desde su intrigante inicio.
MOCHILAS
Siempre llevo a mi hijo a la escuela. Procuro hacerlo
temprano para que pueda jugar un poco antes de
que den las campanadas de entrada. Lo veo cambiar-
se en las mañanas, bolearse los zapatos, peinarse
con la vaselina que le envían sus abuelos de México,
usar incluso mi propio perfume. Lo veo desde el
fondo de mi oficina, mientras leo las noticias del día.
Luego nos montamos en el coche y empezamos a
hablar de cualquier cosa durante el trayecto. A veces
nos detenemos en la tiendilla para comprar una
bolsa de papitas o una paleta de dulce, a espaldas de
la prohibición de mi mujer. Pero hasta aquí la vida
parece un árbol lleno de pájaros. Y así lo es. Porque
el problema viene cuando llegamos a la escuela y mi
hijo se baja del coche. Deja la mochila en el suelo y,
después de cerrar la puerta con fuerza, se la vuelve a
echar a la espalda antes de despedirse. Yo me quedo
mirándolo desde el coche, como siempre. Mirando
su manita que cada tanto se levanta para decirme
adiós. Y mirando también su mochila sobre su espal-
da, tan pesada ya que no puedo evitar pensar todo lo
que la vida habrá de meter en ella todavía y todo lo
que yo (su padre ahora, su hijo después) tendré que
sacar para hacérsela siempre más liviana.
Rogelio Guedea

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