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Violencia cotidina
LA VIOLENCIA DE GNERO COMO VIOLENCIAS COTIDIANAS La violencia en sus
diferentes manifestaciones es un tema que nos atraviesa a todas y a todos.
Tanto las mujeres como los varones suelen ser objeto y sujeto de violencia,
aunque la situacin de subordinacin social de la mujer favorece que esta se
transforme, con mucha mayor frecuencia, en la destinataria de violencias
estructurales y coyunturales.
La resistencia a conocer y escuchar sobre las violencias es un
mecanismo defensivo que se utiliza cuando no se tolera el displacer. Se niega o
disimula una realidad incmoda y amenazante que dificultar el
reconocimiento de ciertos comportamientos como violentos y la asuncin de
una actitud crtica frente a los mismos. La evitacin y el rechazo se manifiesta
por sensaciones de incomodidad y de ataque a las intimidad, posturas
corporales defensivas, expresiones verbales encubridoras o silencios
cmplices. Un hecho violento golpes, violacin, abuso genera diversos tipos
de expresiones tanto en la comunidad como en la vctima y el agresor.
Violencias y gnero
Efectos psicosociales
Del latn passivus, derivado de pati, padecer. Se aplica a la persona o cosa que
es objeto de una accin, por oposicin al agente o sujeto activo que la rea- liza.
Se aplica, tambin, a estar o permanecer inactivo, sin realizar ninguna
accin en relacin con otros. (Moliner, 1994). La pasividad femenina es un
estereotipo construido culturalmente que sita a las mujeres en posicin de
vctimas por el solo hecho de ser mujeres. La pasividad est feminizada porque
el imaginario atribuye a las mujeres, en el contexto de la violencia, las
caractersticas de sumisin, obediencia, propen- sin a ser atacadas, poca
capacidad de defensa y miedos concretos frente a la fuerza y el poder del
agresor. Este estereotipo aumenta la imagen de vulnerabilidad e indefensin y,
al mismo tiempo, las condiciones de posibilidad para ejercer violencia. Las
mujeres han sido adiestradas en la pasividad, la sumisin y la dependencia y
no es fcilmente pensable que ejerzan conductas agresivas u hostiles para
defenderse.
Entonces, es as como se transforman en vctimas, por el hecho de ser muje re
s y no por ser atacadas. Son estas creencias, fuertemente arraigadas en el ima
ginario, las que van a condicionar las formas de pensar, los comporta- mientos
de hombres y mujeres y las condiciones materiales y subjetivas para ejercer
violencia.