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En este Libro excepeional —dssafio 2 Ia ineel encia y la imaginacién—. ol ganador del Premio Palitzee en 1980, Douglas R. Hofstadter, yf fideo fo Daniel C. Dennett exploran el significado del Yo y de Ia conciencia de sf mismo, internindose cn pers pectivas que incluyen ty literatora, Ia psicologia. la filosofia, el psicoanilisis y muchos ottos Ambitos. iQué es Ia mente? :Quién soy yo? La materia puede pensar? ;Dénde esti cl alma? El ojo de la ‘mente procuta responder a estas y a muchas otras preguntas scuciantes sobre Ia zelacion del hombre con su mundo, el wniverso, sus origenes, y propoce in- sdlitos experimentes mentales, fantasias alarmantes, Die Sie os si tee ait uplo, o seleccionades ene las canjeturas cen tific sobee las méquinos de pensar. Is. tteigencia artifical o Ja naturaleza del cerebro, Hofstadter y Dennett ofrecen un vértigo de imigenes del Yo y 1a mente: cada una de elas con gcnetalizaciones auda- ssamente centiticos, Obra te documentado, FE ojo de fa mente no poets sino seduci a una amplia gama e lectores: deste cl mi severo materialista hasta ef creyente en espititus y reencarnaciones, _——EL OJO— DE LA MENTE Fantastas y reflexiones sobre el yo y el alma Recopilacion y seleccion de | DOUGLAS R. HOFSTADTER DANIEL C. DENNETT ——_— os Editorial Sudamericana $07.99 EL QJO DELA MENTE Fantasias y reflexiones sobre el yo y el alma Recopilacién y seleccién de DOUGLAS R. HOFSTADTER y DANIEL C. DENNETT Traduccion de LUCRECIA M. DE SAENZ EDITORIAL SUDAMERICANA ‘BUENOS AIRES IMPRESO EN LA. ARGENTINA Quede hecho el depésito que preve. te to ley 11.723. ©1983. Editorial ISBN 950-07-0056-5 Titulo del original en ingles: The Mind's 1 Fantasies and Reflections on Self ‘ed Sou! © 1981, Basic Books, tc, Prélogo Qué es la mente? ;Pueden pensar las miquinas? Quien quiera que encare estos interrogantes cae indefectiblemente en un estado de perplejidad. La concepcion de esta obra obedece al deseo de revelar eta perplejidad y darle relieve. Nuestro objeto mo es tanto responder en forma directa a las grandes pregunlas~ Planteadas, como conmover a todos: quienes estén compromieti- dos en una vision del mundo concrete, sensata, cientfica, y tam bién quienes tienen una vision religiosa 0 espirituatisia del elma ‘umana. Consideramos que hoy no exite la respuesta ficl aes- tas Preguntas, y que serS necesario un replanteo radical de lat cuestiones antes de pretender llegar a un acuerdo general en ‘cuanto al significado de la palabra "'yo" El propisito de muestra obra es, pues, provocar, preocupar y confundir al lector, hacien- do de lo obvio, ago extrato, y tl vex de lo exirado, algo obvio. Deseamos agradecer a sodes los claboradores 9 personas que nos asesoraron ¢ inspiraron: Kathy Antrim, Pau! Benacerraf, Maureen Bischoff, Scott Buresh, Don Byrd, Pat y Paul Church- land, Francisco Claro, Gray Clossman, Paul Csonka, Susan Dew- nett, Mike Dunn, Dennis Flanagan, Bill Gosper, Bernie Green- berg, John Haugeland, Pat Hayes, Robert y Nancy Hofitadter, Martin Kessler, Scott Kim, Henry Lieberman, John MeCarthy, Debra Manette, Marsha Meredith, Marvin Minsky, Fanys Mon. salvo, Bob Mocre, David Moser, Zenon Pslyshyn, Randy Read, Julie Rochlin, Ed Schulz, Paul Smolensky, Ann Trail, Rufus Wanning, Sue Wintsch y John Woodcock, DOuGLAs H. HorstaprEn Dani. C. DENNETT (Chicago, abit de 1981 Introducci6n ‘Vemos levantarse a la tuna en el este. Vemos levantarse a la lu nna en el oeste. Vemos dos lunas que se aproximan mutuamente por el ciclo filo y negro, y que una luna no tardaré en pasar dettés de Ia otra en el curso de cada una. Estamas en Matte, a millones de kilémetros de casa, protegides contra el fio mortal y seco del desierto rojo marciano por las ftdgiles membranas de la tecnologia terrestte. Protegidos, pero perdides, porque nucstra ‘oave especial esté itremediablementc destrozada. Nunca volve- remos a la tierra, a los amigos, la familia, los lugares que deja sos all. Pero qui haya esperanza. En el compartimiento de comut caciones de la nave averiada encontramos un teleportadot Te- leclono Mark IV con instrucciones para su uso, Si hacemos fun- cionar el aparato, debemos sintonizar la aguja para el receptor ‘Teleclono en la Ticata y luego entrar en la camara emisora, don- de el teleportador nos desmantelaré el cuerpo con rapidez y sin dolor y t3zaré un esquema con cada molécula que serd.cnviado a la Tierra, Alli el recepror, con sus depésitos bien provistos de los ‘atoms necesarios, produciré en forma casi instanténca, partien- ddo de las instrucciones recibidas, nuestra persona! Transportada ala Tietra una vez mis con la velocidad de la luz, alos brazos de los setes amados, que pronto estarin escuchando atrobados los cuentos de nuestras aventuras en Marte Una Ghtima ingpeccién de la nave espacial danada nos con- sence de que el Teleclono es nuestra Gnica esperanza, Sin nada {que petdet, preparamos el ttansmisor, movers las laves indi- cadas y entramos en Is cimmara. (5, 4. 3. 2, 1, YA? Abrimos la puerta que tenemos delante y salimos de la cémara receptota del “Teleclono a la sumésfera soleada y familiar de la Tierra. Hemos 9 ‘wueko sin haber suftido el menor datio después de nuestra larga ‘aida desde Marte por el Teleclono. Nuestra milagrosa salvacion de un fin terrible en el planeta rojo jusifica un festejo, Y cuando ‘puestra familia y amigos se congregan a nuestto alrededot, note. ‘mos cémo han cambiado todes desde la cltima vex que los + ‘mos. Después de todo, fue hace tts aos y todos hemos enveje~ cido. Por ejemplo, Sarah, nuestra hija, que debe de tenet abors ‘cho aes y medio, Nos sorprendemos pensando. "'ZEs posibl ue esta sea la nifita que una vez sostuivimos en las rodillas? (lato que es ella, reflextonamios, aunque hay que admitis que no 4a hemos reconocido, sino que la hemos exttaldo de nuestra mic. ‘moria para identificerle luego por deducci6n. Esté tanto mas als 1a, tiene un aspecto tanto mayor... En realidad, a mayoria de las «élulas de su cuetpo no estaban en ella cuando la vimos por Git ima vez, Pero pesat del crecimiento y del cambio, 2 pesat del te. ‘emplazo de sus células pot otras es La misma personita de la cual ‘os despedimos con un beso hace t1es abos Entonces tenemos una idea repentina: "(Soy yo, realmente, 4a misma persona que bes6 a esta nifita hace tres aos? ¢Soy ls ‘madte de esta nif de ocho afios, o bien un ser humano enters mente nuevo, de pocas horas de edad, a pesar de mis recuerdos 52 Fecucrdlos aparenies-— de los dias y alos anteriores? ¢Mutio hace poco tiempo la made de esta nifa en el planeta Marte, in- defensa y destruida en ta camara del Teleclono Matk IV?" “Habre muerto en Matte? No, decididamente no he muerto fen Matte, ya que estoy viva en la'Tietra, Sin embargo, alguien debié de morir en Marte, la madre de Sarah. En fal eato, no soy fa madre de Sarah. (No, tengo que serio! Toda la intercion de cnuraren cl Teleclono era volver a reunitme con los mios, con mt familia. [o olvido todo el tiempo. Quiza no entré en ese Teleclo- ‘no co Marte. Quizé se traté de otra persona, si acasolleg6 a suce der. ¢Es esa maquina infernal un teleportador —ua medio de ttansporte—, 0 bien, como lo sugiere su nombre de fabrica, una especie de aesino fabricante de gemelos? :Sobrevivié 0 no la ‘madre de Sarah a su expetiencia con el Teleclono? Creia que sobrevivria. Enué en la cimara lena de esperanza y expectatiea, ya que adoptaba una medida para provecr a Sarah de alguien ue la protegiese, alguien amado, pero también egofsta, por ‘cuanto se salvaba de un gran peligro al optar por algo agradable 10 lo menos, tenfa ¢sa conviecion. ¢Cémo s€ yo que pot lo ci ih i. coy ie madre de Sarah, O por lo menes, asi parece." En los dias que siguen, nuestro &nimo se eleva y decae, con los momentos de alegria y de alivio alternados con luda y cavilacin espiritual. Tal vex pensamos, soca Wes tea doh oreo — Nos sentimos wn poco impostoras y nos preguntamos qué pensa- 1a Sanh el a que desea fo que suc en tealidod ade Marte. Recordamos lo que imagin6 de la realidad al descubrir que no existia Papi Noel, cuando dio la impresién de estar tan confusa y dolida. ¢Cémo habia podido su propia madre enga- fara todos esos ais? : Biapicgn ses ls gueulialind slow: omnes d Ja mente y comenzamos 2 leetlo, ya que fis iomet lars con rajede decane dl aay del yo. Aptenderemos, afitma, algo sobre lo que somos y sobre quiénes somos. Pensamos para nuestros adenttos: . "Agu ey Ie la pins 000 de exe ir, Estoy vv. Estoy despiero. Yo veo las palabras en la pégina con mis ojos. ‘Veo mis propias manos sosteniendo este libro. Tengo manos. ¢Céme sé que son mis manos? Pregunta tonta. Esta fijasen mis beazos, mi cuerpo. Cémo sé que este es ma cuerpo? Lo controlo dle poseo? En cierto sentido, sf. Puedo hacer lo que quiera con 41, mientras no cause dafio a otros. Es mas, una especie de bien legal. porque aunque no puedo vendetlo legalmente a nadie mientras esté con vida, puedo transfeir la posesi6n legal de mi cuerpo 2, digamos, una escuela de medicine una ver que haya muere. Si poseo este cuerpo, cabe imaginar que soy algo distinto de este cuerpo. Cuando digo “poseo mi cuerpo’ no quiero decit “este cuerpo se posce a si mismo", afirmacién probablemente sentido. £O acaso todo lo que no es propiedad de otro se po- sce asi mismo? gPestenece la Luna a todos, no pertenece a nadie, © bien pertenece a f misma? Que puede ser el propictario de cualquier cosa? Yo puedo setlo, y mi cuerpo es una de las cosas ‘que poseo. De cualquier mancta, yo y mi cuerpo parecen estar u ambos intimamente conectados Yosordl eontludor lenaype eleonntaele Us ete ygarete rt0 €s€l conttolado. La mayor parte tas oj dele mente 0s aguas etl cas no m9 mit hemes 0 mas cable Te ‘osotros pensamos que esto es imposibl Per, afitma la obra, algo perfecamente wires ore [Ne preguntamossi lo que se conibe aqui esa reencanacn 6 la wansigracin de alas, peo anpandose sl contra, el libro teconoce que si bien la teencarnacion es una idea inter. samc ous, ke deals cuanto acd pod produce siempre quedan ocultos y existen ottas formas mds intetesantes fn que exo pada suceder" gQue cums murs cece fuer tramplantado a ato curpe gue pce a contol? No le sonidos como un cambio de cuts? Exniran ‘008 siete ero dados nuesttes proptsitos. pode jira en este punto (go no?) que si se transplan cerebro 3 euro ext. nor To acompahariamos. ¢Pero 10. ‘mot, acaso, un cerebro? Tomemos algunas pocas afitmac veamos cuil de ellas nos parece ma : ws al cls os parce mds sj vera . 2. Soy un ceeb. veces aludimos a alguien muy inteli a ee cligente como “un ce- bo", pero no lo hacemos en un sentido Ira. Quetemos sig nila ue ene un buen ee Tengo un buch eehro, pe ao epee ee ioe eee {Gono podcia cualquiera sepatatme de mii propio cerebro en un ‘arabia de cerebrs, siempre lo evo incl en carb de cupes? Impose? Puede ser que nolo sen, om veremos Desuts de odo, hace po que volves de Mate y dejan alli el viejo cetcbro, :n0? " Supongamos, por lo tam, que exam de acuerdo en que memos uh cetebro. :Alguna vez nos detuvimos 4 pregunta Sea ae el, ni siquiera en un espejo, ni tampoco senteloy Peto R ‘desde Inego sabernos que lo tenemos, Lo sabemos porque tam bien sabemnes que somos seres humanos y todos les sezes husma- nos tienen cexebro. Lo hemos lide en libros y nos lo dicen perso- thas en quienes confiamos. Todos tenemos higado y por una cit~ ‘nseancia curiosa, lo que sabemos acerca de nuestro propio ce- rebro se asemeja bastante a lo que sabemos sobre nvestto propio hrigado. Confiamos en lo que hemos leido en los libros. Durante ‘muchos siglos los hombrcs ignoraron para qué tenfan higado. Se requirié una ciencia para halla la respuesta. Tampoco sabia Ia gence para qué le servi el cerebro. Se cice que Aristveles pensa- bba que el cerebro era un érgano destinado a enfriat la sangre, y ‘in cods nos enfria fa sangre con la. mayor eficacia en el curso de sus operaciones. Supongamos que ruviésemos cl higado dentro el etdneo y el cerebro en ka caja toticica, Al contemplar ef mun: oy escuchar, ccabe creet que hallastamos plausible lo que pen amos con ef higado? Nuestro pensamiento patece desenvolverse tris de nuesttos ojos y entte las oreja. pero, ¢es la razin para Cllo que all esta nuestro cerebro, 0 bien que nosotres nes ubicar fos, aptoximadamente, en ef Jugar desde el cual remos? ¢No es, fn realidad, tan sobrecogedor para la mente tratar de imaginar cOmo podriamos pensar con nuestro cerebro —esa cosa blanda y frsicea, en forma de coliflor-—, como imaginat como posifamos Pensar con nuestro higado, esa cosa de color pardo rojzo en for- rma de higado? [La idea de que fo que somos no es simplemente un cuerpo vi- ‘yo (o un cerebro vivo) les parece a muchos poco cientifia, a pesar essa antigua tradicion en el concepto del alma, 0 espirity. El al amos argumentar, no tiene lugar en la ciencia y nunca posta integrase a la vision del mundo cicnsifico. La ciencia nos Ensefia que no existe algo llamado alma. Hemos dejado de ctecr fh brujasy fanwasmas, gracias ala ciencia, y la idea sospechosa de {que un almna habita nuesto cuerpo —'"el alma dentro dela mé Guina’™— no rardard en expirar y en entiegar sv alma, Peto 10 ids ls versiones de la idea de que somos algo diferenciado en. nuestro cuerpo puramente fisco son tan vulnerables al ridiaulo y a la refutacion. Algunas versiones, como veremos, Mlorecen de hecho en el jardin mismo de la ciencia, "Neestro mundo estéIleno de dudas que 10 son ni misteriosss ni fantasmagéricas, 0 simplemente eonstruidas con los laillos B de consteuccién de ta fisica, ¢Creemos en las voces? gE los cortes de pelo? (Existen tales cosas? En que consisten? Qué es, en el jenguae del fsio, un agujero? No nos referimes al extticoayu- Jero negro, si al simple agujero de un pedazo de queso, Fel. Be fsico? ¢Qué es una sinfonta? “Dénde, en el tiempo y nel es, Pacio, existe la marcha patriotica “The Star Spangled Bannet""? Se fede, acaso, a unos pocos «razos de tinta en ua papel con, Setvado en la Biblioteca del Congreso? Si destruimos este docu. mento, la marcha seguird existcndo. La lengua lata sigue ext jlemdo. pero ha dejado de ser una lengua viva. La lengua de los hombres de las cavernas en: Francia no existe ya. El juego llamado bridge tiene menos de cien afcs de existencia.

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