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Soleccién edu\causa Jorce Larrosa Director: Mariano Narodowski 1 edicién, marzo de 2000 Coeditada con la Comisién de Estudios de Postgrado Facultad de Humanidades y Educacién 1042A Caracas, Venezuela = Universidad Central de Venezuela C PEDAGOGIA PROFANA Estuplos SOBRE LENGUAJE, SUBJETIVIDAD, FORMACION ) Ediciones Novedades Educativas del Centro de Publicaciones Educalivas y Material Didactico S.A.L Av. Corrientes 4345 - (C1195AAC) Buenos Aires - Argentina Tel: 4867-2020/3955 Fax: 4867-0220 nail: novedue@novedue.com ar - www.novedue.com ar edu\causa . Ediciones Novedades Educativas de México S.A. de C.V. ‘ Cerrada del Relox #20 - San Angel, Colonia Chimalistac on Postal 22-393 C.P. 14091 C P= Coenicion CN. N: 987-9191-95-1 epee a echo el dapasito 3.2 = ¢ Ediciones rr c NOVEDADES EDUCATIVAS a c derechos raserados Cus ee fe nee ite: PRESENTACION 1 ne ee J. COMOSELLEGA A SER EL QUE SEES 20 ee 1. Las PARADOJAS DE LA AUTOCONCIENCIA a ease eee an aece ee 2, DEL EsPiRITU DE NINO AL NINO DE ESPiRITU 44 —_— 2 TI, LA EXPERIENCIA DE LA LECTURA 96 4, LECTURA Y METAMORFOSIS 97 "ee 5, La NOVELA PEDAGOGICA Y LA PEDAGOGIZACION DE LA NOVELA. 116 2 ANOVA eee 6. SoMRE LA LECCION 138 See TIL, Ficuras det poaventr 148 149 165 9, IMAGENES DEL ESTUDIAR 180 FB . TRES IMAGENES DE Parapiso S O UNA INviTACION AL WILHELM MEISTER HABANERO La novela es una vida, la de José Cemi, y la mia, que esté metida por cada una de sus esquinas Es un Wilhelm Meister habanero ... José Lezama Escribe Julio Cortézar, no sin coqueteria, que los lectores de Paradiso pertenecen a un circulo secreto y altamente restringido.* Leer a Lezama, nos dice, es una de las tareas mids arduas y con frecuencia mas irritantes que puedan darse, Sin embargo, también confiesa que devord las 490 paginas apretadas de la novela interrumpiéndose solo para respirar y para dar leche a su gato. Y después de acusar a los sabihondos, a los impecablemente cultas, de ser incapaces de atravesar més allé de la corte- za de esa soberbia combinacién de erudiciGn e ingenuidad que es la escri- tura de Lezama, nos invita, en una tinta elegantisima, a transitar la aproxi- ‘macién por via todo cronopio para entablar comercio con otro. En el mismo sentido, Elotsa Lezama, después de indicat el ries- -g0 que supone tratar de interpretar a su hermano y la insensatez de intentar traduecit su cédigo simbélico a cualquier referente, afirma que para hablar de €l hay que ser poeta y traducirlo del barroco al barroco.” Paradiso es un libro irritante, pero cuya lectura no se puede aban- donar; es un libro que se cierra al educado cuchillo y tenedor de los sabi- hondos, y que sin embargo se entrega al gozoso y chorreante mordisco de los siempre vidos cronopios, al sympathos de una lectura salvaje e ino- ‘cente; escapa a cualquier interpretaci6n que pretenda clausurar su sentido, pero se deja traducir poéticamente a otro registro siempre que la tradue- ci6n sea capaz de conservar, transfigurdndola, su melodia esencial. Como * «Parallega a Lezama Liar, en La wuelta aaa en ochenta mundos, Vol, Madd, Siglo 2X, 1973, pgs. 4-82, caeemees 7 sii ermano», en Cartas (1999-1976), Madtid, Origenes, 1979, pag. 11 Tes IMAGENES DE PaRaviso todo texto, Paradiso es un artefacto de inclusién y exclusi6n: a la vez. aco- geal lector y se defiende de él, le franquea y le niega la entratla. ¥ mantie- ne siempre un fondo enigmtico, secreto, inalcanzable. Pero ademés, para dificultar atin mas la lectura, estén los miopes mecanismos de la especial zacién y el pinico académico a no haber entendido correctamente. ;Cémo alreverse a proponer una lectura de Paradiso en un libro que tiene que ver, digamos que mas o menos, con la educacién? Y, sobre todo, ;cémo aproxi- marse a Paradiso cuando uno es un profesor y no un cronopio 0, mejor, cuando uno esté otra vez penduleando entre su lado profesor y su lado cronopio, ambos igualmente indigentes y desvalidos, igualmente insegu- ros de haber comprendido? Ademés, gcOmo escribir sobre Paradiso sin traicionar su tono poético cuando uno, profesor o cronopio, es completa- mente ajeno a los arménicos gongorinos? ‘Todo eso porque més alld de la modestia de este ejercicio (nada mds que una invitacién a Paradiso en la forma menor de una meditacién sobre tres de sus imégenes, acaso nada més que un pretexto para ensartar ‘unas cuantas citas en cuyos intersticios se produzcan algunas resonancias cn las que pueda deslizarse el hipotético lector), hay en sus mérgenes una cuestién que inquieta la escritura, que la hace temblar, y que quiz, secre- tamente, la justfica. Esa cuestién podria enunciarse de tres maneras. Pri- ‘mero, como una preocupacién por cémo la literatura puede continuar siendo uno de los modos que tenemos de atender a Jo que somos o, dicho de otra forma, por cémo mantener la seccién literaria de la biblioteca como uno de los espacios en los que se juega nuestra formacién y, quiz, nuestra trans-formaciém, Segundo, como una preocupacién por mantener la vi- r pregunta a la vez elemental y enigmét es leer? Por dltimo, como una preocupaci6n por la naturaleza de dura segunda que, atravesando otra escr sus sentidos posibles aunque sin desp: en la cual, idealmente, un texto se abre a alguna d que alberga? o, lo que es lo mismo, qué es ensefia a leer? A pesar de esa frase rotunda en la que Lezama cal como un Wilhelm Meister habanero,” atravesar Paradiso como un Bildungsroman puede parecet un atrevimiento. Y sin duda lo es si enten- demos la novela de formacién como la expresi6n del alma alemana, como \Carta a Carlos M. Luis. 15 de agosto de 1966, en Cartas 1999-1976), 0p. ci. pag. 94 Ta: PAIena PARTE: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SEES leelabor ion 1 que conduce a un ideal incluso, como un género io formalmente bien definido.y cronolégicamente acotad {Qué faria ahi un relato tan profundamente cubano como el de Lezam: de las convenciones del realism¢ renidad impostada del cl télico, soberanamente d fiante de todos los géneros? una (Ser jovela de formacién negati una “anti-Bildungsromar rodia de formacién’, una “variante estructural” o cualquiera de las soco- "una “pa rridas etiquetas que han acuitado los estudiosos para incluir la nutrida y variopinta lista de sucesores y detivados del Wilhelm goethiano? Aqui no sda mAs remedio que entrar por la tangente, condensar el campo de visién en pos de una herramienta hermenéutica més esencial que la mera subsuncién de obras dispersas en principios comunes, y saltar sin red. Como dice Lezama, el incentivo de lo que no entendemos, de lo dificil o de lo que zo se rinde a los primeros rondadores, es la historia de la ocupacién de lo inefable por el logos o el germen postico.” tuna oscuridad. ¥ eso es lo que diferencia su lenguaje del lenguaje no gante y dominador que pretende iluminar y esclarecer, ex de las cosas, decirlo todo. Frente a la verborrea de los que saben, la fébula es la ocupacién poética de lo inefable, su expresi6n y, al -mpo, el respeto para lo inefable, su conservacién como misterio- ura no agota aquello que ocupa poética- saturado. Lo misterioso expre- conserva como una fuente mente de su secreto, de su oscuridad, de su silencio. Hay un misterio, Hamémoslo por comodidad el misterio de la formacién, para el cual la historia de su ocupacién por el logos poético se confunde con la historia de la novela (mientras que la de su ocupacién por el logos cientifi- co y analitico se confunde con Ia historia de la pedagogia y de otros dis- «Respuestas y nuevas intertogaciones. Carta abieta a Jorge Mafiachs, en Imagen y pos biidad, La Habana, Letras Cuban: pags. 184-190. HP oes micenes oe Paruaso ce cursos positivos cercanos). Ese inefable acaso puede sefialarse con una pregunta, con la enigmética pregunta que hace de subtitulo al Ecce Homo de Nietzsche: ;c6mo se llega a ser el que se es? Un misterio de esa natura- Jeza puede ser expresado poéticamente por le novela porque la novela es la «que un personaje llega a ser el que es, pero en lo que ese proceso tiene d El texto que sigue, por tanto, no pretender convertir Paradiso en a ejemplificacién de un género. Tampoco intentard buscar en el relato una respuesta a la pregunta por la formaci6n. Paradiso no da una respuesta. Pero en su no-respuesta la pregunta puede mantenerse De lo que se trata, més bien, es de wna preocupacién Ia pregunta por Ia for- macién se mantenga abierta. Y porque de .ci6n de la no respuesta, de la ausencia de respuesta, pueda surgir, silenciosa, una respuesta, silencio sagrado dela iea elo-psico-pedagégica dela ha descentrado, a cerrar r-n0 puede ser sino una forma de eserlura segunda que, ‘éndose con ella, mantenga abierto ese juego germinalive ‘elo inetabe, 276 Prumena panre: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE ES 7 —_____Paen pare: Covo SE LEGA A SER EL QUE SE ES’ Para invitar a Paradiso he elegido un camino que consiste en des- tacar algunos fragmentos, intentar construir con ellos tres tienen que ver, acaso de una forma esencial, con la formacién, y proponer una pequefia meditaci6n que abra la Jectura de cada una de elias. La pri- mera imagen es una exposicién de la via excéntrica como el camino de la formacién: un intento de mostrar en una figura estilizada tanto la estructu- ra narrativa de la novela como el trazado geométrico de José Cemi. La segunda imagen es una suerte de elogio del peligro y no pretende of que un intento de contextualizar las palabras magicas que pronunci éste vuelve de su primer dia en la Universidad de la Habana. La dltima es una imagen de Oppiano Licario como angel perguefiada en toro a un fragmento en el que un accidente destruye el libro que éste entrega a Cemi como un don y una herencia. La via excéntrica propone una meditaci6n sobre de la formaci6n. Xperiencia formativa, El dngel, por dltimo, sirve de pretexto para una in sobre Ia figura del maestro, Todas esas figuras son, por defini- lables. Nada més que testimonios de mi paso por Paradiso, hue- las de caminante, que acaso puedan guiar a otros a seguir preocupdndose Por ese inefable que Paradiso a la vez expresa y oculta, PRIMERA IMAGEN: José Cemi ¥ LA ORBITA EXCENTRICA Ah, que ti escapes ‘0 de Ia formacién de José Cemt se abre y se cierra con su propio renacimiento. En las primeras paginas de la novela, el pequefio José, a los cinco ais, parece estar en peligro de muerte por un repentino e inesperado agravamiento de su enfermedad. Sus padres, Rialta y el Coro- nel, no estan en casa, Los criados, ignorantes y aterrorizados, le someten a tun conjuro ancestral, barbaro y desesperado, del que sobr grosamente, Finalmente, para tranquilidad de todos, el nifio comienza a sonrefr con la piel cubierta por el esperma ardiente y ya solidificado que ha caido del candelabro que sostiene Baldovina y marcado en el pecho por de los brazos cruzados del gallego Zohar. He el esperma. En el centro de su pecho, la confluencia en un punto de la linea del azar y de la del destino, Sobre Ia ‘cruz, el semen, lo que hace que esa encrucijada que cada uno es se abra a Jo espermitico, a lo germinativo. Al dia siguiente amanece dichosamente | al toque de diana, Arrancado a la muerte, renacido, fuera ya del mundo ya enel centro del rela t placentario de la madre, Cemi es luminado con Ja luz justa, ‘Bara enfrentar a por ese corto de parientes en el que primer encuentro entre Tykhé y la Moi nas pargcia que lo impulsaba hasta el centro de la sala. En esos momen- 10s, el pol trado por una persiana azul sepia, comenzé a deslizarse en su cabellera.®' samente guiado a la cémara ftinebre donde yace O| Cem recibe de su rostro definitivamente silencioso “ Ia lave tendida sobre el espejo. El espejo es una superficie brufiida en la que Cemi puede leer, convertido en imagen, su propio rostro. Y, en su rostro, las huellas que han dejado las personas y las cosas que han interve~ jo en sus sucesivas transfiguraciones. La Ilave es el magico instrumento puerta encantada del relato. A lo largo del convergen el azar y el destino se ha convertido en una imagen reflejada, ha devenido fruto: posibilidad de escritura. En la capi- Cem{ ha alcanzado su forma esencial. El 20, 0 el pathos tumultuoso, ha dado oral puede resu comenzar. Ultimo renacimiento: al salir del duermevela, é tintineo, Cemé corporizé de nuevo a Oppiano Licario. Las silabas que 01 eran ahora mas lentas, pero también mds claras y evidentes. Era la misma voz, pero modulada en otro registro. Volvia a ofr de nuevo: ritmo hesicastico, podemos empezar: * Paradiso, Mac © Paradiso, pag Fundamentos, 1974, pag. 15. 0. 278- PrvEnA Pane: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE Eg 2+ __Pramena pare: Co SE LEGA & SER 81 QUE SE ES La diltima frase del relato es la que abre el relato, Para que la mano de Baldovina separe los tules de la entrada del mosquitero y contemple el pecho agitado y leno de ronchas de Josefto, para que el nifio José Cems, ya convertido en emanacién de la escritura de José Lezama, pueda dirigir. se al centro de la sala y recibir en su cabellera la luz color sepia de la ventana, Cemi tendré que haber legado hasta la capilla en la que Licario Je entregue su propio rostro convertido en imagen y la lave de la novela en Ja que esa imagen podré ser finalmente fijada. La historia que se cuenta en Paradiso es la historia en la que su protagonista encuentra la posibilidad de narrar, Por eso Paradiso nos lleva hasta el lugar preciso en que el Gltimo circulo toca al primero y lo convierte en relato.® Pero para que el primer circulo, el de la infancia, pueda ser conser- vado, no basta con que sea meramente recordado. El primer circulo tiene ue ser transmutado poéticamente desde el tiltimo en un movimiento que es tanto de conservacién como de renovaci6n. ¥ para ello hace falta que el circulo inicial se haya abierto en espiral-en una suerte de via excéntrica que lo Hleve més alld de si mismo para después volverlo a traer al sitio de artida. La historia que se cuenta en Paradiso esté hecha de una serie de Grbitas exeéntricas de ese tipo. Y la escritura misma de Paradiso emerge del lugar en que todos los circulos confluyen, Porque s6lo en ese punto, donde el Eros de la lejania irradia sobre lo més préximo, esté la posi dad de la novela, >, Paradiso es a a vez un telato y la ito, algo ast com la forma de la voz de Lleaio, ie Paradisoes también ‘camino que ha recorrdo Lezama hasta la conquista de las condiciones 6 posi propia escrtura. Desde esa perspectiva, nuestro Wilhelm Meister habanero es mucho mas {que una artculacién novelade de a aléctca entre socializaciin e ndividuacion, mucho més {Que una eflexién sobre las relaciones entre el arte y la harracin de tuna formacion artstica y mucho més, teraria de una idea de formacién conigurada esenciaimente de un modo estéico, Paradiso es una medlaciin sobre celrolato, sobr idady sobre laformacién del relat. V, a través de! relato,Paradisos también una mecitacién, sobre ia queda ontolégica que constituye la con to como la nica posblldad de rar fo de sentido, Por tanto, la formacin del relato 10 y por elrelato, ia foemacién de su protagonista, no sé es el «tema» de la novela, quello que el elato dese, i quehhace que la es también ioquelanovela se idad y como su misma culinacién, es MAGENES DE PARADISO 279 pines MAGENES pe Panapiso 73. El tiempo de Ia formacién, por tanto, no es un tiempo lineal y acumulativo. Tampoco es un movimiento pendular de ida y vuelta, de sali- daa loextrafio y de posterior retorno a lo propio. El tiempo de la forma- ign, como el tiempo de 1a novela, es un movimiento que conduce a la confluencia en un punto mégico (situado por tanto fuera del tiempo) de una sucesi6n de circulos excéntricos. Cemi centra primero un circulo ten- sado por los personajes de su familia, Mas tarde, Cem se descentra de ese circulo y abre otra érbita que, tensada por sus amigos Fronesis y Focién, mantiene sin embargo un punto de confluencia con el circulo abandonado. Por tiltimo, Cem{ vuelve a descentrarse y a abrir otro circulo en cuya petiferia estin Oppiano y su hermana Yana Eco Licario. Cuando ese iltimo cfrculo confluya en el punto mégico de In convergencia, y cuan- do ese punto haya sido magnetizado por la imagen postica, el relato habré sido cumplido Lo esencial, entonces, es el punto magnético de la confluencia. Pero ese punto es inalcanzable fuera de la instanténea iluminaci6n de la imagen poética. Solo la poesia puede permitir a los mortales acercarse a ese instanténeo que es, a la vez, lo eterno. En el capitulo 7 de Oppiano Licario, esa novela interrumpida que es una especie de continuacién y, ala vez, meditacién de Paradiso, se recogen unas palabras de Oppiano que anuncian esa transmutacién poética que Cemi lograra cuando todos los circulos confluyan: Mi hermana y yo buscamos, quizé no lo encontremos nunca, el nexo de esos prodigios, lo que yo llamo las excepciones morfold- gicas que forman parte del rostro de lo invisible. Digo que quizds no lo encontraremos porque somos tan s6lo dueitos de la mitad cada uno. Yo tengo la mitad que representa las coordenadas o fiverza asociativa de la 7 80- Primena PARTE: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE Es! reminiscencia, ella la visién de reconstruir los fragmentos en un todo. Si yo lograra el nexus de Ia reminiscencia en el devenir ¥ ella pudiera recordar en su totalidad la fatalidad de cada movimiento, o la necesi- dad invariable de lo que sucede, logrartamos como una especie de esfera transparente.# Laesfera transparente, el punto de vista de la totalidad, implica a la vez una rememoracién temporal (la reminiscencia en el devenir) y una composicién espacial (la necesidad invariable de lo que sucede): todo el tiempo concentrado en un instante y todo el espacio reunido en tin punto. Y eso, en la postica de Lezama, s6io esté al alcance de la imagen. Hay un momento en el que Cemf habla con la hermana de Oppiano, con Ynaca Eco Licario, poco después de la muerte de aquél. Y es en esa conversacion donde José Cem, hablando en primera persona, después de hacer un gesto enel aire que recuerda a su madre, entrega explicitamente su propia posti- ca. Poética que es, no podia ser de otro modo, la postica de Paradiso: Al lograrse ese continuo temporal, las dos dimensiones del tiempo, pasado y futuro, desaparecen. La linealidad y Ia fuerza de atraccién buscan la linea divisoria entre lo increado y lo configurado, o lo que es lo mismo, los puntos de la imago al actuar en el continuo temporal borran las diferen- ccias del aqui y ahora, del antes creado y del después increado (...). Nues- sro cuerpo es como una metdfora, como una posible polarizacién en la infinitud, que penetra en lo estelar como imago. Caminar en el espacio imago es el continuo temporal. Seguir ese continuo temporal engendrado or la marcha, es convertir Io increado en el después, la exte siva fijando una cantidad novelable. En ese momento, Ynaca interrumpe: Ya estamos en la novela, pour la mére de Dieu, no andemos tan deprisa®® José Cemi ha llegado ya a ese punto magnético en el que surge la novela, la cantidad novelable. Y ese punto es cada uno de los instantes del relato puesto que el relato es el continuo temporal transfigurado por la imagen. En el relato el continuo temporal esté atravesado por la imagen. Atravesados por la imagen, cada uno de los momentos del relato polarizan Ja infinitud y las dimensiones del tiempo desaparecen. Y si José Cemt lle- gaa la novela al final de la novela, nosotros, gracias a Lezama, estamos ya en la novela desde la primera linea de Paradiso. Pero para llegar al momento de la confluencia de todos los efrcu- los hay que recorrer el eamino de José Cem, hay que “contar”"twnovela * Oppiano Licaro, México, Era, 1977, pg, 171 © Oppiano Licaro, pags. 191-182 bee IMAGENES p= Pananiso "hay que atravesar ese continuo temporal que nos permite, en su -81- transfiguracién por la imagen, tocar por un instante la eternidad. SEGUNDA IMAGEN: Ruatta OLaya Y EL PELIGRO Pero donde esté el peligro, crece también lo que salva. F Hower Enel capitulo 9 de Paradiso, José Cem{ esté en la plenitud de la adolescencia. Atrés quedan los personajes familiares, la entrafable galeria de los Cemi y los Olaya, todas esas entraiiables figuras que han sido con- ducidas por el narrador hasta el punto justo en el que se relacionan con el destino de Joseito 0, lo que es lo mismo, con el fondo oscuro del recon miento, atin desconocido, de su vocacién pottica. Atrés queda, convertido en imagen y, por lo tanto, fuera del tiempo, el primer circulo: el de la madre, la familia, lo cercano. En el horizonte, el tercer y siltimo circulo: el deTa infinitud del conocimiento, los mitos, los arquetipos, la extrema leja~ nia. Pero para llegar a ese dltimo circulo, el protagonista debe atravesar el cfrculo mediador: el circulo de la amistad, del caos, de los acercamientos y los rechaz0s, de las tentacfones, de Igs.suefios. El capitulo 9 es el de ia aperitira del primer circulo hacia una espiral que lleva, no sin desgarra- miento, a la 6rbita pasional del circulo intermediario, al lugar donde late el peligro y donde se ofrecen, en el interior mismo de ese peligro, las prome- sas de la transfiguracién. En el capitulo donde se narran sus tres primeros dias en la Univer- sidad, José Cemt se aparta del circulo familiar para entrar en el mundo. El edificio de la Universidad de La Habana, Upsalén, es como un drig6n dormido. Su entrada, que es también su rostro, su cola y su tronco, es una escalera de piedra. La escalinata tiene algo de mercado arabe, de plaza tolosana, de feria de Bagdad; es la entrada a un horno, a una transmutacién, en donde ya no permanece en su fiel Ia indecisién volup- tuosa adolescentaria. Se conoce a un amigo, se hace el amor, aduiere su perfil el hastio, la vaciedad. Se transcurria o se conspiraba, se rechazaba el horror vacui o se acariciaba el tedium vitae, pero es innegable que estamos en presencia de un ser que Se esquina, mira opuestas direcciones 782 PriMeRa PARTE: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE od... mAGENES DE Pananiso =83- yal final se echa a andar con firmeza, pero sin predisposicién, tal vez sin sentido. y La Universidad de La Habana es una retorta de laboratori alquimico, un horno de metaformosis en el que el temperamento adolescentario, ain terminado, todavia informe e indeciso, va a alcan- ar su primera determinacién, su primera decisién, su primera forma. Pero Jo que cuenta para la transmutaci6n formativa no son las clases, banales y tediosas, simplificadoras siempre, ni los profesores, esos seres grises ¥ Universidad, los espacios fuera del mundo asegurado e cante de las aulas, no rigen seguridades de la verdad, de saber, del senfido, Renunciando a la seguridad de los espa Jos_que se comercia una verdad intrascendent caética y sin marcas de los lugares marginale: vagabundean. Es ahi, en esa ext ban'SuS armas, ensayan sus gestos, miden el poderio de su voz, intentan ‘sus primeras canalladas o sus primeros actos de nobleza, aprenden el gus- to écido de la vanidad o el sebor dulz6n de la riodest s tido de la fidelidad y de la de la soledad, del abandono. tutelados, donde José Cemi, por temperie, va a tantear su propio temple, a formar su manera de ser, a comenzar a reconocer su destino, a acumular fuerzas part: nuevos saltos, para nuevas rupturas, para nuevas aperturas de la espiral hacia lo ain des. conocido. Es ahi también donde José Cemf, ya sin la. Proteccién del hogar, va.a enfrentar el riesgo inevitable, el extremo peligro en cuyo contacto se va a convertir en el que es, El primer dia de clase es un hervidero de estudiantes de provincia, nes, de reencuentros. Hay que copiar las horas de clase, com tas, mirar de reojo a los futuros compaiieros, adivinar ami: des y enemistades, Paradiso, pig. 257 és afortunados, los que tienen algin conocido o algéin pariente entre los mayores de los tiltimos afios, se disfrazan de una seguridad un tanto exa- gerada, sobreactuada, i ridfeula en su propio exceso. Poco después de las diez de la mafiana, la primera prueba, el pri- mer peligro: la algarada de los estudiantes frente a los sables de la caballe- itando sus ria. José Cemf no se une a ningtin grupo. Solo, mueras, fascinado por la intensidad de los aconte tiene miedo, Pero su mirada descomprometida y agudizada por la magia momento percibe con particular los detalles, a veces liricos y a veces c6 refriega. También su dimensi6n épica. La que la convierte en el eterno combate entre la luz y las sombras, entre los que regalan la vida y los que dan la muerte, entre el verbo y la espada, entre la miisica y las detonaciones, entre la fragilidad y el vuelo y la arremetida. En el caos de la algarada, Cem{ siente por un momento que le falta la mano protectora de su padre. Pero en el instante del méximo riesgo, cuando los planazos de los sables se han convertido ya en disparos desordenados, encuentra otra mano que lo tironea, lo recoge en medio del tumulto, y lo gufa de salto en salto, de columna en columna. Es la mano de Ricardo Fronesis, el primer amigo, aquél que por vez primera, en el verano del final del bac izado del cfrculo de la f fa descubierto los placeres de la conversacién en el café, de la compl amaraderia. Detrés de él, sereno y casi dichoso entre las descargas, el enigmitico Focién, Ambos van a tensar la 6rbita abierta tras ese primer descentramient El tercer dia en la Universidad el peligro tiene otro rostro. Un he- cho sucedido la noche anterior levanta rel antes de relatos, chan- zas, exageraciones, comentarios obscenos, pseudoci ibertinos 0 incionadores siempre. El novato Leregas fue en plena efusién erética con el atleta Baena Alborno: y forzudo, con fama de tenorio, que solia castigar de Sodoma que pululaban a medianoche por los cafés portuarios. A la inicial sigui6 enseguida la burla maligna y humillante de los com- fatazo rpido, el escéndalo a la vez mojigato y procaz, el castigo ine indignas, superficiales, enmarafiadas. Pero Cemi joble, apartarse de sus tentaciones, de su feroz facilidad. En el patio de letras, el acontecimiento produce otros ‘ecos, otras reververaciones. Fronesis, el apolineo, el que ilumina y ensan- cha los Ambitos vitales de todos los que se le acercan, conversa sobre la 284 Panera parte: COMO SE LLEGA A SER cl QUE Se es! homosexualidad, rodeado de otros contertulios, con el di el atormentado, el que percibe y entrega I oscuro. La convers de cadenas de asociaciones sorpren- dentes, de si logias fabulosas, de enre- dadas ret iscusi6n queda sin resol- ver, Pero los dos amigos han mostrado en ella, no un saber o un j sino cémo se han enfrentado a los arcanos del dest +08 fundamentos pasionaies de las simpatias y las anti que a la vez une y enfrenta a sus dos amigos, descubre poco a poco que lo que est en juego es cémo.cada uno se sittia on él misterio , como cada uno atiende a Ja fuerza de un Eros que, mas ‘aparece como una manifesta Tanto en la refriega como en la conversacién, Cemi se mantiene 2 distancia. Pero su distancia es una forma esencial de proximidad. En el modo como Cemi enfrenta lo que le pasa tenemos la condensacién de, al ‘menos, tres elementos. El primero es el acontecimiento mismo: qué signi- fica que algo pasa. El segundo es la atencién al acontecimiento: qué quiere decir if'al-encuentro de lo qué pasa, ponerse a Ia escucha, pi - Tn . 10 &s el movimiento de la reflexion a metamorfosis: cOmo el aeontecimiento y lé atencion al aconiecimien- to van modificando el rostro y la mirada de José Cemi. En su distaricia- miento, Cem{ evita la banalidad de los qué saben. No juzga, no participa, no comprende, no recubre con un saber previo el sentido posible de lo que pasa. Cemi no se conforma con saber el se Sus causas 0 sus consectiencias, con (miseria, tirant io que quizé alberga en su seno. Tampoco se escuda en cualquiera de los saberes que podrfan darle una expl entre los dos remeros, en cualquier moralina que le per cn la trivialidad liberal de cualquier forma de compren: saber, en esa lejania, est la limpieza de su mirada, la posi Para'los que saben no hay mi los libros de sociologia o de p rio dice lo que tiene que deci jera juzgarlos, 0 n. Pero enese.no. lo que de medicina, o en los manuales de ética -85- “Tnes MAGENES DE PaRAniso, hhace callar las rutinas que, sobreimponiéndose al tan. Cemi, en su distancia, borra todo lo que podfa echar a perder Ia in ta riqueza del acontecimiento, todas esas respuestas arrogantes, mecénicas nto al convertirlo en un de esquemas conven- alla escucha, afina su mi la proximidad de la muerte més profundo. En los espacios intermedios de la tre I laberintos de In muerte y del deseo, en el turulto pasional de las atraccio- nes y las repulsiones, el circulo de lo préximo se abre en espiral. Cemt inta. Pero esa apertu ese descentramient9, conlleva un tiple riesgo. El primero, que el cfculo se cierfe inmediatamente, qu ‘cobardementé al peligro que la apertura del circulo implica. El segundo, que se juegue el juego con astu- cia, Sitrentregarse: completamente, El tercero, el mas grave de todos, que etcireulo quede abierto para siempre, que ay alegre de slo origi- jérda su conjuncién nal def que se ha apartado, que el segundo cfreulo Para conjurar ese triple riesgo, para nombrarlo, estan las palabras que la madre, Rialta, pronuncia cuando Cemi vuelve a casa después de su primer dfa en Ia universidad. Son las més hermosas que Jos Cemi oy6 en su vida, las que le pusieron decisivamente en marcha. Las palabras, quiz, ue justifican Ia trayectoria de Lezama, las que la impulsaron en el mo- ‘mento en que se pronunciaron y las que, una vez inventadas ¢ incluidas en el centro mismo de Paradiso, poéticamente trasmutadas por Paradiso, muestran todos los circulos en el interior del relato en que éstos quedan, finalmente, cerrados en un Las palabras de Ri lenciosamente maduradas mien- tras pasaba las cuentas de su rosario, mientras pensaba en el esposo des- aparecido y esperaba el regreso del hijo que habia empezado a vivir su 788 - PriMena PARTE: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE ES propia vida, no pueden ser palabras inferiores. Tienen que pronunciarse en ese delicado eq que en Ia vida del hijo puede haber de propio, itando también la lejania del abandono, de Ja renuncia a la responsabilidad. Son palabras que tienen que ser un impulso hacia afuera y, a la vez, un sostén y una compaiiia. Tienen que comunicar un cierto ‘orgullo, condicién indispensable para que José se alce sobre sus propios pies, y tienen que acompafiar dichosa y secretamente, como una mésica, para que José no se sienta solo, Oyeme lo que te voy a decir: No rehuses el peligro, pero intenta siempre lo mds dificil. Hay el peligro que intentamos como wna sustitu- cién, hay también el peligro que intentan los enfermos, ése es el peligro que no engendra ningiin nacimiento en nosotros, el peligro sin epifania. Pero cuando el hombre, a través de sus dias ha intentado lo més dificil, sabe que ha vivido en peligro, aunque su existencia haya sido silenciosa, aunque la sucesién de su oleaje haya sido mansa, sabe que ese dia que le ha sido asigna: do para su transfigurarse, verd, no los peces dentro del fir, lunarejos en la movilidad, sino los peces en la canasta estelar de la eterni Pareciera que el peligro al que alude Rialta es el que se deriva de la dificultad de los objetivos que habré que proponerse, de la incertidumbre de las experiencias que habré que hacer o de los riesgos inevitables que habra que correr. Y asi es, en efecto: umbién hacia otro p el que tiene que ver con lo mAs propio, el que engen- jentos, el que‘conduce a la transfiguracién. No se trata de un peligro cualquiera, uno que pueda amenazar a una vida ya constituida, con sus logros y fracasos, con sus alegrias y sus decepciones, sino que es el peligro que afecta a la raiz de la vida misma en su propia constitu 10 en el que se juega la posibilidad misma del nacimiento en la transfiguraci6n, la posibilidad su hijo se convierta en el que es y cabalgue su propio dest ~ La transfiguracién de que habla Rialta es q acumulacién mansa de silencios, pero en mismo de su hijo. Y la posibilidad también de que su 4 transfigurado en imagen, escapando ast de la fluidez del tiempo y entran- © Paradiso, pags. 245-246, 885" Tres IMAGENES DE PARADISO -87- tanténeo, de lo poetizable. Sucum- cosa que la infidelidad a esa exigen- cia de transfiguraci6n, o la incapacidad para estar a su altura, a la vez, esté destinada a rescatar una aquella ausencia que la madre alberga con su vida misma, la del Coronel, Ia oquedad dejada por el padre prematuramente muerto de José Cem. La muerte de tu padre pudo atolondrarme y destruirme, en el sen- tido de que me quedé sin respuesta para el resto de mi vivir, pero yo sal que no me enfermarta, porque siempre conoct que wn hecho de esa totali- dad engendrarfa un obscuro que tendria que ser aclarado en la transfiguracién que exhala la costumbre de intentar lo més dificil. Lamuerte un hecho profundo, sé que mis hijos y yo le daremos pro- samos, porque me dej6 sofiando que alguno de noso- igurarnos para llenar esa. bin yo intenté lo més difecil, desaparecer, vivir tan s6lo en el hecho potencial de la vida de mis hijos.A mi ese hecho, como te decta, de la muerte de tu padre ‘me dej6 sin respuesta, pero siempre he softado, y esa ensofiacin serd siempre la ratz de mi vivir, que ésa seria la causa profunda de tu testimonio, de tu dificultad intentada como transfiguracién, de tu respuesta® Con sus palabras Rialta otorga a su hijo un destino. Pero un desti- no no es nunca una coaccién a la voluntad, un proceso trazado de antes no y que uno debe recorrer sin fallas o bien rebelarse contra su determina- cidn, algo a lo que uno debe someterse 0 contra lo que uno debe luchar. Otorgar un destino es enviar y poner en marcha hacia lo que uno es. Pero lo que José Cemi es atin esté oculto, atin tiene qué set éreado o revelado, ain tiene la forma de una oquedad, de una no-respuesta: atin permianece de toda determinacién, sino la que le entrega la posibilidad de desvelar lo que é1 es en la transfiguracién de si mismo. —~ Asumir ese destino es asumir el p igro que no se pue- de afrontaf astuta o esquinadamiente, Con enigafios, con sustituciones: Rialta sabe muy bien que un adolescente astuto produce un hombre intr Un peligro, ademés, que hay que enfrentar en su totalidad y no en la persién de I de un granero. La derrota, aqui, serfa la renun destino que Rialta le esté otorgando, la mala interpretacién de su misterio, Paradiso, pag. 246. 288- Primena Pante: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SEES laastuta indignidad en el juego o, simplemente, el probable des ante su extrema dificultad. : Pero las palabras de Rialta, nombrando el peligro, entregan tam- ién lo que salva. Porque Rialta recoge a su hijo con sus palabras, le sefiala iento lugar mismo desde el que puede hacer germinar su ser mas profundo. Mis tarde, al salir del suefio, conservando todavia el aliento de las palabras de su madre, por ese aliento, Cemf busc6 su ejemplar del Withem Meister y, recortiendo los pérrafos que habia subrayado, de pronto leyé: “A qué pocos varones les ha sido otorgado el poder de presentarse siem- pre de modo regulado, lo mismo que los astros, y gobernar tanto el dia como la noche, formar sus utensilios domésticos; sembrar y recolectar, conservar y gastar, y recorrer siempre el mismo circulo con calma, amor y acomodacién al objeto”. ¢Fue una arrogancia de adolescente lo que ie Mevé a poner al margen de esa frase: (Yo? Puede ser que al sentirse enfer- mo, el reencuentro de la amistad, la prox seducci6n creadora, a un Eros que conocta como las estaciones, lo que lo habia levado a esa frase, més con la aceptacién de una amorosa confian- 124, que con la tentacién de una ina vanidad omnisciente.® bién de testimonio y de respuesta. José Cer imonio y responder de aquello que a Cemi como aala que tiene en suma, que” la que tiene qué saber escuchar, Ta heres ligne que saber conservar y tenovar en Su propia transfiguraciGn./, ‘ Pero, ge6mo se puede heredar un vacfo 10 se puede dar tes- | timonio de una ausencia?, ,c6mo la respuesta puede surgir de una no- © Paradiso, pag. 249, ofdo a Focién, en el patio de la Facultad det arcanos de la homosexwalidad que he destacadet donde no hay pureza ni impureza, sino un juegos que concluye en la sentencia de una flor o en la ple un fruto, trae desde la profundidad un hecho que porque es més profundo que toda justificacién. Toda siembra ‘como decian los taoistas, es en espai . ¥ toda siembra gute hi hace temblar, digo esto sin alardes pascalianos, se hace en el espacié respuesta, que al fin da una respuesta. Pero es una respuesta que nos es desconocida, no tiene justificacién, es un bostezo del vacto. Pero lo tragicémico inesperado es que el hombre puede asimilar esa respuesta (..) pues la grandeza del hombre consiste en que puede as es desconocido. Asimilar en la profundidad es dar respuesta:® Cuando, al final de Paradiso, ya en el transfiguracién, a su respuesta, los tres cfrculos confluirdn en un solo pun- to, en una sola imagen, mis dificil y, por tanto, y, Con él, a la historia, al relato. redaccién de Paradiso podré comenzar. Lo ‘050, habré hecho posible a José Cemi ‘TERCERA IMAGEN: Opprano Licario ¥ EL ANGEL La igencia con el dngel, nuestro principal cui (Angel, lo que, en el del hombre, apartado del compromiso religioso, la palabra del més alto Conoce la sangre, ignora lo e Angel: la bujta que se inclina al norte del corazé René Car. * Paradiso, pags. 265-266. =90- Panera pase: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE ES! El destino de José Cemf se configura entre dos desapariciones, La muérte de su padre, el Coronel José Eugenio Cemi, y la de Oppiano Licario, ese personaje casi fantasmal, un poco ngel tutelar y otro poco maestro lencioso abre la puerta hacia la infinitad de la ttransmitacién post jones tienen entre sf una secreta correspondencia. Licatio, que fue el finico asistente a la muerte del Coro- nel, recibi6 de éste sus tiltimas palabras: ... tengo un hijo, condzcalo, pro- cure enseftarle algo de lo que usted ha aprendido viajando, sufriendo, leyendo Y cuando José vio a su padre muerto y sintié que se desvanecia, que se iba a caer, se sostuvo de unos ojos que lo miraban, que lo miraban con inexorable fijeza. Era el inesperado que llegaba, el que habia habla- do por iiltima vez con su padre (...). La fijeza de los ojos que h pasado frente a la puerta, parecta recogerlo, impedir que perdiese el nado por la presencia y posterior desaparicién de Focién y Fronesis. Pero cuando vuelve al relato, gracias a un conjunto de peripecias aparentemen- te azarosas a las que s6lo una segunda lectura es capaz de tido secreto, el ‘is i in es Licario? Cuando se encuentra con Cemi, vive ya casi en lo invi- : Su mente es sGlo una caja de imagenes, sus sentidos nada més un pretexto para el vuelo, para el ensimismami Como los éngeles posee el secreto de la forma. 3s Angel: domina el secreto de la aparicién y la desaparicién: Su compds form ofrecia una abertura muy poco frecuente, pues habia ofrecido Ia forma- tensiva, la traslativa y la sorpresiva dictada por un azar favorable. Habia pasado temporadas, no cursos completos, en Oxford, en la Sorbonne, en Heidelberg y en Viena, pero de esos centros culturales habia derivado iplina, no sélo una disciplina, sino una manera secreta, Paradiso, pig. 186. * Paradiso, pag. 169. “* plein air, algo que en algiin momento se legaba dichosams brir. No era solamente que poseyera cultura, sino que los que lo rodechun Hegaban a percibir que todo lo que recordaba formaba parte de una melo, dia que entrelazaba a la persona.con su circunstancia secreta. Pero se percibia de inmediato que esas excursiones por las cldsicas covachas del saber occidental, no eran el diapasén fundamental de su saber, donde participaban también su sonrisa a veces, otras su adustez, llegar como una aparicién y despedirse como la desaparicién del angel anunciador, que dijo una palabra, la que se esperaba y después formaba parte de in- cdgnito en el consejo de los Reyes Magos® oF filtimo, Licario posee la fe en el destino de su tutelado, en su : La obstinada, monstruosa y enloquecedora fe io en Cem, seria para siempre el sello de su supervivencia. Vol- car nuestra fe en el otro, esa fe que slo tenemos despedazada, errante 0 conjuntiva en nosotros mismos, es una participacién en el Verbo, pu s6lo podemos tocar una palabra en su centro por una fe hipertélica, mons- truosa, en la metamorfosis del leyente a través de la secularidad. Licario ha transmutado el saber adquirido en un p formal que, si bien es indefinible, puede percibirse como la totalidad de una obra de arte. Licario ha conseguido una suerte de transparencia casi ci dotando a toda su persona de un cierto ritmo y de una cierta regularidad, como de una misica, cuyas leyes armOnicas y melédicas no son nunca enteramente definibles. De ese nécleo for in transparente como inal- canzable procede, como por inspiraciér ‘ima certidumbre de sus ges- tos, de su voz, de sus movimientos. Esa forma, ademés, posee una gran potencia germinativa para todos los que se acercan a ella. La forma de Licario no se trans su aliento genera | to. Porque ésa es ica de la transmisién, ag secreto s6lo poseen los mortales que han alcanzado no un saber sino una transparencia: el producir el milagro de los nacimientos, de las epifanias. Para que esa transmisién sea posible hay que poseer el secreto de la distancia justa, del equi entre Ia presencia y la ausencia. Licario posee ‘est ‘Secreto porque sabe aparécer, decir la palabra justa que anuncia y seftala, y enseguida borrarse y desaparecer al mismo tiempo que, en su ausencia, se mantiene atento ® Oppiano Licaro, pags. 142-143, * Oppiano Licaro, pag, 86. 292 Primena PARTE: COMO SE LLEGA A SER EL QUE SE ES |Licario es como un fngel-porque-sefiala-y-desaparere) Y ese sefialar y { cesistcoet pone en marcha a Cemi, tensa su espiritu, y lo hace crecer Alevandolo hacia lo propio. in angélica es la fe de Licatio tut co-respondiente capacidad de Cem de estar a la altura de esa fe. Al sefialar y desaparecer, al mostrar su confianza invulnerable en el destino de Cemi, al borrarse incluso a sf mismo en la grandeza de esa confianza, Licario alcanza a formular la palabra que libera. Una palabra que toca el centro del Verbo y por eso es una palabra quebrada y tembloro- sa, pero dotada de unas posibilidades de transformacién de las que care~ cen las palabras arrogantes y afiladas de los que saben. Es exige el asentimiento racional, no intimida, no pide vencer vencer, no pretende apoderarse del que escucha, no soporta el modo impe- rativo. Pero, en la vibracién de su temblor, pone en camino hacia algo de Jo que no puede definirse anticipadamente el resultado. La transmisi6n angélica no se entiende teleol6gicamente, en funci6n de un resultado pre- visto de antemano. No se sabe a dénde va a conducir, ni siquiera si va a Hay un momento en Oppiano Licario, uno de los més conmove- dores, que condensa esos tres rasgos del modo como Licario, en su rela- jo de Ynaca , como una tela de lo, Cemi siente que a inminencia de una caja china conveniente si | regresar a su casa, después de una ceremonia di ‘cuajada otra vez de simbolismos bautismales y generativos, el estudio se ha inundado y el asustado perro de las solteronas, como una encarnacién de ese azar imprevisible que, interrumpiendo, coloca las co- sas mAgicamente en su ha abierto la caja y ha esparcido las hojas. ido Cem furia las hojas. Como si las rescatara de las Hamas, Cemi empezé a saltar ya recopilarlas de nuevo. El agua habia borrado la escritura, aunque al (aes IMAGENES DE PARADISO arrugarse el papel, le otorgaba como una pétina, como si al volatilizarse el carboncillo de la tinta quedase en la blancura dé la pdgina un texto indescifrable.% El libro de Oppiano no contiene un saber, sino que, segregado de la substancia més intima de su ser, condensa en escritura Io ma de su propia forma, Pero para que ese libro tenga la potencia generatriz. de una llamada tiene que desaparecer, convertirse en i 0, enel limite, volver a la hoja en blanco. Del mismo modo que las pala- lencio dejan un hueco en el que el §pulo pueda hacerse wi eritira de Licario s6lo al conver- itse er Blancura puede fecundar, una vez introducido en el mundo, debe ser sustraido del mundo por el agua, elemento de la metamorfosis, y por la violencia purificadora del Licario entrega su secreto y enseguida lo borra, pero Sélo ese m ito puede hacer aparécér él Vacio germinativo. Ahi, en ese vacio, es donde Cemi puede demorarse y lentamente embarcarse en la tarea de asimilar su sentido. Y asf, borrando esa escritura que es su ofrenda mas como Licario ofrece también la enormidad y la grandeza de su fe en Ca de esa fe que va a luso de si mismo, hasta la suprema metamorfosis, hasta st transfiguracién poética en el relato. Y al igual que lo que el Angel transmite queda sectetamente conservado en la transmutaci6n de los mortales que le atienden, ast el mismo Licario y el hueco dejado por stu la quedarén guardados para siempre, mente transfigurados, entre las lineas de Paradiso. °% Oppiano Licario, pag. 185

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