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Por ello, a fin de lograr un justo equilibrio, esto es, para evitar que el Estado
se constituya en una suerte de asegurador contra todo riesgo, pero sin dejar
desprovistos de protección a los particulares, creo importante recordar el criterio
expuesto por la Dra. Aida Kemelmajer de Carlucci respecto de los factores que
determinan la responsabilidad estatal por omisión, en el conocido caso "Torres,
Francisco c. Provincia de Mendoza" (Suprema Corte de Justicia de la Provincia de
Mendoza, sent. del 4-IV-1989, La Ley 1989-C-512), donde sostuvo que el Estado
responde cuando existe un interés normativamente relevante y cuando concurre
una necesidad material de actuar en tutela de ese interés, dada la mayor utilidad
obtenida en tal accionar respecto del sacrificio que el mismo comporta. No
obstante, entendió que en tal caso la competencia en materia de policía de aguas
surge de normas genéricas que de ningún modo imponen la obligación concreta
de construir obras de defensas aluvionales necesarias para asegurar los bienes
de todos los habitantes de la Provincia. Luego, la Corte mendocina ratificaría su
doctrina expresando que “para que se genere el deber de responder por
omisiones imputables al Estado, es necesario que la omitida sea una obligación,
un deber concreto, y no un deber que opere en dirección genérica y difusa [...] Es
menester que se trate de una obligación a cuyo cumplimiento pueda ser
compelida la Administración” (“Norton María Teresa c/ Municipalidad de Godoy
Cruz”, sent. del 18-X-1996, LL 1997-B-92). –
2.2. Sentado ello, y a fin de determinar si en el supuesto de autos existe un
deber concreto de actuar para evitar las inundaciones, es menester analizar la
naturaleza de las obligaciones en cabeza de cada una de las demandadas, toda
vez que ambas se han atribuido mutuamente las responsabilidades del caso, sin
asumir como propia obligación alguna con relación a la infraestructura hidráulica
de la Ciudad La Plata. –
En primer término, merced a la dispuesto por la ley 10.106 y modificatorias
–Régimen General en materia Hidráulica-, se estatuye la competencia provincial
sobre “Los estudios, anteproyectos, proyectos, ejecución y financiación de obras
de drenaje rurales; desagües pluviales urbanos [...] así como cualesquiera otros
trabajos relacionados con el sistema hidráulico provincial” (art. 1), cuya autoridad
de aplicación es el Ministerio de Obras Públicas (art. 2), el cual “podrá delegar en
los Municipios el poder de policía hasta los límites de capacidad de los cuerpos
receptores que a juicio de la misma no comprometan el normal funcionamiento de
los sistemas de drenaje zonal y total” (art. 3). Ello es, precisamente, lo que hace la
Provincia de Buenos Aires mediante la Ley 8553 (del 3-XI-1975), que transfiere a
la Municipalidad de La Plata “las obras de arte y conductos de desagües pluviales
existentes dentro del distrito de la misma, ejecutadas por el Ministerio de Obras
Públicas [Dirección de Hidráulica] para el servicio de la ciudad” (art. 1). En virtud
de ello, “La Municipalidad de La Plata tendrá a su cargo con personal comunal o
mediante contratación privada, la limpieza, desobstrucción y mantenimiento de los
bienes indicados en el artículo anterior” (art. 2). Asimismo, la ley 10.106 dispone
que, en materia de desagües pluviales urbanos, las Municipalidades podrán
ejecutar las obras pertinentes, en la medida en que cuenten con la aprobación del
Ministerio de Obras Públicas (art. 8), salvo que las mismas comprendan más de
un Partido de la Provincia, en cuyo caso “la ejecución y financiamiento de los
trabajos corresponderán a la Provincia” (art. 9). –
Cabe destacar, a su vez, que el hecho de que el Régimen General en
materia Hidráulica (ley 10.106) se haya sancionado con posterioridad a la ley
8553, no deroga –como lo pretende la Municipalidad demandada- las obligaciones
que de ella se derivan. Ello así, toda vez que si bien es cierto que ley posterior
deroga ley anterior, no lo es menos que una ley general posterior no deroga una
ley especial anterior (“lex posterior generalis, non derogat priori speciali”), en la
medida en que no se advierte entre ambas normas una incompatibilidad
manifiesta (Fallos 260:62, entre otros, citados por Cassagne, Juan Carlos.
“Derecho Administrativo”, Tomo 1, Abeledo Perrot, 7ma edición, pág. 131). –
Así, de ésta sencilla observación de la normativa aplicable, se desprende
con claridad que las obligaciones generales de diseño, planificación y
construcción de la infraestructura hidráulica, inclusive en el ámbito territorial de las
Comunas, es competencia de la Provincia de Buenos Aires; que el poder de
policía sobre tales obras puede ser eventualmente delegado a los Municipios en
la medida en que ello no obste al normal funcionamiento de los sistemas de
drenaje zonal y total; y que en el caso de los desagües pluviales urbanos de la
Ciudad de La Plata la delegación sólo consistió en la limpieza, desobstrucción y
mantenimiento de los mismos, conforme lo aclara el artículo 2 de la ley 8553. –
Ésta última es, en rigor, la obligación cuyo incumplimiento constituye la
base del reclamo resarcitorio impetrado, puesto que si bien en su escrito de inicio
el actor invoca como una de las causas de los anegamientos a ciertas obras como
las construidas en la Avenida Circunvalación y “la bajada de la autopista”, tal
mención no fue luego contrastada por ninguna probanza en el expediente, por lo
que el conflicto de autos ha sido planteado en torno a la cuestión de la
imposibilidad del escurrimiento de las aguas debido a la falta de alcantarillado
adecuado y de limpieza y mantenimiento de los desagües pluviales, a cuya
demostración el accionante ha dedicado toda su actividad probatoria. –
2.3. Aclarado ello, si bien la Provincia de Buenos Aires tiene indudables
obligaciones en la materia hidráulica, las cuales exceden el marco de atribuciones
conferidas a la Municipalidad de La Plata, su responsabilidad en el caso se diluye
en la medida que la actora no ha satisfecho la carga procesal de individualizar y
probar del modo más claro y concreto que las circunstancias del caso lo
posibiliten, cuál ha sido la actividad de la Provincia que específicamente se reputa
como irregular (CSJN, sent. del 13-X-94, "Román S.A. c. Estado Nacional", JA,
1995-I-263, LL 1995-B, 440; CSJN, sent. del 20-XII-94 "Demartini Oscar y otras c.
Banco Central", LL 1995-B-100); de modo tal que respecto del Estado Provincial
sólo se encuentra en tela de juicio su deber genérico de obrar, como
consecuencia del poder de policía cuyo ejercicio le encomienda el marco
normativo en materia hidráulica (ley 10.106). –
De allí que en autos se presenta, respecto de la Provincia de Buenos Aires,
la misma situación en que la Provincia de Mendoza lo estaba en el caso “Torres”,
y en sintonía con su doctrina no parece razonable que la mera abstención le
genere responsabilidad, toda vez que la competencia en materia de policía de
aguas surge de normas que, por operar de modo genérico y variable, no generan
–en principio- la obligación concreta de construir obras tendientes a mantener
libres de todo riesgo a los bienes de todos los habitantes de la Provincia. Es que
“Semejante desarrollo discursivo llevaría a dotar al aludido título indemnizatorio de
una fisonomía más emparentada con una suerte de seguro universal e indefinido
de indemnidad a cargo del Estado (CSJN, C.1563.XXXVI, "Cohen Eleazar c/Río
Negro, Provincia de y otros s/daños y perjuicios", sent. de 30-V-2006).–
Por tales motivos, habrá de ser rechazada la acción interpuesta contra la
Provincia de Buenos Aires. –
2.4. Distinta es la situación de la Municipalidad de La Plata, a la que no se
le exige la planificación y construcción de redes de drenaje para la Ciudad, sino
solamente su mantenimiento y desobstrucción de los desagües ya construidos por
la Provincia. Así, retomando el caso “Norton” del Supremo Tribunal mendocino, el
ejercicio del poder de policía estatal no siempre corresponde llevarlo a cabo con
la misma intensidad o amplitud, sino que depende del lugar, del objeto o índole de
la actividad o de las personas. “Ello así, pues el poder de policía, en lo atinente a
su ejercicio, es contingente, circunstancial, no es uniforme, fijo o igual en todos los
casos o situaciones”. En autos, cabe destacar que los desagües pluviales son
bienes respecto de los cuales, se ha conferido al municipio el ejercicio del poder
de policía para su conservación, ordenamiento, prevención y seguridad, cuyo
cumplimiento no corresponde excusar si se tiene en cuenta que no se trata aquí
del mantenimiento de las zanjas en zonas periféricas, sino del control de la
infraestructura hidráulica de una de las zonas residenciales de mayor densidad
poblacional del partido de La Plata, y que constituye a su vez una de las
principales vías de acceso al ejido urbano de la Ciudad. –
Resulta indudable que al momento del siniestro tales exigencias no
estaban cumplidas teniendo en cuenta los testimonios de fs. 253, 266, 267 y
especialmente el de fs. 254 cuyo testigo adujo haber observado los desagües
llenos de basura hasta la mitad de su capacidad (respuesta séptima), coincidente
ello con seis fotografías obrantes a fs. 102/103 que abonan aquellas
declaraciones. También cabe destacar que la peligrosidad derivada de ello pone
en riesgo intereses particulares cualitativamente relevantes como son la vida, la
integridad física y la propiedad de la población, siendo incluso necesaria la
evacuación de varias personas de sus propios hogares, en ocasiones con la
ayuda de sus mismos vecinos (conf. testimonios citados y publicación del Diario
“Hoy” del 18-III-2002). –
En tal contexto, las obligaciones cuyo incumplimiento se achacan al
Municipio ostentan la intensidad necesaria para compeler a la Administración a su
debida observancia, y que permite reputar a la inactividad material reprochada
como antijurídica. Ello por cuanto concurre la mentada necesidad material de
actuar, dada la mayor utilidad obtenida en tal accionar respecto del leve sacrificio
que comporta para la Comuna mantener los desagües libres de toda obstrucción.
–
FALLO:-
REGISTRESE. NOTIFÍQUESE. –