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La palabra
La naturaleza de la democracia de que Atenas se dot
alentaba ese doble surgimiento. Para comprender el
impulso que ella aport a todas las actividades del espritu,
hay que recordar una vez ms sus principios ms
originales. Consisten en invitar a miles de ciudadanos a un
debate de palabras e ideas siempre abierto.
Como es natural, las circunstancias ayudaban: no haba
peridicos, ni radio ni televisin. Slo exista la palabra. Por
otra parte, se trataba de una ciudad pequea, donde era
posible mantener discusiones ante lo que, al menos
tericamente, constitua todo el pueblo: la palabra poda,
por s misma dirigirse a todos.
Pero se pusieron todos los medios para que esa palabra
fuera necesaria y soberana. Lo era en la Asamblea, en el
Consejo, en los tribunales y en el control de los
magistrados.
La Asamblea estaba formada por todos los ciudadanos
mayores de dieciocho aos. SI bien algunos asuntos graves
exigan un qurum de seis mil personas, era raro que
acudieran ms de dos mil. La Asamblea ordinaria se reuna
entre diez y cuarenta veces al ao. Haba tambin, para
casos sealados, asambleas extraordinarias. Hasta aqu,
nada sorprendente. Lo sorprendente es en realidad que esa
masa de gentes, ms o menos activas y competentes,
tuviese poder de decisin en todas las materias polticas.
El Consejo, elegido por sorteo entre los ciudadanos
mayores de treinta aos, estaba formado por quinientas