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bloque de la sensatez, el pacto entre el balón y el


alarido: "¡No dejen de gritar, muchachos, que sólo
nos van ganando 7 a O!"

CONVERSACIÓN
CON ÁNGEL FERNÁNDEZ
No podría detallar ni describir tal multitud
aunque gozara, de diez lenguas, diez bocas,
unavoz infatigable y pulmones de bronce.
La Ilíada

L<2 t>oz efe/ Azteca

Durante décadas, Ángel Fernández puso apodos


indelebles a los futbolistas mexicanos y convirtió sus
crónicas en épicas donde todo exceso y todo delirio
eran bienvenidos; trapecista sin red protectora, se
lanzó en maromas verbales extremas, inventó un
lenguaje tan eficaz que hacía ameno el peor partido y
ofendía a los académicos.
Si el Mago Septién es el narrador de radio por
excelencia, Ángel Fernández es el narrador de la
televisión. El Mago es un virtuoso del estadio ima-
ginario: "Estamos en la parte baja de la séptima
entrada. Cuenta llena: tres bolas, dos strikes y dos onts
en la pizarra. El estadio está a reventar, no cabe un
alfiler... ¡y sigue llegando gente! Último lanzamien-
to... pelota rumbo a la goma, toletazo... la pelota se
va... se va... ¡se fue! ¡¡Automovilistas que circulan
por el Viaducto... hay un bólido en su camino!!" El
Mago describe con minucia acciones que no se ven,
cuenta remotas hazañas de beisbolistas con intensi-
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uu oí -JL UB OE ai- »v- i».

dad de radioteatro, crea un estadio donde la gente Desde 1983 Ángel Fernández no narra un partido
sigue llegando como una permanente marea, convier- de televisión. Televisa consideró su cambio al Canal
te al Viaducto en la invisible frontera de los violentos 13 como "alta traición" y el 13 no le ha ofrecido un
pelotazos. nuevo contrato. En 1986 volvió al radio para cubrir el
Aunque Ángel Fernández ha sido un notable cronista Campeonato Mundial.
de radio, su verdadero sello surgió en la televisión, No muy lejos del Estadio Azteca, en Tulyehual-
donde hay mayor espacio para la imaginación. Cuan- co, Ángel Fernández vive sus años de silencio. Lo
do el espectador ve la acción ya no hace falta decir que espero en su sala un martes en la mañana. Me
un fortísimo defensa alemán avanza a velocidad, basta entretengo viendo un afgano de peluche de metro
la metáfora: "Hans Peter Brigel, que en alemán quiere y medio de estatura y un retrato al óleo donde
decir: Ferrocarriles Nacionales de Alemania." Cris- Ángel parece pegar un alarido como una versión
tóbal Ortega debuta con el América: "¡América des- moderna del fabuloso Sténtor, que atraviesa La
cubrió a Cristóbal!" litada lanzando un grito superior al de cincuenta
Además de la imaginería y los juegos de palabras hombres. Desde la cocina, un radio difunde mú-
Ángel Fernández busca nudos dramáticos para po- sica ranchera.
tenciar la narración. Un delantero se escapa a profun- —¡Bajen ese radio!
didad y Ángel Fernández recurre a palabras Aun en persona, la voz de Ángel parece transmitida
emblemáticas: "Pique... freno... amague... \\¡FOGO- desde algún sitio; no pierde el timbre del micrófono;
NAZO CEGADOR!!!... (((((¡¡¡Enorme BANG\!!))))), ¡so- Sténtor en XEWTV, el homérico pulmón que gritaba las
bre un trazo versallesco de Ubirajara, el Hijo del hazañas de los héroes.
General no perdona y horada la portería de la Cruz
Azul con un gol de excepcional coraje!, ¡la Pandilla Arde el Asturias
no se rinde! ¡Goooooooooooool!", hasta que llega la
repetición y la voz de Ángel recrea la jugada con Además del retrato del locutor, hay otro cuadro
emoción delirante: "¡Qué manera de cucharear el significativo: los tres hijos menores de Ángel Fernández
envío de Ubirajara, de destroncar al Confesor Corne- vestidos como infantes de palacio; uno sostiene un
ro, de jalar del gatillo cuando ya Supermán Marín sombrero de tres picos, otro un papalote, y el tercero
achicaba el ángulo, kriptonita pura\... ¡¡el Hijo del está sentado en un caballito de palo. El óleo tiene
Coronel manda al Confesor al Concilio de Trento!!... extrañas huellas esféricas. "Son balonazos", me explica
esto es ¡el juego del hombre!" su hijo Ari, "de chicos no sabíamos que era una obra
Los niños lo imitaban con una cuchara a mane- de arte y lo usábamos de portería."
ra de micrófono, los futbolistas de todos los es- Ángel Fernández se sienta en la cabecera de la mesa,
tratos, del Torneo de los Barrios a la Liga Española, lleva puesta una gorra de beisbolista que dice "Colo-
hablaban su idioma, los radios de transistores eran rado", camisa azul celeste, pantalones blanc >s con
golosamente escuchados en pleno estadio: el par- rayas rojas y azules, calcetines blancos, zapatos negros de
tido se desdoblaba en otro, inventado por Ángel charol. Debe tener unos sesenta años ("nací/an 2 de
Fernández. agosto de hace como mil lunas"), peofno áoarenta
más de cincuenta. Se sirve huevos revueltos con salsa

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roja. Desvío la vista de su gorra al Sagrado Corazón —No tenía ningún interés periodístico, lo que
que preside el comedor. pasa es que mi madre era muy amiga del señor
—¿A usted se le ocurrió ese cuadro? —señalo el Becerra Ácosta y de Rodrigo de Llano, de Excel--
retrato de los infantes. sior, y me dijo "vente a trabajar aquí con estos
—Sí, la idea es mía; sobre todo me gusta el detalle amigos". Estuve un año en sociales. Te estoy ha-
del caballito de palo. Hay que restaurarlo —hasta las blando de cuando tenía 15 años. Luego pasé a la
frases más serenas surgen con un poderío inusual. En sección deportiva. En aquellas épocas Excélsior se
su presencia, todo tiene una dimensión de eco. Los había apoderado de los medios de comunicación
nombres de sus hijos (Andrea, Armando, Aldo, Alí y más poderosos, y entre lo que le sobraba había un
Ari) son la quíntuple resonancia de su inicial. Ari espacio de información deportiva en Radio Mil,
desayuna con nosotros. En un momento en que Ángel así es que me embarcaron. Me acostaba a la una,
se levanta a contestar el teléfono, Ari habla de los después de trabajar en el periódico, y me levanta-
partidos narrados por su padre; lo admira sin reservas: ba a las siete para ir a Radio Mil. Debo haber
"Mi papá lee muchísimo y en el fútbol te habla de los hecho muchas víctimas entre la gente que me es-
,. oy.mos y cosas increíbles; para mí, el partido que cuchaba.
mejor ha narrado es la final del Mundial del '78, Narré mi primer partido en 1961, un Atlante-
Argentina-Holanda." América, en el Torneo Jarrito de Oro. En esa época
Armando llega a saludar mientras su padre habla nadie improvisaba ante el micrófono y los locutores
de sus inicios como locutor. "En mis épocas de la decían el nombre entero de los jugadores. ¡Perdías
Secundaria 4 era muy aficionado al béisbol y seguía unas diez jugadas al recitar todos los apellidos de un
con entusiasmo las crónicas de radio del Mago brasileño! Por eso empecé a usar apodos: es más
Septién. No iba al fútbol; yo vivía en la colonia rápido decir un nombre guerrero; además, como que
Guerrero y el Estadio Asturias quedaba lejísimos, le pones un emblema a un escudo en blanco, y a los
ahí por Chabacano, donde las calles empezaban a jugadores les fascina. Hace unos días me encontré a
tener nombres exóticos, la verdad es que ni me aquél al que le puse Míster Joe, el Gran Tiburón,
atrevía a hacer una excursión tan bárbara. En 1936, Quijadón Goyo Cortez, y me dijo: 'Ya nadie hace
si no me falla la memoria, fui'de metiche al Parque famosos a los jugadores.' A algunos no les quise decir
Asturias. De pronto la tribuna de sol, donde yo nombres guerreros porque su nombre ya era muy
estaba, se empezó a incendiar y corrimos a la de grande, como un Carlos Reinoso. A Enrique Borja a
sombra, lo que más me llamó la atención fue la veces le decía el Cyrano por su tremenda nariz, pero
gente tan bien vestida, con sus trajes y sus sombre- muy poco, porque su fama era demasiado grande
ros y sus corbatas, un mundo totalmente descono- como Enrique Borja.
cido, el de los asientos numerados. El incendio no —En ocasiones ustedrebautizaba a todo un equipo:
me importó para nada, me concentré en la reacción las Chivas Rayadas se convirtieron en el Rebaño Sa-
de la gente." (Ahí se dio cuenta de que la cancha grado.
sólo era una porción del espectáculo. Ante las —Eso del Rebaño Sagrado es un poco sacrilego
tribunas de madera devoradas por las llamas, pasó pero en el fútbol sí son sagrados.
del deporte a una forma de la épica.) —O Cruz Azul, la Máquina que pita y pita.
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II «r, Ir-,

—En ese caso tenía muy presente el corrido de car una erupción dentro de sí mismo se impregna de
1901 que habla de una máquina que va "pita y pita y la emoción y habla vibrando. En esos momentos es
caminando"; éste es un nombre bonito para un club un actor-—.
como Cruz Azul; en lugar de Cementeros, que suena
a pesadote, pienso que una máquina es más impre- La cajuela mágica del Rey Pelé
sionante porque está llena de sonido y el cemento no
tiene ningún sonido, no vibra. —Su predilección por Brasil es abierta, ¿tiene otros
Lo peor que le puede pasar a un cronista, y de equipos favoritos?
hecho le pasa a casi todos, es perder la concentración —Más que en equipos que me gusten, pienso en
en el juego por estar platicando de 20 mil temas que equipos que trascienden, como el América, que creó
no vienen al caso. PJay que saber soldar los datos. Los la época del fútbol moderno al encarársele fuertemen-
datos no son misterio, están al alcance de toda la te a las Chivas, creó otra era que también fue la de la
gente, pero no todos logran que sean inherentes a la televisión. El América lo hizo requetebién y no ha
acción. De nada sirve decir "mide 1.96, pesa 80 kilos", perdido su personalidad del Poderoso, el Desafiante,
eso no sirve así, tiene que haber una cierta armonía; si es el antihéroe. Cuando era niño el ¿auun era el
le llega un balón a Dazaev, el portero ruso, lo ves en Necaxa, pero yo no sabía de fútbol. En mis tiempos
su magnífica estatura, entonces dices: "¡Caray, los de de locutor todo mundo decía que era americanista,
Comunicaciones le tienen envidia a esta torre, nada pero las Chivas dicen que soy chiva. Si a los jugadores
más de ver eso, señores, se entristece la RKO Pictures, se les preguntara "¿A qué club te gustaría ir?", habría
éste sí es ei Hombre de los Rayos Aníbal" Los cro- solamente cuatro equipos en el fútbol mexicano, donde
nistas actuales no son buenos mezcladores, usan está el dinerote.
adornos deshilacliados que no se ligan con el partido. —Sus narraciones de billar son muy técnicas, en,
Casi todos tienen temor de que no gusten lospuntachos. cambio en el fútbol no se preocupa tanto de las
La primera vez que transmití una pelea de box, llegó estrategias; todo apunta, a la épica.
un productor y dijo: "¡Que hablen la mitad!" Enton- —En el fútbol resulta alarmante, casi repulsivo,
ces nadie sabía cuál era la cantidad; los antiguos que un entrenador se pase días ensayando formacio-
locutores de radio transmitían como los modernos de ne^ y movimientos para que un cronista "adivine" a
televisión, se tragaban los detalles, pero nadie puede los dos minutos todo su planteamiento. Yo jamás me
hacer un trabajo pensando en si va a gustar o no, no atreví a estos "prodigios". Se sabe que el mareaje
puedes transmitir con miedo, hay que entrarle fuerte. personal murió en el Mundial del '70 y que el basquet-
Mucha gente está en contra de que alguien hable con bol es el papá del fútbol de rotación y marca de zona,
fuerza, pero una cosa es chillar, emitir unos gritos tipo pero como cronista no sirve de nada que lo digas de
mono de la jungla o Tarzán, y otra cosa es hablar una manera técnica; pienso que lo técnico suscita una
vehementemente. Y esto no todos pueden hacerlo; especie de repulsa; la mecánica es i laravillosa pero los
necesitas posesionarte, que la emoción se meta por datos científicos son para correr, algo de terror. A mí
cada uno de los poros... ¡y se mete la emoción!, me interesan los deportes ñor si dimensión feérica,
mucha gente no comprende esto porque sus estados todos tienen un algo, han sido 'ouseñados para pro-
de ánimo son calmos, en cambio quien puede provo- vocar emociones.
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—Usted viajó mucho con la selección nacional, dar su tiempo a toda la gente. Tú vas en las calles de
¿cómo era su relación personal con los jugadores? Río de Janeiro con Pelé, los niños lo identifican y
—En Europa pensaban que yo era el director téc- para su automóvil, que usualmente es un fuera de
nico de la selección, lo cual me daba mucho gusto; serie (si le va mal trae un Mercedes Benz), abre la
también decía los discursos en las embajadas. Debo cajuela y saca pequeñas lemhrancas, recuerdos, lla-
haberles caído en la panza a .Ugunos, pero me llevaba veritos, fotografías. Si es el santo del capitán Carlos
bien con la mayoría. El Chalólo Díaz, que luego fue Alberto, de la cajuela mágica de Pelé salen los regalos
alcalde, me regaló un sarape con la leyenda: "Al y el pastel. Es la única institución auténtica del fút-
amigo del futbolista". Algunos se quejaban... a veces bol.
te extralimitas, es natural que como locutor digas: Cruyff es un caballero, haz de cuenta que estás
" Para mí que la inyección que le pusieron a Pata Bendita hablando con un tranquilo hombre de negocios. El
en el Mundial del '74 fue una inyección paralizante 99 por ciento de los grandes estrellas posee un alto
porque ya no hace nada", y Pata se enojó, pero no grado de educación y de humildad. Amancio se dio
guardó rencor. Me lo acabo de encontrar y somos una media vuelta y le pegó a Toño Munguía en. un
amigos de abrazo, compañeros de armas. juego que celebramos en España..Munguía salió le-
—En ocasiones decía usted: "Créanme que es el sionado y lo llevaron en ambulancia a un hospital.
hombre más feo que he visto en mi vida,.. " Amancio fue a verlo antes que ningún otro; ése es yn
—Pero nunca a los de aquí. Por cierto que con los gran estrella.
jugadores extranjeros trataba de enterarme de ellos
antes de que llegaran. Por ejemplo, alguien me dijo De lo versallesco a lo imperial •
que Demianenko, un lateral de la Unión Soviética, era
el jugadorazo estrella, así es que lo bauticé como el Ángel Fernández vive en un conjunto de varias casas
Demonio Rojo, antes de que nadie Jo conociera, y me por las que transita como un Luis en Versalles; ahí
dio un gusto terrible porque estando yo en el Canal están el chateau, el belvedere, el petit trianon. Sería
'imposible imaginarlo en una casa; el hombre del
13 todos los de Televisa le empezaron a decir al
grito superior a las 50 voces vive para lo múltiple,
segundo partido el Demonio Rojo. rodeado de sus borbónicas colecciones: muebles de
—¿ Qué recuerdos tiene de Beckenbauer, de Pelé,
hoja de oro, jarrones y tibores, copas y copas de
de Cruyff? cristal cortado, vajillas de porcelana. Las construcciones
—El Príncipe Franz era en realidad un dictador,
están separadas por un jardín con dos fuentes, alberca,
una especie de kaiser o de führer (que quiere decir una pequeña cancha de fútbol con portería reglamen-
"líder"), por la manera en que dominaba al resto del
equipo; era el político, la fuerza demoledora de opi- taria.
Pasamos de la casa donde desayunamos al cuarto
nión en la selección de Alemania. El Príncipe Bec-
de billar: una mesa de campeonato, muñequeada a
kenbauer es de una altísima educ ición, pero lo que él
mano, con plaquitas en el borde que llevan los nom-
dice es el trueno; nadie tose y te ios dicen "sí, Franz". bres de Juan Navarro, Joe Chamaco, Gabriel Fernán-
Pelé fue mi compañero --n transmisiones y lo acom-
dez y otros astros de las tres bandas. En la pared, un
pañé en sus famosas clínicas. Pelé es el hombre siem- sinfín de fotografías de Ángel; vestido de mariachi en
pre dispuesto a servir, tiene un don maravilloso de
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un par de ellas, con sus sacos de proverbial solapa en —Si hasta los italianos son parcos al narrar fútbol,
la mayoría, al lado de Isela Vega, Carlos Lico y Marco ¿qué impresión causaba usted en el extranjero?
Antonio Muñiz, Pelé, la selección nacional. . —En España, debe haber sido en 1968 en la despe-
Seguimos la conversación en el jardín, en una mesa dida de Gento, estaba narrando el primer tiempo y
con sombrilla. A nuestra izquierda, una fuente cir- Matías Prats interrumpió su narración para decir:
cundada de estatuas —el David en miniatura, un "Quiero que escuchen a Ángel Fernández" y atrave-
cocker spaniel de porcelana—; al fondo, la casa que só todo el estadio para saludarme. Es uno de los más
alberga el estudio, la biblioteca y el cuarto de Ángel grandes homenajes que me han hecho en mi vida
y su esposa; dos mosqueteros dorados protegen la porque Matías Prats era el ídolo de los locutores de
entrada. Le pregunto por su afición a lo versallesco. los viejos tiempos en España. En Gijón, en 1964,
—El jefe don Luis —la voz de Ángel se alza sobre cuando yo estaba transmitiendo un juego de Chivas,
el zumbido de los camiones que circulan por la calza- la gente volteaba a verme a mí en vez del juego. Yo
da México-Tulyehualco— construyó el Versalles en estaba realmente apenado ante tanta gente que me
lo que antes era una porqueriza y quiso rodearse de veía platicar el fútbol.
toda l^pompa, increíble, llamó a jardineros y diseña- —¿ Y en Wembley qué reacción tuvo?
dores de todo el mundo; los italianos han dominado —Los ingleses son los más locos del mundo para
siempre en esto, les encanta recargar las cosas; el ita- transmitir el fútbol. Ésa fue otra de las grandes sor-
liano es todo él recargado en su manera de hablar y de presas de mi vida. Yo esperaba que los ingleses fue-
decir, por eso la sorpresa más grande de mi vida es ran muy pulcros, que se fueran muy despacito. No.
haber conocido al narrador italiano Najado Martelini, Parece que están transmitiendo la guerra; pegan unos
que es el jefe de deportes de la RAÍ. Nando todavía vino gritos que sacuden en serio. Golpean las cabinas,
al Mundial de México pero sufrió una volcadura del patean, son terribles. Creo que ahí me empataron.
corazón, se asustó y ya no narró desde las canchas
mexicanas. Se evitó la pena de ver una Italia muy La playa de Hugo y la guerra total
pálida. Bueno, pues yo esperaba que ese hombre tu-'
viera la vehemencia de los sicilianos y que dijera cosas —En una entrevista que le hizo Cristina Pacheco
fascinantes, y no. Todo lo que le agregó al fútbol fue usted definía al público como su "coro formidable".
un "golpe de testa" de fulano. Me pareció decepcio- —Con un estadio lleno estás en el punto maravillo-
nante; un italiano seco no cabe en la estructura de lo so, en el centro de tu sueño. Con un estadio vacío,
que debe ser el italiano. Cuando los italianos hicieron estás en el centro de los vendedores que vocean cerve-
Versalles le pusieron espejos y candiles, logrando algo zas, refrescos, cigarros; estás muy emocionadc trans-
que da la impresión de ser magnífico, aunque es chocoso mitiendo y de pronto se oye una voz en el fondo que
por recargado. De los estilos de diseño que el mundo dice "chicles, paletY', es decepcionante, como para
creó, el que más me gusta es el de Bonaparte, el estilo bajar y pegarle a alguien; prefieres e! silencio total a
Imperio. Tiene una combinación excelente de bron- esos gritos que te recuerdan que <;stás solo en un
ces con maderas; hay lujo, hay esculturas, pero con estadio, haciendo tu guerra 50/0. Les estadios vacíos
más armonía, aunque a Bonaparte también le gustaba son desoladores. Si yo fuera gerente de un club rega-
recargarse y fuerte, muy fuerte. laría boletos por millones, no permitiría un estadio
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vacío, invitaría cincuenta, cien escuelas y llenaría las un Mundial, por ejemplo, y lloras por la nostalgia,
tribunas de niños, del precioso alborozo que debe porque eso ya se volvió como la Montalván o la
existir en las expresiones populares. Hay clubes que se Conesa: son escenas del pasado, aunque te las repitan
¡han acostumbrado a jugar en estadios vacíos, o semi- ya están en nostálgico blanco y negro.
vacíos cuando están de fiesta. Esto es terrible para el —¿ Qué tan nostálgico es usted?
jugador porque entonces él tiene que meterse un coro —Todos estamos llenos de nostalgia, nos gusta
dentro, tiene que autosugestionarse, corno Hugo Sán- imaginar la manera en que la felicidad le llegaba a la
chez cuando fue a jugar a Munich, vio la nieve caer y gente de otras épocas. No pensamos tanto en los
dijo "estoy en Cancún y la nieve es una arena blanca"; sufrimientos pasados, el ser humano extrañamente
la autosugestión es necesaria para el narrador y para el mira hacia abajo, nadie ha escrito poemas de los
jugador. Siempre tienes que pensar que vas a ver una topos, el ser humano admira a las hormiguitas, pero
batalla de gente que quiere ser algo; este principio lo rara vez hará un poema a las trabajadoras hormigas;
es todo, hay que ser muy respetuoso con los jugado- en cambio, algo que vuela y da la sensación de liber-
res, y los jugadores deben saltar a la cancha pensando tad, como las abejas, te lo pones hasta en el manto; los
"¿qué tengo que hacer para pagar mis ilusiones?" Los emperadores se ponían abejas en los mahtos porque
partidos de eliminatoria para la copa del mundo son representan el trabajo de un gran conjunto en pos de
la guerra total, el total de lo que uno sueña, debes salir la libertad.
a morir ahí, a ofrecer una resistencia inaudita. Cuando A un Johann Strauss lo relacionas con una época de
los referís tienen un poquitito de manga ancha y sueño, bellísima, azul con oro, con los hombres
arbitran, como ellos dicen, "a la europea-", las guerras magníficos, de frac, y las mujeres derrochando her-
se vuelven sordas y terribles, ya no hay color rosita. mosura por todos lados. Estamos hechos de todas las
—¿ Qué sentía Ángel Fernández en el minuto 90, épocas; somos el Nautilus de Julio Verne, somos Miguel
después de la batalla fragorosa? Strogoff y su sacrificio maravilloso, somos un poco
—Sales en medio de la gente y de los gritos y de los Errol Flynn y un poco Mojica o Negrete o Solís o
cornetazos. No hay nada más hermoso que ver a la Vicente Fernández. Aunque la vida también tiene sus
gente colgada de los puentes de los peatones después lados oscuros, sus oprobios, tiene a los soldados
del partido. Si el fútbol lograra que la gente se divir- pegando su boca en eí lodo de las trincheras. Pero en
tiera así en cada partido, estaríamos ante una felicidad medio de la adversidad y del smog seguimos volando,
deportiva que poco a poco se iría traduciendo en una somos los verdaderos supermen de la América.
felicidad total. —El locutor no puede dejar de narrar con entusias-
—¿ Es el fútbol una imagen de otro mundo posible ? mo aunque pierda su selección, ¿alguna vez se sintió
—Es el mundo irreal que gozamos durante 90 desesperado, incapaz de transmitir contra sus emocio-
minutos en los grandes días. nes?
—¿Alguna vez sintió que había fracasado al narrar —No, ya hablamos de lo que son las guerras. A los
un juego, como si hubiera fallado un penalty? jugadores que hicieron historia en España nunca se
—No siempre estás contento con tu trabajo, pero les llamó los Científicos o los Maestros, simplemente
te contagia el entusiasmo de la gente, sientes el orgullo se les llamó la Furia, una descripción total. A veces te
de narrar la fiesta. A veces te sientes triste, al final de duele rumiar una derrota; ante las debacles de todas las
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dimensiones que me han tocado, a veces el impacto Márquez. Encuaderno en piel todos sus libros. Lo
me ha dejado tembloroso. Pero no puedes dejar de tengo un peldaño abajo de William, para guardar las
seguir creyendo. Una vez me invitaron a platicar unas proporciones; si no William se me chivea —pasa la
personas que me dijeron que "ya. no creían en el fútbol mano sobre las obras de Shakespeare y de repente se
mexicano", y les contesté: "Ustedes están como pu- detiene, como si descubriera la escapada de un
diera estar Cario Ponti, el esposo de Sofía Loren, si se delantero—: ¡aquí está Mario! —saca los tomos de
muere Sofía, ¿volvería a creer en el amor, pensaría que Vargas Llosa y antes de devolverlos al estante
existe otra mujer tan subyugante y atractiva, que irra- pregunta—: ¿ conoces a John Dos Passos, mi gran
die tanto como ella? ¡Pues sí!, porque el amor tiene ídolo? Éstas ya son palabras mayores: Keats, Kipling,
una virtud maravillosa: renace. El hombre siempre Milton —se mueve de prisa a otro librero—; ahora
tiene que reencarnarse, que volverse a hacer. estoy leyendo a Monsiváis (Escenas de pudor y
—Comparó la pasión por elfútbol con Sofía Loren, liviandad), me lo llevé a Acapulco, es muy bueno,
¿qué importancia le da a la mujer? pero como cronista prefiero a Novo, eso sí que era
—La mujer es esencia, lo demás es paisaje. pura jiribiüa. Mira, estos libros no son tan conocidos,
pero son excelentes: El universo de Posada de Hugo
Narración en la biblioteca Hiriart, Crónica de la poesía mexicana de José Joaquín
Blanco, Los recursos de la nostalgia de Alfonso
A un costado de la casa donde Ángel Fernández tiene Morales. Aquí están las enciclopedias, al lado de un
su estudio y su dormitorio hay una jirafa de latón de libro sobre gatos, para que haya buena mezcla. Y
Sergio Bustamante; Ángel le palpa el-cuello, como el claro, los libros de deportes. Tengo un libro sobre
orgulloso propietario de un pura sangre y vamos a la los diez mejores de Inglaterra donde está la estruc-
puerta, flanqueada por dos mosqueteros dorados que tura sólida del fútbol inglés. Ve nada más que título
sostienen rollizas antorchas. Ángel cuenta que a uno tan horrible: Mi amante el fútbol de Fernando Mar-
le faltaba un brazo; los pájaros anidaron en su axila cos —lo hojea, me señala un pie de foto—: ¡qué
hasta que el brazo apareció en La Lagunilla. redacción tan pendeja!: "En una vecindad como ésta
Ya dentro, Ángel Fernández muestra sus cuadros vivimos Luis Spota y yo. Nuestros hijos tendrán un
favoritos: Roberto Montenegro. María Izquierdo, futuro mejor", ¡ay, chus, parece que estaban casados!
Sergio Bustamante; una vitrina con memorabilia También he comprado todos los libros de Pepe
futbolera (el silbato que el Mayor Mario Rubio usó Alameda, pa' que no diga; qué increíble que a una
en el Mundial y otros regalos); un Cristo de marfil; gente del nivel de Pepe le hagan ediciones tan pinches.
una charola de plata, regalo de las Chivas Rayadas Ahí enfrente está el Ulises; el que haya leído a Joyce
"para pasar las galletas"; más porcelana, más cristal puede considerarse bien nacido.
cortado. Sobre los libreros hay una parvada de pá- —¿Nunca ha escrito?
jaros de madera. Ángel Fernández pasa con rapidez —No, soy muy respetuoso de los Alberti y los
de un anaquel a otro, habla de los autores con la Jiménez. Los he leído a todos. De joven tienes que
celeridad de quien analiza a los integrantes de un ¡ caer en Bécquer, pero para caer en Keats ya necesitas
equipo: bastantes trapecios.
—Aquí está uno de los nombres sagrados: García —¿No le escribía a las novias?
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ák.

—Sí, escribía miles de servilletas a las muchachas,


no una, sino miles, pero cosas simplonas, no como las tiempo, no sé qué le vio a Zague", porque es contreras
cartas a Nora Barnacle de Joyce. Si no tienes el don, de nacimiento. Por eso tuve gran placer un día en que
nadie te cree lo que escribes, es difícil que una novia me dijo frente a las cámaras: "Me encantó cómo jugó
te crea que puedes desarrollar temas tan peliagudos, el Pato Baeza, del Necaxa", y le dije: "Qué bueno que
por eso mejor le pones lo simple: le gustó, pero hay un pequeño detalle: Baeza no jugó,
ni siquiera está en la banca." Entonces se levantó y me
Anoche soñé contigo habló como mujer rusa: "La próxima vez que me lo
Soñé y soñaba hagas te mato." Sin embargo, quiero decir que Fer-
Que tu boquita besaba nando Marcos también ha peleado en favor del fútbol
Y me desperté llorando... con una pasión desmedida. Tiene repulsa hacia todo
lo que es la humildad, pero no puede ocultar su admi-
si no, no te creen. . . — Ángel Fernández ríe con fuer- ración por el fútbol y esto lo exime de sus pecados.
za— . En estas carpetas guardo lo que escribo de —En el Mundial del '86 usted volvió a narrar
fútbol — lee la minuciosa descripción del gol con el partidos, esta vez por radio.
que Hugo Sánchez rompió el récord de Alfredo Di —Sí, gané un premio nacional de periodismo por
Stefano — . Tengo cientos de momentos registrados esas transmisiones. Ninguno de los integrantes de mi
—coloca la carpeta en el estante. A unos treinta cen- equipo había narrado antes un partido. Cuando los
tímetros de Keats y García Márquez, reposa la épica entrevisté se me vino a la mente el Ángel Fernández
personal de Ángel Fernández. Volvemos al jardín. de hace mucho, diciéndole a Lalo Orvañanos, que era
el hombre del béisbol, "¿por qué no me dejas hacer un
IW Ahora sí no me medí: el gol más largo comentante?" Los muchachos lo hicieron maravi-
llosamente bien, es lo más notable que me ha pasado
Un coche entra a la casa. "¡Es Ají, el Vengadorí" Nos en mi vida. Nosotros fuimos una especie de Club
acercamos a saludar al hijo de Ángel, que juega en el Edison, todos nos volvimos inventores, los muchar
Atlante, y a su novia Florence. Ángel los abraza, chos se inventaron a sí mismos.
pregunta por el entrenamiento y los ojos le brillan —¿Signe yendo al estadio?
cuando Alí dice que metió nueve de doce goles en el —Sí, todavía puedo compartir con los aficionadas
interescuadras. de sol, como en mis viejos tiempos. Ahora ya no soy
Continuamos la conversación en el jardín: cronista (oficialmente, vamos a decir). Me meto entre
—¿ Tenía rivalidades con sus compañeros de loca- la gente y me la paso de maravilla, luego luego me
ción? invitan de todo lo que estén tomando o de todo lo que
-No hay rival id; .-: es, pero algunos se quieren lucir estén comiendo, me echo mis buenos tacotes de las
con tus fallas. Tú dio"-. " A mí me han gustado mucho canastas que las señoras llevan al fútbol. Aunque
los piques de Zagii''"' '• ,.-u ;l tu compañero, que es también estoy un grado al margen del verdadero afi-
Fernando Marcos, :>••>••> ci.-,r d ejemplo más palpable cionado que se la raja por sus colores. Me ven como
ancomp
de un anticomparV" *"••'"• "ü piques, mucho re- un narrador que a lo mejor va a decir algo del partido;
temblar de la dcf -0 el primer me admiten dentro del club, pero no soy del club, no
estoy totalmente integrado, además se vería mal que
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la:

agitara una bandera 7 gritara "¡arriba Toluca!", la


gente diría: "Mira al Ángel, de toluqueño en la porra." reteagusto en el 13. Soy como un doctor que a veces
El otro día incluso narré en el estadio de Oaxaca, opera en el Humana y a veces en el Hospital General.
me senté entre el público y empezaron a gritar "¡Que La única lealtad que existe es la del trabajo bien hecho.
narre, que narre!" Nunca había narrado juegos de la En Televisa... ¿cómo se llamaba el gordo éste?, uno
segunda división y me solté narrando un pedacito; me que ya ni sale, ¡Fernando Alcalá!, él me hacía la vida
tocó el gol del Oaxaca y luego le cedí el micrófono a imposible en el noticiero, faltaban dos minutos para
mis compañeros. Salí del estadio con mi gol, muy terminar y aún no entrábamos a deportes, los jueves
suave. tenía que ir de Televicentro al Estadio Azteca, rifán-
—¿ Cuál ha sido su grito más largo?, ¿ el gol dejair domela pero en serio, zigzagueando en el coche como
a Cordón Banks? verdadero demente. Mis jefes me dijeron: "No te
—No, di mi grito más largo en el partido Rusia- preocupes, Alcalá no dura ni cinco años", y ése no era
Brasil, en el Mundial de España. Fue un gol de Eder, el tipo de respaldo que esperaba. Todo eso se empezó
aquel extremo izquierdo. Ahí yo me dije: "Caray, a combinar; me la rifaba para poder hablar durante un
entre los exagerados del mundo estoy yo." Siempí^. minuto en el noticiero.
alargaba el grito para esperar a la repetición'y volver
a narrar la jugada, pero esa vez me seguí toda la Un deseo para Aladino
repetición sin parar. Ahí sí me mandé, fue un gol que i

no acababa; terminó el partido y seguía el gol. —Antes de los partidos, se encomendaba a Dios como
—¿A qué se dedica, ahora? lo hacía Nacho Calderón.
—¡Claro!
—En los últimos cinco o seis años he trabajado con
grupos musicales. Alcancé resonantes éxitos con los —¿ Tiene algún santo de su devoción?
Vázquez y con el grupo Audaz. Es muy lindo que le —Lo peligroso de pedirle deseos a un santo es que
hables aja gente en un baile, eso no se usaba. Ahora se pueden cumplir. Hay que tener mucho cuidad®
llega el Ángel y les platica de mil cosas. Por ejemplo, con lo que uno pide. Prefiero no pedirle a los santos.
una historia de una señora que me encontré a la entra- —¿ Ya una figura menor, digamos a Aladino, qué
le pediría?
da del baile y me dijo que le habían robado su dinero.
Le pregunté: "¿Dónde lo tenía?", "No p's escondido —Mi deseo sería... —hace una pausa, reflexiona,
en el seno", "¿Y entonces cómo se lo robaron?", "Es parece recordar instantes de una vida larga: sus días de
que creí que el joven venía con buenas intenciones." cantante ranchero, el primer partido que narró "por
Invento chistes y me la paso muy divertido haciendo accidente", aquella pelea de box en que le pidieron
coros. Con el grupo Audaz, fundado por el exlucha- "que hablara la mitad", la enorme caminata de Matías
dor Doménico el Audaz, yo cantaba "Mi gran Vera- Prats para felicitarlo, el gol interminable de Eder, la
cruz", y lo raro es que no me jitomatearon. Ahora invención de un nuevo género narrativo: el cronista
estoy con un grupo de Oaxaca que se llama Siluetas. de bailes, tantos actos malabares frente al micrófo-
—¿Por qué salió de Televisa? no—, mi deseo sería vivir el tiempo que tengo destinado
—Porque me hicieron una muy buena proposición sin padecer enfermedades; el final es el mismo pero no
de dinero en Canal 13 y trabajé reteagasto, pero quiero enfrentarme a una de esas monstruosas enfer-
medades.
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—¿No le gustaría narrar otro partido?
—Para mí sería maravilloso —hace otra pausa, se
quita la gorra que dice "Colorado", se acaricia el
pelo—. He luchado, no creas que no. Sigo con el
letrero de "vacante" en la puerta, lo cual me parece
extraño cuando trabajan más de ochenta o cien gentes
en las crónicas de fútbol. Me ofrecen trabajos en el
radio, pero no es lo que yo quiero. Si vuelvo a narrar
será un día de inmensa felicidad para mí, será redon- EL PATIO DEL MUNDO
dear un ciclo que se truncó de pronto, por razones
inexplicables —entrecierra los ojos, como un delan-
tero que mide un pase a profundidad... el balón va Que vengan aquí a jugara la pelota con nosotros,
cayendo, el delantero cierra la pinza y de pronto todo para que con ellos se alegren nuestras caras,
mundo sabe lo que va a ocurrir: se hace un silencio porque verdaderamente nos causan admiración.
que es ya una anticipación del griterío—. Sí, pedir un Asi, pues, que vengan, dijeron los señores. Y que
deseo es peligroso, pero yo ya froté la lámpara. traigan acá sus instrumentos de juego, sus
anillos, sus guantes, y que traigan también sus
pelotas de caucho.
Popol Vuh

En mayo de 1990 cualquier aficionado al fútbol sabía


que el Mundial iba a depender, en gran parte, de que
la rodilla de Gullit sanara a tiempo. Mientras tanto, al
norte de México, en la canícula de Sinaloa, se preparaba
otro Mundial del que no se sabía casi nada. Los
mexicanos, tan atentos a los detalles del Estadio San
Siró, ignorábamos que el deporte ritual del nuevo
mundo seguía vivo. De un modo soterrado, casi diría
secreto, el juego de pelota ha superado extraordinarias
barreras del tiempo y el espacio: desde hace tres mil
años se practica en canchas que se dispersan del sur
de Estados Unidos a Centroamérica.
En el "Mundial" de Sinaloa se reunieron jugado, es
y antropólogos para tratardc explicar la supervive icia
de un juego que sintetiza la visión del munH.-j pr< His-
pánico. Como suele ocurrir con otras "novedades'', el
primer despacho informativo salió del Popol Vuh.
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