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—— » GaN Ores RA se i AS Antonio Embid | | 7 | ELDERECHO oy! | AUN MEDIO AMBIENTE ADECUADO iustel El derecho humano al ambiente en Argentina y su relacién con el sistema interamericano de derechos humanos Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino Profesores de Ia Universidad de Mendoza, Argentina SUMARIO: I, InrRopucciOn.—II. CONTEXTUALIZACION DE LOS DERECHOS HU- MANOS EN EL MUNDO JURiDICO.—III. EL RECONOCIMIENTO DEL DERECHO AL AM~ DENTE EN ARGENTINA—IV, LOS ARGUMENTOS DE LA JURISPRUDENCIA ARGENTINA TUITIVA DEL DERECHO AL AMBIENTE.—V. LA DISCUSION EN TA DOCTRINA—VI, SU PRIMERA EVOLUCION EN EL CONSTITUCIONALISMO Y DERECHO PUBLICO PROVINCIAL.— VIL. SU RECONCCIMIENTO CONSTITUCIONAL EXPRESO CON ALCANCE NACIONAL (ans. 41 ¥ 43 CN).—VIIL LA NATURALEZA DEL DERECHO AL AMBIENTE EN BL RE~ GIMEN ARGENTINO.—IX, ODJETO ¥ CONTENINO DEL DERECHO AL AMBIENTE EN AR- GENTINA.—X, EL REGIMEN INTERAMERICANO SOBRE DERECHO AL AMBIENTE. 1, Con- sideraciones generales. 2. El sistema interamericano de derechos humanos. 3. La doctrina del sistema interamericano sobre ef derecho humano a un medio ambiente adecuado, A) La evolucién interpretativa en el sistema interamericano. B) Jurisprudencia y opinio- nes consultivas de la Corte LDH. C) Casos informados por la Comisién Tntera- mericana de Derechos Humanos. 4. Corolario sobre el sisterna interamericano y el de- recio hnumano al ambiente —X1. CONCLUSIONES. I. Intreduccién Desde 1994 la Constitucién Nacional argentina prescribe ex- presamente en su articulo 41 que «Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesi- dades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. (...) Las autoridades proveeran a la proteccién de este derecho, a la utilizacién racional de los recursos naturales, a la preservacién del patrimonio natural y cultural y de la 490 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Anding diversidad biolégica y a la informacién y educacién onbicnalil Concordantemente con este derecho, la norma estipula que « datio ambiental generar prioritariamente la obligacién de recom=. poner, segtin lo establezca la ley». : Con ello, el reconocimiento de un derecho a un ambiente adecuiado es un hecho palpable desde hace tiempo en Argentina, aunque la evolucién que ello conlleva ha tenido distintos matices a lo largo de los afios. B Asi, el enfoque del Derecho objetivo sobre el ambiente —es decir, del conjunto de normas que prescriben conductas en relacién al entorno— ha sido incuestionablemente superado por un enfoque basado en el derecho subjetivo al ambiente, perspectiva donde ya no s6lo se atiende las conductas prescritas normativamente en relacion al entorno, sino especialmente la posibilidad de los individuos de reaccionar frente a un menoscabo ecoldgico. Pero esta evolucién ha requerido tiempo y etapas, y lo que hoy ¢s un concepto juridico rotundamente aceptado no siempre tuvo tal aprobacién universal. Claro esté que, como afirma Leopoldo ALAS, «Bl cincel del legislador 0 del jurisconsulto trabaja en la carne viva: todo derecho que se logra mata algo que debe morir, pero que alguien defiende hasta el tiltimo aliento: el que vive de lo injustov'. En Argentina, el reconocimiento ¢ implementacién del derecho humano al ambiente ha sido cincelado —a partir de una temprana doctrina— por una jurisprudencia progresista e indudablemente novedosa para su época, consolidindose luego en las normas po- sitivas de forma gradual hasta alcanzar las de mayor jerarquia. La injusticia que importaba la desproteccién del ambiente en el que vivimos ha sido corregida a pesar de la resistencia —valorativa, con~ ceptual, politica, econémica, etc.— que genera todo nuevo orden?, Fue a partir de ello que Humberto Quiroca Lavi entendid que ' Atas, Leopoldo, Prélogo a lk obra de Rudolph von Tarrne, La lucha por ef Derecho, Valletta, Buenos Aires, 2004, p. 26. * Como muy bien observa Amaya Navas, Oscar Darfo, La Constitucién ecoldgica de Colombia, Universidad Externado de Colombia, Bogota, 2002, p. 25, el tema am- biental se constitucionaliza en la medida en gue la Constitucién Politica de un pais es la via primaria de expresién del cuadro de valores vigente en una sociedad y el marco general en el que obligatoriamente debe desarrollarse Ia vida colectiva, El derecho humano al ambiente en Argentina 491 con la reforma constitucional de 1994 el pais habfa evolucionado a un «Estado ecolégico de derecho’, Esta evolucién nacional, seguramente, se ha visto consolidada en un marco internacional de tutela de los derechos humanos donde la prerrogativa a un ambiente sano y equilibrado presenta hoy en dfa un reconocimiento positivo que ha de reforzar el derecho local en Ja materia. Contextualizacién de los derechos humanos en el mundo juridico Si bien todos los derechos son «humanos», en cuanto sdlo el hombre es sujeto de derecho, la evolucién de las ciencias juridicas ha dado lugar a una categoria de derechos denominada «humanos», también conocidos como derechos del hombre, derechos naturales, derechos innatos, derechos originarios, derechos fundamentales, li- bertades fundamentales, etc. Esta redundancia terminologica no es casual, sino que semanticamente se ha procurado resaltar el caricter de fundamentalisimos para el hombre que presentan estos derechos, siendo, por ello, humanos por antonomasia *, Por ello, los derechos humanos son aquellos que corresponden a todos los hombres por el solo hecho de ser tales*, y aparecen como un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histérico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas Quinoca Lavié, Humberto, «La proteccién del ambiente en la reforma de la Constitucion Nacional», La Ley, 18/03/1996, p. 1; y «El estado ecoldgico de de- recho en Ta Constitucion Nacional», La Ley, 16/04/1996, p. 1. : + Paavo, Juan José, Derechos Huntanos, Conceptos introductories para su estudio, CBC-UBA, Buenos Aires, 1997, pp. 2 y 28. ; 5 Guriénnez Posse, Hortensia, Los Derechos Humanos y las Garantlas, Zava~ lia, Buenos Aires, 1988, p. 45, Matar, Daniel E., «Teorfas de los Derechos Hu- manos. Primera Entrega», Revista Argentina del Régimen de la Adminisiracién Piiblica, Afio 25, n.° 298, RAB, Buenos Aires (julio de 2003), p. 19. Bipsnt Campos, Ger- man, Tiatado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, tomo I, Ediar, Buenos Aires, p. 210. 492 icto Pit Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andin Ppositivamente por los ordenamientos juridicos a nivel nacio: na: s juridi i ; sa ni ‘ional © ceed amazin de los derechos humanos ea instrumestos in temaconales al igual que eas legacones loles—, i bie oe eee Juridica de la Humanidad, no constituyen la ie ales derechos pus ella mo se encuenta all, sino en s jumal i Eircostiog meguina sobre tas pretties, Ie bene a oa del derecho escrito, el que solo las reconoce y regamenta, o d Esta concepcién iusfiloséfica que expresamos importa, antes que todo, posicionarnos en el enfoque general de la temética. Sin em- jue genera! al q) em: bargo, no dejamos de reconocer que existen otras posturas, donde s iS pi se reduce el alcance juridico de los derecho: mang an ape! juri de los derechos hu ip , 1 sa papel meramente politico y prev: icin —positivizacién previo a su conformacién i si cid normativa mediante— como derechos fundamentales *. Aun i are Hifaeus posturas ideolégicas dan lugar a distintos yjes Conceptuales del tema, Alisi : 4 : co , para el anilisis del derech: tino la distincid ié n iimplice leg wae ea una mera cuestién abstracta, sin imyplicacién ee ee F lo, en cuanto el régimen constitucional positivo isto la existencia de derechos fu undamentales no en el texto normativo, si Tee , SINO que se encuentran impli ‘ iplicitos en la for- ma republicana de gobierno y en la soberania popular. © Perez Lun io Es UNO, Antonio Enrig __ & Pi . que, Derechos Humanos, Ei ticibay 9. ed., Tecnos, Madtid, 2005, p. 50 ee Casto D, Dere nn oe mee «El pee Humano al agua en el Derecho In- a 2 les», en Emin Inujo, Antoni z «gus, Thomson-Arazandi, Navarra, 2006, p 61 ae ee ee Gutiérrez Bi " 5, Dera inte an Claudia Irene, Derecho al medio ambiente adecuade como foc 2 es ditorial Universidad del Rosario, Bogota, 2006, p. 87, que «Los derechos fundament : yor cuatzo esd a tales son conceptos juri ret les ptos juridicos por cuanto esti oat oe en los ordenamientos jusidicos de los Estados can tales, ios del er juumanos estin dentro de un concepto politico, histérico, 188 eat uf ial fue se utiliza en la teoria politica, sobre todo en el aspecto inne os : ee ee fundamentales recogen el contenido de los derechos teal es decir, que hay continuidad de c ‘tia ‘ontenido, por it oan 2 ct , por cuanto antes de ser positiva~ dos eae cerns juridicos hay una lucha social que llega a un as se ee un proceso histérico, por cuanto el objeto de esa lucha es ie di 3 mana que tiene varias facetas y contenidos», a El derecho humane al ambiente en Argentina 493 Justamente, como veremos, y a pesar de la inexistencia de norma juridica que lo receptara expresamente, ésta fue la base del inicial reconocimiento y proteccién del derecho al ambiente en Argentina como derecho aumano fundamental, hasta que finalmente la norma constitucional regulé la cuestin de manera expresa. Aun asi, debemos recordar que los derechos fundamentales en cuanto derechos subjetivos hacen referencia a dos aspectos que deberian presentarse de manera conjunta y simultanea, como inhe- rentes al concepto mismo de derecho subjetivo: por una parte, Ja facultad © poder de disposicién que le corresponde a una persona respecto de una cosa y/o frente a otras personas, y que puede esgri- mirse frente a los tribunales para su prote in; y, por otra parte, a que esa facultad que detenta el sujeto la tiene precisamente por st condicién de ser humano. Cada uno de estos aspectos —en caso de fecta a un plano distinto y el segundo al de la que no se presenten simulténeamente— a de la prerrogativa; el primero al de la eficacia fandamentacién’. En esta linea de ideas, cuando Jos operadores juridicos fracasan en conectar ambos planos, los derechos humanos pierden su efica- cia en perjuicio del interés que juridicamente aspira a proteger el instituto del derecho subjetivo. Esto, sobre todo, si consideramos que los derechos subjetivos —en cuanto institucién juridica— hoy se sefialan como una estructura capaz de superar Ja perspectiva ex- clusivamente individualista que les otorgo el pensamiento liberal, articulando su estructura a la exigencia de los valores sociales" y > SANCHEZ SANCHEZ, Javier, «El encaje de los derechos sociales en la estruc- tura original del derecho subjetivon, Asamblea — Revista Parlamentaria de la Asann- flea de Madrid, n.° 6, Madrid, junio de 2002, p. 51. W© Sancuez SANCHEZ, Javier, El encaje de los derechos sociales en la estruc- ura original del derecho subjetivor, ob. cit, p. 84, sefiala que el concepto me= feo de derecho subjetivo —ius— que se configura a partir de Guillermo de Occam contemplaba una relacién juridica trilateral que comprendia al titular del derecho como sujeto activo, a los individuos que integran la comunidad como obligados o sujetos pasivos, y a la autoridad piblica como sujeto garante Sin em- bargo, en un momento posterior, ante el triunfo de la burguesia liberal la relacion oo tansformé en bilateral, coincidiendo el papel de garante y obligado en el Es- tado, adecuindose asi la estructuza del derechos al contenido que el ideario libe- ral les otorg6. Con ello, las declaraciones liberales de derecho, reaccionsarias ante la monarquia, configuran un elenco de facultades que garantizan al ser humano una 494 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino —consecuentemente— i ‘— de solidaridad qu a a ae © _ tercera generacién de derechos humanog Po’ /# segunda y Claro esté que esta conce Jetivos y fandamentales ha sido rece con la superacién terior surgimiento que la fiuncién de arse exclusivamente desde las ‘ MonresQuiru Para refor- le que los titulares de los derechos en Bik ft i i Para que ésta impida el menoscabo " o 2 esta evolucién, entonces donde erechos humanos de segunda y tercera como verdaderos dere seth ee cae: Settthos subjetivos fiundamentales reconocides en particular, ep we mente ¥ tutelados.¥ el derecho al amb fH ee Ft ews vollo desde la Constitucién de 1833 4 I, le , resulta : ene y tutela ?, un paradigma de tal reconocimiento Juego accionen ante Ja justicia en el régimen argentino generacion se presentan los serie de derechos cur ines blico. Bl problema de e: ct con el advenimie: ere’ 6: fo : SS tan st ta derechos econdmicos, socials ee facie a owes ane eet ZusAMent su papel de annie en fom diferencinds pleoamenes apleabie at eee? tar obligads. En nuestra opinion ene neue ee nea a lel derecho subjetivo al ambiente, donde I cho objetivo en la que el interesado se presents cone, un mero «administrado» aA responsable di 6 ‘ado» ante la Ad 6 la Administracién umn : responsable de la aplicacié ea ‘ plicacién de las Bas ambientales, es una relacién donde el int. resado puede exigir a la Autori- fan en la mate- que gara Fa agerantice el cumplimiento de las obligaciones que pres ae ane integran la comunidad y el Gobizing ie SAV, Daniel, «Constitucién y Ambien ie. ¢ettibler, en ‘hom y Ambiente en el marco del 5 2G sadly arco del desarr Buenos Aires, 2000 oe Sut, Juan, Ambiente, Derecho y Sines . i » 2000, p. 73. Amava Navas, Oscar Dario, «Ey lad, La Ley, Abies \ 8, Oscar Dario, as teh a en de un ambiente sano © echo - : ieee Juridica del ip ae Doan mnstitucional oe Derecho del Medio Ambiente, tomo IV, Univenided Fenn olombia, Bogoré, 2003, 14 : | Universidad Externado de ~ Lioret, Juan, «Hasta y vista de Derecho Ambiental, Le era el poder pix desde un derecho humano al ambient sano», Re- ‘erecho humane lente sar 7 imtal, Lexis Nexis, Buenos Aires, n.° 6, abi junio de 2006, 495, EL derecho hitmano al ambiente en Argentina II. Elreconocimiento del derecho al ambiente en Argentina Hemos referido en Ia introduccién de este comentario que el reconocimiento del derecho al ambiente presenté en Argentina un desarrollo evolutivo que culminé con su proteccién constitucional. Sin embargo, en un comienzo la existencia de un derecho a un ambiente determinado no era una cuestién clara, sino —mas bien— se denegaba tal prerrogativa humana ante la inexistencia de un régimen normativo expreso. En este contexto, quienes negaban la existencia de un derecho —juridicamente tutelable— a un ambiente que correspondiera a los hombres por su calidad de tal, partian de la clasica distincién entre derecho subjetivo, interés legitimo ¢ interés simple, para sostener luego que el cumplimiento de las normas de proteccién ambiental era un imperativo del derecho objetivo que no importaba un de- recho ni un interés legitimo titularizado por la generalidad de los individuos, y por ello esas personas carecian de accién judicial para reclamar ante perjuicios ambientales. A lo sumo, ostentaban en estos casos un interés simple que les habilitaba tinicamente a denunciar la ilegalidad ante la autoridad administrativa competente “, autoridad que las mas de las veces era responsable —por accién u omisi6n— del menoscabo que generaba el reclamo. p.151, en cambio, sostiene que el derecho al ambiente no encuadra en Ja categoria de derecho subjetivo por la particularidad de asumir una estructura de derecho deber. Sin perjuicio de esta opinion, consideramos que la inclusién entre los mil tiples sujetos pasivos al mismisimo sujeto activo no exeluye la posibilidad de que nos encontremos ante un derecho subjetivo; ello por la especial naturaleza colec- tiva del derecho al ambiente —que analizaremos més adelante—, donde cada per sona es acteedora del resto de la comunidad y a la vez —en cuanto integrante de esa comunidad— esti obligada ante cada uno de los restantes individuos que la conforma, lo que genera en realidad muiiltiples relaciones y miiltiples derechos sub- jetivos que se entrecruzan en la Hamada incidencia colectiva o difus 1 Bipaur Campos, Germain, «lntereses difusos y medio ambiente», El Derecho, tomo 123, p. 538, afirms inicialmente en este sentido que los intereses difursos ca~ recian de recepcién en el Derecho argentino, postura que aleeraré con a ulterior evolucién normativa, En este sentido, MarienHor, Miguel, «Delfines o toninas y i6n popular», EI Derecho, 23/08/1983. 496 ic Mauricio Pinto ¥ Mébnica Marcela Andino Es claro i que en el siglo xix, ci 3 cuando se conforméd = : XIX, ¢ formé el & Pe 0, el resguardo del equilibrio €cosistémico que ea ne ‘oma que contiene al ser humano no estaba e los eee del nuevo orden republicano | 1 co caben dudas e: ‘ ieee foto aque A Pensamiento juridico de tal mo. ente estuvo imbuido en el it i ate f mare. a caracterizante de las ideas liberales de la €poca mee ar debe presentar A, nla mente de - Sin embargo, tampo- al enumeracién i : ‘a no Im id otros derechos fumdamentales soci Boe aspecto —siguiendo la fi la fuente constituci _ ‘ \ stitucional nort. ee ‘ ‘eamericana— op Pe Previsto en el articulo 33 de la Constitucién N a ' ie - 4 Ls “ os . a que dejo abierta la posibilidad al reconocimiento = derecl rechos no enumerados en el texto de la Carta Mann “© OT la Carta Magna. Sin embargo, claro esti que todo eb s Proceso de reconecimient one aeals ts Gems conlleva una evolucién, primero en i aoe ani ¥ 1 elacién con las necesidades de las personas, y Inego mundo faridiee Gon culeel aue importa modificar l formalidad de cure que las necesidades del hombre no son estitt. cas en Ta historia, y las necesidades sociales an Ilevado ce nte is necesidades social les han Ievado a wu la ‘ado a una constant SuupEnos, Felipe, «C . . constitucional de la vein es Nacional y Medio Ambiente, en Dereh ; 4 en Derecho on gl Instituto Argentino de Es , s yialltine Mec tee le Estudios C ees Mendoes, 1995, sostiene en cambio que el tema no eeané «en «Padres Fi sscapo a la c- Constinicion es detada span meng ov ats ello en: sgn el reimbulo articulo 19 CN, ta relatividad que tape etd &] orden piiblico que impone ! oN, idad que impo: 2 oS ect porta el ejercicio de | k ilementrie ee Oe : Jos derechos < dhusdidete beg 14 y 28 CN), la clusula badl del articul DONE SU bresperidad del antiguo articulo 67, inc. 16, CN. 033 CN y la in ejemplo en es eee genting El pang iit® les principales fandadores del orden contusion fe 8 cipio y el fin, pues, del derech eaiity Het cmenanchonne + Pues, del derecho es el bien en si, la realizacié est eA aLY fl motivo que nos hace seguir el derecho «la baie ce tL ata on concibe inmediatamente de proceder conforme al bien Heoten ee fe en este = See ues bien absoluto se hace conocer en ellas, cont |: ae » Juan, Fragmento Preliminar al Estudio del Dercho, Libreris ta i SITISTASAT , Libreria Hachette, Buenos Aires, 1955, re: esi » Teimpiesion del text. oe cI texto original editado en 1837 por la Imprenta de In El derecho humano al ambiente en Argentina 497 evolucién de los valores que —instrumentados normativamente— conforman la dignidad humana que tutela el orden normative. Desde el punto de vista axioldgico, en el ultimo tercio del siglo pasado tomé trascendencia la percepcién de una crisis en el para- digma de desarrollo y sus consecuencias sobre el entorne y consi- guientemente sobre quienes habitan ese entorno, preocupacién que fue tomando distintas formas sociales que, como grupos de interés, presionaron sobre las instituciones responsables de la politica que informa al sistema juridico. Este fendmeno, manifestado universal- mente, no esto ausente en la particularidad argentina. Es asi como en un contexto ideolégico con estos nuevos ele- mentos el derecho a un ambiente sano comenz6 a ser esbozado en distintas manifestaciones sociales, tanto ciudadanas'® y politicas'’, como académicas ¢ incluso juridicas. Desde la doctrina juridica, tempranamente el maestro Guillermo Cano propiciaba desde principios de la década de 1970 «el recono- cimiento o legitimacién de la calidad de obrar, esto es, del derecho de accionar judicial o administrativamente a entidades civicas 0 a cualquiera del pueblo, en interés de la proteccién ambientab, lo que «parece ser un instrumento indispensable pata contribuir a la efectiva aplicacién de la legislacién ambiental. El tema (...) se centra alrededor de la naturaleza del derecho o interés legitimo lesiona- do que permita accionar en justicia; «En mi opinién —de lege ferenda— los siguientes deberian ser algunos de los principios del derecho ambiental interno: (...) e) para reconocer titulo para mover 6 El rechazo al modelo de desarrollo de la época generd diversas manifesta~ ciones sociales a partir de la década de 1960, conforme resefia Vals, Mario Fran- cisco, Manual de Derecho Ambiental, Ugerman, Buenos Aires, 2001, p. 79. "7 Por ejemplo, el documento del ex Presidente Juan Domingo Peron, «Men- saje ambiental a los pueblos y gobiernos de mundo», del 21 de febrero de 1972, reproducido en Revista Ambiente y Recursos Naturales, FARN, vol. 1, n.° 1, Buenos ‘Aires, enero-marzo de 1984, p. 107. También puede destacarse, como otro ejemplo, la expresin politica que importa la participacién argentina en la Declaracién de Estocolmo, aprobada por la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Ambiente Hamano el 16 de junio de 1972, cuyo principio 1 es explicito en relacién a que corresponde al hombre us detecho-deber fundamental al disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que permita llevar una vida digna y gozar de bienestar. 498 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino accion protectora o resarcitoria de los derechos ambientales, no de~ beria ser requerida la prueba de una lesién individualmente sufrida © esperada, debiendo bastar la del dafio objetivo al entorno como bien de disfrute colectivo» '. Sin embargo, como no resulta extrafio a la institucionalidad argentina ”, correspondié a la justicia brindar efectividad real a tal prerrogativa que no era contemplada expresa o claramente en el ordenamiento legal. Fue la temprana evolucién de los pronuncia~ mientos judiciales los que tutelaron inicialmente el derecho a un ambiente sano en el marco de los hoy consolidados principios de prevencién y precauci6n. Naturalmente esta innovacién judicial, tirante con las categorias tradicionales con que el Derecho tutelaba los intereses bajo un sis- tema normativo nacido segiin los valores liberales de la burguesia, no se produjo sin tensiones ni resistencias. La jurisprudencia” y res- ® Cano, Guillermo, «lntroduccién al derecho y Administracién Ambientales Argentinos», en Documentos de Trabajo — 1% Jornadas Argentinas de Derecho y Ad- mintstracién Ambientales, Asociacién para la Proteccin del Ambiente, Buenos Aires, 15-17 de abril de 1974, pp. 18 y 28. En igual sentido, ver versiones de este trabajo publicadas en revista La Ley del 11/12/74, y en su tomo 154, 1974, p. 914. * En el fallo del 4.° Juzgado Civil, Comercial y Minas de Mendoza, in re, «Morales, Victor H., y Rinaldi, J. J. c/ Provincia de Mendoza p/ Accién de Am- paro», sentencia del 2 de octubre de 1986, publicada en Revista El Derecho, Bue~ nos Aires, tomo 123, p. 539, el mismo sentenciante equipara el acudir a Ja via del amparo para brindar proteccién a los intereses colectives e impedir que la accién u omisién del Estado haga ilusoria la efectividad de las garantias constitucionales con la recepcién pretoriana del instituto genérico del ampato que hizo en su mo= mento la Corte Suprema de la Nacién, adelantindose a un régimen legal espect- fico mediante el apoyo normativo en él texto constitucional. ™ Por ejemplo, el juez Adolfo Guido Lavalle, titular del Juzgado naim.5 de Primera Instancia Federal Contencioso-Administrativo, resolvié en marzo de 1982 rechazar la accién de amparo intentada por Alberto Kattan que cuestionaba el es- tablecimiento de una planta de sacrificio y procesamiento de pingiiinos, por en= tender que el deber de proteger Ia fauna que la Ley 22.421 establece para todos los habitantes del pais se limita a un interés simple, y por ello no genera accién judicial, Igualmente, la Cémara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala D, in 1¢, «Quesada Ricardo c/Municipalidad de Buenos Aires», sentencia del 22 de agosto de 1980, publicada en Revista La Ley, tomo 1980-D, p. 130, revocé una senten- cia de primera instancia que habia sido favorable al reconocimiento de la legiti~ macion para reclamar aspectos vinculados a la calidad ambiental. El derecho husmano al ambiente en Argentina 499 petable doctrina”! se mostraron inicialmente reticentes a reconocer legitimacién para accionar cn defensa del equilibrio ambiental. El cambio jurisprudencial se produjo a partir de un trascendente pronunciamiento” que hizo lugar a una pretensién instada ante las autoridades judiciales por el mismo Alberto Karran® en el céle- bre caso de’ las toninas overas. A partir de este fallo se producivia un movimiento jurisprudencial notorio en cuanto a la proteccién del derecho a un ambiente sano y equilibrado, movimiento que se complementarfa con diversos desarrollos normativos. IV. Los argumentos de la jurisprudencia argentina tuitiva del derecho al ambiente Durante la década de 1980, la jurisprudencia que comenz6 a re- conocer la existencia de un derecho tutelable en materia ambiental fue surgiendo paulatinamente. En este desarrollo, se produjeron al- gunos antecedentes donde se reconocié legitimacién para reclamar, aunque a veces sin una resolucién definitiva favorable a tal preten- sin. Aun asi, y desde la perspectiva evolutiva que nos interesa resal- tar, es decir, el progresivo reconocimiento de um derecho tutelable en materia ambiental, todos ellos importaron aportes significativos a la cuestion. Asi, por ejemplo, en «Quesada Ricardo ¢/ Municipalidad de Buenos Aires» el fallo de primera instancia reconocié legitimacién aun ciuidadano para cuestionar una tala arbérea en una Plaza puibli- ca bajo el argumento que afectaba el derecho a «vivir en una ciudad 2 Bg el caso, por ejemplo, de Maritnnio#, Miguel, «Delfines toninas y ac~ cién popular, EI Derecho, 23/08/1983. : % Juzgado nim. 2 de Primera Instancia Federal Contencioso-Administrativo, in re, «Kattan, A. B., y otros c. Gobierno Nacional (Poder Ejecutivo)», sentencia del 10 de mayo de 1983, publicada en La Ley, tomo 1983-D, p. 576. ® En todo anilisis del reconocimiento del derecho al ambiente en Argentina no puede dejar de atenderse el destacado papel que jugé este jurista, quien em- prendié numerosas acciones judiciales en la materia, y justamente fue esta Tabor la que facilité la actividad judicial que desembocé en la actualizacién de Ja jurispru- dencia y del pensamiento juridico de la época % Camara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala D, sentencia del 22 de agosto de 1980, ob, cit. 500 i Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino habitable, oxigenada», prohibiéndose al municipio continuar con tal aecividad, E] fundamento del juzgador se apoyd en lo ce Re es de # Constitucién Nacional”, entendiendo oni d Osta facultado para ejercer acciones implicitas berania del pueblo. Posteriormente, en segunda instancia la Camara actuante revocé el fallo por entender que no existia en el Bo Beacion de un derecho de rango constitucional, conside- ee no existia acreditacién de una ilegalidad en el actuar _ Sin embargo, parafiaseando a Cano, el verdadero hito en | historia del Derecho Ambiental argentino resulté «Katta "AE | otros c/ Gobierno Nacional (Poder Ejecutivo)s?® donde ante an reclamo realizado por un ciudadano que cuestionaba una autorins. cién gubernamental para la caza de 14 toninas overas tn eétiidies del impacto de tal practica— el juez Oscar Garabn Funes saulo las autorizaciones de pescas otorgadas. En sus iisideracione nl Juzgador entiende que «la legislacién tiene previsto el casey ex todo caso, considero que debe reconocerse a los actores el dere, cho a accionar como uno de Jos derechos implicitos que prevé el articulo 33 de la Constitucién Nacional (considerando 6); pam reafirmar luego: «considero que el derecho de todo habitente a sua no modifiquen su habitat constituye —ya lo adelanté— un dk : cnn subjetivo. En efecto, la destruccién, moilificacion o alteracion de un €cosistema interesa a cada individuo; defender su habitat canst Tami modo de ver— una necesdit! 0 conveniencia de cued menoscabo, con independencia de que otros miembros d i comnidd no lo comprendan ai y soporte os perjticios sin ntar defensas. Si se altera el aire que se respira, el 1 bebe 0 la comida que se ingiere, el afeetado dinete 7 cade cna dl ® Artic ci i: Scout ne 2a CN: she Principios, garantias y derechos reconocidos en los a culos no podran ser alt J antes P erados por las leyes que reglamenten su ejer- Artic CN: ec a cau 33 CN: «Las declaraciones, derechos y garantias que enumera la Sonstitucién no serin entendidos como negacié : egacién de otros derech f iS n os y_garantias enumerados, pero que nacen del principio de la soberanta del pectle » de I forma republicana de gobierno». aa a ss Jarzado niin. 2 de Primera Instancia Federal Contencioso-Administrativo, in re, ‘a c. Gobi ti ; / » «Kattan, A. E., y otros c. Gobierno Nacional (Poder Bjecutivo)», s del 10 de mayo de 1983, ob. cit. aa E! derecho humano al ambiente en Argentina 501 los potenciales perjudicados. Si la biosfera se modifica, cada perso- na vera alterada su forma de vivir, su existencia estaré amenazada © reducida; no se trata de nccesidades © conveniencias piiblicas, se trata de cada vida afectada y de quienes dependen de esta persona» (considerando 18). Posteriormente, en dos andlogos pronunciamientos del juez Mauricio Obarrio en las causas «Kattan, Alberto E. c/ Estado Na- cional (Secretaria de Agricultura y Ganaderia) s/ venta de agroqui- mico 2.4.5-T»”’ y «Kattan, Alberto E. c/ Comité Federal de Radio- difusion s/ revocacién de autorizacién a la publicidad del tabaco»**, se entendid que «este delicado tema debe decidirse a la luz de lo que norma el articulo 33 de la Constitucién Nacional en cuanto dispone que las declaraciones, derechos y garantias que enumera Ja Ley Fundamental, no seri entendido como negacién de otros de- rechos y garantias no enumerados, pero que nacen del principio de la soberania del pueblo y de la forma republicana de gobierno. Esta norma recuerda un principio fundamental, cual es aquel que ad- vierte que el pueblo es soberano; de alli que no pueda negérsele el derecho a accionar y defender las condiciones de vida, cuando éstas se ven amenazadas por hechos que puedan poner en peligro a la salud de las personas 0 al ambiente en que se desempefian. El slo peligro o posibilidad de que se desencadenen procesos de adquisi- cién de enfermedades que disminuyan la plenitud de la salud habi~ lita la legitimatio ad causam activa a favor de cualquier habitante del entorno ambiental, alcanzado por los efectos de un producto que circula libremente en el comercio. Es aqui indispensable poner en claro que el actor no acciona aqui como administrado, sino como » Juzgado Federal en Jo Contencioso-Administrativo de Ia Capital Fede- ral, auto del 21 de noviembre de 1983, publicado en Revista Ambiente y Recursos Naturales, vol. [, n.° 1, La Ley, Buenos Aires, eero-marzo de 1984, p. 57. En esta causa se procuraba la revocacién de la autorizacién para el trifico de Triclorofe- nolacetico que permitia la reglamentacién vigente, por ser dicho producto no- civo a los ecosistemas, % Juzgndo Federal en lo Contencioso-Administrativo de la Capital Federal, auto del 5 de noviembre de 1985, publicado en Revista Ambiente y Recursos Natu- rales, vol, II, n.° 4, La Ley, Buenos Aires, octubre-diciembre de 1985, p. 8. En esta causa se procuraba la revocacién de todo acto de la demandada que permitiera la publicidad del tabaco por ser dicho producto la principal causa de muerte evita- ble en la civilizacién contemporinea. 502 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino titular de derechos humanos que son inherentes a su condicién de tal, y que no han sido delegados a quienes los deban representar en las funciones de gobierno; de modo tal que no pueda argumentarse contra su legitimacién lo que dispone el articulo 22 de la Consti- tucion Nacional, en cuanto establece que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus Tepresentantes». A sartir de este razonamiento el juzgador hizo lugar a Ja precautoria solicitada. En «Morales, Victor H. y Rinaldi, J. J. c/ Provincia de Mendoza P/ Accién de Amparo»® se sostavo que «el derecho a vivir en un ambiente sano y equilibrado es un atributo fundamental de los in- dividuos, Toda agresion al medio ambiente se traduce, ¢ la postre, en tna amenaza a Ja vida misma, a la integridad psicofisica del hombre que se sustenta en el equilibrio ecoldgico, atributos aquéllos integra— Bvos del orden juridico fundamental que contiene una enumeracion no clausa de los derechos personalisimos (art. 33 de le EN). ¢(...) EI decreto impugnado por los accionistas ordena el levantamiento de la veda deportiva en la Laguna de Llancanelo sin el previo e in- dispensable estudio acerca del impacto ambiental, segiin se vera mis adelante. Tal medida nos coloca a juzgar por la prueba rendida ¥ que més adelante se analizari— frente a la probabilidad cierta de ln degradacién del entorno y del empobrecimiento de los recursos naturales. Esto compromete consecuentemente en forma directa la calidad de la vida de los habitantes. Desde esta Optica, ia tutela del ambiente coincide con la proteccién al equilibrio psicofisico del hombre y, como tal debe considerarse garantizada corstitucional- mente (art. 33 de la CN)». Otto destacable caso results , 1.02/10 re, «Ce i tomo 1978-III, p.321 a ee ales Hiccat Juan, y BrRIZONCE, Roberto, «La defensa de los MORELLO, A , Juan, intereses difusos», JA, tomo Agee, hoes GB top uta ® REAL ACADEMIA EsPaNoua, 7 Cs 2001. —_ oN ere Horacio, Derecho Ambiental Constituctonal, Santa Fe, 2004, p. 50. 22. ed., Espasa Rubinzal-Culzoni, 508 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino Con esto, la pretension ambiental como interés difuso fue sos- tenida progresivamente por la generalidad de la doctrina —con su correlato jurisprudencial, como hemos visto— como una verdaclera prerrogativa exigible por todas las personas que pueden ser afectadas por una afeccién al entorno, con lo que su jerarquizacién como derecho tutelable se consolidé y adquitié claridad conceptual, ex. pandiendo la legitimacién para su proteccién jurisdiccional como una consecuencia légica, En esta linea, las Novenas Jornadas Nacionales de Derecho Civil, celebradas en Mar del Plata entre el 10 y 13 de noviembre de 1983, resolvieron que el derecho a la preservacién ambiental era una de Jas garantias implicitas en el articulo 33 de la Constitucién Nacio- nal, y recomendaron legitimacién para hacerlas efectivas a cada uno de los miembros de la comunidad“, Posiblemente el trasfondo de esta evolucion se refleja en las Palabras de Dori: «La concepcién puramente formalista ha plu- ralizado las situaciones subjetivas. Ha hecho de las libertades varios derechos subjetivos, fuertes y débiles y hasta les ha dado distintos nombres: derecho subjetivo propiamente dicho, interés legitimo general, interés legitimo especial, interés simple, interés difuso. Ta- les categorias juridicas de situaciones subjetivas, que fraccionan la libertad pablica en diversos modelos juridicos operatives (de mis a menos o de menos a nada) segiin la pretension y el aleance de lo reclamable, nacen de uma interpretacién restrictiva que hace primar erréneamente la voluntad del legislador, quien ha inventado las Categorias juridicas de derecho subjetivo, intereses legitimo, simple ¥ difuso, por encima de la voluntad primaria del constituyente que * Como ejemplo de esta linea de pensamiento puede consultarse Monretio, Augusto; Hrrrers, Juan Carlos, y Berizonce, Roberto Omiat, «La defensa de los Intereses difasoss, en Revista Jurisprudencia Argentina, tomo 19821V, pp. 700 y ss.; Greco, Carlos Manuel, «Ensayo preliminar sobre los denominados intereses de fusos © colectivos y su proteccién judicial, revista juridica La Ley, Buenos Aires, tomo 1984-B, p. 865. Cano, Guillermo, «El orden piblico ambiental, revista jue Mdlica La Ley, tomo 1979-A, p. 224, Jonadas Cientificas de la Magistratura Ar- gentina, Parand, 1986, Carranza, Jorge, «La proteccién juridica del medio ambiente y la res Ponsabilidad por datio ecolégico de las IX Jornadas Nacionales de Derecho Ci. vil (Mar del Plata, 10 a 13 de noviembre de 1983)», revista juridica La Ley, Bue~ nos Aires, 1984-A, p. 1062. i 509 El derecho humano al ambiente en Argentina H ablicas. Pretendemos iti 4as politicas: libertades publicas. instituido las categorias po peel pee es eel derecho subjetivo sea todo y siempre. I retendemios wn se do de derecho que consagre libertades piiblicas y aus goanee con ar di cesales i edios prot eguri celeridad su tutela por m: : ies ee la realidad concreta la fuerza potencial ue aducir ; fe individu, que para la politica se lama libertad, y para el i : ” derecho subjetivo»”’. rie c acién po- La Reforma Constitucional de 1994 —como fa anreneLen it a expresa del derecho al ambiente , al igual que sitiv: el constitucio} no y e( rovin! ran fin a cualquier cl ovincial, daran fi de ionalismo y derecho p i to doctrinario sobre la existencia de la prerrogativa cuestionamien er de toda persona a un ambiente sano y equilibrado. a tinction sliGene VI. Su primera evoluci6n en el constitucionalism y derecho publico provincial i j i cretaban en La delimitacién que la doctrina y jurisprudencia conc! i las perso- ‘én al derecho que al ambiente corresponde a todas las p 7 i incial que regulaba el i6 el sistema normativo provi ait ee ado reses ambientales, tanto aeceso a la jurisdiccién para tutelar los inte a nivel legal como constitucional*®*. — quia legal, la Provincia de Santa Fe eed i Jaba una accién judicial contra cu: de una autoridad sce rovincial, municipal o comunal o de ects: ° Personas wee = ejercicio de funciones publicas, que, violando isp pro orden administrativo local, lesionaran intereses simp! Con jerar Ley 10000, en la que se regut: quier decisién, acto u omisién istratit . Buenos Aires, # Drom, Roberto, Derecho Administrative, Cindad Argentina, 1994, p. 336, / La Repiblica Argentina presenta un régimen i la Nacion dos locales preexistentes que, al constituir Ta ae : cie reses comuines y se reserva ele ‘ederal ciertos inte * pee vo delgado expresamente, manteniendo en este exgueia 8 op is mytonam cine forme el artic : contexto es que con! Sons Estados partes. En este Sf a Bde nego add Nacional de 1853 (eeformada en 1994) cada poesia Sela ey Con blicano, de acu id resentativo repul , - cién bajo el sistema rept ul : ean os oa a tiles garantias de la Constitucién Nacional y que = reas cl éei i acién primaria. tiunisteacién de justicia, su régimen municipal, y la educaci6n p: federal conformado por Esta- en 1853, delegaron en el Es J ejercicio de todo poder 510 te i Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andij los habitantes de la Provincia en la tutela de la salud piiblica, en la conservacion de la fauna, de la flora y del paisgje, en la proteccion del medio ambiente, en la preservacién del patrimonio,historico, cultural y artistico, en la correcta comercializacién de mereadedi a la poblacié i Eeaeeen y, en general, en la defensa de valores similares de la Si bien esta norma no reconoce en forma expresa el derecho al ambiente, regula un instituto de proteccién que sélo puede e1 tenderse en el marco del reconocimiiento de tal derecho. Posteriotl mente, en 1999, por Ley 11717 refiere expresamente al ederecho irrenunciable de toda persona a gozar de un ambiente saludable ecolégicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida y la dignidad del ser humano» [art. 1, inc, b)]. “a La legislacion de la Provincia de San Juan en 1990 establecié por Ley 6006 un procedimiento judicial para la proteccién de | intereses difisos y derechos colectivos, considerando entre las situs. ciones tutelables mediante acciones de proteccion o teparacién en especie «al medio ambiente, a la conservacién del equilibrio ecole. gico, los valores estéticos, historicos, urbanisticos,artisicos, arquitec. énicos, arqueclogicos y paisaisicoss fart. 1,inc 1). La Provincia de Mendoza en 1992 dictd ; N licté la Ley 5961, donde expresa que «los habitantes de la Provincia de Mendoza tienen de recho a gozar de un ambiente sano y ecolégicamente equilibrado» fart.5, inc. d), estableciéndose en su Titulo TV un procedimiento para la defensa jurisdiccional del ambiente. Ta Ley 1352 de la Provincia de La Pampa (14/11/1991) regula un «Procedimiento de Amparo para la proteccién de los ‘ieee difasos 0 derechos colectivos», fijando una legitimacién amplia en materia ambiental que abarca incluso a todo particular fe reel me en nombre de un interés colectivo (art. 7). ie La Ley 2779 de la Provincia de Rio Negro (23/05/1994) regula el procedimiento para el ejercicio del amparo para la «Proteccion de los intereses difusos y/o derechos colectivoss. Esta Ley contiene disposiciones similares a las de la Ley de la Provincia de La Pampa, pot lo que se hace extensible al caso lo sefialado para aquélla, 4 ep eee mero constitucional en los Estados provinciales del lerecho en analisis comenzé en 1986. Ese afio las Provincias de San El derecho humano al ambiente en Argentina Siti Juan”, Jujuy®, La Rioja® y Salta® modificaron sus cartas magnas en reconocimiento del derecho al ambiente ™. En 1987 siguieron esta tendencia Cérdoba®™ y San Luis; en 1988, Rio Negro™; en 1990, Tucuman”; en 1991, Tierra del Fuc~ go™ y Formosa’. ® gArticulo 58° Los habitantes tienen derecho a un ambiente humano de vida salubre y ecolégicamente equilibrado y el deber de conservarlo, (...) Toda persona puede pedir por accién de amparo Ia cesacién de Tas casas de Ia viols- cién de estos derechos». 30 «Articulo 22.° ‘Todos los habitantes de la Provincia tienen el derecho a gorar de un medio ambiente sano y ecolégicamente equilibrado, asi como el de~ ber de defenderlo». A su vez, el articulo 43.3 dispone que (Toda persona tiene, ademds, los siguientes deberes: 5. de evitar la contaminacién ambiental y participar en la defensa ecolégicas. A su vez, el articulo 41 regula la accién de amparo para garantizar el ejercicio de los derechos reconocidos constitucionalmente, | «Articulo 66. Los habitantes tienen derecho a un ambiente de vida salu- bre y ecolégicamente equilibrado y el deber de conservarlo, (..) Cualquier per- sona puede pedir por accién de amparo la cesacién de las causas de Ia violaci6n de estos derechos». 3 gArticulo 30, Todos tienen el deber de conservar el medio ambiente equi- librado y armonioso, asi como el derecho a disfiutarlo. Los poderes pblicos de- fienden y resguardan el medio ambiente en procura de mejorar la calidad de vida, previenen la contaminacién ambiental y sancionan las conductas contrarian». «At ticulo 86. (..) El ejercicio de los derechos subjetivos y de las garantias expecificas, reconocidos 0 declarados en esta Constituci6n a favor de las personas fisicas o ju- Hidicas o de un grupo de ellas, se asegura también mediante las garantias genéri- cas del amparo, hibeas corpus y la proteccién de Jos intereses difusosr. Esta Cons timcién, modificada en 1988, regula en los articulos 87 y 91 la accién de amparo y la proteccién de los Hamados intereses difusos. 3 En 1986 también modificé su carta la Provincia de Santiago del Estero, aunque su texto fie mis tibio que el de las restantes: «Articulo 30. Es deber de todo habitante (..) evitar la contaminacién ambiental y participar en Ia defensa ecolégicay. Adin mis tibia fue la modificacién de la Constituci6n de Catamarca en 1988, donde a pesar de abordar la problemética ambiental su texto expreso no da pie a la subjetivizacién del derecho al ambiente. St «Articulo 66. ‘Toda persona tiene derecho a gozar de un medio ambiente sano. Este derecho comprende el de vivir en un ambiente Aisico y social libre de fac~ tores nocives para la salud, a Ja conservacion de los recursos naturales y culturales y 4 Jos valores estéticos que permitan asentamientos humanos dignos, y la preserva~ cién de la flora y la fiumav. «Articulo 48, Siempre que en forma actual o inminente se restrinjan, alteren, amenacen © lesionen, con arbitrariedad 0 ilegalidad manifi- (Notas 55 a 59 en pag. sig) 512 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino En el contexto ideolégico~juridico que potencié la reforma de la Constitucin argentina que analizaremos infia, luego de la Convencion Constituyente nacional de 1994, el derecho al ambiente se contem- plo en las Constituciones provinciales de Chaco (1994), Chubut®! esta, derechos 0 garantias reconocidos por esta Constitucién o por la Constitucién Nacional, y no exista otra via pronta y eficaz para evitar un grave dafio, la persona afectada puede pedir el amparo a los jueces en la forma que determine la ley». % «Articulo 47. Los habitantes tienen derecho a un ambiente humano de vida salubre y ecolégicamente equilibrado y el deber de conservatlo. (...) Toda persona por accién de amparo puede pedir la cesacién de las causas de la vio- lacién de estos derechos.. % «Articulo 84. ‘Todos los habitantes tienen el derecho a gozar de un me- dio ambiente sano, libre de factores nocivos para la salud, y cl deber de preser- varlo y defenderlo...». «Articulo 85. (...) Los habitantes estin legitimados para ac- cionar ante las autoridades en defensa de los intereses ecolégicos reconocidos en esta Constitucién» % «Articulo 41. (...) Toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente sano ¥ equilibrado, asi como el deber de preservarlo y defenderlo en provecho de las generaciones presentes y futuras. (...) Dentzo de la esfera de sus atribuciones la Provincia: 8.°) Garantizara el amparo judicial para la proteccién del ambiente». ® «Articulo 25. Todo habitante tiene derecho a gozar de un medio ambien te sano. Este derecho comprende el de vivir en un ambiente fisico y social libre de factores nocivos para la salud, la conservacién de los recursos naturales y culturales ¥ los valores estéticos que permitan asentamientos humanos dignos, y la preserva- cién de la flora y fauna», El articulo 43 regula la proteccién mediante el amparo de todo derecho o garantia reconocido constitucinalmente ® eArticulo 38. Todos los habitantes tienen derecho a vivir en un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona humana, asi como el deber de conservarlov «Articulo 38. Todos los habitantes de la Provincia tienen el derecho ina- lienable a vivir en un ambiente sano, equilibrado, sustentable y adecuado para el desarrollo humano, y a participar en las decisiones y gestiones publicas para pre- servarlo, asi como el deber de conservarlo y defenderlo. (...) Toda persona est’ le- gitimada para accionar ante autoridad jurisdiccional o administrativa en defensa y proteccién de los intereses ambientales y ecoldgicos reconocidos, explicita © im- plicitamente, por esta Constitucién y por las leyes». A su vez, al regular la accién de amparo el articulo 19 dispone que «... Esta accién también podré ser promovida por toda persona fisica o juridica, para la defensa de los derechos o intereses difir- 305 0 colectivos, los que protegen al ambiente, al usuario y al consumidor». | «Articulo 66. Todas las personas en la Provincia tienen los siguientes de- beres: 7. Evitar la contaminacién ambiental y participar en la defensa ecolégica» «Articulo 109, Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano que ase- gure la dignidad de su vida y su bienestar y el deber de su conservacién en de- fensa del interés comiin...». «Articulo 111. Todo habitante puede interponer accién El derecho humano al ambiente en Argentina 513 oe ires® (1994), Ciudad Autd- 1994), La Pampa® (1994), Buenos Aires® (1 if | - Oo ie Buenos Aires (1996), Santa Cruz’ (1998), Corrientes (2001/2007) y Neuquen®” (2006). de ampato para obtener de la autoridad judicial la adopcién de medidas pai: vas o correctivas, respecto de hechos producidos o previsibles que impliquen de- terioro del medio ambiente» ; ®@ «Articulo 18.2 Todos los habitantes tienen derecho a vivir en un ambiente sano y ecolégicamente equilibrado, y el deber de preservarloy. El articulo 17 regula la accién de amparo para asegurar todo derecho reconocido constitucionalmente. ¢Articulo 28. Los habitantes de la Provincia tienen el derecho a gozar de un ambiente sano y el deber de conservarlo y protegerlo en su provecho y en el de las generaciones futuras. (..) Toda persona fisica o juridica cuya accién w omi- in pueda degradar el ambiente est obligada a tomar codas las precaiciones part evitarlo». El articulo 20 regula Ja accién de amparo a efectos de proteger los de- : mocidos constitucionalmente. “ee ‘Asticulo 20. Se garantiza el derecho a la salud integral aque esti directa- mente vineulada con la satisfaccién de necesidades de alimentacién, vivienda, tra- bajo, educacién, vestido, cultura y ambientes. «Articulo 26. El ambiente es patri- monio comin. Toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente sano, asi como al deber de preservarlo y defenderlo en provecho de las generaciones presentes y faturas...». Al regular la accién de amparo, el artfeulo 14 seftala que Wa gitimados pata interpouerla cualquier habitante y las personas juridicas defenso- ras de derechos © intereses colectivos, cuando la accién se ejerza contra alguna forma de discriminacién, o en los casos en que se vean afectados derechos o in- tereses colectivos, como la proteccién del ambiente, del trabajo y la seguicad social, del patrimonio cultural ¢ histérico de la Ciudad, de Ja competencia, del el consumidor. cue 73. ‘Toda persona tendri derecho a disfrutar de un ambiente adecuado para su desarrollo personal. EI Estado y los particulares estarin ones dos al cuidado y a la preservacién del medio ambiente, asi como a una explo- tacién racional de los recursos naturales, para que las actividades productivas sa- tisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones i Por ley se reglardn las acciones tendientes a impediz toda agresion pads dio ambiente y se crearin los organismos a los que se encomendara Ja aplicacién s preceptos...r / ic “a eAticulo 49. Toda persona tiene el derecho a gozar de un ambiente sano y equilibrado y el deber de preservarlo para las generaciones presentes y fart “Articulo 52. Toda persona puede interponer la accién prevista en el articulo de esta Constitucién, en proteccién del ambiente © con el objeto de hacer cesar Jas actividades que en forma actual o inminente causen o puedan causar dafio ame biental, entendido como cualquier modificacién o alteracién negativa relevante al equilibro del ecosistema, los recursos, los bienes o valores colectivos...» ; (Nota 67 en pag. sig.) 514 Mauricio Pinto y Ménica Marcela Andino VII. Su reconocimiento constitucional expreso con alcance nacional (arts. 41 y 43 CN) Ta Constitucin argentina sancionada en 1853 no contemph- ba explicitamente el derecho al ambiente, aunque —como hemos visto— la jurisprudencia y doctrina supo encontrar tal prerrogativa implicita dentro de los llamados derechos no enumerados. En 1993, la Ley nacional 24309 declaré la necesidad de reforma constitucional, dando formal inicio a dicho proceso, y delimité las atribuciones que ostentaria la Convencién Constituyente. En este sentido, y asumiendo las exigencias que en materia ambiental habfa tenido que consumar la jurisprudencia y doctrina antes analizada, habilito a dicha Convencién a debatir y resolver sobre preservacion del medio ambiente (art. 3). La Convencién Constituyente discutié diversos Proyectos fun- dados en un despacho por la mayoria y en diversos despachos minoritarios. A pesar de estas divergencias, en todos los casos los despachos coincidian en sus respectivas propuestas de redaccién en el texto del futuro articulo en lo que hace al reconocimiento del derecho al ambiente. Claro esté que a pesar de dicha coincidencia, otros aspectos del articulado que delimitaban la conformacién de A" sArticulo 54, Toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente sano y equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades producti vas o de cualquier indole, satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras, asi como el deber de preservarlo, ‘Iodo habitante de la Provincia tiene derecho, a solo pedido, a recibir libremente informacion sobre el impacto que causen 0 pudieren causar sobre el ambiente actividades piblicas o Privadas». «Articulo 59. Toda persona afectada puede interponer accién expedita y ripida de amparo en las modilidades que se prevean cn la ley, siempre que no exista otro medio judicial mas idéneo que garantice una tutela judicial efectiva, contra todo acto u omisién de autoridades piblicas 0 de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere 0 amenace, con atbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos 0 garantias reconocidos por esta Constitucién, las leyes que en su consecuencia se dicten y la Constitucién Nacional. Podrin tam- bign interponer esta accién en lo relativo a los derechos colectivos, cualquier per- sona, el Defensor del Pueblo y las personas juridicas que propendan a esos fines» ‘* Convencién Nacional Constituyente, Diario de Sesiones, 13° Reunion, 3. Sesién Ordinaria, 20 de julio de 1994, p. 1605. i 15 El derecho humano al ambiente en Argentina 5 tal derecho no resultaron tan pacificos, como puede apreciarse rs las posiciones y expresiones que los convencionales realizaron a lo largo del debate. Asi, por ejemplo, las ideologias que presentaban una silt critica del antropocentrismo y las de mayor compromiso con fi solidaridad ambiental propiciaban un papel garante del Estado en ¢ aseguramiento del derecho al ambiente. En este sentido, el eae despacho por la minoria presentado por Schroder y otros —a ie que mantenia la generalidad del texto propuesto por la mayoria : los restantes aspectos proyectados en la materia— beens ane Estado, mds que proveer™, garantice la utilizacion acional C los recursos naturales, la educacién ambiental, la proteccién de las ae pecies que configuran la flora y fauna silvestres contra lies oer “ que lleven a su depredacién, el patrimonio natural y cultur. ay la diversidad genética, precautelando el interés nacional y el derecho a obtener y recibir informacién adecuada. Al fundar esta postura el convencional Shroder introdujo re- flexiones sobre la necesidad de asociar la libertad a una Fon sabilidad social para corregir el despropésito de la Humani 7 lo que exigia reemplazar la visién del «desarrollo humano» por : del «desarrollo sustentabler en cuanto el eje ecosistémica no ae hombre. Con esta base de pensamiento, sostendra que el Esta 2 no debe proveer sino garantizar lo ambiental, ya que ce noe asegurar a los ciudadanos el ejercicio del derecho, sino oe ‘ : acciones que no son definitivas””. Esta postura sera reafirma\ ‘ lueg por otros convencionales como Cafiero, Barcesat, Martinez Llano y el mismo Shroder”, los que pondrin énfasis en que proveer limita la actividad estatal a disponer los medios para satisfacer lo que se procura, pero no asegura un resultado tutelar. © Bl texto aprobado, muy similar al despacho de Ja mayoria, esablece que «Las autoridades proveerin a hi proteccién de este derecho, a la iis sti nal de los recursos nacurales, a Ja preservacién del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biol6gica y a la informacin y educacién ambientales». stcamtin 7 Convencién Nacional Constituyente, a de Sesiones, 13." Reunién, * Sesi6 i de julio de 1994, pp. 1626 y ss ; ° APG neces Wacoal ees Diario de Sesiones, 14.* Reunién, 3.8 Sesion Ordinaria, 21 de julio de 1994, pp. 1790, 1793, 1794 y 1795, respecti- vamente. 516 i Mauricio Pinto y Mébnica Marcela Andino Como contraparte, las posturas que colocaban al hombre como elemento base de la discusién o con ideales liberales que imponi. un limite al papel intervensionista estatal no sdlo titer ar vision filos6fica distinta”, sino que consecuentes con esta vision impulsaron un derecho al ambiente encauzado en limites 1 a bles legalmente —como ocurre a = con la obligacién de recomponer aio ambiental «segiin Io establezca la ley»— y donde al Estado a aie _ orresponde una obligacién de medios en cuanto «provee» a la pro- teccién de este derecho. , __En definitiva, el articulo 41 del texto constitucional recogi6 un régimen que contempla que «lidos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrade, apto para el desarrollo humano y para las actividades productivas satisfagan las necesidades. presentes oe a meter las de las generaciones futuras; y tienen el deber de Pear dato ambiental generard prioritariamente la Nigacién de recon f, Seguin § p er obligacién di i et ‘ me is poner, segti ‘ 0 , A : Las autoridades proveerdn a la proteccién de este derecho, a la utili. cis e , ‘én ractonal de los recursos naturales, a la preservacion del patrimonio na: tural y cultural y de la dive ic rma ersidad bioldgica, y a la idit y e i6 rat Sgica, y informacibn y educacion Corresponde a la Nacién dictar las normas que contengan los presw- tps . ae 5 5 if Hs tos minimos de proteccién, y a las provincias, las necesarias para com plementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales. / Se sprahite el ingreso al territorio nacional de residuos actual 0 poten- cialmente peligrosos, y de los radiactivos». * Por ejemplo, la convencional Rou: cho mayoritario sostuvo que Io que se qui refiere a los equilibrios naturales del amb no ha tenido ninguna uer al findamentar la postura del despa- eve garantizar sno es una nocién que se ee ‘ente intangible, aquel donde cl hombre ne fi tendo ninguna actividad, Significa el equibrio de los ambientestansoe- mxior jombres, La convencional PrTiER sostuivo a su vez que «no se debs mm rm 00 se debe ae ir que fa proteccién del ambiente no tiene por finalidad el cuidado de la na. raleza en si mismo, sino el cuidado del hi dees digi : , ; jombre y el afianzami i an i C y el afianzamiento de su digni- & I, que impoue la satisfaccién de sus necesidadesy. Conf. Convencién Nacio I onstitun e, rl Sc , a 6 0 vaio oe yente, Diario de Sesiones, 13,' Reunién, 3.* Sesién Ordinaria, 20 de julic le 1994, pp. 1608 y 1613, respectivamente. —_—, El derecho humano al ambiente en Argentina 517 Junto con el reconocimiento expreso del derecho al ambiente en el texto constitucional, el articulo 437 de la Carta Magna re~ afirmé la efectiva proteccion jurisdiccional de tal derecho, al incluir lo «relative a los derechos que protegen al ambiente» dentro del ré- gimen de la accién expedita y ripida de amparo para la proteccién de los derechos y garantias constitucionales vulnerados. De este modo, los articulos 41 y 43 del nuevo texto de la Cons- titucién Nacional reconoce el derecho a un ambiente sano, equi- librado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; como también el consiguiente deber de preservarlo. Asi, la Repiblica Argentina se sumé a una tendencia presente en el Derecho Constitucional comparado™, dando lugar

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