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La constitución (I): estructura y caracteres de 1978

1. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA: ESTRUCTURA Y CARACTERES DE LA


CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978

Con carácter general, la Constitución es el texto normativo fundamental, “la ley de le- yes”,
cuya finalidad es regular el comportamiento político del Estado y de los órganos que lo
componen, estableciendo las normas por las que se gobierna el pueblo.

SÁNCHEZ AGESTA la define como: “norma escrita, codificada, de carácter supremo


dentro del ordenamiento y que sirve de base para la convivencia de los ciudadanos y los
poderes públicos”.

La “Carta Magna” supone una garantía contra cualquier extralimitación o abuso de los
poderes públicos, al proteger no sólo los derechos individuales sino también las libertades
públicas.

La actual Constitución Española es la primera que se consigue por “consenso” de las


fuerzas políticas que tenían entonces representación parlamentaria, y que posteriormente fue
aprobada en referéndum por abrumadora mayoría del pueblo español; pero su historia se
venía fraguando desde la proclamación de D. JUAN CARLOS I DE BORBÓN como Rey de
España, y una vez que se hubo superado el estancamiento que supuso el primer Gobierno
de la Monarquía presidido por Carlos ARIAS NAVARRO, al ser sustituido por Adolfo SUÁREZ,
quien con una innegable habilidad política, no exenta de riesgos ante los poderes fácticos del
régimen anterior, dio un espectacular impulso reformista a través de la Ley para la Reforma
Política de 4 de enero de 1977 (ya superada y derogada), que consiguió esta- blecer las bases
para el advenimiento de un sistema democrático, desembocando todo ello en las elecciones
generales del 15 de junio de 1977.

Así se llevó a cabo y, tras las citadas elecciones de 1977, y establecidas las Cortes
Generales que de ellas resultaron, se creó una Ponencia Constitucional (integrada por Ga-
briel CISNEROS LABORDA, Manuel FRAGA IRIBARNE, Miguel HERRERO y
RODRÍGUEZ DE MIÑÓN, Gregorio PECES-BARBA MARTÍNEZ, José-Pedro PÉREZ-
LLORCA y RODRIGO, Miguel

ROCA JUNYENT y Jorge SOLÉ TURA), con la exclusiva finalidad de redactar un proyecto
de Constitución. Después de las correspondientes fases de elaboración y estudio,
previamente en el Congreso y luego en el Senado, se terminaron los trabajos del proyecto
de ley consti- tucional, y el 31 de octubre de 1978, Congreso y Senado aprueban, por
separado, el texto definitivamente redactado. El día 6 de diciembre de 1978 se somete a la
aprobación del pueblo español mediante referéndum nacional, y fue sancionada por el Rey
el día 27 de ese mismo mes, ante las Cortes Generales reunidas en sesión conjunta. Se
publicó en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre y entró en vigor ese mismo día.
1.1. ESTRUCTURA

Consta de un Preámbulo, 169 artículos, 4 Disposiciones Adicionales, 9 Transitorias,


1 Derogatoria y otra Final. Los artículos se distribuyen en un Título Preliminar y otros diez
Títulos más bajo distintos epígrafes que iremos estudiando.

– El Preámbulo, es una auténtica exposición de los principios ideológicos que ins-


piran la Constitución, no tiene en sí carácter de norma jurídica porque no forma parte del
articulado, pero ya establece el espíritu democrático, liberal y protector del bienestar de los
españoles.

– Dentro del articulado pueden distinguirse:

a) Una Parte Dogmática, que comprende los principios inspiradores (Título Pre-
liminar), que trata del Estado Español, de la soberanía, unidad de la Nación y derecho a la
autonomía, lenguas, y otras características de nuestra estructura política y organización
social, continuando con los derechos y deberes funda- mentales y su ejercicio, los principios
de política social y económica y la garan- tía de los derechos y su suspensión, llegando
hasta el art. 55 (Título I).

b) Una Parte Orgánica, en la que se establecen los principales órganos del Esta- do y
se señalan sus funciones.

– Además del Título Preliminar, los diez restantes Títulos que integran la Consti- tución son los
siguientes:

* Título I. De los derechos y deberes fundamentales.

* Título II. De la Corona.

* Título III. De las Cortes Generales.

* Título IV. Del Gobierno y de la Administración.

* Título V. De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales.

* Título VI. Del Poder Judicial.


* Título VII. Economía y Hacienda.

* Título VIII. De la Organización Territorial del Estado.

* Título IX. Del Tribunal Constitucional.

* Título X. De la Reforma Constitucional.

1.2. CARACTERES

Entre las características de nuestra Constitución pueden señalarse las siguientes:

– Extensa, fruto de su pragmatismo y dificultad en su elaboración.

– Popular, aprobada por el pueblo mediante referéndum.

– Normativa, escrita y detallada en sus normas de Derecho.

– Rígida, es decir, de difícil modificación.

– Consensuada, resultado del acuerdo de las distintas fuerzas políticas que


la ela- boraron.

– Monárquica, con el Rey como Jefe del Estado.

– Democrática, así lo proclama en su art. 1.º: “España se constituye en un Estado social y


democrático de Derecho”.

– Derivada, por la influencia que han tenido sobre su contenido otras Constitucio- nes
históricas, sin olvidar textos internacionales como la Declaración Universal de Derechos
Humanos (10 de diciembre de 1948), y el Convenio Europeo para la Protección de los
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Roma, 4 de noviembre de 1950),
como más importantes.

2. LOS VALORES DE LA CONSTITUCIÓN

Los valores contemplados en nuestra Constitución, los recoge el Preámbulo de la


misma, resumidos muy acertada y claramente por el Profesor R. TAMAMES, en su obra
Introducción a la Constitución Española, cuyo camino seguimos a continuación.
El Preámbulo es el pórtico de la Constitución, y a pesar de no tener carácter normativo,
confiere a nuestra Ley de Leyes todo su sentido de largo alcance, como instrumento para la
transformación de la sociedad y el Estado. Este Preámbulo comienza por destacar cuál es
el sujeto, el autor colectivo de la Constitución: la Nación Española. Seguidamente se
fijan los objetivos globales; que de inmediato recoge el artículo 1.1, cuando enuncia: “España
se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político”.

Los referidos objetivos aspira a convertirlos en realidad creando un marco de


relaciones internas e internacionales con las siguientes características:

– Convivencia democrática, como posibilidad de vivir todos en paz unos con otros, dentro de
un orden económico y social justo, conducente a disminuir la desigual- dad, y que preste
atención a las justas aspiraciones de una vida desahogada, sin los agobios de la miseria y la
pobreza.

– Estado de Derecho, que asegure el imperio de la ley como conjunto de reglas a


respetar, sin diferencias ni discriminaciones provenientes de privilegios injustifica- bles, y de
tal modo que la infracción de la norma sea objeto de correctivo.

– Principios de convivencia, que se manifiesta también a nivel de los pueblos de


Espa- ña que colectivamente tienen derecho al respeto de sus culturas y tradiciones, lenguas e
instituciones, erradicándose definitivamente cualquier sentimiento de opresión.

– El progreso de la cultura, que es la propia garantía de la libertad. No puede haber


verdadera libertad sin cultura, sin contar con todo un acervo de conocimientos, sin saber
cuáles son los propios derechos.

– La calidad de vida, que en una lectura amplia significa, además de la defensa del medio
ambiente, la conservación de la naturaleza para las generaciones venideras.

– El establecimiento de una sociedad avanzada, que significa la presencia del pueblo en


todos los centros en los que se adoptan decisiones que afectan a su vida cotidiana y a su
futuro.

Y por último, el propósito de mantener relaciones pacíficas con todos los pueblos de la
Tierra, que viene a ser una renuncia expresa a cualquier forma de imperialismo, tratando de
resolver los conflictos por la vía de la negociación y no de la confrontación, con acuerdos en
común en el marco general de las Naciones Unidas.

1. LOS PRINCIPIOS DEL RÉGIMEN CONSTITUCIONAL: ESTADO DEMOCRÁTICO,


ESTADO DE DERECHO, ESTADO SOCIAL, MONARQUÍA PARLAMENTARIA Y ESTADO
AUTONOMISTA

El concepto de nuestro Estado lo fija el art. 1.º de la CE, cuando dice:


1. “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propug- na como
valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político”.

2. “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los po- deres del
Estado”.

3. “La forma política del Estado Español es la Monarquía parlamentaria”.

La organización política de España queda pues configurada como un Estado social y


democrático de Derecho, y en efecto es:

– Social, porque priman los intereses de la sociedad sobre los del grupo. Es Estado social aquel
que garantiza la libertad y aspira a conseguir fundamentalmente el bienestar de todos los
ciudadanos. Surge frente al Estado liberal decimonónico que hacía de la defensa de la libertad el
centro del ordenamiento jurídico, suprimiendo todas las actividades estatales que pudieran
lesionar el derecho a la libertad. El Estado social interviene en el sistema socioeconómico
tratando de conseguir un mejor nivel de vida para los ciudadanos y una mayor igualdad entre
ellos.

– Democrático, porque aspira a que siempre prevalezcan las decisiones del pueblo. La
palabra “democracia” significa precisamente que el poder reside en el pueblo (“Demos” =
pueblo, “cracia” = poder). El Estado democrático es aquel en el cual los ciudadanos
intervienen en las tareas de Gobierno a través de unos representan- tes libremente elegidos
por ellos para que puedan gobernar en su nombre.

– Estado de Derecho, porque la democracia ha de estar enmarcada dentro del Derecho. No


puede haber democracia sin el reconocimiento de los derechos de todos, respetando la opinión
de las minorías, de manera que sus ideas puedan ser expuestas libremente frente a la mayoría.
El Estado de Derecho supone la sumisión del Estado al Derecho, y el poder estatal está limitado
por el ordenamiento jurídico, que le obliga a respetar ciertos ámbitos de la vida personal y social
del individuo, en los que el Estado no puede inmiscuirse.

Al analizar la composición política de nuestro Estado comprobamos que, de acuerdo


con la teoría de la división de poderes de MONTESQUIEU, estos están integrados en tres
Órganos distintos y diferenciados: el Gobierno, que representa el Poder Ejecutivo; el
Parla- mento, al Poder Legislativo, y el Poder Judicial, integrado en los Órganos de la
Justicia. Y por último, como símbolo de la unidad del Estado, la figura del Rey, que
también está sometido a la norma constitucional.
Monarquía parlamentaria y Estado autonomista

Ya hemos mencionado como la Constitución establece que “la forma política del
Estado Español es la Monarquía parlamentaria”.

Dentro de las llamadas “Monarquías limitadas” se encuentra la Monarquía constitu-


cional, que es aquella en la que los poderes del Monarca están definidos en una Ley o
Constitución, a la cual debe someterse el propio Soberano. A su vez, dentro de la Monar-
quía constitucional, la forma más generalizada es la Monarquía parlamentaria en la que “el
Rey reina pero no gobierna”. El Rey, por tanto, aparece como una figura simbólica, cuyas
funciones señalan la CE, en su Título II, “De la Corona”, que abarca los arts. 56 a 65, y
que pasamos a estudiar:

Con referencia al Estado de las Autonomías o Estado Autonomista, haremos una breve
referencia siguiendo el camino trazado por el Profesor Tamames en su estudio constitucio- nal
ya mencionado, quien dice que el Título VIII (De la organización territorial del Estado), fue el
más discutido por la Ponencia antes de salir a la luz, y que sin duda el que quedó menos
claro al representar un paso verdaderamente decisivo que significó el paso de un Estado
unitario y centralista al nuevo Estado de las Autonomías, que algunos entienden como una
etapa intermedia en el camino hacia el federalismo.

La autonomía que a los tres niveles de “Municipio”, “Provincia” y “Comunidad Autóno-


ma” se garantiza en la Constitución, es el reconocimiento del derecho al autogobierno, a la
dirección de los propios asuntos en el horizonte local, provincial o regional, de forma que
en vez de centralismo haya descentralización; y para que en vez de meros súbditos de un
poder absorbente, los españoles puedan considerarse ciudadanos con grado de participa-
ción en el poder político más o menos amplio, según su ámbito.

La organización del nuevo Estado de las Autonomías no puede ser origen de situacio-
nes de insolidaridad y de nuevos desequilibrios que se agreguen a los existentes entre una
España comparativamente desarrollada y una España menos favorecida.

Del nuevo marco autonómico, nadie debe obtener ventajas especiales que vayan contra
la equidad, correspondiendo al Estado (al conjunto de los poderes públicos), la obligación
de velar para que tales situaciones no se produzcan. Se trata con especial consideración el
“hecho insular”, respetando la autonomía de los Cabildos Canarios y los Consejos Baleares
y reconociendo la autonomía ya existente en otro tiempo, concretamente los derechos de los
territorios forales (Álava y Navarra, aparte de la recuperación de ese carácter por Vizcaya y
Guipúzcoa que perdieron sus Diputaciones Forales en 1937), actualizándolos y haciéndo- los
más realistas (lo que los navarros llaman “amejoramiento de fuero”).

4. LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES ESTABLECIDOS EN LA


CONSTITUCIÓN: ESPECIAL REFERENCIA A LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES

Y LIBERTADES PÚBLICAS ASÍ COMO A SUS GARANTÍAS Y SUSPENSIÓN


4.1.ESPECIAL REFERENCIA A LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES Y LIBERTADES PÚBLICAS

Los derechos y deberes fundamentales se contemplan en el Título I de la Constitución,


con el contenido que pasamos a analizar.

– Derechos de la persona. Dice el art. 10:

1. “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre
desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social”.

2. “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la


Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Declaración Uni- versal de
Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por España”.

Como vemos es una declaración de carácter general, basada en el respeto a los de- más y a
la dignidad de cada persona como pilar fundamental de la convivencia, todo ello teniendo
como referencia la citada Declaración de Derechos Humanos, cuya observancia nos integra
entre los países más tolerantes y avanzados en esta materia.

– Nacionalidad. La recoge el art. 11 CE:

1. “La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo


establecido por la ley”.

2. “Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad”.

3. “El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los países ibe-
roamericanos, o con aquellos que hayan tenido o tengan una particular vin- culación con
España. En estos mismos países, aun cuando no reconozcan a sus ciudadanos un derecho
recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin perder su nacionalidad de origen” (nos
remitimos al detallado estudio sobre nacionalidad hecho en el Tema 1).

– Mayoría de edad. Contemplada en el art. 12 CE: “Los españoles son mayores de edad
a los dieciocho años” (también se ha estudiado pormenorizadamente en el Tema 1).

– Derechos de los extranjeros. La CE los trata en el art. 13:

1. “Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente
Título en los términos que establezcan los tratados y la ley”.

Es ciertamente así puesto que, en principio, la Constitución les garantiza esos


derechos igual que a los nacionales, como ya reguló la Ley Orgánica 7/85, de
1 de julio, y sus numerosas modificaciones posteriores, sobre derechos y liber-
tades de los extranjeros.
2. “Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo
23 (derecho de participación en los asuntos públicos), salvo lo que, atendiendo a criterios de
reciprocidad, pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo en las
elecciones municipales”.

Hay que recordar aquí la reforma constitucional de 27 de agosto de 1992, por


la que se admitió el sufragio pasivo en las elecciones municipales y al Parla-
mento Europeo, a los ciudadanos comunitarios residentes en una localidad
española, con motivo de nuestra adhesión a la Unión Europea, a través del
Tratado de Maastricht.

3. “La extradición sólo se concederá en cumplimiento de un tratado o de la ley,


atendiendo al principio de reciprocidad. Quedan excluidos de la extradición los delitos
políticos, no considerándose como tales los actos de terrorismo”.

4. “La ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los
apátridas podrán gozar del derecho de asilo en España”.

La extradición pasiva fue regulada por Ley 5/1985, de 25 de marzo, y el dere-


cho de asilo por la 5/1984, de 26 de marzo, modificada por la 9/1994, de 19 de
mayo, y otras posteriores.

– Igualdad ante la Ley. En el art. 14 CE, se confirma el principio de igualdad de


todos los españoles ante la ley, y así: “Los españoles son iguales ante la ley, sin
que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

– Derecho a la vida y a la integridad física y moral. El derecho a la vida, está


consi- derado como el más fundamental de todos los derechos, por ello el art. 15
CE, dice: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en
ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o
degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las
leyes penales militares para tiempos de guerra” (en este último caso también hoy
abolida).

– Derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto. Este art. 16 CE, garanti- za el


principio de libertad de creencias en su triple vertiente:

1. “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades
sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del
orden público protegido por la ley”.

2. “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias”.

3. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuen- ta las
creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de
cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
– Derecho a la libertad y a la seguridad. Especial importancia reviste para los
miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el art. 17 CE, que consagra el
derecho a la libertad y seguridad personal, cuyo texto es:

1. “Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de
su libertad, sino con la observación de lo establecido en este artículo y en los casos y en la
forma previstos en la ley”.

2. “La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesa- rio
para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en
todo caso, en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto en
libertad o a disposición de la autoridad judicial”.

También con ciertas matizaciones por la gravedad de la materia, la Ley Orgánica


4/1988, de 25 de mayo, contra la actuación de bandas armadas y elementos
terroristas, añadió a la Ley de Enjuiciamiento Criminal el artículo 520.bis.1, precep-
tuando que podrá prolongarse la detención el tiempo necesario para los fines
inves- tigadores, hasta un límite máximo de otras cuarenta y ocho horas siempre
que se solicite al Juez, mediante comunicación motivada, dentro de las primeras
cuarenta y ocho horas de la detención y este lo autorice en las veinticuatro horas
siguientes. Luego en estos casos la detención podrá durar como máximo
cinco días.

3. “Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le
sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser
obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias
policiales y judiciales, en los términos que la ley establezca”.

4. “La ley regulará un procedimiento de “habeas corpus” para producir la inmedia- ta


puesta a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimis- mo, por ley se
determinará el plazo máximo de la prisión provisional”.

– Derecho a la intimidad y a la inviolabilidad del domicilio. El art. 18 CE, dice:

1. “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.

El derecho al honor protege a las personas contra las ofensas de que puedan
ser objeto por parte de otras. El derecho a la intimidad consiste en poder estar
apartado de la observación de los demás sin que nadie se entrometa en las
cosas íntimas y personales de su vida. El derecho a la propia imagen significa
que sin consentimiento del interesado nadie puede utilizar su figura.

2. “El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin


consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito”.

Este mandato constitucional salvaguarda la intimidad, y sólo en el excepcional


caso de que en un domicilio se esté delinquiendo, esa inviolabilidad puede
quebrantarse en favor del cumplimiento de la ley; salvedad hecha de tratarse
de bandas armadas o elementos terroristas, que nos remite al procedimiento
expresado en el artículo 553 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
3. “Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales,
telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial”.

Por sus efectos policiales, y respecto a la intervención de las comunicaciones,


hemos de citar los apartados 3 y 4 del artículo 579 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal que dicen así:

Art. 579.3. “El Juez podrá acordar, en resolución motivada, por un plazo de
hasta tres meses, prorrogable por iguales períodos, la observación de las co-
municaciones postales, telegráficas o telefónicas de las personas sobre las que
existan indicios de responsabilidad criminal, así como de las comunicaciones
de las que se sirvan para la realización de sus fines delictivos”.

Art. 579.4. “En caso de urgencia, cuando las investigaciones se realicen para la
averiguación de delitos relacionados con la actuación de bandas armadas o ele-
mentos terroristas o rebeldes, la medida prevista en el número 3 de este artículo
podrá ordenarla el Ministerio del Interior o, en su defecto, el Director de la Seguri-
dad del Estado, comunicándolo inmediatamente por escrito motivado al Juez com-
petente, quien, también de forma motivada, revocará o confirmará tal resolución
en un plazo máximo de setenta y dos horas desde que fue ordenada la
observación”.

4. “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y
familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.

Luego a modo de resumen podemos decir que, a título individual y en relación


con las actuaciones de bandas armadas o elementos terroristas, se podrá
acordar la suspensión de la duración máxima de 72 horas de la detención (art.

17.2 CE), el derecho a la inviolabilidad del domicilio (art. 18.2 CE), y al secreto
de las comunicaciones; todo ello bajo la regulación que ya hemos mencionado.

– Derecho a la libertad de residencia y circulación. Dice el art. 19 CE: “Los


españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el terri- torio
nacional. Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos
que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o
ideológicos”.

Consagra la Constitución el derecho de que cada persona viva donde prefiera y


que pueda viajar libremente sin ningún tipo de restricciones. Respecto al derecho
de entrar y salir de España, sólo puede limitarse si concurren determinadas
circuns- tancias, como las derivadas de la seguridad del Estado, la protección del
orden público, sanitarias en caso de epidemias, etc.

– Derecho a la libertad de expresión. Este derecho aparece recogido en el art. 20

CE, que dice:


1. “Se reconocen y protegen los derechos:

a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones me- diante la


palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.


c) A la libertad de cátedra.

d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La


ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de
estas libertades”.

2. “El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura
previa”.

3. “La ley regulará la organización y control parlamentario de los medios de comu-


nicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garanti- zará el acceso
a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de
la sociedad y de las diversas lenguas de España”.

4. “Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este


Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al
honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia”.

5. “Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros me- dios


de información en virtud de resolución judicial”.

Por su interés policial y en relación con el tema de la intervención de las comuni- caciones,
debemos mencionar la Ley orgánica 2/1984, de 26 de enero, reguladora del “Derecho de
Rectificación” que dice:

Art. 1.º “Toda persona, natural o jurídica, tiene derecho a rectificar la informa-
ción difundida, por cualquier medio de comunicación social, de hechos que le
aludan, que considere inexactos y cuya divulgación pueda causarle perjuicio.

Podrán ejercitar el derecho de rectificación el personal aludido o su


representan- te y, si hubiese fallecido aquél, sus herederos o los
representantes de éstos”.

Art. 2.º “El derecho se ejercitará mediante la remisión del escrito de rectifica-
ción al director del medio de comunicación dentro de los siete días naturales
siguientes al de la publicación o difusión de la información que se desea recti-
ficar, de forma tal que permita tener constancia de su fecha y de su recepción.

La rectificación deberá limitarse a los hechos de la información que se desea


rectificar. Su extensión no excederá sustancialmente de la de ésta, salvo que
sea absolutamente necesario”.

– Derecho de reunión y manifestación. El derecho de reunión es aquel que tiene toda persona
de agruparse con otras, en un lugar determinado y con una finalidad concreta. Se regula este
derecho en el art. 21 de la CE, cuando dice:

1. “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho
no necesitará autorización previa”.

2. “En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se


dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones
fundadas de alteración del orden público con peligro para per- sonas o bienes”.
El derecho de reunión se ha regulado por LO 9/1983, de 15 de julio. Quizás sea este
derecho uno de los más significativos de la libertad de un pueblo; en España la exigencia es
que las reuniones sean “pacíficas y sin armas”, creemos que acer- tadamente, en evitación
de actos que pudiesen conducir a alteraciones de extrema gravedad. La ley considera
reunión a la concurrencia concertada y temporal de más de veinte personas con finalidad
determinada.

– Derecho de asociación. Asociación es un conjunto de personas que se agrupan formalmente


con unos objetivos comunes, cumpliendo una serie de requisitos que se reflejan en unos
Estatutos o reglas voluntariamente aceptadas (LO 1/2002, de 22 de marzo). Se dedica a
este derecho el art. 22 de la CE, que dice:

1. Se reconoce el derecho de asociación.

2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son
ilegales.

3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un


Registro a los solos efectos de publicidad.

4. Las asociaciones sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en


virtud de resolución judicial motivada.

5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.

– Derecho de participación. Dice el art. 23 de la CE:


1. “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, direc-
tamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por
sufragio universal”.

2. “Asimismo tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funcio- nes y


cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes”.

Como ya hemos comentado anteriormente, recordamos que en virtud del Trata- do


de Maastricht, ratificado por España y que modificó el art. 13.2 de nuestra
Constitución (el 27 de agosto de 1992), los extranjeros residentes en una localidad
española, pueden ejercer el derecho de participación (votar y ser vo- tados), en
las elecciones municipales que se celebren en la misma.

– Protección judicial de los derechos, o Tutela Judicial. Se recoge este derecho de la siguiente
manera en el art. 24 CE:

1. “Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y
tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso,
pueda producirse indefensión”.
2. “Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa
y a la asistencia de Letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un
proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garan- tías, a utilizar los medios de
prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables
y a la presunción de inocencia.

La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto


profesio- nal, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente
delictivos”.
– Garantía jurídica. En el art. 25 CE, se establece que para ser condenado o
san- cionado por algún comportamiento personal es preciso que ese comportamiento
haya sido previsto y calificado anteriormente como sancionable. Es el conocido
principio de legalidad penal ya tratado anteriormente, por lo tanto nos limitaremos a
citar lo que la Constitución dice al respecto:

1. “Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de
producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en
aquel momento”.

2. “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orienta- das hacia la
reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena
de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este
Capítulo (incluso a procurarse a sus expensas ciertas comodidades), a excepción de los que se
vean expresa- mente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y
la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios
correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo
integral de su personalidad”.

3. “La Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiaria-


mente, impliquen privación de libertad”.

– La CE también recoge la prohibición de los Tribunales de Honor en el


ámbito de la Administración Civil y de las organizaciones profesionales (art. 26 CE).

– Libertad de enseñanza. Se contempla en el art. 27 CE, así:

1. “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza”.

2. “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto
a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.

3. “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos
reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.

4. “La enseñanza básica es obligatoria y gratuita”.

5. “Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una


programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores
afectados y la creación de centros docentes”.

6. “Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes,
dentro del respeto a los principios constitucionales”.
7. “Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el con- trol y gestión de
todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la
ley establezca”.

8. “Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el


cumplimiento de las leyes”.
9. “Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisi- tos
que la ley establezca”.

10. “Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley
establezca”.

– Libertad de sindicación y derecho de huelga. El art. 28 CE, dice:


1. “Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La ley podrá limitar o exceptuar el
ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos armados o a los demás Cuer- pos
sometidos a disciplina militar y regulará las peculiaridades de su ejercicio para los
funcionarios públicos. La libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos y a
afiliarse al de su elección, así como el derecho de los sindicatos a formar confederaciones y
a fundar organizaciones sindicales internacionales o afiliarse a las mismas. Nadie podrá ser
obligado a afiliarse a un sindicato”.

2. “Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus inte-
reses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías preci- sas para
asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad”.

El ejercicio del derecho de huelga suspende provisionalmente la relación


laboral.

– Derecho de petición. Según el art. 29 CE:

1. “Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva, por escrito,
en la forma y con los efectos que determine la ley”.

2. “Los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a


disciplina militar podrán ejercer este derecho sólo individualmente y con arre- glo a lo dispuesto
en su legislación específica”.

Con este último artículo finaliza la Sección 1.ª (De los derechos fundamen- tales
y de las libertades públicas), del Capítulo II (Derechos y libertades), del Título
I (De los derechos y deberes fundamentales), de la Constitución Española;
entramos ahora pues en la Sección 2.ª (De los derechos y debe- res de los
ciudadanos).

– Servicio militar. Lo contempla como un “derecho-deber” el art. 30 CE, si bien es cierto que,
la actualización nos ha llevado a una supresión del servicio militar obligatorio, yendo a la
formación y mantenimiento de un Ejército enteramente pro- fesional, más reducido y mejor
dotado, y así se enuncia:

1. “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”.

2. “La ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas
garantías, la objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio
militar obligatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria”.

3. “Podrá establecerse un servicio civil para el cumplimiento de fines de interés general”.

4. “Mediante ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en caso de grave
riesgo, catástrofe o calamidad pública”.
4.1. DERECHOS Y DEBERES DE LOS CIUDADANOS

– Deberes tributarios
Conforme al art. 31 CE:

1. “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su


capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad
y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance con- fiscatorio”.

2. “El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su
programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía”.

3. “Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter


público con arreglo a la ley”.

La obligación de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos se tecnifica y moderniza con


los principios de justicia, por el que los impuestos deben ser liqui- dados conforme a derecho y
no arbitrariamente; de equidad, teniendo en cuenta las circunstancia personales del
contribuyente, y de progresividad, por la que habrán de pagar proporcionalmente más los que
más riqueza tengan. El gasto pú- blico ha de cumplir los objetivos de eficiencia y economía,
exigiendo equipamientos públicos al servicio del pueblo y evitar el derroche y la corrupción.

– Derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica
Según el art. 32 CE:

1. “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”

2. “La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y la capacidad para con- traerlo, los
derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos”.

Ya hemos comentado a lo largo del Temario a esta materia que ha consagrado


la Constitución y el Código Civil, rechazando viejos preceptos del hombre como
cabeza de familia, y de estar la mujer obligada a obedecer al marido, etc., hoy
en día evidentemente fuera de lugar.

– Derecho a la propiedad privada y a la herencia


Según el art. 33 CE:

1. “Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia”.

2. “La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las
leyes”.
3. “Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad
pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo
dispuesto por las leyes” (Es la llamada “expropiación forzosa”).
Se abandona la concepción liberal del derecho de propiedad como algo absoluto, no sujeto
a limitaciones, y así toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su
titularidad está sujeta al interés general. En cuanto a la vivienda, nuestra legislación regula la
utilización del suelo también de acuerdo con el interés general para intentar impedir la
especulación, y haciendo partícipe a la Comunidad de las plusvalías que genere la acción
urbanística de los Entes públicos.

– Derecho de fundación

Recogido en el art. 34 CE, que preceptúa:

1. “Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a la
ley”.

2. “Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del art.
22” (después de recordar que las fundaciones se definen como “organiza- ciones
constituidas sin ánimo de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo
duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general”, recordamos que los
mencionados apartados equiparan a estos efectos las asociaciones con las fundaciones, y
por la tanto serán ilegales las que persi- gan fines o utilicen medios tipificados como delito, y
que sólo podrán ser disuel- tas o suspendidas en sus actividades en virtud de resolución
judicial motivada).

– Derecho-deber al trabajo

Al que se refiere el art. 35 CE, al decir:

1. “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre


elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración
suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda
hacerse discriminación por razón de sexo”.

2. “La ley regulará un Estatuto de los Trabajadores”.

– Colegios profesionales

El art. 36 CE, señala que: “La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los
Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el
funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos”.

– Derecho a la negociación colectiva

Tal y como prescribe el art. 37 CE:

1. “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los repre-
sentantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los
convenios”.

2. “Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de


conflicto colectivo. La ley que regule el ejercicio de este derecho, sin per- juicio de las
limitaciones que pueda establecer, incluirá las garantías precisas para asegurar el
funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad”.
– Derecho a la libertad de empresa

Regulada en el art. 38 CE, cuyo contenido dice:

“Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes


públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las
exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación”.

4.2.
LOS PRINCIPIOS RECTORES DE LA POLÍTICA SOCIAL Y
ECONÓMICA

Protección social, económica y jurídica de la familia

El art. 39 CE, dispone que:

1. “Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia”.

2. “Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, igua- les éstos
ante la ley con independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado
civil. La ley posibilitará la investigación de la paternidad”.

3. “Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del
matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda”.

4. “Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por
sus derechos”

Principios relativos al progreso social y económico

El art. 40 CE, expresa que:

1. “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso so- cial y
económico y para una distribución de la renta regional y personal más equi- tativa, en el
marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política
orientada al pleno empleo”.

2. “Asimismo, los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación y
readaptación profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo y ga- rantizarán
el descanso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las vacaciones
periódicas retribuidas y la promoción de centros adecuados”.
Derecho a la Seguridad Social

El art. 41 CE, reconoce el derecho a la Seguridad Social al preceptuar que:

“Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos
los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situa-
ciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones
complementarias serán libres”.
Derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero

El art. 42 CE, señala que:

“El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales
de los trabajadores españoles en el extranjero, y orientará su política hacia su retorno”.

Derecho a la protección de la salud

Sobre la que el art. 43 CE, dice:

1. “Se reconoce el derecho a la protección de la salud”.

2. “Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas
preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y
deberes de todos al respecto”.

3. “Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte.


Asimismo, facilitarán la adecuada utilización del ocio”.

Derecho de acceso a la cultura

Conforme al art. 44 CE,:

1. “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen
derecho”.

2. “Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio


del interés general”.

Derecho a un medio ambiente adecuado

El art. 45 CE, contiene:

1. “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desa- rrollo de la
persona, así como el deber de conservarlo”

2. “Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos na- turales,
con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente,
apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”.

3. “Para los que violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la ley fije se
establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de
reparar el daño causado”.

Conservación del patrimonio histórico, cultural y artístico

El art. 46 CE, señala que:

“Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimien- to del


patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran,
cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados
contra este patrimonio”.
Derecho a la vivienda

El art. 47 CE, establece que:

“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas
pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo
con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las
plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

Derechos de la juventud

Sobre la que el art. 48 CE, dice:

“Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y efi- caz de la
juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural”.

Derechos de los disminuidos

Se contempla en el art. 49 CE, cuando expone:

“Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabili- tación e
integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la
atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los
derechos que este Título I otorga a todos los ciudadanos”.

Derechos de la tercera edad

Se ocupa el art. 50 CE, estableciendo que:

“Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódica- mente


actualizadas, la suficiencia económica de los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo,
y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un
sistema de servicios sociales que atenderán sus proble- mas específicos de salud, vivienda,
cultura y ocio”.

Derechos de los consumidores y usuarios

Los contempla el art. 51 CE, de la siguiente manera:

1. “Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, pro- tegiendo,
mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos
de los mismos”.

2. “Los poderes públicos promoverán la información y la educación de los consumi- dores y


usuarios, fomentarán sus organizaciones, y oirán a éstas en las cuestiones que puedan
afectar a aquéllos, en los términos que la ley establezca”.

3. “En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la ley regulará el comer- cio interior y
el régimen de autorización de productos comerciales”.

Organizaciones profesionales

El art. 52 CE, prescribe que: “La ley regulará las organizaciones profesionales que
contribuyan a la defensa de los intereses económicos que les sean propios. Su estructura
interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
5. GARANTÍAS Y SUSPENSIÓN DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES

Las libertades y derechos fundamentales que se reconocen en la Constitución vinculan


a todos los Poderes Públicos. Quiere ello decir que estos poderes velarán en todo caso
porque esas libertades y derechos no sean vulnerados, debiendo ajustarse todas las leyes
a ellos. Si alguna ley o disposición normativa se les opusiera, podría ser declarada
inconstitu- cional (por el Tribunal Constitucional que a continuación estudiaremos) y quedar
sin efecto. Como se suele decir, un derecho vale jurídicamente lo que valen sus garantías,
o sea, es menos importante la letra impresa que los reconoce que la realidad constitucional
que los ampara y garantiza.

5.1. GARANTÍAS DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES

Las garantías de estas libertades y derechos fundamentales se recogen en los arts.

53 y 54 CE.

Dice el art. 53.1. “Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo Segundo del
Título Primero (Derechos fundamentales y libertades públicas) vinculan a todos los poderes
públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá re-
gularse el ejercicio de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con el art.

161.1.a (especifica el procedimiento ante el Tribunal Constitucional por el llamado “recurso de


inconstitucionalidad”).

Art. 53.2. “Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y derechos
reconocidos en el artículo 14 (Igualdad ante la Ley), y la Sección 1.ª (De los
derechos fundamentales y de las libertades públicas), del Capítulo Segundo (Derecho y
libertades), ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional. Este último recurso será aplicable a la objeción de conciencia reconocida
en el art. 30”.

Art. 53.3. “El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos en el


Capítulo Tercero (De los principios rectores de la política social y económica), infor- mará la
legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo podrán ser
alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los
desarrollen”.

5.2. SUSPENSIÓN DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES


La “suspensión de estos derechos y libertades” viene regulada en el art. 55 CE que,
transcribiendo el contenido de los artículos que a su vez enumera, dice:

Art. 55.1. “Los derechos a la libertad y seguridad personal (art. 17), inviolabilidad del
domicilio (art. 18.2), y secreto de las comunicaciones (art. 18.3), libertad de residencia
y circulación (art. 19), libertad de expresión e información (art. 20, apartados 1.a 1.d;
y 5), de reunión y manifestación (art. 21), a la huelga (art. 28.2), y a la adopción
de medidas de conflicto colectivo (art. 37.2), podrán ser suspendidos cuando se
acuerde la declaración del estado de excepción o de sitio en los términos previstos
en la Constitución. Se exceptúa de lo establecido an- teriormente el derecho de
información al detenido de sus derechos, razones de su detención y asistencia de
Letrado en las diligencias policiales y judiciales (art. 17.3), para el supuesto de
declaración del estado de excepción”.

Art. 55.2. “Una ley orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de forma individual
y con la necesaria intervención judicial y el adecuado control parla- mentario, los derechos de
plazo máximo de setenta y dos horas para ser puesto el detenido en libertad o a disposición de la
Autoridad Judicial (art. 17.2), a la invio- labilidad del domicilio (art. 18.2), y al secreto de las
comunicaciones (art. 18.3), pueden ser suspendidos para personas determinadas, en relación
con las investiga- ciones correspondientes a la actuación de bandas armadas o elementos
terroristas”.

“La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha Ley


Or- gánica producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y
libertades reconocidos por las leyes”.

A los estados de alarma, excepción y sitio, se refiere el art. 116 CE, con el siguien- te
contenido:

Art. 116.1. “Una ley orgánica regulará los estados de alarma, de excepción y de sitio, y las
competencias y limitaciones correspondientes” (Ya fueron regulados por la Ley Orgánica
4/1981, de 1 de Junio).

Art. 116.2. “El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante Decre- to acordado en
Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al Congreso de los
Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización, por mayoría simple, no
podrá ser prorrogado dicho plazo. El Decreto determinará el ámbito territorial a que se
extienden los efectos de la declaración”.

El estado de alarma es un reconocimiento de que existen o pueden sobrevenir situacio- nes


problemáticas de importancia y por lo tanto, las autoridades deben estar preparadas para
actuar con prontitud si dichas situaciones lo demandan; pero con él no se genera la suspensión
de ningún derecho. Dicho estado de alarma se podrá declarar por:

a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas de gran magnitud.

b) Crisis sanitarias graves.


c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se ga- rantice lo
dispuesto para huelgas y conflictos colectivos (arts. 28.2 y 37.2 CE).

d) Desabastecimiento de productos de primera necesidad.


Durante este estado, la Autoridad competente podrá:

1.º Limitar la presencia o circulación de personas o vehículos en determinados lugares


y horas.

2.º Requisar temporalmente bienes e imponer prestaciones personales obligatorias.


3.º Intervenir temporalmente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier
naturaleza, con excepción de domicilios privados, dando cuenta de ello a los Ministerios
interesados.

4.º Limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera


necesidad. 5.º Asegurar el abastecimiento de los mercados.
Art. 116.3. “El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante Decreto
acordado en Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados, por
mayoría simple. La autorización y proclamación del estado de excepción deberá determinar
expresamente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que se extiende y su duración, que
no podrá exceder de treinta días, prorrogables por otro plazo igual, con los mismos requisitos”.

Efectuada la declaración, como hemos dicho con mención expresa de los artículos de
la Constitución que quedan en suspenso, la Autoridad Gubernativa podrá en base a ello:

1.º Detener a cualquier sospechoso de alteración del orden hasta un máximo de diez
días, dando cuenta al Juez.

2.º Disponer registros domiciliarios, con garantías formales pero sin necesidad de au-
torización judicial. Se dará cuenta al Juez.

3.º Poder intervenir todo tipo de comunicaciones (postales, telefónicas, telegráficas),


dando cuenta al Juez.

4.º Intervenir y controlar toda clase de transportes.

5.º Limitar, controlar o disponer el desplazamiento de personas dentro y fuera de la localidad.

6.º Suspender todo tipo de publicaciones (prensa, radio, televisión, etc.), sin que ello
suponga llevar aparejado ningún tipo de censura previa.

7.º Imponer autorización previa a las reuniones o prohibir su celebración, excepto las
de carácter orgánico de partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales.

8.º Prohibir las huelgas y la adopción de medidas de conflicto colectivo.


9.º Controlar a los extranjeros.

10.ºIncautar armas, municiones y explosivos.

11.ºIntervenir industrias, cerrar provisionalmente bares, etc.

Art. 116.4. “El estado de sitio será declarado por la mayoría absoluta del Congreso de
los Diputados, a propuesta exclusiva del Gobierno. El Congreso determinará su ámbito
territorial, duración y condiciones”.

Este estado se declara cuando se produzca o haya amenaza de producirse una insu-
rrección o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de España, que no pueda
resolverse por otros medios; la declaración podrá autorizar, además de lo previsto para los
estados de alarma y excepción, la suspensión temporal de las garantías jurídicas del
detenido que se reconocen en el art. 17.3 CE. Se designará por el Gobierno, y bajo su
dirección, la Autoridad militar que haya de ejecutar las medidas oportunas, que a su vez
informará a la población a través de los Bandos que procedan de acuerdo con las leyes,
pudiéndose determinar el sometimiento de determinados delitos a la competencia de la
jurisdicción militar.

También, en base al art. 115.5 CE: “No podrá proceder a la disolución del Congreso
mientras estén declarados algunos de los estados comprendidos en el presente artículo,
quedando automáticamente convocadas las Cámaras si no estuvieren en período de sesio-
nes. Su funcionamiento, así como el de los demás poderes constitucionales del Estado, no
podrán interrumpirse durante la vigencia de estos estados. Disuelto el Congreso o expirado
su mandato, si se produjere alguna de las situaciones que dan lugar a cualquiera de dichos
estados, las competencias del Congreso serán asumidas por su Diputación Permanente”.

Por último hay que hacer constar que: “La declaración de los estados de alarma, de
excepción y de sitio no modificarán el principio de responsabilidad del Gobierno y de sus
agentes reconocidos en la Constitución y en las leyes” (art. 116.6 CE).

6. EL DEFENSOR DEL PUEBLO

La efectividad de la Justicia que, reconocida y amparada constitucionalmente, deben


tener todos los ciudadanos para el cumplimiento y protección en el ejercicio de las liber-
tades y derechos fundamentales, no siempre se logra a través de los recursos judiciales,
sobre todo si hay ignorancia de las leyes y lentitud en la Administración de la Justicia. De-
masiadas veces el ciudadano no sabe qué hacer ni a dónde dirigirse para obtener lo que
entiende como justo, o incluso simplemente para conocer sus derechos.

Por ello, en la Constitución Española de 1978, por primera vez en nuestra Historia, y
siguiendo el precedente del Derecho Político Escandinavo, donde esta figura se la conoce
como “Ombudsman” (no queremos entrar en la noche de los tiempos con figuras de rai-
gambre hispana, como el Justicia Mayor de Aragón, y otras similares), se ha creado la
figura del “Defensor del Pueblo”, cuya Institución está regulada en la Ley Orgánica 3/1981,
de 6 de abril, modificada por la LO 2/1992, de 5 de marzo, que desarrollan el art. 54 de la
CE. Según esto, el Defensor del Pueblo es un Alto Comisionado de las Cortes Generales,
designado por estas para la defensa de los derechos contenidos en el Título I de la CE, a
cuyo efecto podrá supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes
Generales. Su Reglamento fue modificado sustancialmente por Resolución de la Mesa del
Congreso de los Diputados y Senado, el 21 de abril de 1992, con independencia de otras
referencias modificativas de menor calado.

En cuanto a su propuesta y nombramiento hemos de decir que, la Comisión Mixta


Congreso-Senado para las Relaciones con el Defensor del Pueblo, lo propondrá, y su elec-
ción, que será por cinco años, se decidirá por mayoría, al menos, de tres quintos en el
Congreso de los Diputados y que deberá ratificar el Senado por igual mayoría. Aprobada
esa designación por ambas Cámaras, su nombramiento se hará mediante la firma conjunta
de los Presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado. Podrá ser elegido para tal
cargo cualquier español mayor de edad, que se halle en pleno uso de sus derechos civiles
y políticos.
El Defensor del Pueblo, en el ejercicio de su función, no está sometido a órdenes de nadie ni
recibirá instrucciones de ninguna autoridad, desempeñándolas con total autono- mía. Contará con
dos Adjuntos, nombrados directamente por el propio Defensor del Pueblo, previa conformidad de
las Cortes Generales, en los que podrá delegar algunas funciones, y tendrá en sus tareas el
auxilio administrativo que requiera la Institución.

Respecto a su cese podrá serlo por alguna de las siguientes causas: a) Renuncia; b) Muerte o
incapacidad sobrevenida; c) Expiración del plazo de su nombramiento (5 años con posibilidad de
prórroga); d) Actuar con notoria negligencia en el cumplimiento de sus obligaciones y deberes del
cargo, y e) Haber sido condenado, mediante sentencia firme, por delito doloso.

Todos los poderes públicos están obligados a auxiliar al Defensor del Pueblo cuando este lo
solicite en las investigaciones que realice en relación con las quejas que reciba, que le podrán
dirigir los particulares interesados por escrito, con su firma e indicación de su nombre, apellidos y
domicilio, en papel común y en el plazo máximo de un año, contado a partir del momento en que
tuviera conocimiento de los hechos objeto de las mismas, sin necesidad de valerse de Abogado ni
Procurador, y como no podía ser de otra manera, su tarea es totalmente gratuita.

El Defensor del Pueblo goza de inviolabilidad y no podrá ser detenido, expedientado,


sancionado, perseguido ni juzgado por las opiniones o criterios que mantenga en el ejercicio de
las funciones de su cargo. Sólo podrá ser detenido en caso de flagrante delito, corres- pondiendo
la decisión sobre su inculpación, prisión, procesamiento y juicio, exclusivamente a la Sala de lo
Penal del Tribunal Supremo.

En relación con los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, podrá llevar a cabo lo si- guiente:

1.º Podrá sugerir al órgano legislativo, o al administrativo, en su caso, que modifique una norma, si
estuviese convencido de que su cumplimiento pudiera dar lugar a situaciones de injusticia o perjuicio
para los ciudadanos.

2.º Podrá investigar las quejas ciudadanas que le llegasen en relación con un supuesto incorrecto en el
funcionamiento de las Administraciones civil, militar o autonómica.

3.º Velar por el correcto funcionamiento de la Justicia, dando cuenta de las posibles anomalías al Ministerio
Fiscal y al Consejo General del Poder Judicial.

El Defensor del Pueblo puede actuar por excitación de la parte ofendida o bajo su propia
iniciativa de oficio, estando legitimado para la interposición, ante el Tribunal Consti- tucional, de los
respectivos recursos de amparo e inconstitucionalidad.

Recibida y comprobada una queja, se puede dirigir a las autoridades competentes co-
rrespondientes, y si no fuere atendido las encauzará hacia el Ministro afectado, pudiendo dar cuenta
en su caso, en los informes que debe remitir a las Cortes Generales, con plena identificación de las
autoridades o funcionarios responsables de la desatención. En caso de que los hechos fuesen
urgentes o de especial gravedad, podrá remitir a las Cortes Genera- les el inmediato informe
extraordinario sin esperar en el tiempo al informe anual ordinario.

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