Enrique Sacanell Berrueco Facilitador del cambio y el aprendizaje Coach y experto en servicios sociales
UNAS IDEAS PREVIAS EN TORNO A LA INNOVACIÓN
El concepto de innovación encierra en su interior múltiples matices e
incluso significados. Por ello, conviene comenzar dejando claro la base sobre la que se desarrolla este artículo. Entendemos innovación como la capacidad de generar nuevas ideas, llevarlas a la práctica y aportar con ellas a las personas a las que dirigimos nuestros servicios. Así pues, si bien la creatividad, la capacidad de encontrar nuevos caminos, nuevas formas de hacer, nuevos instrumentos, son elementos necesarios para dar lugar a la innovación, por si solos no la producen. Más allá de las nuevas ideas, éstas han de poder llevarse a la práctica. En este sentido, cuando hablamos de innovación hablamos de algo hecho realidad o factible de ser convertido en realidad. Mientras no llegamos a esta situación podemos hablar de investigación, de experimentación pero no propiamente de innovación.
Pero con ideas llevadas a la práctica no resulta suficiente para llenar
de sentido a la innovación, tal y como aquí utilizamos este concepto. Es necesario que esas ideas hechas acción, convertidas en una realidad diferente, sean capaces de aportar valor a las personas, a las organizaciones, a la ciudadanía. De no ser así podríamos hablar de “inventos” pero no de innovación. Una nueva forma de atender a la ciudadanía en la que el profesional les hable en Esperanto puede suponer una innovación llevada a la práctica pero difícilmente encontrará un destinatario capaz de encontrar el valor que eso le aporta.
ORGANIZACIONES INNOVADORAS
Definido nuestro marco de referencia parece oportuno avanzar un
paso más. La innovación que aquí nos interesa no es la innovación individual ni la innovación generada en centros de investigación.
Es esta una fuente innovación sin duda importante y necesaria que no
recibe el respaldo que merece. Esta carencia viene lastrando, en gran medida, un avance significativo en muchas áreas de la intervención social al dejar la explicación de muchos de los fenómenos en los que se interviene en la socorrida explicación del “origen multicausal”. Imaginen dónde estaría nuestra atención sanitaria si los principales problemas de salud fueran explicados como “problemas causados por factores múltiples” sin más especificaciones ¿qué factores, cuánto de cada uno, en qué manera se interrelacionan, qué papel cumple cada uno,…? Sólo desde la respuesta a esta y muchas otras que le siguen es posible desarrollar métodos y técnicas realmente eficaces para abordar, por ejemplo, las causas de la exclusión social. Así pues, potenciar la investigación en el ámbito social es una importante prioridad que permitiría desarrollar innovaciones en las técnicas y métodos de intervención social.
Sin embargo, la innovación que aquí nos interesa es la innovación
generada por y desde las propias organizaciones del ámbito social. En este sentido, no buscamos innovaciones, ni innovadores, sino organizaciones innovadoras. Con otras palabras, una innovación puntual puede ser interesante y útil, pero es eso, puntual.
Lo que buscamos son organizaciones que sean capaces de generar
dinámicas de trabajo que hagan de la innovación algo incorporado a su quehacer cotidiano, que nos lleven a generar innovaciones de manera continua. Para ello necesitamos más de equipos innovadores que de personas innovadoras como seres individuales.
Las organizaciones innovadoras generan dinámicas innovadoras en
las que el conjunto de la organización se sumerge, crean cultura de innovación. Puede ser útil disponer de personas concretas con un marcado perfil creativo pero para llevar a la práctica sus ideas siempre necesitaremos al resto de la organización. Para poder anticipar si esas ideas pueden realmente servir a mejorar nuestra organización, a las personas que en ella trabajamos, a las personas a las que servimos, a la sociedad, necesitamos la capacidad de escucha del conjunto de la organización, no sólo de quienes puedan tener ese perfil más innovador.
De esta forma, la innovación realmente valiosa no es la que surge de
manera puntual, casi casual, ni la innovación desarrollada de manera aislada por una persona o un grupo redujo de ellas. Qué duda cabe que mejor es esa innovación que nada, pero orientar nuestro objetivo en potenciar ese tipo de innovaciones supone un planteamiento estratégico muy limitado. La potencialidad de la innovación se encuentra en convertirla en parte de la cultura de las organizaciones del ámbito social.
INNOVACIÓN ABIERTA
Así pues, buscamos una innovación compartida, colaborativa,
centrada en la dinámica innovadora. Aquí se abre también otro espacio de interés: la innovación abierta. Una innovación que trascienda la propia organización innovadora para generar redes de innovación, dinámicas de innovación más allá de los límites de cada organización.
Si cada vez se habla más de gobernanza como una forma de gobierno
basada en la colaboración, en la transversalidad, en la acción concertada de diferentes departamentos de una misma entidad, de entidades diferentes, del ámbito público, del ámbito privado, lucrativo y no lucrativo,… También tenemos que plantearnos una cultura de la innovación basada en esos mismos pilares.
En el ámbito de lo social, esa innovación abierta es aún más
necesaria, si cabe, dada la limitación de recursos con la que se mueven las entidades, la parcialidad de la actuación de muchas de ellas. Probablemente uno de los espacios más ricos de innovación sea, precisamente, la innovación en la generación de espacios de trabajo, de elaboración, de experimentación, de innovación conjuntos y colaborativos.
CLAVES PARA DESARROLLAR ORGANIZACIONES INNOVADORAS
Llegados a este punto parece pertinente hacerse la pregunta ¿y cómo
convertirnos en organizaciones innovadoras? Las claves para desarrollar una organización innovadora pasan por construir o potenciar, una cultura organizativa que se articule en torno a varios ejes claves:
• Clima de trabajo que permita cuestionar la forma habitual de
hacer las cosas, en el que se saben entregar y recibir las críticas.
• Aceptación de un cierto nivel de riesgo en las decisiones
cotidianas a fin de abrirse a la experimentación, considerando el error cometido cuando se intenta explorar nuevos caminos un valor.
• Sistematización de las actividades rutinarias (procesos,
procedimientos, instrucciones de trabajo,…) de tal forma que no sea necesario dedicar más energía de la imprescindible en ellas, orientándola hacia la reflexión crítica, a la búsqueda de oportunidades de mejora,…
• Capacidad de aprendizaje permanente, entendida como la
capacidad de cuestionarse personal y colectivamente para abrirse a nuevas experiencias; de mirar hacia los otros como fuente potencial de enriquecimiento; de búsqueda proactiva de nuevas oportunidades de mejora. • Sistemática de gestión y revisión, en la que la organización incorpora a su agenda cotidiana los espacios periódicos para preguntarse por lo qué hace, por lo que debiera hacer, por lo que quería hacer y no ha hecho; espacios dónde revisar los planes y las estrategias, donde preguntarse por los resultados que estamos obteniendo, donde fijar los objetivos que queremos alcanzar en el próximo periodo. Espacios, al fin, para la reflexión, la identificación de mejoras, el seguimiento de lo que hacemos y el aprendizaje.
Para ello, tenemos que plantearnos que quizás la primera innovación
que debemos abordar, es la innovación en la gestión y la organización. Una innovación que permita hacer de las entidades del ámbito social una estructuras abiertas, con una fuerte dosis de delegación y, en consecuencia, con una gran asunción de responsabilidades por parte de todas las personas que componen la organización. Estructuras lideradas por personas que comprendan que su papel no es mandar sino convertir en líderes a las personas que trabajan con ellas. Estructuras que se vean más como nodos de una red que como sistemas cerrados en sí mismo. Estructuras en las que existan espacios para compartir, para cuestionar, para crear pero también sistemas estandarizados que permitan concentrar la atención en lo nuevo al tener muy claro cómo actuar en lo rutinario.
AMBITOS PARA LA INNOVACIÓN
Tendemos a identificar la innovación con nuevos aparatos, con
nuevos productos especialmente tecnológicos. En el ámbito de la acción social también existe una innovación de este tipo. Buenos ejemplos son las innovaciones en materia de teleasistencia o de recursos para afrontar mejor las discapacidades. Sin embargo, el espectro en el que desarrollar la innovación en el ámbito social es mucho más amplio:
• Innovación en el producto, que genera nuevos productos tal y
como acabamos de mencionar. • Innovación tecnológica, que no se agota en absoluto en la tecnología informática. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la tecnología como el “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico”. En consecuencia, innovar en este ámbito desde lo social implica plantearse nuevas formas de llevar a la práctica el conocimiento científico que es de aplicación, ya sea desde la psicología, la antropología, la sociología o cualquier otra disciplina. • Innovación en los servicios, que implica plantearse nuevas opciones de servicios orientados a afrontar nuevos problemas sociales o nuevas formas de hacer frente a otros que ya existían. Un buen ejemplo pueden ser los servicios de mediación o los “pisos de encuentro familiar”. • Innovación en los procesos, esto es, en la forma en que hacemos las cosas, en el conjunto de actividades articuladas que acaban concretándose en un servicio concreto a la ciudadanía. Los cambios en los sistemas de citaciones, la reducción de trámites, la incorporación de tramitación electrónica, son ejemplos de este tipo de innovación. • Innovación legislativa, que lleva a generar nuevos desarrollos normativos. Las leyes de servicios sociales llamadas de nueva generación pueden servirnos de ejemplo. • Innovación organizativa, orientada a transformar la forma en que organizamos nuestra institución. Ejemplos de la innovación organizativa pueden ser la estructuración matricial de los equipos frente a la estructura clásica más jerárquica o la creación de equipos con autonomía responsable que funcionan como pequeñas organizaciones con un alto nivel de autonomía dentro de la organización principal. • Innovación en la gestión. Es complicado transformar la cultura de una organización para convertirla en una organización que aprende e innova manteniendo las formas tradicionales de gestión basadas en el control. Por ello, el desafío de innovar también nuestros sistemas de gestión y con ellos los estilos de liderazgo en las organizaciones del ámbito social, se convierte en pieza clave de todo el esfuerzo transformador.
“Tener ideas es sencillo, tener buenas ideas es ya
más complicado, pero lo que realmente constituye un reto estratégico para las organizaciones es generar continuamente buenas ideas y convertirlas en productos o servicios con éxito. Eso es lo que llamamos innovación” Guía de gestión de la innovación. CIDEM Generalitat de Catalunya CURRICULUM
ENRIQUE SACANELL BERRUECO
Facilitador del cambio y el aprendizaje, coach y consultor
independiente en desarrollo del liderazgo y equipos de alto rendimiento, gestión del cambio, planificación estratégica, políticas públicas y sistemas de calidad en la gestión.
Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de
Deusto. Evaluador senior de la Fundación Vasca para la Calidad (EUSKALIT). Certificado como Coach por Newfield Consulting y la Universidad de Monterrey (México). Experto en análisis grupal por The Institute of Group Analysis of London.
Directivo en el sector público desde 1981, en Osakidetza-Servicio
Vasco de Salud hasta 1989, y después en el Ayuntamiento de Getxo, primero como Responsable Técnico de Servicios Sociales y posteriormente como Responsable de Calidad (Q de Plata al superar los 400 puntos en una evaluación externa EFQM). Ha sido profesor asociado de la Universidad de Deusto y ha impartido clases y conferencias en diversos master, escuelas de verano, jornadas y congresos. Es autor de numerosas publicaciones sobre calidad y modernización en el sector público.