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PROGRAMA DE FORMACIÓN PARA LIDERES INDÍGENAS

CICLO 2010

CURSO 1
Derechos Indígenas

MODULO 1
Conceptos Básicos
Derechos Indígenas en el marco de los Derechos Humanos

Introducción

Cuando hablamos de derechos indígenas nos referimos a los derechos


que en su condición de personas les asisten a los indígenas, lo que no
significa lo mismo que los derechos de los pueblos indígenas, pues en
este último caso, el sujeto de los derechos es el pueblo y no únicamente
el individuo. Esta precisión es importante para que la sociedad tenga
claro que el reconocimiento de los derechos como pueblos marca las
particularidades inherentes a una entidad colectiva diferenciada, que es
portadora de códigos culturales, una concepción específica del mundo y
de las relaciones entre el hombre y la naturaleza.

La claridad en estos conceptos facilita la construcción de reglas de


convivencia en el marco del mutuo reconocimiento y ejercicio de
derechos particulares y generales, en el entendido de que todos los
pueblos son iguales, merecen el mismo reconocimiento y la misma
atención del Estado. Así también, los estados tendrán que reconocer su
carácter multicultural y el consecuente respeto de las formas de
organización social, política, económica y cultural sustentada en una
cosmovisión diferente a la occidental.

Entonces, cuando nos referimos a derechos de los pueblos indígenas,


estamos hablando tanto de derechos que aplican a los pueblos
indígenas como sujetos colectivos, pues éstos son entidades colectivas
de continuidad histórica y portadoras de cosmovisiones totalmente
diferentes a la cultura de occidente. Con base en lo anterior, los pueblos
indígenas han venido reclamando el reconocimiento de sus derechos a
la identidad y a la cultura, a la tierra y al territorio, a la libre
determinación, a las formas de organización que los ha preservado. Y
este reconocimiento no se refiere únicamente a las manifestaciones
culturales, se refiere a la racionalidad de la cual son portadores los
pueblos indígenas. Así las cosas, es obligación del Estado y de las
sociedades, valorar y ejercer la convivencia de esas racionalidades
interpersonales y societales, y hacerlos mediante la expedición de leyes
que involucren a los pueblos indígenas.

El reconocimiento de la diversidad cultural implica respetar las formas


de organización social, política y cultural de los pueblos indígenas y,
además, asumir que son portadores de una visión propia del mundo, es
decir, de su propia racionalidad. Y en la medida en qué sus formas de
organización sean vulneradas, se estarían violando los derechos
humanos puesto que su desequilibrio atenta contra la vida misma.

Sinopsis Histórica de los pueblos indígenas y su proceso


organizativo en la región andina.

Varios de los estudios relacionados con los procesos organizativos de la


región, giran en tono a las fechas en las que surgen las distintas
organizaciones indígenas.

Dos ejes fundamentales giran alrededor del proceso organizativo: la


identidad y la continuidad histórica y territorial. A pesar de las más
diversas situaciones adversas, los pueblos indígenas de América Latina
continuaron siendo los constructores de sistemas de organización
armónica, equitativa, complementaria y autogestionada. Por ello, con
razón se dice que a partir de la colonización, pese a la imposición de un
sistema diferente y perverso por las grandes desigualdades y asimetrías
que causó y continua causando, los pueblos indígenas han logrado
mantener una continuidad histórica como entidades colectivas
diferenciadas y asentadas en espacios territoriales. Durante la época
colonial salvaguardaron y fortalecieron sus identidades e instituciones
(evidencia histórica), por dos razones:

1. La Interna, radicada en la fortaleza de sus usos y costumbres, en


la reconstrucción de pueblos y territorios, así como en la
reconstrucción y recreación de la memoria ancestral para
proyectarse en un futuro con inclusión social, que no es otra cosa
que la permanencia del referente de la diversidad.

2. La Externa, que permitió implementar los mecanismos como los


alzamientos o “levantamientos indígenas” o “revueltas” en contra
del despojo, de la estructura de poder imperante y del abuso y
discriminación que se cometía contra los pueblos indígenas, por
ejemplo, las luchas de Túpac Amaru y Túpac Katari, cuyos
fundamentos aún están vigentes en las demandas por la tierra y el
territorio, por la autonomía o libre determinación.
De hecho, en todas las etapas de la historia de los países de la
región andina, encontramos una serie de movilizaciones o
alzamientos: unos, con el fin de frenar el maltrato y la dominación;
otros, con demandas puntuales como el no pago de tributos;
algunos, por la reivindicación de su derecho en el acceso o la
recuperación de la tierra, y casi siempre, como un factor de
resistencia de los pueblos frente a la invasión y la usurpación.

Por otra parte, cuando se estudian los procesos organizativos de los


pueblos indígenas es pertinente rescatar el carácter orgánico de su
lucha, tanto desde el punto de vista estructural como doctrinario, debido
a varias razones fundamentales.

1. Porque se cree que por estar aislados o dispersos ya habían


perdido su conciencia de identidad, por lo que el proyecto
uninacional con el que nacieron los estados nacionales partía del
supuesto de que los indígenas ya habían sido asimilados y no
existían como tales.

2. Porque se cree que debido a la penetración del sistema capitalista


en la vida de las comunidades indígenas se ha creado una
diferenciación social entre sus miembros sin considerar que la
implantación de una estructura de dominación colonial así como
un modelo de Estado excluyente con el que nacen las repúblicas,
constituyen también las taras de un sistema inequitativo que ha
ido profundizando las asimetrías.

3. Porque la doctrina de lucha de clases (no obstante la búsqueda de


igualdad-equidad) desdibujó el carácter étnico-cultural de los
pueblos indígenas, ya que pretendía convertirlo en “campesino” o
“proletario”, desconociendo sus dimensiones como entidades de
continuidad histórica. Esta pretensión de encasillarlo en nociones
ajenas a la realidad de los pueblos indígenas, repercutió incluso en
sus formas organizativas, debilitándolas.

4. Porque muchos analistas creen que en las últimas décadas del


siglo XX, los movimientos indígenas adquirieron un carácter
étnico-cultural, dejando a un lado la condición de clase, es decir, la
condición de explotado.

5. Porque el objetivo por alcanzar la reconstitución de los pueblos y


de los territorios étnicos se logra también a través del impulso de
una reforma agraria, con el acompañamiento de varios sectores
sociales.
6. Porque se cree que al haber adoptado la lucha desde una
dimensión étnico-cultural, los pueblos indígenas han abandonado
la lucha contra la explotación y la pobreza, a la que están
sometidos nuestros pueblos y otros sectores de la sociedad
nacional.

7. Porque los pueblos indígenas son sociedades completas en las


que, dependiendo de las actividades a las que se dediquen sus
miembros, encontramos campesinos, artesanos, artistas, pintores,
deportistas, obreros, comerciantes, estudiantes, intelectuales,
profesionales de diferentes ramas, etc.

8. Porque la lucha de los pueblos indígenas no es meramente clasista


ni étnico cultural. La doctrina que desarrollan estos pueblos tiene
que ver, por un lado, con su identidad, con su carácter étnico-
cultural, es decir, con sus derechos particulares (tierra, territorio,
idiomas, administración de justicia), y por otro lado, está
relacionada con la condición de pobreza y explotación clasista a la
que están sometidos, al igual que otros sectores de la sociedad. En
ese sentido, su lucha es por la reafirmación y el desarrollo de su
identidad y contra un modelo de economía neoliberal y contra un
modelo de Estado excluyente.

Las anteriores razones llevan a una afirmación: junto con el proceso


organizativo (orgánico-estructural) se han ido construyendo los
contenidos doctrinarios desde la racionalidad delos pueblos indígenas, al
igual que la construcción de estructuras organizativas mucho más
articuladas, así como la maduración y ampliación de su plataforma de
lucha.

Es necesario señalar que a partir de la segunda mitad del siglo


pasado, fue evidente la influencia de los partidos políticos de izquierda
o de sectores progresistas, de la iglesia católica. Esta influencia a veces
giró alrededor de un pensamiento sesgado en torno al marco conceptual
de los pueblos indígenas, pues sus auspiciadores no entendieron que se
trataba de contextos y realidades históricas y culturales completamente
distintas.

En la década de los 80, en nuestra región, los pueblos indígenas


visibilizan el principio de la diversidad como parte de una propuesta que
posteriormente sería entendida como política. Una vez consolidada la
antesala de la reafirmación interna como “cultura propia, política propia
y economía propia”, plantean el reconocimiento de la diversidad
cultural, la defensa de la tierra y el territorio, la profundización de una
reforma agraria, una educación bilingüe, el derecho al ejercicio de su
medicina y de sus sistemas de justicia, entre otros.

La decada de los 90 inaugurada con el levantamiento indígena de


Ecuador, está caracterizada por una gran capacidad movilizadora de los
pueblos indígenas en los países de la región, hasta el punto de lograr
ubicarse como sujetos sociales y políticos de fuerte incidencia en los
escenarios del quehacer político. En Bolivia, Colombia y Ecuador han
sido constantes las movilizaciones o levantamientos en defensa de los
derechos de los pueblos indígenas, sea por el derecho a la tierra, el
rechazo a la privatización de tierra comunales, la instalación de
Asambleas Constituyentes para refundar a los países en el marco de
nuevos pactos sociales y políticos, e inclusive, la destitución de
presidentes corruptos como los casos de Bucaram en Ecuador, o el más
reciente (2002) Sánchez de Lozada en Bolivia.

Las Asambleas Constituyentes que se han instalado en la década de los


90, han permitido incorporar los derechos de los pueblos indígenas, por
ejemplo:

País Añ Logros
o
Colombi 199 Representación política desde la condición de pueblos
a 1 (cuota para senadores indígenas) y las Entidades
Territoriales Indígenas
Bolivia 199 Derecho a tierras comunales de origen y facultad para
5 administrar su propia justicia y resolver conflictos.
Ecuador 199 Constitucionalización de la “autodefinición como
8 nacionalidades” y reconocimiento de los derechos
colectivos.

Durante esta década se ha puesto de manifiesto el proyecto político que


debe repercutir en la construcción de estados incluyentes y en la
adopción de un nuevo orden económico redistributivo y solidario.

Los pueblos indígenas enfrentan la responsabilidad, la de combatir el


modelo económico neoliberal. Un modelo que ha provocado la
desarticulación del aparato productivo al interior de los países, la
agudización de la recesión económica, la brecha cada vez más grande
entre ricos y pobres dada la concentración del ingreso en los grupos de
poder económico. Y esta responsabilidad implica la construcción de una
propuesta que consolide la demanda de sus derechos particulares y
levante, a la vez, la lucha por severo cuestionamiento a un modelo
económico y un sistema político. Sin duda, el desarrollo del pensamiento
indígena y la ampliación de su plataforma de lucha, va de la mano con la
fortaleza y el desarrollo organizativo.

Con esta premisa, es posible afirmar que existen tres espacios de


actuación simultánea que requieren estrategias y dinámicas distintas.

1. El espacio interno, que debe propender a la consolidación de los


pueblos como sujetos de derechos y base fundamental de la
incidencia política. Sus formas y estructuras organizativas, de
generación y ejercicio de autoridad, de representación en tanto
pueblos, naciones o nacionalidades tiene que readecuarse,
superando patrones organizativos de corte sindical o gremial. De
ahí que, en cada uno de los países de la región se están
consolidando organizaciones locales, regionales o confederaciones
nacionales desde su condición de pueblos, lo que obliga la
adopción de mecanismos de reconstitución y consolidación de los
pueblos indígenas. Más aún, cuando el carácter identitario de
pueblos forma parte de las normativas constitucionales y de
instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT.

2. El espacio de relación con el Estado, para avanzar en los


cambios estructurales del Estado en sí, e incidir en la generación y
contenido las políticas públicas desde la dimensión pluri e
intercultural. Esta relación estará marcada por tensiones, dado
que las concesiones a los pueblos indígenas se han logrado por la
vía de la movilización, pero será necesario desarrollar los
mecanismos más adecuados para impulsar el desarrollo de los
pueblos indígenas.

3. El espacio político, tanto en el ámbito local como nacional,


buscando que los pueblos indígenas puedan actuar como sujetos
políticos y sean promotores de los cambios en la perspectiva de
construcción de estados incluyentes y en el ejercicio de los
derechos colectivos. Las experiencias de Colombia, Bolivia y
Ecuador han mostrado, aun con dificultades, que es posible “la
unidad en la diversidad”.

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