Seis Estudios Piaget

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1 EL DESARROLLO MENTAL DEL NINO FE desarrollo psiguco que se icin con el nacimien- 1 y finaliza en Io edad adulta ex comparable al ereei- rmiento orpinico: al igual que este iltino, consisteesen- Cafmente en una marcha hacia ef equlibtie, De igual forma, en efecto, que el cverpo evoluciona hasta un nivel telativamenteestable. eaaeteriando por el final del ere mionto por la madurez de Tos érganos, también la vida, mental puede ser coneebids como si evolucionara en Ia diteccin de una forma d= equilbrio final representado por el espiritu adulto, Ast pues, el desarrollo es, en un SSniido, wo progresive equilbrare, wo paso perpetuo de un estado menes equilibrado a un estado superior de ‘quilt. Desde el panty de vista de Ja intlgenci, r= Sula facil oponer la inestabiidad y a incoberencia rea vas de kas ideas jafaniles a ln sistematizacién de Ia ‘arGo adults. Fn el dmbito dela vida afetiva, © ha ob- servado a menudo que el equlibrio de los seatimientoe ‘uments con la edad. Las rlaciones sociales obedecen Finalmente, a una idéntica ley de esablizacién gradual Sin embargo, una diferencia esencial entre la vid del cuerpo y a de esprtu debe ser subrayada desde el pris- Cipio, si quezemos respetar el diaamismo inherente a Ia ‘calidad espcitual La forme final de equibrio aleanizae do pore crecimiento organin es més esttice que aque tin hacia Ia cual lende el desarrollo mental, ¥ primar dlatmente mas inestable, de tal modo que, ura vez fina- Tienda fa evoluciéa ascendenve, s nica automdcamente n ‘el nifio-no es un pequefio adultos, Ahora bien, ambas impresiones son autésticas, correlativamente, Desde el punto de vista funcional, 0 sea. tniendo en cuenta los Imdviles generale de Ia conducta y cl peosamicnto, exis: ten funciones consiantes, comunes a todas las edades: en todos los niveles Ia secién supone siempre un interés aque la desencadens, tanto si se tata de una necesidad fisil6gica, afectiva 0 imelectuat (la necssidad se presen ta, en este dltimo caso, bajo la forma de une pregunta ‘0 un problema); en todos Tos niveles la inteligenca in {enta comprender o expliear, ete. Ahora bien, aun cuando Jas funciones de interés, de Ja explicacién, ete. son co: munes en todas Tas etapas, sca vinvariantess come fi comes, no por ello es menos cierto que los rinteresess (por oposisidn al einterés») varian considerablemente de un nivel mental a otto, y que las explicaciones part culates (por oposicién a ta funciéa de explicar) Genen formas muy distintas segin el grado de desarrollo inte Jectual Junto a las fanciones constantes debemos distin ie, por tanto, las esiracuras variables y es precisa: ‘menie ol andlsis de estas estructuras progresivas, 0 for. mas sucesvas de equilibrio, el que indica las diferencias ‘8 oposiciones de um nivel a olro de Ia condueta, desde Jos comportamientos clementales del recién nacido hasta Ja adolescencia. TLas esircturas variables scx, por tant, Ins formas de organizacidn de fa actividad mental, bajo su doble aspecto motor o intelectual, por una parte, y afectivo. ‘or otra, asi como segin sus dos dimensiones individval 4 soci (interindividual). Para und mejor comprensin ‘istinguiremos ces estapas o perfodos de desarrollo, que seflan la aparcién de estas esiructuras eonsiruidas su ceesivamente: 12° Ta elapa de los reflejos © ajutes here- Gitarios, ast como Tas primeras tendencies institivas (autriciones) y las primeras emociones. 2 La etapa de Tas primeras costumbres motrices y de las primeras per: cepeiones organizadas, asi como los primeros sentimien- tos difereaciados. 3° La etapa de Ta inteligencia ensorio- ‘motriz o prictice (anterior al Ienguaj), de las regulacio. res afectivas elementales y de las priméras Hjaciones ex: teriones de la afectividad. Estas primeras etapas constic tuyen por sf mismas el periodo del lactaate (hasta Ia edad de un aflo y medio a dos aiios, 0 sea anteriormente al desarrollo del lenguaje y del pensamiento propiamente dicho). 4 La etapa de'la ioteligencia intuitiva, de los sentimientosinterindividuales esponténeos y de fas rela- ciones socises de sumisién al adulto (de fos dos a los siete afos, © segunda parte de Ia eprimera infancias). 5 La etapa de Ine operaciones intolectuales concretas Ginicio de ls Yépica}, y'de los sentimientos morules y 20- ales de cooperscién (de fos siete a Jos once-doce anc). 6°,La etapa de las operaciones intelectuales abstractas, de fa formscién dela personalidad y de la insescién afec tiva € inteletua} en fa sociedad de 1os adultos (adoles: cencia). Cada una de estas etapas se caracteriza, por tanto, ‘por la aparicién de cstructras originales, cuya construc: ign Ja distingue de las etapas anteriores. Lo mds exenci de estas sucesivas construcsiones subsisie en el curso de Jas ulteriores etapas, como subestructuras, sobre las que vienen a edificarse fos nuevos caracteres. De ello se des ‘prende que, en el adulto, cada una de estas etupos pasa das corresponde a un nivel mis o menos elemental 0 clevado de la jerarqula de tas conductas. Pero a cada ctapa le corresponden también algunos caracteres mo- mentneos 0 secundatios, que son modifcadas por el desarrollo ulterior en furciGn de las necesidades de wna. mejor orgonicacién, Cada etapa consttuye, por tanto, mediante las estracturas qve Ia definen, und forma par ticular de equilitrio, y 18 evolucién mental se efectda fen el sentido de une equilibracin cada vez mejor. ‘Entonces podemos comprendr Io que son Tos meca- nismos funcionales comunes a todas las etapas. Puede atirmarte, de una forma totalmente general (no solamen- te comparando cada, etapa con Ia siguiente, sino cada cconducta, en el interior de cualquier etapa, con la con- ducta siguiente) que toda accién —o sca todo movimien- to, todo pensamiento o sentimicnto— responde a uaa ne- cetidad. El nif, al igual que el adulto, no ejecuta nine sin acto, exterior o incluso totalmente interior, més que impulsado por on mévil, y este mévil se traduce siempre fen una nevesidad (una necesidad elemental o un inte- és, una pregunta, etc). Abora bien, tal como ha de- ‘mostrado Clapartie, una necesidad es siempre la mani festacién de un desequilibrio: hay necesidad cuando algo, al margen de nosotras 0 en noselzos mismos (en nnuesiro organismo fisico o mental) se ha modificado, y se tata de reajusiar Ia eonducta en funcign de este cam bio. Por ejemplo, e1 hambre o el eancancio provocarin la bisqueda de slimento o de reposo; el encuentro de un objeto exterior desencadenard la necesidad de jugar, su utilizacton con fines pricticos, o susitaré una pregun- ta, un problema teérico: una palabra promunciada por ‘otra persoca excitaré In necesidad de imitar, de simpati- var o engendraré reserva u oposici6n debido que eotra fen conflicto con alguna de nuestras tendencias. Inverss- ‘mente la accign finaliza cuardo existe una satisfaccién de las necesidades, © sea cuando se restablece el equilibrio entre el nuevo hecho, que ha desencadenado ls necesidad, {y nuestra organizaciéa meatal tal como esta se presentaba, Anterionmente a él, Comer o dormir, jugar © alcanzar los ‘objetivos, exponder a Ia pregunta o resolver el problema, lograr su imitaciga, establecer una relaciénafective, mantener el punto de visia, son satisaeciones que, ea los ejemplos precedentes, pondrio fina la condueta pa ticular suscitada por fa necesidad. En eada instante, po- dria decirse ast, 1a accion esti desequilibrada por las ‘wansformaciones cue sutgen en e] mundo, exterioc 0 in- tetior, y eada nueva conducta consiste a0 s6lo en resia- blecer el equilibrio, sino también en tender hacia un quilibrio més estable que el del estado anterior a esta perturbacién, La accia humana consist en este mecenismo conti= uo y perpetuo de reajuste y equilibramiento, y es por ‘allo que, en sus fazes de construccign incial, puede con- siderarse a las exteucturas meatales suctsivas gue engen- dran el desarrollo como otras tuntas de equilibria, cada una de las cuales ha progresado en felaciSm com las pre cedentes. Pero debe comprenderse también que este ‘mecanismo funcional, por general que sea, no explica el contenido o Ia estructura de las distintas necosida des, puesto que cada una es relativa a la oyganizacién der nivel considerado, Por ejemplo, la vsida de un mis- ‘mo objeto desencadenard pregunias muy distintas en un nino pequetio, quc ain es incapaz de poder clasificas, ¥en uno mayor cuyas ideas son mis cxiensas y mas sis- teméticas. Las intezeses de un nifio dependen, por tanto en cada instante, del conju de sus nociomes adguiidas ¥ de sus disposiciones afsotivas, puesto quo él tiende ‘complomentarlas en el sentide do un mejor eguilbrio ‘Antes de exeminat detalladaments el desarrollo, de Tbemos limitarnos a poner de relieve 1a forma general de las necesidades y los iniereses comunes a todas ls fedades. Puede decitse, a este respecto, que toda neve sidad tiende: 1.° a incorporar las cosas y las personas a Ja actividad propia del sueto. y por tanio @ easimilary 1 eiundo exterior a las estructuras ya construidas, y 2° a reajustar estas en funciGn de las transformaciomes fexperimentadas, y por tanto & . tultamente en un resvitado intersante —inteesaate de- bido a que es asimilable a un esquema anterior— para que ef sujeto repreduzea inmediatamente estos nuevos ‘movimientos: esta «rcacciéa circulars, tal como se I ha denoméinado, representa un papel esencial en el de sarrollo sensorio-motriz yequivale a una forma més evo: luciovada de asimilacié YY ahora Hegamos a la tecera fase que es atin mucho mds importante para Ia continuacién del desarrollo: te e la intetigencia prictiea o sensorio-motrz propiamente dicha. La intelgencia aparece, efectivamente, much> ‘antes que el lenguafe,o sea mucho antes que el pense rmiento interior que supone Ta utlizacién de tos signns verbales (el lenguajeineriorizado). Pero se trata de una Infeligencia totalmente préctica. que se aplica [a mani pulacién de los objetos y que no utiliza, en vez de las palabras y Tos conceptos. mas que pereepeiones y mov: nice organizados en resquemas de aceiba», Coger una vanilla para scstear un objeto lejano e, por tanto, un cto inteligente(¢ incluso bastante tardfo: hacia ls die- coche meses) puesto que un medio, que en este 249 65 un auténtieo in-trumcato, esté coordinada con ua ob- jetivo planteaes previarente,y ha sido preciso compren- Aer anticipadamente Ia relacin etre 1a varilla y et 0b- jetive pora descubrie este medio. Un acto de intligen- ‘ia mds presoz eonsstird en aoeteat el objeto tend de la mania v del soporte en ef que este situada (hacia el final de! primer ato}; podviames citar muchos otros ejemplos ero inencanos saber ms bin emo ve constayen estos 12tos de intoigencia. Se pueden invcear dos tips: de factores. En primer lugar tas conducas precedentes Se multipice y diferencian cada vez mas. hasta adqui- ‘usa agli d suficiente como para registrar los tesul- todos Ae la experiencia. Es par elo que en sus wreaceio- fies civ ares» cl Bebé no se conforma ya con reproduc cie simclemente los movimiento: y los gests que le han conducido Hacia un efecto interesante sing que Tos varia, intencionsdamente para estudiar [os resultados de estas variscionss y se enteea, de esta forma. a aulgntieas ex: ploraeiones © vexperiencias para vers, Todos hemos po- ido observa, por ejemplo, el comportamiento. de nos de unos doce meses de edad consistente en tira 1s obj tos al suelo, en una y otra direcién, para snalirar [as Caldas y las rayectoris, Por otra pare, Jos eesquemsss de accién, construdos 2 partir del nivel de Ja fase pre cedents y mutiplcador mediante estas nuevas conduc. tas experimentaes, se hacen soscsptibles de coondinarse cntre sf, mediante asimilacién recfproca, a la manera de Io que sexi més tarde las nociones 0 conceptos de! propio pensamiento. En efecio, una acein apta para er fepetida y generaizada en nuevas situaciones es compa: rable a una especie de concepto sensoriosmotriz: e¢ por sta que veremes eémo e] bebé, en presencia de un aue- vo objeto, lo incorpora sucesivamente a cada uno de sus ‘esquemass de accién (rarandearlo, frotatl, ete), come si intemtara comprendsrlo medisnte su utlizacién (es sabido que atin a los cinco o seis afias de edad los mifos, Aefinen Tos conceptos empezando por las palabras ees para»: una mesa ses para poder eferibir encima, et). Hay en ello, por tanto, una asimilacién sensorio-motriz comparable con fo que ser posteriormente Ta simi. ‘eda d2 To real mediaate las nociones y el pensamiento Por tanto resulta l6gico que estos distintos esquemas de accién se asimilen ealze si, © sea, se coordinen de ta ‘modo que unos asignen un objetivo a 1a aceién total ‘mientras gue otros sirvan de medios, y es mediante esta coordinacidn, comparable a Ia de la fase preseden- te, pero mits mévily agi, como se inicia la propia Tigencia préetica. ‘Ahora bien. el resultado de este desarrollo inteloc- tual ex efectivamente como anuneidbamos anteriormente, el transformar Ia represeniacion de las cosas, hasta el exiremo de modificar o invertir totalmente Ia posicién inkial del sujeto en relacign a ella. En el punto de par- tida de Ja evolueién mental no exists, con seguridad, ninguna dierenciacién entre el yo y ef mundo exterior, (sen, las impresiones vividas y perciidas no son rela: ionadas ni eon una conciencia personal sentida como un eyo» ni con objotes concebides como exterioes: estas impresiones estan dadas, simplemente, en un Bloque in disociado, 0 como situadas en un mismo plano, que no fe ni inteino ni externo, sino que se ereventra a medio camino enire estos dos polos. Pera, por el hecho mismo de esta indivciacién primitive todo to que es perciida fs centrado sobre Ia actividad propia: e] yo se encuen- tra, en primer lugar, en el centro de la realidad, debido precisamente a que es inconsciente de sf mismo, mien- tras que el mundo exterior se objtivari en la medida en {que @1 yo fe construiré como actividad gubjesiva o inte rior. Dicho de otra forma, la conscicneia se inicia me- dionte un epocentrismo inconsciente e integral, miontras ue los progresos de Ta inteligencia seosoriomotria de- sembocan en la construccién de un universo cbjetivo, 20 cl cual el propio cuerpo aparece como un elemento entre los dems, y al cual se opove la vida intetoy, Iocalizada fen ese cuerpo propio. Cuatro procesos fundamentales caracterizam esta re- voluciga inelectual Uevada a cabo durante los dos prime- 10s afos de la existoncia: se trata de las constructiones e las cateyorias del objeto y el espacio, dela causiidad ¥ del tempo, todas elias a titulo, nauuraimente, de ca: {egorias pricticas o de acciéa pura, pero atin n0 de n0- clones dol pansamiento EL esquema préctico del objeto es Ja. permazencia sustancialauribuida Tos euadios sensoriaks, y es pues, de hecho, la ereencia sogun Ja cual una figura pereibida corresponds a walgor que sigue existiendo ain cuando ro se perviba Pero resulta facil demostcar que durante Js primeros meses e Inetante no perce los objetos pro- Plamente dichos, El Tactanie recomoce algunos cuadros Sensoriales familiares, claro est, pero el hecho de revo- rnoverios evando estén plesentes no equivale de ningin ‘modo a situarios en alguos parte cuando se encuentran fuera del campo perceptwvo. El Iaetante revonoce, en par- ticular, alas persona y sabe que gritando hard que su ‘madre vuelva después de haberse ido: peto esto no prue- ba tampoco que cl lectante Ie atribuya un cuerpo exis- tente en el espacio cuando no la ve. De hecho cuando of laciante empieza a comprender lo que Ye no presenta, 4] principio, ninguna conducta de brisqueda cuando se Ie cubrea lor deseados juguctes con un pafuelo, aun ‘cuando haya seguido con la vista todo lo que ce hacia ‘A contisuscin cl Iactante buseard cl objeto escondido, pero sin tener en cuenta sus desplazamientos svcesi vos, como si cada objeto estuviera relacionado con una siuaci6a de conjuoto y no fuers un mévil independiente ‘Unicamente hacia el float del primer ao Jos objets ea- piezan a ser buscados cuando acaban de salir del campo de Ia percepcién, y es con este criterio como puede fe- cconocerse un inicio de exterorizacion del mundo mate rial, Resumiendo, la ausenciainicial de los objetos sus tanciales, y, posteriormente la cousizucciéa de los abje tos sélidos y permanentes ¢s un primer ejemplo de este paso del egoceatrismo integral primitive a la elaboracién final de un niverso exterior. La evolucién del espacio prctico es totalmente so- daria con la coustryccida de los objetos. Al principio hay tantos espacios, no coordinados entre sl, como &mbi- 103 sensoriales (espacio bucal, visual, téctl, ete) y cada uno de ellos esté centrado sobre los movimientos y la actividad propia. El espacio visual, en particular, no pposee al principio las mismas profundidades que cons- ‘tuird seguidamente. Al término del segundo aBo, al coo- twario, estd terminado un espacio goneral, que incluye 2 todos los demés, caracesizando las relaciones de los ‘objetos entte si y conteniéadolos en su toalidad, inci 4p el propio cusrpe. Pero ta elaboracin del espacio se debe esenxialmence a la coordinaci6a de lot movie ‘mientos, y aqui captamos Ia estrecha relacion existente entre este desarrollo y el de la inteligeacia semvorio- mow [La cavsalidad esté relncionada, em primer lugar, con Ja actividad propia en su egocentrismo: es la relaci6n, fortuita durable. mucho tiempo para el propio. sujeto, entre un resultado empirico y una accién cualquiera que Jo haya provocado. Fs por ello que al tirar de los cordo= res que penden del echo de su cuna el lactante desea bre la cafda de todos los juguetes que colgaben de este techo y relaciona por tanto, casualmente, la acciém de tirar de los cordones y ef efecto general de Ia caida. Peco el lactante ullizard inmediatamente este esquema ‘couse para actuar a distancia sobre evalguler cose: tira: vi del cordén para hacer que sign un balanceamiento que observa a dos metros de su cuna, para hacer pecd- ‘un silbido procedeate del fondo de la habitacin, ete Esta especie de causalidad mégica, o «méico-fencmenis- tas manifesta patpablements el egccentriemo case p= mitivo. Contrariamente, durante ol segunda ao el iio reconoce las relaciones de eawsalidad d2 los objetcs entre sf y objetiva y especaliza, por tanto, Tas causes. ‘La objetivacién de Tas series temporales es paralela f In de la cansalided. Resumiendo, en todos los smb tos encontramos esto especie de revolucidn copemicana que permite a Ta inteligensia sensoriomotrit arranear cl espirtu naciente de su egocenttiemo inconsciente ra- sical para sitvarlo en un euaiverso», por prctico ¥ poeo ‘reflsionadon que sea este éltimo ‘nora bien, la evotuciéa de Ia efectividad durante Tos des peimeros aos da lugar 9 un cutda que, em a conjunto, correspond> casi totalmente al que permite establever el estudio de tas funciones motricss y cog: noscitvas. Efetivameate, hay un paraelismo comstante entre [a vida afectiva ¥ I vida intelectual, En este e250 tencontramos un primer ejeraplo de ello. pero este para Jelismo continuard cxstiendo, tal como veremos, dura te todo el dssarrotio de Ia nfancia y de la adolesencia Esta constataci6m no result soxprendente mde que si se reparte, con sentido comin fa vida del espirtu en dos ‘comparimentos estancos: | de los sentimientor y el {del pensamiento, Pero no hay mada més falso y super. ficial, Pn realidad e! elemento al que tenemos que Te- ‘montarnos siempre es la propia seonductay, concebida, fal como hemos intentado exponer en nuesira introduc. ida, como un restablecimiento 0 wn fotalecimiento del ‘equilibria. Pero toda condveta supone Ia existencia de instrumentos 0 de una tGenica: se trata de los movi- smientos ¥ dela intetigenca, Pero, terbién, toda condue- ta implica unos méviles y unos valores finales (el valor A Jos objetivos): se tata de Tos seotinenton. At pues asctvidad © intligencia som indisocables y constitu. Yen os ds apocoscomplmeniaros de oda condita ‘Una vee estableido esto resulta eviderto que a fa primera fase de los ténicasreflejas eoresponderé Tox Impulaes inatntvos elementals, relacionador ‘con Ta rnutrcién, as{ como esa especi> do reflejos slectives que fom las emocione primarias. Ea efecto se ha demestendo Fecientemente el prentesco de las emaciones con el tema fisolico de las aetitudes 0 postuas: Jos primo- 108 miedas, por ejemplo, pueden estar relacionados con ladda de equilitrio o con brusos comtastes ene un aconiesimiento fortuito y Ie atid anterior ‘Aa soguda fase (percepeiones y hibiioy) ast como en fos inicios de Te intetigenca sensorosmovz corres ppondsn una seri do senimientos elementals o afctoa perceptivas relacionados con las modalidades de la roe Pia actividad: To apradable y 10 Jesagradable, et placer Yo dolor ec. asf como los primeros sntimients de {Exit 0 fecaso, En ta medida on que ext entadonafec= tivos dependen de la aceién propia y an no de Ta con- ciencia do las relaciones mantonidas con las demas pet- fons este vel afetvo testimonis una expece de ego cxntrismo general. y dala impresién, si se atfbuye equi- vocedamente a bebS una concioncia do mu yo. de gue fe tata de una especie de amor hacia sf mismo y hacia I actividad do exe yo. De hecho of factarte empieza interesindoss etencialmente por su everpe, por mis mo- vimientos y por los resulados de ests acciones. Los pticoonalistas hen denominado se en- ventran ls objtos deseadosy emo se Maman las cosas coecidas: «Qué es eso?» Pero a partir de Tos tes aos. ya menudo mucho antes, aparece tna forma esen- cial de pregunts que se mulipiia hacis Tos siet anos: Jos famosos «por qué de los pequefos, ante los que Jos adultos encueotran a veces difcimenie Ja respuesta. {Cd es su sentido general? La expresién «por qués en 1 adulto puede tener dos sigificados distintos: la fina- fidad («por qué toma usted ese camino?») 0 ta causa eficiente («por qué eaen los everpots?). Contrariamen- te, odo parece indicar que los epor qué» de la primera {infuncia preseatan una signticacida indiferenciada, si- tuada s medio camino entre la finalidad y lw caus, pero que jimplcan siempre ambos siguficados simultinca- mente. «Por qué rueda?s pregunta, por cjemplo, un nino de seis anos ata persona que se ceupa de €) sca Jando una eanica que se dirige por la terraza ligeramente ‘incinada hacia Ta persoma siwvade al final de ta pen- icnie; se le responds «Porque hay una pendiente, 10 ‘que consttuye una respuesta nicamente causal, pero el io, no satsfecho coa esta explcacién,plantes una segunda cuestién® «jSahe Ia eanica que usted est all?» [Evidentemente no debe tomaric al pic de In letra esta reaccin: el nifo no atribuye, cietamente, ala canica ‘una concieacia humana, aun cuando exsia, tal come veremos mis adelante, una especie de sanimismo» infan- Ul, pero que no puede ser interpretado con un sentido burdamente antropomérico. Sin embargo, la explcacion rsénica no ha satisfecho al nito puesto que él se ima- gina el movimiento como algo necesariaments oriemtado hacia un objetivo y, por consiguiente, como algo contu- samente intencional y dirgido: asi pues, Io que que- ta saber ef nfo era, simultineamente, a causa y la fe nalidad de! movimiento de In canica, y e8 por ello que este ejemplo es muy representative de fos epor quésini- ales, Es més, uno de Jos motivos que hacen que los epor ‘qué> infaniles sean, a menudo, tan oscuros para la eon- Ciencia adulta, y que explica Ie difculiades que encom ‘vamos para poder responder satitactoriamente «los ‘pequeiios que esperan una explicacin de nuestra parte fs que una fraccién importante de este tipo de pregun- ‘as se refiee a fenémenos 0 acontecimientos que no com- ‘portan precisumente un epor quée, puesto que son for- ‘tos. Es por esto que el mismo nifo de ses anes se sor- prende al taber que sobre Ginebra hay dos Saléve pero que, en cambio, hay un solo Cervino por encima de Zermatt: «Por que hay dos Saleve?» Ovo dia pregunta ‘Por qué el lage de Ginebra no Hepa hasta Berna?» No aabicndo exactaments cémo interpretar estas curceas ‘rganas 6 as planteamoe a oe nis da miss reguntdndoles qué Te habrian respoodido a su ompenci. Para cls Ta espe mo cls ninguna iiculad: hay un Gran Satéve para las caminats y las personas mayores y un Pequcho Salve para los peque- {08 pascos ¥ los niflos, ate lago de Ginebra no legs hnastz Beroa es porque cada ciudad debe tener su propio Jago. En otras palabras. 00 hay casualidad en la naturae Jeza, puesto que todo est ehecho paras los hombres 1 los alos segim un plan establecido e inteligente del ‘que el ser humano ex el centro. Por tanto To que busea ef «por qué es la razin de ser de las cosas, © sea uns raadn smultGncamente causal y Goalists, y ex precisa: ‘mente porgue debe haber un mctivo para todo por 10 «que e1 nino tropieza con los fendmenos fortuitos y plan- fea preguntas respecto a elles. Resumiendo, el andlisis de ta forma con que el niio plantea sus preguntas pone totalmente de evidencia el Carfeter ain egocéniieo de su pensamiento, en este ‘nuevo dmbito de le propia representacién del mundo en ‘oporiciéa con el de la organizacién del universo. pede- tico= todo ceurre como si ls esquemas préctios fueran transferides al nuevo plano y se proloagaran en €l, 20 solo como finalidad, como atabames de ver, sine tam- bign en las formas siguientes El animismo infantil es la tendencia a coscebir las cosas come si estuvieran vivas y dotadss de intenciones. Enid vivo, al principio, todo objeto que cjerce una acti- ‘vidad, referida evencialmente a una utlidad humana: 1a Himpara encendida, el homo que calicnta, le nna que iMumina, ete. Despues la vida est ryeervada a los movies ¥ finalmente a Ios euerpos que parecen movers por si ‘mismos, como los astros 0 el Vento, A Ia vida est ligada, [por otra parte, a conciencia, pero no una concione'a Héntca a la de los hombre, sito cl minimo de ssber y de intoncionalidad necesarias a las cosas para evar ‘cabo sus acciones y, principalmente para moversey dri sirse hacia los objetivos que se les asignan, Es por ello ‘que las nutes saben que avanzan, puesto que Mevan la Hluvia y, sobre todo, avanza Ta noche, puesto que Ia ‘noche es una gran nube negra que cubre el cielo cuendo ‘conviene dormir. Mis adclante slo esté dotad de cone ‘iencia el movimiento espontineo. Por ejemplo, Ins nubes {ya no saben nada spoesto que cl viento las impulsas, pero, com respecio al viento debe precsarse que no sabe nada eporque no es una personas, pero que «sabe gue sopla porgue es él quien soplay. Los astros son particu- larmente inelgentes: Ia lura nos sigue en nacstros pax seas y se vuelve atris cuando rehueemos el camino. Un sordomudo. estuisdo por W. James, pensaba inclu: ‘reemos que estas posibles semejanzas entre el pens ‘mento del nito el de los primitives (que veremos mis tarde con Ta fisica griega) sean debidas 9 una herencia, el tipo que ésta sea: la permanencia de las leyes dei desarzollo explica suicentemente estas convergencias, ¥ como todes los hombres, incluidos fos «primitivoss, hnan emperado siendo nifos, el pensamiento det nite precede al de nuestros lejanos antepasades. al igual que precede al nuest. ‘Alfinalismo y al animismo se puede audit el attic ialismo 0 creencia de qve las cosas han sido construidas or cl hombre © por una actividad divine actuando segin luna pauta de fabricaciéa bumana, Esto no dene nada {e contradietoro, para Tos nis, €om el animism, pues- to que, segin eos los propios bebés han sido coasirui- dos y'@ la ver estin bien vivos. ‘Todo el universo esti hecho de idénica forma: kas montafas eerecens porque se han plantado picdias despues de habeas fabrieado los ingos han sido excavados y, hasia muy tarde, el nif cree que Ins cudades han existido antes que [os lagos, teers. mente, toda la cawsalidad, que se desarrolla du. ante I primera infancia, participa de estos mismos ca- racteres de iniferenciaciéa entre Io psiquico y lo fico y-el egocentrismo intelectual. Las lees naturales accesi bles al nido soo confundidas com ls Ieyes morales y el ‘dcterminismo con Ia obligacion: los bacos flotan porque debe flotary Ia luna ilumina s6lo de noche «porque no cs ella Ia que mandas. El movimiento 25 concebido ‘como un esiado transitorio que tend hacia un objetivo ‘que 5 su fin: Tos rios corren porque tienen impulso ‘ara ir acla los logos, pezo este lmpulso no les petite ender por la montaia. La noci6n de fuerza, en par- ‘cular, da lugar a cutiosascoustataciones: activa y subs- tancil, 9 se8 relacionada con eada cuerpo ¢intrasmi- sible explica, al igual que en la fisica de Aristételes, el movimiento del cuerpo mediante Ja unig de un dispa- rador externo y de una fuerza interna, ambas neoesarias: ppor ejemplo. las tubes son impulsadas por el viento, ppero elas mismas producen viento sl avanaac. Esta ex plicacién, que recusrda el edlebre esquema peripatetico el movimiento de los proyectiles, es extendida por los nilfos al propio proyectl: si ura pelola no cae ime iatamente a tierra evando es lanzada de un manotszo, cs debido « quo es impulcda por el aire que produce Ja mano al desplazarse y por el aite que hace reflur la propia pelota al moverse, De igual modo, el agua de los sfos es movida por el impulso que toma al entrar fen contacto con Jas piedras por las que deben discu- tie, ete, Podemos ver, en definitiva, que las diversas manifes- taciones de este pensamiento nciente son coferentes ‘ent sf en sa prelogismo. Todas catas manifestociones cconsisten en una asimilacig deformativa de Ta realidad In actividad propia: los movimienioe estim dirigidos ‘hacia un objetivo debido a que los movimientos propios estin orientados de esta forma; Ie fuerra es activa y sustancial debido a que es Is fuerza muscular; la reali dad esté animada y viva; las leyes naturales provienen de Ia obediencia resumiendo, todo ests calcedo del mo- delo del yo. Estos eaquemas de asimilacion egocénttica, ‘que actin Vipremente en el juego simblico y dominan ‘iin, de esta forma, e] pensamiento verbal. ;n0 som sus- ceplibles, sin embargo, de acomodaciones més precias en determinadas situaciones experimentales? Es lo que ‘vamos a yer ahora al hablar del desarrollo de los me- ‘canismos intuitivas, ©. Le Inticién Hay una cosa sorprendente en el pensamiento del nfo el sujeto afimma todo el tiempo y no demuestra jams. Observemes, por otra parte, que esta ausencia de Ia prucha proviene naturalmente de Jos caraceres s0- Ciales de la conducta en esta edad, o sea, del egocentris- mo concebido como indiferenciaciéo eote el punto de vista propio y el de los dems. Ea efecto, cuando se e5- lblece relacién con los demés es cuando se deben bus- car las pruebas, mientras que se cree siempre totalmen- te a uno mismo, antes precisamente de que los demés ros hayan ensefado a discutic las objeciones y antes también de que se haya interiorizado semejante conduc- ta bajo Ja forma de esta discus interior que es la re- flexién, Cuando preguntamos algo a niox menores de Siete afios resulia sozprendeme la pobreza de sus proebas, Su incapacidad para motivar sus afiemaciones e ieluso la ifcultad que experimentan para saber, mediante retros- peceién,céimo han Hegade a fomularles. De igual forma el nlo de cuatro 2 siete afos no sabe definir Tos concep- tos que utiliza y ce limita @ sefalar Ios objetoe corres- pondicntes 0. definitlos por medio de su utlizacién (es para...2) bajo Ia doble influencia del finalismo y e Ia difieutnd de jusiicecin. Se objetaré, sin duds, que cl nifo de esta edsd no es verbal y que su autéatico dmbito es ain el de la accién y ta manipulacin. Y esto e3 cierto pero, en este ‘mismo terreno, es mucho més «légicos? Nosotros is- tinguimos dos casos: ef de ta intligencia propiamente sprictica» y el del peosamiento tendieute al conocimien- to, pero en el dmbito experimeatal Hay una sinteligencia préctica» que representa. un considerable papel entre los dos y los siete alos proton fzando, por una parte, Ia inteligeacia sensorio-motria del periodo preverbel y preparando, por otra, las nociones téenicas que se decarrollarin hasta Ja edad edulta. Se ha estudiado profusamente esa ineligencia préctica nacien- te mediante ingeniosos dispositvos (hacer alcanzar cir- tos objetos mediante diversos instrumentos: aril, ganchos, pulsadores, ctc) y se ha constatado, efectiva- mente, que ef nifio estaba inds avanzado, a menudo, ea Ja accion gue en la palabra. Pero, incluso en este terreno ‘prictco, también se han encontrado todo tipo de eompor- tamieots primitives, que recuerdan en tEeminos de ign las conductas preldpieas cbservadas en el pense ‘miento del mismo nivel (A. Rey), ‘Volvemes asf al pensamiento propio de este perfodo el desarrollo, intentando anslizar sobre el terreno. Ya no verbal, sino experimental. ;Cémo se comportard el nfo frente a experiencias concreias, con maaipulacién de un material, concebidas para que cada afirmacién ‘peda ser controlada mediante tn contneto directo con Tos hechos? {Razonard cl nia légicamente o bien con servardn los esquemas de asimilaci6n una parte de su egocentrisme acomodindose, sin embargo. en cuanto sean capaces de hacerlo, a la experiencia que se esté Nevando a cabo? El azdlisis de un gran nimero de hhechos ha demostrado ser decisivo: hasta los siete afos 1 nif sigue siendo prelégico y suple la Wgica por el ‘meeanismo de Ta jntuicidn, simple ineriorizcién de las ‘percepciones y Jos movimientos bajo la forma de imége- tes representativas y de eexperiencias meatales» que pro- Tongan de este modo los esquemas seasorio-motrices sin coordinacién propiamente racional. Partamos de un ejemplo concteto, Presentemos al sujeto unas seis u ocho fichas azules,alineadas con pe- ueios intervalos entre sf y pidimosle que eneventce tras tantas fichas rojas que puede colocar en infinitas posiciones. En la edad promedio de cuatro a einco afios, Tes poquetics construirén una fla do fichas zojas exccta. mente de la misma longitud que Ia de las fichas azules, ‘pero sin ocuparse del nimero de elementos, oi de hacer Corresponder término a término eada ficha foja con ou ‘az. En ellohay una primitiva forma de intuicién, que consists en evalua Ia cantidad dnicamecte por el expac ‘ocupado, sea mediante Ine cvalidadee pereepivas glo- bales de colecciénestudiads sin preacuparse en anali= zr In relaciones. Ente los cinco ¥ los ses aos, al con- ‘rari, se observa una reaccién mucho més interesante nit coloca una ficha roje frente a cada ficha azal y oncluye de esta correspondencia témino a témino ia fgualdad de ambas coleociones. Pero epartemos Un poco Jas fichasextremas de la hileta de las rojas, de tal modo ‘que ya no coimcidan con la fichas azule, sino que estén Tigeramente a un lade: entonces el ni]o, que ha Visto perfectamente que no se quitaba ai aiadia nade, estima {que ambas coleciones ya no som igualesy afrma que la fila mas larga contiene emis fichasa. Si amontonsmos tuna de la dos files sin tocar Ia otra, entonees Ia equiva: Jencia entre ambas fils se pied adn més. En resumen, existe equivalecia mientras hay correspondencia visual 1 Sptica, pero la jgualdad no se conserva por correspon ‘densa Kégica: 10 hay en ello, pues, uou operaciéa ra- ional, sino una simple inticién. Esta intuiciém es ar- tievada y no global, pero sigue Gendo ada intuitive, © sea, sometida a Ja primacta de la pescepein. "FEn qué consisten estas inuiclones? Otros dos ee: plos nos ayudarin a comprendetlo: 1° Tenemos tes bolas de distintos colores A BC que circulan por un tubo: al vevlas partir en el orden AB C el no espera eras aparecer al otro extrema del tubo en el mismo ‘orden, Poe tanto a inuiciéa es correcta. Pero, cy s1s8 ‘eli el tubo en el sentido de retorna? Lox més peque= ‘0s no prevén el orden CB A y se sorprenden al verlo aporeeer. Cuando saben preverlo mediante una jntui- ide articulada se imprime al tubo un movimiento ds semirotcién y se trata entonces de comprender que Ta fda daré a partic de este momento CB A y la vuelia ABC: pero n0"s6lo no Io comprenden sino que tam- bign, al consatar que a veces sale primero A y otras C, cesperan ver aparever en primer lugar Ja bola interme: dia B. 2° Dos méviles siguen el mismo eamino en 1a ‘misma direecién y uno adclanta al otro: en cualquice tidad cl nito extrae [a conclasin de que este tltimo «va ‘més rdpidos. Pero si el primero recorre en el mismo tiempo un seeottido més largo sin alcanzar al segundo, fo si marchan en sentido inverso 0, también, $1 siguen ‘uno con relacién a otro dos pista circulates coneéntt ‘as, el nfo ya no comprends esa desigualdad de Ia velo- ‘dad aun cando las diferencias enistemtes ene Tos ea- ‘minos recorridos sean muy grandes. La intujeién de te velocidad se reduce. por tanto, a la del adelantamien’o electivo y ao desembocard en Ta relaciéa de Tos tiempos ¥ los espacios reeorridos. GEn qué consisten pues estas intuiciones clementales de la correspondencia espacial v dpica, del orden directo AB Co del adelantamiento? Se trata, simplemente, de tsquemas perseptivos o de esquemas de aeci6n y. por tanto, de esguemas sensorio-motores peso traspuesios 6 interiorizados en representaciones. Se trata de iméige- nes o de simulaciones de lo real. medio camino entre la experiencia efectiva y la eexpetiencia mentale, y-n0 800 ‘ain operaciones l6gicas generalizables y combinables, entre si {De qué carecen estas intuciones para ser operato- rias'y transformarse, de esta forma, en un sistema l6si- co? Les falta, simplemente, prolongar en ambos senti- ddos la accisn ya eonvcida del sujeto de forma tal que se hagan méviles y reversibles. Lo caracteristico de las Intuiiones primarias es, en efecto, el ser rigidas e irre- versibles: estas intuiciones son comparables alos esau sas perceplivos y a los actos habituaes, que aparecen cen blague y 90 pusden alieratse. Todo habito es, en efee- to, imeverible: por ejemplo, se esribe de iaquierda a derccha y se requeritia un nucvo aprendizaje para hacer lo de deteca a igquierda (y vieeversa en el caso de bese israclitas). Lo mismo sucede con Ins percepciones, ue siguen el curso de Iss cosas, y con los actos de inteligencia semsoriosmotri que, tambiéa, tendem hacia tun objetivo y no retroceden (excepto en algunes privi- Tegiados) AS pues, es totalmente normal gue e] pens ‘micnto del niio empicce por ser irreversible y que, en particular, evando ete pensamiento interoriza percep- cones o movimientos bajo la forma de experiencias men- tales, étos sean poco méiles y poco reversible, La in tieige primaria mo es, por tanto, més que un exquema sensorio-motor tramspuesto en acto de pensamiento, y ste peasamiento hereda naturalmente sus caracteres. Pero estos uikimos constituyen una adquiscién positiva. y bastard con prolongar esta accién interiorizada en el Sentido dela movilidad reversible para tansformaria en soperacin. La inluicién articulada avanza, efectivamente, en esta ireceiga. Mientras que la inticion primaria no es més {que una acciSn global In inuiciSn articulads Ta supera fen Ia doble cireceiin de una anticipacion de las conse fcuenciag de esta aecién y de una reconstituciéa de Tos estados anteriores. Sin duda atin sigue siendo ireversi- ble: basta con destaratar una correspondencia éptica para que el nfo. no pueda volver & situar los elemen- tos en su orden primitivo; basta con efectuar un giro del tubo para que al orden inverso sea incomprensible para el sete, ete, Poro este inicio de anticipacioa y de Feconsttucién preluda la reversiblidad puesto que cons tituye una regulaerén do Tas intucionas iniciales y esta regulacidn apuncia las operaciones. La intuicién articu- lada es, pues. susceptible de akcanzar un nivel de equi Librio mds estable y més mévil simulténeamente con Ia sceidn sensorio-motriz y esto constituye un progreso del pensamiento caracteristico de esta fase sobre la intl gencia que precede al lenguaje. Compareds eon la l6giea Ia inuuicién se eneventra, por canio, en un equilibcio ‘menos estable por eatecct de reversibilidad, pero compa ada con los actos preverbales es, sin duds, una eviden ‘e conquista D. La vide ojectiva Las translormaciones de Ia. aceién ptovocadas por log inieios de la sodalizacién no afecian tnicamente a In iteligencia y al pensamiento, sino que también reper cuten profundamente en la vida afectiva, Tal como he- ‘mos mis 0 menos visto exist, en efecto, a partir del perfodo preverbal, un estrecho paralelismo entre e| desi rrollo de la afectividad y el de las funcionesinteletwales, [Pussto gus son dos aspectos indisociabies de cada ac. Gidn: efecivamente, en cada conducta los méviles y el slinamismo encrgctico provienen de Ia afectividad, mien- fas que las téenicas y el ajusiamiento de los medios ulilizados eonstituyen el aspecto cognosctivo (sensorio- ‘motor 0 raciona). Por tanto no se produce nunca una accién totalmente intelectual (los sentimientos intervie- ‘ex, por ejemplo, incluso en ta solucidn de un problema matemtico: intetesss, valores, impresiones de armo- ‘ia, etc) ni tampoco actos puramente afectvos (el amor supone wna compeensiga), sino que siempre y en todas las conducias relaivas a 10s objetos, al igus) que en las zelativas alas personas, ambos elementos iatervienen de Dido @ que se suponen entre si. Existen vinicamente espi- situs que se interesan més en las persozas que en las cosas 0 en les abstracciones y otros a los que les ccurre To conirario, lo que hace que los primeros parezcan més sentimentales y los segundos més adusts, pero se tata simplemente de otras conductas y ottos sentimientos, y cambios intelectules entre individucs. de igual forma Tos sentimientos espontinens de persona & persona sur sen de un intercambio ms rico de valores. A partir del momento,en que es factibic Ia comunicecidn entre. ct hii y suamblene se desarrolia ua sul juego de si ‘alias y antipatias, que completaré o diferencia inde- finkdamtente los ventimientor clementales ya pucstos de ‘evidencia durante [a fase precedente. Por regia general Se mostrar simpatia hacia las personas que responden Jos intereses del sueto y que 10 valorizarén, La simpa- fa supone, por tanto, una valoracién mutua, por una pare y, por ox, una escals comin de valores que pet mmiten Ios intercambios. Esto es To que el Ienguaje expresa diviendo que lis personas que xe aman weslin de scuer do», «tiene los mismos gustose», ete. Y es basindose en ‘sia excala comin edo se evan a cubo las valoraciones ‘muivas, Inversamente, la anipatia surge de La desvalor- ‘acid y &ta procede a menudo de Ia axsencia de gos tos comunes 0 do una escala de valores comin. Basta con observar al nifo en su eleccién de sus primeros ‘ompatieros 0 en Ia reaceiéa frente a Jos adults exiraios Je familia para poder seguir el desarrollo de estas va- loraciones interindividaales. En cuanto al amor del niio hacia sus padres ereemos que Jos Iazos de sangre no ex- plican en absoluto esta intima comunidad de valoriacio- Fes que hace que casi todos Jos valores de los ios estén supeditadas ala imagen de su madre y de su padre Pero enire los valores interindividuales asf constituidos hay algunos que som particularmente interesantes: se trata, previsamente, de los que el nilo ha reservado para aquellos a quienes juzea superiors a él o sea, algunas personas mayores y sus padres. Un sentimiento costes pponde, en particular, a estas valoraciones unilteraes: Se trata del respeto, que es un compuesto de afecto y ‘emor, sedalando este segundo components precisamen: tela dasionnidad ana interviene en ex relacin aiertive Pero el respeto, al como ha demostrado Bovet, es el origen de Ios primeros sentimientos morales. En efecto, bests con que los seres respetados den 6rdents 0, pri iordialmente, consignas a Tos que les respetan para que éstas sean imterpretadas como obligatorias, engendrando de esia forma ol sentido del deber. La primera moral det nifo es la de la obediencia y el primer eriterio del bien 5, durante mucho tiempo, para los pequeSox, Ja voluntad 4e fos padres Lor valores morales asf engendrados son, or tanto, valcyes normativor, en cl sentida de que ya no son determinados mediante simples regulaciones esponté- eas, eome acucre con las simpatfas o as antipatas, sino ue Io son, mereed al respeto, mediante replas propia: ‘mente dichas. Pero, zdebemos concluir que, a parti de Ja primera infanea, los sentimientos interindividuales son suseeptibles de alcanzarel nivel de o que denominaremos ‘2 continuacisn operaciones afsctivas, en contraste con Tas operaciones W6gicas.o sea, con los sistemas de valores morales que se implican racfonalmente enre sf, tal como fcucre en et caso d2 una concieacia moral gutSnoma? ‘No parees que debe ser asf puesto que los primeros sen Timientos morales del nifo siguen siendo intuitivos, al qual que ocucre con el pensamiemto propio a este pevio- ddo del desarrollo, La moral de ia primera infancia sigue senda. en efecto, esencialmente heterGnoma, © s¢8, s+ peditada a una voluntad exterior, que es 1a de los seres respeiados 0 de los padres. Resulta interesante, a este respecto, analizar las valorizaeiones del nifo en un ém bito moral bien definido, como es el easo de Ta mentira Mediante ef mecanismo del respeto unilatral el aio avepta, en efecto, y reconoce tambiéa la regla de con dducta que impone ia veracidad mucho antes Je compren- 1. Bio gun siondo cero iaciaso cuando el nto no 002 doce de hecho como rare durante exe prfodo de resicnia ‘doe se obverva'e menudo bavia Tov tee © easco aon y gue Joe attreeslamanes han dinomitade Trarater der por sf mismo el valor de Ia verdad, asi como Ta na- turalea de la mentirs, Mediante sus hdbitos de juego © imaginacién y mediante toda Ia actividad espontinea de su pensamiento, que afima sin pruebas y asimila To real con fa actividad propia sin preocuparce por Ia autén- tiea objetividad, el nino se ve impulsado a deformar Ja resided y a amoldarla a sus deseos, De esta forma Tega a veces a tergiversar una verdad sin darse cuenta de ‘Que lo esté haciendo, A esio se lo denomiza la sseudo- mmentirae de lox pequetioe (el Scheilze de Stera). Sin ‘embargo el niso acepes la reple de veracidad y reconoce Tegitimamente que se le censure o e Te castigue por sus propias menticss. Pero, ,c6mo valora a estas wimas? EE primer lugar los nidos airman que mentirno es nada malo» cuando se esté hablando a compaieros y que Ja mentira solo es censurable expresada ante las perso- nas mayores, puesto que som ellas quienes prohiben rmentir. Pero, seguidamente, y de forma preminente, Ios nifos croen que una meatira es tanto peor cuanto més se aleja de la tealidad, independientemente de las inten- ciones que estén en juego. Se pide, por ejemplo, ol nino aque compare dos mentrat: explicar a su madre que se Fa obtenido una buena calificacién en Ia escuela cuando fen realidad no ha sido preguntado en clase, o explicar 1 su madre, después de haberse asustado al ver un pero, que ést era tan grande como una vaca. Los peque: fos comprendem perfectamente que la primera meatca sté destinada # obtener indchidamente una recompenss rmjentras que la segunda es una simple exagecuciéa. Sin ‘embargo, Ia primera parece mencs malay debido a que ‘ocurre que a veces so tienen buenas notas y. principal- mente porque al ser bastante verosimil la aficmacién Ia propia madre ha podido equivocarse. La segunda emen- tira», al contraio, es més mala y merece un castigo més tjemplac, puesto que eno ceurre nunca que un perro sea tan enormes. Estas reacciones, que parecen bastante gencrales (y que han sido confirmadas recientemente en ln estudio realizado en Ja Universidad de Lovaina) sou muy instructivas: en efecto, estas teacciones demuestran, plenamente que los primero valores morals estin cal tados de la Fegla coneebida, mediante ol respeto unilate ral, y de esta Tegla tomada al pie de Ia Ieira y 00 en su espiritu. Pora que fos mismos valores se organicen en un sistema que sea simulténcamente coherente y_ general fer preciso que fos ventimientos morales lleguen 8 tener ‘una ceria aulonomia ¥. para que esto ocurra, que er peto deje de ser unilaieval y sea mutuo: es precisamente el desarrollo de esie sentimiento entre compalieros 0 iquales lo que provocars que la mentira dicha a un ami {go sce caliicada como tan emai, o avin més, que la dicha por el nio al adulc. ‘Resumiendo, Jos interess, las avtovaloraciones, Jos valores esponténeos y Ios valores morales parscen scr las principales cristalizaciones de la vide atetiva carace teristica de este aivel del desarrollo. TIL, La INPANCIA DE LoS sues ‘4-108 Doce A808: EI promedio de edad situado en los siete anos, que coincide con el principio de la escolaridad propiomente dicha del nif, sefiala ua gio decisivo en e! desarrollo ‘mental, En efecto, asstimes, en eada uno de los axpe tos tan complejos de Ia vida psiquica, tanto si se trata de In ineligencia 0 de la vide afectiva, de las relaciones soclales © de la actividad coracteristicamente Individual, 1 In aparicion de mucvas formas de orpenizacion que completan los esquemas de las construccioaes presentes Gurante el pesiodo precedente y les asegura un equili- brio mas estable, inaugurando también una serie iniate- rrumpida de auevas constracciones. ‘Seguiremos, para ao perdernos en este laberinto, ef ‘mismo camino emprendido anteicrmeste, partiendo de Ia accidn global ala vez sociale individual, y analizando. sequidamente Ios aspectos intelectual y, posteiormen- ts, alectivos, de este desarrollo. A. Las progress de la conducta y de ta socializaci6n Cuando visitamos distintas clases, en una eseuela activa en Ia que se da libertad a Tos eiflos para taba jar por grupos 0 tambien aisladamente y de hablar mien- tras se trabajo, resulta sorprendente la diferencia entre los medios escolares superiores a Tos siete aflos y las clases inferires. En os pequenos no se distingue clara ‘mente Io que es actividad privada de Io que es colabora- cidn: [os nifos hablan, pero no sabemos si escuchan; y fcurre a veces que se poncn varies a electuar el mismo trabajo, pero tampoco sabemos sl en realidad se estén ayudando, Cuando observamos a los grandes resulta sor prendente un doble progreso: econecntracién individual, ‘cuando el sujeto trabaja para si mismo, y colaboracién efectiva cuando hay una vida comiin. Pero estos dos as- pecios de la actividad que se inieia hacia los siete aos son, en realidad, complementarios y provienen de las mismas causas. Eo realidad son tan solidarios que ro sulla dific distinguir, em una primera observaciée, si porque el niio sea capaz de una eierta reflexién legaré 1 coordinar sus acciones con Tas de los dems, 0 si por ue exista un progreso de Ja socializacién el pensumiento uedard reforzado por interiorizacin. Desde el punto de vista de las relaciones interindivi- uales el mito, a partic de los siete ans, es eapaz,efec~ tivamente, de ccoperar puesto que ya no confunde su propio punto de vista con ol de Tos dems, sino gue di Socia estos ttimas para coordinarios. Esto ya es percep- tible en el lenguaje entre nifics. Surgen entonces posibi- Iidades de discusién, que implican una comprensién con respecto a fos puntos de vista del adversano, y de bis- queda de justiicaciones o de pruchas respecto a la pro pila afirmacién. Las explicaciones entre nos se desarzo- Mian, en el plano det pensamiento y no ya tinicaments en el plano de la accién material. El lenguaje ecgocéatricoe ddesaparece casi totalmente y las frases espontineas del nfo tesimonian ea su propia estructare grematical une rnecesidad de conexién entre ideas y de justificacion Tica. En cuanto al comportamiento colectivo de los nifios consiatamos, a partir de los siete alos, un notable cambio en fas actitudes sociales, por ejemplo, en los juegos regla- mentados. Fs sabido que un juego colectivo, como por ejemplo el de las eanicas, supone un gran mimero de reglas variadas, que conctetan Ia forma de lanzar las ‘canicas su situaciéa, el orden de las tiradas sncesivas, Jos derechos de apropiacidn en caso de triunfur, etc. Pero ‘se tata de un juogo que en la mayoria de paises es niea- mente infantil y deja de practicarse cuando finaliza eseuela primaria, Todo este cuerpo de reglas, con la ju risprudencia que require su aplicscién, eonsituyen una insttuciéa propia de los nifios, pero que, sin embargo, se transmite de generaciGn en generaciéa eon una fuerza ceonservadora que resulta sorprendente. Pero, recordemos (que durante 1a primera infancia los jugadores de cuatro 2 seis alos intentan imitar los ejemplos de los mayores yy observan incluso algunas repls, pero cada uno de ellos ro conoee mis que una parte de lag mismas y, durant: fl juego, no se preocupa en absoluto por les reglas del vecino, cuando dste es de su misma edad: cada uno juega ‘@ su modo, sim ninguna coordinacién. Es més, cuando se pregunta 2 los pequetios quién ha ganado, al final de una partida, se provoca en ellos una evident sorprose, puesto gue todo el mundo gana ala vez y ganar significa haberse divertido uno mismo. Contrariamente, log jugadores, a partir de los siete aflos, presentan un oble progreso. Auin sin conocer todas ‘las reglas de] juego poseen, al menos, Ia unficecién de las reglas ad- ‘mitides durante una misma partida y se comtrolan entre sf para mantener la igualdad frente @ una ley jnica. Por furs parte, Ia palabra «ganare adquiere un significado colectivo: se trata de triunfar después de una competi- cidn reglamentads, y es evidente gue el reconocimiento de esta victoria de un jugador sobre Tos demas, asf como li gaancia de canicas que es {a consecuencia de este juego en particular, suponc Ia existencia de diseusiones bien elaboradas y concluyentes, Pero entonces asistimoe, en estrecha conexién con estos progresos sociales, a diversas transformaciones de la seci6n individual que parecen ser, simulténeamente, sus ‘causus y sus efectos. Lo esencial es que el nino es sus- ceptible de un principio de reflexi6n, En vex de las con~ ‘Ouctss impulsivas de la primera infancia, acompaiadss de una creencia inmediata y un egoeentrismo intele- wal, el nifo, a partic de los siete w ocho aos piensa antes de seiuar y empieza de este modo a conquistar sa dificil conducta de la reflexidn. Pero una reflexién ro es més que una deliberacién interior, o vea, una dis- cusién Uevada a cabo con uno mismo al igual que podria Hevarse a cabo con varios interloeutores 0 con tradictotes reales o exteiores. Se puede afirmar también que la reflexién es una conducta socal de discusi6n, pero interiorizada (al igual que el propio peasamienta supone un enguaje interior y, por tanto, interorizado), de aeuer do con esa ley general segtin la cual se acaba siempre aplicando a no mismo las conducias edquiridas en fun- ida de los demas, 0 que la diseusiéa sovializada no es més que una reflexi6n exteriorizada. En realidad seme- jamte probjema, al igual que todas las cuestiones andloe as, s¢ reduoe a preguntarnos si fue primero el huevo que 1a gallina © Ia gallina que el huevo, puesto que toda con- dducia humana 5 simultineaments social ¢ individual, ‘Lo esencial de estas constataciones es que, en exte obie plano, el nilo de siete aos empieza a liberarse de su egpesattismo social e intelectual y 2s capaz, por tanto, de auevas coordinaciones que van a ener la mayor ‘mportancia tanto para la inetigencia como para la afc. tividad. Por Jo que respecta a la primera se trata. de Inecho, de Jos inicios de la propia construccién Légiea Ja J6aica eonstituye precisamente el sistema de reluciones que permite Ja coordinacisn de los divertos puntos de Vista entee si, puntos de vista correspordientes tanto a distintos individuos como aquelios que eorresponden a pereepciones o inuiciones sucesivas de un mismo indi viduo. Por lo que respecta @ la afetivided el propio sis- fema de coordinaciones sociales e individuales enge ddsa una mocal de cooperacién y de autonome personal por oposicidn con Ia moral intutiva de heteronomia ‘earactristiea de los pequefios: pero este auevo sistema, de valores representa en cl Smbito afectiva €} equivaente de Ia Isgiea en el caso de fa inteligencia. Fa cuanto 2 Tos ingtrumentor mentales que permitirin esta doble coor- ‘dinacién Jopica y moral estén consttuides, en fo que eon: CGerne 2 Ia inteligencia, por Ia operacién, y por Ia volun: fad en lo teferente af pling afectivo: se aia de dos nuevas realidades que estan, como veremos, muy proxi- ‘mas entre si passto que ambas provienen d una misma, inversion @ conversiGn del egocentrismo primitive. B. Los progresos del pensaamiento Cuando las formas egocdniricas de eausalidad y repre. sentaeién del mundo, o sea las que estin calcadas sobre la actividad propia, empiozan a declinar bajo Ie iafluen- cia de los factores que acabamos de ver, surgen nucvas te parecida y dimensiones iguaes,lenos en sus tres cuat- tas pares. Em uno de ellos se echan dos tttones de a= fear preguntando antes de bacerlo si subicd el nivel del ‘agua. Una vez sumergido el azScar se constata el nuevo nivel y se pestn ambos vasos, de forma que se vea que el agua azucarada pesa mds. Se pregunia extonces, mica tras se disuelve el aniear: 1 si, una vez disuelto, que- dard algo en el agua; 2° si el peso sequird siendo mayor (0 3¢ igualard con el del agua clara y pura: 3° si el nivel del agua arucarada descenderk hasla iguslarse con el el otro vato o seguird siendo el mismo. Se pregunta al nifio qué motives le inducen a hacer esias afinmacio- res y, posteriormente, una vez ha fiaalizado Ia disoluciéa del azar se eaniada Ia conversacién después de haber constatado la constancia del peso y del volumen (del ni- vel) del agua azucarads. Las reacciones observadas en las distintas edades resultan exiremadamente claras y su fordea de sucesién ex tan regular que se ha podido ox traer de estas preguntas un procedimiento diagnéstico ‘para el estudio de los retracos mentale. Eo primer ugar Tas pequefos en wna edad inferior a los siete aos) nic- gan, por Jo general, que el anicar disuelto se conserve ¥ ‘@ fortior|ambiéa Ta conservaciéa del peso y del volumen relacionados con esta disoluci6n, Para ellos e] hecho de que el azicar se disvelva implica que éste se aniquila totalmente y desaparece de Io ral. Certamente, continés existiendo el gusto azucarado del agua pero, segin los ‘mismos sujetos, este gusto desaparecert a eabo de unas horas o alguncs dias, como acurte con un olor © més ‘concretamente con una sombra rezagada, destinada a Ta nada, Hacia los siete alls, por el contiaro, el azicar isuelto sigue estando en cl agus, o sea que pera ellos hay conservacién de Ia sustancia. Pero. Zen qué forma? Para algunos sujetos el azicar se transforma eo agua © se ficia convirtfodose en un jarabe que se mezcla con el agua: esta es Ia explicacién por transmutaciéa ‘2 que nos reieriamos antes, Pero, para los més adelanta- dos, ceurre algo completamente distinto, Segui afirma €l nino se percibe cémo el troz0 do azicar se converte fen «pequedos pedazoss durante la disolucién: pucs bien, basta con admit que estos (rocitos so hacen eada ver mds pequefior y enlooces comprenderemos que existen siempre en el agua en el estado de «boliias» invisible. Esto 03 Jo que hace quo el agua tenga un gusto azuea ‘ados afirman los sujetos. Por tanto cl stomisme apars- i bajo Tas especies de una emetafisica del polva> tal como dijo giaciosamente ua filsofo franoss. Pero 52 trata ala de un atomismo cualitative, puesto que esas sbolitass no tienen ni peso ai volumen y puesto que el Iifo espera que desaparezca el primero y descienda nivel del agua después dela disclucidn. Durante la etapa ‘Siguieme, cuya aparicign se percibe hacia los nueve aos, of nito hace €] mismo razoramicnto en lo referents a Ia suslancia, pero afade a ello un progreso exoncial: Jas bolts poscen. todas ells, su propio peso y si se suman todos estos pesos parciales se encontrard el peso de Tos vecrones sumergidos. Pero aun siendo capaces de una explicacién tan suil como para afirmar apriorsticamente Ta conservaciém del peso, carecen de explicacién para el volumen y esperan que el nivel del agua descienda des- pués de Ia dsoluciée. Finalmente, hacia los once 0 Jos doce afios ef nifo generaliza su esquema explicativo all propio volumen y deciara que, al ocupar cada una de Tas bolitas un pequeso Ingar, Ia suma de estos espacios ce igual a la de Tos torroncs de azsicar sumergidos, de tal modo que el nivel no descenders Es es, pues, e] atomismo infantil, Este ejemplo no 5 €l unico, Se obtienen las mismas explicaciones. pero cn sentido inverso, cuando se hace dilatar frente al niio 1un grano de maiz americano colocado sobre una placs caliente: para los pequefos fa sustancia aurnenta, Tos siete afos conserva su volumen sin crece, pero se hincha ¥ cambia de peso: de Tos aucve a tos diez acs ¢! peso ‘ camserva pero no atin el volumen y hacia los dove ‘afios, puesto que la harina estd compuesta por granios invisibles de volumen constante, esos granos se apartan, simplemente, unos de otros al ser separados por el site caliente Fate atomismo es interesante no por esta representa ign de los grémulos, sugerida por Ia experiencia det ppolvo 0 de la harina sina en funcién del proceso deduc- tivo de composicién que pone de manificsto: cl todo es cexplicado mediante Ia composicign de las paris, y esta ‘composicién supone, por tanto, J existencia de auiéati- cas operaciones de segmentacién 0 particion ¢ inverse iments de reunién adicién, ast como desplazamientos por concentracién o separaciéa (al igual que ezeian tame bien Jos prescerdtieas). Supone, ademés y primordial- mente, Ia existencia do autéatices prineipios de conser vaciée, lo que demuestra com toda evidencia que las ‘peteciones en juego estin agrupadas en sistemas cerra- dos y coherences, cuyas «invariantes» estin represeuta das por estas conservacioncs, ‘Las nociones de permanenci, d= Ios que acabamos de constatar una primera manifestaci6n son, sucesivas ‘meats, lay de sustancia, peso y volumes, y resulta facil volver a encontrarias en otras experiencia. Por ejemplo, se Je dan al nifo dos bolitas de pasta para moldear, de idéntico peso y medidas. Seguidamente se deforma ‘una e ells convintiéadola en una galeta, en una salsicha © corténdola a pedazos; antes de los site sos el nto cree que se ha modificado In cantidad de materia, de peso y de volumen: hacia los siete aos admite la cons- tancia de fa materia de que estamos hublando, pero cree ‘ain en la variacign de Ins restantes cuslidades; hacia los mueve alos reconace Ja conscrvacién del peso pero no la del volumen y hacia Jos once-doce aiios Ia del vo Iumea (por medio’ de los desplazamientos del nivel de ‘agua al sumergit los objetos moldeados en dos vasos de agua). Resulia fuy fécil demostrar que, a partic de Tos siete afos, se ndguisren sucesivamente otros muchos prin- cipios de’ conservacién, que jalonan e} desarrollo del [pensamiento y de Toe que carecian totalmente los peque= fos: conservacién de las longitudes en el caso de cer rmacica de los caminos recorrides, concervacién de las superfcies, de los conjuntos discontinuos, etc. Estas no- ‘ioaes de invariabilidad son el equivalente, en el plano dol pensamiento, de To que hemos visto anterionnente con respecto a Ia construccién sensorio-motriz del es- ‘quema del ecbjetos, invariante précica de la accién. ‘Pero, zc6mo se claboran estas nociones de comservae i6a, que diferencian tan profundamente el pensamiento de Ia segunda infancia del que se posee antes de los siete aos? Exactamente como ec) propio alomismo 0, para Ihablar de forma més general, como la explicaci6n causal ‘por composicign parttiva: estas nociones son el resul tado de un juego de operaciones coordinadas entre sf en sistemas de conjunto y evya propiedad més rlevante ‘en opasicién al pensamiento intutivo de la primera in fancia, es Ja de ser reversible. Bfectivamente la verda- era razén que impalsa a los nifios del presente period ‘2 admit la conservacign de uaz sustancia 0 de un peso, etcétera, no es ya la ideatidad (los paquets comprenden ‘tan bien como los mayores que «no se ha quitedo ni ara~ dido nada») sino la posibilidad de un riguroso retorno al panto de partida: i gallea pesa tanto como Ia bola, ‘dicen, porque puede volver a hacerse una bola con Ie ‘galleta. Més adotante veremos el significado real de ost ‘operaciones, cuyo resultado es, pues, corregit Ia int cid pereeptiva, siempre vetima de las ilusionss del ‘punto de vista momenténeo y, por consiguiente, de «des- entrar» el egocentrismo, por asf deccio. para transfor= mar las relaciones inmediatas en un sistema de relaciones cobietivas, Pero antes sefslarcmos arin las grandes conquistas de este pensamieato transformado: las del tempo (y con 41 de la velocidad) y del espacio concebides. por encima de Ia causalidad y las nociones de conservacién, como fesquemas generales del pensamiento y ya no simplemen- te como esquemas de accién o inicio. EE! desarroo de fas nociones de tiempo plantea, en Ia eveluciéa mental del nid, unos problemas muy curio 0s, en conexiGn con las cuestiones planteadas por Ia ciencia més contemporinea, En cualquier edad el nil sabtd decir, caro est, de un mévil que reeorre e] cami- no ABC. que estaba en A santese de estar en Bo fen Cy que eemplea ms tempor para recorrer ef tayec. to A Cque el trayecto A B, Peto ns intuiciones tempo cakes de la primera infancia se Himitan casi exclusiva mente a estoy si se le hace comparar entre sf dos mévi- Jes que siguen caminos pacalelos pero que poseen una velocidad desigual se constata que: 1. los pequetios no poscen Is intuciGn de Ia simultancidad de los puntos de , puesto que, en Ia medida fn que ellos disocien el todo («todas de madera») en {dos partes no logran comparar una de estas partes con todo asf consiruido mentaimente y se imitaa a compa: rarlo con Ia otra parte. Al contrario, hacia Tos siete aos esta difcultad debida a ta intuicién perceptiva se atenta, y el todo se hace comparable a una de sus parts. sien- do concebida cada parte, a partir de ahora, en fuaciéa e! propio todo (una parte = al todo menos las deméis partes. por intervencidn de Ia operacién inversa) Podemos preguniamos finalmente eémo se construye l propio niimero, as{ como las operaciones propiamente aritméticas. Sabemos, en efeco, gue durante Ta primera infancia s6lo son accesibles al sujeto les primercs mime- tos debido a que son niimctos intuitivos que correspon den a figuras perceptitles. La seri indefinida de Tos ni- ‘merosy,prineipalment, las operaciones de adicidn (y su lversa, la sustracciba) y de multipliaciéa (con su in- versa, [a divisiOn) no son, al contrari, accesibles hasta la edad de siete afos, en términos generales. Pero la rax6a de ello es simple: el mimero es, en realidad, un compuesto de ciertas operaciones precedentes y supone, por cousiguienie, su construcciéa. previa. Us niémero entero es, en efecto, una colecci6n de unidades iguales ‘entree! y, por lan, uaa elase cuyas subclaves se hacen, cquivalenies mediante Ia supresién de cualidades: pero 5 también al mismo tiempo una serie ordenada y, por tanto, una seziaciéa de las selaciones de orden. Su doble ‘aturaleza cardinal y ordinal resulta, por tanto, de una fusién de los sistemas de encaje y seriaciéu Kigicos y esto es lo que explica que #1 aparicidn sea contempord ‘ea con la de las operaciones cualtativas. Ahora pode- mos comprender por qué las correspondencias teaming ‘2 término qus hemos analizado enteriormente (Il C) si: ‘uen siendo intuitvas durante Ja primera infanci, pues- to qve no se convierten en operatorias y no constitayen ‘por tanto, operaciones numéricas més que a parr del momento en qve ef nifo es capaz de manipular simul- téneamente las operaciones de seriacin de las fichas de encaje de las partes en Jos todos (clases): dniea- ‘mente en exte momento cuanda la correspondencis eva ‘consigo Ia equivalencia perdurable de Is coleciones eo- rrespondicntes y engendra, por este mismo hecho, los simeros. De elo se deduce una conelusidn general: el pensa- ‘miento del no no se convierte en lgico m&s que por ‘medio dela organizacién de sistemas de operaciones que obedecen a Teyer de conjunto comunes: > Composi= ‘ign: dos operaciones de un coajunto pueden componer- se eate sf y dar ademds una operacién del conjunto. (Ejemplo: +141 =+2) 2° Reversibilidad: toda ope sacién puede ser invertda, (Bjemplo: ++1 se inviete en =1) 3° La operacidn divectay su inversa dam una ope raci6n nula 0 idéntica. (Ejemplo: + 1—1 = 0) 4s Las ‘operaciones pueden asociatseentte sf de todas las formas. Esta estructura general, que los matemiticos denominan sgruposs, earacteriza todos los sistemas de operaciones Aeseritos precedentemente, con excepcién de que en Jos Ambitox Higicos 0 cualitatves (seriaciin de las relacioe nes, encajamiento de las clas, ec), Jas condiciones (3) 1 ) prescntan algunas particularidades debidas al hecho Ge que una clase o relucida sumada a sf misma n0 se modifica: se puede hablar entonces de cagrupacisns, novi6n mds elemental y ms geveral aun que el grupo. Debe admittse, por tanto. que el paso de la intucién a Ia l6giea 0-2 Tas operaciones mateméticas se cfectia on el curso ds la segunda infancis mediante 1a cons- truccién de agrupaciones y grupos o sea, que les nocio- res y relaciones no pusden construrseaisladamente sino que constitayen globalmente organizaciones de conjunto 0 las cuales todos los elementos 20m solidatos y se equi libean entte si, Esta estructura earacteisticn de In asi smilacién mental de orden superior asegura de esta forma al espiritu un equlibrio may supedir al de In asimilacige, Intltiva 0 egocentrica, puesto que Ta reversbilidad ya adquirida traduce Ja existencia de un equlibrio perma- neate entre Is asimilacién de las cosas por el esprit y Ja ecomodacién del esprit a las coses. Es por ello que cuando el esptit se Libera de su punto de vista inme- dato para «agropars las rlaciones el espritw aleanza un ‘estado de cohetencia y de no-contradiecion paralclo a To que es el pleno social (véase 4) In eooperaci6n, que Subordina el yo a las Teyes de reciprocidad D. La afectividad, ia votuniad ¥y los sentimientor morales Estas observaciones finales permiten comprender Jas profundas transformaciones que se llevan a cabo en Ja afectividad de In segunda infancia: en Ia medica en ‘que Is cooperacién entre individuos coordina sus pun- tos de vista en una eeiprocidad que asegura a ke vez ‘su autonoméa y su eohesién, y en la medida en que, peralelamente, el agrupamiento de las operaciones int Tectuales siti Tes diversos puntos de vista intuitivos en un conjunto reversible carente de cohradicciones, Ia afec- tividad de los siete 2 Jos doce afcs se coracteriza por Ia aparieién de nuevos sentimicatos morsles y, principal: ‘mente. por una orgenizacién de la voluntad. que desen bocan en una mejor integracién del yo y ex un ajuste ans eficaz de Ia vida afectiva, ‘Antes hemos visto (HE D) que los primeros sentimien. {0s morales surgian del respoto urilateral del nino hacia Jos padres 0 e} adulto y cémo este respeto provocaba Ja Tormacign de una moral de obediencia © heteronomia EL nuevo sentimiento, que interviene en funcién de la epoperacién entre niles y de las formas de la vida sceial que se desprenden de ella (vedse IIL A). comsiste. esen- cialmente, en un respeto mutuo, Hay respeto mutuo ewan do Jos individuos se auibuyen reciprocamente un valor personal equivalente y no se limitan ¢ valorizar tal o eval de sus acciones particulares, Genéticamente el tes- pelo mutun surge del respeto unilateral, del que es una forma limite, Electivamente, sucede continuamente que lun individuo sienta que otro es superior a éten un cierto asperto y que haya reciprocidad en otro aspeeto dist to: en eale caso siempre se llega a una valoracidn mutia ‘global. De un modo general hay respeto mutuo en toda, amistad fundeda en Ia estimacidn, en toda colaboracica que incluya Ja autoridad, ete. Pero el respeto mutuo conduce a nuevas formas de sentimientos morales, distintas de la obedieneia exterior Inioial. Se pueden mencionar, en primer lugar, las tran fommaciones relatives al sentimiento de la revs, relacio. rando ésta a los mifios entre si al igual que tambien une al niffo con al adulto. Recordemos, para tomar un ejemplo de Is primers categoria de las replas, la forma en que los nifos se ‘someten a los reglamentos de um juego colectve, inclu= to cuando este juego es totalmente infant, como en el ‘caso de las canicas: mientras que los pequetos juegan de cualquier forma, imitando cada uno a su modo las distintas reglas aprendidas de los mayores, Jos riffs de és de site afos se someten de modo mucho mas pre- iso y eoondizado a un coajunto de reglas comunes. Per geémo se represeatan a sf mismos estas realas y gud Sertimsients tienen respecto a las mismas? Para llevar a cabo este andlisiy basta con pedir individualmente 2 Jos jugadores que inventen una nueva segla, distin, de las tradicionales que han recibido. y que digan si ferten que esta nueva repla, una vez difuadida a través 4e Ia imitacién de los més paqueflos, seria una «autér tica reglas. Pues bien, cosa curiosa, se observa una gran. diferencia de reacciones entre los pequefios y los mayo= es, Los pequefios, que estin dominados por e) respeto ‘unilateral que sienten hacia sus mayores, aun cuando en Ja prdctiea juegan sin preacuparse excesivamente de obe- decer a las reglas reconocidas, se niegan, generaimente, ‘@admitir que la oueva regla pueda constiuir en absoluto ‘una sauténtica rela», Seatin ellos, en efecto, Las tinicas zeglas son las que han utilizado siempre las que uli ban ya los hijos de Guillermo Tell o fos hijos de Adan y Eva, y ninguna regla inventada ahora por un nif, Jncluso si esta regla es aceptada por les futurat gener ciones. no seria realmente cauténticas, Ex mis, las sauténticas reglase, que son, por lo tanto, eternas, 10 femanan de los nifias: soa los epapiss 0 ls escores del ‘iunicipios, toe xprimeras hembrese 0 Dios, quienes hhan impuesco fas reps (em ello se percibe claramente hasta dénde puede Hegar el respeto hacia las reglas ‘rancmitidas por los antepasados). La reaccién de lot rmayores es totalmente distinta: la nueve regla puede pasar 2 ser eautGntica si eada uno de elles la adopta, puesto que uoa nueva regla no es més que Ia expresién ‘de una decisién connin o de vn acuerdo, Asics, afirma fl nino, e6mo se han consttuido todas las reglas del juego, mediante una especie de contrato entre todos lot jugadores. En esie caso vemos dena actia el respeto rmutuo" a reg ex rexpettda no porque sea el producto de una yoluntad exterior. sino como el resultado 6 un acuerdo, explicito 0 técito. Y es por ello que es respe- {ada duracte Ta prictica de juego y no Gnicamente me- diane formulas verkales: In regls obliga em la medida fen que et propio yo lo consiente, de forma auténoma, con respecto al stuerdo establecido, Esta es la razén por Ja que este reepeto mutuo provace toda una serie Ge sentimientos morales desconocidos hasta cntonces: 4a honestidad entre fos jugadores, que excluye ta trame 2. no ya porque esiéeprohibiday sino porque viol el ‘acuerdo establecido ente individuos que se apcevian: Ia ccamaraderia, el fair play, te. Entonces se caliende por qué empicza a ser comprendida Ia mentiray por qué es Uinicamente a esta eded cuando el engafio entre amigos fs considerado més grave que Ia mentira con respecto 2 los mayeres Un producto afetivo partcularmente interesante de respeto!mutuo es el sentimiento de justcia, semtimiento que es muy fuerte enire eompateros y que actia sobre Tag relaciones entee nidos y adulios hasta modifcar a ‘menudo las relaciones con respecto a los pads. En los ‘pequetios, Ia obediensia prevalece por encima de Ia js tioia 0, para expresario de otra forms, Ia nacién de Io que es justo empieza por confundirse con lo que es of ddenado © impuesto desde arriba. Resulta muy sorpren- dente, cuando se pregunta a los nifios sobre las historias Gus se es explica(referentes a Ja mentira, etc), consta- tar que se muestran muy severos en sus ideas de castigo: siempre ereen justo (no, certaments, en Ia prdctica, sino en ef juicio verbal) el castigo més fuerte y no matizan Jas sanciones en funcién de Ia intencién, sino en rela ‘ign con Ia propia materialidad de los actos (response bilidad «objetivas, como entre los pucblos primitivos) ‘AL contrari, los mayores sostienen con una particular ‘convice:én Ia idea de una justicia distributive baseda en tuna estrica igualdad y Ja de una justicia retrbutiva que tenga en cucnta las intenciones y las cireunstancias de ceada uno mas que la materilidad de las acciones. Pero, de d6nde proviene este sentimiento de ln justicia? Es {cil observar que la conciencia de Jo justo y To injusto aparece normalmente a expensas del adulto mas que bajo su propia presiéa ello ocurte con ocasién de una injus- ticia a menudo involuntaria y a veces ineluso de la que € victima el nifioy que le hace disocar Ja justicia de la sumisiéa, A continuaciéa, es, esencialmente la prictica de la cooperacién entre nifios y del respeto mutuo To que ddesarofla fos sentimientos de justcia, Resulta fil, de ‘nuevo, captar en los juegos colestivos numerosos hechos relatvos ests seotimiento de Ia igualdad y de la just cia distribuiiva entre compafieros de la misma edad y ros encontramos, sin duda, en presencia de une de los sentimientos morales mis fuertes de} nif. demos afirmar, por tanto, que el respeto mutuo, que se diferencia gradualmeate del respeto unilateral, conduee a una nucva organizaciéa de Jos valores mora: les. Su principal caricter consste en implicar una rela- tiva avtonomia de la eonciencia moral de lo individuos y, desde este punto de vista se puede.comsidersr esta ‘moral de cooperacién como una forma de equilibrio su- Voluntads— en comprender edmo la tendencie mas débil Al prineipio de Ia condueta (= Ia tendencia superior, que sorre el riesgo de ser vencida por el deseo inferior) se converte en la mds fuerte mediante un acio de voluntad. Hay en ello, tal como decia W. James, un fiat inexpli- cable En realidad todos lor sentimientos fundamentales relacionados con la actividad del individuo traducen ya regulaciones de la energia. El interés, por ejemplo, del {que hemos hablado al referimos a la primera infancia ILD) es un regulador somprendente: basta con que se ‘muesire interés hacia un trabajo a fin de encontrar Las fueczas necesarias para Tevarlo a cabo, mientras que el esinterés detione esta energia. EI sistema de insress6 fo valores, que cambian a cada instante seg Ia actividad {que 62 est realizando, rige por tanto sin eesar el de Ias energias internas mediante Una regulaciéa casi automé luca y continua, Pero ao se trata més que de una inti- ida, por asi devtl, intuitiva, puesto que es, en parte, Irreversible y est sujeta a frecuentes desplazamientos de equiibeio. La voluotad, al contrario, es simplemente una regulacién que se ha hecho reversible, y es en esto ‘por Io que es comparable con una operaciéa: cuando el Aber es momentincamente més débil que un deseo con ret, restablece Jos valores cegim su jerarguia anterior ‘mientras postula también su ulterior conservacign y hace Drevalocer, por tanto, Ia primera tendencia al menor es- fueczo reforsindola, La voluntad actéa pues exactamen- ‘igual que una operacién l6giea, evando la deduccisn (= tendencia superior, pero débil) ent en conflito con, Ta apariencia perceptiva (= tendencia inferior, pero fuer te) Imientcas que el razonamaiento operatorio corrige 18 sporiencia actual regresundo a. Jos estados anteriores ‘Asf pues es natural que Ia voluntad se desarrolle durante fl mismo periodo que las operaciones intelectuales, al tiempo que los valoces morales se organizan en sistemas ‘auténomos comparables con las agrupaciones J6gicas. TV. La apotsscesca Las refleiones precedentes podrian hacer creer que 1 desarrollo mental isaliza a los once © dace aos y que la adolescencia es, simplemente, una crisis pasajera ue separa la infancia de Ia edad adult, y que se debe 4 le pubertad, Evidentemente, In meduraci6n del ins- tinta sexual es indieuda por deseguiibrios momenténeot, aque dan una coloracinafeciva muy caracteistica a todo este dltimo periodo de Ia evolucién priguica. Pero estos hhechos perfectamente conocides, a Jos que ha eonvertido fen banales una cierta literatura psicolégica, estén lejos de agotar el anilisis de la adokescencia y, primordial- ‘nent, no repreentarfan mds qua un papel totalmente secundatio si el peasamiento y la afectividad caracteris- ticas de los adolescentes no los permiticran, precisamen te, exagerar su importancia, As! pues Jo que debemos dAcseribir aqut son Tas estructuras generales de estas for ‘mas finales de pensamiento y vida afectiva y no ciertas perurbaciones caractristieat. Por otra porte, si bien Skiste un desequilibrio provisional, no debe olvidarse que todos los pasos de una fase a otra son susceptibles de provocar tales oxelaciones temporales: en realidad, ‘4 posar de las apsrienciae, las conquistas caractersticas 44 la adotesconcia aseguran al pensamiento y a la efeti- ‘dad un equilibrio superior al que exita durante la se ‘gunda infaocia. En efecto, estas conquistas duplican sus poderes. lo que perturba tanto al pensamiento como a Ia afectvidad, pero posteriommente os hace més fueres. Examinemos Ias cosas agrupéndolas, para abreviar, ‘inicamente en dos apariados: el pensamiento con mu usyas operaciones y la afectividad, incluyendo el com- portamento socal

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