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Una observación acerca de las reglas maestras de conducta práctica a ser observadas
por aquellos que aceptan La Ley de Thelema
"(...) tú no tienes más derecho que hacer tu voluntad. Haz eso, y ninguno dirá que no.
Pues pura voluntad, no atenuada por el propósito, libre de la lujuria del resultado, es
perfecta en todo sentido".
"Soy la llama que arde en cada corazón de hombre, y en el núcleo de cada estrella".
Esto incluye todo lo que es, o puede ser, para ti; y debes aceptar todo exactamente
como es en sí mismo, como uno de los factores que contribuyen a formar tu Ser
Verdadero. Así, este Ser Verdadero incluye en última instancia a todas las cosas; su
descubrimiento es la Iniciación (la peregrinación hacia el interior); y como la
Naturaleza, que está en continuo movimiento, este Ser Verdadero no debe ser
comprendido como algo estático, sino dinámico, no como un Sustantivo, sino como un
Verbo.
6. Extiende al máximo los dominios de tu conciencia, así como su control sobre todas
las fuerzas que le son ajenas.
Haz esto aplicando tus facultades cada vez más fuerte y hábilmente, a la percepción
más fina, clara, abarcadadora, y precisa; a la mejor comprensión; y al gobierno más
sabiamente organizado, de ese Universo externo.
7. Nunca permitas que los pensamientos o la voluntad de cualquier otro Ser interfieran
con los tuyos.
"La palabra de pecado es Restricción. ¡Oh hombre! ¡No rehuses a tu esposa, si ella
desea! ¡Oh amante, si tu quieres, parte! No hay vínculo que pueda unir lo dividido que
no sea el amor: todo lo demás es una maldición. ¡Malditos! ¡Malditos sean por los
eones! Infierno".
"Así con todo lo tuyo; no tienes más derecho que hacer tu voluntad. Haz eso, y nadie
dirá nada. Pues pura voluntad, no atenuada por el propósito, liberada de la lujuria del
resultado, es perfecta desde todo punto de vista".
9. ¡Regocíjate!
"Recuerden todos ustedes que la existencia es pura alegría; que todas las penas no son
más que sombras; pasan y están concluidas; pero hay aquello que resta".
"¡Estremécete con el goce de vida y muerte! ¡Ah! tu muerte será hermosa: quienes la
vean se alegrarán. Tu muerte será el sello de la promesa de nuestro longevo amor.
¡Ven! ¡Eleva el corazón tuyo y regocíjate!".
"¿Puede Dios vivir en un perro? ¡No! mas los encumbrados son de los nuestros. Se
regocijarán, nuestros elegidos: los que se lamentan no son de los nuestros. Belleza y
fortaleza, risa cantarina y delicioso langor, fuerza y fuego, son nuestros".
B. TU DEBER HACIA OTROS INDIVIDUOS, HOMBRES Y MUJERES
Sacar a la luz las diferencias entre dos, resulta útil a ambos para medir la posición de
cada uno con respecto a la totalidad. El combate estimula la energía viril o creativa; y,
como el amor, del cual es una forma, excita la mente hasta un orgasmo que le permite
trascender su torpeza racional.
(El amor y la guerra a los que se refieren las sentencias anteriores son de la misma
naturaleza que el deporte, donde uno respeta a su oponente y aprende de él, pero
nunca interfiere con él fuera del juego). Buscar dominar o influenciar a otro es buscar
deformarlo o destruirlo; y él es una parte necesaria de nuestro propio Universo, es
decir, de nuestro ser.
Esto puede ser hecho, y siempre respetando estrictamente la actitud del buen
deportista, cuando la persona esté sufriendo por su incapacidad para comprenderse
claramente, y especialmente cuando pide la ayuda, pues su oscuridad puede impedir la
propia percepción de la percepción.
5. ¡Adora todo!
Los gobiernos a menudo exhiben la más deplorable estupidez, sin importar cuán
iluminados puedan ser los hombres que los componen y constituyen, o las gentes
cuyos destinos dirigen.
Concierne por lo tanto a todo hombre y mujer, el dar los pasos necesarios para revisar
a la luz de la Ley de Thelema todos los estatutos existentes. Siendo ésta una Ley de
Libertad, la meta de la legislación debe ser asegurar la más amplia libertad para cada
individuo del estado, absteniéndose de la presuntuosa suposición de que cualquier
ideal positivo es digno de ser obtenido.
Siendo el crimen una directa violación espiritual a la Ley de Thelema, no debe ser
tolerado dentro de la comunidad. Aquéllos que posean este instinto deben ser
segregados en un asentamiento donde puedan construir un estado propio,
aprendiendo así, de ellos mismos, la necesidad de imponer y mantener leyes de
justicia. Todos los crímenes artificiales deben ser abolidos. Cuando desaparezcan las
restricciones exageradas, será la mayor libertad del individuo la que le enseñe a evitar
los actos que realmente restringen a los derechos naturales. De esta forma, el
verdadero crimen disminuirá dramáticamente.
La Ley de Thelema debe ser aplicada sin hesitaciones para resolver cualquier
interrogante de conducta. La capacidad inherente de cualquier cosa, para cualquier fin
determinado, debe ser el único criterio a considerar.
Los conflictos entre intereses surgirán con frecuencia, a veces sólo en apariencia, a
veces realmente. Estos casos deben decidirse por la valoración general de las partes
contendientes, según la escala de la Naturaleza. Así, por ejemplo, un árbol tiene
derecho a su vida; pero siendo un hombre más que un árbol, si surge la necesidad
puede cortarlo para obtener combustible o cobijo. Incluso en este caso, que se le
recuerde que la Ley nunca deja infracciones sin vengar: como cuando la deforestación
lasciva ha arruinado un clima o un suelo; o cuando la importación de conejos como
sustituto alimenticio barato ha creado una plaga.
Su valor debe ser juzgado por su capacidad para permanecer como testigos de su
armonía con el curso de la naturaleza hacia la perfección