José y María llegaron a Belén buscando hospedaje pero no encontraron ninguno. Encontraron refugio en una casa abandonada donde María dio a luz a Jesús. Cerca de ella, una cabra acababa de dar a luz a un cabrito que no daba señales de vida. María apiadada, tocó al cabrito con su manto dándole vida. La cabra se alegró al ver a su cabrito vivo.
José y María llegaron a Belén buscando hospedaje pero no encontraron ninguno. Encontraron refugio en una casa abandonada donde María dio a luz a Jesús. Cerca de ella, una cabra acababa de dar a luz a un cabrito que no daba señales de vida. María apiadada, tocó al cabrito con su manto dándole vida. La cabra se alegró al ver a su cabrito vivo.
José y María llegaron a Belén buscando hospedaje pero no encontraron ninguno. Encontraron refugio en una casa abandonada donde María dio a luz a Jesús. Cerca de ella, una cabra acababa de dar a luz a un cabrito que no daba señales de vida. María apiadada, tocó al cabrito con su manto dándole vida. La cabra se alegró al ver a su cabrito vivo.
Jos y Mara llegaron a Beln y caminaron sus calles buscando hospedaje, pero no lo encontraron; siguieron a pesar del cansancio de Mara y saliendo ya de la ciudad vieron una casa abandonada y en una especie de cobertizo, donde se guardan los animales, encontraron un abrigo para su fatiga por el largo andar. Jos acomod a Mara sobre un lecho de paja y ella, ya con los dolores del parto inminente, se dispuso a esperar el momento; luego de unos instantes su manto celeste se inund de luz y de entre sus pliegues surgi un llantito de beb el NIO haba nacido!!. En ese momento de gran felicidad Mara oy un gemido cerca suyo, mir a su alrededor y en un rincn vio a una cabra que tambin acababa de dar a luz , pero el cabritillo que haba nacido no daba seales de vida, la cabrita
lo lama y lo empujaba con su hocico pero
el animalito no responda a la angustia de su madre, entonces Mara apiadada de tal sufrimiento, se incorpor con su beb en brazos y se acerc a la cabra, se arrodill junto a ella y roz con su manto celeste al cabrito dndole un impulso de vida, lanz ste un dbil balido y trat de incorporarse para luego quedar junto a su madre que no cesaba de emitir sus gritos de alegra, que en el cielo infinito se transformaron en msica, atrayendo hacia ese lugar a los pastores que al llegar vieron asombrados a Mara, arrullando al pequeo JESUS, y a la cabra amamantando a su cabritillo. Fin