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CAPITULO SEGUNDO LA NATURALEZA SOCIAL DEL SER HUMANO El punto de arranque dela psicologia social lo constituye la compro- bacion de que buena parte del ser y hacer humanos no puede ser ade- cuadamente explicada sin acudir a las relaciones del sujeto (indviduo o grupo) con otras personas y grupos, es decir, con sus raices sociales. Esta relacion o referencia es precisamente la que constituye el caracter social, y el supuesto es que la accion humana tiene siempre y necesariamente ese - carcter. Afirmar que el ser humano es un animal social por naturaleza equivale a decir que su ser y su actuar estan referidos o vinculados al ser y actuar de los demas. Aunque la accion humana es siempre social no toda accion humana €s igualmente social. El caracter de social va aparejado con el caracter de humano, y el ser humano, como organismos biolégico que es, ejecuta un buen numero de acciones de naturaleza adaptativa que en nada son especificas. Asi, por ejemplo, dormir, estornudar o rascarse. Por supues- to, cada una de estas acciones puede ser asumida socialmente y presentar variables especificamente humanas: cuando, cuanto y cémo dormir, aceptacion o rechazo del estornudo, etc. Aste respecto, Castilla del Pi- no (1978, pags. 78ss.) ha distinguido entre actos aconductuales y actos de conducta o sencillamente conducta. Los actos aconductuales tiene carac- ter adaptativo, tienden a restablecer el equilibrio intraorganico y aconte- cen en virtud de regulaciones preestablecidas en el organismo. Los actos de conducta, en cambio, suceden como respuesta a una situaciOn, a veces inédita, y constituyen actividades con sentido. Son los ‘‘actos de conduc- ta’ los que, precisamente al constituirse en referencia a una situaciOn, son en mayor o menor grado socialmente configurados. Conviene no confundir social con sociable: que el ser humano sea por naturaleza social no quiere decir que todos y cada uno de lo seres hu- 53 guerrilla durante toda la ulti ima década. Israel ha pretendido reite- radamente su extradicion. ‘ Patty Hearst Veintiséis afios, norteamericana, hija del magnate periodistico Randolph Hearst. Criada en un ambiente de extraordinario lujo. Patty fue una discola estudiante de ensefianza media. Sus amistades de juventud eran, principalmente, estudiantes de Berkeley, el cam- pus universitario donde se inicié la gran contestaci6n a la guerra del Vietnam. La Hearst fue secuestrada en 1974 por el Ejército Sim- bidtico de Liberacién, una organizacion armada que operaba en California combatiendo, con modos guerrilleros, la ‘‘civilizacion occidental’’. Aunque Hearst padre se avino a las condiciones de Trescate que impusieron los guerrilleros, Patty no fue nunca liberada y dos meses después de su secuestro ella misma envid a su padre una cinta magnetofdnica anunciando su pase al ESL. Fue identificada como participante en varias acciones del grupo y escapo milagrosa- mente a una matanza en Los Angeles donde perecieron cinco miembros del grupo. Detenida en el afio 1975 con ocasién de un asalto, fue juzgada en 1976 en un Proceso escandaloso, Una fianza de un millén de dolares aportada por su padre permitié a Patty salir de la carcel de esto hace ahora tres afios. Tras salir de la carcel, la Hearst contrajo matrimonio con uno de los guardianes. Enel Recuadro 4 se presentan tres casos de mujeres a las que, en un momento u otro, el poder politico establecido definié como terroristas: una alemana, Ulrike Meinhof, una palestina, Leila Jaled, y una norte- americana, Patricia Hearst. U. Meinhof aparecié muerta en 1976 en su celda de la prisién de Stammheim (Stuttgart, Alemania), y su muerte Ocasioné fuertes acusaciones contra los guardianes de la prision, L. Jaled sigue trabajando con la Organizacion para la Liberacién de Palestina, aunque ya no como activista militar, sino como idedloga. Finalmente, P Hearst fue materialmente recuperada por su familia que con sus millones la libro de la Justicia norteamericana y la devolvié a su vida “normal” como heredera de una gran fortuna, 4. EL CARACTER SOCIAL COMO DATO BIOLOGICO. Para algunos autores, el caracter social del ser humano se cifra en la posesiOn de una misma dotacién genética que plantea a los individuos exigencias comunes. Por lo general, estos autores enfocan preponderan- temente su atencion al comportamiento animal y s6lo en forma derivada aplican sus analisis al caso del ser humano. Konrad Lorenz, quien com- partié el Premio Nobel de Medicina con Niko Tinbergen por sus trabajos en etologia (ciencia del comportamiento animal en su medio natural), es uno de los mejores y mas conocidos expositores de este enfoque. Lorenz concede una importancia fundamental a los instintos como mecanismos innatos del comportamiento comunes a cada especie, Para Lorenz (1965, 1971), los instintos constituyen coordinaciones heredita- rias que forman el esqueleto de los diversos comportamientos. Por tanto, para Lorenz no debe identificarse en principio una actividad tan comple- jacomo la reproducci6n o la maternidad con un instinto, pero estas acti- vidades presentan-constantes especificas que muestra la presencia de ele- mentos instintivos. Los elementos instintivos del comportamiento son normalmente completados con otros elementos aprendidos, formAndose asi la cadena del comportamiento visible. El caso mas conocido y uno de los mejor documentados es el del troquelado (Pragung), en que una tendencia instintiva se fija sobre un objeto en un momento determinado de la maduraci6n del organismo, sin que la naturaleza del objeto esté ge- néticamente determinada. De esta manera Lorenz en persona pudo suplir a la madre animal como objeto tras cuyos pasos marchaba un ganso. Frente al optimismo de la psicologia de corte norteamericano acerca de la modificabilidad del comportamiento, Lorenz se muestra bastante mas reservado al respecto. Existen grandes limitaciones a las posibilidades de cambiar aquellos comportamientos de una especie articulados alrede- dor de nucleos instintivos. Las posibilidades mas importantes hay que buscarlas no tanto en la trasformaci6n de la estructura comportamental, cuanto en la reorientacién del objeto al que se dirige ese comportamiento y su progresiva ritualizacién, De hecho, Lorenz parece opinar que el pun- to fundamental consiste en desarrollar mecanismos que permitan contro- lar la orientacion y canalizacién adecuada de los comportamientos ins- tintivos y que esos mecanismos funcionaran tanto. mejor cuanto mas se integren como parte de los ritos de un grupo o especie. éComo analizaria Lorenz el caso del terrorismo? Tenemos una res- puesta bastante aproximada en su analisis sobre la agresion. Seguin Lo- Tenz (1971), la agresion no es en principio un instinto malo, sino un ins- tinto adecuado para la conservacion de la especie. El problema es que los hombres han desarrollado mecanismos que amplian en gran medida la Capacidad de agredir (sobre todo las armas), pero no han desarrollado simultaneamente mecanismos de control e inhibicion, es decir, normas y Titos sociales que permitan canalizar en forma constructiva la agresion 57.

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