Intreduccién
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‘do por coniigente,elrocores de un obeto y el planieninlento
1. Aunque concordamos con ‘eta prictica, advertimos que’en ol presente
‘cleyamientote6rco prlorizamos a puesta en dilogo de las ctegoriar su si
{osunony las polemicas on tomo allan. Hl ewablecimiento de wna frrea diacronta
‘excederta los marcos de exe trabajo.
Ww~~ deunaserie de problemas que se consideran centralesy fundamen:
tales de la cuestién culeura popular. Entonces, priorizar algunas
categortas de andlisis sobre la cultara popular y desechar ono usar
otras, presupone una definicion, la constitucién de un campo pro-
Bematio, detinea oda una pontra rent l problema de lca
tura popular, en la medida en que se vaa adoprar un punto de vista
cee ee oe
‘mo tiempo e inevitablemente, instaurar la penumbra y hasta la
oscuridad en otro sector.
‘Dichos desacuerdos iniciales indican que el eampo de la pro-
blematica de Ia cultura popular no es algo concluide y terminado
sino que se halla en pleno proceso de revision, por lo tanto resul-
ta una zona todavia en disputa. Por eso es necesario establecer un
horizonte desde donde anclar la perspectiva de andlisis, ya que el
gran arco de las perspectivas que pretenden su abordaje constituye
un indicio y sina pista de la complejidad de la problematica de lo
ppopilar. Estas perspectivas van desde los extremos de, por un lado,
definir la cultura popular en términos de ausencia de opeién, de
conjunto indiferenciado de carencias, de exclusion, en sintesis,
encio tensionante y acusador ~el silencio de la desgra-
cia de los que no tienen (y porque otros tienen), a, por otro lado,
aquellas perspectivas que se preguntan sila cultura popular existe,
fuera del gesto que la suprime.
‘Una cita de Burke puede servimnos para aproximarngs a la cues:
tion de la cultura pophilar: “Si todos los miembros de una sociedad
dada tuvieran la misma culeara, no serfa necesario utilizar el término
cultura popular” (Burke [1978] 1991, p. 61). Algo fundante, enton-
ces: una misma sociedad y més de una cultura, Ypara tomar lo clési-
0, digamos dos. Dos tradiciones culturales: la gran tadiciOn de la
“magna’ cultura de unos pocos instruidos y la “pequefia" tradicion
cultural del resto. Una parecerfa que tiene tina exeesiva vsibilidad y
cexhibicién (casi ostentona) y, la otra, la poca visibilidad de los grises 0
‘lcono de sombra. Esa partir de all que se conforma lajerarquia de
“alta” y“baja" cultura, en donde culturaesel término sin defini. Otra
vez la ble opcign: historzar el coneepto de cultura o tomar na
ick fando una interpretacion. Historizar-ya lo advertimos
iter a ih elo deweatle,cxcede lox marcon Gel prsemi bao,
ppor lo tanto concordaremos, en un principio, con la propuesta de
Ginzburg (1982), que proviene de la antropologfa cultural, Segin esta
‘concepcién, por cultura det = entenderse tn complejo tejdo ce ies,
sentimientos, fantasiasy aspiraciones, un conjunto de creenciasy pa-
trones de comportamiento,
18
De alguna manera, todas las perspectivas en torno al problema,
de la cultura popular se basan en la jerarquia alta/baja cultura,
‘aunque mas no sea para discutirla. Después se dan distintos nom
bres para designar ambos elementos constitutivos del esquema je.
raérquico, donde, por supuesto, las distintas nominaciones implican
diferentes posiciones te6ricas: cultura de elite, cultura oficial, cla-
se hegem6nica, etcétera, por un lado; cultura popular, cultura no
oficial, clase subalterna, etcétera, por otro. Luego dichos elemen-
tos se fracturan y se descomponen. Lo que constituye ambos te
‘minos, lo alto y lo bajo, no es lo homogéneo sino lo heterogénco,
no es la unicidad sino lo maltiple.
‘También se ven las distintas relaciones entre los dos elementos:
dominacin, resistencia, circulaci6n, interaccion, intercambio mutuo,
fete. Mis tarde se piensan y se fracturan los limites precisos entre am.
bos elementos. Los limites se wuelven, hhay que concentra
se, entonces, en las conexiones. Yfinalmente, incluso, se rompe el
binarismo inicial al incluir una terceridad: (a cultura de masas.
Podriamos decir que esa secuencia sobre el esquema jerérq)
code alta y baja cultura es una coordenada desde donde construir
un horizonte a partir del cual anclar una perspectiva te6rica sobre
el problema de la cultura popular. La otra coordenada consiste en
ubicaruna secuencia historica que ha sido construida por los estu-
dios sobre la cultura popular. Nuevamente, una cita de Burke pue-
‘de ayudarnos al respecto: “El concepto de popular twvo una suerte
de transformacién histrica: desde lo popular como propiedad del ruc.
240 (lo que es propio del pueblo), a lo hecho para el pueblo a lo Con-
‘sumido por el pueblo” (Burke [1978] 1991)
‘Quiza puedan establecerse desde alli tres momentos distintos
de los estudios de Ia cultura popular, es decir, cOmo fue pensada la
‘cultura popular, o cémo fue construida como objeto:
+ Un primer momento, precapitalista, que fue visto, en gene
ral, Como una instancia de cierto auge de la cultura pop»
lar
Un segundo momento que implica el advenimiento del capi
talismoyy todo lo que trae aparejado: los procesos de in-
dustrializacién, la triodernidad, la revolucién burguesa, la
construccion de la nacién moderna, los nacionalisenos ¥ ol
estado moderno. Este segundo momento se piensa, en ge-
neral, como una instancia de retirada de la cultara popular
yen cambio, aparece un uso de la cultura popular por par
te de la elite letrada: la cultura popular instalada como stije-
1»‘to para la construccién de las identidades nacionales, El mo-
Vimiento romantico en las artes y la apropiacién de la pro-
duceién del campo popular (por ejemplo, las canciones de
gnarineros en Coleridge), en suma, la relacion entre litera-
tura popular y la(s) literatura(s) nacional (es).
+ Yun tercer momento, en un estado avanzado det capitalism,
donde los medios masivos de comunicacin (mass media) y
Ja cultura de masas erosionan los limites de las culturas na-
Gionales aunque sin hacerlas desaparecer, pero producien-
do, en cllas, profundas transformaciones. Procesos de
hibridacion, mestizaje, eteétera, entre tres elementos: cultura
popular, cultura de masas y cultura de elite. Se abre un fuer-
{te debate entre lo que se dio en llamar “apocalipticos” ¢ “in-
tegrados” ante los nuevos medios de comunicacion masiva;
por otro lado, tatnbién se discute sobre la supervivencia de
Jo popular o su absorcién y/o fusi6n con la cultura de mis
sas, 0 ante el nuevo estado de cosas, su transformaci6n lisa y
Mania en cultura proletaria.
De este modo, los estudios sobre la cultura popular han pensa-
do (y se han pensado) sobre esta secuencia histGrica de tres mo-
mentos diferenciados y extendidos.
'No obstante, los limites temporales y espaciales de los tres mo-
‘mentos no son precitos, varian de un espacio geografico a otro,
‘piénsese en las diferencias entre Europa o América, por ejemplo.
‘No se puiede establecer una coincidencia cronol6gica; en el decir
de Beatriz Sarlo, este desfasaje se traduciria como una no contem-
porancidad de lo sincrénico#
‘Sobre estas dos coordenadas como horizonte, pensamos lo que
sigue como una aproximaci6n a la problematica de la cultura po-
pula, abotdando, en un principio, los textos te6ricos considera:
os ya clsicos sobre la cuestién. Se encuentran, en primer término,
‘aquellas posturas teGricas que establecieron en torno a lo popular
Un campo de discusién y andlisis, recortando objetos a través de
‘categorias y conceptos que colocaron alo popular éomo proble-
ma en la encrucijada de distintas disciplinas. De algiin modo, las
perspectivas teéricas que instauraron Bajtin, Burke, Gramsci,
Ginzburg, Geertz y Bolléme se han convertido en clistcos para
2. Para ampliar este concepto, vase Mare Angenot: Intnisurivdades, De
degrees diene
20
pensar las implicancias de tratar con un objeto tedrico, a veces ina-
Fipte, como la cultura popular. Perspectivas fandamentales (por lo
fundante), entonces, que permiten visualizar algunas categorias
‘Consideradas principales y que fiieron usadas para pensar la cult:
ra el intento, ademas, de hacerlas dialogar entre si.
TUna serie de problemas y conceptos que con sus transformacio-
‘nesy distintas interpretaciones llegan hasta la reflexién actual de
{os estudios sobre la cultura popular. Prueba de ello, a continuacion
intentamos dar cuenta de algunas derivaciones te6ricas que consi-
deramos centrales en Ia actualizacion de la cuestiOn. Se enmarcan
allt las posturas que en la viltima década han actualizado el debate
‘en relacion con lo popular, mis alld de los corsés disciplinares, y
fan puesto a esta cuestion en el centro de lo que se ha dado en
lamar, posteriormente, eritica cultural (a pesar de que muchos de
‘estos estudios no se han pensado a s{ mismos como fundadores
de esta perspectiva teérica). En esto consistiré el primer bloque de
nuestro trabajo.
‘Un aegundi bloque se cneargaré de centrarse en ¢l problema
de la cultura de masas y su relacidn con la cultura popular, los de-
bates y polemicas que trajo aparejada la irrupci6n de este tercer
término en la cuestién de lo popular, hasta operar, incluso, trans-
formaciones en la propia denominacién con la aparicién de cate-
gorfas como cultura proletaria 0 working class en cl caso de los
Estudios culturales ingleses.
‘Finalmente, en un tercer bloque consignamos algunos casos de
andlisis de be populary de la cultura de masas en Latinoamérica, ha-
‘iendo la salvedad de que s6lo son algunos ejemplos que conside-
ramos representativos de la cuesti6n en nuestro medio (que no
pretenden ser exhaustivos) y que los incluimos a titulo de poder
Sfrecer una aproximacién de la magnitud, de las diferencias y de
las similitudes de la problematica en América latina con respecto
a Europa 6 los Estacios Unidos, que constituyen los dos bloques
principales de este trabajo.
Osean BLaxco
2segin cl caso y que a las clases "popularesiletradas-subalternas-
Baja les toca el papel de lo determinado, a
Ta afrmacion de Burke de que la cultura poplar “muere" o
deja de existe” en e1 1800 es un punto que queda sin solucién ni
cappeulacion, a igual que las conexiones entre las tradiciones an-
fetiores y las de la Edad Moderna. Tampoco se problematiza la
Cilestion de las representaciones, la lectura de las fuentes m0 como
Catdlogo prestigioso 0 acervo sino como actividad politica, los 10-
Iesyrelciones entre os abruposy sue parclaidade: sr
trean los modos especificos que dan lugar a las apropiaciones:
Stor que son referidos de manera indirecta o simplemente
‘mencionados al pasar sap ace a
Talver las expectativas cumplidas de una taxativa periodizacién
{yla mencign clasifictoria y descriptva de los grupos integrantes
J,cia cultura popular plasmen una shrada histbrica cuyo logro es
{a sistematicidad; pero desde el punto de vista de los problemas
{eériess quedan blancosy preguntas que daran lugar al pensamien-
to de otras perspectivas teéricas
Lo popular y la posibilidad
de una critica politica
El concepto de hegemonta
“Antonio Gramsci reflexiona en términos de dominacién; por eso,
Indicotamia entre alta culhira y baja aultura se reescribe en st Vines
de pensamiento con categorias como clase dominante y clases sub-
alternas.
‘Quizas un aporte central de su perspectiva es que piensa la ca~
tegorfa de pueblo como miltiple y heterogénea: “el conjunto de las
‘clases subalternas de cada una de las formas de sociedad hasta aho-
raexistentes” (Gramsci [1976], 1986). Seftala, adem4s, que las ca-
‘1s subalternas que conforman lo que se ha dado en llamar “pueblo”
tienen tuna concepcién de mundo no elaborada y asistematica,
Aparece el registro de lo miiltiple, lo diverso y yuxtapuesto, las
sobrevivencias. Frente a esto, la clase dominante justamente lo-es
porque pose una concepcién de mundo elaborada, sistematica,
polfticamente organizada y centralizada, y ha logrado imponerla
alresto del entramado social.
1Las clases subalternas pucden estar conformadas por estratos
fesilizados que reflejan condiciones de vida pasadas, yen consecuen-
cca son conservadoras y reaccionarias, como también pueden ser
ccreadoras y progresistas, determinadas por una serie de innovacio-
nesy por formas y condiciones de vida en proceso de desarrollo. Se
‘encuentran, por lo tanto, en contradicci6n y/o en relacién diversa
con los estratos dirigentes. con la cultura de la clase dominante.
‘A partir de esta perspectiva, es interesante sefalar que las cla-
ses subalternas (y, por ende, la categoria de pueblo y lo popular)
pueden ser tanto progresistas como reaccionarias yno pueden ser
87vistas como homogéneas, ni puede pensarse en algo asi como una
Thencia de la cultura popular (y el pueblo), como son tan proc]
‘es a enunciar los pensamientos de corte nacionalista.
‘Pox lo anterionmente expuesto, Gramsci se encuentra en el cen
tro del problema del estudio de la cultura populan ¥ a partir de su
ensamiento ya no puede sostenerse que ésta sea univoca. Pero, ae)
incluso y sobre todo sivan en contra de los propios intereses.
Ts hegemonia es la capacidad de un sector o grupo de sectores
ide una clase social de generar consengo favorable para sus intere:
Sesy hacetlos equivaler como intereses generales.
“Todo estrato social “sostiene Gramsci tiene su propio setida co
To eee asi en cl fondo, son la concepeién de la vida y det
Fee en difundidas, Toda corsiente filosotica deja un seinen
aor rentide comin: es el documento demostrativo de su efectivt-
Gad historic El sentido coman no es algo rigido e inmévil sing
se Ee Gansforma continuamente, se enriquece con las nociones
‘UE Ghneasy ns opiniones flos6ficas que han pasado a formar par
cents coteumbre, El sentido comin es el folklore de la Blosofia y
(Ga sicmprea medio camino ene el folklore propiamente dicho
{Gu deci tal como se lo entiende habieualmente) y 1a flosofs,
GGEESSS Talcconomia de los cientificos. El sentide comin crea
‘foune Gikiore, ex decir, una fase relativamente rigid de los co”
faire fltos populares de wna determinada época y un determi
ado lugar (Gramsci, 1974, p. 82).
Gramsci firma, envonces, que el seid comin se constitu POF
un ndova parr de ociones igs afealcay, pot oto, 4 part
un lado 2 Pate ovlenen de la inswuccion escolar. La edueacion
ae a cn tanto representa lasnociones masmodernas del seit:
Pa or ante bn fcno-a ls concepciones mods primitivas que
do corm maaas J que podifan desembocar en la barbaric,
senate ger, debido a que ex bajo Ia Hegemonia de las clases
Be a eho puede sino convertir el orden social que estas la
Soe ee a cimo un orden mataral o como wn efecto de
avoralizacion. :
Wn tats sentido, y para entender el concepto grameciane de
net tide Deer en cuenta que el pensador marxista re
pe ney Ges planos noperesactrales 1) la sociedad ci
sooo ee de organisinos lamados privados, 2) Ia socic-
38.
dad politica o el Estado, El Estado posee dos brazos mediante los
{cuales ejerce dos funciones: 1) la hegemonfa ejercida por el gru-
po dominance en toda la sociedad (civil y politica), y 2) el domi
Pho, que se expresa en el gobierno juridico y el aparato represivo,
‘La hegemonfa social es el consentimiento de las grandes masas
dela poblacin a la direccion impresa ala vida social por el grupo
Gominante, consentimiento que proviene del consenso logrado
porla clase dominante a través del prestigio obtenide por su post
Eién y fanci6n en el mundo de la producci6n.
"El dominio, o gobierno politico, es el “aparato de coercién esta-
tal que asequra legalmente la disciplina de aquellos grapos que no
‘contienten” (idem), pero que se puede constituir como aparato
de represion para toda la sociedad en prevision de los momentos
de crisis (perdida o debilitamiento de la hegemonia social, 0 sea,
del consentimiento por consenso).
‘La hegemonfa es, entonces, buscar la homogencidad; crear un
conformismo social que sea ddl a la li1ea de desarrollo del grupo
‘Sirigente, incluso, y especialmente, en aquellas zonas que en de~
echo se llaman de indiferencia jurfdica, es decir, la moralidad, las
“buenas costumbres”, etc.
Ta situacion habitual del gobierno politico es Ia hegemont
sélo aparece l dominio como coercion o represién estatal en.
fuaciones de debilitamiento o crisis de hegemonia.
‘Shora bien, el Partido Revolucionario, es decir aquel que tiene
‘como mision abolir el orden juridico que el sentido comrin—en tanto
therramienta de la clase (y parala clase) dominante y construida por
fila pretende hacer pasar por natural y necesario, debe dar una
batalla en el campo cultural a fin de hacer caer la hegemonfa de las
‘clases dominantes, Asi, lalucha politica no se circunscribe Gnicamen-
te ala conquista del Estado, sino que se extiende a toda la sociedad
‘vil, El concepto de hegemonia fundamenta tebricamente esta lu-
‘cha, El partido tendra que generar una politica correcta en el Ambi-
to “ideologico-cultural”. La prensa, las revistas culeurales ya acci6n.
leo docentes “conscientes" son los responsables de llevar ala prac-
‘dca una critica de la instruccion piblica entre las masas; podria de-
‘Gise que actilan como mediadores entre el partido yla sociedad civil,
J que sta es, em definitva, la funcién de los intelectuales. El misma
‘Gramsci emprende esta labor analizando las distintas publicaciones
sque circulaban en el momento desu detencién. En este sentido, es
fnteresante advertir que no s6lo tiene en cuenta los contenidos de
{os articulos, sino también sus canales de distribucién, su estilo, sus
redactores y hasta su tipografia.
39La categoria de hegemon‘a fue tomada y desarrollada con pos:
tetioridad, sobre todo por Iineas del pensamiento marxista, Para
‘Raymond Williams, por ejemplo, la hegemonfa est constituida por
relaciones de dominacidn y subordinacion que dan la impresion
de ser presiones y limites de la simple experiencia y el sentido co-
min; es, por lo tanto, un cuerpo de practicas culturates (Williams,
f971, 1980).
Pero la hegemonta no se da de modo pasivo como forma de
dominacién, ni se constituye de una vez para siempre. Debe ser
continuamente renovada, recreada, defendiday modificada. Por-
Que es continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada por
{Presiones que no le son propias. La hegemonta esta siempre en.
in equilibrio muy fragil y precario, y tiene que mantenerlo a ex:
‘pensas de cambiar, incorporar, neutgalizar y excluir aquellas préc-
cas que pueden ponerlo en cuestién, Recurriralasolarepresion
estatal-ts reconocer su derrota, es poner al desnudo que se trata
de una dominacién, que justamente cs lo que se enmascara me-
Siante el mecanismo del consenso. De alli que pueda pensarse la
‘contrahegemonia o hegemonta alternativa. La hegemonia es dominan-
te pero jamas lo es de un modo total o exclusivo. Formas alterna:
tivas u opuestas siempre existen en el seno de las practicas
culturales, Poder y resistencia. Relaciones de poder y zonas de
resistencia.’ La funcién hegendnica es controlar, neutralizar, ans
formar e, incluso, incorporar las formas de oposicion. La hege-
monia es vista asf como un proceso activo, ne como una
dominacion inmodificable.
‘Hegemonfa y cultura popular
En’el sentido expresado, “hegemonfa” es una categoria que re-
‘sulta muy productiva para pensar la cultura popular. Porque si por un
ado se puede euestionar que la cultura doninante (mediante la he-
gemonia) produce y limita sus propias formas de contrahegemonias
(bulturales, por fFo, la importancia de practicas de la cultura popu-
Tar, aunque afectadas por los limites y presiones hegem6nicos, cons-
tirayen -aunque sea en parte rupturas significativas; y si bien
pueden ser neutralizadas, reducidas, reapropiadas incorporadas,
1 Véase al reapecto Michel Foucault Micnfisee dl poder
40
‘elementosactivos de ellasse manifiestan, no obstante, independien-
tes y originales.
Repensar el concepto de cultura popular en ya través del con-
cepto de hegemonia es definirlo como un sistema de relaciones
(nite clases socialeeque constituye uno de los sitios para la produc
lon de consenso, pero también de resistencia al consenso. Desde alli
fe piensa que siempre hay un elemento de la cultura popular que
(eseapa o se opone a las fuerzas hegeménicas. En ese sentido la cul-
‘ura popular es una cultura de conflicto para las clases dominan-
tes, Desde Gramsci, el problema es poder establecer si ese
enfrentamiento se da desde un espacio progresista 0, por el con-
trarlo, conservador o reaccionario, ya que las culturas subalternas
‘en su multiplicidad pueden estar conformadas por uno otro sec-
tor Pero, si hay resistencia puede aparecer evasin. La cultura po-
pular ha mantenido su cardcter evasivo en cuanto resistente.* Evitar
Ta capturay el enfrentamiento directo es su logica. Desde esta pers:
‘pectiva, la eulhura popularactiia como forma erosiva, que amenaza
desde aclentro.
12: Habrfa que marca el dable uto ambiguo dela categoria de evasion, por un
lado, en tanto hud, pero tambien como resistencia, como consolidacion y a
‘lomo tempo, como forma de hablar de otra cosa,
a