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Carme Olaria Puyoles Universitat Jaume | LA PREHISTORIA COMO CIENCIA SOCIAL A TRAVES DEL RENOVADOR CONCEPTO DE ARQUEOLOGIA. Con este trabajo ofrecemos una visién general y divulgadora de las trans- formaciones conceptuales de la Prehistoria: desde ciencia historica hasta cien- cia social. La metodologfa cientifica iniciada a partir de los planteamientos de la Nueva Arqueologja reivindica el estatuto cientifico como propio de la disci- plina prehistorica. With this article we offer a general and divulging vision about the concep- tuals transformations of the Prehistory: since historic science till social science. The scientifical methodology, originated from the plannings of the New Archae- logy onward, revindicates the scientifical statutes as inherent the prehistoric discipline. LA PREHISTORIA COMO CIENCIA SOCIAL A TRAVES DEL, 121 RENOVADOR CONCEPTO DE ARQUEOLOGIA El concepto paradigmatico de «Prehistoria» ha sufrido a lo largo de los ulti- mos ajios diversas definiciones y matizaciones acerca de sus fines, conteni- dos y métodos. Si bien en la mayorfa de las corrientes de pensamiento ha sido considerado dentro de los esquemas de una ciencia historica, que abar- caria la reconstruccién de las etapas culturas agrafas de las sociedades hu- manas del Pasado. Su estudio comprenderfa pues un segmento temporal «ha- cia atras» de la Historia («retrohistoria»), sin que hubiese ninguna ruptura epis- temoldgica de los objetivos ultimos entre la Historia y la Prehistoria. La finali- dad de ésta Ultima serfa nicamente el establecer cognoscitivamente las eta- pas crono-culturales a través de las culturas materiales obtenidas mediante la aplicacién del registro arqueoldgico, y reconstruir (con las «Leyes causales» de la historia) el desarrollo cultural de los grupos humanos. Sin embargo, esta concepcién, afortunadamente falsa, se transforma lentamente. Muchos inves- tigadores, si bien con sus particulares ideologias de pensamiento cientifico (funcionalistas, estructuralistas, materialistas culturales, marxistas, neopositivis- tas, empiristas, etc.) cuestionan seriamente el antedicho paradigma desde una perspectiva totalmente renovadora, aportada por las distintas tendencias ini- ciadas por la «New Archaelogy» que reivindican el estatuto cientifico de la dis- ciplina prehistorica puesto que cuenta con objetos (formales y teoréticos) y fines (1). La Prehistoria como entidad académica historicista desaparece para dar paso al renovador concepto de Arqueologia como ciencia social, con una me- todologia cientifica propia, basada en unas técnicas precisas de investigaci6n, que permiten conocer los paleohabitats y reconstruir los grupos sociales y sus modos de produccién (2. El conjunto de este registro sera interpretado me- diante una base epistemolégica y conceptual que propicie la elaboracién de leyes tedricas acerca de! comportamiento humano y la relacién con su entor- no natural, cuyos factores extrinsecos e intrinsecos (tales como su situacién medio ambiental y su dinamica de comportamiento) determinan en gran ma- nera al grupo social (3). La Arqueologia debe ser entendida pues como un sistema cientifico diri- gido a conocer la realidad humana en un contexto diacrénico y sincrénico determinado, y entender las relaciones sociales y econémicas, que se esta- blecen con su propio medio biofisico, asi como sus relaciones sociales y eco- ndémicas con otros grupos culturales vecinos. Su propia investigacién se enla- za pues con otros campos de investigacién cientifica. De esta manera se ex- plica la extrema complejidad a la hora de evaluar los resultados obtenidos en la investigacién arqueolégica prehistérica, dado que le es imprescindible el concurso y auxilio de las ciencias naturales y mateméaticas. 122 CARME OLARIA PUYOLES El ecosistema humano «prehistérico» constituye una adaptacién al medio en un proceso continuo (4), si bien cuanto mas avanza éste, el grupo huma- no desarrollara respuestas alternativas liberandose paulatinamente del condi- cionamiento medioambiental: Teoria de la bidireccidn» (5). Por estas razones creemos que el ecosistema prehistdrico se ha de considerar bajo el prisma de tres criterios fundamentales: el biofisico, el socio-econémico y el temporo- espacial. El andlisis espacial, tano locacional, como topografico, ecolégico y climatoldgico, cuyas interacciones, entre estos parametros y sus influencias, deben ser investigados a todos los niveles posibles, permitira conocer las su- cesivas respuestas alternativas de las sociedades prehistoricas, asi como las soluciones de adaptacién y explotacién de los recursos naturales que éstos efectuaron. El medio y los grupos sociales constituyen por lo general una aso- ciacién dialéctica no homogénea, puesto que la distribucién de las fuerzas de aprovisionamiento y explotacién econémicas se presentan a menudo co- mo un «feedback» negativo consecuente de un proceso interno-externo de «inputs», lo que necesariamente obliga a un reajuste continuo de los esque- mas de explotacién econémica, que observamos en los cambios cuantitati- vos y Cualitativos de los «items» procedentes de la aplicacién cientifica de la Arqueologia. La Arqueologia posee en s{ misma una profunda problematica, centrada especialmente en unas etapas temporales. La informacién conseguida, par- cial, Unicamente se transmite a través de unos canales de conocimientos con teorizaciones previas, cuya validacién debera ser contrastada con el aparato conceptual que se base en una interpretacién del andlisis dialéctico mediante el ejercicio dé unos esquemas tedricos critico reflexivos e hipdtesis suscepti- bles de ser contrastadas, como verdaderas 0 falsas. Unicamente la practica de la excavacidn sistematica y el andlisis arqueoldgico, a través de las analo- gias empiricamente verificables, nos permiten contrastar las hipdtesis surgi- das de las teorizaciones previas. La Arqueologia por tanto, debe acudir a las ciencias fisico-quimicas, matematico-estadisticas, geolégicas, geomorfoldgi- cas, paleoclimaticas, paleobotanicas, paleocoldgicas, etc., y por supuesto las propias arqueologicas derivadas del registro estratigrafico diacronico-sincrénico y andlisis taxonémico de cualquier elemento o muestra determinable. Autores tan dispares, y en casos diametralmente opuestos, como Schnapp ©, Binford (7), Clarke (@), Renfrew (@), Courbin (10), Hodder (1), Moberg (12), Ho- le a), Heizer (14), Laming-Emperaire (15) y un largo etcétera, coinciden en con- siderar ala Arqueologia como una disciplina con personalidad y metodologia cientifica propia, frente al caduco paradigma de la Prehistoria. Asi, lentamen- te el concepto basado en un idealismo metafisico de corte academicista deci- monénico, aplicado a la Prehistoria como apéndice inicial de la ciencia histo- riografica, seguin los conceptos de Spengler (16) y Toynbee (17) queda LA PREHISTORIA COMO CIENCIA SOCIAL A TRAVES DEL 123, RENOVADOR CONCEPTO DE ARQUEOLOGIA superado. La Arqueologia por supuesto ha de considerarse como disciplina aparte de la Antropologia Cultural y sus variantes, as{ como también de la Paleoetno- logia prehistorica. Puesto que la Arqueologia abarca diversos segmentos tem- porales: el «prehistérico» (origen del hombre hasta la etapa inicial de la Edad del Hierro); el «protohistorico» (pueblos ibéricos, galos, celtas, etc., y la intro- duccién de las culturas escritas); el «clasico» (mundo greco-helenistico, roma- no, etc.); el «medieval» (pueblos del Norte, de la estepas euro-asiaticas, mun- do islamico y cristiano europeo) y el «moderno-contemporaneo» (instalacio- nes artesanales, agricolas e industriales de los siglos XVI al XIX). El arquedlogo debe disponer y establecer en funcién de la disciplina que investiga, los principios generales tedricos basicos que le permitan establecer en cada caso los objetivos ultimos de su trabajo de investigacién cientifica, naturalmente los resultados dependeran de los criterios derivados de la base epistemolégica aplicada, adecuada a los fines Ultimos de la investigacién em- prendida. El cuerpo tedrico de leyes generales se estructuraré segtin un or- denamiento jerarquico de los presupuestos hipotéticos; presupuestos éstos, adaptados a los cambios culturales sufridos o experimentados por las diver- sas formaciones socio-econémicas, sean prehistéricas 0 no. Todo ello debe encaminarse a «combinar la objetividad con la claridad de la postura ideolé- gica» (19) En poco mas de un siglo, la Arqueologia prehistérica ha dado pasos de gigante, que se han traducido en cambios cualitativos sucesivos que han des- plazado a los viejos paradigmas. Si repasamos someramente los conceptos tedricos y practicos que se utilizaron a partir de 1885 y los que actualmente se aplican, podremos comprender el profundo cambio que se ha operado. En nuestra opinion estas rupturas conceptuales se han realizado en cuatro periodos temporales, no superiores a una generacién de veinticinco afios ca- da una. Ni mucho menos pretendemos aqui desarrollar la historia de la Ar- queologia en sus diferentes etapas y campos de especializacién. Unicamen- te sefialaremos a grandes rasgos los principales hitos, con el fin de presentar una panordémica general de la evolucién epistemoldgica. conceptual y meto- dolégica de la arqueologia prehistérica. A fines del siglo pasado y durante el primer cuarto de nuestro siglo, se planted la necesidad tedrica de definir el concepto de cultura/s arqueoldgi- cals y sus interrelaciones mutuas a través de explicaciones de tipo difusionis- ta y migracionista. Sin embargo el momento de mayor ideologizacién se cen- trd en los conceptos de las etnias o «pueblos puros», al estilo del pangerma- nismo de Kosinna (19). La reacci6n frente a estos conceptos vinieron de la ma- no del funcionalismo cultural marxista, cuyo mas relevante portavoz serla Gor- don Childe (20) al enfocar sus investigaciones arqueoldgico-prehistéricas co- 124 CARME OLARIA PUYOLES mo estudio de las organizaciones sociales y su desarrollo tecnolégico. A fines de los afios 30 y a lo largo de los afios 40 y 50 se Incia una progre- siva concienciacién entre los arquedlogos ante la necesidad de una metodo- logia tedrico-practica mas objetivable. Ya en 1940 Kluckhohn introduce el con- cepto cientifico en la investigacién arqueoldgica, entendido como un trabajo sistematico, continuado y riguroso. A partir de la segunda mitad de los afios 40, la técnica de excavacién extratigrafica aplicada a grandes extensiones es- paciales se perfecciona, gracias al método de la cuadriculacién tridimensio- nal de Wheeler (21) sistema que con ciertas modificaciones todavia es aplica- do. Pero ya en los afios 30, el investigador francés Méroc aplicaba por vez primera en una excavacién prehistérica el método basado en la aplicacién de las coordenadas cartesianas; perfeccionado a fines de la década de los 40 por Laplace (22). En los afios 60 estos métodos de excavacién arqueolégica son superados por la teoria del orden estratigrafico, ley de sucesién estrati- grafica de Pyddoke y Tabaczynski (2s) desarrollandose hasta el sistema matri- cial de Harris-Winchester (24) cuyo cardcter integrador facilita el andlisis des- Criptivo pluriestratificado. La clasificacién tipolégica 0 taxonomia de los restos documentales arqueo- ldgicos, también alcanzara paulatinamente las cotas requeridas en la sistema- tica analitica de la cultura material. Ejemplos ilustres de ello los tenemos a partir de los afios 50, especialmente en arqueologfa prehistérica, con la creacién de las cuidadas listas tipolégicas de la industria litica realizadas por F. Bordes (2s) para el Paleolitico Inferior y Medio, al igual que los de Sonneville Bordes y Perrot (26) para el Paleolitico Superior, y el innovador método analitico- dialéctico de Laplace (27). A partir de este momento se instaura una etapa de cuantificacin matematico-estadisitca, cuyo introductor principal fue Spaulding (28). Se inicia asi en la década de los 60 una importante perspectiva tedrica- metodolégica denominada por Caldwell 9) la «nueva arqueologfa». Las teo- rizaciones de Rouse (30), Taylor (31), Gordon Childe (2), Kluckhohn (33), Spaul- ding (34), Heizer (as), Clarke (a6), Chang (37), Sacket (38), Meggers (39), Moberg (40), Renfrew (a1), el mismo Caldwell, Braidwood, y entre otros muchos Binford (42) consolidaran los principios basicos de la «New Archaeology», como més adelante exponemos. Esta ultima etapa se caracteriza por un verdadero giro copernicano, cuya necesidad se intufa ya cuando Clark (43) preconizaba la urgencia de trabajar en Arqueologia con un modelo teérico valido, al nivel general; aspecto éste negado por Piggot (44) sosteniendo que la teorfa general es del todo imposi- ble establecerla y debe ser compensada con un modelo hipotético. Dicho autor junto a Daniel (45), representan la corriente escéptica basada en los presu- puestos de Ia escuela tradicional-contextual, la cual establece no-existencia de coincidencias entre cultura material y cultura, concluyendo en la imposibi- LA PREHISTORIA COMO CIENCIA SOCIAL A TRAVES DEL 125 RENOVADOR CONCEPTO DE ARQUEOLOGIA lidad de realizacién de modelos objetivos aplicables a la Arqueologta, siendo sdlo posibles las teorizaciones subjetivas de cada investigador. Por otra parte Malmer (46) Se propuso establecer las bases tedricas para desarrollar esta dis- ciplina como una arqueologia humanistica y también tipologista (taxonémica), y aunque aceptaba que el método arqueolégico es independiente, a la vez, reconocia el proceso cultural como reflejo del regular «continuum» de la cultu- ra material por medio de las transformaciones internas de ésta (a través de su verificacion por métodos légico-matematicos) pero rechaza la posibilidad de reconocer los cambios culturales y las migraciones de los grupos sociales si no es a partir del estudio de las transformaciones internas de sus propias culturas materiales (arqueolégicas). Clark enfatiz6 sus teorizaciones en un cierto determinismo medioambiental, pero su visién conservadora de la Arqueolo- gia lo alinea en la corriente tradicionalista ya mencionada. La fuerte personalidad de Binford ha permitido consolidar la variante mas ortodoxa e inflexible de los principios basicos de la «New Archaeology», cen- trada en sus particulares teorizaciones y sistematizaciones y opuesta a otras tendencias como la representada por Clarke (47), creador de la llamada «ar- queclogia analitica», e imbuido por la filosoffa analitica-reduccionista y neo- positivista. La base tedrica de dicho investigador descansa fundamentalmen- te en tres sistemas de proposiciones o modelos: el primero de ellos establece la normativa del procedimiento hipotético-deductivo; el segundo modelo trata de establecer el «continuum» del material arqueoldgico (cultura material) me- diante la clasificacién y la taxonomia numérica; finalmente el tercer modelo es aquél que permite reconstruir los procesos de transformacidn de las cultu- ras humanas, en las esferas de interacciones - subculturas/culturas- con el me- dio natural, en una aproximacién sistémica. Otros autores, tales como Chang (48), Trigger (42) 0 Deetz (60), representan dentro de la «New Archaeology» una tendencia dirigida a la practica de una arqueologia contextual y clasificatoria, con un fuerte componente tedrico- inductista. Su finalidad principal se orienta a considerar prioritariamente la pro- blematica que presenta el estudio tipolégico, rechazando las comparaciones € interpretaciones etnolégicas. En resumen pues estos autores investigan fun- damentaimente las relaciones sociales de los grupos humanos a partir de la firme base de los datos arqueolégicos estrictos. Deetz, al igual que Kluckhohn, aplica conceptos estructurales al estudio arqueoldgico. En los ultimos afios se ha desarrollado también la llamada «arqueologia de los asentamientos», apoyada en los cambios demograficos influenciados Por los factores socio-econdémicos. Esta corriente proxima al objeto teorético de la «Nueva Geograffa», advierte de la importancia y el papel sustancial que poseen los estudios territoriales, espaciales, medioambientales y los andlisis econémicos que se derivan en relacién con los asentamientos humanos pri- 126 (CARME OLARIA PUYOLES: mitivos 0 prehistéricos en este caso. Esta escuela iniciada por Higgs 1) ha sido desarrollada con nuevas aportaciones por Renfrew (52) y Hodder (3). Otra corriente, alejada tedrica y metodolégicamente de la «New Archaeo- logy», esta representada por la llamada «Etnologia prehistdrica», cuyo princi- pal exponente fue Leroi-Gourhan (4), discipulo de Mauss, posee una base conceptual estructuralista, Estudia los restos arqueolégicos como documen- tos materiales de los actos humanos susceptibles de ser ordenados concep- tualmente. Su metodologfa de trabajo atendié, por tanto, a la precisién de la excavacion y extraccién meticulosa de todos los documentos posibles, sus- ceptibles de integrarse en este lenguaje cientifico. Si bien rechaza la utiliza- cin indiscriminada de la «etnografia comparada» y piensa en los riesgos de las comparaciones etnoldgicas; considera sin embargo que en casos son ine- vitables. Gran parte de su obra se centra en el establecimiento de una semio- logia prehistérica de los simbolos grdficos, y a través de la interpretacién del mitograma, usando de un tratamiento matematico-estadistico para la informa- cién «arqueolégica pura»; el resultado, sin embargo, no escapa a pesar de todo, de un cuerpo tédrico especulativo y a la postre de lo que se encuadraria dentro de una arqueologia descriptiva. Para el soviético Masson 5) como materialista histdrico la finalidad de la Arqueologja es alcanzar la comprensi6n de las regularidades, mediante el es- tudio evolutivo de la cultura material y las estructuras y superestructuras que componen las sociedades humanas, susceptibles de ser interpretadas en los objetos-restos-documentos- simbolos, etc. Este autor basa su investigacién en los presupuestos del materialismo histérico: analiza las fuentes de informacién y reconstruye los modos de vida de los grupos sociales; la segunda fase de estudio vendra dada por la interpretacién etnocultural, cuya finalidad sera aso- ciar los nexos étnicos y las formas de comportamiento humano; la tercera y Ultima fase tratara del andlisis sociolégico. Asi pues, su método se orientaria ala reconstruccidn de las estructuras econdémico-sociales y alas supraestruc- turas ideoldgicas. Los instrumentos para realizar este proceso parten del ana- lisis de la cultura material (Arqueologia), andlisis geografico y andlisis social (Prehistoria, o Historia). Binford en sus numerosos trabajos tedricos afirma que la Arqueologfa tra- dicional no verifica ni sus proposiciones, ni tampoco establece sus propias explicaciones 0 criterios en base a la metodologfa empirica-deductiva, que en ocasiones aplica. La acumulacién de hechos por s/ misma no es explicati- va, y por supuesto nunca alcanzara a establecer las razones cognoscitivas de los procesos de funcionamiento y cambio que se han producido en el se- no de las comunidades humanas; as! como tampoco llegara a la compren- sion de los denominados «modelos» de funcionamiento y las causas que los motivaron al producir cambios que pueden ser, seguin Binford, considerados LA PREHISTORIA COMO CIENCIA SOCIAL A TRAVES DEL 17 RENOVADOR CONCEPTO DE ARQUEOLOGIA como «eyes de comportamiento social», La Arqueologia tradicional, como su- cede también con otras areas del conocimiento histdrico, ofrece unos presu- puestos tedricos interesados por la descriptiva, la cronologia y la compara- cién empirica de las culturas materiales, que mediante procesos taxonémicos sitdan a los conjuntos culturales dentro de una cronologia secuencial. Esta aplicacién de la técnica se ha traducido en que a menudo se considere a la Arqueologia como tal técnica, y no como ciencia; el objetivo ultimo de esta- blecer tipologias (Iiticas, dseas, etc.) fijadas sdlo en los «objetos encontrados» ha contribuido notablemente a presentar la Arqueologia, como instrumento de ordenacidn cronolégica que puede «narrar» los procesos sociales a través de la comprensién de los «fésiles directores», los cuales, al igual que el mitico dios romano Jano, son bifrones y su doble cara mira adelante pero también atrds; no hay duda de que el uso de fésiles directores constituye aun un logro en la comprensién de la evolucion instrumental del hombre, desde que Thom- sen lo aplicé para sistematizar periodos prehistéricos ya en la primera mitad del siglo XIX, pero una idea «fijista» en éstos no proporciona ni mucho menos el conocimiento de la Cultura que han desarrollado a través del tiempo los grupos sociales humanos. La epistemologia de la Arqueologia tradicional, basada en la tipologia, se fundamenta en Hume, Saint Mill, Bacon y Kant; vinculada al Positivismo clasi- co, parte de unos postulados empiricos cuyos criterios taxonémicos 0 tipol6- gicos adquieren erréneamente la categoria universal crono-cultural que esta- blece los periodos de la Prehistoria. Buen ejemplo y resultado de la aplica- cién arqueoldgica tradicional son las periodizaciones que para la Prehistoria europea ya establecieron Mortillet, Breuil, Peyrony y Bordes, entre las mas re- levantes, y que sin duda significaron un gran avance en su tiempo e incluso mas tarde, pero hoy ante las nuevas perspectivas debemos cuestionarlas. La Nueva Arqueologia parte de las teorlas de kuhn, Popper, Oppenheim y Hem- pel, y que éste ultimo desarrolld como un modelo cuyas leyes se formulan a partir de la aplicacién del método hipotético-deductivo (66); la estrategia de la investigacién se inicia con el planteamiento de la hipétesis, y finaliza con su contrastacién como verdadera o falsa. Para la Arqueologia tradicional o si se prefiere la Prehistoria, las interpretaciones constituyen el resultado u objetivo final, sin que sean sometidas habitualmente a contrastacién. Otra diferencia significativa entre esta ultima y la Nueva Arqueologia es su propia concep- cién, mientras aquélla, la tradicional, basa sus conjeturas en propuestas historico-culturales, ésta, la nueva, se apoya en una metodologia experimen- tal (dentro del sistema I6gico-deductivo antedicho) para examinar los aconte- cimientos, y de esta manera adquirir un control sobre las hipstesis de los pro- cesos Culturales. Para Binford y su escuela, la finalidad ultima de la arqueolo- gfa es la de comprender los hechos y las gentes a la vez que reconocer los 128 CARME OLARIA PUYOLES procesos responsables de los cambios culturales. La «New Archaeology» bin- fordniana propone verificar leyes con la finalidad de establecer una arqueolo- gia nomotética. Esta Nueva Arqueologia, basada en la légica neo-positivista e inmersa en el materialismo cultural, no dialéctico pero si evolucionista, entendiendo la evo- lucién de la cultura como una sucesién de fuentes de energia que han provo- cado las paulatinas transformaciones sociales, ha dado lugar a toda una ten- dencia cientifica interesada por explicar y entender el comportamiento huma- no o etologia humana, que se ha diversificado en otras, como la ecologia cul- tural, el andlisis locacional («Nueva Geografla»), funcionalismo, interesandose en bases estructurales, las teorias de los sistemas, de los juegos y conjuntos, © bien la topologia, la informatica, la estadistica analitica, asi como también las ya conocidas teorfas econémicas e incluso Is etnograficas. Cuando menos pues, la Nueva Arqueologia, pese a las criticas, fundamentales 0 no, que se le puedan hacer, ha despertado el interés hacia planteamientos cientificos para superar los ya caducos presupuestos tedricos aplicados en el estudio de las sociedades humanas. Este renovador concepto de la Arqueologia se propo- ne verificar las proposiciones mediante la comprensién de otros hechos inde- pendientes a aquéllas, y que han permitido formular dichas proposiciones. La verificacion de la hipotesis, su validez o falsedad, es el fruto crucial del mé- todo de trabajo propuesto, Binford, como maximo representante de la New Archaeology se apoya en leyes y sistemas, teniendo en cuenta la interaccién mutua de las subculturas como subsistemas, de esta manera pretende esta- blecer modelos generales y universales, y participa de la interdependencia funcional de todos los elementos constituyentes del sistema cultural, y la apli- cacion de los métodos matematico-estadisticos, con los andlisis de correla- cién multiple (multivariantes) o factorial. Asi pues la cultura arqueoldgica es, segtin Binford, una visién normativa de la cultura que subraya aquéllas carac- teristicas de la conducta humana compartidas por todos los miembros de un grupo social concreto. En esta rapida exposicion hemos pretendido tan sélo dar a conocer, si bien muy someramente, los nuevos planteamientos conceptuales aplicados a la Pre- historia y la Arqueologia. Somos conscientes que todavia restan muchas co- sas por decir, entre ellas quiza la mas relevante seria profundizar sobre el es- tatuto cientifico de ambas disciplinas y sus consecuencias plasmadas en el compromiso socio-politico necesario para la puesta en prdctica de esta area del conocimiento, problemas que ya se vienen plasmando en los trabajos re- cientes (67), incluso por aquéllos que consideran a la ciencia como un sub- conjunto de conocimientos dentro del conjunto global del saber humano, ba- jo una Optica

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