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HACIA UN CONCEPTO DEL COSTUMBRISMO! EN VENEZUELA { EL COSTUMBRISMO como manifestacién literaria! a través de crénicas, cuadros animados, nace en ace co ef preciso momento en que est4 estructurindose ung lose seguida de una revolucién de ideas, de ‘con? cepciones. El costumbrismo nace nces, =) medio de crite Quik come” manera especial enfocar Ta fealidad de nuestros paises nacientes. En este sentido, no comparto la opinién del ma; contrario, pinturas tan cdusticas dé una nueva tipo; logia politica en Venezuela, exdmenes descarnados de nuestra realidad social y cultural, dan cierto tono 428 de satira, de protesta humoris-‘a a las mejores obras del costumbrismo nacional. Si en verdad a Primera vista pudiera creerse en que nuestro costumbrismo fue uno como camino de evasién imaginativa, no §5 menos cierto que su intencién ditecta, queda revelada en lo viviente, en lo humano de sus més frecuentes temas y asuntos. El costumbrismo es casi iar de nuestros paises americanos. La actitud ica del criollo ante la nueva organizacion social suscitada a raiz del triunfo emancipador, el buen humor, la viveza del pueblo para enjuiciar més trivial detalle de su sociedad, estan puestos de manifiesto en el mas hondd contenido del género de costumbres. Mas que una manifestacién literaria debida_a_influjos extratios, el coscumbrismo fue | pasado siglo, Mamados en algans ‘forma a dejar el [ = testimonio veridico de sus observaciones palpitantes, {peimas. Para ali 0 cosrumbrismo nace jo el estimulo de escritores espafioles como Tarra paficles como I juiciar Ta-realidad’ social de sus respectivas regiones, ha de guardar alguna analogfa con la de =| e rimeros_escritor 0 desorientados, ausentes idn_literaria, abocados por primera vez a la literatura de ficcién iemaci lun estilo, Pero el ingenio criollo, despiert dencias a la originalidad, se manifiesta por encima de todas las influencias. Por otra parte, quiza Larra fue de lo menos que calé en el espiritu de nuestros 424 costumbristas. Y esto se nos ocurre bees la com- leja mnalidad del espafiol, tan tico, tan taeie ss amargas criticas, alentadas por Su predileccién hacia la cultura francesa, estin muchas veces lejos de los regocijados cuadros de costumbies de escritores como Delgado Correa, Daniel Mendoza y otros. Tal vez, por su gracioso estilo, menbs inclinado a filosofar que Larra, Mesonero Romarios tuvo mayor anuencia entre los escritores de cos- rumbres americanos. Periodista Agil, buen observa- dor de la realidad, Mesonero Romanos fue leido cn benepl: en América hacia los primeros afios de formacién de nuestros paises. Sus Panoraing Ca _publicado entre 1832 y 35, y Escenas matritenses del 843 y 862, en los que se mueve con fidelidad la vide de-Madcia. de entonces, con sus toreros, sus escritores, sus ternulias, sus fiestas, hin debido entusiasmar sinceramente a nuestros primeros escritores de costumbres, ante cuya' vista se ofrecia todo un rico panorama de cosas. : Pe la misma manera, el andaluz Estébanez Calderén, menos elegante, de menos fuerza en sus cuadros qué Mesonero Romanos, ha debido estimular nuestro genéto de costumbres. Sus Escenas andaluzas, leidas en América hacia 1850, dejan rastro imborrable en escritores como el chileno José Joaquin Vallejo, cuya nota de fina picardia la emparenta indisciti- blemente con Estébanez Calderén, En Venezuela, probablemente Daniel Mendoza, con su estilo festivo, 4s i id i abundoso, tenga algin parecido con el escritor anda- luz que hemos mencionado. EL COSTUMBRISMO, LA HISTORIA Y LA NOVELA (El cosrumbrisino nace en Venezuela en un momento én que Ta vida jueblos y las ciudades va 1c rando Caractere I. Viene a ser sociedad en [sea como Ja historia viva de toda una inmensa el, detalle _minimo, el dato palpitante, el costum- tismo florece un poco a su_sombra ‘isonomia je’ Ia nueva sociedad nacional, icon sus caracteres tipicos, su estructura particular dentro del tiempo, 20 podia ser captada por la historia. La categoria académica del género histérico, su severa arquitec- uta, le privaban de hurgar en las intimidades del Ima nacional. La historia, con su tendencia cien- en el andlisis de los hechos, entre nuestros escritores condenada a la pura descripcién, cabida a ese pequefio mundo de deta. le, usta sociedad. Esa funcidn que no 'pefiar nuestra historia, escrita con tigurosa disciplina pot hombres como Baralt, Toro, etc., es la que viene a desempefiar lo que pudiéramos llamar el género de costumbres entre nosotros. El cuadro costum- 426 f : } brista enmarcado dentro de la historia naciotial, nutrido de nuestra tradicién, expositor de nues riqueza folklética, se acerca un poco a la ficcién. De Ia historia, con aires de epopeya, pasa « In nove sin nacer todavia, de ree pee ie co brismo participa de la Historia y de la Stal ecrat desatrolids ninguno de los dos géneros entre nosotros, para el momento en que se empieza a deseavolver el destino del pais, el coscumbrising nace como una necesidad apremiante, con su_ciérro ° S 7 es, a i aracter de In, CON su regocijada senc ez y su. para reflejar la alad acional. La novela de nuestros origenes, sin apun- tar, sin dar sefiales de aparecer tenfa que ser suplida por un género como el costumbrismo, germen fe- cundo para el desarrollo de la narracién en Vene- ae En_los_cuadros de costumbres ya se nota najes. La pintura fresca de tipos de mayor contextura para captar el espiritu de ilos mo es la novela. Entre la Historia _y en Ee Yeslantenpacielaer yoo ie sHSEO entre nosotros. Género} de sostumbres, pero més Sonsecuente con Ja historia, &t wadicionismo se :-3iGita = nuestra: primitivos prigenes. Febres Cordero, Aristides Rojas, ence los mejores, han dejado una apreciable obra inspi- rada en nuestra mds Senuina tradicién y en la cual se: hace presente el sentido de nuestras costumbres arcaicas. Con menos agilidad que el género de costumbres, apegado. al dato de los: archivos, inca- pacitado para la creacién, el tradicionismo florece como una curiosa Preocupacién de! muy contados estricoyes nacionales, deseosos de hacernos amar ‘nuestro propio pasado, ' LOS CICLOS DEL CosTUMBRISMO Fn los primeros afios de la Republica, nace el ‘eseo de enfocar los diversos problemas confront. Hombres que habjan_viaja i \Vaatico juan Manuel Cagigal, no contienen el im- peta de criticar para construir, y asi aparecen sus Primetos articulos de costumbres, Mas tarde apa- A is lo Correa, cargado En ‘seguida encontramos el nombre brillante de Daniel Mendoza. Con él cobra raigambre autéctona el cultivo del género de costumbres. Estos tres escri- ‘auguran la nueva modalidad literaria, Ellos constic. que poc:.:mos Memar el primer ciglo del cos rismo nacic nal. Con el nuevo estado de cosas traido al pais por: la Guerra Federal, surgen nuevos escritores de cos- tumbres. Hacia 1869, Guzman Blanco pretendiendo levantar la Republica del caos en que estaba hun- dida debido a Ja cruenta y sangrienta lucha civil, deslumbra con sus iniciativas y experiencias de §o- bernante afrancesado, Grandes masas de hombfes que habian acudido a Ja capital con el triunfo dela Federacién, dan a la incipiente ciudad aspecto de metropoli. La. politica cobra rasgos' de elegangia. EI magistrado procede un poco a la europea. Se le vantan monumentos. Se inauguran paseos, Se cons- trayen plazas y parques. Guzman pretende embe- lecer'a Caracas. Su obsesién de convertirla en una como pequefia Paris tropical, le lleva a las mas ‘aparatosas empresas. De esta ciudad, la més popu- losa del pais, con perfil versallesco desconocido hasta entonces entre nosotros, habitada en su mayor parte por hombres rudos, bisofios, dejados en vacaciones por el cese de la guerra, van a salir los ms diversos tipos, de una pintoresca psicologia, bien descritos por Bolet Peraza, Sales Pérez, Tosta Garcia, José Maria Rivas. Este momento constituye el segundo ciclo de nuestro costumbrismo. Y el periodo de mayor apogeo. Desde 1890 en adelante, el costumbrismo, con Ma aparicién de la novela nacional, va a entrar en un periodo de decadencia. Este periodo, tercero y ultimo 489 Miguel Marmol, E! coscum: que S2bia nacido como una concesién del romanticismo rrado de folletines y novelas de duelcs y de lagrimas, va a desaparecer casi por completo en el modernismo, quiza entre otras cosas, por el auge del criollismo en el cuento y en Ia novela, : LOS ESCRITORES COSTUMBRISTAS ‘ Don Juan Manuel Cagigal, entre los primeros, solicitado por diversas ocupaciones en su época, escribié, sin embargo, festivas impresiones de corte costumbrista. Afte todo cientifico, se nota en sus escritos la falta de gracia, de donaire Puestos de rélieve positivamente en otros escritores del género. Frecuentes citas donde sale a relucir el sabio, como sus recuerdos de Montaigne y Arquimedes, en sus articulos, restan‘sabor popular a sus cuadros de cos- tumbres. Con mayor habilidad y, emocién, Luis Delgado Correa nos describe escenas de los barrios lucfios y personajes tipicos de la Delgado Crs ments Gaeta G00 tee director de una curiosa publicacién Periodistica inticulada Mosaico, En ella dispersé innumerables articulos de costumbres, que le revelan como uno de nuestros mas fieles intérpretes de la vida caraquefia de la primera mitad del siglo xx. Los bailes en los barrios de Santa Rosalfa, los dias de fiesta religiosa, las 430 ros, ¢! ccueno, eve, figuran en sus’ cté- 30 vivo tesSmonio de nuestras costumbres Daniel Mendoza, natural de Calabozo,, pro- de la ensefianza y del Derecho, es quiz el nombce central en la historia del cosrumbrismo na- cional. Sus cuadros agudos, saturados de agradable picardia criolla, verdaderas canteras de folklore, dan Ia pauta para el desarrollo posterior del género. El lenguaje franco, la “fisgoneria” de “un Ilanero en Ia capital”, son como la culminacién del cos- tumbrismo nacional, Daniel Mendoza ya no ira a buscar Ia inspiracién en los cuadros de Larra 9 Me- sonero Romanos, sino que hurgar4 dentro de lo ctiollo para extraer la materia prima de sus escritos de costumbres. Sus apuntes de critica a las modas de la época, como Los muchachos a la moda; Las muchachas ala moda, Los criticos en Caracas, son de una saludable ironia Y poseen un subido valor de observacién. Algunas tiradas de Prosa romintica, hacen alguna vez decaer el estilo del escritot,: sin que’ se obscurezca su ingenio y viva imagination. Fuerza creadora como para la novela, poseia Men. doza. Su personaje “Palmarote”, es como un anti¢ipo de los personajes tipicos de Gallegos, pongamos por caso “Pajarote”. Los felices ensayos de Mendoza, animardn poco después a escritores como Bolet Pe- raza, nacido en Caracas hacia 1838, periodista ry politico de agitada carrera. Desde las paginas: de Tribuna Liberal y mas tarde de su revista Las tres Américas, nos adentramos en el conocimiento de 431 a oetanea, i las costumbres de la Caracas coetan hone Cuadros de ‘cierto sabor ec cas El Teatro del Maderero, etc, sitdan - pore Peraza entre los cro! ae ones oe ae tificados con el esp! le su pi | Con i iodi Bolet Peraza, en un cierto sentido periodistico, lsiano la descripcién, estilo, hace gala de su maestria en 7 : ‘ ira sus cuadros evoca- la escogencia de los temas pat ee ores. Su compatiero de generacién, Francisco de é i Jar el seudénimo. Sales Pérez que hizo popul seudénimo, de iH i€ do escritor de cost “Justo”, también es un atilda s 2 oe Dedicado al comercio gran tiempo de ss vida, cn la pintura de sus peony pea recuerdos ele del oficio. Una tipologia especi: Giadadana de so époe se encuentra en los ssbozs eeeniaces de sus articulos. E/ vai El co cae dor viajero, El petardista, El baladron, ofrecen ne galeria de preciosos retratos de la época. Con euch gracia para manejar la ironia, eat a Ha ae ar el detalle preciso, Sales Pérez observaciones. i i ido en Caracas hacia 1845, de ba aie ‘pallii y literaria, encontrd en el ae de costumbres una de sus mejores svalyules eer para contarnos la vida de la sociedad de su época. En diversos volimenes y desde las paginas de El Cojo Ilustrado, enfocd eats eee a iri ‘ional. Su misma ni Me Veuicr ae no es més que un gran reportaje de 432 Ja vida venezolana experimentada por el esctitor, Pero mas dado a la natracién con categoria de género, Tosta Garcia carece del entusiasmo y desparpajo humoristico en el género de costumbres, que posee un Francisco de Sales Pérez, por ejemplo, El general José Maria Rivas, costumbrista zuliano, muerto en Caracas hacia 1920, ha de; én volumen.su més importante producci Sus Costumbres zulianas, pequeias estampas de la vida de su regi6n, sin la animacién de nuestros mejo- Fes costumbristas, con cierto desalifio en la proka, ies su ‘obra més conocida e interesante en cuanto al Bénero de costumbres se refiere. El ultimo periodo del costumbrismo en Venezuela, coincide con el auge del movimiento modernista en América. Pocos son los escritores que no se dejan tentar por el grandilocuente mensaje de Dario, y pocos los que no:se abocan al cultivo de la novela o 481 cuento con cierto color local. Entre las excep- ciones esta Rafael Bolivar. Nacido en Villa de Cura en 1860, Rafael Bolivar sobresale como escritor de costumbres hacia 1890 en las paginas de los perié- dicos de Caracas. En un lenguaje mordaz, muchas veces lindante con la chabacaneria, Bolivar nos pone €n contacto con las intimidades de la clase media de su época, a la cual pertenecia. Sin Teparos para pre- sentar la realidad, muchos pudieran considerarlo por- nografico en cierto grado; pero el buen humor y Braciosas salidas de su despierto talento, le salvan a menudo del juicio condenatorio y adverso. Con el do recogida On literaria. 433 4 { nombre de Guasa Pura, ecogié algunos de sus articu- los humoristiccs. Las modas de la €poca, lo’ que se decia en las tertulias, la caricatura picante de determinados personajes, estén presentes en este ameno libro de Rafael Bolivar. Con igual o parecido sentido, su compafiero de generacion Eugenio Méndez y Mendoza escribe sus testimonios de buen observador ciudadano. En sus Chanzas y verdades estin contenidas sus mejores pinturas y criticas de la sociedad en que vivia. Con una confesa nostalgia por el derrumbe de la tradicién, en sus cuadros trata de hacer comparaciones con las costumbres de otras épocas de nuestra historia Un viaje en tranvia, Una fiesta religiosa, Los entie- rr0s, Los muchachos de Caracas, etc., son algunas de sug mejores estampas de costumbres. De mayor viveza, mas agudo ingenio, resultan los cuadros de Miguel Marmol, més conocido por su popular seudénimo de “Jabino”. Iniciado en las lides literarias desde 1895, “Jabino” diseminé la mayor parte de sus articulos en los periédicos cara- queiios de la época, y en especial en E/ Cojo Ilustrado. Tres reducidos voltimenes, contienen en general la produccién de “Jabino”: Tiros al blanco, Pélvora 9) tacos y Verrugas y lunares, Miguel Marmol es algo asi como un memorialista de su época. Sus sabrosos pasajes, Ilenos de trave- suras y de chispeante realidad venezolana, no tienen parangén en la historia del costumbrismo nacional. 434 Sus mejores articulos: De visita, Lo : , Los velorios, Una boda, Las ayudas, Revolucionarios urbanos, etc., res bosan amenidad y sal ctiollas. Con él, puede decitse que se extingue la PEDRO DIAZ SEIJAS : aay

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