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3. EL HEROE ¥ EL DIOS El camino comin de la aventura mitoldgica del héroe es la magnificacién de la formula representada en los ritos de iniciacién: separacién-iniciacion-retorno, que podrian reci- bir el nombre de unidad nuclear del monomito2* El héroe inicia su aventu- ra desde el mundo de todos los dias hacia una regién de prodigios sobrenaturales, se x, z enfrenta con fuerzas fabulo- sas y gana una victoria deci- siva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos. Prometeo ascen- dié a los cielos, robé el fuego de los dioses y descendié. Jasén navegé a través de las rocas que chocaban para entrar al mar de las maravillas, engafié al dragén que Suardaba el Vellocino de Oro y regresé con el vellocino y el poder para disputar a un usurpador el trono que habia heredado. Eneas bajé al fondo del mundo, cruzé el temible Tio de los muertos, entretuvo con comida al Cancerbero, Suardian de tres cabezas, y pudo hablar, finalmente, con la sombra de su padre muerto. Todas las cosas le fueron Teveladas: el destino de las almas, el destino de Roma, que €staba a punto de fundar, y de qué manera podria evitar Wen. La palabra monomito se ha tomado de James Joyce, Finnegans ‘ake (Nueva York, Viking Press. Inc. 1939), p. S81. 36 EL MONOMITO o soportar todas las aflicciones2* Volvié al mundo a través de una puerta de marfil a realizar sus deberes. Una representacion majestuosa de las dificultades del oficio del héroe y de su sublime importancia cuando es con- cebida profundamente y llevada a cabo con solemnidad, la encontramos en la leyenda de las Grandes Batallas del Buddha. El joven principe Gautama Sakyamiini partio se- cretamente del palacio de su padre en el principesco corcel Kanthaka, pas6 milagrosamente por la puerta vigilada, cabalgé en medio de la noche alumbrado por las antorchas de cuatro veces sesenta mil divinidades, atraves6 con li- gereza un rio majestuoso de mil ciento veintiocho codos de ancho, y después con un solo golpe de su espada corté sus reales cabellos y el cabello que le quedé, de dos dedos de largo, se riz6 hacia la derecha y permanecio pegado a su cabeza. Vistid las ropas de los monjes, atravesé el mundo. como un mendigo y durante estos afios en que en apariencia vagaba inutilmente, adquirié y trascendié los ocho estados de la meditacién. Se retiré a una ermita, sometié sus fuer- zas seis afios mds a la gran batalla, llev6 su austeridad hasta el extremo y cay6 en una muerte aparente de la que poco después se recobro. Luego volvio a ja vida menos rigurosa del vagabundo asceta. Un dia se senté bajo un Arbol, estaba contemplando la parte oriental del mundo y el arbol se iluminé con las luces que él irradiaba. Una joven llamada Sujata vino y le ofrecié arroz con leche en una taza de oro y, cuando tiré la taza vacia en el agua, floté corriente arriba. Esta fue sefial de que el momento de su triunfo habia legado. Se levanté y avanzd por un camino que habia sido ador- nado por los dioses y que tenia mil ciento veintiocho codos de ancho. Las serpientes, los pajaros y las divinidades de los bosques y de los campos le ofrendaron flores y perfumes celestiales, los coros celestiales le dieron su musica y los diez mil mundos fueron invadidos de perfumes, guirnaldas, armonias y aclamaciones, porque él estaba en camino al Gran Arbol de la Tluminacion, el Arbol Bo, bajo el cual redimiria al universo. Se colocé con firme resolucion bajo el Arbol Bo, en el Punto Inmovil, e inmediatamente se le acercé Kama-Mara, el dios del amor y de la muerte. El peligroso dios aparecié montado en un elefante y 6 Virgilio, Eneida, VI, 892. ns EL HEROE Y EL DIOS 37 portando armas en sus mil manos. E: _ portal 3 . Estaba rode: poe. cus se extendia doce leguas ante él ae i eo pee es) y a su espalda eubria los aan e ; ademas, tenia nueve leguas d ee: Ee esdedes protectoras del Universo huyeron, ecaeel peste ee meet inmévil debajo del Arbol En. lo atacd, tr: cen pees atando de romper su concen- , aes eran sobre el Redentor viento huraca 4 , truenos y llamas, armas h : dos filos, carbones i Se ene ‘s ardientes, ceniza cali i ieee f caliente, lodo hirvien- , es y profunda oscuridad, : » pero Be pecalcs, se convertian en flores celestiales y oo eenee eer a fuerza de las diez perfecciones de Gautama. Mara pune S care a sus hijas Deseo, Anhelo y Lujuria, rodea- ps eo uptuosos servidores, pero la mente del Gran Se Be istrajo. El dios finalmente puso en duda su ztere: BP ene en el Punto Inmévil, arrojé galenenments como navaja de afeitar ié d \ y ordené al i Bee peesecnara sobre él. Pero el Futuro Buddha ee aS oadasaet el ae con las puntas de los dedos la diosa de la ti i Y lerra que atestigua Bere ee ruatse donde estaba. Ella lo hizo con lena ee pe ces el elefante del Antagonista cayé c : en obediencia al Futuro B jé cito se dispersé inmedi oe 5 iatamente y los di snelos esparcieron guirnaldas. ; sata ag Bee ciondo a a wistons preliminar antes de po- 1 5 juistador a irid i i te dor adquirio en la primer. i- pace la pre el conocimiento de sus deistanet an ee oo a segunda vigilia, el ojo divino de la mics ente, y en Ja ultima la comprension de Ja cadena de las cau: im sas. Experimento la iluminacién 1 dia? Pi té la iluminacién perfecta al romper 87 Este es el mom ds i . S lento mas importante de la mit fi i Sprit de le ervcifsen det Osclgente, Budaha debajo del Arbol Ea i Arbol Bo) y Cristo bajo el A of Son figuras ansogas, incorporadss al arquetiien Satvador del Mundo, al del , que es de inmemorial antigiiedad. h Pung, “@riantes del tema se encontrarén en episodi caiecienea El nies del tem episodios subsecuent de mK ye lonte Calvario, i cuties I Mundo o del Eje del Mundo (ver p, sO infra). ee oreo | llamado i ae la tierra como testigo se representa en el arte tradicional Bei ae lio de imagenes del Buddha, sentado en la clasica postura, fon la mano dei f recha sob i Tigeranate ,derecha sobre Ia rodilla derecha y con los dedos tocando 38. EL MONOMITO Durante siete dias Gautama, ahora el Buddha, el Ilumi- nado, permanecié inmévil en bienaventuranza; por siete dias permanecié apartado y sentado en el punto en el que habia recibido la iluminacién; por siete dias caminé entre el lugar donde estuvo sentado y el lugar donde estuvo de pie; por siete dias se alojé en un pabellén amueblado por los dioses y revisé toda la doctrina de la causalidad y la liberacién; por siete dias se senté bajo el arbol donde la joven Sujata le habia traido arroz con leche en un recipiente de oro y alli medité sobre la doctrina de la dul- zura del Nirvana; se dirigié a otro Arbol y una gran tempes- tad rugio por siete dias, pero el Rey de las Serpientes surgi6 de las raices y protegié al Buddha con su caperuza exten- dida ; finalmente, el Buddha se sento por siete dias bajo un cuarto arbol disfrutando todavia de la dulzura de la libera- cién. Entonces puso en duda que su mensaje pudiera ser comunicado, pensé retener la sabiduria para si mismo, pero el dios Brahma descendié del cenit a implorarle que se convirtiera en el maestro de los dioses y de los hombres. Bl Buddha fue asi persuadido a mostrar el camino.®* Y regresé a las ciudades de los hombres, donde vivid entre los ciudadanos del mundo otorgandoles el inestimable bien del conocimiento del camino.? FE] Antiguo Testamento registra un hecho comparable en su leyenda de Moisés, quien al tercer mes de la partida del pueblo de Israel de las tierras de Egipto, legs con toda su gente al Monte Sinai y alli Israel levanté sus tiendas contra las laderas de la montafia. Y Moisés fue hacia Dios 88 E] problema es que el estado de Buddha o Iluminacién, no puede ser comunicado, sino sdlo el camino hacia Ja iluminacién. Esta doctrina de la incomunicabilidad de la ‘verdad que est4 por encima de los nombres y de las formas es basica a las grandes tradiciones orientales y platéni- cas. En cuanto las verdades de la ciencia son comunicables, por medio de hipdtesis demostrables yacionalmente fundadas en hechos observa- bles, el ritual, la mitologia y la metafisica no son sino gufas para llegar a la iluminacién trascendental cuyo paso final debe dar cada uno en su josa. De aqui que uno de los términos sanscritos jlencioso). Sakyamini (uno de los titulos de Gautama Buddha) significa “el silencioso 0 sabio (mini) del clan de los Sakya’. Aunque él es el fundador de una religién mundial, el ultimo punto de su doctrina permanece escondido y, necesariamente, en silencio. 89 Tomado en forma muy. abreviada de Jataka, Introduccién, I, 5875 (traduccién de Henry Clarke Warren, Buddhism in Translations ; Harvard Oriental Series, 3; Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1896, pp. 5687) y del Lalitavistara como lo ha interpretado Ananda K. Cooma- raswamy, Buddha and the Gospel of Buddhism (Nueva York, G. P. Put- nam’s Sons, 1916), pp. 2438. EL HEROE Y EL DIOS 39 y el Seftor lo llamé de la montafia. El Sei i es or | Tablas de la Ley y le ordené que volviera con oe ae i el Pueblo del Sefior. ake La leyenda popular judia dice les 1 y que durante el di. revelacion diversos ruidos se escucharon desde i Sinai. Relampagos, acompafiados por un estrépito de cuer- es BAO ateoraiearnn al pueblo y lo hicieron ar. Dios inclind los cielos, movié la tierra id ft centro del mundo, de manera que las ede blaron y los cielos se atemorizaron. Su esplendor pasé los uatro portales del fuego, del temblor, de la tempestad y lel Branizo. Los Teyes de la tierra temblaron en sus pala- Bee. pee misma pars, que habia Ilegado el momento ion de los muertos y que tendria que d: ents de la sangre que habia absorbido, de los maaan Bes He an euler pos de ee victimas que habia cubierto. La entré en calma h ‘ im Boe dal Dectices asta que escuché las primeras Los cielos se abrieron inai, li Li y el Monte Sinai, libertad: ia Bees levants en el aire hasta que su cumbre ag i cielos, mientras que una espesa nube i , i cubri ae y tocd los Biss del Trono Divino. A un lado Dios ieron veintidéds mil Angeles co: levitas, la inica tribu i foe vitas, que habia permanecido fiel i mientras que el resto adoraba al Becerro de Hoa gs segundo lado habia sesenta miriadas tres mil quinien- ee cincuenta angeles y cada uno Ilevaba una corona de mee para eee uno de los israelitas. En el tercer lado loble de este ntitmero de Angel Mec. : : angeles y en el cuarto ran sencillamente innumer: i : ables. Por Di is cillamente é jue Dios ne oe una direccién, sino en todas Goulaneadien: re . ee eee: no impedia que Su gloria abarcara omo la tierra. A pesar de estas inn ) s tumerable: peopttudes, no estaba lleno el Monte Sinai, no habia auntie ‘fo, habia sitio para todos.” * ; mone veremos, la aventura del héroe, ya sea presentada . las vastas, casi ocednicas imagenes del Oriente, 0 en = ae Bens de los griegos, o en las majestuo- endas de la Biblia, normalmente si : 1 a, L sigue el modelo la unidad nuclear arriba descrita; una separacién del 40 Exodo, 19:35. 41 Louis Ginzb a Ginzberg, The Legends of the J wish Publication Society off America, Piladeifa, uy” Pe TRS 40 EL MONOMITO. mundo, la penetracién a alguna fuente de poder, y un regreso a la vida para vivirla con mas sentido. Todo el Oriente fue bendecido por el don que les entregé Gautama Buddha, su maravillosa ensefianza de la Buena Ley, asi como el Occidente lo ha sido por el Decdlogo de Moisés. Los griegos referian la existencia del fuego, el primer so- porte de la cultura humana, a las hazafias trascendentes de su Prometeo, y los romanos la fundacidén de su ciudad, centro del mundo, a Eneas, después de su partida de la Troya derrotada a través de su visita al pavoroso mundo inferior de los muertos. En todas partes, sin que importe cual sea la esfera de los intereses (religiosa, politica o per- sonal), los actos verdaderamente creadores estan repre- sentados como aquellos que derivan de una especie de muerte con respecto al mundo y lo que sucede en el inter- valo de la inexistencia del héroe, hasta que regresa como quien vuelve a nacer, engrandecido y Ileno de fuerza crea- dora, hasta que es aceptado undénimemente por la especie humana. Por consiguiente, nos ocuparemos de seguir una multitud de figuras heroicas a través de las etapas clasicas de Ja aventura universal, con objeto de revisar las revela- ciones eternas. Esto nos ayudara a entender no sélo el significado de las imagenes vigentes en la vida contempo- ranea, sino la unicidad del espiritu humano en sus aspira- ciones, poderes, vicisitudes y sabiduria. —» Las siguientes paginas presentaraén en forma de una aventura compuesta las historias de los portadores sim- bolicos y mundiales del destino de todos los hombres. La primera gran etapa, que es la de la “separacién” o partida, sera mostrada en la primera parte, capitulo primero, en cinco subdivisiones: 1) ‘La llamada de la aventura”, o las sefiales de la vocacién del héroe; 2) “La negativa al llama- do”, o la locura de la huida del dios; 3) “La ayuda sobre- natural”, la inesperada asistencia que recibe quien ha emprendido la aventura adecuada ; 4) “El cruce del primer umbral”, y 5) “El vientre de la ballena’, o sea el paso al reino de la noche. La etapa de las “Pruebas y victorias de Ja iniciacién” aparecera en el capitulo segundo en seis subdivisiones: /) “El camino de las pruebas”, o del aspecto peligroso de los dioses; 2) “El encuentro con la diosa” (Magna Mater), o la felicidad de la infancia recobrada ; 3) “La mujer como tentacién”, el pecado y la agonia de EL HEROE Y EL DIOS 41 Edipo; 4) “La reconciliacién con el padre”; 5) “Apoteosis”, y 6) “La gracia tiltima”. , El regreso y la reintegracién a la sociedad, que es in- dispensable para la circulacidn continua de la energia espiritual dentro del mundo, y que, desde el punto de vista de la comunidad, es la justificacion del largo retiro del hé roe, es usualmente lo que ante él se presenta como el requi- sito mas dificil. Porque si ha aleanzado, como el Buddha, el profundo reposo de la completa iluminacién, existe el pe- ligro de que la bienaventuranza de esta experiencia aniquile el recuerdo, el interés y la esperanza en las penas del mun- do; y también que el problema de mostrar el camino de la iluminacién a los hombres envueltos en sus dificultades econémicas parezca demasiado arduo. Por otra parte, si el héroe, en vez de someterse a todas las pruebas de la ini- ciacion, se ha precipitado a su meta por medio de la vio- lencia, de la estratagema y de la suerte, como Prometeo y ha entregado al mundo la gracia que deseaba, ‘es posible que las fuerzas que ha desequilibrado reaccionen duramente y sea castigado en forma interna y externa, encadenado, como Prometeo, en la roca de su propio inconsciente vio- lado. O si, haciendo una tercera suposicion, el héroe re- gresa salvo y por su voluntad, pudiera encontrarse con una incomprensién o un desprecio tan absolutos de parte de aquellos a quienes ha venido a ayudar, que su carrera se hundira. El tercero de los siguientes capitulos concluira el estudio de estas posibilidades bajo seis subdivisiones: io La negativa al regreso” 0 el mundo negado; 2) “La uida magica”, o la fuga de Prometeo; 3) “El rescate del quunde exterior”; 4) “El cruce del umbral del regreso”, o Be et al mundo normal i 5) “La posesién de los dos ‘undos”; y 6) “Libertad para vivir”, la naturaleza y fun- ort de la gracia ultima.*? . Bi complicado héroe del monomito es un personaje de alid ades extraordinarias. Frecuentemente es honrado Por la sociedad a que pertenece, también con frecuencia es igi? Esta aventura circul listorias del ti sing rag diel tipo de lad del dilu ap a héroe anes oo forma negativa en las ami F et diluvio, en que el héroe no va_a la fuerza, pace ata ones el héroe y cede de nuevo. Las bistories Ep apes eh 9 fovtns as partes de la Tierra. Forman una poreién amente mie &tquetipico de la historia del mundo y asi pertenecen a la parte IT del presente estudio: “E! ciclo cosmogénico”’ luvio es el simbolo de la vitalidad germinal del hombre a las peores catastrofes y pecados. Propi El héroe del di roe del di ue sobrevive a EL MONOMITO desconocido o despreciado. El y el mundo, o él o el mundo, en el que se encuentra sufren de una deficiencia simbdlica. En los cuentos de hadas esto puede ser un detalle tan nimio como la carencia de cierto anillo de oro, mientras que en la visién apocaliptica, la vida fisica y espiritual de toda la Tierra se representa como caida o a punto de caer en la ruina. <— Tipicamente, el héroe del cuento de hadas alcanza un triunfo doméstico y microscdpico, mientras que el héroe del mito tiene un triunfo macroscdpico, histérico-mundial. De alli que mientras el primero, que a veces es el nifio me- nor o mas despreciado, se aduefia de poderes extraordina- rios y prevalece sobre sus opresores personales, el segundo vuelve de su aventura con los medios para lograr la regene- racién de su sociedad como un todo. Los héroes tribales o locales, como el emperador Huang Ti, Moisés o el azteca Tezcatlipoca entregan su dadiva a un solo pueblo; los hé- roes universales, como Mahoma, Jesus, Gautama Buddha, traen un mensaje para el mundo entero. Ya sea el héroe ridiculo o sublime, griego o barbaro, gentil o judfo, poco varia su jornada en lo esencial. Los cuentos populares representan la accién heroica como fisi- ca; las religiones superiores dan sentido moral a las haza- fias; sin embargo, es asombrosa la poca variedad que se encuentra en la morfologia de la aventura, en los persona- jes que intervienen, en las batallas ganadas. Si uno u otro de los elementos basicos del arquetipo queda omitido de un cuento de hadas, leyenda, ritual o mito, se halla implicito de uno u otro modo. Y la omisién misma puede ser muy significativa para la historia y la patologia del caso, como pronto veremos. La parte segunda, “Bl ciclo cosmogénico”, muestra la gran creacion y destruccién del mundo que se entrega como revelacién al héroe triunfador. El capitulo I, Ema- naciones, trata de la creacién de las formas del universo a partir del vacio. El capitulo II, El nacimiento de virgen, es una revision del papel creador y redentor de la fuerza fe- menina, primero en la escala césmica, como la Madre del Universo, después en el plano humano, como la Madre del Héroe. El capitulo III, Transformaciones del héroe, sigue el curso de la historia legendaria de la raza humana a través de sus etapas tipicas, con la aparicién del héroe en diversas formas de acuerde con las necesidades cam- EL HEROE Y EL DIOS 43 eae de nk Yel eotte. IV, Disoluciones, habla del 'P yi ero para el héroe, fe De , y luego para el mun- El ciclo cosmogénico se E presenta con asombroso par: A ee aa Boe ee seredoe de todos los Santen ira del héroe un giro nuevo e int x eresan’ Berane ero aparece que la peligrosa jornada es una fab no de adquisicion sino de readquisicién, no de descubri- pate ee de redescubrimiento. Se revela que las fuerzas livinas pecias y peligrosamente ganadas han estado siempre dentro del corazén del héroe. El es “el hijo del ee pe faeneceads a saber quién es; de aqui que haya eu do é ejercicio de su propia fuerza, “hijo de Dios” ae be eee prea e cureaey cuanto significa ese ito Jes le vista el héroe es el simb 1 S olo de esa ee Be aos y remeniora que esta escondida tro. osotros y sé i eee ce todos no y sdlo espera ser reconocida y ee ee ha convertido en muchos, perma: lo indivisible, pero cada una d ' : ‘olo ; ie sus partes e: ‘ . ae Ba 5 leemos en los escritos de San Sen zi en - ee d. coral, Lo vien mi casa —sigue el santo— eo meee ae pisos diarios aparecié El inesperadamente, confundié inefablemente conmigo; ié a n 1 igo; se unid a a eee cose alguna entre nosotros, como el j y la luz al cristal. Y El me hi ; ycomo luz. Y yo me converti ep Nene 1 . rti en aquello que habia vi ze c abia visto ‘ aed desde lejos. No sé como relataros este wile. | a jombre i : a vy ‘e por naturaleza y Dios por la gracia de oc peat a ésta se describe en el apdcrifo le Eva. “Estaba yo en un ali i j ee, yo alto monte y vi un e gigante y otro raquitico. Y of asi ‘ . Y of asi como wi ; een Me acerqué para escuchar y me hablo diceaaee F. aM ae yo; aes que estés, alli estoy Mg Sas eS i 3 oy desparramado y de cualquier 43 El presente volumen no 1 se ocupa di istéri i GiBslanelas. Ese aspecto esté reservado a um libro shows ele aso Objeto es m i lostrar que existen paralelos esenciales en los mitos misinos como en las inte! i icaci cS rpretaciones y explicaciones que los sabios les han 44 ion a mn The Soul Afire Traduccién de Dom Ansgar Nelson, P. S q fi N ar N Ison, B., qT foul Afi 44 EL MONOMITO sitio puedes recogerme, y, recogiéndome a mi, te recoges a ti mismo’.” * ‘Ambos, el héroe y su dios Ultimo, el que busca y el que es encontrado, se comprenden como el interior y el ex- terior de un solo misterio que se refleja a si mismo como un espejo, idéntico al misterio del mundo visible. La gran proeza del héroe supremo es llegar al conocimiento de esta unidad en la multiplicidad y luego darla a conocer.

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