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JORGE BARUDY MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION EDITORIAL GALDOC INDICE Agradecimientos Prélogo .. Dresentacin vo cvivcceveeeceees Imroduction ccc ec ee eee CAPITULO! Los sistemas humanos entre la violencia y la Ley Las normnasjaridicas como producctones eulturales. familiar, normas sociales. ica, werapia & colaboraci terapéuticos y el sistema judi uridica-terapéutica: la re La mera de CAPITULO I Familia, violencia y maltrato ia en el ciclo vital de una familia... eeeceee como sistema cultural y “palabreamte” menos culturales en las familias ia como discurse apego y imipregnacién EL apego humano como proceso... Apego y semi Las as familiares 1 Fl maltcato como expresién de una crisis ea la farnilia — Las familias teansgeneracionalmence pertutbadas. ...... Ef malerato cransgeneracional como consecuencia de las perturbaciones del apego Ua estructura de las Familias cronicamente maltracadoras 1. Carencias selaciunadas con fa funcién marernante 2. Carencias relacionadas con le funeién paternante 2... 2... 3. Tiasornos relacionados con la organizacidn jerdrquica de la familia. 44, “Trastornos de ls intereambios entre I familia yd eomo CAPITULO La ecologia social del maltrato y los diferentes tipos Lz ecologla social del maltrato inf Ta modernidad neoliberal como ecologia. 1s factores socio-culturates vineulados al modesnisine La definicién del maltrato ete e eee e eee Los diferemtes tipos de maltrato oe . 1a tipologia de los malos tratos destle una perspectiva eco-sistémica « Las formas visibles de maltrato... Las formas invisibles de maltrato. 9 13 1S 7 2 30 32 33 36 37 64 65 69 nR B 73 7 INDICE carmruioiy Las dindmicas familiares productoras de negligencia y abandono de los nifios La negligencia biolégica: eb Las fuentes de la negligencia “ Los factores dependienites del Lanegligencia cultural . La negligencia contextual: la pobreza y el aislamniento social como medio ambiente. Las consecuencias de la negligencia en los nifios Las consecuencias de la negligencia fsica Las consccuencias de la negligencia psico-alectiva . CAPITULO V Las dindmicas familiares de la violencia fisica Laviolencia agresiva « Las iteologts delas pads violentos .. 1. Las creencias o los golpes que forman parte de un sistema de creencias de ipo aluisia 2. Las creencias o los golpes wilizadlos como instrumento para deferidetse de sia amenaza . 3. Las creencias ¢ fos golpes que forman parte de un derecho 2 fa vengauza La identidad del padee o de la madre violenta La pareja del padve o de la madre malteaatora La violencia conyugal y el maltrato Fisica... Las mujeres “que aman” a los hombres violentos Las nvjeres violentas . CAPITULO VI Sociedad, cultura y abuso sexual extrafamiliar La ecologfa sexualmente abusiva . La mundializacign de la explotacién sexual infantil Las causas culturales del abuso sexual... Los escereotipos culturales sobre el abuso sexual y los abusadores . Abusos sexuales ¢ ideologfa patriarcal .. La pornografia en la sociedad de mercado Los abusos senuales extrafamiliares . Los abusos sexuales comeridos por desconocidos Los abusos sextales perpetrados por un sujeto conacide por la fami CAPITULO VIL Los abusos sexuales intrafamiliares Los mecanismos naturales de evitacién del incesto . Lactiologta familiar de los abusos sexuales .. 10 BI 8 82 85 85 86 89 89 91 o4 96 7 98 99 12 102 104 105 106 108 108 10 m 113, 14 us 16 17 ny uo 120 124 127 130 INDICE 1 La dinica de los abusus sextiales intrafaniliares: los trastornos del apege y la “intoxicacién ideobigics” La omtoggnesis familiar del abuso sexual el incesto como proceso 1. Los actos incestunsos protegidos por la ley del silencio. LA. La fase de seduccién 1.2. (a Gase de inceraccién sextal abusiva 13.0 sis para la familia y los sistemas de interven El momento de la divulgacién Ta fase represiva Las dindnticas familiares sexvalmente abusivas . Tas organizaciones familiares incestuosamente abusivas 1) La organizacién eamatafiada y alteuista ... 2) La organizaci6n promiscua caética, indiferenciada y usurpadora . 3) La organtzacién rfgida, absoluista y toialitarla . CAPITULO VITL Los abusadores sexuales y sus cOmplices Los diferentes grupos de abusadores y sts personalidad 1a personalidad de los abusadores sexuales Los abusudores subi los totale Los abusadores subindin Las abusadores subi divi Los abu Laos abusadores individuados El grupo de abusadores sobreindividuadas con escasa diferenciacién . 1. Los abusadores sobs Juados con una diferenciacién moderada L complicidad o la inocencia de las esposas de abusadores incesttosos ay sone CAPITULO IX, Las diferentes carreras morales de los nifios victimas de maltrato ‘ 1.a carrera de los nifios vietimas de negligencia Tas consecuencias traumiticas de fa experiet a) Baja aucoestima y un sentimiento de inferioridad b) La vivencia depresiva Los mecanismos adaptativos a kas sicuaciones caren: a) El desarrollo de un modelo relacional de dependen b) Los trastornos de comport: €) Los comportamientas predadores.. Lacarreca moral de los wifias abandonados Ta cantera moral de los 0 Las experienc: as consecuencias El sindrome del Las consecuencias psi 2) La ansiedad, la anguse b) Los trastornos de Ia identidad ©) Los crastornes de fa autoestima les vW 131 132 133, 434 134 135, 136 137 138 138 139 140 140 144 144 M6 146 48 148 149 449 150 150 151 155 156 156 156 157 157 158 158 158 162 162 164 164 165 165 165 166 INDICE Los mecanismos de adapracién ala violencia. 166 La catrera moral de los nifios abusados sernlmente 167 Los efectos traumdticos see eee eee ee es 169 La fase inicial del abuso: la ruptura de contexto 169 La sexttalizacién de los vinculos @ de su sexualidad 169 Las manifestaciones del traumatismo . 170 La adaptacién de fa victima al proceso abusivo: el apremdizaje foreado de fa sexualizaciGn 72 CAPITULO X Trabajo de redes justicia y cerapia La organizaci6n en red de los sistemas profesionales 178 ‘Un modelo integral de incervencién socio-judicial y de terapia - 9 Un modelo piramidal de organizacién de una comunidad 181 Organizacién de las diferentes tareas segun cada nivel: 182 El programa de intervencién sacio-jurtdico y terapéurico . 183 La ineervencién terapéutica en casos de crisis 183, La intervencisn socio-judicial y rerapéutica de las diccaduras famailianes led La restautacin de la justicia a través de la intervencién sociat y/o judi 187 a) La proteccién infantil y la restanracign de la ley a través de Ia aucoridad del terapeuta 187 D) La justicializaci6n como necesidad terapéucica . 188 ©) La creaci6n de espacios intermediatios . 189 ta diferentes componentes de la intervencién 190 - Ladeteccién y manejo de la revelacién 190 x La notificacién ol sefialamiento . 191 a) Anilisis del contexto y del contenido de la demanda en el sefialan 192 b) El proceso de validacién 193 Las enteevistas de investigacién 194 3. El desencadenamiento y el manejo cle fa crisis familiar . 194 4, La proteccién de los nifios . 196 Ef trabajé'terapéutico com la familia Ww? Algunos aspectos espectficos de fa terapia de las consectiencias de bos abusos sexuales 202 Paucas para la intervencién psico-sacial en casas dle abuso sexual extrafamiliac 202 Las diferentes erapas de fa intervencidn . 202 Dos situaciones, variantes de un mismo tema . 207 “La terapiia Ue’ tos abusos sexudles intratanilliares “a Fases def proceso de intervencién 209 EL tcabajo de terapia familiar a través de la diferenciacién, ceparacién y exaneracidn, 210 CAPITULO xt El autocuidado de fos profesionales que trabajan en programas de proteccién infantil Programas de autocuidade de los profesionales ...... : . 26 Modelo organizativo de un programra de autoctidado de profesionales 26 Elautocuidado en una red : : 219 Bibliograpia - 223 AGRADECIMIENTOS Para rodos aquellos que me ayudaron a escribir este libro. En primer lugar a Jos nifios que a través de sus suftimientos me mostraron sus dolores, asf como el dolor de los adultos que los maltraraban. Agradezco también a los padres que con el testimonio de sus historias de vida me hicieron comprender que sus violencias eran una tragedia que se podfa prevenit y tratat. Toda mi gratitud para el profesor Doctor Frans Baro de a Universidad Catélica de Lovaina, que me brindé su confianza, su amistad y a quien debo mi formacién como psiquiatra y una parte de mi reconstruccién personal. Mis agradecimiientos para los colegas de los diferences programas de prevencién y de tratamiento del maltrato infantil de Bélgica, Francia, Espaiia y América Latina, Miles de gracias a mis compafieros y colegas de Exil: centro médico psicosocial para exiliados politicos y victimas de la tortura, asf como a mis colegas docences del post cealo en Terapia Sistématica de la Universidad Catdlica de Lovaina, mi “red social” donde se nutren mis investigaciones clinicas y mi compromiso ético y politico con las victimas de fa violencia, Agmlae cnr ame o dis myines que me aynutowr ar de eulisién ule by materiales que componen mi libro: Ménica Hermosilla que los tradujo del francés, Maryorie Dantagnan que dactilogeafié y corrigié cl manuscrito y a Marla Ignacia Arruabarrena por sus aportes para el texto final. . Mis agradecimientos especiales a lone Arruabarrena, artista vasca que cedié gen- tilmente fa acuarela que ilustza la portada. Todo mi reconocimiento y mis gracias a la Universidad Diego Portales y a su facultad de Derecho, especialmente a la profesora Marfa Angélica Jiménez con quien tengo el gusto de colaborat como docente del post tfrulo Justicia, derechos y politicas puiblicas para la infancia y fa adolescencia, enrique- ciéndome con sus aporte tedricos y sus experiencias en el tema. Por tiltimo, mi profundo y solidario reconocimiento a todos aquellos profesiona- les chilenos que me han hecho desde siempre sentirme parte de los suyos, ofteciéndo- 13 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION me inspiracién en sus creativas formas de hacer con lo que se tiette, presténdome coraje con sus arricsgadas manifestaciones de amor en aquellos afios donde comprometerse con el ids débil eca arriesgat la vida. Como no tengo espacio para nombrarles a todos, con vuestto permiso nombro a una sola persona, Ana Marla Arén, ageadeciendo a través de ella vuestro amor y reconocimienco a mis aportes comprometidos con el bienestar y los derechos de los nifios. No podrfa terminar estos agradecimientos sin reconocer explicitamente al Fondef (Fondo de Fomento al Desarrollo Cientifico y Tecnolégico de fa Comision Chilena de Ciencias y Tecnologla) quien al financiar el proyecto “Educacidn para la no violencia” me ha permitide concretizar la posibilidad de asociarme y contribuir con investigado- res de mi pals a la construcctén de yn Chile sin violencia. Este libro es im aporte a ese desafto. 14 PROLOGO Jorge Barudy es un hombre que siempre nos ha sorprendido con su generosidad. Desde su primera venida a Chile, de vuelta del exico, con la calima y la paciencia de un “hacedor de mosaicos” -como lo bautizara nuestra comin amiga Edith ‘Tilman- y con fa firerza y cl entusiasmo de un sobreviviente que vuelve a sus ralces, fue capaz de contagiarnos con sus ideas, de hacernos ver lo invisibilizado, escuchar lo silenciado invitandonos a un viaje sin retorno hacia la comprensién de lo incomprensible. Descu- brir en nucstras conversaciones que compartiamos, sin saberlo, la misma estética, fue un estimulo para seguir trabajando en estos temas tan dolorosos, Se describe fa resilencia como 1a propiedad que tienen algunos materiales de recuperar su forma luego de haber suftido un traumatismo. Hay materiales cuya natu raleza es de por sf tan poco resiliente, como el vidrio, que luego de un golpe se teducen a astillas y su recuperacidn es imposible. Otros, como las esponjas, frente a los traumas ya las inclemencias del tiempo, se encogen, se deforman pero luego de un tiempo son capaces de recuperar su forma primitiva: se expanden, se esponjan, crecen. Hay eventos trauméticos serribles que reducen a los setes humanos a su mds minima expresién, tanto a los que los provocan como a les que los sufren, Recuperarse de ellos es rarea muy dificil, sélo algunos lo logean. Jorge Barudy es uno de esos sobrevivientes del horror que no solo vivié para recuperar su forma sino que fue capaz de seguir creciendo y dando los frucos que hoy tenemos el privilegio de recibir a través de las palabras de este libro. Los que conocemos al autor nos hemos maravillado siempre de su capacidad de convertir el horror en sabidurfa, ef sufrimiento en fortaleza, el dolor en esperanza. Nos sorprende su gencrosa capacidad para entender a los maltraradores, tomando una sana distancia en relacién a los procesos abusivos que permite a sus lectores, cambién entenderlos y ayudarlos, En las paginas de este libro aprendemos de cémo se gestan los procesos abusivos y también de cémo podriamos evitarlos. Leyendo entre lineas podemos descubrir las 15 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION fuentes en que el autor probablemente enconcré fa fuerza para resistir y sobreponerse: los primeros vinculos de afecto, las redes sociales personales, la identidad que nos conecta con fo bueno y lo no san bueno de nuestras rafces, que nos proyecta al futuro que sofiamos, en estrecha relacién con los que queremos y en armonfa con os que no queremos tanto, Respetando las ritualizaciones de fa agresién para no transgredic los Mmites de nuestros seres mas cercanos, pero manceniendo siempre la capacidad de luchar para defender lo que creemos justo. _Leyendo a Barudy nos empapamos del altruismo social y de In ética del riesgo. Como la esponja deformada y constrefiida, que cuando vienen tiempos mejores es capaz de expandirse en contextos mas propicios, no Solo para recuperar st forma sino que también para compartir sus nutrientes con quienes tienen la suerte de pasar cerca suyo. ANA MARIA ARON S. Proyecto Fondef de Educacién para la no-violen Universidad Catslica de Chile 16 PRESENTACION Las sitnaciones de violencia que tienen lugar en la familia, se originan y desarrotlan bajo diversas y miiltiples formas, pero todas ellas tienen en comin, el suftimiento y profando deterioto de la calidad de vida de las numerosas personas que se ven afectadas por ella, asf como de aquellas que la rodean. La violencia en la familia, el maltrato infantil y juvenil y el abuso sexual, que son abordados en este libro, son un ejemplo de ello. La presencia de estas formas de violencia, asf como de las diversas expresiones que ésta asume, son de larga data ¢ incluso, histéricamente, pueden set conocida en distin- tas culeuras y épocas, a través de la vasta literatura sobre ef tema. No obstante ello, el reconocimiento piblico de este tipo de violencia, como un problema serio y desbasta- dor, ha tenido lugar solo en las sltimas décadas de este milenio. EI develamiento de estas sitaciones de violencia, maltrato y abuso, que tienen lugar en ef Smbito de la familia, surgen en parte, producto de la rarea que emprendie- ron fos movimientos histéricos y sociales de mujeres, nifios y jévenes, que en los serenta In pusicron de relieve. Simulténeamente, diversas investigaciones sobre el tema, también hicieron lo suyo, poniendo en evidencia la necesidad de buscar mayores conociiménros que permingran erhdorar nuevas respuestas, que se akjaran ati! mabe etiolégico y buscaran un enfoque integrador mds asertivo encaminado a disminuir el sufrimicnto que este conflicto produce. E1 aporte de los organismos internacionales de derechos humanos, que paulatina- mente fueron acogiendo la gravedad del problema, también se hizo sentir. Surgieron ‘asf, propuestas que permitieron crear instcumentos internacionales espectficos de pro- teccién contra la violencia y discriminacién, como son precisamente la Convencién interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra fa mujer, conoci- da como la “Convencién de Belem do Para” (1994), as{ como la Convencién sobre la eliminacion de codas las formas de discriminacién contra la mujer, (1981) 0, fa Con- vencién Internacional de los Derechos del Nifio, (1989) que contempla normativa especifica contra todo tipo de violencia y maltrato, 17 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ RECARACON En este contexto, los estados en la regién han realizado algunas reformas de sus Jegislaciones internas, para adaptarlas a las obligaciones que imponen estos instrumen- tos internacionales con el propésito de disntinuir las formas de violencia especial Jas que se dan en la familia. Sin embargo, es una tarea que estd lejos de cumplirse. En este marco, una tendencia nada feliz, ha sido acudir a una mayor penalizacién, como fa forma privilegiada de respuesta a la violencia y maltrato en la familia. Un ejemplo de ello, son precisamente las leyes que protegen a los nifios o nifias del maltrato de sus padres o las de abuso sexual que tiene lugar al interior de Ia familia. En estos casos, la discusién se ha centrado precisamente en la peticién o aumento de penalizacién a los padres, asf como la detivacién a la institucionalizacién de los nifios 0 nifias afectados por estas situaciones. Ello no obstante su probada inutilidad para dar respuesta al conflicto que supone un problema de esta naturaleza. En este concexto, si bien hoy dfa ya no se discure la magnitud y el deterioro a que da lugar la violencia en la familia, ast como tampoco los graves dafios que produce a un niimero inmenso de nifios, jévenes, mujeres y hombres, lo que si esté en discusién son los modelos y formas de intervencién que de ellos derivan, En tal pesspectiva y en espacios relativamente auténomos, han cenido lugar, esfuerzos que provienen tanto del Ambito juridico, como del campo psico sacial y médico, destinados a elaborar nuevos tipos de respuestas a dicha problemética. Estos tiltimos, se ven enfrentados a elaborar y trazar respuestas terapduticas frente a casos de violencia familiar, maltrato infantil, abuso sexual, entre otras formas de violencia. El libro que nos ofrece Jorge Barudy, precisamente es un excelente testimonio de dichos esfuetzos, ‘a partir det campo stcosocial y médico, el cual, por sus caracteristicas, resutca profunda e inmensamente iluminador, para todos aquellos profesionales del drea jurfdica, social, psicoldgica, de la educacién, de fa medicina, que se ven enfrenta- dos a intervenir con el propésito de entregar respuestas que permitan enfrentar de manera més asertiva, las diversas modalidades de abuso sexual, maltrato infantil o violencia intra 0 extrafamiliar. La modalidad de intervencién que ofrece, involucra modelos terapéuticos para abordar los procesos de violencia, que tienen la particularidad, de incorporar un pro- fundo conocimiento del tema, que nada menos es el resultado de experiencias repara- doras y sanadoras, en ta que las propias victimas, asf como sus maltratadores 0 abusadores, o las familias genersdoras de violenicia, han podido reconstruir sus vida, Asimismo, los modelos que nos oftece el autos, incorpora, ademds un profundo respeto de tos derechos de los nifios, nifias, jévenes, mujeres, hombres, que involucra un acercamiento de disciplinas y profesionales, que no pueden continuar uabajando en forma aislada frente a fos problemas que derivan de las situaciones de violencia, so pena de llevar a cabo intervenciones que no sdlo son infructuosas, sino ademds parado- jalmente tienden a dafiar atin més a quienes fa vivencian, ente 18 PRESENTACION Es precisamente en este campo, en que ef conocimiento, las prdcticas y los mode- Jos que Jorge Barudy nos presenta, constituyen a una invitacién a la reflexién interdis- ciplinaria, en la que un conjunto de profesionales y funcionarios estén llamados a involuctarse, en el marco del cual la participacién terapéutica no puede dejar de considerarse, Esto supone, en consectencia, modificar sustancialmente las modalidades de intervencién juridica y la normativa que de ella derivan. En este sentido, los diversos accores en este campo, jueces, abogados, psicélogos, asistentes sociales, orientadores, educadores, policfas, estén llamados a conjugar esfuerzos, que permitan reformular Jas intervenciones cradicionales y coadyuvar a los cambios necesarios, que posibiliten recondacir la préctica juridica y psico social, que hoy muy escasamente conttibuye a enfrentar con algiin grado de éxito las graves secuelas que s¢ derivan de la violencia en Ia familia, ef maltraco infanto juvenil y el abuso sexual. MARIA ANGELICA JIMENEZ A. Profesora-Investigadora C. I. J. Universidad Diego Portales 19 INTRODUCCION Este fibro intenta ser un aporte para favorecer fa colaboracién entre profesionales que trabajan en el sistema judicial y en ef sistema terapéutico, para oftecer la proteccién més adecuada a fos nifios victimas de situaciones de violencia por parte de los adultos. Esto, en la éptica de la Convencién Internacional de los Derechos del Nifio. Este libro fue concebido paralelamente a ota, titulado “El Dolor Invisible de la Infancia", edicaco en enero de 1998, en Espafia, por Ediciones Paidos Ibérica. El contenido de ambos es el resultado de una misma experiencia clinica y personal, pero la diferencia y Ia singularidad de cada uno obedece a la necesidad de adaprar mi mensaje a las necesidades de lectores que pertenecen a planetas diferentes: la psicologia y el derecho. La duplicacién de mis esfuerzos es mi contribucién al didlogo de estos dos sistemas, en beneficio de los derechos y necesidades de la infancia. En lo que a mf se refiere, la motivacién y el interés que animan mi préctica terapéutica con victimas de la violencia es parte de mis esfuerzos por cransférmar mi dolor en energla constructiva para contribuir a Ia desaparicién de la violencia y el abuso de poder en todas sus formas. Mi contacto personal con la violencia organizada que siguié al golpe militar del 11 de Septiembre en Chile, mi pafs de origen, fue lo que me llevé a consagrar gran parte de mi profesién de psiquiatra y psicoterapeuta a la reparacidn del dafio que presenraban las familias de refugiados acogidos en Bélgica -pats de mi exilio— provoca- do por las dictaduras militares latinoamericanas. Mas tarde ofrect, con los miembros de mi equipo, mis experiencias clinicas a otras familias de refugiados en el marco de EXIL, Centro Médico Psicosocial belga para refugiados politicos y victimas de a tortura, Mis experiencias en este programa me confrontaron con el suftimiento de los diferences miembros de estas familias, una de cuyas manifestaciones era la aparicién de situaciones de violencia intrafamilias. La primera hipdtesis explicativa para este fend- meno fie 1a de In “contaminacién” de estas familias de la violencia ambiental que las 21 ~ MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION diferentes dictaduras habfan creado. Esta hipétesis se fue enriqueciendo a medida que avanzdbamos en nuestras investigactones, lo que nos permitié enunciar que cualquier familia, por muy sana que ella sea, puede producir en su seno situaciones de violencia si ésta se encuentra confronrada 2 fo que posteriormente Hamarfamos una “cardstrofe ecolégica de carferer humane”. Por otra parte, rdpidamente descubtimos que un grupo de nuestros pacientes que habfan sido torturados y que presentaban graves manifestaciones de suftimiento, mu- chas veces refractario al tratamiento, habfan sido maltratados en su infancia. El campo de mi investigacién se amplid, a partir de 1980, cuando comencé a colaborar en la investigacién-accién que el gobierno belga financié para conocer fa amplitud y las caracterfsticas del fenémeno de) maltrato infantil en el pats. Las asocia- ciones de defensa de fos derechos del nifio habfan logrado concientizar y movilizar ta opinién y los poderes piiblicos sobre la necesidad de una polltica espectfica para prevenir y ccatar el maltrato infantil. Los equips de investigadores entregaron sus resultados a fines de 1983. El esfuerzo de estos profesionales se materializé en la constitucién de un Programa Terapéutico y Preventive del Maltrato Infantil, a través de la constituctén de equipos multidisciplinarios conocidos como los centros $.0.5. Enfants-Familles (SOS Nifios y Familia ). Comencé a trabajar como psiquiatra y terapeuta familiar en uno de estos equipos, el de la Clinica Universitaria Ss. Luc, de fa Facultad de Medicina de la Universidad Catética de Lovaina, donde me desempenié durante varios afios come responsable clinico, Esta doble posicién, la de terapeuta de victimas de violencia “organizada” y violencia familiar, me ha permitido establecer que en ambos tipos de violencia encon- tramos los mismiss protagonistas presentes en todas fas dindmicas humanas en donde ka vida est4 amenazada y los derechos humanos pisoteadas. En los dos casos existe un primer grupo compuesto por los represores, rorturadores, abusadores, maltratadores, etcs un segundo grupo, conformado por las victimas: hombres, mujeres y nifios perse- guidos, encarcelados, rorturados y exiliados; y un tercer grupo, constituide por fos erceros, las otros, los instigadores, los idedtogos, los cémplices, pero también tos pasivos, los indiferentes, los que no quieren saber o los que, sabiendo, nada hacen para oponerse a estas situaciones y/o tratar de coneribuir a crear Ins condiciones para un cambio. Cuando se trata de violencia organizada, los represores directos son, a menudo, los agentes del Estado (miembros de servicios de seguridad, militares y policlas), quie- nes abusan de su poder destinado a proceger al conjunto de la ciudadania, transfor méndolo en una fuente de opresién y terror, y asf defender los intereses de un grupo dominante. Los represores no sdlo reprimen y rortusan, sito que ademds se adhieren fandticamente al sistema ideoldgico dominante, defendiendo y produciende una serie de discursos en que legititnan, mistifican y/o niegan el cardcter abusivo de la violencia, negando en muchos casos la existencia misma de ella. 22 INTRODUCCION . El bombre y la mujer torturada 0 vialada pueden, con més probabilidad, mante- ner Ja distancia afectiva y psicolégica de su agresor y, por ende, reconocerse como victima, lo que la protegerd del riesgo de entregarle su identidad. Desgraciadamente, esto no siempre es posible debido a las esteategias utilizadas por el torturador para que la victima se vuelva dependiente de él, lo que puede Hevarla a dudar de sus creencias aceptando la culpabilidad por Jo que le ocurte, La existencia de verdugos y de victimas no explica por sf sola la existencia de la violencia organizada; se requieren los terceras, los otros. Estos son los cémplices direc- tos nacionales y/o wansnacionales, asf como Jos cémplices indirectos, los que por miedo 0 comodidad apoyan a los verdugos y a sus instigadores. Afortunadamente, miles son las personas y grupos que en todos los perfodos histéricos y en todos los continentes se han sublevado contra la violencia y comprometido en la defensa de los derechos de todos los seres humanos . En Ia violencia familiar, las victimas son casi siempre los nifios y las mujeres, principalmence por la desigualdad en las relaciones de poder y el abuso de éste por los nfs fuertes. A este respecto, a menudo insistiremos en este libso que el origen estructy- ral de la violencia (organizada o familiar) no es necesariamente la diferencia de poder, sino el abuso del poder. En el caso de Ja familia, es la diferencia de poder la que le da al padre y a la madre la competencia para cuidar, proteger y socializar a sus hijos. Las situaciones de malos tratos son siempre, en esta perspectiva, el resultado de un abuso de poder ded adulto que legitimiza las politicas piiblicas para proceger los derechos y la integridad de todos los nifios y nifias. Los nifios y niiias, debido a su dependencia bio-psicosocial con los adultos, a menudo aceptan sus malos tratos como legftimos, esto ademds porque los comporta- mientos abusives son camuflados o simplemente negados por el discurso de adulros y padres abusadores. Por ejemplo, casi sicmpre los golpes y las palizas son presentados como necesarios para “una buena educacién”, o los gestos de abusos sexuales como gestos de cari y/o como necesatios para un desarroiic sano de la sexualidad de las victimas. Por esta razén, el sufrimiento de los nifios y nifias maltratados es la consecuencia de una de las formas més patolégicas de fa comunicacién humana, es decir, el “doble vinculo” descrito por Bateson (1977). En la situacién de maltrato y abuso sexual, la victima es sometida a una comunix cacién paradojal; por un lado, la golpean, la abusan sexual o psicolégicamente o la descuidan y, por otro lado, le dicen que es “por su bien”, “que es su culpa” o “que es necesasio para su desarrollo”. Poco a poco las victimnas conecen un proceso de “lavado de cerebro” integrado por la dependencia det adulto y la incapacidad de denunciar los mensajes contradictorios, un adoctrinamiento que puede resumirse de Ia siguiente manera: “te amamos, te maltratamos, edllate, es normal”, “te hacemos daiio por t culpa, es por st bien”, “te usamos sexualmente para que aprendas a ser mujer”, etc. Como conse- cuencia de esto, los hijos pueden incorporar, progresivamente y de una manera acrltica 23 ‘MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION los comportamientos y creencias de sus padres opresores. Casi siempre estos padres fueron ellos mismes victimas de este proceso cuando fueron nifios. Esta situacién acarrea el riesgo de una transmisién transgencracional de la violencia y del maltrato, ya que éstos se organizan en una cultura familiar que se transmite de generacidn en generacin. Los tesceros, que participan del proceso del maltrato infantil son los demas miembros de ta familia, asf como los miembros del entorno social, incapaces de brin- dar proteccidn a las victimas puesto que, para ellos, el hecho que un padre 0 una madre torture, descuide o abuse sexualmente a sus hijos es parte de “una violencia impensable” 0, simplemente, no quieren comprpmeterse por temor o para “evitarse problemas” 0, lo que es peor, por complicidad y/o concordancia ideolégica con los perpetradores. Entre estos terceros co-productares del maltrato existen todavia muchos médicos, psicdlogos, profesores, magistrados, asistentes sociales, etc., que minimizan 0 niegan Ia existencia de los malos tratos y/o no son capaces de establecer Ia relacién entre los signos de suftimienco y los trastornos conductuales de nifios y nifias con la posibilidad que sean victimas de la violencia de los adultos que los cuidan. Algunos profesionales son a menudo prisioneros de sus modelos tedricos y sus roles, y necesitan ser ayudados a sensibilizatse a la existencia de este drama. Para otros ¢s mucho més dificil acceder al reconacitniento de este drama porque protegen una imagen idealizada de los padres y la familia, o simplemente subordinan su reflexién ética a sistemas de creencias autoritarias, pacriarcales y/o adultistas. Afortunadamente, numerosos son ya los profesionales de la salud, profesores o simplemente citdadanos que, alertados por los relatos y/o comportamientos de las victimas, les biindan un apoyo solidatio y la proteccién necesaria. En los diferentes capftulos de este libro propandremos diferentes modelos expli- cativos para los diferentes tipos de malos cratos, asi como tas dindmicas familiares y sociales que los predisponen. Pero también nos ocuparemos de las posibilidades tera- péuticas de estos fenémenos, poniendo énfasis en la idea de que la intervencién para proteger y ayudar a las nifias y nifios tiene que respetar siempre los derechos y las necesidades infantiles, tratando de articular, a nivel de tas politicas piiblicas, os recur- sos existentes tanto 2 nivel det sistema judicial como en lo que a sistemas de salud, servicios sociales y sistemas educativos se refiere. A lo largo de este libro insistiremos en que el motor principal de cualquier programa destinado a prevenit y tratar los malos tratos es el compromise ético y polftico de la persona del profesional, Esto, para contribuir a Ja liberacién de las victimas de los efectos traumdticos y alienantes del abuso de poder y de Ia violencia, facilitando telaciones familiares y sociales no violentas, al mismo tiempo que reescribie con ellos la historia explicativa de estos acontecimientos, En este libro insistimos en que para contribuir a la emergencia de estos procesos, fos terapeucas debemos renunciar a cualquier tentacién de “cosificar” y/o recnperar el 24 INTRODUCCION 1 suftimiento de fas victimas para fortalecer nuestro poder profesional. El proceso teta péutico es un proceso donde el amor es el antidoro més importante a la cultura dee violencia, y por ende, el otro, a pesar de la indignacién que sus actos despiertan ent nosotros, seré siempre respetado incondicionalmente como persona. Es también nuestro objetivo sensibilizar al conjunto de profesionales de Sa infan: cia en la necesidad imperiosa de restituir {a justicia y el respeto de los derechos de los nifios en las familias, por lo tanto, de incorporar en Ia intervencién preventivaiy terapéutica del maltrato las acciones destinadas a no fomencar la impunidad de los adultos perpetradores, pero considerando siempre las necesidades del nifio. Numetosas siuaciones muestran la inadecuacién de ciertas respuestas de los tribunales en fa pro- teccién de los nifios violentados y en la rehabilitacién de los padres. En este sentido, fa ideologfa de Js penalizacién indiscriminada de todos los padies, as{ como la institucio- nalizacién de los menores como 1 alternativa de solucién, nos parece que a menu- do son soluciones adultistas que para el nifio son a veces peores que la situacién familiar que estaba enfrentando. En ef modelo presentado en este libro consideramos que la reparacién del dafio provocado en los nifios a causa del maltrato comienza con la rehabilitacidn de sus padres agresores. No se podrfa concebir una terapia integral del daiio y et suftimiento de los nifios y nifias malerarados y abusados sin una cerapia que permita a sus padres ejercer su funcién parental de una manera mds sana y cespetuosa de los derechos del nifio. Nuesten préctica nos ha permitido encontrar muchos magistrados y polictas, asi como numerosos psicélogos y asistentes sociales de tribunales, que se planteaban los mismos objetivos que nosotros, los "terapeutas”, Esto explica nuestra restaruder de crear puentes buscando ef didlogo con magistrados, policfas y jueces para encontrar formas de articulacién de nuestros programas terapéuticos con el sistema judicial. A este respecto, es nuestra responsabilidad, en tanto rerapeutas, el contribuir con nuestras experiencias y conocimientos clinicos al ejercicio de Ia justicia, en la medida que ésca constituye el conjunto de sistemas ¢ insticuciones que tienen en una sociedad clemocré- Vineatra vision bre aesepunn terete tre wuts -y tre vepana tan tnipnirons, Sh-risnn, tiempo que esta colaboracién permite enriquecer nuestras pricticas sociales y terapéuti- cas con sus experiencias. Este libro pretende, por consecuencia, compartir las bases tesricas en la cual se fundamenta esta necesidad de articulacién y, sobre codo, de una colaboracién basada en el respeto de Ia diferencia de roles y de mandatos de ambos campos: el judicial y el terapéutico. Esto, para contribuir al bienestar de los nifios y a la defensa de la vida, Mis experiencias a este respecto son el resultado del didlogo y de una prictica conjunta entre los ‘Tiibunales de Menores belgas y los equipos terapéuticos encargados de la proteccién infantil, mds particularmente entre el Juzgado de Menores de Bruselas y los profesionales del equipo SOS Enfants-Famille de la Clinica St. Lucy de la Universidad Catélica de Lovaina. 25 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION En cuanto a mi concieme, a través de mis escritos quiero ofrecer mis experiencias y mis modelos para contribuir a la biisqueda de métodos de tratamiento y prevencidn, que protegiendo y defendiendo los derechos de los nifios victimas movilicen todos los recursos existentes en la red social del nifio. El modelo terapéutico propuesto en los diferentes capttulos de este libro debe petnitir el cambio de los comportamientos abusivas, la elaboracién del carécter trau- mitico de estas experiencias y, ademds, facilitar el proceso de didlogo que permita la emergencia de pautas de comunicacién, comportamentales y de creencias no violentas. Se trata de crear, a nivel micro y macro-social, condiciones sociales que permitan a fa victimas, a sus victimarios y a sus cémplices, nombrar el horror y el abuso, identificar quién es quién y cudl es fa responsabilidad de cada uno. Todo esto en un clima relacional de respeto, solidaridad y de amor que facilite la toma de conciencia de los mecanismos relacionales y transgeneracionales que generan estos dramas, as{ como las condiciones dependientes del medio que las facilitan. En el caso de la victima, la terapia deberd permitirle sobre todo reconocerse como tal, facilicdndole la vivencia y expresiém constructiva de la rabia como una alternativa para liberarse del pasado y de la sumisién a sus verduges. En el caso de los victimarios, se trata de offecerles Ia posibitidad de rehabilitarse como seres humanos y como padres, ayudéndoles a asumir la responsabilidad de los abttsos cometidos asf como la posibili- dad de reparar legal y simbélicamente los dafios ocasionados, al mismo tiempo que brindarles asistencia psicoterapéutica y socio-educativa con el propésito de acompafiar- les en la brisqueda de modelos alternativos de relacin que excluyan fa violencia. Mi escritura constituye wn medio de presentar organizadamente las observaciones y tas informaciohes recogidas a partir de nuestros encuentros con Ins familias, Jas victimas, los abusadores, ast como con los miembros det entorno social de esas fami- lias: profesores, trabajadores del Ambito psico-médico-social, educadores, ete. Es mi forma petsonal de teorizar mis experiencias de médico psiquiatra y psicote- sapeuta confrontado a las familias vicrimas y/o productoras de violencia, peso también es una manera de hablar de m{ mismo, de mis experiencias relacionales, de mis valores, mis concepciones de mundo y, sobre todo, de mis convicciones éticas. Obviamente, esto no es sélo resultado de un proceso puramente personal, sino también producto de una dindmica social que me ha posibilitado ef didtago con muchas personas que han influenciado mi trabajo. No tengo ninguna pretensi6n de neutralidad en relacién al drama de la violencia, por {o tanto, fo presentado debe ser considerado como el resultado de un conocimien- to que pertenece alo que podrfamos llamar la “subjetividad cienttfica”, En tanto investigador y actor sobre un fenémeno tan profundamence humano como es la vio- lencia familiar y el maltrato infantil, me siento emocional y éticamente implicado, no sélo por el tema de la violencia, sino especialmente por las personas involucradas en estas tragedias. 26 CAPITULO I 1 Los sistemas humanos entre la violencia y la Ley Le sistemas humanos son sistemas biolsgicos en la medida que estén conformados por seres vivos, pero af mismo tiempo son también sistemas sociales en la medida en que lo que caracteriza también al animal humano es su capacidad de vincularse con sus semejantes para co-constevir Ia vida comunitaria. Pero, sin duda, la singularidad de los sistemas humanos es la produccién de significados y significantes para dar un sentido a los acontecimientos de la vida. Esto es posible gracias a la existencia en los humanos de la capacidad de represcntarse sus experiencias y simbolizarlas a través del dominio de la palabra, Desde el punto de vista bioldgico, la identidad del ser y de los sistemas humanos en tanto unidades vivientes esté determinada por su capacidad autopoiética, (Matu- rana, 1984). Esto equivale a decir que la finalidad de los seres humanos ¢s producir, conservar y reproducir la vida a fin de mancenerse como seses vivos y, sobre todo, -mantencr la existencia de la especie humana a fo largo del tiempo. Desgraciadamente, tuna serie de comportamientos humanos atentan contra esta finalidad, siendo el malera- to infantil en codas sus formas una de las expresiones inds dramaticas. El origen de lo humano como realidad peculiar esta intimamente ligado al origen del fengnaje y la palabra, para Maturana, “lo peculiar de lo humano estd en el lenguaje y su entrelazamienta con la eniocién” (Maturana, 1990). Muchos vestigios arqueolégicos y estudios antropolégicos parecen indicar que el lenguaje humano, tal como lo conoce: mos hoy en dia, surgié en ta evolucién de un grupo determinado de primates como consecuencia de la historia de sus interacciones en sus procesos adaptativos (Coppens, 1983). Por lo tanto, fa emergencia del lenguaje humano es un fenémeno biolégico, destinado a la preservacién de la especie. Mauurana y otros autores nos proponen un modelo singular para explicar este fenémeno, dice este autor: “la vida social y lingitistica no deja fasiles; y no es posible reconstruirla, Lo gue sf padenios decir es gue los cambios en los bomfnidos temipranos 27 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION que hicieron posible la aparicién del lenguaje tienen gue ver con su historia de animales sociales, de relaciones interpersonales afectivas estrechas, asociadas al reeolec- tar y compartir alimentos. En ellos cocxisttan las actividades aparentemente coutradic- torias de ser parte integral de un grispo pequeefio y estrecho, y al mismo tiempo ce salir J alejarse por pertodos mds 0 menos largos para recolectar y cazar. El lenguaje, tal come fo practicamos, debe haber nacido en esas circunstancias como una especie de ‘trofolaxis” lingitlstica que permitta que cada miembro del grupo “eve” al grupo consign sin necesidad de interacciones flsicas continuas con él”. "Hallazgos de fisiles de esa época indican que la conducta acarreadora (cazar, recolectar y acarrear hacia el grupo) era parte integral en ta conformacién de una vida social donde hembra y macho, unidos por una sexualidad permanente y no estacional como en otros prima- tes, compartian alimentos y cooperaban en la crianza de los jévenes, en el dominio de las estrechas coordinaciones conductuales aprendidas (lingiitsticas) que se da en la continua cooperacién de una familia extendida” (Maturana y Varela, 1984). Siguiendo estas ideas, la experiencia emacional que permitié Ia emergencia del Jenguaje humano fue la sensualidad del amor. Bl lenguaje, tal como to conocemos y nos servimos de él hoy en dia, es el resultado de la vida social y de las transformaciones de los participantes en la convivencia social. Segtin Maturana (1990), éste no habrfa surgido sino se hubiese producido en esta historia de convivencia. Por fo tanto, el poder comunicar y communicarnos a través de fa palabra es el resultado del compartir, reconociendo y respetando al otro como un otto. Estas ideas nos sirven para afirmar que Sas primeras normas en tanto reglas sociales destinadas a proteger a los més debiles, fueron posibles gracias a esta capacidad de interactuar a través de fonemas y signos. La finalidad de Jas primeras normas primirivas debe haber sido Ia de ampliar las posibilidades “autopoiéticas” y, por ende, adaprativas de los grupos, procegiéndoles del riesgo de la destruccién reciproca y mejorando asf la conservacién de la especie. Peto, paradojalmente, 1a emergencia de la palabra permitié también Ia posibilidad de representarse la realidad en espacios “imaginarios”, de esta manera emergieron tam- bign sistemas de creencias que originaron comportamientos y costumbres que han aten- tado contra la vida de los mds débiles y vulnerables. Las normas son posibles gracias al lenguaje humano, y el lenguaje considerado como fenémeno bioldgico deberfa esiar siempre al servicio de la vida, pero desgraciadainente esto no siempre es asf. Innumera- bles son Jos ejemplos que dramaticamente nos muestran fa capacidad de Jos seres huma- nos de destruir a otros seses hurmanos a partir de representaciones idealdgicas, religiosas u otras, todas posibles gracias a esta capacidad de simbolizar que emerge con Ja palabra. La posibilidad de “construir” Ja realidad a través de Ja palabra origina un otro campo fenoménico: el de las represenraciones, que permite la conciencia de si mismo, 28 LOS SISTEMAS HUMANOS ENTRE LA VIOLENCIA ¥ LALEY del otro y del mundo que nos rodea, al mismo tiempo que posibilita las explicaciones que dan un sentido a lo que se percibe y se vivencia. El lenguaje verbal abre la posibilidad y pertenece también al dominio de lo social; es decir, facilita el encuentro con dl oto en la medida que facilita fas interacciones manteniendo la cohesién en los grupos alrededor de explicaciones que van a organizarse en sistemas de explicaciones consensuales que formardn parte de la cultura de un grupo. Es a través de esta posibili- dad que el animal humano experimenta el mundo y tiene acceso a él, a sus ventajas ya sus Ifmites, a sus elementos amenazantes y segurizantes y, por ultimo, a los misterios cuyas respuestas no estan siempre a su alcance. Pero ademids, es en esta misma posibili- dad de estar en “el relaco”, de “percenecer a una cultura”, que emerge la experiencia y la consciencia de pertenecer a un grupo, a una especie particular y singular, distinra de otras especies, 0 a otros grupos de la misma especie. Esto proporciona al individuo la vivencia de grupo y, como consecuencia la experiencia de no estar solo en el mundo y de sentirse seguro frente al vacto y al misterio de lo desconocido y lo incontrolable. El sentimiento de pertenencia aun grupo surge como fendmeno social inevitable ligado al hecho de poder representarse la realidad, transformdndose en una necesidad vital, pues éste proporciona a cada uno de sus miembros una experiencia de fuerza y de poder. La pertenencia a una familia, a un grupo, a una colectividad, amplifica por una parte las capacidades de adaptacién al medio, porque el “nosotros” posee mds recursos y poder que el “yo” y el “ni”, pero, por otra parte, el otro diferente pucde ser vivido como wn peligro que cuestiona y amenaza este sentimiento de cohesién y de unidad. Esto puede levar a dinémicas de control, sometimiento, maltrato, ylo destruccién de un otto ser humano por el solo hecho de su diferencia. Esto, en ciertas situaciones, se transforma en una inalidad primordial para un grupo, cuyos miembros s¢ sienten més cohesionados alrededor de las estrategias de castigo y contcol del otro estigmatizado como desviante y amenazador. Las diferentes siuaciones de malerato infantil producidos en el seno de fa familia y abordados en este libro son una ilustracién de estos dramas. Cada ver que un sujeto o un grupo humano, cree que sus “formas” de ver y comptender el mundo (sistema de creencias, ideologfa, teorfas cientificas) son verdades absolutas a defender a cualquier precio, aun destruyendo otras formas de vida y por ende otros seres humanos, estamos en fa zona Ifmite donde comienza la violencia. En otras palabras, cada’ vex que las creencias, las ideologtas o las representaciones son consideradas mas importante’ que lo bioldgico, es decir, més importantes que la vida ma, nos hallamos en el umbral de una situacién de violencia y de cransgresién de la ley fundamental que es el respeto por la vida. En este contexto, el otto vivo y el semejante ya no ¢s un otro en Lo biolégico, es decir, en la emocién del amor y fa convivencia, sino una cosa, un objeto que perturba un orden ideolégico que, por lo tanto, amenaza el sentimicnto de pertenencia y seguridad de los sujetos dominantes en un grupo. En esta sicuacién, las ideas 0 las 29 ‘MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION ereencias defendidas son mds importantes que Ja condicién humana del otro. Estas mismas creencias servirin para legitimar el suftimiento, el castigo, la violacién o el asesinato de un semejante. Este fenémeno de transgresién a la ley biolégica de respeto de fa vida, lo encon- tramos en todas las formas de violencia organizada, como es Ecologfa familiar del maltrato. yenlasteorlas Historia personal de los adultos psicoldgicas Factores vinculados al desarrollo 67 ‘MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION El tema de la individualidad y del individualismo empieza también a aparecer con e! desarrollo de la sociedad indusctial y alcanza su apogeo en el inodelo neoliberat actual. El lugar y fa significacién de la individualidad van a ser redefinidas en el espacio privado y piblico, dando gran importancia al libre albedrfo y a la felicidad personal (Shorter, 1977). Ser moderno implica hoy en dfa corresponder a una cierta manera de ser o de parecer, transmitida por imdgenes presentadas por los medios de comunica- cidn, especialmente la televisién. Corresponder a estas imdgenes se transforma en una necesidad vital. Ser moderno implica entonces ser vinico, osiginal, individualisca y consumidor, en desmedro de los vinculos sociales y afectivos que son “cosificados". E] sujeto moderno quiere vivir permanentemente en un ambiente promovedor de nuevas aventuras, de nuevas fuentes de poder, de goce y desarrollo personal. Paradéjicamente, este ambiente emenaza con “desestructurac” todo lo que somos, lo que la historia nos ha ensefiado y lo que la bumanidad ha construido. Esta carrera neomodernista arrascra a adultos y nifios a un torbellino de desintegracién y senovacién, de lucha y contradic- cién, de confusion y ambigiiedad y, por lo tanto, a una angustia permanente. El cuestionamiento de los grandes principios morales religiosos « otros, Ia crisis de valores, la veneracién de la fuerza y del poder, a busqueda del hedonismo a cualquier precio, asf como fa desestructuracién de la famifia en tanto que unidad social, van a pravocar la fragilidad de los vinculos sociales. Como consecuencia de esto, existen cada vez mds situaciones de anomia, una acumulacién de frustraciones y la despersonalizacién del mundo adulto. ‘Todos estos factores, dependientes del mo- dernismo, van a tener un rol importante en la produccién de la violencia hacia los nifios. Ademés, con el modernismo, las funciones del matrimonio y de fa familia moder- na cambian y fas relaciones se vuelven més estrechas y directas. 1.08 cuidlados y fa educacién de los nifios pasan a ser una funcién casi exclusiva de la madre y del padte, y el antiguo rol de la familia extensa, garancia de la continuidad del linaje, ya no existe. Socialmente se delega a la familia el poder de manejar Ia agresividad, tos cuidadlos y la sexualidad en el interior de su vida privada. Esto provoca un cierre de las fronteras de Ja famitia nuctear en lo que concierne a la proteccién de los nifios, lo que tendré doble implicacién en la emergencia de la violencia y en e) abuso sexual intrafamiliar. Prime- ro, la creencia sacrosanta de que {a familia, sobre todo fos adultes, deben solucionar por sf solos las problemas ligados a la vida familiar, lo que obstaculiza la legitimidad de la incervencién social en tas familias etrcerradas en sus creencias y comportamientos abusivos. Esto favorece la cronicidad de estas culturas familiares violentas, facilitando su transmisién transgeneracional. Segundo, la “no injerencia” de los actores det espacio ptiblico: educadores, profesionales de la salud, opinién publica, etc., en losfenémenos que tocan el espacio familiar, lo que conduce a que los sistemas extrafamiliares tengan sélo un rol de pseudo-proteccién o pseudo-regulacién de estas situaciones de violencia. A pesar de los cambios a ese respecto, muchos profesionales no han integrado todavia 4 68 LA ECOLOGIA SOCIAL DEL MALTRATO Y LOS DIFERENTES TIPOS el imperasivo ético de intervenir para proteger a un nifio, lo que es una obligacién superior a cualquier visién de la sociedad. Estas constataciones nos ayudan a explicar las dificultades para movilizar y obte- ner wn verdadero comproimiso de los actores del espacio péblico, para proteger a un nifio maltratado y/o abusado sexualmente en su sistema familiar, La misma resistencia aparece cuando se propone un programa de prevencién de la violencia familiar en una escuela, 0 cursos de educacién afectiva y sexual para los nifios. Esto aparecerd mis facilmente cuando los profesionales y/o intervinientes no disponen de formacién ni de una red de apoyo para vencer la soledad y sus temores de inmiscuirse en la vida privada de las familias. LA DEFINICION DEL MALTRATO Si aceptamos que toda definicién de la realidad es una manera personal de discinguir y explicar Jos fenémenos que interpelan, tenemos que aceptar que, de acuerdo a las adquisiciones y las pertenencias sociales y culturales de cada uno, existirin tantas definiciones de maltrato como personas, A este respecto, las investigaciones sobre ta biologfa de la percepcidn, realizadas entre otros por Humberto Maturana, nos ensefian que un individuo, determinado por su estructura, dificilmente podrfa distinguir sus ilusiones de sus percepciones si no tuviera la posibilidad de dialogar con tos otros. Nuestras percepciones "son realidades” en la medida que eflas son consensuadas como tales al interior de una dindmica social (Maturana y Varela, 1984). Los padres que golpean a sus bijos lo siguen haciendo en In medida que sus comportamientos y los discursos que los justifican siguen siendo aceptados por una parte importante de la poblacién. En el caso del malerato infantil, semnecesité la unidad y el consenso de muchos observadores para que este fenémend fuera aceptado como una realidad social. Se puede decir que la existencia de la infancia sin proteccién y el maltrato infantil fueron sélo aceptados oficiatmente por el mundo aduito a partir de los afios sesenta, y esto a pesar de que datos histéricos sefiatan que este fendmeno siempre ha existido, ast como los hombres y mujeres que se han rebelado y manifestado, desde tiempos remo- tos, en contra del abuso del poder y Ia brutalidad adulta hacia los nifios. A lo largo de la historia siempre existieron sectores de Ia sociedad y pensaclores que se rebelaron conua ef maltrato infantil, Ya 400 afios A.C., Platén aconsejaba a los maestros de escuelas utilizar el juego para instruir a los nifios en vez de reprimirlos. Pero, desgracia- damente, las voces de esos pioneros de Ia defensa de los derechos del nifio fueron ripidamente ahogadas por las creencias sélidamente establecidas, que decretaban que la eilucacién y los mérodos educativos eran un derecho absoluto de los adultos ylo de los padres (Kempe y Kempe, 1978). 69 Laaceptacién que la infancia ¢s un petfodo singular en donde el nifio tiene derecho a set protegido y cuidado para asegucar su crecimiento existe s6lo a partit de los trabajos de Jean Jacques Rousseau en el siglo XVH (Martinez, Roig y De Paul 1993), y los historiadores estén de acuerdo en que sélo a partir del siglo XIX sectores humanistas de la sociedad iniciaron una reflexién sobre la naturaleza de los cuidados bdsicos a proporcio- nar a los nifios y sobre la responsabilidad de la sociedad en la proteccién y cuidado de la infancia. As{ por ejemplo, en lo que se refiere al tema del trabajo de los nifios, éste fue un tema polémico hasta que, al menos en las palses industtializados, se abtuvo un consenso para que ef trabajo infanti) fuera prohibido; en un comienzo para los nifios menores de diez afios, luego para los menores de doce afios y, finsimente, para los menores de 14 afios (De Paul, 1995). Pero, aun asf, en los albores de} tercer mitenio miles de nifios de todas fas edades todavia deben trabajar en condiciones inhumanas para subvenir a sus necesidades smfnimas y las de sus familias. Esta situacién es una de las tantas ilustraciones de la incomperencia del mundo adulro, incapaz de garantizar un suunda justo y protec- tor para todos los nifios del planeta, a pesar que son ellos la cinica garautla de la continuidad y la supervivencia de fa humanidad. En ef campo de la medicina debieron eranscurrir cien afios entre la primera publi- cacidn.cientifica que denuncié Ja existencia del maltrato y ef momento en que el mundo médico acepté al fin que una serie de signos, tales como heridas, Fractutas y quemaduras sobre ef cuerpo del nifio, podian provenir de golpes propinados por adultos. Este perlodo se sitiia entye el momento en que Ambroise Tardieu (1968), profesor de medici- nna legal en Paris, apoydndose en resultados de autopsias, describe 32 casos de nifios quemados o golpeados a muerte, y la presentactén en 1961 de Henry Kempe, a Ja Academia Americana de Pediatria det “sfndrome del nifio golpeado” (Kempe y col, 1962). Al afio siguiente, fa publicacién de sus trabajos en The Jornal of American Medical Association permite al mundo médico y a ottos profesionales afines plancearse al menos la existencia real del malerato fisico, que hasta esos momentos era todavia ut fendémeno impensable (Kempe , 1962). Este cardcter “impensable” puede ser ilusteado por el hecho que en el mismo afio en que Tardieu denunciaba en Francia la existencia de aifios makeacados « maeree, vero médias, A. Johason (1968), del Hospital cle Nikos de Londres, insista en que la frecuencia de fracturas repetitivas en los nifios se debta mds bien a la fragilidad del tejido dseo a causa de raquitismo. Kempe (1978) sefiala, respecto a estos trabajos, que fa mayorta de fos casos descritos por Johnson eran casos de nifios maltratados. Segiin él, en los archivos de la época, de los 3.926 nifios menores de 5 afios que murieron “accidentalmence” o por muerte violenta, sélo 200 de ellas fueron atribuidas a falta de cutdados y 18 al frlo reinante. ‘Todas estas muertes, segiin Kempe, serfan hoy dfa imputadas a maltrato infa El coraje de muchos observadores ¢ investigadores preparé ta acogida masiva y favorable que tuvieron los trabajos de Kempe (1962). Ast, ya en 1946, Jolin Calley habla pseseneado sus primeras observaciones con respecto a la asociacién inexplicada 70 LAECOLOGIA SOCIAL DEL MALTRATO ¥ LOS DIFERENTES TIPOS de hematomas subdurales y modificaciones anormales a nivel de huesos largos, diag- nosticadas a partir de los rayos X. En 1953, Caffey y Silverman establecen, a través de los eximenes radiolégicos de estos huesos, el cardcter traumdtico de estas fracturas. La aceptacién de la existencia de nifios maltratados y abusados por los adultos ha sido el resultado de un largo proceso de cucstionamiento de las represcntaciones que impedfan la emergencia de este fenémeno a la conciencia social. El proceso de recono- cimiento de esta realidad ha sido el resultado de una co-construccién mental en el interior de un campo social y durante un perfodo histérico. Esto correspondea la idea de que toda aceptacién y definicién de un problema es el resultado de los observadores, por lo tanto la realidad no es algo independiente del acto de observar. El mundo se construye de acuerdo a la manera como es percibido o, en otras patabras: “El mundo, tal como lo observamos, es el mundo de los sistemas observantes en que la manera de abservar modifica ya lo observado" (Von Foester, 1981). Aceptar la existencia del maltrato, definirlo y explicarlo fue el resultado de una “ecologfa de ideas” 0 de construcciones mentales en el sentido empleado por (Bateson, 1975). El maltrato “séto existe” desde que los observadores distinguieron, en ef marco de sus interacciones, tun fendmeno que fos interpelé, lo nombraron y lo definieron verbal- mente. Para,que el maltrato existiera fue necesatio que ese “descubrimiento” se trans- formara en una realidad social, es decir, que fuera reconocido en el interior de un contexto de interaccién social cada vez ms amplio, como es toda la comunidad. Esta idea tiene una aplicacién clinica evidente. En la medida que el sufrimiento de un nifio maltratado sélo es realidad cuando uno 0 muchos observadores son capaces de estable- cer las relaciones necesarias entre las manifestaciones de suftimiento de este nifio y la posibilidad que lo estén maltratando, la deteccién es, en ese sentido, un acto de coraje y de solidaridad de “observadores” adultos con el nifio. Por otea parte, (Kempe, 1978);hacla notar que sélo en las naciones donde los problemas de malnutricién y de mortalidad infantil estén ya bajo cierto control y en fas que se espera socialmente mas que fa simple supervivencia de los nifios, se desarro- flan programas para prevenir y tratar el maltrato infantil. En los palses mds pobres del planeta som millones los nifios que sufren de malnu- tricién y de enfermedades resultantes de la miseria. En este contexto, querer detecrar a los nifios maltratados por sus padres sin hacer los esfuerzos necesatios para mejorar las condiciones de vida de las familias s6lo sirve para proporcionar buena conciencia a aquéllos que son responsables de injusticias estructurales, al mismo tiempo que mi ca los conflictos sociales que facilitan esta violencia. En esta perspectiva, existe un gran riesgo de que estos padres sean ademds los chivos expiatorios de la disfuncién social. Por esto, consideraremos los diferentes tipos de maltrato como consecuencia de situaciones de desproteccién que incluyen todas las situaciones familiares, y sobre todo sociales, donde la vida y los derechos de Jos nifios no son respetados. Esta perspectiva 7m MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION abre la posibilidad de que el diagndstico del maltrato y su intervencidn sean el resulta- do de un didlogo inscrito en un espltitu de co-responsabilidad, con la patticipacién de toda la comunidad. Esto, reconociendo la singularidad de cada tipo de maltrato para ofrecer respuestas coherences al sufrimiento infantil, al mismo tiempo que establecien- do los vinculos entre los distintos tipos, tanto en la eximologta como en los procesos de transmisién transgeneracional. LOS DIFERENTES TIPOS DE MALTRATO t Para poder ayudar a las victimmas de maltrato ha sido necesario establecer definiciones concretas de lo que se entiende por maltrato infantil. Establecer una definicién de maltrato no es un detalle, Toda definicién crea un mundo que involucra directa ¢ indirectamente a una cantidad importante de decisiones que afectarén a personas concretas. La definicién de maltrato y su tipologfa nos confronta a dos preguntas esenciales: jdénde ponemos el limite entre lo que es y no es maleato? y jhasta qué punto debemos considerar las costurnbres y la dimensidn cultural en el momenta de diagnos- ticarla? Para responder la primera pregunta nos parece importante Hegar a un actierdo sobre la naturaleza de los cuidados fisicos, psicoldgicos y sociales a los que todo niio tiene derecho para asegurarle un desarrollo sano. La nocién de maltrato emerge, de esta manera, en oposicién a fa nocién de buen trato y de bienestar infantil, En esta éptica, todo comportamiento y/o discusso aduilto que transgreda las necesidades y los derechos del nifio contenidos en fa filosofia de fa Convencién de los Derechos del Nifio serd considerado como maltrato. En esta filosoffa, todo nifio, con sus caracterfsticas que hacen de él un ser tinico, es considerada intrfnseca- mente igual a todos los demds nifios. Todos los nifios tienen derecho a recibir los cuidados necesarios que le aseguren Ia vida, el bienestar y un desarrollo armonioso. Al mismo tiempo, los derechos sociales, econémicos, clvicos y politicos infantiles deben ser respetados sin excepcidn, asegurando a cada nifio el desarrollo de sus potencialidades. Segiin estos principios, todo acto activo o de omisién comerido por individuos, insticuciones © por fa sociedad en general, y coda situacién provocada por éstos, pri- vando a los niftos de cuidados, de sus derechos y libertades, impidiendo su pleno desarrollo, constituyen, por definicién, un acto o una situacién que entra en la catego- tfa de lo que nosotros Ilamaremos malos tratos o negligencia. Aunque en este libro nos referimos sobre todo al maltrato intrafamiliar, insistire- mos a menudo que abordamos un drama que refleja el fracaso de toda la comunidad. Hemos hecho nuestra la idea de que el estado de bienestar de un nifio no es nunca un regalo 0 el efecto de la buena o mala suerte. Al contrario, es un proceso humano, nunca sélo individual, ni siquiera vinicamente familiar, sino que es et resulrado de un 72 LAECOLOGIA SOCIAL DEL MALTRATO ¥ LOS DIFERENTES TIPOS, esfuerzo conjunto de la comunidad. En esta perspectiva, hemos adoptado definiciones que considesan los malos tratos como una manifestacién de ka violencia humana adulta sobre los nifios. Nuestra tipologfa del mattrato pretende ser una herramienta de observacién que sirva al profesional a vinculae ciertas manifestaciones de suftimiento infantil al fendme- no de fa violencia, Busca no sélo nombrar el contenido especitico del maltrato, sino también presentarlo de tal manera que el lector no olvide jamas que detrés de estos fenémenos existen nifios y nifias de carne y lnueso que sufren en fa cotidianeidad de sus vidas esta violencia, al mismo tiempo que los individuos que la producen son responsa- bles de sus actos, pero también estén implicados en contextos histéricos trauméticos y modos relacionales carenciales repetitivos, por lo que necesiran de una intervencién social solidaria y coherente para cambiar. la TIPOLOGIA DE LOS MALOS TRATOS DESDE UNA PERSPECTIVA ECO-SISTEMICA Nuestra tipologla emerge en ta interseccién de dos campos: el campo propio al fené- meno y ef campo del observador. En el campo del fendmeno distinguiremos las inte- racciones y/o conversaciones maltratadoras en activas y pasivas. Las interacciones activas se refieren a los comportamientos y discursos que implican el uso de la fuerza fisica, sexual y/o psicolégica, que por st intensidad y frecuencia provocan dafios en los nifios, en este caso hablaremos de waltrato active o violencia por la accidn. A diferencia de éste, el mattrato pasivo se refiere ala omisién de intervenciones y/o de discursos necesarios para asegurar el bienestar de los nifios. E] maltrato pasivo corresponde a las situaciones de negligéncia o violencia por omisién. MALTRATO [ ACTIVO PASIVO VISIBLE GOLPES, ABUSO SEXUAL NEGLIGENCIA INVISIBLE. MALTRATO PSICOLOGICO ABANDONO En lo que se refiere al observador, distinguiremos diferentes tipos de maltraro segiin cl grado de visibilidad en que se presentan. LAS FORMAS VISIBLES DE MALTRATO En los casos de violencia flsica, los mensajes maltratadores son comunicados a cravés de golpes, ya sean propinados directamente con las manos, los pies o la cabeza del adulto, 73 ‘MALYRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARATION © con diferentes instrumentos (palo, cinturén, cable eléctrico, etc.). Estos gestos pue- den manifestarse también por quemaduras con agua o hierros calientes, una plancha u otros objetos incandescentes. Este tipo de malos tratos deberfa ser siempre visible para un observador pot tas huellas que los golpes dejan sobre ef cuerpo det nifio; éstas deberfan facilicar la deteccién y el diagnéstico de este tipo de maltrato, porque tos indicadores son directos 0 visibles. Desgraciadamente, esto no siempre es asl, pues 10 todo lo que es evidente puede ser percibido, sobre todo si esto implica un acto que puede acartear molestias y conflictos al profesional. Los abissos sexuales corresponden a otro tipo de maltrato activo, que lamaremos indistintamente violencia sexual. Aqu(, el maltrato,es consecuencia de comportamien- tos sexualmente abusivos del adulco. Estos constituyen un profundo y grave atentado a la incegridad fisica ylo psicoldgica de tas victimas, comparable a una “tentativa de asesinato moral”, Las manifestaciones de este tipo de maltrato pueden ser visibles solamente en situaciones en que ha habido penetracién anal 0 vaginal pero, aun en estos casos, no siempre hay huellas fisicas debido a la constitucién anatémica de los nifios. Desde el punto de vista de [a visibilidad del fendmeno, la violencia sexual es sélo parcialmente visible en la medida que los indicadores directos estén a menudo ausentes y por lo canto la detecién y el diagndstico deben hacerse a través de indicadores indirectos y, sobre todo, facilitando la revelacién por parte de las victimas. De aqut la importancia de los programas de informacién destinados a los nifios, que les ayudan a reconacer- se precozmente como victimas de una situacién de abuso sexual y a atreverse a comunicar su situacién a un adulto de confianza (profesor, vecino, sacerdate, etc.), que 2 su ver es:formado por el mismo programa para escuchar, creer y ayudlas a las victimas. LAS FORMAS INVISIBLES DE MALTRATO El maltrato psicoligico corcesponde al iiltimo tipo de malcrato activo, Aqui, el niiio es agredido a través de palabras que lo humillan, lo denigran o lo rechazan o por un ambiente relacional caracterizado por gestos insistentes que comunican confusién, aislamiento, fusién ylo corrupcién. E) dao provocado por la violencia psicolégica es proporcional a su invisibilidad y esto porque, por una parce, es muy diffcil para la victima reconocerse como tal y, por otra parte, las posibilidades de deteccién son escasas debido a la ausencia de huellas directas sobre el cuerpo de! nif El maltrato pasive o negligencia es el resultado de situaciones en las que, de manera deliberada o por una actitud extraordinariamente negligente, las personas res- ponsables de los nifios no hacen nada para evitarles los suftimientos 0 no hacen lo necesario para satisfacer una o varias de sus necesidades juagadas como esenciales para 74 LAECOLOGIA SOCIAL DEL MALTRATO ¥ LOS DIFERENTES TIPOS el desarrollo de las aptitudes fisicas, intelectuales y emotivas de un ser humano. Et context comunicativo establecido por este tipo de comporramiento estd constituido por gestos de omisidn. La visibilidad y Ia definicién del fenémeno son, por fo tanto, mas dificiles de establecer. Ademds, las posibles huellas de negligencia se manifiestan en forma larvada, a excepcién de situaciones draméticas de desnutricién y de descuidos crénicos. Esto explicarla que esta forma de maltrato es, segim Trainor (1983), la mas desconocida ¢ ignorada por los medios de comunicacién, por la literatura ciensffica y también por los servicios sanitarios y de proteccién. Son muy pocos los casos detecta- dos como siruaciones de negligencia y, cuando esto sucede, permanecen invariables 0 se deterioran en tres cuartas partes de los casos (Mayer-Renaud, 1985). A la invisibilidad del fendémeno se unen otros factores. Las consecuencias del maltrato fisico son tratadas por los médicos, mds poderosos y valorados por la sociedad que los trabajailores sociales, cestigos privilegiados del suftimiento de los nifios abando- nados a sf mismos. Ademds, el abuso fisico y atin el abuso sexual, son mds ficiles de definir, mas evidences y mucho mds sensacionalistas que la negligencia. Para terminar, dicfamos que la “intervencién” con respecto al abuso fisico y sexual es mds gratificante, tequiriendo un tratamiento mas concreto, con resultados mas visibles, en el que el profesional tiene mas fécilmence el sentimiento de ser actor de un proceso terapéutico, de secvir para algo. En cérminos monetarios, los tratamientos son menos costosos y 110 necesitan poner claramente en evidencia el rol de los factores sociales, proporcionando buena conciencia a los responsables politicos. Por el contrario, en la etiolagfa de Sas situaciones de negligencia se conjugan multiples factores ligados a la pobreza y a la exclusién social. Polansky y Chalmers expresan claramente esta situacién: “EL abuso de los nifios es un fendmeno tan atroz que quisiéramos no notarlo; sin embargo, la indignacién que suscita atrae forzosamente la atencidn, La negligencia es tambien suficientemente desagradable para que deseemos ignorarla, y es un fendmeno silencioso, insidioso, facil de negar... La negligencia concierne gestos no realizados, una inaccidn a base de indiferencia. Cuando se produce a domicilio, la negligencia es un pecado intimo, Su presencia se traduce muy raramente en forma directa sin equivocos. Se le puede descubrir a través de las buellas dejadas sobre nirios que son sus victimas, aunque ella permanece a menudo invisible hasta que debamos tratar sus efectos sobre la personalidad de un adulto destruido”. Polansky y Chalmers (1981) La cuestién de la visibilidad de los diversos tipos de maltrato nos permite com- prendes mejor el caricter ain impensable de estos fendmenos para muchos profesiona- les y para una parte del mundo adulto. Por otra parte, muestra fa necesidad de observadores conscientes y comprometidos, capaces de distinguir las sefiales directas ¢ 75 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION: indirectas del maltrato, para brindar ayuda, cuidades y proteccidn a las viccimas, af mismo tiémpo qué contribuir a la creaci6n de nuevas “redes de conversacién” con la familia y el entorno social del nifio, a fin de promover los cambios necesarios para mejorar fas condiciones de vida de fos nifios. El cardcter invisible de algunos tipos de maltrato nos ayuda también a aceptar mejor la idea de que nuestra Iégica clinica es y sera diferente de la légica del sistema judicial. La légica de la justicia consiste en probar fa existencia de los hechos porque &tos coristicuyen un delito. El sistema judicial debe, por lo tanto, hacer aparecer o reconocer los malos tratos como fenémenos verdaderos, reales y veraces por medio de pruebas, 2 menudo materiales. Comprender esta; distincidn puede ayudarnos a no esperar del sistema judicial lo que éste no puede dat. Esto no excluye la brisqueda de una colaboracién entre estos dos mundos, pues los servicios judiciales y rerapéuticos hran sido concebidos para una rarea fundamental, fa de proteger y mantener Ia vida de todos los ciudadanos, particularmente los més débiles. Lo importante en esta colabora- cidn es establecer canales de didlogo que, resperando las diferencias, permican la cola- boracién alrededor de una finalidad comin: el respeto de los derechos del nifio. Por otra parte, la prictica clinica permite descubrir interconexiones entre los diferentes tipos de malos tratos, Estas se sittian a dos niveles. Primero: generalmente un tipo de maltrato nunca se presenta solo. Por ejemplo, el nifio no tinicamente recibe golpes, sino que es depositario de palabras o gestos hirientes y humillantes, que cortes- ponden al maltrate psicoldgico; fa negligencia o el abandono son, a {a vez, formas de maltrato psicoldgico y el abuso sexual puede ir acompaftado de violencia fisica. Segun- do: mimerosas situaciones clfnicas nos han mostrado que un nifio descuidado, abusado sexualmente 6 Ynaltratado fisicamente, puede convertisse en una madre o un padre maltratador, pero produciendo un tipo diferente de maltrato del que fue victinra. Son numetosas fas historias clfnicas en Jas cuales el sufrimiento de un nifio descuidado, abusado sexualmente, golpeado 0 maltratado psicolégicamente no se &x- presa con el mismo contenido cuando Hega a ser padre. Por diferentes razones que abordamos en éste libro, es posible que los comportamientos maftratadores no se transmitan de una generacién a otra, produciéndose una verdadera “ruptura cultural”. En otras casos podemos hablar de una reconversidn del contenida del maltrato, es decir, “an cambio cultural”; hombres que han conocido carencias y separaciones mul durante su infancia, por ejemplo, pueden transformarse en abusadores sexuales de sus hijos. En ciertos casos hemos observado Ja misma “econversién” en jévenes victimas de golpes y hurnillaciones psicolégicas quienes, al ser padres, Hegan a utilizar st sexua- lidad para hacer suftir y sentirse podesosos. Podemos también mencionar casos de madres que, habiendo sido abandonadas cuando nifias, expresan su suftimiento a través de malos tratos fisicos @ sus hijos. Nifias abusadas sexualmente, que al llegar a ser madres estardn en la imposibilidad de proteger a sus hijas de las acciones de su marido, desatendiéndolas fisica y psicolégicamente. 76 LAECOLOGIA SOCIAL DEL MALTRATO ¥ LOS DIFERENTES TIPOS, Estas posibilidades, multiples y variables, introducen un elemento més en la complejidad del fenémeno, Insistiendo en la interrelacién entre fos diferentes tipos de maltrato evitamos la trampa de fragmentar y simplificar la realidad, protegiéndonos de esta tendencia todavia dominante en numerosas disciplinas. Vista clinicamente, nues- * era diligencia apunta a encontrar modelos generales que permitan explicar las interrela- ciones entre fenémenos particulates, Es por eso que tratamos de encuadrar los diferentes tipos de maltrato en un mismo fenémeno, es decir, la violencia humana, considerando que ésta resulta de las deficiencias 0 del fracaso de al menos dos caracterfsticas que definen la conclicién humana: el “apego” y la “palabra”. 77 CAPITULO IV Las dindmicas familiares productoras de negligencia y abandono de los nifios a observacién de una familia suficientemente sana cuyos miembros estén “apega dos” por el amor, produce comportamientos asociativos a través de los cuales se distribuyen en forma més o menos justa los recursos existentes en el entorno. Esto’ corresponde a lo que los etélogos tlaman comportamientos sociales “altruistas”, es decis, comportamientos individuales que comportan consecuencias benéficas para el conjunto del sistema. Hay multiples ejemplos en el reino animal que demuestran que Ja supervivencia de las familias y de las especies dependen de la existencia de estos comportamientos sociales alteuistas, Por ejemplo, en los antilopes que viven en tertenos montafiosos, si el rebafio debe pasar de una cima a otra para huir de los predatlores, éste se mueve con una formacigti * que Hleva al macho dominance a la cabeza, seguido de las hembras y los jévenes. *Cigrean el, rebafio, otros machos, uno dé los*éualts se-tezaga en la cima mds cercaiia y mauitiene it predador a la vista, mieneras 1s demds descienden. Tan pronto como han alcinzado Ia nueva altura, se.tes uney Sélo retorna al grupo, cuando éste, guiado por el macho doritinante, ha llegado a la cima vecina'(Marurana y Varela, 1984); Esta forma ~ pecuifiar le Conducta ditriista & comparable ala de-una madre o un, pailte que ctiidla, protege ¥ educa a sus hijos, aun en decrimenco de’sus propios intereses in ‘Una Génversacién con los miembros de una farnilia savia y alteuista nos permite constatar répidamence que sus sistemas de creencias estdn al servicio de la promocién.y defensa de la vida de todos, incluyendo las persorias significativas de’su eniorno, La cultura familiar no se ha dejado concaminar por los elementos culturales abusivos y violentos existentes en fa sociedad. La familia se inserta en una dindmica de respeto de Jos derechos humanos, de las diferencias individuales, y de reflexién abierta y constanre sobre el sentido de la vida, la solidaridad, tas relaciones hombre-mujer, ta afectividad, la sexualidad, ef cuidado de tos nifios, etc. En este tipo de familia, la interaccién adulto-adulto y adulto-nifo tiene por funcién confiemar a cada miembro su condicién humana, En ella, la agresividad, la sexualidad y los modelos de crianza son recursos iduales. 79 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION para producit, defender y reproducir ta vida. El contexco o ef ambiente, es decir, fa emocionalidad predominame en este tipo de familia es la “emocionalidad del amor"(Maturana, 1991). _ Para promover este ambiente, ef sistema familiar posce recursos y mecanisnos naturales destinados, por una parte, a canalizar la agresividad y la sexualidad dentro de - la familia y, por otra, a producir fos comportamiencos y las creencias necesarias para cuidar, proteger y socializar a los nifios. Estos mecanistnos corresponden al conjunto de rituales -comportamientos y representaciones~ que cumplen el rol de seguladores para garantizar las funciones familiares y mantener la cohesién del conjunto de la familia. : Cuando estos rituales fallan, los miembros de Ja familia se ven confrontados a un desbordamiento emocional que puede expresarse en ef fenédmeno de fa violencia fami- lias. En esta perspectiva, la violencia familiar es la consecuencia de una pertutbacién de las relaciones de apego por un fracaso de los rituales que regulan las emociones suscita- das por los intercambios interpersonales que se producen en este territorio singular que es la familia, El concepto de ritual bumano puede ser considerado como una forma singular de “conversacién” (Maturana, 1991). Mas precisamente, de una meta-conversacién, es decir, una convetsacién que ordena y rige las emociones desen- cadenadas por las otras conversaciones en el interior de una familia. El aspecto “parlan- te” que distingue la humanidad de los otros anirnales serd considerada en su doble dimensién: como fuente de creencias que facilita la violencia y como un instrumento que permite apaciguarla, puesto que desgraciadamence la palabra puede crear tambidn raundos y creencias que, interfiriendo en los mecanismos naturales para manejar las emociones, puede ser el origen o un instrumento de violencia. Los nifios aprenden a utilizar la palabra para manejar sus emociones desenca- denadas por sus interacciones con los otros, en la cotidianeidad de Ia vida familiar. Los momentos de las comidas, del aseo, del dormir, los paseos, los juegos, despier-. tan emociones que invican af intercambio verbal. Al mismo ticinpo, estos intercam- bios incitan al nifio a comprender y aprender el sentido de tos gestos y de las palabras que componen el ritual. Incegrarse en estos rituales le permite a su vez participar en la dindmica familiar destinada a regir las emociones y dar sentido al mundo que percibe. Cuando fos rituales humanos encargados de manejar la agresividad en el interior de la familia fallan, el resultado es Ja violencia y el maltrato fisico. Si lo que fallan son los rituales que regulan Ja atraccién sexual entre los adultos y nifios ligados por la expe- riencia del apego, fa consecuencia serd el abuso sexual, Cuando fa palabra es utilizada sistemdticamente para manipular yfo destruir el mundo de fos nifios nos encontramos en presencia de una situacién de maltrato psicolé- rico asociada tanto a la violencia fisica como a la sexual. Sin embargo, en todas estas situaciones deaméticas fisicas, sexuales y psicolégicas, 80 LAS DINAMICAS FAMILIARES PRODUCTORAS DE NEGLIGENCIA ¥ ABANDONG DE LOS NINOS a pesar de la deficiencia o la derrota de los rituates, persisten los fazos entre los sujetos que componen la interaccién, En el caso del abandano o de la negligencia de las nitios es ta existencia mista de los lazos de apego lo que falla parcial o totalmente. En estos casos, Jos rituales casi no existen, porque los miembros de la familia son casi “transparentes” [os unos para los otros, es decir, no significan nada el uno para el otro. Los nifios y sus necesidades son précticamente invisibles para el adulto. LAS DINAMICAS FAMILIARES NEGLIGENTES Las diferentes formas de negligencia infantil se producen en familias en donde los adultos, especialmente los padres, presentan de una manera permanente una incapaci- dad para brindar a los nifios que tienen a su cargo Jos cuidados necesarios para asegurarles un desarrollo sano y feliz. Estas fallas pueden ser el resultado de tres dindmicas que se entremezclan: una biolégica, la otra cultural y la tercera contextual. Se trata de dindmiicas diferentes, a pesar de que las consecuencias a nivel de los nifios pueden ser idénticas. En el primer caso, se trata del trastorno del apego bioldgico entre el adulto y el nifio, particularmente entre la madre y su hijo. En el segundo caso, el problema se sittta en la transmisién transgeneracional de modelos de crianza inadecua- dos y/o peligrosos para los nifios . El cercer tipo de negligencia es la provocada por la ausencia o por la insuficiencia de recursos en el ambience. Esta negligencia corresponde ala asociada con la pobreza y la exclusién social. LA NEGLIGENCIA BIOLOGICA: EL FRACASO DEL PROCESO DE APEGO. Aqui se teata de situaciones en las que por diversas razones el encuentro sensorial entre el adulto y el nifio no pudo establecerse, por lo tanto existe un trastorno del apego y tuna alteracién del sentimicnto de familiaridad. Los nifios son “teansparentes” para sus padres, a pesar de los vincutos biolégicos que los unen. Este trastorno grave se mani- fiesta por fa ausencia de interés ylo un rechazo de los padres, especialmente de la madre, frente a fa presencia de} cuerpo del nifio o de la nifia. La clinica de los trastornos del apego nos confronta a una variedad de situaciones en donde este proceso natural que asegura la vinculacién entre padres € hijos no se produce. Un ejemplo de una de estas situaciones corresponde a una madre que presentaba dificulead para sentir a su hijo como suyo, porque fue separada de él luego de un pasto por cesdrea, debido a que el recién nacido debié ser hospitalizado en un servicio de al MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION © neonatologla. “Cando me lo devalvieron tenfa un “olor” que no era el milo, sentla ademds que me rechazaba”. Sin ninguna duda, los pediatras salvaron la vida de este bebé que, en el momento de nacer, presentaba graves trastornos respirarorios, pero, sin saberlo, de alguna manera habfan danado una parte de Ja relacién de esta madre y su recién nacido. A los quince dias, este bebé no se desarrollaba como era debido, y cada dfa la madre se desalentaba sintiendo que su nifio no ta querfa. “Vea doctor cémo me rechaza, no me quiere’, decta esta madre, sintiéndose impotente frente a su bebé que no paraba de Horar y no querfa mamas. Fue et encuentro biolégico, fundador de las primeras relaciones de apego madre- nifio el que habfa sido alterado por los cuidados médicos que habfan cambiado Ia significacién de este bebé para su madre. Cuando la madre de nuestra historia dice: “wi nifio no tenta mi olor’, nos recuerda la importancia que tiene el olfato en los procesos de apego. La intervencién médica, sin ninguna duda técnicamente acertada, habfa interrumpido el proceso relacional entre esta madre y su bebé. A través de una psicoterapia, esta madre reenconteé poco a poco a su bebé y pudo reconstruir una relacién de apego con él. Fue ef didlogo con su terapeuta, en presencia de su bebé, Jo que te permitié tejer una nueva historia de amor y darte un nuevo sentido a su relacidn con su hijo. Desgraciadamente, no siempre es posible una evoluciéi favorable de estos cras- tornos y los padres, particularmente la madre, pueden permanecer indiferentes a las necesidades y a Jos problemas de sus hijos, Estos pueden presentar, ademds, una tendencia crénica a retiratse fisica y psicoldgicamente de la telacién con sus hijos, manifestando a veces un rechazo activo que se expresa en comportamientos violentos. Estos padres s¢ sienten poco implicados en ef bienestar de sus nifios, consagrandoles el menor tiempo posible. LAS FUENTES DE LA NEGLIGENCIA “BIOLOGICA” Nos limiraremos aqu! a mencionar ciertos factores que interfieren en el desarrollo de un apego suftcientemente sano. Estos corresponden a problemas detectados en la observacién de la interaccién madres-bebés, pero son cambién validos para los padres. Mencionaremos, ademds, ciertas caracterlsticas del nifio. Entre los problemas detectados en los padres como fuentes de trastornos del apego bioldgico, mencionaremos la depresién, la enfermedad mental, la toxicomania y los traumatismnos. De estos factores abordaremos con més detalles tos dos diltimos. Las familias toxicémanas que tuvimos la oportunidad de acompafiar fueron deri- vadas al programa por situactones de negligencia ylo de matos tratos a nifios en edad preescolar. En los casos seguidos en nuestro programa, la negligencia se debfa a menu- do a [a no disponibitidad de los padres hacia sus nifios a causa de sus dependencias a s 82 LAS DINAMICAS FAMILIARES PRODUCTORAS DE NEGLIGENCIA ¥ ABANDONG DE LOS NINOS las drogas. E] estudio del Washington Center for Addictions en Boston, que estudis 200 padres roxicémanos (92 alcohdlicos y 108 heroindmanos), nos parece interesante a este respecto, Este estudio se realizé con padres toxicémanos que se encontraban en trata~ miento (Black y Mayer, 1980, en Mayer Renaud M., 1985). El estudio evalué los cuidados proporcionados a sus nifios pot estos padres coxicémanos. Los resultados del andlisis muestran que todos los nifios de estas familias suftian cierto grado de negligencia, y el 30.5% de estas familias se mostraron gravemente negligentes. Todos estos padres tenfan en comiin el hecho que proporcionaban muy poca atencidn a las necesidades de sus hijos. Los resultados de esta investigacién y de otras, nos ayudan a considerar la Cuadro 4 LA DINAMIGA FAMILIAR NEGLIGENTE TIPOS DE NEGLIGENCIA 1. Negligencla “Blolégica” por trastornos del apego. (Fuentes) a) Factores dependientes de la madre: —Depresién — Enfermedad mental ~Toxicomania y alcoholismo — Trastomnos del apego como consecuencia de traumatismos infantiles (Madres pasivas-indolentes, madres activas-impulsivas) b) Factores dependientes del nifio ¢) Factores dependientes del padre » . Negligencla cultural ' + Trastornos det apego biolégico por modelos de crianza inadecuados y violentos » Garencias educativas a . Negligencla contextual a) La pobreza como medio ambiente —Ausencia de estructuracién espacio-temporal — Funcionamiento familiar cadtico y predador ~Trastomos de la percepcién y de la disctiminacién sensorial (Frio, calor, hambre, saciedad, agresividad y violencia, ternura, sexo} Aislamiento social —Marginalidad — Familias monoparentales b) 83 ‘MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION toxicomanfa como un factor que predispone a la negligencia infantil. A pesar del resulta- do de estas investigaciones y las constaraciones clinicas de los profesionales de la infancia, frecuentemente los profesionales que trabajan con adultos coxicémanos y alcohélicos no estén suficientemente sensibilizados sobre la necesidad de ampliar sus acciones para ocupatse también de la proteccién de los hijos de sus pacientes. Los traumatismos de los padres. Todas las madres y paclres negligentes seguidos en nuestro progtama, haban sido victimas de alguna de las formas de maltrato abordados en este libro, Estos hombres y mujeres hablan recibido golpes en su infancia ylo hablan sido abusados sexualmente, pero lo que més les habfa marcado era el no haber sido amados, Esto ayuda a comprender que los comportamientos parentales de estas personas estdn caracterizados por una contradiccién entre sus intenciones de cuidar a sus nifios y sus competencias reales. Cuando sus nifios son acogidos, a menudo se obstinan por recuperastes de los hogases 0 de las familias de acogida creyendo poder ocuparse de ellos, Pero desgraciadamente, no habiendo conocido una relacién de apego adecuada ni cuidados suficientes, no tienen la competencia para cuidar adecuadamente a sus hijos. A veces incluso pueden rivalizar con sus nifios para lograr la acencién de los profesionales que se ocupan de ellos. Por otro lado, sus carencias y/o los maltratos que suftieron provocan una altera- cidni de sus capacidades empdticas, lo que perturba atin mds los procesos de apego con sus hijos. Estos padres no reconocen las necesidades de sus nifios porque sus propias necesidades no fueton reconocidas ni satisfechas por sus padres. A menudo sélo cono- cieron como ambiente familiar el de los hogares en los cuales nunca se les oftecieron relaciones afectivas estables. Todas estas experiencias les proporcionaron el sentimiento doforoso de no haber sido dignos det amor de sus padres. Como resultado de nuestras observaciones hemos podido distinguir los dos tipos de padres que presentan comportamientos negligentes descritas por Polansky (1981): los padres carenciados pasivos indolentes, y fos padres carenciados activo-impulsivos. Los padres carenciados pasivos ¢ indolentes. Cocresponden a hombres y mujeres que fueron gravemente descuidados en su infancia, que a menudo conocieron insticuciona- lizaciones y separaciones multiples. La experiencia fundamental que organiza sus vidas es una “hambruna” afectiva, que los empuja en forma continua a la biisqueda de cuidados y nutricién afectiva. Esto explica su cardcter dependiente y su pasividad en relacién a todas las fuentes de reconecimiento y cuidado, Habicualmence, estos adultos no tienen el antecedente de haber sido galpeados, a diferencia del atto tipo de padres. Su modo de telacionarse se caracteriza por comportamientos de gran apatia y uma profunda conviccién de que nada vale lk pena, pero al mismo tiempo tienen una tendencia a apegarse a coda persona que demuestra un poco de interés por elles, Sin embargo, sus relaciones son generalmente supetficiales; estos padres y madres diffcil- mente se compromeren de una forma duradera. A menudo muestran sus frustraciones bajo la forma de célesa pasiva y/o de sentimientos hostiles. Por otra parte, a menudo 84 LAS DINAMICAS FAMILIARES PRODUCTORAS DE NEGLIGENCIA ¥ ABANDON DE LOS NINOS estas personas forman parejas con hombres y mujeres del grupo activo-impulsivo, perpetuando los modelos negligentes con sus hijos y /o presentando comportamientos no protectores frente a la violencia fisica o sexual de sus conyuges. Los padves carenciados activo-impulsives. Bstos corresponden a madres y padres que ademds de haber conocido experiencias de negligencias multiples y graves fucron victi- mas de violencia fisica y/o sexual en sus familias. A menudo fueron ademds explotados por sus padres y/o obligados a ocuparse dle sus hermanos y hermanas menores. Anima- dos por un profundo sentimiento de injusticia esperan demasiado de los demds y sobre todo de sus hijos. Sus suftimientos se expresan por comportamientos y discursos reivindicativos, presentando ademés muy poca tolerancia a la frustracién y una ausencia total de empatla para aceptar los mites del otro. Sus experiencias de nifios flsicamente maltra- tados y las frustraciones acumuladas les Hevan a reaccionar de forma violenta, por lo que estas madres y padres no sdlo descuidan a sus nifios, sino que ademés los golpean. Encontramos este tipo de padres ya sea como coautores de maltrato fisico © como cényuges de abusadores sexuales, pasivos y dependientes. LOS FACTORES DEPENDIENTES DEL NINO Es dificil imaginar cémo un niiio puede favorecer los comportamientos negligentes de sus padres. Es mucho mas ficil imaginar que ciertas caracteristicas del nifio, por ejemplo hiperactividad, problemas de suefio o trastornos de la alimentacién, aumentan los riesgos de poder ser golpeado. La experiencia clfnica nos muestra que existen ciertos factores que favorecen los comportamientos negligentes de los padtes, a pesar de ser dificil saber si éstos son causas © consecuencias de un crastorne del apego. Los trastornos del apego pueden aparecer, por ejemplo, en los casos de los nifios que nacen con minusvalfas particulares (Lemay, 1983). Estas dificultades se apravan a menudo por fa incapacidad de los profesionales de la salud de acompafiar a las madres y a los padres que se enfrentan a estas situaciones. Por otra parte, se sabe que los nifios premaruros o que presentan trastornos neonatales pueden no tolerar las estimulaciones de sus madres, y por lo tanto decepcionartas, de abl la impor- * tancia de crear las condiciones en maternidades y servicios de neonatologta para estimu- lar las interacciones precoces entre los padres y el recién nacido. LA NEGLIGENCIA CULTURAL En este tipo de negligencia, los padres son portadores de modelos de crianza inadecus- dos a peligrosos paca los nigias. Estos son la consecuencia de una falta de conocinaien- 85, MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION tos ylo conocimientos inadecuados sobre los cuidados necesarios para asegurar un crecimiento y un desarrollo sano al nifio. A menudo, estos modelos de creencias son parte de la cultura de una familia y/o de su comunidad; por lo tanto, tienen una funcién en el mantenimiento del sentido de pertenencia no solamente a una familia, sino también a una colectividad. La idea de la existencia de patrones culturales de crianza negligences nos introdu- ce en un terreno dificil y contradictorio. Son numerosos los autores que insisten sobre fa necesidad de respetar los componentes culturales de una comunidad en el momento de definir fa negligencia (Garbarino, 1986). Es importante considerar que no existe ningyna formula universal pata determi- nar los cuidados éptimos que necesita un nifio, Esto es necesario para prevenir cual- quier actitud “etnocentrista” en donde se impongan determinados modelos culturales de crianza porque se consideran supertores a otros. No se trata tampoco de caer en un relativismo cultural extreme, al [fenite con la indiferencia, que podsfa impedirnos proteger al nifio victima de negligencia bajo el pretexto del respeto a la cultura. Una alternativa a este falso dilema es el didlogo intercultural, es decir, fa busqueda de consensos con las familias alrededor de las nociones de bienestar, cuidado y protec- cién de los nifios. Uns ilusteacién de esta préctica intercultural Ia cealizamos en un programa de salud rural en el sur de mi pals, donde intentdbamos crear puentes entre Ja culeura médica occidental y los métodos tradicionales de los indios mapuches en relact6n a los modelos de cuidado y de crianza de los recién nacidos. LA NEGLIGENCIA CONTEXTUAL: LA POBREZA Y EL AISLAMIENTO SOCIAL COMO MEDIO AMBIENTE. ‘Acusar a los padres de familias pobres de maltratar a sus hijos porque presentan signos exteriores de estar “mal cuidados”, sin considerar la situacién social en la que viven, es una nueva injusticia social que agrava la situacién de los nifios. No se puede exigir a padres que no denen ceabajo ni vivienda adecuada, y que viven con un minima de dinero, a que cuiden, vistan, alimenten y eduquen a sus hijos como si esta situacién no existiera, En lugar de designar a estos padres como tinicos responsables de la negligencia de sus hijos, el enfaque eco-sistémico nos ayuda, coma ya lo hemos sefialado, a explicar estas situaciones considerando también la organizacién de nuestras sociedades que, por sus estructuras y funcionamiento, generan desigualdades sociales, discriminacién y exclusi6n social. Los profesionales de programas de proteccién infantil ¢ investigadores de todo el mundo estamos de acuerdo en que la pobreza y el aislamiento social acompafian casi siempre a las situaciones de negtigencia (Mayer-Renaud, 1985). Eso no excluye la 86 LAS DINAMICAS FAMILIARES PRODUCTORAS DE NEGLIGENCIA ¥ ABANDONO, DE LOS NINOS existencia de la negligencia en familias de clase media o alta, aunque en ellas es mis comin quc la negligencia sea de tipo psicoafectiva. En la mayoria de los casos de negligencia en que hemos intervenido, los nifios y sus familias vivian en lo que nosotros Ilamamos una ‘ecalogla de supervivencia’, caracte- tizada por una situaci6n crénica de pobreza, exclusién social y marginalidad, Si utiliza- mos los indicadores clésicos para detectat las situaciones de negligencia, mas de la mitad de los nifios de los palses pobres y todos tos nifios pobres de los paises ricos deberfan ser considerados como victimas de negligencia, Con una mirada ecolégica, aparece répidamente en evidencia que las causas de la negligencia son multiples y se encuentran no sélo en los comportamientos de los padres, las dindmicas familiares, y en las situaciones de injusticia social generalizada —caracterfstica de los paises del tercer mundo-, sino también en la injusticia interhe- misférica que divide el mundo en paises ricos y pobres. La clinica de la negligencia infantil nos ha permitido constarar que la pobreza crea un contexto de vida para los nifios y sus familias que les obliga a desarrollar una serie de comportamientos y de creencias que a menudo se transmiten de generacién en generacién, y que corresponden a respucstas adaprativas a esta situacién injusta y carenciada, La ausencia crénica de aportes nutritivos, vestido, higiene, alojamiento adecuado, cuidados médicos y educacién, acompatia las experiencias existenciales de estas fami- fias. Esta realidad concreta organiza, a través de generaciones, un modo de vida basado en estrategias destinadas a no sucumbir de hambre, de sed, de fifo y de falta de amor. La pobreza como contexto obliga a la familia a funcionar con un estilo que un observador podria considerar “caético”, indiferenciado, predador e inestable, que a mentido es Ia tinica alternativa de supervivencia en un medio ambience pobre y margi- nal. Las familias pobres de los suburbios de Santiago de Chile, o de los barrios pobres de Manila 0 de Rfo de Janeiro, ast como las familias pobres de los pafses ricos, conocidas como familias “del cuarto mundo”, tienen en comin las mismas eétrategias de supervivencia. Asf por ejemplo, la organizacién de la vida cotidiana se estructura a partir de una dimensién temporal singular, en la medida que la distincin entre el dia y la noche puede no existir o tener un valor relative, Lo que estructura la vida cotidiana no son los horarios sino los acontecimientos que en la realidad 0 en Ia imaginacién son asociados con fuentes de afecto, carifio y nutricién, En la constelacién de la pobreza, Ja vida en el bar, el ser visitado o visitar ntempestivamente a familiares, amigos y/o vecinos, los momentos de conflicto y querellas entre vecines, asi como las diferentes estrategias para conseguir un trabajo 0 algo de comer, etc., son los factores cemporales que estructuran un funcionamiento familiar por ende “desorganizado y caético”. La demarcacién espacial tampoco juega un rol estructurante en la medida que los 87 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION diferentes acontecimientos de la vida cotidiana se suceden en espacios exiguos, donde todo sirve para todo. Acf por ejemplo, una misma habitacidn sitve a la vex de comedor y dormitorio, donde se secibe a los invitados, se come, juegan los nifios, los adultos tienen selaciones sexuales y los diferentes miembros de la familia se pelean o se manifiestan ternura y carifio, En este contexto serd muy dificil que cada miembro de a familia, y especial- mente los nifios, identifique y distinga sus diferentes expetiencias y sensaciones de frlo y calor, hambrey saciedad, agresividad y violencia, o ternura y excitacién sexual. Las carencias psico-afectivas existen desde siempre, y algunos de los modos de compensacién mas frecuentes que se transmiten de generacién en generacién son la comida, la sexualizacién de las relaciones interpersonales ylo la conspensacién a través de objetos transicionales, como animales y/o cosas materiales. Ef aislamienco social y Ja marginacién acompafian a menudo la vivencia de estas familias. Polanski y Chalmers (1981), en sus investigaciones sobre diferentes grupos de madres negligentes, concluyen que el nico rasgo comtin de todas ellas era la profunda soledad en la que transcurrié su existencia. Este aislamiento casi siempre se agrava por el hecho de que estas madres forman parte de familias monoparentales o participan de modelos familiares matriarcales, donde la presencia del hombre es inconsistence y/o esporidica, Como consecuencia de esto, ni siquiera cuentin con ef apoyo de wn cériyuge pasa enfrentar las tareas farniliares. En una revisién bibliogrdfica, Micheline Mayer-Renaud (1985), del Centro de Servicios Sociales de Montreal, muestra que en fos estudios de incidencia de negligen- cia las familias monoparentales donde Ja madre era la jefa de familia estaban sobrerre- presentadas. El aislamiento social de estas familias —causa y consecuencia de situaciones de carencias- se mantiene por el sentimiento general que tienen sus miembros de ser incompetentes 0 incapaces de resolver los problemas y conflictos de la vida cotidiana. Las exigencias afectivas exageradas, los comportamientos “inadecuados” y el cardctet multiproblemético que caracteriza a estas familias pueden provacar el alejamiento de profesionales 0 amigos potenciales, fo que refuerza su aislamiento, La sociedad no es totalmente ajena a esta situacién cn la medida que estas familias som vlctimas de un proceso de marginalizacién explicito o implicito, por el hecho de que sus estilos de vida 's¢ desvian demasiado de las normas impuestas por las clases dominantes. Cualesquiera sean las causas, el aislamiento afecta profundamente la vivencia de Jos nifios, que se encuentran a menudo en una posicién de anomia, atrapados encre fas normas cultutales de supervivencia de sus familias y las de ta cultura dominante teflejada por la escnela. : El aislamiento social, ademds, aumenta los riesgos de negligencia causada por Ja pobreza, porque fos padres excluidos det funcionamiento social tienen menos acceso a fuentes educativas que podrfan ayudarles a mejorar los cuidados a sus hijos. 8B LAS DINAMICAS FAMILIARES PRODUCTORAS DE NEGLIGENCIA Y ABANDONO DE LOS NINOS En este contexto, fos padres pobres pueden sentirse totalmente indefensos frente 4 aquellos que los consideran malos padres, lo que refuerza sus vivencias de injusticia y sus frustraciones histéricas por falta de reconocimienco y amor. Las familias pobres son “negligences” porque son pobres y por serlo se encuentran més fécilmen- te aistadas aunque, paradéjicamente, la pobreza les hace més dependientes de una red social de apoyo. Sin este soporte no se henefician de los contactos sociales que podrfan aliviar en parte sts frustraciones, colmando también en parte las conse~ cuencias de la miseria. La importancia del aislamiento social como causa y consecuencia de la negligen- cia infaneil en familias atendidas en nuestro programa nos Hevé a concebir précticas alternativas para romper el aislamiento de madres solas en un barrio pobre de Bruselas. Uno de los ejes de nuestro proyecto ha sido crear lugares de encuentro para ellas, transformando las salas de espera de las consulras materno-infantiles en espacios de animacién madres-nifios (Barudy et al, 1991, 1994), Las actividades principales de estos espacios son actividades Kidicas para los nifios, animadas por una educadora y por las propias madres, asf como actividades de grupo para ellas. LAS CONSECUENCIAS DE LA NEGLIGENCIA EN LOS NINOS Los nifios descuidados suften de wna ausencia o una insuficiencia crénica de cuidados ya sea fisicos, médicos, afectivos y/o cognitivos. Por lo tanto, se presentan sistemdtica~ mente mal alimentados y hambrientos, sucios y mal vestidos (ya sea demasiado des- abrigados © abrigados). Habitualmence sus padres © cuidadores les dejan solos, sin vigilancia adecuada y durante largos perfodos; sus enfermedades pueden ser ignoradas y, por ende, no reciben la atencién sanitaria adecuada. Ignorados y/o rechazados por sus padres, estos nifies son victimas de una deprivacién psico-afectiva permanente, asl como de una falta de estimulacién social y cultural necesaria para asegurarles un desarrolito socio-cognitivo adecuado. La mayoria de los nifios acompafiados en nuestro programa hablan sufrido simul- tdneamente diferentes tipos de negligencia, y en muchos casos presentaban ademas signos de otros tipos de maltrato, especialmente de maltrato fisico. LAS CONSECUENCIAS DE LA NEGLIGENCIA FISICA, Estas son nuilriples y van desde el recardo en el crecimiento por desnutricién hasca el sindrome de enanismo psicy-social, causado no sélo por las deficiencias alimentarias sino cambign por la deprivacién social y afectiva. EL nifo victima de negligencia se siente a menudo un ser aparte, su falta de 89

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