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es inherente sino
formadores asuman
la voluntad de sus
autocreacin de s
Ahora bien, dependiendo de la forma como utilicemos estos dos lenguajes -el del
poder y el del sujeto en formacin- surgirn nuevos lugares de encuentro, se
construirn nuevas intersecciones; en fin, se crear una comunidad que acepte
cambios en las formas de regular el poder entre gneros y generaciones, la
elaboracin creativa de formas alternativas de conocimiento, que comprenda que
otras formas de organizacin social son posibles a partir de pactos sociales
cooperativos, asociativos y morales que permitan apuntalar la democracia, que
restituya la posibilidad real de crear instituciones y acciones colectivas a partir de
la reciprocidad mutua, la asociacin voluntaria, la solidaridad, la autosuficiencia
econmica y alimentaria; en otras palabras, en asumir el pensamiento crtico como
uno de los ejes fundamentales sobre los que debe descansar cualquier proceso de
formacin, entendindolo como un pensamiento propositivo y alternativo al
consumismo, productivismo y economicismo tan propios del espritu de esta
modernidad tarda.
En sntesis, reconocer que el pensamiento crtico no slo es inherente sino
coadyuvante del proceso de formacin, implica que los formadores asuman las
resistencias y las oposiciones, la imaginacin y la voluntad de sus aprendices
como mecanismos de autoformacin y autocreacin de s mismos y de otros
mundos posibles, como herramientas de autocomprensin y autoexpresin en