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eye a lds 3 RE Bia POTTER cove aa ssc tas plon settee, fe discusiones y controversias que a veces carecen del cauce apropiado iivulgacién, Puss bien, esta revista se propone dilundir y estimular estos cada nimero aborda un tema particular de fa filosofiay la ciencia polit- Cciona los textos mas relevantes y representativas de los puntos de vista ta, lo cual convierte a la publicacién en un ambito do reflexién privilegia lista y riguroso sobre lo paltco. LaPolitica Revista de estucios sobre ol Estado y la sociedad 1998. Octubre Politica y derecho. éSe oponen la democracia y el constitucionalismo? J, Habermas, R, Dworkin, K, Guinther, J. Elster, A. Avato, A. Rivero Rodriguez, P. da Siveira,D. Cole, S. Levitsky. G. O'Donnell PAIDOS La Politica Revista oe estupi0s soone et Estano va socons Nimrod Octubre | dr t998 Politica y derecho. ¢Se oponen la democracia y el constitucionalismo i | y) PAIDOs - Seen eee Sebati Mesuata JERE DE REDACCION Iyeai Mir CooRpiNaDonEs abl daSilva Roles Grgedla las Hoseaor Valance CONSEJO ASESOR Rafe de file ‘Albert Calaighs i Blancs ‘Manel Crue Jilin Santarte Jean Scie (Carer Tcoot Fernand Vallone ° Ae fodas las ediciones en cucllane, Ediciones Paid oti, 4 ISSN: 1136-2251 Dep Legal B-35.147/1996 lenges en Giiguer 92,4. ‘Avda Ca Succ 91 06191 Rubs Waren) Inmet en Espa - Printed in Spin ‘Cubierta de Mato Eakenas Queda sigerotamence proibidas, fin a aoc exert dey Sl «Copyrights, bajo ls socoes ‘sablectat en ey YY ADMINISTRACION Elias Pas ic, Sy ‘arian Cut, 92° 08121 Baral ‘7343 0001 22 F343 202 2954 mal paid sider. com Internet! hepa pidoscomd SUSCRIPCIONES Inia de Marking Apariads 126 FD, 08080 redoue REDACCION EN AMERICA LATINA Sebatdn Mazsuce ‘mal: smazzuca peli fic ba at Ia repeedvccibn focal e paca de ees obra por ealguie medio procedimiento comprendisor i eprografiay el eatamienc informa, Ya stein de eemplacs deel Inediant alquiler 9 préamo pies, La Politica Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad NOMERO4 Politica y derecho. éSe oponen la democracia y el constitucionalismo? SUMARIO IMPERA EL DERECHO soBRE La routmicA? Jiirgen Habermas, Ronald Dworkin, Klaus Giinther Recta DE Mavonta ¥ DERECHOS INDIVIOUALES Jon Eltter Fomas ot visto constsTuciowAL ¥ TEORIAS DE LA DENOCRACIA Andrew Arata Soaks 1 constrruciON DE LA COMUNIDAD POLITICA Y SU REPRESEWTACION Angel Rivero Rodrigues Nevrnatroap pet EstAoo ¥ aéspero net ptunauisno. Una ostensa det Pablo da Silveira Dewociacta con AojeTIvos, INNOVACION CONCEPTUAL EN LA INVESTIGACION ‘comPanriva David Caller, Stown Levitthy ACCOUNTABILITY HORI2ONFAL Guillermo O'Donnell 23 59 99 7 137 161 = os Ae L BARC Sh a vegiaeseg |p . ltt tv ! Ti éImpera,el derecho sobre la |, politica? ‘JORGEN Hapenncas Frankfurt Universitat ‘Rowato Dworkin.” University of Oxford | Kuaus Gonites eet Presenaci6n y moderacines Pel Paasexracion a > 7 pind niece quizés a los mis dificiles de Ia serie de encuenttos «Filoso: fia hoy», Este encuentro consistié en un wicdloquio de aucores», oxganizado a comienzos'de mayo de 1994 por el Zentrai fr interdirai Hindre Forschung en la Universidad dé Bielefeld: El ilbsofo del dere- cho americana Ronald Dworkin és, hace ya latgo tiempo, uno de los mds famosos representantes de la ceotfa liberal del Estado de derecho. BI filésofo frankfurciano Jurgen Habermas ha publicado hace poco un importance libro sobre «Teorta discursiva del derecho y del Estado dé derecho». De alli que se convocara a ambos aucores para que dialoga- ran sobre las similicudes y diferencias de sus posiciones, La reaccibm del piblico ance la emisi6n televisiva del debace Fue conerovertida. En Beneral se elogié el corae con que un medio de comunicacién de pro- piedad estatal se expuso a este desafio, pero las dificltades para com- prender Ia emisién fueron objeto de eriticas vehementes, E: debate pisbico zimpera él derecho sobre la pol El tema y las contribuciones . : El tema de este encuentro académico no es, sin embargo, exclusi- vamente académico, sino que concierne cada ciudadana y cada dadano de manera inmediata, «Si el derecho rige y deberia regic a la 1. La primera vein en ill de ete debae ene Habersasy Dworkin fe pu Dada por a Exeula de Derecho del Univer Toco Di Tela (Bunion Ae) viembre de 1996 Lafuente en est es fa a emis de a WDD (Alemania) dl 3§ de fanio being. El exe que aur oee sigue ln vertn ampliads del debate inclida en Utich Boch (comp. Pilani bee, Compas Veco, Frankfut/Main, Nueva York, 1997 Se grec el permis de publiescién de ln WDR, Camp Vere, Jigen Habermas, Kaus Ginter, Rovald Dweski, Horacio Spectr yl Universidad Torcota Di Tel, Ee te ere, ey Le Pellicn, mime 4, acre de 1998 G = «politica» es una de esas cuestiones conflicivas que conmueven a to- das las sociedades. Algunas experiencias hiscGricas, en particular las de este siglo, han mostrado que una polifica sin barreras juridicas, £ sin obligacién de respetat los derechos humands, puede conducir & |, eatisttoles inimaginables. En la experiencia de una catéstrofe seme- 1 jante te origina el catilogo de derechos bisicos de'la «Ley Funda- *mentaln alemana, que ¢s obligatoria para todo poder piblico —in- "Scluso para las legislacuras—. En cualquier caso, si este cardcrer ‘obligatorio ha de significar algo mfs que una exigencia para la poli tiea, se requiere de insticuciones efectivas para poder hacer valer con Grito los derechos bisicos de los ciudadanos en caso de que encren en | conflicr con la politica, En las democracias consticucionales, como Jor EE.UU, o Alemania, un tribunal constitucional se hace cargo de esta tarea, Si una ciudadana cree que una decisi6n policica ha lesio- nado alguno de sus derechos bésicos, puede acudir al ¢ribunal consti- tucional para que evalde la validez de la decisién politica segin los rterios constitucionales. De modo que el tribunal goza de gran au- foridad frence a In politica, Esta autoridad, no obstante, puede ser ‘cuestionable cuando interviene de modo frecuente en los procesos de ‘enconces aparece el riesgo de que el Estado de de- al pierda el predicado «democriticom, porque no udadanos y ciudadanas, ni sus represencantes electos, portantes, sino los ocho 2 s0n ya los °° Quienes coman las decisiones en verdad jleces y juczas de Karlsruhe, Ciercas decisiones de la Suprema Corte de Justicia hace poco con- ‘movieron a la opinién piblica: la regulacién legal del aborco, la mo- © NilizaciGn del ejécico fuera del Ambito de la OTAN, la uclizacién de la cita de Tucholsky «los soldados son asesinos», la colocacién de un crucifijo en las aulas de las escuelas estatales. Lo que estaba en juego «en cada caso no eran s6lo las cuestiones cortespondientes, sino tam~ bién el alcance de la injerencia, justificada o injustificada, del eribu- ral constitucional en la esfea de la politica. Sin embargo, lo que se expresa en la critica a la insticucién del cibunal constincional es s6lo la superficie de un problema més pro- fando: ;cémo ha de determinarse la celacién entte los derechos bési- cos y la democracia, de modo que ni la democracia esté por sobre los derechos bisicos, ni los derechos bisicos por sobre la democracia? En festa cuestiGn se concentra la primera parce de la discusi6n entre Daoorkin y Habermas. El segundo punco central concierne al si- ‘guience problema: gcudles son las caracteristicas de la prerensién con gue se incerprecan los derechos bésicos en tina democracia constitu- Gional? Este problema adquiere importancia cada vez que se foman decisiones relevances para los derechos bdsicos, es decit, en el Ambiro de la legislaciSn politica y del cribunal constitucional. Tienen que explicitarse, enconces, cricerio segsin los cuales puedan distinguirse las interpretaciones de los derechos bisicos que son buenas de las ‘que son malas, las verdaderas de ls falsas. ST Dot | | | ; Tn laa Primer punto central: derechos bdscos y demoeracia Dworkin y Habeffias se pusieron rdpidamence de acuerdo en las conclusiones: aun cuando los derechos bésicos se puedan hacer valee en concra de la legislicién, ho deben interpretarse como una’ obs- truccién del proceso’ politico de aucodecerminaci6n democritica, sino, por el contratid, Zomo las'coridiciones que 1o hacen posible. Esto se debe a que la'autodecerminacién democritica s6lo puede ser configurada y practicida por persona lerechos bisicos. Distincos son, en cambio, lor caminos por lo¥ cuales cada autor Iega a estas conclusiones. Segiin Dworkin, la funcién consticuciva de los derechos fundamentales para la democracia puede hacerse comprensible a partic de la idea de una comunidad cuya cepacidad de accién reside en la'actuacién conjuncaide las ciudadanas y los ciue dadanos. De la percenencia a esta comunidad se siguen los derechos de cada particular asf como el deber de obédiencia a las leyes: No hay otra manera dé represencatse ala Comunidad como un colectivo Este tipo de pertenencia debe estar disefiado de tal modo que coda tung de los parciculases pueda desempéfar su rol ciudadano con cier- ta Independencia de los dems; por ejemplo, en’el caso de la gjecu: cién de una pieza musical por una ofquesta, ada’ mésic6 en parcicu- Tar toca sua parce solo; pero en felacién eon todos los otros'misicos, es decis, los miisicos focan én conjuintos'Coh esta'analogia, no s6lo ha sosetado Dworkin que lor derecho individuales fandamencales son Compacibles con Is autodeterminacién coléctiva, sino también que Sin es0s derechos una democracia es tan impensable como una or- questa en la cual codos cocan la misma nots. Para Dworkin, pues, sta descripeién del rol independence de cada particular en relaci6n feefproca con los denis se traduce en derechos humanos bisicos, Se ‘aca de una traduccién liberal —que permie a cada sujero de dere- Ghos alzar una vor tontradictoria'y, ance todo, sostener su indepen- Gencia moral frenté a las decisiones coleccvas. Habermas preténde en cambio separar por completo e! papel constitutive que desempefian los derechos bésicos dentro de la demo- cracia de coda idea de percenencia a una comunidad: para aucodecer- tminarse de mods democrético, las pérsonas no tienen que fundar pre- Viamente una comunidad, Basta con que se emplacen procesos publicos de formacién de volunead y opinién, y con que cada parcicu- far pueda parcicipar'en ellos de manera igualicari. El excado de dere- cho demecritico no es otra cosa que Ia institucionalizecin de esta {dea de aucodeterminacién En cualquiet caso, esta insticucionaliza- cidn tiene que tener lugar en el medium del derecho —Ia democracia tes autodecerminacin segin una forma juridica—. Pero Ia forms ju- tidica corcesponde ance codo el cancepto de derechos subjeivos, eso 6s, los derechos son siempre derechos de personas individuales. ‘Ast pues, como en el caso de Dworkin, os derechos individuales son un presupuesto de la aucodecerminacién democrética. De acuer- Dre Habre Reset Duwkin-Klans Gi, cee deh be lice, pg 5-21 E = ST Le Police, miter 4 ei de 1998 ee eee do con Habermas, los procedimientos democréticos tienen que estar disefiados de modo cal que todos los perticipances puedan presencar sus concribuciones y que las opiniones y convieciones puedan confi- Burarse'y modificarse en el conflicto de todos los argumentos ances dde que la mayorfa decida, La configuracién legaliforme y publica de Ja opinién y Ia volintad en una democracia es, pues, un proceso pare sicularmente pretensioso que se orienca ala cetica piblica de las de- cisiones policies (por ejemplo, los proyectos de ley) y al intercambio de argumentos. Habermas llama «deliberativo» a dicho proceso de attodecerminacién democrética. ‘Segutde punto central: la pretension de verdad de las interpretaciones de os derechos bases \ Que'en una democracia consticucional ya nadie precenda —a tra- vvés de sus pronunciamientos politicos— predicar verdades intoca- bles para fundamencar la imposici6n de las regulaciones juridicas, es algo que précticamente se da por descontado. Ningiin pronuncia- miento és inmune a Ia posibilidad de ser pulverizado y celativizado én el corbellino de lis confroncacionei piblicas. Por otea parce, em- ‘Peto; canco las iniciativas ciudadanas y las intervenciones de los pe~ riodiseag como los diceémenes de los jueces y juezas implican ciertas pfecensiones. Quien considera que la proceccin de la vida es un bien ide‘alto rango y funda en ello el juicio normativo segiin el cual el “ abotto es reprobable, no s6lo desea, por cierto, manifestar una opi- nin privada o comunicar su estado animico. Quien sostenga que ta- les preténsiénes significan més que exo, pero menos que la aserci6n ide una yerdad absoluta, tiene que oftecer informacién més precisa sobre lo que quiere decit con la afirmacién de que el aborto es repro- Sable y que deber‘a por ello estar prohibido por ley. Esco es especial- mente significativo cuando se cata de confrontaciones pablicas so- bre leyes importantes que tienen injerencia en los derechos bésicos {d¢ las ciudadanas y los ciudadanos —como sucede, por ejemplo, en el caso de la regulacién legal det aborco—. (Qué clase de verdad puede ser la decision de un tribunal que desconcierca a la mayorta? Hay que recordar esca pregunca, si se quiere crepar con Dworkin y Habermas alas alcuras de la abstraccién en que se crenzan sus dis- ppuras sobre el significado de la pretensién de verdad de los enunciae dos morales. Para evitar confusiones, se indica aqui, brevemence, ‘cémo se entienden espectficamence los cérminos «verdad» y «mo- ralv; Por «verdad» se encenderf, en lo sucesivo, tan s6lo la precta- sin de validez objetivable en sencido amplio, que, por ende, se re- flere tanto a las proposiciones como a los juicios normativos. Por amoral» no ha de entenderse ninguna moralidad decerminada, sino ta idea de una obligacién incondicionada y universal en general. Ha- betmas y Dworkin estén de acuerdo en que los enunciados motales contienen una pretensién de verdad, pero disienten.en cuanto a la ‘manera de entender esa pretensién, Aun cuando, consideradas a la. dis- tancia, estas diferencias de-enifoque,puedan resulter nimias, sus

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