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BIT F Ow DIVEC.22 2.8 FLACSO CHILE Documento de Trabajo Mb Notece FLACSO - Programa Chile Serie: Edueacion y Cultura No. 22 Santiago, Abril de 1992 BIBLIOTECA FLACYO SANTIAGO 24. 86O VAN 443 = SERIE EDUCACION ¥ CULTURA AMERICA LATINA EN LA ENCRUCIJADA DE LA MODERNIDAD (*) José Joaquin Brunner Conferencia con ocasién de! Congreso Internacional "AMERICA: DESCOBSRTA OU INNVENGAO", 13 al 17 de abril de 1992. Instituto de Letras Universidade do Estado do Rio de Janeiro. Esta serie de Documentos es editada por el Programa de 1a Facul- tad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Santiago|de Chile. Las opiniones que en los documentos se presentan, asi como los andélisis e interpretaciones que en ellos se contie en, son de la exclusividad de sus autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Facultad. Occidente vive una situacién explosiva, una pluralizacién que parece irrefrenable y que torna imposible concebir el mundo y 1a historia Seguin puntos de vista unitarios Gianni Vattino, La Sociedad Tcansparente. INDICE PRESENTACION ...--+-+++200000+ Basases ovens 1, AUTOCOMPRENSION FILOSOFICA DE LA MODBRNIDAD ......+ 2. AMERICA LATINA VISTA DESDE ESA AUTOCOMPRENSION: SU "PSEUDOMODERNIDAD" ......+--++- Rye a ecsie'n = 2 7s 3. LA MODERNIDAD COMO EXPERIENCIA VITAL: 2ES POSIBLE EN AMERICA LATINA? ....+++e+2+20-- 00+ Ee oleate 4 LOS NUCLEOS ORGANIZATIVOS DE LA MODERNIDAD .......+ 5. RASGOS TIPICOS DE LA MODERNIDAD .....- cele oes 6. GLOBALIZACION DE LA MCDERNIDAD .......- 7. APROXIMACIONES A LA MODERNIDAD EN AMERICA LATINA .. 7.1 El campo de la cultura de masas en América Latina . 7.2 Hegemonia, democracia y violencia ...-.....-- = 7.3 Heterogeneidad, desigualdades, exclusion .....--+++ 7.4 Produccién, subdesarrollo y globalizacion ......+++ 8. EPILOGO ......... APENDICE - ESTRUCTURA INSTITUCIONAL DE LA MODERNIDAD ... BIBLIOGRAFIA ......+. Pagina 13. 19. 23. 23. 24. 26. 27 29. 2 35. PRESENTACION Debo ofrecer una doble excusa. Primero, por hablar esta mafiana en castellano.a falta, siguiera, de un modesto “portufiol". En segui- da, por usar los proéximos 40 minutos para desarrollar un conjunto de argumentos gue en el mejor de los casos, me apuro en sefialar, no son m4s que conjeturas; juicios probables, explorato-rios, formados con datos incompletos, por indicios y sefiales, en confrontacién con autores que a su vez reflexionan y hacen conjeturas. ¢Qué me pro- pongo, entonces, hacer?. Casi me atreveria a decir --si no sonara un poco pretensioso-- que me propongo discurriz, y en lo posible examinar, con los medios gue proporciona 1a sociologia, e] estatuto de la modernidad en América Lating. Comprenderan ustedes que la proposicion rebasa, con creces, 1as posibilidades de hacer nada de- masiado exhaustivo. Y obliga, por otra parte, a comprimir los argu- mentos, a abordar sélo algunos aspectos del tépico elegido y a re- nunciar --desde ya~- @ cualquier deseo de aparecer como conclu- vente. Iniciaré mi presentacién indicando, apenas con una glosa, cémo la modernidad habla de su propio nacimiento en el nivel conceptual mas general; el de la filosfia de la historia. Arranco desde alli por estimar que esa lectura ha sido el punto de partida adoptado por varios influyentes intelectuales latinoamericanos para su reflexién sobre lo gue bien podriamos llamar las "desventuras" de la modernidad en este continente; incluso, su abortada instalacién. Luego contrastaré esa aproximacién con 1a de quienes estiman que la modernidad es una experiencia en vias de universalizarse; por tan- to, un proceso que despegado finalmente de su lugar y tiempo de origen, se entremezcla ahora con las condiciones peculiares de existencia de las més diversas naciones, en todos los lugares del mando. Usando este dltimo enfoque como pivote quisiera preguntarme si a@caso hace sentido, o no, hablar de modernidad en América Latina. Para ello tendremos que hacer un pequefio decurso por zonas més 4ri- das, pues 2 esa altura necesitaremos saber de qué hablamos cuando hablamos de modernidad. Bn vez de partir de la autocomprensién del proyecto de la modernidad tal como ha sido formulada en el discurso de la filosofia, nos interesa, en cambio, rastrear su desarrollo institucional en la sociedad. Aqui tendremos que ocuparnos, por tanto, de asuntos tales como el de las conexiones entre modernidad ¥ capitalismo, sus expresiones en el terreno cultural, sus modali- dades especificas de organizar y distribuir el poder, y sus rela- ciones con el saber y la formacién de los individuos. Por fin, provistos ya de un minimo esquema de conceptos ~-una a. de herramientas, nada mas-- Completaremos esta presentacién co Conjunto de reflexiones sobre las carat-ter{sticas y dindm Propias de la modernidad materia. en América. Latina. Entremos, pues,| as wi as 1. AUTOCOMPRENSION FILOSOFICA DE LA MODERNIDAD Segin ha mostrado Habermas, 1a autocomprensién de 1a modernidad, desde Hegel en adelante, concibe a esa experiencia como wn fapicante. dai sages -e|tiemrc.piaees 14 spocs moderns. "El va época se re; ca 2 Wie coir ited cam prosuce dake) nuare” 1’. Conc sen que se realice el deslinde entre 10 moderno y lo novisimo o lo mas reciente, el inicio de la modernidad, en cambio, se marca como una rupture; una divisoria de los tiempos. Ademés, para decirlo de entrada, la modernidad asi pensada tiene lugar de origen, no sélo fecha de nacimiento. Lo anterior se refleja nitidamente en casi cualquiera definicién contemporénea de modernidad. &sta refiere, seflala el sociélogo britaénico Giddens, "a modos de vida social o de organizacién gue emergieron en Europa desde alrededor del siglo XVII cue: vil mundiales en su influencia" 2/. Ferenc Feher y Agnes Heller introducen todavia mayores restricciones al concepto, pero arriban a la misma definicién. Entienden por modernidad "el periodo y la reoién en el cual capitalismo, industrializacién y democracia aparecen simultdéneamente, reaccionando uno al otro, reforzéndose, complementandose y restrigiéndose mutuamente” 3/. &n fin, ", modernidad es la época_en la que el hecho de sex moderno se convierte en un valor determinante" 4/. Para el discurso filoséfico, el principio de 1a época moderna -~asi localizada y datada-- es el de la subjetividad, 2 1a cual se aso- ciacian indisolublemente la libertad y la reflexividad. A partir de este principio se connotan cuatro rasgos que serian peculiares de la existencia moderna: individualismo, derecho de critica, autono- mia de la accién y filosofia idealista, o sea, aquella que capta "la idea gue se sabe a si misma" 5/ A su vez, el inicio de la subjetividad estaria posibilitado, en el terreno histérico, por la confluencia de tres aconteci-mientos: la Reforma religiosa, la Tlustracién y la Revolucién francesa. Esos tres acontecimientos de é6poca harian posible el arrangue de los procesos en torno a los cuales se articulan los nicleos organizati- vos de la modernidad: capitalismo, industriali-zacién y democracia. ‘Y—Haberaas, Jirgen, 21 Discarso Filoséfico de la Hodernidad, Yaures, Huenos Aires, 1989, p.17 Y Giddens, anthony, the Conseouences of Modernity; Stanford University Press, 1980, p.1 Y_——Feber, Ferenc y Heller, Agnes, "Class, Denocracy, Modernity"; Theory and Society, 1.12, 1989, p.21 WY ——Vattino, Gianni, La Sociedad transparente; Paidos, Barcelona, 1890, p.13 SJ Habernas, Jurgen, opscit., 9.29 AMERICA LATINA VISTA DESDE ESA AUTOCOMPRENSION: SU "PSEUDOMO- DERNIDAD” Desde esa perspectiva dominante a través de 1a cual 1a modernidad habla dé sus origenes suelé esgrimirse que América Latina presen~ taria deficiéncias insuperables para absorber los procesos socio- econdmicos, politicos y culturales que ella cémporta. Octavio Paz ha resumido este argumento con una metafora lapidaria: "La gran é ise Inal. Esbafa.< His- BPR Nan kt ei ere ane te Lheinoe, 16th Reis No_tvvimos fingin Kant, Voltaire, Diderot, Hume" ¥. luego apiece "Ene? erates en gue Europa se abre a la cr ite ca filosti- ientifica y politic epara el mando modei fi Titus en las jaulas conc tuales de 1a neo-escol : eblos hispanicos no hem ado i de los occidentales, no tuvimos una edad erftica” 7/. Un abismo semejante separaria el destino de las dos Américas, apartadas segin Octavio Paz por una radical diferencia. "Una, lade i ss ici in jlerno: 1a Reforma, Con sus consecuencias social 1h democracia el itelismo; otra, Ja nues' da st argu. ivi “da Contrarreforma" 8/. Segin esta tésis, ‘tal pasado carente de Reforma religiosa, de révo- lucién politica democratica y de implantacién del capitalismo con- dicionaria nuestro presente gue aparece, asi, bajo la forma de une pseudomodernidad 9/. El propio Octavio Paz concluye que "la revo- Yas, Octavio, £1 dere Pilantrépico, Joagnin Mortiz, Wéxico, 1879, pp.34-25 Ye thia., p44 Y Bhid., 9.55 Y— Sin exbargo, otros axtores, cono B.Worse por ejeaple, aunque arrancan de an panto de partida sinilar, arriban a conclasiones distintas. Morse staieze que Iberoantrica, "inclose so sector aoderao o burgués, 10 e5 del todo presa del 'desencanto’ occidental®. Lo anterior seria producto del hecho que Anérica tating 20 habria "laternelizado del todo" 1a "iatelectualizacito 'objetiva’ del waado*. La explicacién de esto, segta Morse, es "que el aundo ibérico rechazé las inplicaciones Sltinas de Jas revolucioaes religiosa y cieatifica y por Io tanto no pado experineatar pleaanente sos resultados légices ex forea de atilitarisno y su sebordinado individualismo, qze estén inplaatatos como aazcapasos en la aeate colectiva del resto de Occidente®. De alli resaltaria la pervivencia de una cierta "nayor calidez de las relacioaes hunanas en Theroanérica; ef hecho de gue 1a ‘otcedad’ (...j no haya decrotado del todo 2 Ie *hernanda asi como una cierta capacidad de "resistir* frente al proyecto de racionalizaci6n y desencantanieate instramentales, factores anbos que teralnatian por entiguecer el aodezno pluralisao de 1a calfisa occidental. Véase Horse, Pickor#, Hl Bspein de Pubsnere; Siglo MIL, México, 1942, especislnente pp.148-220 implantacién de una apita. o naciona, econdmico carai Otro intelectual mexicano, Carlos Fuentes, ha retomado recientemen+ te --aungue con una aproximacién y con resultados distintos-- esta misma preocupacién. "Somos yn con perad de_su-modexnidad. ha escrito. Pero accio ntamente contra semeijan preservar| We mie, 00-4 “UJ” Feentes, carlos, Yailiente tuevo undo, Fondo de cattera conéaiea, Wire, 1860, po.10-11 6 3. LA MODERNIDAD COMO EXPERIENCIA VITAL: 2£3 POSIBLE EN AMERICA LATINA? La pregunta planteada por Carlos Fuentes supone, sin embargo, que "ser-modernos" --o hacer parte de la modernidad-- es una entidad clara y distinta, como lo sugiere la lectura filoséfico-histérica que la propia modernidad ha construido de sf misma. Marshal Berman, cuyo libro sobre 1a experiencia de 1a modernidad séguramen- te casi todos hemos leido, refuta esa vision en términos que nos aproximan 2 1a sociologia. En la introduccién a su libro afirma que existe un modo de experiencia vital --experiencia del espacio y el tiempo, de uno mismo y los otros, de las posibilidades y peligros que entrafa la vida-- que es compartido en la actualidad por hombres y mujeres alrededor del mundo. Llama modernidad precisamente a esa experien- cia, con independencia de las lecturas filoséfico-histéricas que saturan conceptualmente a ese concepto. "Ser modernos, escribe, es jo gue no: te aventur. egri i in de_nosot: i del mundi simu] taneam e je tenemo: gue sabemos, todo lo que somos. Los ambientes y experiencias modernos atraviesan las fronteras geograficas v étnicas, de clase y_nacionalidad, de reljgién e ideologia. En este sentido puede decirse que la modernidad une a toda Ja humanidad. Pero se trata de-una_unidad paradojal, unién en la diferencia. Nos arrastra a de . Nos arrastra a tod 2 iente de perpeti intearacién VE iccién, de ambiqu: angustia, Ser moderno, concluye Berman, es ser parte de un universo en el] cual, como dijo Marx, 'todo lo que es s6lido se evapora en el aire!" 12/. Pero, ges realista una visién tal que afirma gue la modernidad habria llegado a desprenderse de sus origenes europeos, univer- salizandose hasta el extremo de haberse convert ido en una experien- cia comin de hombres y mujeres de todo el mundo? 8s posible sostener, por ejemplo, que dicho modo de experiencia sea parte de la experiencia vital de nuestro continente, donde existen 183 millones de personas que viven en la pobreza y cerca de 15 millones de analfabteos? Donde la educacién promedio de la poblacién apenas alcanza a 6 afios, donde un 30% de los alumnos que ingresa al Primer affo bésico no aprueba el cuarto grado y un 50% abandona el sistema escolar antes de finalizar la educacién primaria? zCuvo producto poz habitante cayé en 9% durante la Gltima década, donde la inflacién promedio alcanzé a cerca de 1500 por ciento en 1990, ¥ que entre 1982 y 1990 transfirié un promedio anual de 25 mil millones de délares a los paises desarrollados por pagos netos de utilidades e intereses? Ly Berean, Marshal, ALL that is Solid elts into Bix; finon and Setoster, 7 sy Yor, 1982, p.15 Es precisamente aqui que necesitamos, hacer-un paréntesis.--un 4rido, me temo-- para introducirnos en el debate sobre-el i fica lad, con independencia de condiciones filoséficas, religiosas y politicas que hici posible, su emergencia en la Buropa de los siglos XVII y.XXx\ Pues de ese andlisis depende, en gran medida, 1a respuesta: gt Podamos dar a los interrogantes recién planteados y a. la pregunt| todavia mas amplia de Carlos Fuentes: *, modernos?" 4, LOS NUCLEOS ORGANIZATIVOS DE LA MODERNIDAD Parece suficientemente seguro sostener que la experiencia de la modernidad --experiencia, como vetamos, de espacio y tiempo, de imaginacién social y existencia, de vida cotidiana y trabajo, de dominio, explotacién y convivencia-- se apova en cuatro nicleos organizacionales estrechamente relacionados entre si, dando lugar a modos de vida que, cominmente, son identificados como propios del estar insertos.en la modernidad. Dichos nicleos organizacio-nales, reducidos a su unidad basica, son la escuela, la empresa, los mexcados y las constelaciones de poder que, a falta de mejor término, llamaré por ahora hegemonias. Permi{tanme decir unas pocas palabras en relacion a cada uno de ellos. a, El advenimiento de 1a modernidad esté marcado 13/ por una completa revolucién en 1a manera de organizar los procesos de socializacién, de habilitacién para funcionar cotidianamente en la sociedad, y de transmisién y uso de conocimientos, desde el momento que ellos empezaron a ser asumidos por una estruc- tura cada vez mas inclusiva de instancias formales de educa~ cién, en cuyo centro se halla la escuela. Lo anterioro implicé el inicio de un proceso por el cual 1a sociedad llega @ producirse a si misma por la intermediacién del conocimien- to. Cambian, por tanto, los pardmetros de su reflexividad. Un papel central juegan agui las Ciencias sociales, cuyo desazrollo por un lado depende de las interpretaciones Producidas por los agentes y, por el otro, incide en sus acciones e interpretaciones reingresando ‘en el universo cotidiano al que contribuye a configurar 14/. Esta "doble hermenéutica" 15/ propia de 1a modernidad tiene profundas consecuencias pues nos fuerza eventualmente a reconocer "gue £50 que llamamos Ja ‘realidad del mundo’ 10 que se constituye como 'contexto' de (..) miltiples fabulaciones; esos térm: significacién de las ciencias sociales" 16/. LY Gono aastré prinero que aadie el historiador francés Philip Aris; véase Avids, Philip, Centuries of Childhood; Pengo Harnondsvorth, 1973 LW) Sobre 10s aspectos praguitices de esta relacién, ver Lindblon, Charles, Jagolzy and. Change; fale University Press, 1380 Wy Vease sobre esto Giddens, Anthony, Ye Constitetion of Society; Poilty Press, creat Britain, 1984, y A.eiddens, op.cit, pp.12-11 1 Vattino, Gianni, op.cit., pth & 4 la vez, los procesos de producciém, basados en una divisién ¥ organizacion crecientemente complejas del trabajo, se radi an en un conjunto de organizaciones cuyo nucleo organizativ es la empresa industrial, entidad que reune los factores di Produccién y los moviliza coordinando los ingredientes| d actividad humana, capital, tecnologias y materias. Significa que en algin momento de la década de 1780, al decir de Hobsbawn, Simultaneamente, 1a distribucién de oportunidades para acceler| @ los bienes y servicios producidos, incluso aquellos de Fa-| racter inmaterial y simbélico, asi como a puestos de trabajps, recursos y posibilidades de vida en general, se radica progre- sivamente en mercados que operan como procesadores de infpr- macion, asignadores de recursos, sefializadores de preci coordinadores de la actividad de las empresas y los individhos en el incesante intercambio que, en adelante, constituye| la trama de la vida social. Sobre todo, la aparicién de los mer- cados hicieron posible, por primera vez, la estructuracién|de una "economia altamente artificial” cuyo funcionamiento --j i " 18/-~ dio lugar a nuevo orden de coordina-ciones; del tipo de las estructu: que se autoordenan 19/, generando sus propias formas |\de asimetria, desorden y destruceién. ¢ién e imposicién del control social --en todo ¢1 rango deade el uso de 1a violencia hasta la conformacién de las instancias reconocidas de autoridad y disciplinamiento-- se radica en\un conjunto de dispositivos diversificados que conforman un campo de expresion de hegemonias en cuyo 4mbito, pero no necesaria— mente en su centro, se encuentra el Estado-nacién. Dos son Con el advenimiento de la modernidad, por tltimo, 1a a Setaa Wobsbam, £.J., The hoe of Revolutions; Ca Polanyi, Karl, La Gran Pransfornacién; Juan Pablos Béitor, México D.P. 1975, 9.229 Y ste panto ha side desarrollado en varies escritos por P.A. von fajek. Ver, por ejenple, Von Hajek, Fide, La Fatal Axzogancia, Unién Réitorial, adrid, 1990 10 1, London, 1962, p42 Jos rasgos caracteristicos de esta nueva conformacién del poder. Primero, ella se constituye a partir de las relaciones de fuerza que existen --en realidad, que conforman-- la socie- dad, imbricadas en otros tipos de relacién (de produccién, de parentezco, de familia, de sexualidad, de saber, etc.). Segundo, dicha conformacién de hegemonias expresa el poder de manera multiforme: como procedimientos dispersos y locales, como tacticas de corta distancia o estrategias més globales, como tecnologias de vigilancia y castigo, 0 como institucio- nes, leyes, discursos, "efectos de verdad", coercién y diversas formas de violencia. Como indica Foucault, lo nuevo que se produce agui es "un verdadero desbloqueo tecnoléaico de da_productividad del poder". $urgen dispositivos y procedi- mientos, s6lo parcialmente integrados al aparato estatal, que "hacen Circular 1 efectos de der de @a la ve continua, ininterrumpidoa, ada ‘individualizada’ en e. cuerpo social todo entero. Estas quevas técnicas son a la ve. mucho mas eficaces y menos dispendiosas /. que las técnicas utilizadas hasta entonces..." 20/. Designamos como campo de conformacién de hegemonfas al ambito en que esa productividad del poder se expresa estratégicamente, dando lugar a dominaciones m4s 0 menos globales y coherentes; organizdndose en estrategias generales e impondiendo una direccién, un orden, una organizacién y hasta su explicacién ¥ "Justificacion verdadera" a los numerosos fenémenos de poder que transcurre en la sociedad. Y hablamos de un campo de luchas de hegemonias para reflejar el hecho de que dichas estrategias no logran nunca cerrar completamente los ciruitos del poder, ni imponen una simple divisién de blogues dominan- te/ dominando. Los efectos de poder son, en este sentido, también efectos de resistencia, de inadaptacién, de desajuste, de "cortocircuito” y transformacién de las situaciones de dominacién. En suma, escuela, empresa industrial, mercados y fendmenos de hegemonta conforman el envigado institucional de 1a sociedad moderna, con indepenencia de los fines (ideas, racionalidad sustantiva) que puedan esgrimirse para justificar ideolégicamente cada una de dichas instancias 0 el tipo de sociedad que emerge de su combinacién. ¢Cual es, sin embargo, ese tipo de sociedad? z£s un s61o tipo o son diversos tipos de sociedad? MY —Fovcanlt, Michel, Microftsica del oder, ta Piquetz, Madrla, 1976, pp.182-03 Bey 5. RASGOS TIPICOS DE LA MODERNIDAD En general, podemos postular que el tipo de sociedad (moderna) de que hablamos se constituye sobre 12 matriz de organizaciones descritas, dando lugar, por su interrelacién, a un conjunto de fendmenos que son, a su vez, tipicos. EI m&s conocido es clertamente el que se construye por la com- binacién entre produccién organizada inustrialmente por y para Jos mercados; principio axial en torno al cual se constituye la sociedad capitalista. Como bien lo expresa A.Giddens, e1 capitalismo es primero que todo "un sistema de produccién de mercancias centrado sobre la relacién entre propiedad privada del capital y trabajo asalariado desprovisto de propiedad relacién-eje de un sistema de clases. La empresa capitalista ién para meri ve depende de la produccién para mercados competitivos, donde los brecios operan como sefales para inversionistas, productores ns amd igual. La _naturaleza fuertemente competitive y expansiva de la empresa Capitalista significa Ja_innove i ermanente y @ te Se 2 tivamente 'insulada’ enas SOC. rt i- cualrmente de las instituciones politicas. Dadas las altas tasa: innovacién en 1. COI s_relaciones econdémic: i 2 io sob: is i i “ero, 1a se! t 3 a5 eeminenc! = i vi dios oduccién. vez, 1a propiedad del capital se halla indisolublemente ligada on @1 fenémeno de 1a desposesién 0 mercantilizacién del tra- baio asalariado dentro del sistema de clases. Cuarto, Ja au- ad Bungue no d inada ei lo fue: fel térmi, 03 id de a = se_sobre la acumulacién de capital, proceso sobre e] cual sa 2. " 21/. _ La experiencia de la modernidad, sin embargo, no se agota en esta unica dimension organizativa, aungue es seguro gue la supone 22/. Glddens, anthony, op.cit., pp. 55-51 4a ldentificacion entre 1a génesis del capitalisno y 1a aodernidad constituye ono de Los supuestos fundanentales de 1a sociologia clésica, tanto para Marx como pata Weber. Wéase, por ejenplo, a.teller, Marx y 1a avdernidad®, Sistena, Hos. 51-55, junio de 1983 y, para el caso é» Woher. ¢.¥hinster and §.Lash (eds. Mert tows Tod 13 y En efecto, 1a combinacién entre instancias de socializarion del conocimiento cada vez mas abarcantes, organizadas mutha} veces ellas mismas como empresas industriales, y los mercafos}) dan, lugar a una espectfica constelacién cultural gue eh 1 literatura suele llamarse --aunque con resonancias en extkemp ambiguas-- cultura de masas. Esta Wltima representa no tent un fenémeno de expansién inaudita de la difusién de ciertoH bienes culturales si no que, mas precisamente, conlleva 1 produccién masiva del imaginario social --e incluso de| lal jerarguias interindividuales y estamentales-- bajo la forma db da escolarizacién, la certificacién educativa, vida social. sistema de produccién simbélica industrializada, con - tecnolégica cada vez m4s compleja y sofisticada, operada| pow extremo divesfificado que es capaz de integrar y diferen| "piblicos" a través de la incesante segmentacidn y combi dé los mercados. La cultura de masas es, en este sentido clltura de la modernidad; sistema al interior del cual por oposicién a é1-- recién adguieren vigencia 1as,miltiple| distinciones y diferenciaciones gue ella misma provocé alta cultura y cultura popular; globalizadas; entre modalidades diversas de consumo cultural} entre el modelo cientifico y las demas formas de apropiarién simbélica; entre ideologias pesadas (o sea, ancladas a| lob "cédigos cultos" mas elaborados conceptualmente) e ideclogial livianas (o sea, estructuradas en torno a componentes expr sit ves desprovistos aparentemente de densidad conceptual pe: habitualmente poseedoras de una. gran capacidad de pro identificaciones, o dar lugar a proyecciones, o mod emociones, etc.). Pero, ademas, como se indicé més arriba,] es| cultura es portadora de una particular forma de reflexividady por‘ medio de la cual la propia realidad es Construida social} mente. "Realidad, sms bien e] res halla con la organizacién cultural de masas, se conjugan sf y crean el soporte para el desarrollo de los fendmen cultura. Se crean as{ las expresiones que, algo tautoldégic: 14 mente, solemos denominar expresiones propiamente modernas de configuracién de hegemonias. Gramsci continua siendo, a mi entender, el analista mds licido de este nuevo tipo de confi- guracién del poder. Primero, en cuanto su nocion de hegemonia organizada apunta hacia un concepto ampliado del Estado, donde éste se halla imbricado con el movimiento de la economia, 1a sociedad y 1a cultura, incluso si se reconoce la distincién de cada una de esas esferas. Segundo, al ligar el movimiento de Ja produccién a los procesos formativos y de socializacion, Gramsci enfatiza 1a tarea educadora del Estado que tiene como fin, sefiala, "adaptar la civilidad y la moralidad de las masas populares més amplias a las necesidades del continuo desazrol- lo del aparato econémico #éproduccién" 24/. Este ultimo aserto, como sabemos, ha pasado a ser hoy casi un lugar comin para la Sociologia de la educacién. Tercero, Gramsci enfatiza Jos aspectos de consenso que estan imbricados por la nocién de hegemonia, aunque no los tematiza -~ciertamente-- en funcién de planteamientos democraticos. Pero su caracterizacién del Estado apunta a una dimensién crucial de 1a configuracién moderna de las hegemonias, por eJemplo cuando sostiene gue "el jades practicas v ¢on las cuales la dirigente n into, sino a obte’ consenso de los = nados" 25/. Con todo, cuarto, no resta importancia al uso de los medios coercitivos en la organizacién de 1a hegemonia ¥ al empleo de los elementos organizados de la violencia a través del aparato militar, policial y represivo del Estado. El Estado, segin Gramsci, es "hegemonia acorazada de coer~ cién", que es una idea por completo diferente de aquella que Jo identifica exclusivamente por. referencia al soberano, 1a ley y la legitima disposicién de los medios de violencia. Contemporaneamente se habla, por eso, del papel de vigilancia, Supervision y disciplinamiento del Estado como una de las dimensiones cruciales de su composicién y funcionamiento. S610 en momentos de crisis del campo estatal, en cambio, se separan jas funciones de hegemonia y coercién, situaciones en las cuales a la "espontaneidad” del consenso sucede la violencia. Gransiy Antonio, Note sul KachiavelJi, sulla Politica eaullo Stato Hotere; Wleniti, Rom, 1901, 9.114 Gransci, Antonio, op.cit., p.109. Con razén Plazorao ha escrito que "Gransci anticipa de nanera sorprendente el nodo de tratar los probleaas del consenso, de 1a tuncién integadera y de los aodos de Gifusién de los valores culturales, caracteristicos del funcionalisno norteanericano de 10s afos incueata’. Citado: en faci-Clocksnann, Christine, Gramsci vei fstado: Siglo II, 1971, p.18. Mictonalnente, podria postulatse que Gransci anticipa en varias décadas todo el debate coatesporineo Sobre los segnentos intelectuales de 1a sociedad y el papel de Los *analistas sinbélices*; asi coun las posibilidades de un anélisis interrelacionado de los conterto taicrot y "aacro* dei poder. 2 este 61 tespecto cabe Llanar 1a atencién hacia las varias *resonancias® que pueden establecerse entre 1a analitica foucanltiana del poder y el andlisis gransciano de las hegenonias. Véase Suart, Barry, "La politica de 1a verdad y ef probleme de 1a hegenon!a", en D.Conzens Hoy |ed), Foucault; Ediciones Sueva Visién, Buenos Aires, 19M, 1, en el aismo volumes, 1os articulos de X.Nelzer y Ch,taylor 15 La separacién progresiva, entre economia ~~mercado e industrias-- y politica --hegem ¥ coercién--, a la cual hactamos referencia hace un momento ni significa, con todo, aislamiento completo ni mucho menos. hecho, la organizacién del control social mediante expresi de hegemonia supone, en buena medida, que el sistema de uhasido desactivado y que su potencial de amenaza ha ‘meutralizado mediante procedimientos de negociacién y aj| que, en.lo principal, ocurren en el. mbito de la propia em $a y de.los mercados, democracia de 1a cultura de masas~- exluyendo el recurso.a la fuerza. este sentido puede decirse que en las sociedades modernas 1H 'Y.segurmamente también las formas de organiza operan como dispositivos de artic cién entre el sistema de clases y el sistema de control expre sado en el campo de las hegemonias. &n seguida, el pri mercado --a través del cual transcurren los procesos-axi de acumulacién de capitales y provisién de puestos de tr! jo-- opera como un mecanismo de coordinacién de la socieda| contraposicién con la politica y el Estado. Esto sltim 8410 en cuanto el mercado proporciona. un marco mas adec para procesar informacion y producir descubrimientos e inn| cign sino que, ademas, porque crea a un grupo --los empr| rids~ gue termina siendo uno de los focos de atencién pri rente de la propia accién estatal. En efecto, como mo: Lindblom hace ya tiempo, los empresarios pueden ser liam un grupo privado dentro de un sistema de mercado 561. cuanto se constituyen sobre la base de la propiedad de medios de produccién. Pero, en cuanto a su funcidn, ejrecen un poder piblico, pues "las ocupa 25 p a produccién, el crecimiento 2 d 5 Una shace ide practica, funcién” 26/. Segin Lindblom, lo anterior significa, que los empresarios llegan a detentar un pode: veto respecto de miltiples decisiones politicas, pues siempr' ncionarios gubernamentales no pueden ser ind toa cuén bien los emp, depresié 2 infla x caer a los gobiernos. S_maies econdmicos e. pu or tanto, una funcidn princ! e estén en condiciones de retraer sus -inversiones causando!| ello una caida del empleo y, de esta forma, poniendo en 4. 2 los gobiernos. 2.los empresarios a invertir. Por su parte, los gobiernos no pueden fo: S610 pueden inducirlos medi. especificos estimulos que, a la postre, se traducen en ben. \cios para ese grupo. En suma, los fenémenos de hegemonia inseparables ~-ain supuesta su complejidad, sus milti, dimensiones y mediaciones-- del sistema de clases, \desigual distribucién de los recursos de poder econémico das configuraciones de poder que de alli emergen. wy inal , Charles, Politics and Markets; Basic Books, Hew York, 1917,-pp. 172-13 16 a tipica de las sociedades moderhas ni bidh 1a pi le: co: ae En fin, postulamos que capitalismo, cultura de masas, hegemo- nias mediadas por sistemas de consenso y predomio del interés corporativo empresarial incluso en el campo piblico-estatal son rasgos inseparables de 1a modernidad. 17 GLOBALIZACION DE LA MODERNIDAD Junto con cerrar aqui este largo paréntesis, volvamos ahora al hilo central de esta exposicion. Nos habiamos preguntado si acaso era posible, 0 no, hablar de la modernidad en América Latina. 20 vivimos, en cambio, nada més que la ilusién de una pseudomoder~ nidad, "viajando, como dice Carlos Fuentes, en el furadn de cola de 1a_modernidad que tanto hemos anhelado, o debatido, o rechazado, en modernidas at ido. cada etapa de los Gitimos cinco siglos?” Quisiera argumentar que las soci: amer ical lan Ilegado e iqual i te _imporai = viven en la époc: e! mer forma de ‘cohfiaur. der OL. elles, aul jo distintas formas yen grados también diversos, predominan el gapicalienc. 1¢ cultura de 2asae,hegenonlas mediadas por sistemas ae cons: e. mpresarios, i e1 campo Dobtconeetabale Bs del todo evidente que ninguno de dichos procesos de organizacién institucional ha tenido su origen en nuestra América. Todos ellos, en distintos momentos y bajo modalidades multiples, se han expandido desde un centro ~-o varios puntos centrales-- hacia las restantes zonas del mundo, incluso hasta las llamadas periferias. Dicho en otras palabras, todos los nicleos institucionale propios de la modernidad han mostrado ser irresistiblemente expansivos, lo que es guizd parte de su propia naturaleza organizacional. Una vez puestos en marcha, tienden a globalizarse. Marx mostré cémo la produccién privada para el mercado --el capitalismo-- tiende inherentemente al cosmpolitismo, hasta alcanzar el estadio del mercado mundial, con la consiguiente revolucién en el comercio, los medios de transporte, el auge de la industria y los cambios en la division del trabajo, destruyendo de paso "las relaciones feudales, patriarcales e id{licas", ehogando el fervor religioso, despojando ‘a las profesiones de su dignidad local, e introduciendo un movimiento constante en la experiencia de los individucs que ven esfumarse asi todo lo que parecia sélido a sus antepasados. Por su Jado, Mc Luhan primero, y después de é1 una corriente cada vez mas numerosas de autores, han mostrado cémo la organizacién técnica de Jos procesos de comunicacién --de la mano de la industria cultural Yy operando de cara al mercado mundial-- reduce el esapcio y el tiempo al punto de hacer posible sistemas globales de interaccidn instantanea, gue internacionalizan la informacion, universalizan os patrones de consumo, ponen en circulacién conocimientos y modos culturales y hacen posible -~come presenciamos Finalmente hoy dia-- iniciar una planetarizacién de los fenémenos de hegemonia. Es en este. punto gue empiezan a operar, asimismo, los fendmenos de redefinicién de los Estados-naciones dentro de conextos politicos, 19 militares y econdmicos més vastos y distintos, dando lugar.a nuevi configuraciones que hoy dia apenas empezamos a vislumbrar. | La incorporacion dé 1os nucleos institucionales de 1a modernidad América Latina ‘corre por intrincadas rutas que se entrecruz. mil formas con esos fendmenos de difusién de la modernidad desde ceéntré hacia las perferias. En ningin punto esa incorpracién és tacto puramente reflejo de recepcién. BS, en cambio, ‘un compli diferenciado proceso de construccién del entramado institucional a modernidad hecho desde las peculiares condiciones de cada s. dad, con sus propias tradiciones, formas de organizacién, re} eién del-poder y evolucion cultural, incluidas las ausencias |- Reforma religiosa, revolucién politica y tradicion critica-~ han llevado a algunos @ pensar que la modernidad no seria posi en América Latina’o lo seria 5610 bajo la forma enmascarada de. inautenticidad y el falseamiento propios de una pseudomodernida 3 | Lo gue ocurre, entonces, es que la modernidad adquiere en ca sociedad --supuesta la incorporacién de aquellos niicleos organ zacionales de los que hemos venido hablando~- yuna determ: i jon. Esta expresa, por un lado, warrastres” y herencias de las historias nacionales y, por el a una particular conformacién de esas redes institu-cionales experiencias concretas\a que aquellos nicleos dan lugar por § especifico ensamblamiento en el tiempo ¥ lugar. z0ué de sorprendente o extraflo pudiera tener entonces que modernidad en América Latina combine formas de patrimonial democracia; o de capitalismo periférico y cultura de masas ci todavia las poblaciones no terminan su proceso de alfabetizagi Tampoco debiera éxtrafiar la fusion de ferrocarriles y lati fund: constitucién democratica y caudillismo, fildsofos positivis Caciques precolombinos, poesia simbolista y analfabetismo, retomdr’ las punzantes contradicciones sefialadas por Octavio A las anteriores podria agregarse, de hecho, una larga lista actual y perturbadora ‘todavia 27/. No es que se quiera consagrar esas contradicciones alegando- gi realidad es como es. A Io que apunte, en cambio, es a desech idea de que la modernidad pudiera consistir en una réplica de: pa sin més; 0 que podria esperarse gue ella repita su ciclo d plantacion en todas partes por igual. Sobre todo, debe desahu se la idea de que la modernidad supone la difusién de un uniforme de organizacién de la vida politica, econdmica, soc. cultural. : 4s bien, la propia difusién y: globalizacion crecientend modernidad da lugar a procescs de-diferenciacién y hibridacién 5, seguraneat ‘LY. "> ba aejor base pare eaprender ese ejercicio se encuentra en Tas’ obras de Catlos Hons de los ats fines analistas de 1a coltora mexicana y latinoanericana, 20 vez mas extendidos a partir de una constelacién comin de organiza- cién de los procesos basicos de 1a sociedad: socializacién y comunicacién, trabajo y produccién, generacién y distribucién de opertunidades de vida, y control hegeménico del poder. $6lo una vision en extremo estrecha de los procesos implicados -visién unidimensional y més encima lineal como a veces se escucha expresar en ciertas "teorfas de la modernizacién"-- ha podido llevar a algunos a pensar que la modernidad tiene s6lo una puerta de acceso, un s6lo camino de transito y una bnica meta de llegada. 21 ye APROXIMACIONES A LA MODERNIDAD EN AMERICA LATINA Perm{tanme ahora, en la Ultima parte de esta exposicién, retomar una aproximacién m4s cotidiana hacia la modernidad en América Latina y hacerme cargo, al paso, de algunos argumentos que podrian esgrimirse contra la posicién aqui esbozada. 7.4 El campo de la cultura de masas en América Latina. Ha llegado a ser un lugar comin entre los analistas culturales llamar 1a atencién hacia el hecho que, en esta parte de América, 1a cultura propia de la modernidad --entendida a la manera europea-- no habria llegado a constitvirse 0, por lo menos, estar{a constituyéndose de manera imprevista --si se quiere "desviada"-- respecto al modelo "clasico" o central. Seguin sefiala uno de esos analistas, "en la mayoria de nuestros paises _hay grandes masas_ que todavia no han alcanzado la iterat ite, Zi len ei fo. ica cién oral. Cuan zadas y absorbidas el proceso de uv. i i visi vistas de historietas ituyendo las tura de masa. De ahi que la i nite nimero de we lanza a los alfabetiza~ dos, al lado de los analfabetos, directamente de la fase ano gue es Ja cultura masificada" 28/ £1 mismo argumento suele generalizarse para toda la esfera cultural: no existiria modernidad all! donde los pwblicos consumidores no alcanzan un cierto grado de sofistificacion y donde los productores, 2 su vez, no gozan de un cierto grado de autonomia local. Esta segunda clausule se agrega como condicién de una cultura nacional capaz de expresar la modernidad. Pero en realidad, como hemos tratado de mostrar agui, la modernidad no supone lo uno ni lo otro si no cosas bien distintas, como son: que los procesos de comunicacién se masifigquen a través del mercado; que el consumo simbélico esté articulado a procesos formativos organizados para toda 1a poblacién, y que el uso de conocimientos \e: informacién vincule de un modo cada vez més central las distintas\esferas separadas de la sociedad: 1a produccién econémica icon 1a politica y a ésta, como vehfculo de hegemonias, con el mercado. Aunque en grados diversos, todo eso es, precisamen- wy idide, Antonio, hiteratera y Subdesarrollo*, en C.Pernéndez Noreno (coord.), Antzica Latina ep 5 Literatura; Siglo 111, wézico, 1979, p.338 23 te, lo que ha .venido gcurriendo.en nuestras sociedades. escuela se universaliza hasta el punto gue 1a educaci alcanza proporciones variables de masificacién inclus nivel superior; 1a comunicacién social adguiere base| i dustrial y se orienta hacia el mercado; y e1 empleo Conocimiento se mueve lentamente hacia los centros vit. como lo muestran 1a emergente tecnificacién del poder.y 1 Produccién y los procesos selectivos gue ocurren en el mercad ecupacion: Por su lado, todos esos fendmenos se| vi impulsados y acelerados por 1a globalizacién de los mercado culturales gue, de hecho, se mueven por delante de Ja glotali zacién de los mercados econémicos y de la politica. | De modo. tal que ahora cualquier contra-argumento nec desplazarse, como de hecho parece estar ocurriendo, haci\ masas; por ejemplo, en términos de las desigualdades a calidad educacional, o de 1as insuficientes capacidade| Produccién de conocimientos y su aprovechamiento en esferas de la economia y 1a politica, o de los efectos globalizacién de los mercados de produccién y consumo miento, 1a produccién, los mercados y el control social.| consecuencia, podria decirse que en estos momentos 1a reflexividad del campo cultural --asi como sus’ debates analisis-~ asumen progresivamente gue nos encontramos e: 7.2 Hegemonta, democracia y violencia. Asimismo; suele indicarse gue 1a modernidad -~como for! organizacién del control-- estaria ausente de socie atravesadés por la violencia, 1a inseguridad ciudadana recursos més 0 menos continuo a la represioén, como de hechd ‘cabe caracterizar la situacién latinoamericana durante| 1a Gltimas tres décadas. Como vimos, la modernidad supone que JH sociedad estructura hegeménicamente las distribuciones| dal poder, descansando en gran medida en la internacién' de| 20s controles, en el disciplinamiento provisto por la |vidd cotidiana, en los mecanismos coordinativos del mercado y s Ny capacidad de los grupos @irfgentcs 2: gencras consensos -+y df 2B este sentido deben leerse, a ai entender, Jos trabajos de andlisis coltoral de W.Garcla Caacli SQuexicoy, S.Wiceli (Brasil), B.Sarlo (Argentina), B.Subercaseanx, C.Catalan y ¢.sunkel (Chile). | 24 | modificarlos-- a través de la competencia y la negociacién. Por lo demas, sélo en estas circunstancias es posible concebir el ejercicio de la moderna ciudadania, con su especifico estatuto de derechos y de asimetrias socialmente reconcidas. No implica lo anterior que en estas condiciones el Estado --o, para decirlo mas ampliamente, el campo de la lucha de hegemon~ fas--, guede desprovisto del recurso a la coercién. Sélo que la violencia no seré empleada usual ni esporédicamente -- aunque siempre sea eventualmente posible-- como medio pol{ti- co. Otra cosa distinta es gue le violencia siga presente, bajo mil formas diversas, en el seno de la sociedad civil y pueda incluso emplearse desde all{ con fines politicos, como ocurre por ejemplo en el caso de los grupos terroristas en varias sociedades industriales. Con todo, resulta evidente que 1a organizacién del campo de Jas luchas hegeménicas no ha terminado por exclufr en las sociedades latinoamericanas el uso frecuente de 1a violencia como medio de control de la poblacién, sea que opere como instrumento de terror estatal, como recurso de movimientos sociales y politicos o, masificadamente, en situaciones de guerra 0 cuasi-guerra civil, como hasta hace poco sucedia en algunos paises centroamericanos. Desde el punto de vista de la argumentacién desarrollada aqui, no cabe atribuir esos fenémenos de incompleta estructuracién del campo de las luchas hegeménicas a un fenémeno de subdesar~ rollo politico o @ una especifica manifestacién de arcaismo o Premodernidad en la regulacién de la violencia, sin embargo. Ellos tienen que ver, mas bien, con la propia constituci6n de los nicleos institucionales de 1a modernidad en estas socieda- des, en particular, con la desestructuracién del campo estatal y de sus relaciones con la esfera econémica. En otras palabras: ni el sistema de clases ha logrado ser desacoplado efectivamente de la esfera politica ni ésta Gltima ha podido oxganizar los medios "espontaneos" de consenso y disciplina- miento que, socialmente, estan en la base de los mecanismos de representacidn y competencia democratica. Como resultado, la sociedad es incapaz de imponer un orden sobre el uso de los medios de violencia. En estas condiciones no existe "hegemo- nia acorazada de coercién” si no sélo hegemonias parciales y un constante deslizarse de 1a polftica hacia la represién o 1a guerra. Més que un fendmeno de violencia premoderna lo que existe, por tanto, es un fenémeno de modernidad blogueada en uno de sus polos de conformacién institucional (el del control expresado hegemnicamente), en ausencia del cual el sistema de poderes facticamente establecido en la sociedad se expresa ecasionalmente sin intermediacién reguladora de ninguna especie. Tanto asi, que nadie discute el caraécter propiamente moderno --incluso 2 veces "modernizante", segén algunos-- de Jas diversas formas que adopta ese ejercicio "desordenado” de Ja violencia, sea bajo la forma de regimenes militar-burocr4- 25 ticos, del narcoviolentismo, la guerrilla, el terrorism d Estado uv otras formas’ similares. 7.3 Heterogeneidad, desigualdades, exclusion. Anérica Latina, ademas de ser un continente plural, er avehee cultura integrade por my diversas tradictones. Cartos Fuentel nos habla, por ejemplo, de algunas de nuestras mas ant igual herencias, "como Jo son las tradiciones comun det mund al_prehispanico, 1a dicién escolastica que o a democracia medieval es las libertades municipale é D e i "307. octavi Paz; por su lado, ha insistido en esta wltima’y en| sui miltiples ramificaciones. Segin algunos, como'vimos, esa tradiciones, sobre todo en su vertiente indigena y novohispal nica estarfan en contraposicién con el proyecto de la moMer nidad, al punto de volverlo inviable. Guillermo Bonfii) antropélogo mexicano muerto el aflo pasado, ha escrito en esti vena, sosteniendo gue "la histo 2 mos 500 fio ja historia de @_civilizi occiden quienes n formas de vida de estirpe mesoamer: 0 llegé con los invaso acién occidental gue no ‘ de otra perspe (gl/s-( 3b) conciomidigens que] leva estes. t1 pp a argumento ha sido formulada de -diversas:.maneras. dae coniciden, sin embargo, ‘en sefialar la existencia de| una América profunda --un continente macondiano, imbricado con 1 naturaleza, no cozrompido por el proceso oocientalizador,| maj verdadero y fecundo-~ y.una América imaginania; pseudomodrnal) 3 Mrentes, cartoas, op.cit., 9.18 AJ, Banfil Batalla, enitlore>. México Profonde, Una Civilizacién Neaads: CTRS28/7EP, tixico D.P., 198%, pe 26 7.4 occidentalizada, que se impone a la otra desconociéndola, aplastaéndola y silenciéndola. Me parece que el mito de las dos américas es insostenible. Le América que tenemos, hecha de ese entrucrazamiento --muchas veces destructivo y doloro- s0-- de tradiciones, culturas y dominaciones, y también de ex- poliaciones, dependencias y servidumbres-~ es 1a América estructurada bajo 1a forma de produccién capitalista periféri- ca inserta en los mercados intexnacionales; cuya cultura de masas se halla articulada por la escuela, 1a5 instituciones de conocimiento y los medios de comunicacién; y donde el campo de las luchas hegeménicas refleja la contradictoria composicion de esas sociedades nacionales y 1a5 peculiares modalidades de constitucién de su campo estatal. La América, profunda y aparente a la vez, estd, por decirlo asf, en esa constelacién que es su propia manera de estar en la modernidad. Dicho de otro modo: ni la pobreza masiva, ni la exclusién social, ni la heterogeneidad ‘cultural configuraan, desde ningin punto de vista, una situacién de sociedad tradicional o premoderna, por Jo menos si nos atenemos a 1a perspectiva de andlisis que aqui hemos esbozado. Mas bien, aguellas son situaciones gue deben Jlevarnos_a caracterizar con mayor imaginacién y precision nuestra propia modernidad y sus insuficiencias, sobre todo en Ja esfera de la produccién y de 1a construccién de hegemonias. Produccién, subdesarrollo y globalizacion. Lo anterior nos lleva al ultimo aspecto que nos interesa analizar. £n la fase actual de globalizacién de la modernidad =-que conlleva una multiplicacién de los circuitos econémicos supranacionales y 1a elevacién de 1a competencia entre empresas. y naciones’a nivel intrnacional-- también las condiciones de division y organizacién del trabajo y 1a produccién se hallan cada vez ms condicionadas a escala mundial. Las sociedades --en concreto, los Estado-nacién-- se ven eventualmente-compelidos a ingresar todos en este juego, donde cada uno depende --para el éxito de sus estrategias de desarrollo-~ de las capacidades endégenas que logre movilizar productivamente para alcanzar sus metas. Desde este punto de vista, la gravitacién econdémica y tecnolégica de América Latina en ei contexto internacional es precaria, por decir lo menos. Mientras su poblacién supera el 8% de la poblacién mundial, en cambio su participacién en la produccién mundial es proporcional-mente decreciente a medida que se elevan las exigencias de incorporacién de progreso técnico. asi, América Latina contribuye con un 6% del producto interno.,,bruto ‘Mundial; ‘con 6% del producto manufacturero, con 3.2% dela Produccién de bienes de capital, con 2.5% de los ingenieros y cientificos que trabajan en I & D, con 1.8% de la exportacién de manufactures, con un 1.3% de los recursos gastados en 27 wy y actividades de I £ D, y con 1.3% de los autores cientifidos que publican en las revistas cientificas llamadas de "do- rriente principal” (main stream science) 32/. Mientras el patrén de desarrollo predominante en América Lating. se sustenté principalmente sobre la base de la renta\de Jos recursos naturales, el endeudamiento externo y, en \lo interno, el desequilibrio financiero y el impuesto inflaciona~ xo, la escasa gravitacion de los paises de la regién a nivel mundial pudo todavia ser compatible con tasas moderadas de desarrollo y con los mas diversos experimentos destinados\ a levantar una suerte de Estado benefactor en condiciones |\de economias nacionales protegidas y subdesarrolladas. Alrededor de 1980 ese patrén histérico de desarrollo --y los experimen- tos que. lo acompafiaron-- colapsaron, dando paso a una nueva situacion y a un nuevo estado de énimo. ahora, nos se. vos. ella nueva modernidad, Ja que se manifiesta ya como intergependén- cia_econémica, comunicaciones instantdneas, avances tec- nolégicos" 23/._ S$6lo una profunda transformacién prodtc- tiva --una nueva manera de trabajar, producir y organizar a|la sociedad econémica-- orientada hacia la generacién y profun- dizacién de las capacidades necesarias para participar en la economia globalizada puede recomponer las bases sobre las que se sustenta el desarrollo de nuestras sociedades y abrir las puertas hacia una participacién mas activa en la modernidad. Es un hecho que ese desafio deberé ser realizado desde |la periferia, la dependencia y la escasa gravitacién econémico- tecnologica de. América Latina. Pues .ésos son justamente algunos de los rasgos del estatuto de la modernidad en esta region. Modernidad, en suma, periférica, subalterna respecto a los centros més dinamicos, precaria en su base productiva, zasgos deexclusién y enromes dificultades de integrar a poblacién, .heterogénea culturalmente, atravesada por er’ Clones de vilolencia dentro de situaciones hegeménicas que han terminado por estebilizar las condiciones para una vi pacifica. vores Yer CEPAL-UWESCO (ORAL Santiago de Chile, 1991, p.54 Fuentes, Car}os, op.cit., pul? 28 EPILOGO Termino con una breve reflexién. Quizé como nunca antes, los hombres y mujeres contemporaneos viven ~-en proporciones crecientes y de maneras cada vez m4s intensas-- en un constante proceso de ampliacién de sus expectativas personales y sus capacidades de imaginar sociedades distintas. Los medios de comunicacién transmiten informacion e imagenes gue interconectan disimiles experiencias de vida, ponen al iletrado en contacto con las tecnologias més recientes, vinculan a la localidad més postergada con los centros més dinamicos, exponen y publicitan los bienes que se hallan disponibles, las modas que pueden adaptarse o imitarse, Jos progresos de todo orden -~médicos, educacionales, de vivienda, de transporte-- que desde ya parecerian poder estar al alcance de cada cual. Bse mundo de posibilidades imaginadas socialmente y deseadas en lo individual no se corresponde sin embargo con la estructuracion actual de las sociedades, ni con la ordenacién del mundo que cava un abismo entre los paises desarrollados y aquellos que en las periferias buscan desarrollarse. Por eso mismo 1a conciencia se rebela frente a los miltiples signos de deshumanidad, exlcusién, pobreza, enfermedad y violencia que representan el balance mas negativo del siglo que ha impulsado la irresistible expansién de la modernidad. Sin embargo, 1a propia cultura moderna mantiene sus potencialidades de andlisis y de critica intactas. No es fuera de la modernidad ~~ © contra ella-- gue podrian realizarse los suefios de transformar el mundo. América Latina esté encadenada de mil maneras a la modernidad. Estamos codenados por eso mismo a reconocernos en ella para asi poder asumir sus nuevos desafios. 29 [BIBLIOTECA FLACSO SANTIAGO! APENDICE ESTRUCTURA INSTITUCIONAL DE LA MODERNIDAD 31 Mercados Economia artificial Socializacién-reflexividad Escuela, instancias de conocimiento Modelo cientifico-tecnolégico Ciencias sociales Campo estatal Cultura de Masas Lucha de hegemontas e © a Coordinacién 0 Control 1 ° g i Capitalism 2 ~—Corporatismo Sistema de clases 5 empresarial Produccién-division del trabajo Empresa 33 BIBLIOGRAPIA ARIBS, PHILIP, i f Childhood; Penguin Books, Harmond sworth, 1973 BERMAN, MARSHAL, All That is Solid Melts into Aix; Simon and Schuster, New York, 1982 BONFIL BATALLA, GUILLERMO, México Profundo. Una Civilizacién Negada; CIESAS/SEP, México D.F., 1987 BUCI-GLUCKSMANN, CHRISTINE, Gramsci y el Estado; Siglo XXI, 1976 CANDIDO, ANTONIO, "Literatura y Subdesarrollo", en C.Fernandez Moreno (coord.), América Latina en su Literatura; Siglo XXxI, México, 1977 CEPAL-UNESCO (OREALC), Educaci onocimiento: eje de Ja tra ‘Zormacién productiva con eauidad; Santiago de Chile, 1951 COUZENS HOY, D. 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